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2.1 Medición del producto y de la renta de la economía

2.1.1 El flujo circular de gastos e ingresos

El producto bruto interno (PBI) es uno de los agregados macroeconómicos más importantes, porque, simultáneamente, es un indicador de la producción total, del gasto total y del ingreso total de la economía. Ello puede ser entendido gracias al flujo circular de gastos e ingresos, el cual simplifica (modela) el proceso de producción y consumo, para lo cual representa, en su versión más sencilla, las interacciones entre dos grandes sectores de la economía: las empresas y las familias. Evidentemente, en la economía no solo interactúan estos dos agentes. Sin embargo, la presente simplificación será útil para comprender de manera clara las interrelaciones que se derivan del flujo circular de gastos e ingresos.

La parte superior del flujo circular de la figura 2.1 (adaptado de Mankiw, 2007) muestra el mercado de bienes y servicios, donde las empresas venden sus productos, los cuales son comprados por las familias. Ello origina un flujo de bienes y servicios (representado por las flechas superiores sin puntear de la figura 2.1). Simultáneamente, estas transacciones originan gastos de compras a las familias, los cuales equivalen a los ingresos por ventas de las empresas. Ello constituye un flujo de dinero: ingresos por la venta de bienes y servicios que coinciden con el gasto de las familias en dichos productos (este flujo es representado por las flechas superiores punteadas). En efecto, si una persona compra un producto de una empresa, por el cual paga 1.000 soles, esta transacción genera 1.000 soles de ingresos por ventas a dicha empresa. Evidentemente, esta igualdad se cumple si la transacción no es gravada con un impuesto creado por el Gobierno, el cual generaría una diferencia entre el precio pagado por consumidor y el precio recibido por el productor. En este último caso, el flujo circular de gastos e ingresos deberá considerar el rol del Gobierno como agente que cobra impuestos y otorga subsidios.

En suma, la parte superior del flujo circular (el mercado de bienes y servicios) permite medir la producción de la economía a través de los gastos de las familias.

Por otro lado, la parte inferior del flujo circular de la figura 2.1 muestra el mercado de factores de producción, donde las familias venden sus recursos productivos a las empresas (las cuales los usarán para generar la producción de la economía). Este flujo de factores productivos es representado por las flechas inferiores sin puntear de la figura 2.1. Entre los recursos que constituyen este flujo, se encuentran el trabajo, el capital físico y los terrenos. Simultáneamente, estas transacciones de recursos productivos generan ingresos para las familias, los cuales son denominados «rentas». Por ejemplo, las rentas del trabajo son las remuneraciones (sueldos y salarios), las rentas del capital son los intereses y las rentas de los terrenos son los alquileres.

Figura 2.1

El flujo circular de gastos e ingresos


La figura del flujo circular muestra, de modo simplificado, las transacciones entre las empresas y las familias de una economía. Las familias compran bienes y servicios de las empresas, lo cual genera ingresos a las empresas. Con estos ingresos, las empresas pagan remuneraciones a sus trabajadores, intereses a los dueños del capital físico y alquileres a los propietarios de los terrenos (Mankiw, 2007).

Conviene notar que, a los típicos insumos trabajo y capital de la función de producción estudiada por la Microeconomía (revise la sección de teoría de la producción del capítulo 1 del presente texto), está siendo añadido un tercer factor productivo, el cual tradicionalmente ha sido denominado «tierra». Este último factor, a veces, es entendido como los terrenos o los locales industriales (cuyos dueños reciben una renta llamada «alquiler» o «arriendo»). Otras veces, la teoría de la producción incluye en este tercer factor los denominados «productos intermedios»; es decir, aquellos bienes que serán transformados, con ayuda de los insumos trabajo y capital, para generar así otros bienes, por ejemplo, el cacao que será usado para producir chocolates o la madera que será usada para producir mesas y carpetas. También son productos intermedios aquellos bienes que serán transformados durante la producción de servicios; por ejemplo, el detergente usado para ofrecer servicios de lavandería. Conviene mencionar que, en capítulos posteriores, serán introducidos otros factores productivos. Por ejemplo, en el capítulo 3 será discutido el proceso que permite añadir capital humano (H) a los trabajadores. Debido a este fenómeno, en algunos modelos macroeconómicos el capital humano es analizado como una variable separada del trabajo (L), mientras que, en otros, es integrado al insumo trabajo. Asimismo, en el capítulo 4 será explicado cómo el capital humano y los recursos naturales aportan al crecimiento de largo plazo de una economía. Precisamente, al estudiar las teorías del crecimiento económico será común considerar a los recursos naturales como un factor productivo relevante e independiente de los demás.

En síntesis, la parte inferior del flujo circular (el mercado de factores de producción) también permite medir la producción de la economía, esta vez por medio de las rentas que reciben las familias de las empresas. Conviene notar que estas rentas constituyen un flujo de dinero (representado por las flechas inferiores punteadas de la figura 2.1) que permitirá a las familias acudir al mercado de bienes y servicios para comprar la producción de la economía. A su vez, estas compras regresarán el flujo de dinero a las empresas y, así, sucesivamente (circularmente3), se mantendrá el traslado de dinero de empresas a familias y de familias a empresas. Ello explica por qué el gasto total de las familias en bienes y servicios equivale a la renta que pagan las empresas por los factores productivos.

Es importante mencionar que la teoría económica suele asumir, en las versiones más simples del flujo circular, que las familias son dueñas del capital físico (aunque en la vida real muchas empresas son propietarias de este factor de producción). La teoría económica también asume que las familias alquilan su capital físico a las empresas a cambio de una renta denominada «interés». Ciertamente, la renta del capital físico puede ser simplemente un alquiler. Sin embargo, es denominada «interés», pues, tal como será explicado en el capítulo 4, las familias ahorran en las instituciones financieras (por ejemplo, los bancos comerciales). Dichos ahorros son canalizados a las empresas mediante préstamos que estas últimas usan para adquirir maquinarias u otros bienes de capital, pero que deben devolver con un interés. Al final, el dinero prestado a la empresa (que fue usado para comprar bienes de capital) proviene de las familias. Por lo tanto, es posible interpretar que, mientras el préstamo no sea pagado, la familia que prestó el dinero a la empresa a través del banco es indirectamente propietaria de parte de los bienes de capital.

Luego de comparar las partes superior e inferior del flujo circular, y bajo el supuesto de que todas las rentas que obtienen las familias son usadas para comprar la producción de las empresas, es posible entender por qué el valor de la producción total de la economía equivale al gasto total por compras de las familias y a los ingresos totales por ventas de las empresas, así como a las rentas totales de las familias. De allí la importancia de medir el PBI, pues la evolución de este indicador ofrece una idea del desempeño de diversos frentes de la economía. En efecto, un aumento del PBI significa un incremento de la producción total de las empresas de un país, es decir, un aumento de la cantidad de bienes y servicios disponibles en el país, y, de modo paralelo, un aumento de las rentas que permiten a las familias de dicho país adquirir la producción total y así satisfacer sus necesidades. En otros términos, si un país produce más servicios educativos, más medicamentos y más alimentos, por un lado, genera más productos para satisfacer las necesidades sociales; por otro, genera más empleo entre los profesores, así como entre los trabajadores del sector farmacéutico y de la industria alimentaria. Estos trabajadores obtendrán remuneraciones por participar en el proceso productivo, con las cuales podrán adquirir los servicios educativos, los medicamentos y los alimentos que necesitan.

El ejemplo anterior ilustra por qué el PBI es considerado un indicador de bienestar. En este caso, la noción del «bienestar» implica la disponibilidad y el acceso a los «bienes» y servicios que satisfacen las necesidades sociales. En otros términos, el PBI4 es como un «termómetro»5 de la denominada «actividad económica». Precisamente, la actividad económica ofrece los productos que necesitan las familias y, de modo paralelo, permite a estas últimas disponer de los ingresos necesarios para comprar dichos productos. Así, un mayor PBI implica mayor producción y mayores ingresos con los cuales adquirir dicha producción. Para afirmar que el incremento del PBI también implica un mayor bienestar, la Macroeconomía entiende a este fenómeno general (agregado) mediante una lógica individual. Según dicha lógica, para una persona, más consumo significa más bienestar y, dado que el dinero permite consumir, es posible concluir que más ingreso reporta más bienestar individual. Lo mismo se extiende a nivel agregado: para una economía, más ingreso es más bienestar general. Es importante notar que este argumento se sustenta en la noción de bienestar que acaba de ser planteada. Sin embargo, es evidente que la noción de bienestar puede incluir otras dimensiones. Por lo tanto, el PBI termina siendo un indicador «imperfecto» de bienestar, pues no permite medir (capturar) diversos aspectos que otras nociones e indicadores de bienestar sí incluyen. Precisamente, más adelante será explicado que una de las desventajas (limitaciones) atribuidas al PBI es que constituye un indicador imperfecto de bienestar.

Obviamente, la actividad económica de un país no es tan simple como la que describe el flujo circular de gastos e ingresos presentado a través de la figura 2.1. En ese sentido, en la economía no solo las familias son dueñas de los recursos productivos, sino también las empresas6. Por ello, es común que las empresas compren a otras empresas capital físico (maquinarias) y productos intermedios (materias primas). Es más, existe un recurso productivo indispensable para movilizar a los demás, el cual a veces es denominado «capacidad empresarial», otras «habilidad para los negocios», y, más recientemente, «emprendedurismo» o «iniciativa empresarial». Dicho recurso también recibe rentas por su aporte a la producción, las cuales son denominadas «utilidades», «ganancias» o «beneficios».

Además, en la economía no solo interactúan dos sectores, empresas y familias, sino que también participa el Gobierno en sus diferentes niveles: nacional, regional y local. En efecto, el sector público es un importante empleador, compra grandes cantidades de recursos productivos y provee una diversidad de bienes y servicios finales (por ejemplo, de salud, educación o seguridad). Precisamente, a causa de su significativo aporte a la generación de empleo, renta y producción, es posible calificar al Gobierno como una gran empresa, tal vez la más grande en muchos países. Otro sector importante de la economía es el sector externo, pues las empresas que operan localmente les pueden vender o comprar a sus pares de otros países tanto recursos productivos como bienes y servicios.

Una limitación adicional del flujo circular de gastos e ingresos presentado a través de la figura 2.1 es que asume que las familias consumen toda su renta; sin embargo, en la vida real, las familias ahorran parte de su renta, normalmente con la idea de sacrificar consumo en el presente para poder consumir más en el futuro gracias al interés que pagan los activos financieros. Estos últimos son los instrumentos que permiten el ahorro. Desde la perspectiva del flujo circular de gastos e ingresos, dicho ahorro es denominado «fuga», «evasión», «salida», «escape» o «filtración» de renta, pues reduce el flujo de dinero que es usado para consumir y para pagar rentas.

Es más, la actividad del sector público genera otro tipo de fugas de dinero del flujo circular de gastos e ingresos. Por ejemplo, los impuestos sobre las rentas que cobra el Gobierno reducen la renta de la que disponen las familias para consumir y, de este modo, el dinero que circula en la economía. El ahorro y los impuestos implican una caída en las rentas (ingresos) que son destinadas a la demanda de bienes y servicios producidos dentro del territorio de la economía analizada. De modo similar, cuando, en lugar de comprar dichos bienes y servicios producidos dentro del territorio nacional, los agentes locales los sustituyen por productos importados, cae la demanda de producción interna, al igual que las rentas que reciben los agentes locales (domésticos).

Por otro lado, existen canales que permiten aumentar el flujo de dinero que es usado para consumir y pagar rentas. Dichos canales corresponden a las denominadas «entradas» o «inyecciones». Este es el caso del gasto de inversión que realizan las empresas (por ejemplo, la compra de maquinarias), las compras de bienes y servicios que efectúa el Gobierno o las ventas al extranjero de bienes y servicios producidos dentro del territorio nacional (exportaciones). Todas estas actividades implican una mayor demanda, que estimula a un incremento de la producción, y, a la vez, la entrega de rentas (ingresos) a los agentes económicos que producen dichos bienes y servicios. También generan una entrada de renta las transferencias de dinero que efectúa el Gobierno a las familias, por ejemplo, los pagos que realiza el sistema de pensiones a los jubilados y los subsidios monetarios a los pobres o a los desempleados.

Respecto de las transferencias de dinero, conviene mencionar que, en el Perú, no existe un sistema de seguridad social que ofrezca un subsidio a los desempleados (denominado también «seguro de desempleo» o «subsidio de cesantía») como sí sucede en los EE. UU. o en diversos países de Europa, donde los trabajadores que pierden su empleo reciben un ingreso periódico (por ejemplo, cada mes o cada semana) mientras buscan un nuevo empleo (en algunos países, dicha transferencia puede llegar a ser entregada a un desempleado durante varios años). Sin embargo, en el Perú sí han sido aplicados subsidios monetarios para los pobres (transferencias), especialmente para quienes están en situación de pobreza extrema, como el Programa Nacional de Apoyo Directo a los más Pobres «Juntos», que es un programa de transferencias monetarias condicionadas creado durante el año 2005. (La información sobre este programa social y el detalle de las condiciones que exige a sus beneficiarios están disponibles en http://www.juntos.gob.pe).

2.1.2 Definición del producto bruto interno

Ahora resulta más sencillo entender el producto bruto interno (PBI), el cual, según la entidad encargada de su medición en el Perú, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) (s. f. [b], p. 1), «se define como el valor total de los bienes y servicios generados en el territorio económico durante un período de tiempo, que generalmente es un año, libre de duplicaciones». Respecto de esta definición, conviene realizar las siguientes aclaraciones. En primer lugar, la idea de acudir al valor total de los bienes y servicios para medir la producción total de una economía responde a que, evidentemente, no sería racional sumar (agregar) las cantidades de productos de naturaleza diferente: no es posible sumar el número de polos de algodón producidos en un país con el número de carpetas de madera producidas en dicho país como parte del proceso de estimación de la producción total de la economía.

Para solucionar el problema de la agregación de productos de naturaleza diferente, es posible acudir a los precios de mercado. Por ejemplo, la tabla 2.1 simplifica la realidad y asume que un país solo produce polos de algodón, carpetas de madera y billeteras de cuero, cuyas cantidades producidas (Q) son mostradas en la segunda columna. Ciertamente, no es posible sumar 10 polos de algodón, 40 carpetas de madera y 20 billeteras de cuero. Solo es posible sumar productos del mismo tipo, por ejemplo, 10 polos de algodón con 15 polos de algodón, 20 carpetas de madera con 18 carpetas de madera, o 2 billeteras de cuero con 5 billeteras de cuero. No obstante, la tercera columna de la tabla 2.1 muestra los precios de venta por unidad (P) de cada uno de estos productos, los cuales facilitan «valorar» la producción de cada bien (multiplicando la cantidad producida por su respectivo precio) y convertirla así a una misma unidad de medida, en este caso, la unidad monetaria con la cual son fijados los precios de los productos en sus respectivos mercados: los soles (tal como muestra la cuarta columna). De este modo, el valor de la producción de cada uno de los tres bienes está expresado en una misma unidad de medida: los soles, lo cual permite sumar los tres valores y obtener así el valor total de la producción, el cual resulta, según los datos del ejemplo, en 2.000 soles.

Tabla 2.1

Producción de un país


Cantidad producida (Q)Precio (P)en solesValor de la producción en soles
Polos de algodón101001.000
Carpetas de madera4020800
Billeteras de cuero2010200
Valor total de la producción2.000

En segundo lugar, el PBI mide el valor total de los bienes y servicios producidos en una economía; es decir, a diferencia del ejemplo de la tabla 2.1, que incluye solo tres bienes, las estimaciones realizadas se esfuerzan por considerar la enorme cantidad de bienes y servicios que produce un país. En tercer lugar, el cálculo del PBI no se limita a añadir los valores de la producción de los productos físicos o tangibles (los bienes), sino que también incluye los valores de la producción de los productos intangibles (los servicios). Ello significa que, además de considerar el valor de los libros producidos en un país, también es estimado el valor de los servicios de enseñanza de los profesores. Además, no solo es considerado el valor de los medicamentos producidos, sino también el valor de las atenciones a pacientes brindadas por los médicos; de modo similar, no solo es considerado el valor de los automóviles producidos, sino también el valor de los servicios de transporte ofrecidos por los taxistas.

En cuarto lugar, el PBI considera el valor total de los bienes y servicios generados en el territorio económico. De allí es que este indicador se titule «producto bruto interno», pues alude a la producción en el «interior» del territorio del nacional, sin importar si los productores son de origen nacional o extranjero. Así, serán parte del PBI del Perú tanto la producción de una empresa peruana que fabrica carpetas de madera como la producción de acero de una planta siderúrgica china que opera en el territorio peruano.

En quinto lugar, debido a que el PBI es una variable flujo, mide la producción durante un período determinado, el cual, en el caso peruano, usualmente es un año o un trimestre7. Al respecto, Parkin, Esquivel y Muñoz (2007) explican que un flujo es una cantidad por unidad de tiempo, mientras que un acervo (también denominado «stock») es la cantidad existente en un período determinado. Así, el agua que corre de un grifo abierto a la bañera es un flujo; mientras que el agua acumulada en la bañera es un acervo. De modo análogo, los ahorros y la inversión son flujos, los cuales cambian, respectivamente, los acervos de riqueza y capital físico.

Finalmente, el PBI mide el valor total de la producción libre de duplicaciones. Ello significa que solo considera bienes y servicios «finales», es decir, no son incorporados al cálculo los productos intermedios vendidos. Al respecto, Wonnacott y Wonnacott (1994) explican que un producto final es un bien o servicio comprado por el usuario último sin la intención de revenderlo ni transformarlo posteriormente, mientras que un producto intermedio es comprado con la intención de transformarlo o revenderlo posteriormente.

A continuación, será explicada la diferencia entre un producto final y uno intermedio sobre la base de un ejemplo asociado a las etapas o eslabones de la cadena de productiva que genera los polos de algodón. En este caso, el polo de algodón comprado por una persona que lo usará para vestirse constituye el producto final de la cadena. Para llegar a dicha transacción, es necesario sembrar y cosechar algodón, que es una actividad agrícola, así como retirarle las semillas en una desmotadora. Después de ello, el algodón desmotado es vendido a una hilandería, donde es convertido en hilos de algodón a través de un proceso de hilado. Posteriormente, los hilos son vendidos a una empresa textil que fabricará con ellos telas de algodón por medio de los procesos de tejeduría y tintorería (teñido de las telas). Luego, las telas de algodón son vendidas a los confeccionistas, quienes fabrican los polos de algodón y los venden al por mayor a los vendedores minoristas. Finalmente, los minoristas venden los polos al comprador final. De este modo, el polo de algodón vendido a la persona que lo usará para vestirse (el usuario último o comprador final) constituye el producto final de la cadena, mientras que todos los eslabones previos han producido y vendido bienes o servicios intermedios necesarios para la confección de los polos y su venta al comprador final8. Precisamente, la primera columna de la tabla 2.2 presenta cada uno de los eslabones de la cadena productiva descrita.

Tabla 2.2

Cadena productiva de un polo de algodón


Eslabones de la cadena productivaPrecio de venta en solesCálculo del valor agregadoValor agregado
Siembra, cosecha y desmotado3030-030
Hilado4040-3010
Tejeduría y tintorería5555-4015
Confección y venta al por mayor8080-5525
Venta al por menor100100-8020

La segunda columna de la tabla 2.2 permite identificar el precio de venta del producto generado en cada eslabón de la cadena productiva, mientras que la tercera columna calcula el valor agregado por cada eslabón (también denominado «valor añadido»). Dicho valor no es más que la diferencia entre el precio de venta del producto generado en determinado eslabón y el precio que pagó el respectivo eslabón por el(los) producto(s) intermedio(s) que necesitó para generar el producto que vende. Así, el proceso de siembra, cosecha y desmotado del algodón necesario para producir un polo añade 30 soles de valor. Dicho algodón luego es convertido en hilados de algodón que son vendidos a 40 soles a la empresa textil que fabricará con ellos la tela de algodón necesaria para fabricar el polo. Ello significa que el proceso de hilado añadió 10 soles de valor al polo de algodón. A su vez, los procesos de tejeduría y tintorería añadieron 15 soles de valor, mientras que la confección y venta al por mayor generó 25 soles de valor agregado al polo de algodón. Finalmente, el servicio de venta al por menor añadió 20 soles al valor del polo.

En resumen, si son sumados todos los valores agregados (30 soles, 10 soles, 15 soles, 25 soles y 20 soles), es obtenido el precio de venta del bien final: 100 soles. Ello significa que los valores de todos los productos intermedios necesarios para generar el polo de algodón están siendo contabilizados en su precio de venta9, por lo cual no deben volver a ser considerados en el cálculo del PBI. De allí que el PBI sea la suma de los precios de los bienes y servicios «finales» producidos en una economía, tales como los polos de algodón comprados por personas que los usarán para vestirse. Precisamente, el «valor total de la producción» representa esta suma. De añadir el valor de los productos intermedios considerados en la mencionada suma, se estarían duplicando (o multiplicando) innecesariamente los valores agregados a los bienes y servicios finales, es decir, se estaría cometiendo un «error de doble contabilización» que sobreestimaría el valor del PBI.

Sin embargo, deben ser mencionadas dos excepciones a la regla que plantea no considerar los valores de los productos intermedios en el cálculo del PBI. La primera aparece, por ejemplo, si una tienda dedicada a la venta de prendas de vestir compra polos de algodón de un confeccionista, pero aún no los ha vendido en el momento en que es estimado el PBI del período. Ciertamente, dichos polos son parte de la producción de la economía y su confección generó renta para diversos factores productivos, pero, al no haber sido vendidos a un comprador final, dejarían de ser considerados en el cálculo del PBI. Para evitar esta omisión en el cálculo, el valor de dichos polos de algodón debería ser estimado e incorporado al cálculo del PBI. Otra excepción surge, por ejemplo, si una fábrica de confecciones compra hilos para realizar las costuras de los polos de algodón que fabrica, pero dichos hilos todavía no han sido usados en el momento en que es estimado el PBI. Este caso también llevaría a que parte de la producción de la economía (los hilos que aún no han sido usados) no sea considerada en el cálculo del PBI (pues el polo de algodón que llevaría añadido el valor de dichos hilos aún no ha sido fabricado ni mucho menos vendido). Para evitar esta omisión en el cálculo, el valor de dichos hilos debería ser estimado y sumado al PBI.

En síntesis, si en el momento de estimar el PBI de un período, las empresas poseen productos finales que aún no venden o poseen productos intermedios que aún no han transformado, entonces el valor de dichos productos debe ser considerado en el cálculo del PBI del período. De allí que, cada vez que sea estimado el PBI de un período determinado, también se le deba añadir el valor de la denominada «variación en los inventarios de existencias» (o, simplemente, el «cambio en los inventarios»). Este nombre alude a que los productos finales sin vender y los productos intermedios sin transformar suelen permanecer en los almacenes de las empresas (forman parte de sus inventarios de existencias). Aquí, conviene aclarar que no es estimado el valor de «los inventarios de existencias», sino el valor de la «variación en los inventarios de existencias». Por ejemplo, si el primer día del año una empresa tenía en sus almacenes 800 soles en polos y el último día del mismo año (o el primer día del año siguiente) tiene 1.000 soles en polos, la variación del inventario de existencias que debe ser añadida al PBI es de 200 soles. En cambio, si el primer día del año una empresa tenía en sus almacenes 800 soles en polos y el último día del mismo año (o el primer día del año siguiente) tiene 500 soles en polos, la variación del inventario de existencias que debe ser añadida al PBI es de -300 soles.

Conviene detallar dos consideraciones adicionales respecto de los «productos finales» que ingresan al cálculo del PBI. En primer lugar, para identificarlos no se acude a la naturaleza del bien sino a la etapa o eslabón de la cadena productiva en la que ha sido comprado (y, por tanto, vendido). Por ejemplo, si una persona compra hilos para zurcir en su casa un polo de algodón o coser un botón caído de una de sus camisas, estos hilos son un producto final y la persona que los compró es el comprador final de los hilos, ya que realizó la transacción (la compra de los hilos) al final de la cadena productiva de los hilos10. En cambio, si una empresa de confecciones compra hilos para realizar las costuras de los polos de algodón que fabrica, dichos hilos son un producto intermedio, ya que la transacción (la compra de los hilos) no fue realizada al final de la cadena productiva de los hilos. Evidentemente, en este caso, los hilos serán transformados antes de llegar al final de la cadena productiva, donde será transado el producto final al cual añaden valor: el polo de algodón vendido al comprador final.

La segunda consideración respecto de los productos finales que ingresan al cálculo del PBI es que las reventas no ingresan a dicho cálculo. En ese sentido, si un consumidor adquiere un polo de algodón de una tienda de prendas de vestir, el valor de la producción de dicho polo sí debe formar parte del PBI. Sin embargo, si luego de usar el polo un tiempo, lo revende, el valor de dicha reventa no se añade al cálculo del PBI. Igualmente, si una persona compra una vivienda nueva y luego la revende, solo entra al cálculo del PBI el valor de la compra de la vivienda nueva, no ingresa el valor de la reventa. Evidentemente, si antes de la reventa de la vivienda el propietario le hizo mejoras (por ejemplo, le construyó un piso más), el valor de las mejoras debe ser estimado e incorporado al PBI.

2.1.3 Métodos de medición del producto bruto interno

Sobre la base del análisis del flujo circular de gastos e ingresos y de la definición del PBI, es posible llegar a tres métodos o enfoques que la contabilidad nacional suele usar para realizar el cálculo del PBI: el método del gasto, el método de la renta y el método del valor agregado. En términos estrictos, los dos primeros métodos constituyen aproximaciones al cálculo del PBI que se desprenden de las igualdades analizadas en el flujo circular de gastos e ingresos. Por su parte, el método del valor agregado está asociado a la suma de los valores agregados en cada etapa o eslabón de la cadena productiva de los bienes y servicios finales.

A continuación, serán explicados los tres métodos que la contabilidad nacional suele usar para realizar el cálculo del PBI, los cuales constituyen identidades contables, desarrollando con mayor detalle el método del gasto pues constituye la base de la formulación de los modelos macroeconómicos que serán discutidos en los posteriores capítulos.

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