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... la propaganda generada por el Ministerio de Instrucción Pública y sus organizaciones subsidiarias presentaría en todo momento a los nacionales como una pandilla de fascistas decididos a mantener a toda costa a los obreros y a los campesinos en la ignorancia más absoluta con el fin de asegurarse su docilidad y decía de ellos que «son los paladines del negro pasado de incultura y analfabetismo que ha sido baldón de nuestra patria».126

En contraposición a esta imagen, los antifascistas eran los salvadores del pueblo, aquellos dispuestos a defender con las armas el derecho de las clases populares a la cultura y a la democracia. El discurso encontraba clara discordancia con la práctica real. El férreo control de las ondas de radio tenía su equivalente en las cartillas de lectura, claros ejemplos de adoctrinamiento político. Solo en este contexto se puede entender que únicamente se permitiera la posesión de receptores a los partidos y sindicatos o, a lo sumo, a determinadas instituciones del Estado.127 Es, cuando menos, sintomática la carta enviada por el comité provincial de la Liga Nacional de Mutilados de guerra.

Creyendo imprescindible, para la cultura y distracción de todos los Mutilados, de disponer de un Aparato de Radio, contando con pocas posibilidades para adquirirle por ningún medio, le solicitamos a VE ponga el interés que a su alcance pueda estar, para concedernos dicha petición, creyendo sepa interpretar como nosotros, que después de la transformación física por nuestros afiliados hemos de saber sustituirlo con el cerebro educándoles para dotarles de una cultura que les pueda permitir ponerse al lado de todo buen ciudadano, viviendo con su producción. Combatiremos también con esto, que al disponer de un salón recreativo las amarguras y sinsabores que adquiere un mutilado al disponer de un miembro menos podamos rechazarlas.128

Sin embargo, hay que observar todas estas peticiones con cautela. En muchas ocasiones detrás de estos escritos estaban sectores de la Quinta Columna que pretendían que el propio Estado republicano les facilitara su labor de captación de información y de propagación del derrotismo. El 3 de septiembre de 1938, el jefe del Centro de Telégrafos de la capital enviaba una nota al Gobierno Civil de Almería en la que el delegado de Guerra del Hospital Militar, el quintacolumnista José Fornieles Ulibarri, solicitaba una radio para «que sea utilizada en referido establecimiento».129 Tan solo cuatro días más tarde, Fornieles daba cuenta al gobernador civil de que se había recogido el aparato de radio al que hace referencia aunque, de momento, era inservible pues le faltaban dos lámparas.130

A pesar de los éxitos de la clandestina, ya vimos cómo en diciembre de 1938 Red Hataca fue descubierta y desarticulada. Ese, sin embargo, no fue el fin de la Quinta Columna en Almería. Tan solo un mes antes ya se había creado una nueva Falange, la dirigida por uno de los fundadores de la FE-JONS virgitana, Francisco Ibarra Sánchez, y por Fernando Brea Melgarejo. Según la declaración de este último, la nueva organización llegó a organizar tres centurias «arrojando las tres un contingente aproximado de unos trescientos hombres, en su mayoría muchachos jóvenes, antiguos falangistas o entusiastas de la Falange». Esta nueva organización ya no seguía tanto el esquema propuesto por el SIPM como el de la Falange primigenia, ya que los jefes de centuria tenían, a su vez, jefes de Falange y de escuadras, a los que visitaban diariamente a fin de intercambiar instrucciones e información.

Las concomitancias con la FE-JONS primigenia no solo tenían que ver con el esquema utilizado, sino también con los fines: la subversión. Para cumplir estos fines, Fernando Brea y Francisco Ibarra procuraron que su organización se dotara de armas, y consiguieron reunir hasta setenta pistolas de calibre corto. Además, procuraron infiltrarse y hacer proselitismo en los cuerpos de seguridad del Estado. En la guardia de asalto consiguieron involucrar a treinta guardias, mientras que entre los militares de artillería llegaron a juntar a cincuenta y ocho personas.

En cualquier caso, la nueva clandestina únicamente procuró crear unas mínimas estructuras para garantizar el tránsito pacífico del poder republicano al franquista. En palabras de Brea Melgarejo:

En esta labor de organización se continuó hasta la toma de Madrid por el Ejército nacional, en que ya se creyó llegado el caso de adoptar medidas de ejecución más eficaces para procurar la liberación de la Plaza de Almería, y que esta Liberación se produjese dentro de la mayor normalidad como así ocurrió en efecto.131

Y es que, en realidad, esta última organización respondía más a esa necesidad de transitar de manera ordenada de un régimen a otro que a una verdadera organización de boicot y resistencia. Según Isidoro García Pérez, su colaboración con esta organización tenía que ver con la certeza de que ya estaba cercano el triunfo de los rebeldes. En esta tesitura Isidoro pensó

... en la conveniencia de organizar una nueva fuerza que, en un momento dado, contribuyese a favorecer la Liberación de la Plaza [...]

A tal efecto organizó un grupo de unos cincuenta jóvenes aproximadamente con elementos que prestaban servicio en la Comandancia de Ingenieros, en la Unidad de Trabajadores y en otras dependencias y centros militares.132

Dado el carácter militar de la toma de la ciudad, los falangistas pensaron en entrar en contacto con algún destacado militar para que este ayudara a ceder el poder de la ciudad. Fue así como se entró en contacto con Antonio Cuesta Moyano, que había pasado gran parte de la guerra escondido.133

Una vez implicado Cuesta Moyano, los líderes de la clandestina celebraron varias reuniones para coordinar la acción. El propio Isidoro García ya había contactado también con Cuesta, de manera que todos parecían estar en la misma órbita. En reunión celebrada el 28 de marzo de 1939 se tomaron las decisiones más importantes. En esta se acordó

... constituir una Junta de Mandos integrada de la siguiente forma: Jefe Provincial de Falange, don Francisco Ibarra Sánchez; Comandante Jefe Militar de la Plaza y Provincia, D. Antonio Cuesta Moyano y Jefe Provincial de Milicias, el que relata: además se tomaron los acuerdos necesarios para poner en libertad a los presos nacionales.134

Y a grandes rasgos fue así como se sucedieron los hechos, si bien su mando duraría poco tiempo.135 Tanto FET-JONS como el Nuevo Estado ya tenían decididos, desde tiempo ha, quiénes dirigirían la política y la Falange de la provincia. Mas estas decisiones no serían tan fáciles de llevar a la práctica. Habría que adaptar las intenciones de los líderes de Madrid con la realidad de la provincia. Pasemos a ver qué ocurrió primero en Falange y, luego, en las instituciones provinciales y los ayuntamientos.

Notes

1 Rafael Cruz (2006a), Julián Casanova (1997), José Álvarez Junco (coord.) (1987) y José Álvarez Junco (2004).

2 Gamel Woolsey (2005; ed. or. 1936).

3 Rafael Cruz (2008) y Edward Acton e Ismael Saz (ed.) (2001).

4 Edward Norton (2004).

5 Antonio Pérez de Olaguer (1938) y Remigio Moreno González (1938). Lucía Prieto Borrego (2005).

6 Bernardo Martín del Rey (1939: 9-11).

7 Zira Box (2008: 60; y 2010). Sobre las culturas políticas del nacionalismo antiliberal español, Ismael Saz (2003a). Sobre los nacionalismos durante la Guerra Civil, Xosé Manoel Núñez Seixas (2006). Por imaginario, o discurso, entendemos la matriz categorial con la que las personas aprehenden significativamente el mundo que las rodea. Miguel Ángel Cabrera (2001 y 2003), Miguel Ángel Cabrera en Pablo Sánchez León y Jesús Izquierdo (eds.) (2008), Charles Taylor (2006) y Mary Poovey (2006). Lo de la ideología fascista como una forma palingenésica de ultranacionalismo populista, en Roger Griffin (1993 y 1998).

8 Sobre el concepto de religión política, véanse Roger Griffin en Constantin Iordachi (ed.) (2010), Zira Box (2006) y Hans Maier (2007). Sobre el falangismo como religión política, Ismael Saz en Carolyn Boyd (ed.) (2007) y Zira Box (2004). Sobre la muerte y la palingenesis, resulta muy pertinente la comparación con el caso griego o rumano: véanse Constantin Iordachi en Iordachi (ed.) (2010), Valentín Sandulescu y Vangelis Angelis en Jesús Casquete y Rafael Cruz (eds.) (2009) y Aristotle Kallis (2007).

9 Box (2008: 61; y 2010). Véanse, también, Alfonso Botti (1992) y Raúl Morodo (1985).

10 Sofía Rodríguez López (2005b) y Francisco Sevillano (2007).

11 Antonio Cazorla en Javier Moreno Luzón (ed.) (2007: 292) y Paloma Aguilar (1996). Véase también Antonio Cazorla en Damián A. González Madrid (coord.) (2008). La expulsión de los rojos del cuerpo de la nación y, por ende, el no reconocimiento de su violenta represión explica las escandalosas políticas de memoria desplegadas por la dictadura. Estas, a su vez, tienen mucho que ver con los actuales debates sobre la, mal llamada, Memoria Histórica. Al respecto pueden verse Luis Castro (2008), Josefina Cuesta (2008) y, más brevemente, José Luis Ledesma y Javier Rodrigo (2006).

12 Rodrigo Vivar Téllez (29/11/1906-29/11/1991), hijo de Fernando Vivar Torres y Amparo Téllez Macías, nace en Vélez Málaga en el seno de una familia de siete hermanos. Tras realizar la primaria y el bachiller en la provincia de Málaga, se traslada a Granada a estudiar Leyes y se licencia como abogado con tan solo veintidós años. Oposita a la carrera de judicatura y obtiene el título de juez de primera instancia de entrada. Su primer destino fue Vélez Rubio (Almería) en 1933, para pasar, posteriormente, por Campillo y Coín (Málaga). Ni durante el bachiller ni durante la carrera se vincula a ninguna opción política, aunque era un hombre de firmes creencias religiosas. Con la Victoria comienza su fulgurante trayectoria política: gobernador civil y jefe provincial de FET-JONS en Almería (5/4/1940-5/9/1942) y Vizcaya (5/9/1942-1944) y vicesecretario general de FET-JONS (1944-28/7/1951), asumiendo las funciones que hasta entonces tenía el secretario general del Movimiento. Además de estos cargos, ejerció como procurador en Cortes durante las diez legislaturas más las dos prórrogas, como miembro del Consejo Nacional de FET-JONS (1946-1961), como magistrado del Tribunal Supremo en la sala 38 de lo contencioso administrativo, como vocal magistrado del Tribunal Arbitral de Seguros (1958-1960), como vocal magistrado del Tribunal de Defensa de la Competencia, como secretario tercero de las Cortes Generales (1952-1967) y, además, como presidente del Sindicato Nacional Textil (1959-1964). Rodrigo Vivar se jubiló en 1977, a los 71 años, y falleció en Madrid a los 85. Boletín de la Hermandad de la Virgen del Mar (2006: 6). Documentación Española Contemporánea (1971: 886). Testimonio de Fernando Vivar Mira. Madrid, 20-6-2006. Archivo de la Inspección General de las Clases Pasivas (AIGCCPP). Expediente de Rodrigo Vivar Téllez.

13 Fernando Vivar Torres nació en 1862 y fue concejal de Vélez-Málaga entre 1904 y 1910. Desde 1910 se vincula a la administración municipal con el cargo de recaudador depositario. Reaparece en política como alcalde el 30 de marzo de 1930, previo nombramiento por Real Decreto del 15 de febrero de 1930. Fue reelegido en el puesto, por unanimidad, el 5 de febrero de 1931, y desempeñó el cargo hasta las elecciones del 12 de abril. En Vélez-Málaga la población todavía vincula a los Vivar a la Casa Larios, que, por norma general, tenía a sus representantes en el Partido Conservador. Sobre la animadversión del obrerismo malagueño a los Larios baste con recordar el duro enfrentamiento mantenido durante la República en la fábrica textil: La Industria Malagueña. La huelga planteada por los trabajadores llegó a un punto tal que provocó una intervención de Cayetano Bolívar en el Congreso. En opinión del diputado comunista los Larios eran una casa feudal que, todavía bajo el gobierno del Frente Popular, pretendían controlar Málaga. Archivo Municipal de Vélez-Málaga (AMV el-Mal). Actas del Ayuntamiento. 1904-1911 y 1930-1932. Encarnación Barranquero (2006: 72-73); Testimonio de Fernando Vivar Mira. Madrid, 20-6-2006.

14 Según Fernando Vivar Mira, fue un hermano de su padre, el bancario, el que, gracias a sus contactos en los partidos de izquierdas, logró sacar a Rodrigo de la cárcel e internarlo en un hospital psiquiátrico. Testimonio de Fernando Vivar Mira. Madrid, 20-6-2006.

15 La expresión estudiar como un mulo es, según Celestino Fernández, de Vivar Téllez. Testimonio de Celestino Fernández Ortiz. Sevilla, 4-7-2003. Véanse las coincidencias del autorretrato con el de otro católico que llegó a lo más alto durante la dictadura: Luis Carrero Blanco (Javier Tusell, 1993).

16 Nuestra perspectiva sobre el uso de fuentes orales y su verosimilitud, muy endeudada con Alessandro Portelli, puede verse en Óscar Rodríguez Barreira (2008: 15-23). Alessandro Portelli (1989, 1991 y 2000). Véase también Enzo Traverso (2007). Sobre la Guerra Civil y el cambio de valores políticos de los españoles, Antonio Cazorla (2005). Francisco Cobo y Teresa Ortega, últimamente, están realizando aportaciones al estudio del imaginario político derechista y su importancia en la construcción de adhesiones a la dictadura. Francisco Cobo (2008) y Francisco Cobo y Teresa Ortega (2006).

17 Testimonio de Fernando Vivar Mira. Madrid, 20-6-2006.

18 Testimonio de Juan José Pérez Gómez. Aguadulce (Almería), 25-6-2003.

19 Sobre la persistencia de estas estrategias durante la II República, véase Óscar Rodríguez Barreira y Antonio Cazorla (2008). Las líneas de escisión descritas se pueden ver en Ronald Fraser (2001).

20 En este sentido seguimos a Ismael Saz cuando defiende: «la renuncia a la búsqueda sistemática de filiaciones «fuertes» o continuidades «orgánicas» para fijar la atención en los discursos y las prácticas simbólicas o, si se prefiere, en las representaciones del mundo, las lecturas del pasado y las proyecciones de futuro, nos permitirá captar lo que hubo de continuidades –y de cambios– en una cultura política que, como todas, debe observarse desde la perspectiva del largo periodo». La lectura que estamos ofreciendo de la autorrepresentación de Vivar Téllez lo vincula a un nacional-catolicismo que, en el contexto bélico, se fascistiza para, posteriormente, volver a un reaccionarismo clásico. Ismael Saz (2008: 163).

21 «La vuelta a la normalidad de la población malagueña. Los horrores del marxismo», en ABC (Sevilla), 11-2-1937. Testimonio de Fernando Vivar Mira. Madrid, 20-6-2006. En el capítulo siguiente podremos ver más ejemplos del relato victimista descrito, pero no nos resistimos a usar, en este punto, otro testimonio en el que un antiguo falangista defendió que, en Almería, no existió represión franquista: «En Almería no hubo represión. (Pregunta) ¿No hubo? (Ginés) Yo no tengo registrado un solo caso de asesinar sin formulación de Causa a nadie. Sé de alguna venganza privada síii... de aquel al que habían matado a su padre y sus dos hermanos por ejemplo y un día pues le pegó un tiro y apareció en una balsa uno de los que, de los que habían estado en la «cheka» y tal... Pero, pero sistemáticamente y menos organizado desde el auténtico Gobierno Civil, no el falso Gobierno Civil de los rojos, ¿asesinados metódicamente, sistemáticamente, organizadamente? ¡¡Mentira podrida!! Aquellos caballeros eran incapaces de hacerlo y no lo hicieron». Testimonio de Ginés de Haro Rossi. Almería, 10-7-2003. Sobre la represión franquista en Almería, que alcanzó a más de 350 personas, véase Eusebio Rodríguez Padilla (2005) y Rafael Quirosa-Cheyrouze (1986).

22 «Málaga, bajo el dominio rojo», en ABC (Sevilla), 10-2-1937.

23 Y continúa: «El estado de la población es lamentable, allí nadie puede hablar o hacer comentarios de ninguna clase pues los requetés con sus boinas rojas y los fascistas con sus uniformes, ayudados por la guardia civil, tan pronto ven que dos personas se paran a hablar por la calle proceden a su detención interrogándoles sobre lo hablado y castigándole si los parece que no los han dicho la verdad». Archivo Juzgado Togado Militar Territorial n.° 23 (AJTMT-23). Expediente 453-31534. Informe realizado por el camarada Manuel Guerrero Segovia.

24 Archivo General de la Administración (AGA). Ministerio de la Presidencia (Presidencia) (9). Secretaría General del Movimiento (SGM). Delegación Nacional de Provincias (DNP) (17.010). Correspondencia, 51-20556 Málaga. Proponiendo Delegado Provincial de Información e Investigación. 20-2-1940.

25 Todavía hoy muchos de los malagueños que huyeron de la ciudad no tienen demasiado claro el motivo de su huida. Los análisis con fuentes orales han detectado no solo la influencia de la propaganda republicana sobre las actitudes y percepciones de la población, sino también miedos atávicos y prejuicios ante, por ejemplo, el moro y otros lugares comunes. Sobre la espantá malagueña y las actitudes de la población a la toma de Málaga resulta imprescindible Encarnación Barranquero y Lucía Prieto Borrego (2007).

26 Norman Bethune (2004: 23-24; ed. or. 1937). El cinismo con el que la publicística franquista trató el drama fue notable. Según el ABC de Sevilla muchas de las personas que huyeron de Málaga lo habían hecho obligados, a culatazos o a punta de pistola, por los rojos, cuyos dirigentes, además, marchaban en veloces y lujosos automóviles repletos de provisiones mientras el pueblo hambriento caminaba a pie. Nada se decía en el periódico del bombardeo que los nacionales regalaron a esa misma población, sino que se culpabilizaba a los dirigentes republicanos, o a las propias condiciones físicas de la carretera, del drama humano. El ejército nacional, de intervenir, fue para paliar el problema: «Los camiones, camionetas y automóviles de Málaga han pasado en grandes números al campo rojo o han sido destrozados en estos meses. No pocos de ellos han quedado sembrados por la carretera de Motril estrellados contra los árboles, despeñados por los barrancos [...] Estos, como las mulas y los asnos que tiraban de los vehículos yacen muertos por la carretera [...] Hoy hemos visto a los soldados, no matando a las mujeres o matando a los niños, sino privándose de sus almuerzos para que coman los pobres. Con paternal cariño cuidaban de los pequeños, que confiados y suplicantes les pedían pan; los acariciaban y les daban a todos lo poco que tenían de comer». «La barbarie roja y sus huellas en la provincia de Málaga», en ABC (Sevilla), 14-2-1937.

27 Arthur Koestler (2004; ed. or. 1942).

28 Norman Bethune (2004: 29).

29 ¡Adelante!, 9-2-1937.

30 Rafael Gil Bracero y Antonio Cazorla (1987-1991: 207-209).

31 Norman Bethune (2004: 52); Sofía Rodríguez López (2003: 146-152 y 313-319) y Rafael Gil Bracero y Antonio Cazorla (1987-1991).

32 Diario de Almería, 9-2-1937.

33 Rafael Quirosa-Cheyrouze (1997a: 167).

34 Rafael Quirosa-Cheyrouze (1997b: 45).

35 Antonio Canales (2006b).

36 Sobre los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, existe una abundante bibliografía, de manera que únicamente remitiremos a las dos últimas aportaciones interesantes al tema y a un reciente estado de la cuestión: Ferrán Gallego (2007), Ángel Viñas (2007) y José Luis Martín Ramos (2008).

37 Sobre el bombardeo de Almería, Rafael Quirosa-Cheyrouze (1985), aunque merece la pena ver: (2008) Bombas y Olvidos. Almería 1937. Almería, ROCAMAR y 29letras. Documental auspiciado por la Asociación de la Memoria Histórica ROCAMAR.

38 El Socialista, 1-6-1937, Mundo Obrero, 1-6-1937 y El Sol, 1-6-1937. La defensa de la unidad proletaria contra el fascismo ya venía siendo defendida por los comunistas españoles desde 1935, pero la Guerra Civil, primero, y el bombardeo de Almería, después, fueron profusamente utilizados para clamar por el desarrollo de esta política. En este sentido convendría señalar no solo las Lecciones de Almería del futuro dictador de Bulgaria, George Dimitrov, sino los discursos en pro de la unidad antifascista de José Díaz, especialmente el de noviembre de 1937. George Dimitrov (1937) y José Díaz Ramos (2002).

39 Pablo Neruda (1938) y François Godicheau (2006).

40 Testimonio de Antonio Vargas Rivas. Adra (Almería), 27-10-2006.

41 Testimonio de Petra Álvarez Rodríguez. Almería, 9-6-2006.

42 Testimonio de Andrés Segura Capel y Jesús Martínez Pérez. Huércal de Almería (Almería), 9-6-2006.

43 Testimonio de Antonio Vargas Rivas. Adra (Almería), 27-10-2006.

44 Intervención de Mercedes Pérez Romay durante la grabación del testimonio de María Ángeles Roda Díaz. Almería, 11-7-2005. Archivo Histórico CC. OO.-Andalucía.

45 Intervención de Mercedes Dobón durante la grabación del testimonio de Juan José Pérez Gómez. Aguadulce (Almería), 30-5-2003. Sofía Rodríguez López (2003: 147).

46 Javier Rodrigo (2008), Santos Juliá (coord.) (1999), Julián Casanova (coord.) (2002) y Francisco Sevillano (2004).

47 Godicheau (2006: 76) y Benedict Anderson (1993).

48 Aunque todavía no tenemos ninguna síntesis global de la II República en Almería, sí contamos con estudios parciales que compensan, en parte, esta carencia. Véanse Antonio López Castillo (2005, 2006a y 2006b) y Fernando Martínez López en Teresa Vázquez et al. (1983). Sobre el martirio del padre Luque, en tono apologético, Bernardo Martín del Rey (1941).

49 Sofía Rodríguez López en VV. AA. (2001): Humanidades y educación.

50 Juan López Martín (1999: 1266).

51 López Martín (1999: 1269). El relato publicístico de las llamas anticlericales en Almería que se difundió en el bando rebelde era de este tenor: «Las casas y edificios públicos incendiados son numerosísimos, como las iglesias, de las que no queda una, excepto la Catedral, que es de piedra. Para llevar a cabo los incendios, especialmente en las iglesias, se valían de tanques llenos de gasolina y con las mangas rociaban el interior y el exterior, e inmediatamente prendían fuego, ante la gran algarada de la muchedumbre, a la que previamente se le invitaba para presenciar el espectáculo. En muchas casas particulares no daban lugar a sus habitantes a salir de ellas y eran víctimas de las llamas sin tener en cuenta a mujeres y niños que también perecieron en algunos incendios», «El mundo civilizado quedará asombrado al conocer los crímenes tan horrendos que se han cometido y se vienen cometiendo en Almería, ciudad de las más castigadas por los asesinos rojos» en ABC (Sevilla), 8-11-1936.

52 M. Isabel García Sánchez (1992-1993) y Manuel Delgado (1997).

53 ¡Adelante!, 5-8-1936. Los rumores sobre los arsenales en manos del clero en testimonio de I. P. R. Almería, 22-4-2006 y testimonio de Agustín Hernández Díaz. Almería, 25-5-2006.

54 ¡Adelante!, 8-8-1936 y 23-8-1936.

55 Martín del Rey (1939). No muy distinta era la lectura que César González Ruano ofrecía de la ciudad mártir por excelencia: Madrid. «Madrid, 1938» en ABC (Sevilla), 1-1-1938. Un excelente estudio del Madrid imaginado en la mentalidad franquista en Box (2008).

56 Quirosa-Cheyrouze (1997b).

57 El escrito iba dirigido al Comité Ejecutivo del Frente Popular en Almería. Esta institución había dirigido un escrito previamente en estos términos: «En reunión celebrada por este Comité Ejecutivo en el día de ayer, algunos vocales pusieron de manifiesto la benignidad con que se está juzgando a los fascistas, y se acordó dirigirse a esa suprema autoridad para que si existe esta causa recomiende a quien corresponda el más exacto cumplimiento en la defensa de la causa antifascista» AJTMT-23. Expediente 453-31534. Escrito de Enrique Fornovi Martínez al Comité Ejecutivo del Frente Popular. 28-7-1937 y Escrito del Comité Ejecutivo del Frente Popular al fiscal de la República. 23-7-1937. Sobre la moderación de los periódicos a partir de mediados de 1937, Óscar Rodríguez Barreira en VV. AA. (2004): La religiosidad popular y Almería. Sobre los incontrolados y su uso por el Estado republicano, Julius Ruiz (2007 y 2009).

58 ¡Adelante!, 11-1-1938. La violencia anticlerical dañó considerablemente a la República en el ámbito internacional. En este sentido, los gobiernos republicanos tuvieron gran interés en controlar, o dar apariencia de control, la furia anticlerical. Hilari Raguer (1995 y 2001). La campaña propagandística, en cualquier caso, se inició en los servicios de propaganda exterior de la Junta de Burgos, que informaban copiosamente de la persecución contra el clero en las principales ciudades republicanas. Los propios periódicos del bando rebelde también se llenaron de noticias en este sentido: «La iniciación y desarrollo del Movimiento Nacional contra el marxismo en Barcelona» en ABC (Sevilla), 26-9-1936; «En Málaga se vive desde el 18 de julio en plena anarquía» en ABC (Sevilla), 6-11-1936; «Madrid bajo el fantasma rojo» en ABC (Sevilla), 22-11-1936. Hugo García (2007 y 2008) y Sofía Rodríguez López en VV. AA. (2004): La religiosidad popular y Almería.

59 Rodríguez López (2003).

60 Martín del Rey (1939: 26-27).

61 Una excelente aportación al conocimiento del quintacolumnismo, fundamentalmente femenino, en Sofía Rodríguez López (2008).

62 ¡Adelante!, 15-8-1936.

63 Antonio Manuel Roncal (2002, 2001-2002 y 2008).

64 Sobre el discurso oculto y los espacios protegidos, James C. Scott (2003). Sobre los marcos de injusticia y la acción colectiva, Bert Klandermans y Sjoerd Goslinga en Dough McAdam, John D. McCarthy y Mayer N. Zald (1999), Bert Klandermans en Enrique Laraña y Joseph Gusfield (1994) y Sidney Tarrow (1997).

65 Testimonio de Antonio Andrés Díaz. Sevilla, 3-7-2003.

66 Testimonio de Juan José Pérez Gómez. Aguadulce (Almería), 30-5-2003 y 10-6-2003.

67 Testimonio de María Cassinello Pérez. Almería, 8-1-2001. Lo de Carmela Gisbert en Sofía Rodríguez López en VV. AA. (2001): Humanidades y educación. Sobre la importancia que las derechas concedieron a la abolición de las normas de cortesía y de las fiestas y costumbres católicas véase «La palabra “adiós” prohibida en Barcelona», en ABC (Sevilla), 18-2-1937.

68 Rafael Cruz (2006a) y José Luis Ledesma (2003). «Con el alma de niño ablanda la armadura / de su cuerpo acerado de caminar ligero, / dejando ver por entre su semblante roquero / de los tiernos sentires la exquisita dulzura. / Porque nada la falte, completa su figura / una doble aureola, luna de su sendero, / pues lo mismo se muestra apostólico obrero / que del saber alcanza precoz magistratura». Martín del Rey (1939: 45).

69 Rafael Quirosa-Cheyrouze (1998), Martín del Rey (1939) y Juan López Martín (1999).

70 López Martín (1999: 1274 y 1278).

71 «Almería bajo la horda» en Yugo, 31-3-1940.

72 Manuel Román González, el niño que ayudó a Carmen Góngora en el Socorro Blanco, se negó rotundamente a entrevistarse con nosotros cuando le comunicamos que queríamos hablar de este tema. «De eso no puedo hablar», fueron sus palabras textuales. A pesar de que intentamos desviar su atención hacia otros asuntos, nos resultó completamente imposible entrevistarnos con el protagonista.

73 Testimonio de Antonio Andrés Díaz. Sevilla, 3-7-2003.

74 Testimonio de Celestino Fernández Ortiz. Sevilla, 4-7-2003.

75 Javier Cervera (1998: 129-173).

76 Michael Seidman (2003: 27-28), Cervera (1998: 197 y 203) y Cazorla (2005).

77 Sofía Rodríguez López (2005a: 107). El primer relato sobre las actividades de la Quinta Columna en Almería, en Rodríguez López (2003: 250-266).

78 Godicheau (2006: 74).

79 Ángel Bahamonde y Javier Cervera (2000).

80 Javier Paniagua y Benjamín Lajo (2002: 15).

81 Según Ana Román la detención en cadena de la mayor parte de los colaboradores del Socorro Blanco no estuvo causada por la detención de Carmen Góngora, sino por la delación de Rafaela González, quien «contribuyó con sus declaraciones a descubrir toda la trama de la clandestina, asegurando ante los agentes del SIM que de todas las andanzas de Carmen Góngora López, alma de la clandestina, tenía que estar enterada hasta el último detalle la declarante por ser su confidente e íntima amiga». Tampoco debió de ser muy necesaria la delación de Rafaela ya que, según Serafín Aguilera Alférez, Miguel Artero se había conseguido infiltrar en la clandestina realizando «algunos servicios». Una vez adquirió suficientes datos, denunció a todos al SIM, aunque más tarde «seguía fingiéndose de derechas ante las familias de los presos, con objeto de seguir obteniendo datos preciosos que le eran necesarios para completar su servicio». Archivo Histórico Nacional (AHN), Causa General (CG), Pieza 4 (P4), Tomo I (TI) y Pieza 3 (P3), Tomo III (TIII) Declaración de Carmen Góngora López; Declaración de Manuel Román González; Declaración de Ana Román González y Declaración de Serafín Aguilera Alférez.

82 Durante el juicio a Enrique Fornovi Martínez se descubrió la actuación humanitaria de este con respecto a sacerdotes y personas vinculadas a la clandestina. Según el párroco Fernando Gómez Lara, el acusado «no actuó al principio del glorioso movimiento con ensañamiento contra los sacerdotes». Gómez Lara también explicó la actividad de Fornovi para conseguir salvar la vida a Carmen Góngora. Estos hechos fueron confirmados por la propia Carmen. La idea fue demorar el juicio en virtud de una fórmula propuesta por Enrique Fornovi «consistente dicha fórmula en que se alegara enfermedad por la exponente». AJTMT-23. Expediente 453-31534. Declaración de Fernando Gómez Lara, 2-4-1939 y Declaración de Carmen Góngora López, 2-4-1939.

83 AHN, CG, P4, TI, Declaración de Cármen Góngora López.

84 Los talleres de La Independencia estaban compuestos por la siguiente plantilla: Propietario/gerente: Juan Vivas-Pérez Bustos. Director: Fructuoso Pérez Márquez. Administrador: Antonio Martínez Martínez. Presbítero censor: Rafael Ortega Barrios. Redactores: José Giménez del Castillo, Antonio Barceló Toro, Rafael Román Donaire, Alejandro Salazar Salvador, Jesús Salazar Ruiz, José Lozano Aragón y Vicente Burgos Raso. Colaboradores: Rafael Calatrava Ros, Jaime Calatrava Romero, Francisco Florido, Pablo Sáenz de Bares y Bernardo Martín del Rey. Cabría señalar que la mayor parte de esta plantilla fue fusilada durante la Guerra Civil. Entre los mártires estarían: Juan Vivas-Pérez, Fructuoso Pérez, Antonio Barceló, Alejandro Salazar, Rafael Román, Jesús Salazar, Rafael Calatrava, Jaime Calatrava, Francisco Florido y Pablo Sáenz de Bares. La importancia política que adquirieron los supervivientes y los familiares de los muertos de la plantilla apenas se puede ocultar. Estamos pensando en personas como Rafael Salazar Ruiz, Fructuoso Pérez Barceló (que además eran cuñados), Bernardo Martín del Rey o el propio vicario Rafael Ortega. AHN, CG, P6, TI y TII, Informe de la Dirección General de Seguridad acerca de la prensa en época republicana; Declaración de Ginés de Haro Haro y Declaración de Adolfo Téllez Herrera.

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701 стр. 102 иллюстрации
ISBN:
9788437093345
Правообладатель:
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