Читать книгу: «Éramos iglesia… en medio del pueblo. El legado de los Cristianos por el Socialismo en Chile 1971-1973», страница 4

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39 Carta de Gonzalo Arroyo a Beltrán Villegas ss.cc., 21 abril 1971, archivo privado de Sergio Torres.

40 Cf. sobre esto Gustavo Gutiérrez, «Fraternidad cristiana y lucha de clases», en: Teología de la Liberación, Capítulo XII, B, 3, 340ss, Miraflores, Perú, 1971.

41 «Debe liberar al rico, aún con un amor violento, de su egoísmo y de sus formas de vida conscientes e inconscientes de opresión continuada y a veces brutal de los más desposeídos.» Carta de apoyo de los profesores, en: Los cristianos y la revolución. Un debate abierto en América Latina, Quimantú, Santiago de Chile 1972, 179.

42 Cit. según Pablo Richard, Cristianos por el socialismo. Historia y Documentación, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1976, 16.

43 Pablo Richard, Cristianos por el socialismo. Historia y Documentación, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1976, 16.

44 Mauricio Laborde, Carta al Autor.

45 Carlos Oviedo, A los Presidentes de Conferencias Episcopales de América Latina, sobre Reunión Latinoamericana de ‘Cristianos por el Socialismo’ en Santiago de Chile, Santiago 12 de enero, 1972: «Origen del Grupo de los 80. En abril de 1971, se reunió en Santiago un grupo de sacerdotes –entre sesenta y ochenta– pertenecientes a la Arquidiócesis de Santiago y a otras diócesis del país. Estudiaron la construcción del Socialismo, optando políticamente por el régimen de la Unidad Popular»; en: Documentos del Episcopado Chile 1970-1973, Santiago 1974, 45-55.

46 Cf.: «Los cristianos en la construcción del socialismo», en: Cristianismo y revolución, N° 29, Buenos Aires 1971, 42; también Punto Final: Año V. Nº 129, martes 27 de abril de 1971.

47 Eduardo Labarca Goddard, Corvalán, 27 horas: el PC Chileno por fuera y por dentro, 207. cit. según: Brian H. Smith, The church and politics in Chile, New Jersey 1982, 181, nota 30.

48 Punto Final Año V, Nº 129, Martes 27 de abril de 1971: «Allí estaba Ignacio Pujadas, de una población obrera de Viña del Mar que por años ha laborado junto a los trabajadores de la región. Es el hombre que para Semana Santa hace revivir el Vía Crucis con obreros tan auténticos como Jesucristo. Para este sacerdote español, el que murió en la cruz fue un revolucionario más que luchó por la liberación del pueblo. También estaban Santiago Thijsen y Renato Giavio, quienes junto con los dirigentes de la Población La Victoria en julio del año pasado se tomaron el policlínico, cansados de la mala atención a los enfermos y de la falta de elementos para dar el mínimo de salud que un trabajador necesita. Estos son los curas que han dicho abiertamente que nada cambiará en Chile hasta que los medios de producción realmente lleguen a poder de los trabajadores».

3. 1971: del Grupo de los 80 a la oficina de los Cristianos por el Socialismo

La dinámica del encuentro de los 80 y de la jornada genera nuevas actividades durante el año 1971 y lleva a cohesionar de manera más vinculante la colaboración dentro del Grupo. Como lo hemos dicho, no se trabaja en la fundación de una iglesia «alternativa» ni de un magisterio paralelo, sino en una «renovación» dentro de la Iglesia Católica a partir de aquellos sectores que se comprometen por cambios sociales fundamentales:

(…) Constatamos una renovación en la Iglesia Latinoamericana que ha llevado a sectores significativos de ella a comprometerse con el proceso de liberación. Esto está permitiendo depurar el cristianismo de elementos ajenos provenientes de la ideología capitalista dominante, que impiden a muchos cristianos asumir posiciones revolucionarias consecuentes con el Evangelio de Cristo49.

Pablo Richard escribe que en la jornada de abril de 1971 sólo se había resuelto fundar un comité de coordinación compuesto de miembros de diversas zonas y poblaciones de Santiago y de algunas otras provincias50. En los hechos, este proceso de organización no debe entenderse de una manera muy formal, sino como una forma más vinculante de cooperar y de ampliar el círculo de los participantes. No se quería formar una organización sino un movimiento. Es lo que describe también Hernán Leemrijse:

Desde el inicio nosotros queríamos presentarnos como movimiento eclesial… considerábamos como dije (...) que habría, y todavía hay, más valores cristianos en el socialismo que en el capitalismo… y hasta el día de hoy51.

Desde comienzos de septiembre se dieron los primeros pasos de organización, como la copia de textos, en la parroquia de Fátima en San Bernardo, donde trabajaban Juan van der Hulst, Hernán Leemrijse y Guillermo van Zeeland52. La declaración común, publicada después de un encuentro con Fidel Castro el 29 de noviembre de 1971, llevaba todavía el título de «Reunión de los ‘80 sacerdotes’ con el Comandante Fidel Castro». En ella dan cuenta de haber fundado el «Secretariado sacerdotal Cristianos por el Socialismo», que es también el nombre del documento que firman. La primera carta circular conservada, del 13 de enero de 1972, está firmada ya con el nombre definitivo de «Secretariado Cristianos por el Socialismo»53. El tiempo posterior a la jornada de los «Ochenta» se caracterizó por una dinámica orientada por la pregunta de cómo seguir trabajando. Por un lado, como ya se ha dicho, no se quería fundar ninguna iglesia paralela ni organización contraria a la Iglesia oficial y su jerarquía, pero por otro lado se procuraba facilitar la dinámica eclesial de una colaboración más coordinada y eficaz. La constitución de la oficina y la adopción del nombre «Cristianos por el Socialismo» expresan esa dinámica. Allí están en juego razones pragmáticas y también políticas:

El primero de septiembre de 1971 se reunió el comité coordinador elegido en las jornadas de abril. Se hizo autocrítica sobre el funcionamiento del comité y se planteó el siguiente dilema: ser un comité representativo, con eficacia, con voz pública y profética, o ser únicamente una instancia de reflexión, de encuentro, de coordinación, amistad y apoyo. Se vio también que el grupo de las jornadas de abril, tanto por su acción como por su presencia pública, de hecho se iba constituyendo, al interior de la izquierda y al interior de la iglesia, como una corriente definida y determinada54.

Así, pues, se creó una estructura que se mantuvo hasta el golpe militar del 11 de septiembre 1973. Pablo Richard en su libro fundamental describe con mucha precisión la composición de la estructura organizativa del movimiento. El comité de coordinación que se reúne una vez al mes debe ser la instancia básica y esencial. Lo integran representantes de los grupos de base y de otras organizaciones como la Acción Católica y el Movimiento Obrero Católico. El comité es la instancia que decide sobre declaraciones y acciones públicas y nombra los miembros del comité ejecutivo. Este último debe darle una cierta representatividad al comité de coordinación y reaccionar de manera flexible ante los desafíos. El secretariado lleva a cabo el trabajo diario de comunicación y contacto55.

No hay que interpretar esta descripción del año 1976 como si el movimiento tuviera una estructura firme de membresía con representaciones definidas56. La estructura real se iba dando a partir de datos prácticos, de relaciones de poder y hasta de condiciones geográficas. Así lo describe Diego Irarrázaval, miembro de los comités ejecutivo y de coordinación, quien además era un miembro ideológica y teológicamente importante del movimiento, diciendo que ambos comités no estaban separados el uno del otro en su composición y funciones, y que el comité de coordinación era un círculo más amplio con miembros de los CPS y representantes de todo el país:

Claro. Yo estuve en los dos; es que se mezclaban y no éramos tan ordenados. Había una mezcla entre el ejecutivo y el comité coordinador y nunca tuvimos un estatuto o unas normas muy claras. Y además el tiempo era muy rápido, pasaban muchas cosas y nos juntábamos a veces de forma extraordinaria y otras veces con más personas... éramos como 15 personas y cuando venían los de provincia éramos como 25 ó 30 personas que coordinábamos (…) Pero el grupo de Santiago nos reuníamos con Gonzalo Arroyo en su casa. (Entrevista Irarrázaval 2016).

Martín Gárate confirma esta opinión al describir a los CPS como una mezcla entre organización y movimiento57. La organización no debe entenderse como la de un partido con militantes formales, sino como el conjunto de quienes asistían a las asambleas y encuentros o se habían inscrito en listas de informaciones y cartas circulares. Destacan sobre todo los roles de Diego Irarrázaval, Pablo Richard, Sergio Torres y Gonzalo Arroyo como las cabezas teológicas e ideológicas58. De hecho cobran especial importancia el secretariado de los CPS y los miembros de Santiago59 –que entretanto no eran sólo sacerdotes– por estar presentes de alguna manera en el centro de las discusiones políticas:

Pero el que tomó como cierta preponderancia con los medios de comunicación, porque nos entrevistaban y buscaban la prensa y algunos de los grupos políticos del MAPU o la Izquierda Cristiana, etc. era el Secretariado Cristianos por el Socialismo... (Entrevista Irarrázaval 2016).

Así lo ve también Mauricio Laborde quien era en ese tiempo seminarista y colaborador activo de los CPS y participó en el viaje a Cuba:

Pregunta: ¿Entonces se puede decir quién era miembro o Cristiano por el Socialismo? Laborde: No. Era muy fluido, se invitaba a todos, no había una militancia y (…) a las reuniones que hacíamos nosotros se invitaba a la gente que quisiera y siempre estaban las puertas abiertas y se estaba permanentemente haciendo público lo que hacíamos. Me acuerdo que por estas actividades de Guillermo Redington, la cartas circulares llegaban al seminario nuestro y estaban en la mesa y eran leídas por los seminaristas; no era una carta a los miembros: miembros eran todos los que podían irradiar a otros. Todo era muy fluido.

y:

Pregunta: Aquí encontré una cifra en un libro del ‘82’. Dice que de 2.500 sacerdotes chilenos más o menos, 300 estaban cerca de los CPS.

Laborde: Yo creo que más, muchos más. A las reuniones venían cerca de 300, pero yo creo que directamente militantes pueden haber habido 250-300. Los que íbamos a las reuniones, podíamos ser 3 ó 4, pero los que participaban por el ideario de Cristianos por el Socialismo y que estaban de acuerdo más o menos con lo que hacíamos, creo que eran bastante más de la mitad dentro de la congregación nuestra y de los Sagrados Corazones y habían varios y dentro de los Jesuitas también. Ahora sí que algunos –sobre todo los que eran superiores o que tenían cargos de párrocos– en general trataban de tener un perfil bajo. Los que tenían cierta visibilidad y el mismo Rafael Maroto, que era vicario de la zona centro de Santiago, lógicamente ellos y él no tenían visibilidad como Cristianos por el Socialismo. (…) Yo no sé si se puede cuantificar, (…) estoy convencido de que el impacto de Cristianos por el Socialismo fue bastante más allá…60

Se puede enunciar tal vez la hipótesis de que en el comité y la oficina de los CPS y en su entorno, primero se organizaron sobre todo sacerdotes jóvenes que trabajaban en los barrios pobres61, como también teólogos, estudiantes y laicos que tenían dos intereses: primero, articular públicamente entre sí a aquellos cristianos y cristianas que veían que el proyecto de una sociedad socialista estaba muy cerca de los valores cristianos, y segundo, impulsar que los pobres y una iglesia de los pobres se volvieran sujetos –en el sentido de la teología de la liberación–. En este sentido se expresa Antonio Lagos quien entonces era estudiante en la Universidad Católica62 y más tarde sacerdote católico en una población en la comuna de Pudahuel:

(…) era estudiante de la Universidad Católica, de la Escuela de Teología. El año 71-72, formábamos parte de este Movimiento de los Cristianos por el Socialismo. Y por eso que junto con profesores directamente de la Escuela de Teología y la mayoría, efectivamente estaban por esta opción y adhiriendo al movimiento popular y social del proyecto socialista planteado por Salvador Allende. De tal manera que a nivel de formación teológica en ese tiempo, estaba todo el contenido y los elementos para fundamentar que un cristiano y un sacerdote debe formar parte de este movimiento (…) Por lo tanto, ahí creo que esas fueron las bases para que después nosotros como sacerdotes pudiéramos ejercer una pastoral desde y con los pobres. Canalizando lo que era el movimiento que se iba dando Chile para la organización. De tal manera que ellos mismos sean los promotores, los líderes y ejecutores de esta nueva forma de vida, en la cual ellos eran los sujetos de su propio proyecto... (Entrevista Lagos 2016)

Los párrocos o catequistas de las poblaciones que se sentían parte del movimiento y apoyaban de diversas maneras el proyecto CPS en la eufórica dinámica de las relaciones sociales de entonces, no seguían siempre en su trabajo un programa pastoral organizado, sino que tenían que responder a las necesidades y desafíos de cada día. Hernán Leemrijse, en cuya parroquia estuvo el Secretariado durante los seis primeros meses y que trabajó junto con el entonces secretario ejecutivo Guillermo Redington, describe en resumen su vida como sacerdote CPS :

Como te dije, vivía en una población en San Bernardo con otros curas y salíamos en la mañana y volvíamos en la noche para juntarnos, conversar un poquito y después dormir. (…) No era un grupo académico, sino que surgió de la necesidad de la gente y mientras se discutían las diferentes posiciones, trabajamos también en la JAP, los centros de distribución. En la mañana íbamos con un camión a buscar petróleo en Maipú, para repartir en la tarde entre la gente. Y en la noche reuniones, entonces era un trabajo constante desde la base… (Entrevista a Leemrijse 2015)

Naturalmente que en la organización y articulación de los CPS jugaron también un papel grupos y representantes de grupos de otras regiones cuya dinámica local era totalmente distinta a la de Santiago. Pablo Richard da una lista de participantes de una jornada en noviembre 1971 sobre «La escuela católica en la construcción del socialismo»63 con delegados y delegadas de grupos de Antofagasta, Valparaíso, Santiago, Concepción, Temuco y Talca (donde Sergio Torres, uno de los fundadores del movimiento, era Vicario General. Richard agrega que en Talca había habido un notable trabajo en diversos sectores sociales como sindicatos, escuelas, barrios pobres y Universidad64. En la carta circular de la oficina de enero 197265 se enumeran los siguientes grupos: Antofagasta, Copiapó, Valparaíso, Zona Sur, Poniente y Oriente, Talca y Concepción. Todos estos grupos o movimientos tenían naturalmente su propia historia y dinámica:

En Santiago yo creo que es completamente distinto. Pero a propósito de eso tiene que ver con estos desarrollos heterogéneos y diversos, y a mí todo me indica, por lo que he escuchado, que mientras en Santiago Cristianos por el Socialismo fue una organización bastante clerical, en algunas regiones no fue así, y de hecho, por ejemplo en Concepción, nosotros reuníamos en encuentros anuales de Cristianos por el Socialismo a 500, 600 personas que se sentían parte de esta búsqueda y teníamos 6, 7 sacerdotes, 2 o 3 pastores. O sea, personal eclesiástico y algunas religiosas; más de 15, 20, el resto eran todos laicos. Ahora es verdad que cuando (…) esos curas y monjas son detenidos y expulsados, también el movimiento decae. Lo que pasa es que el movimiento tampoco alcanza a tener una organización muy sólida, es un movimiento muy espontáneo, muy de encuentros, de eventos. Bueno, entonces hay un tema con el carácter del movimiento en Santiago y en regiones. (Entrevista a Garcés 2015).

Mira, había varias ramas y mi perspectiva es que el grupo de Concepción y el grupo de Viña y de Valparaíso éramos los más activos como grupo y los que teníamos más visión, más entrega, más compromiso y el grupo de Santiago éramos el grupo más grande, pero muy disperso. (Entrevista a Irarrázaval 2016).

Así lo entiende también Martín Gárate, quien fuera el secretario ejecutivo y también el impulsor del movimiento en Santiago:

No, no. No es que tuviera delegados, pero sí sabemos que está tal cura en Quillota, tal cura en Concepción, en Valparaíso, y venían de Valparaíso pero no era que tuviéramos delegados. Pero sí había esa estructura de que había sacerdotes en diferentes partes del país y religiosas que alimentaban y que eran parte de Cristianos por el Socialismo y con los cuales nosotros manteníamos una relación muy estrecha para el trabajo mismo en esos lugares. Y yo te diría que los lugares más importantes eran Concepción, Valparaíso, zona central, Talca, y más hacia el norte fue menos. (Entrevista a Gárate 2016).

49 Reunión de los «80 Sacerdotes» con el Comandante Fidel Castro, Santiago, 29 de noviembre 1971, 243, en: Los Cristianos y la Revolución. Un debate abierto en América Latina, Quimantú, Santiago de Chile 1972

50 «En la jornada de abril 1971 sobre ‘La participación de los cristianos en la construcción del socialismo en Chile’, se había decidido no fundar ningún movimiento específico (como el movimiento ‘Tercer Mundo’ en Argentina, ‘ONIS’ en Perú, ‘Golconda’ en Colombia, etc.). Únicamente se eligió un comité coordinador compuesto por delegados de las diferentes zonas de Santiago y por delegados de algunas provincias». Pablo Richard, Cristianos por el Socialismo. Historia y documentación, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1976, 25.

51 Entrevista a Leemrijse 2016.

52 Carta circular de 1972, Archivo privado de Sergio Torres. Hernán Leemrijse escribe sobre ello: «Efectivamente imprimimos los primeros documentos en una máquina Gestetner que estaba en la parroquia Fátima en San Bernardo. … Pero no era una ‘oficina’, era solamente imprimir textos. La oficina como tal se inició con Guillermo [Redington] en la calle San Francisco...»,

53 Carta circular del 13 de enero 1972, Archivo privado de Sergio Torres.

54 Pablo Richard, Cristianos por el Socialismo, Historia y Documentación, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1976, 25.

55 Ibíd. 26.

56 De todos modos, no se la puede reconstruir con precisión: así escribe Smith en Los cristianos y la revolución, 1991, 183, sobre la base de una entrevista con Sergio Torres, que este habría sido Secretario General en 1971; pero en ese mismo tiempo el jesuita Gonzalo Arroyo firma como Secretario General. Sergio Torres y Gonzalo Arroyo deben haber sido simultáneamente Secretarios Generales.

57 «Martín Gárate, sacerdote católico hasta el año 77. Ahí salí de la Iglesia Católica y me casé y hoy día no soy católico, soy cuáquero. Fui de los fundadores del Grupo de los 80, que después se transformó en Cristianos por el Socialismo y fui el secretario general de Cristianos por el Socialismo; podría decir que fui su jefe». (Entrevista a Gárate, 2016).

58 «Pero había todo un equipo teológico en que están Diego, Pablo Richard, Sergio [Torres], Gonzalo Arroyo y había varios sacerdotes que eran más teólogos y que participaban en los comunicados de prensa y en lo que se decía teológicamente hacia fuera.» (Entrevista Gárate, 2016.)

59 «El Secretariado era amplio, era de laicos, sacerdotes, hombres y mujeres. Y aunque se llamó en un primer momento Secretariado Sacerdotal, de hecho no fue un secretariado sacerdotal, o sea, ése fue el Grupo de los 80 ...» (Entrevista Irarrázaval 2016).

60 Entrevista Laborde 2016.

61 «El contexto en que nacieron los CPS fue la periferia desde donde venían casi todos los sacerdotes, no el centro». «Entonces en este contexto llega este movimiento de Cristianos por el Socialismo. Y evidentemente ya había una inmensidad de gente, sobretodo de curas (…) La mayoría de los curas eran periféricos…. O sea no eran los curas que estaban acá en el centro», (Entrevista Jiménez 2015).

62 Hervi Bravo destaca la importancia de la Universidad: ver Entrevista Bravo 2015.

63 P. Richard llama a la jornada: «La escuela católica en la construcción del socialismo» que es también el nombre de la jornada que se da en la declaración pública. Pero en el material de trabajo repartido en la jornada misma de noviembre 1971, la jornada se llama «La escuela católica en la transición al socialismo». Archivo privado Sergio Torres.

64 La jornada se realizó en Padre Hurtado durante los días 30, 31 de octubre y 1 de noviembre, con delegados de Antofagasta, Valparaíso, Santiago, Concepción, Talca y Temuco. La jornada se tituló: «La escuela católica en la construcción del socialismo», P. Richard, 29 y 41

65 Carta circular 13 de enero 1972, Archivo privado de Sergio Torres.

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9789560013446
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