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Podría decirse que, en estas elecciones en particular, los medios canalizaron muchas energías. Las noticias dejaron entrever no solo las diferentes aspiraciones de sus gestores mediáticos, sino las que anidaban en más de la mitad de los ciudadanos. Los comentarios recogidos en las redes sociales, como reacción a las informaciones difundidas en las cuentas de Facebook, señalan una coincidencia positiva entre la narrativa periodística y la narrativa del cibernauta.

Esto no debería pasar desapercibido para los periodistas, llamados a escuchar las voces anónimas de quienes siguen viéndolos como una ventana a través de la que pueden hacerse escuchar, y de aquellos que han encontrado en el ciberespacio el espacio que necesitaban para expresarse. En tiempos de convergencia de plataformas, ¿por qué no abandonar el periodismo para los consumidores y hacer periodismo con ellos?

Este libro pone un granito de arena en el reconocimiento de las formas del decir de la prensa política local en estas coyunturas, esfuerzo que contó con el valioso apoyo de muchas personas. Mi agradecimiento al Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima, que lidera la doctora María Teresa Quiroz, cuyo respaldo y confianza nos alentó a emprender este nuevo proyecto editorial. A las jóvenes comunicadoras Branca Viaña y Vanessa Ocampo, quienes colaboraron en la captura de la información periodística y en la inclusión de la data en la plataforma digital IP Noticias, tarea en la que también participaron Rubí Caballero e Ivette Ibáñez. Mi gratitud a la empresa DP Comunicaciones y a su director ejecutivo, Antonio Salerno, quien nos brindó acceso gratuito al software de análisis de contenido IP Noticias para hacer una doble lectura de la data recolectada; al comunicador y periodista José Duymovich, director de análisis de dicha empresa, quien nos acompañó en el proceso de la digitalización de la información y leyó la última versión de esta investigación, así como a los analistas Percy Medina y José Carlos Requena, quienes generosamente revisaron el análisis legal y político de las elecciones del 2016.

Capítulo 1
Los medios y el espectro político

Un partido supone cuando menos: (a) un colectivo amplio de ciudadanos, (b) con propuestas compartidas para llegar al poder y gobernar el país, (c) provistos de mecanismos democráticos para debatir y elegir a sus dirigentes y candidatos y (d) con un cierto grado de solidaridad y disciplina entre sus miembros. ¿Podemos afirmar que, en general, las organizaciones que hoy animan la política peruana poseen estas características, registradas en todos los manuales de ciencia política desde el clásico de Maurice Duverger, de 1951, hasta los más recientes de Giovanni Sartori o Norberto Bobbio (para no remontarnos al texto precursor de Edmund Burke ¡de 1770!)? Ciertamente que no. (Roncagliolo, 2017, p. 5)

Más de un analista puso en debate, en la coyuntura de la campaña, la existencia e idoneidad de los partidos políticos en el Perú, debido a que varios de los existentes —algunos dirían que la mayoría— no reunían requisitos básicos y fundamentales.

El nacimiento de los partidos, anota Norberto Bobbio (1982), está vinculado con una mayor demanda de clases y estratos diversos de la sociedad por participar en el proceso de formación de las decisiones políticas. Sobre todo en épocas de transformaciones, surgen grupos más o menos organizados que, básicamente, proponen actuar para que el poder político llegue a sectores de la sociedad excluidos o proponen un cambio estructural de orden político y social.

En el Perú, la crisis de partidos se revela no solo en la disminución del número de afiliados y la reducción de actividades de los cuadros jóvenes dentro de las agrupaciones, sino también, como afirma Percy Medina (comunicación personal, 19 de diciembre del 2016), jefe de la misión para el Perú de IDEA Internacional, “en la poca centralidad que tienen en momentos críticos y su poco poder de movilización social. Las principales movilizaciones sociales que se han producido en el país en los últimos años no han sido convocadas por partidos”.

Al inicio de la campaña, un sondeo nacional realizado por la empresa Datum dio cuenta del aumento del descrédito de los partidos: apenas el 9 % de los encuestados los consideraba como “instituciones necesarias para el funcionamiento del país”, 1 % creía que representaban los intereses de la población (el Parlamento y el Poder Judicial alcanzaron un 2 % de credibilidad), 10 % pensaba que cumplían sus funciones adecuadamente, y 83 % que no (“Crece descrédito”, 2015, p. 8). El factor decisivo en la campaña era generar confianza, “quien lo logre, ganará esta contienda”, aseguró Urpi Torrado (“Cómo viene”, 2016). El aumento del nivel de desconfianza en los candidatos que perdieron señala que no se equivocó (“Máquina de lodo”, 2016, p. 2).

Giovanni Sartori (1987), en su reflexión sobre los partidos y los sistemas de partidos, dice que estos nacieron porque eran necesarios, porque servían para unos fines. Y entonces formula una pregunta que podría trasladarse al Perú: ¿siguen sirviendo para los mismos fines?

El Perú es uno de los países en América Latina con más agrupaciones políticas inscritas. Según el JNE, con datos del 2016, 26 instituciones estuvieron hábiles para participar en los comicios de ese año, pero si agregamos 3 que estaban en proceso de inscripción1 y 31 más que iniciaron sus trámites —aunque no culminaron el proceso2—, suman un total de 60 agrupaciones interesadas en participar activamente en política. Debe considerarse que en el 2016, según la Dirección Nacional del ROP, se había cancelado la inscripción a otras 30 agrupaciones3 por consideraciones diversas.

No es un objetivo de este trabajo desenmarañar las razones de esta explosión político-partidaria, pero no deja de llamar la atención ante la precariedad de la institucionalidad en el país y sus efectos en la democracia representativa. Países vecinos, exceptuando a Colombia y a Chile, afrontan la misma situación: no tienen democracias consolidadas, y el exceso de partidos que pugnan por la Presidencia de la República cada cuatro o cinco años refuerza la hipótesis de que subsisten por una desmedida ambición de detentar el poder político.

Francisco Miró Quesada Rada, al término de la campaña en El Comercio, propuso una nueva caracterización de los partidos que va más allá de la tipología clásica que reconoce sistemas políticos bipartidistas y multipartidistas. En su opinión, además de los ideológicos, doctrinarios, de alcance nacional y que están en crisis, en el país hay agrupaciones pragmáticas, que surgieron en la década de 1980 y que restan importancia a lo ideológico. Al amparo de ese pragmatismo, han surgido los llamados partidos empresa, organizaciones conducidas por empresarios emergentes que deciden participar en política y cuyo liderazgo político depende de los recursos económicos que controlan:

O sea que, si deja de financiar al partido, desaparece inexorablemente. Este tipo de partido es pragmático como los que le anteceden, pero además plutocrático. Su fundamento, estabilidad y soporte se justifican por el dinero. Este es su principal valor. (Miró Quesada, 2016b, p. 30)

La mayoría de instituciones partidarias con inscripciones vigentes se han ubicado, desde su surgimiento, entre la derecha conservadora —pasando por el centro derecha, el centro, el centro izquierda— y la izquierda radical del espectro político. En las últimas décadas, muchas no han definido una forma de pensamiento, de manera que sus idearios y planes de gobierno aparecen como meros listados de temas arropados en buenas intenciones, que transmiten a los ciudadanos en busca de adhesión.

Los partidos plurocráticos, por ejemplo, son exponentes de lo que se ha denominado mercantilización de la política. Sus líderes son caudillos y clientelistas que fundan o controlan un partido, pues pretenden instalarse en las instancias de poder basándose en el dinero que poseen, e influenciar en un electorado que se identifica con el éxito emergente que ellos representan (Miró Quesada, 2016b).

De la lista de partidos políticos existentes en los últimos ochenta años, sobreviven tres: el Partido Aprista Peruano, de orientación social-demócrata, fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre en 1930; Acción Popular, impulsado por Fernando Belaunde Terry en 1956, ubicado en el centro y caracterizado por una ideología que sintetiza en la frase “El Perú como doctrina”; y el socialcristiano Partido Popular Cristiano, fundado en 1966 por Luis Bedoya Reyes y un grupo de disidentes del Partido Demócrata Cristiano. De ellos, dos participaron en alianzas y uno individualmente en el 2016. Miró Quesada (2016b) sostiene que los partidos ideológicos están en crisis porque no supieron adecuarse a los cambios sociales ni entender fenómenos como el surgimiento de sectores emergentes, producto de la informalidad, que no se sienten representados por ellos.

Una aproximación a la trayectoria irregular de las agrupaciones conduce a un mapa político signado por la “no existencia” de partidos. Lo que abundan son grupos con personería jurídica que, tras las elecciones, entran en un estado de hibernación del que despiertan en vísperas de las justas municipales o regionales, que se realizan cada cuatro años, o de las generales, cada cinco, según la Constitución Política.

Su poca incidencia en la vida política revela que muchos han sido formados como instrumentos para acceder al poder y pocos suman a la construcción de una sólida cultura política. Por eso, su vigencia está ligada al destino de un líder carismático, generalmente el fundador. Cuando este se retira por alguna razón o fallece, el partido ingresa a una etapa de extinción, por lo general sin trascendencia.

Tabla 1

Partidos inscritos al 2016


Partidos inscritos en el ROP Fecha de inscripción Registro ROP
Acción Popular 4/8/2004 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 001
Partido Democrático Somos Perú 22/11/2004 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 005
Partido Popular Cristiano 29/11/2004 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 007
Solidaridad Nacional 7/12/2004 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 008
Todos por el Perú 4/1/2005 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 011
Partido Aprista Peruano 31/1/2005 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 015
Unión por el Perú 7/3/2005 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 019
Partido Perú Posible 14/3/2005 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 021
Perú Patria Segura 18/3/2005 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 025
Movimiento Regional Fuerza Loretana 21/3/2005 Libro: Regional, tomo: 1, partida: 010
Siempre Unidos 30/3/2005 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 027
Restauración Nacional 22/11/ 2005 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 030
Partido Nacionalista Peruano 4/1/2006 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 036
Alianza para el Progreso 12/2/2008 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 002
Partido Humanista del Perú 23/11/2009 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 005
Fuerza Popular 9/3/2010 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 006
El Frente Amplio por Justicia, Vida y Libertad 16/3/2012 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 015
Partido Vamos Perú 27/9/2013 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 016
Democracia Directa 11/12/2013 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 017
Partido Orden 18/7/2014 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 018
Peruanos por el Kambio 15/10/2014 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 019
Frente Popular Agrícola FIA del Perú - Frepap 29/4/2015 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 020
Progresando Perú 14/12/2015 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 021
Frente Esperanza 24/12/2015 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 022
Perú Nación 8/1/2016 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 023
Perú Libertario 15//1/2016 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 024

Fuente: Registro de Organizaciones Políticas (http://aplicaciones007.jne.gob.pe/srop_publico/Consulta/OrganizacionPolitica)

Elaboración propia

1.1 Más que una carrera de caballos

Estudiosos de la opinión pública consideran que tanto los sondeos como los medios de comunicación se equivocan cuando convierten las elecciones en una simple carrera de caballos. Reducir el proceso electoral a la propalación de porcentajes sobre el avance de los candidatos en las preferencias de voto, en desmedro del estudio de los problemas sociopolíticos pendientes o de la agenda pública constituida por las preocupaciones de las personas, no contribuye a reforzar la cultura política de una sociedad (Donsbach, 1989).

En las elecciones generales del 10 de abril del 2016, subsistió la percepción de una carrera a la cual acudieron veinticinco agrupaciones políticas declaradas hábiles. De ellas, salieron diecinueve planchas constituidas por partidos que se presentaron individualmente o en alianza con otras organizaciones; un número elevado si se revisa la tendencia reciente. En el 2006 hubo veinticuatro inscritos, de los cuales veinte compitieron finalmente; en el 2011, la cifra bajó a trece inscritos, que se redujo a diez participantes.

Entre el 10 de enero del 2016, fecha en que se inscribieron en el JNE, y la víspera de la primera vuelta, siete renunciaron por su baja aceptación. Luego, Alianza para el Progreso fue excluida por los organismos electorales que también declararon improcedente la inscripción de Todos por el Perú por haber incurrido en violaciones a la legislación vigente. También quedó fuera el candidato a la primera vicepresidencia de la República por Fuerza Popular.

Del total de partidos hábiles, nueve postularon formando tres alianzas: Alianza Popular (Partido Aprista, Partido Popular Cristiano, Vamos Perú y Fuerza Loretana), Alianza para el Progreso (Alianza para el Progreso, Somos Perú y Restauración Nacional) y Alianza Electoral Solidaridad Nacional - Unión por el Perú (Solidaridad Nacional y Unión por el Perú). Otras dieciséis agrupaciones inscritas intervinieron individualmente.

Varias listas colocaron como cabeza de sus planchas presidenciales a invitados. En Alianza Solidaridad Nacional - Unión por el Perú, fue candidato el empresario Hernando Guerra García; en Todos por el Perú, el economista Julio Guzmán, y en el Partido Democracia Directa, Gregorio Santos, quien purgaba prisión preventiva en el Centro Penal de Ancón por una denuncia de corrupción cuando ejerció el cargo de gobernador de Cajamarca.

En un balance presentado antes de la segunda vuelta, el periodista Juan de la Puente reconoció estas tendencias en el espectro político: 1) giro del país a la derecha, respecto de la primera vuelta, con lo que se instauró una nueva mayoría política (Fuerza Popular obtuvo el 36 % de los votos válidos, pero aplicando la cifra repartidora consiguió 73 curules de 130, es decir, mayoría absoluta); 2) dos tercios del Perú eran “naranjas” (votaron por FP) y su lideresa aparecía, antes de la segunda vuelta, como la gran decisora, gracias a su alta votación (de 3 450 000 votos en el 2011 pasó a 6 000 000 en la primera vuelta del 2016); 3) Peruanos por el Kambio ingresó al balotaje como un proyecto partidario del liberalismo económico, con presencia en Lima (31 %) más que en las regiones (21 %), y una votación superior a la del 2011 (de 2 700 000 a 3 160 000 en la primera vuelta), y 4) la izquierda representada por Verónika Mendoza y el Frente Amplio aparecían como un nuevo proyecto que aspiraba a constituirse en la segunda fuerza política nacional (según opinión de De la Puente en el Primer Foro Iberoamericano de Cátedras Unesco, el 10 de mayo del 2016).

1.1.1 Las alianzas

La constitución de alianzas tiene respaldo legal en el Perú: en el pasado, algunas permitieron la consolidación de proyectos políticos programáticos importantes para el país; otras fueron más bien indicio de improvisación y, al mismo tiempo, de una clamorosa debilidad institucional partidaria incapaz de construir liderazgos y de formar cuadros propios que aseguren su vigencia. Desde esta perspectiva, queda en entredicho si estas “fuerzas políticas” cumplen el inciso e del artículo 2 de la Ley de Organizaciones Políticas (antes Ley de Partidos), que subraya lo siguiente sobre los fines y objetivos de los partidos políticos: “realizar actividades de educación, formación, capacitación, con el objeto de forjar una cultura cívica y democrática, que permita formar ciudadanos preparados para asumir funciones públicas” (Ley 30414, Ley que modifica la Ley 28094, 2016).

Para el analista Fernando Tuesta, más que coincidencias programáticas, las alianzas del 2016 fueron pragmáticas (“Preocupación por”, 2015). Los partidos se negaban a desaparecer, temor que no solo anidó en las agrupaciones pequeñas empeñadas en asociarse con las fuertes, sino también en las antiguas que se unieron a otras —sin contemplar su potencial, caudal o imagen pública—, como lo demostró el matrimonio APRA-PPC. Según el aprista Mauricio Mulder, la campaña 2016 fue “menos ideológica” (“Mulder espera”, 2015, p. 8); otros la calificaron como una suma de “improvisación y conveniencia” (“Improvisación y conveniencia”, 2015, p. 2).

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9789972455124
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