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¿Qué es un modelo de negocios? ¿Tengo uno?3

A menudo se escucha hablar de los modelos de negocios, pero ¿qué es un modelo de negocios? Y lo más difícil, ¿cómo se construyen y administran? y ¿quién se encarga de su diseño?

Como hemos dicho antes, es función del marketing desarrollar los modelos de negocios. Esto se fundamenta en que cada vez más, el diseño de los mismos se relaciona con variables de mercado y de un entendimiento profundo del comportamiento de los consumidores.

Para simplificarlo, podríamos definir un modelo de negocios como la respuesta, en todo momento, a tres preguntas. ¿Qué vendo?, ¿a quién? y ¿cómo?

Sobre las dos primeras ya hemos hablado y hacen referencia a responder en todo momento y con claridad ¿qué vendo? Cuando hago esta pregunta en los cursos, la mayoría de las personas me nombran lo que hacen. Así por ejemplo algunos me dicen que venden casas, hacen pizzas o venden comida servida de manera elegante en un restaurante de Palermo.

La pregunta intenta ser engañosa y ponerlos en evidencia. Si usted solo vende lo que hace tendrá una alta probabilidad de verse obligado a tener que competir por precio.

Cuando el consumidor ve dos productos que no se diferencian entre sí y que solo venden lo que hacen en el sentido más simple (por ejemplo: agua), es él quien tiene el poder, y cuando eso sucede, suele presionar a la baja de precios.

Una forma diferente de hacer la misma pregunta es: ¿por qué lo eligen sus clientes? Ahí todo cambia y nombran cosas como confianza, trayectoria o una experiencia única.

En conclusión, podríamos resumir que el diseño de modelos de negocios consiste en desarrollar productos o servicios, enfocado en la resolución de una necesidad y la creación de valor, para luego configurar la organización para que eso sea posible.

Un modelo de negocios describe la forma en que una organización produce, distribuye y captura valor –según el modelo Canvas–, formulado inicialmente por Alexander Osterwalder en el año 2004. Esta obra es tal vez uno de esos grandes avances en la interpretación de la lógica organizacional y fue un gran aporte a las ciencias de Management, ya que consolidó lo que se venía expresando en el mercado.

Me gustaría detenerme, aunque sea brevemente en esta idea, para poder ver más claramente cómo se deben desarrollar los modelos de negocios.

El modelo Canvas consiste en la configuración de nueve bloques, que como un rompecabezas, debe estar completo para poder funcionar.


El primer bloque consiste en la segmentación de mercados: básicamente se pone énfasis en describir y conocer a fondo los distintos segmentos de mercado para así poder elegir claramente dónde quiero y cómo puedo posicionarme. Más adelante en el apartado “Descubriendo nuestro segmentos” veremos en profundidad como llevar adelante esta importante y difícil tarea.

En este momento es crucial hacernos algunas preguntas, como por ejemplo:

• ¿Quién quiero que sea mi cliente?

• ¿Cuál es el segmento de clientes objetivo?

• ¿Para quiénes estamos creando valor?

• ¿Quiénes son nuestros clientes más importantes?

• ¿Qué características relevantes tienen?

• ¿Qué tareas claves debo realizar para alcanzarlos?

De este modo, el modelo Canvas pone como regla de oro comenzar siempre el desarrollo de un negocio haciendo foco en el cliente como la estrella y rector de las actividades de la organización.

El segundo bloque es a mi entender, y ya lo veremos en profundidad, el más importante del análisis y realmente el centro de gravedad de toda organización. La propuesta de valor es ahora la prioridad en el camino de desarrollo de nuestros negocios.

La mayoría de los emprendedores cometen el error de emprender y crear organizaciones y luego pensar su modelo de negocios, cuando debería ser totalmente al revés. Horacio Meléndez

Sin propuesta de valor no hay diferenciación y sin diferenciación solo podremos competir por precio y será difícil tener éxito. Por ahora diremos que la propuesta de valor es aquello que nos hace diferentes, únicos y elegibles para nuestros clientes.

Carlos y Miguel eran dos comerciantes emprendedores que decidieron, sin mucho análisis, poner un negocio de venta de celulares a tan solo 50 metros el uno del otro. Rápidamente se dieron cuenta que tenían un problema y que solo había lugar para uno de los dos en esa cuadra. Solucionar este problema no sería tarea sencilla, ya que ambos vendían básicamente lo mismo y habían acordado no bajar los precios.

Así, ambos se pusieron a pensar formas de construir una propuesta de valor que, como dijimos, los hiciera diferentes, únicos y elegibles.

Carlos tomo la iniciativa y ofreció a sus clientes un año de garantía con la compra de sus celulares. Momentáneamente logró ser único y elegible, pero como todo lo que no es muy innovador, duró poco. Fue así que Miguel rápidamente copió la propuesta de Carlos. Llamaremos a esto “Neutralización de la propuesta de valor”.

Carlitos no se quedó quieto y redobló la apuesta ofreciendo dos años de garantía. Una vez más, Miguel neutralizó a su rival.

Todo parecía estancado, cuando Carlos decidió ofrecerles no solo dos años de garantía, sino también la posibilidad de cambiar el equipo dentro de las 24 h en cualquier lugar del país.

Miguel, ante esta propuesta, decidió pasar.

Ahora Carlos tenía una propuesta de valor diferente y única. ¿Pero sería elegible? La cuestión es que Carlos necesitaba, para poder sostener esta propuesta de valor, asumir mayores costos, tantos que lo obligaban a subir sus precios en al menos un 20% para no perder dinero. De esta forma, el nuevo precio de los celulares sería más alto que los que vendía su competidor directo.

Frente a estos dos “empresarios” estaba el cliente, que venía viendo como los dos se sacaban los ojos por tratar de conquistarlo. Hasta ahora la pelea solo ofrecía ventajas momentáneas, ya que se copiaban el uno al otro. Esto sin dudas le daba cada vez más poder al cliente ya que tenía mayor poder de negociación.

No obstante, ahora tenía que analizar en profundidad la nueva propuesta de valor. Era cierto que era diferente y hasta superadora a la de Miguel. Pero algo no le terminaba de cerrar en su cabeza.

La cuestión pasaba por la variable elegible. ¿Por qué? Porque el precio es siempre un factor regulador para los clientes. Básicamente el conflicto del cliente pasaba por interpretar si la propuesta de valor que se expresaba monetariamente en un 20% más en el precio que la otra, era atractiva como para finalmente comprarla.

La percepción de caro o barato es subjetiva para cada cliente. Así, lo que para uno es caro, para otro es barato.

Así el cliente termina eligiendo a Miguel y sacrificando la diferencia, aparentemente superior, ya que la propuesta no llega a compensar el incremento de precios y decide sacrificar un beneficio.

Con este ejemplo intento ilustrar que no alcanza con ser diferente y único, es crucial ser elegible. Tampoco pretendan ser elegibles para todos los públicos, pero sí para el que ustedes hayan definido en su segmentación como objetivo.

El tercer elemento de este modelo es lo que el autor define como canales. Hemos hablado ya de esto y podríamos encuadrarlo en lo que en el plan táctico definimos como la P de Plaza. Recordemos que esta variable consiste en cómo pondremos a disposición de nuestros públicos objetivos las propuestas de valor, siempre cumpliendo con nuestras promesas.

También dentro de los canales se encuadran los canales de comunicación con los que pondremos a disposición nuestra propuesta de valor, ya que no sirve de nada tener una gran propuesta si el cliente no se entera. Aquí entra en juego la publicidad o cualquier estrategia que la empresa elija para lograr llegar a la mayor cantidad de gente dentro de sus segmentos objetivos.

Como cuarta variable está la esencia del marketing moderno que consiste en la generación de una relación con nuestro público.

Si logramos identificar bien a nuestros segmentos de mercado, indagamos sus necesidades y deseos, y sobre esta base establecemos nuestra propuesta de valor logrando estar al alcance y en el momento justo, podremos empezar a construir una relación.

Esta es una gran decisión a la que todo empresario debe enfrentarse tarde o temprano en el desarrollo de sus modelos de negocios. Básicamente definir si quiere tener un negocio transaccional o de relaciones. Las transacciones son impersonales y de corto plazo, las relaciones generan convivencia y son a largo plazo.

Si logramos construir un negocio basado en estos cuatro bloques podremos completar el quinto, que consiste en la generación de ingresos a nuestro flujo de fondos y así disponer de capital para sostener los otros 4 bloques restantes que consisten en: recursos claves, estructura de costos, actividades claves y red de socios estratégicos. Por lo general es en esta parte del esquema donde se generan egresos de dinero que se configuran en el último de los bloques del modelo.

Los recursos claves se refieren a aquellos que son vitales para que el negocio se sustente en el tiempo. Son los medios necesarios para sostener lo que definimos en los cuatro primeros bloques. Por ejemplo el capital de trabajo, el know how, patentes, etc.

Las actividades son los procesos, las políticas, la relación entre áreas y hacen al funcionamiento operativo del negocio.

Osterwalder pone especial interés en el octavo cuadrante, al que denomina red de socios estratégicos.

Es muy difícil para cualquier organización moderna poder crecer y sostenerse sin alianzas fuertes con agentes externos a lo largo y ancho de todo el mercado. Así, proveedores, intermediarios, gobiernos, competidores y por supuesto clientes, se vuelven socios claves de cualquier empresa.

Esto no solo es una necesidad operativa, sino una forma de relacionamiento. Las organizaciones se nutren de las experiencias de clientes y proveedores y co-crean productos y servicios.

El egoísmo organizacional no tiene lugar en la era moderna. Las preguntas aquí son: ¿Cuáles son sus próximas alianzas? ¿Cuándo fue la última vez que invitaron a un proveedor para conversar? ¿Cuándo fue la última vez que se reunieron con un competidor y juntos analizaron el mercado?

Resumiendo este modelo que tomamos como base para profundizar en el marketing, podríamos dividirlo en dos grandes grupos. Las áreas que miran al mercado y definen los ¿qué?, ¿quiénes?, ¿por qué? y ¿para qué? y los que definen el ¿cómo?, siempre con foco en la rentabilidad.

Recuerden:

– Diseño de modelos de negocios consiste en desarrollar productos o servicios, con foco en la resolución de una necesidad y la creación de valor, y luego configurar la organización para que eso sea posible.

– La percepción de caro o barato es subjetiva para cada cliente. Así, lo que para uno es caro, para otro es barato

– Si logramos identificar bien a nuestros segmentos, indagamos sus necesidades y deseos, y sobre esta base creamos nuestras propuestas de valor y logramos estar al alcance y en el momento justo, podremos empezar a construir una relación.

Innovación en las PyMES

Yo sé que si sos PyME, creés que la innovación es algo propio de las grandes empresas. Es más, seguro que escuchaste hablar muchas veces del “Departamento de innovación y creatividad.”

Entre nosotros, ¡la verdad es que las PyMEs son mucho más innovadoras que las grandes! Sí, sí, aunque no lo crean, así es y así debe ser. Les explicare por qué.

Ante todo me gustaría decir que soy un gran crítico del departamento de innovación dentro de las empresas. Básicamente porque creo que este departamento –en vez de fomentarla en toda la organización–, la reduce a un grupo y hace que el resto descanse creyendo que, ya que el “área de innovación” está innovando, entonces yo no tengo que hacerlo o nadie espera eso de mí.

Es importante aclarar que innovación no es creatividad. La creatividad es un proceso mental natural a todos los seres humanos mientras que la innovación es un proceso organizacional y por lo tanto, más complejo.

No se trata de tener ideas y luego ver si le pueden interesar a alguien. Esto los llevará directo al fracaso y al desánimo, y tiene más que ver con una ruleta que con un método.

La creatividad en muchos aspectos está sobrevalorada y entorno a ella se genera todo un manto de misticismo que lo que único que hace, es alejarla de la realidad y desmotiva a quienes no se creen tocados por la varita mágica.

Lo primero que hay que aclarar es que todas las empresas viven innovando. Cosas pequeñas que buscan dar solución a problemas simples, cotidianos, pero cuya resolución se vuelve algo imprescindible y necesario para poder sobrellevar el día a día.

También es importante comprender que casi todo ya fue inventado y entonces es importante observar con atención para encontrar soluciones prácticas a nuestros problemas que otro ya resolvió con anterioridad y que con algún ajuste, podríamos implementar en nuestro caso. Esto aplica tanto para soluciones de gestión como para ideas de negocios.

Hace unos años escribí un artículo que se titulaba Todos pueden viajar al futuro. En él explicaba que todos podemos viajar al futuro (en el mundo de los negocios) y que esa es una de las misiones fundamentales de los directores de las empresas.

–¿Se volvió loco?

Sé que suena un poco raro, pero les daré un ejemplo personal que viví junto a un cliente en 2012.

En enero se realiza todos los años una feria de tecnología llamada CES; esta feria es la más grande del mundo en lo que se conoce como tecnología de consumo (tv, informática, celulares, etc.); la misma se da cita todos los años en las Vegas y durante una semana, las principales marcas presentan sus próximos lanzamientos.

Ese año, un cliente me invita a acompañarlo a esta prestigiosa exposición. Llegamos allí y luego de caminar y caminar durante horas –ya las piernas no me daban más–, entré en un stand de LG donde presentaban algo que llamaban TV 4k (cuatro veces la definición HD).

Al retornar a la Argentina recuerdo ver en la televisión una publicidad anunciando como una gran novedad los TV Súper HD (doble HD).

Si en ese momento yo hubiese comentado en un asado que había tenido una visión y que en un futuro cercano existiría algo llamado 4K, estoy seguro que la mayoría me habrían llamado loco. Final de la historia: en 2015 llegaron a la argentina los TV 4k. Imaginando que lo del asado hubiera sucedido, mis amigos creerían que soy algo así como alguien que puede ver o que puede viajar al futuro. En parte esto es cierto, yo pude viajar al futuro; ustedes también pueden y deben hacerlo. No importa el rubro en el que estén, siempre hay algún lugar en el mundo donde se está mostrando lo que viene. Conocerlo con tiempo es una gran ventaja competitiva.

El PyME tiene una gran cuenta pendiente en esta materia. Concentrado en su día a día y con, en muchos casos, una cierta soberbia, no dedica tiempo a viajar al futuro.

Ahora bien, para ser innovador se requieren algunos requisitos que todos ustedes pueden poner en práctica y les recuerdo que innovar no es una opción, es una obligación:

a) Desarrollar al máximo la observación: A diferencia de simplemente mirar, es necesario observar en detalle. Obsesionarse por los clientes y competidores, y observarlos en cada situación posible. Si hace esto, descubrirá que hay muchísimas cosas para mejorar e imitar.

b) Poner foco en resolverle problemas a la gente: Estos problemas no tienen que ver con salvar al mundo, sino, simples cosas que los clientes necesitan resolver y que por alguna razón nadie hace.

c) Involucrar a toda la organización para que las innovaciones no surjan solo de arriba para abajo, sino en todas las direcciones. Nadie mejor que quien está frente al mostrador, en los almacenes o en la administración para buscar mejoras para problemas en cada una de esas áreas.

d) Contar con métodos para analizar las ideas: Hoy en día existen infinidad de métodos para poder evaluar si algo es viable o no. El modelo Canvas puede ser una, The Lean Startup o Design thinking, entre tantas otras. Siempre es importante validar con método la idea y así descartarla o avanzar; pero con algo más que solo una gran intuición.

e) Rodearse de gente creativa y crítica: Es necesario tener objetividad sobre la idea. Muchas veces es difícil para el padre de la idea ser realmente crítico y objetivo. En este punto, la visión de un consultor externo puede ser muy valiosa. Si es humilde sabrá aprovechar las críticas, siempre sabiendo de quien vienen para evitar a los abucheadores del cambio. Recuerden que para muchos la innovación es una amenaza.

Es importante aclarar que no solo se trata de generar un nuevo producto o servicio. También pueden innovar en la forma de comercializarlo, en un nuevo formato de administración, en la logística, en como estructurar la matriz de costos, etc. Eso sí, la clave es que todas estas mejoras impacten en la realidad de los clientes, generen valor y rentabilidad.

Les contaré un caso que vi hace varios años y que seguramente muchos ya me escucharon contarlo en reiteradas ocasiones; pero es claro y ejemplifica.

En EEUU, hace aproximadamente siete años, un señor llamado John inventó un celular, sí, un celular en EEUU. Parecería imposible que un simple hombre pudiera desarrollar un buen producto para competir con las grandes empresas. Salvo que fuera una innovación que le permitiera llegar a un segmento desatendido por alguna razón por el resto de las empresas.

El teléfono de este señor solo tenía números, un botón para llamar y otro para cortar; nada más…

¿Para quién era este teléfono? ¿Cómo se le ocurrió hacer un teléfono tan básico?

Les pregunto a ustedes ¿cuántas cosas quiere de un teléfono su abuela o su tía ya mayor?

Si bien la respuesta no es general, me arriesgo a que la mayoría de los mayores solo quiere una cosa: hablar, ¡y que sea fácil!

Este señor observó lo que todos vemos, pero que nadie busca resolver, salvo él. Encontró lo que se llama un segmento de oportunidad para generar mucho valor. Tanto era así, que su teléfono se vendía en las tiendas a 250 dólares.

Cuando resolvemos problemas, es fácil generar valor y si generamos valor, es fácil obtener rentabilidad.

Entonces, ¿cuándo fue la última vez que innovaron en su modelo de negocios? ¿Cuánto tiempo dedican en su organización a la innovación? ¿Escuchan las sugerencias de sus colaboradores sobre cómo mejorar pequeñas o grandes cosas que ellos consideran importantes?

Por último y para aportar algo más a la materia, les comparto una nota que escribí para la Nación a pedido de un gran amigo (Sebastián Campanario) sobre mi experiencia en Disney Institute, y como esta prestigiosa empresa logra innovar día a día.

Innovación, lo que aprendí en Disney

El pasado mes de octubre de 2017 fui seleccionado para realizar un entrenamiento en Disney Institute en Orlando. El mismo consistía en ver el detrás de escena de sus procesos y entender como esta gran organización logra estar entre las más importantes del mundo desde hace más de 50 años.

Todos conocen a Walt Disney y muchas de sus historias. Walt fue sin dudas un gran creativo e innovador con una gran obsesión: “lograr que la creatividad no muera con él”. Fue así que siempre buscó y fomentó la innovación en su empresa. En este breve artículo recopilaremos algunas de las enseñanzas (no todas, ya que tengo prohibido –bajo un contrato de confidencialidad– contar todos los secretos).

1) Diferenciar la creatividad de la innovación: La creatividad es un proceso mental común a todos los seres humanos, la misma varía de unos a otros en cuanto a donde se aplica. Así, tendremos perfiles artísticos, técnicos o múltiples. Sin embargo, la innovación es un proceso organizacional y requiere de un trabajo en equipo y procesos más complejos para desarrollarse. Si bien son primos cercanos, no siempre se logra que la creatividad individual funcione de manera colectiva. Sin creatividad no hay innovación y sin innovación la creatividad no se puede capitalizar o llevar adelante. Con casi 70 mil empleados solo en Orlando, uno de los gerentes del gigante decidió realizar un concurso creativo. El resultado fue abrumador, más de 10 mil actos creativos fueron enviados por mail. No obstante, menos del 1 % de estas ideas pudo transformarse en una innovación. Contrariamente a lo que todos llamarían un fracaso, el gerente sostuvo que “sin 10 mil ideas jamás tendríamos las 100 que pueden generar grandes progresos para la compañía; la próxima, espero tener 20 mil”. No menor es el hecho a tener en cuenta de que, antes de solicitar ideas, es importante crear un área y procesos para poder analizar, depurar y ajustar las que tengan potencial. Es muy difícil lograr el salto de la idea a la acción sin una estructura.

2) Propósito: En Disney se habla mucho del propósito. Similar a la visión, el propósito es por lo que trabajamos y lo que nos guía y nos marca el camino. En Disney se habla de un faro que guía las acciones de todos en la compañía. Walt siempre sintió la necesidad de trasmitir un propósito simple que dejase claro el fin último de la organización. Para lograrlo contrató a un tal Vince France que venía de un rubro totalmente distinto y fue precisamente por eso que le interesó. Según decía Walt “la creatividad es buena para esconderse en la rutina”. Vince llegó a Disney y luego de un tiempo presentó lo que él consideraba el propósito que guiaría y lograría alinear todos los objetivos: “El propósito de esta empresa es generar felicidad a la familia” concluyó el viejo Vince. Este simple concepto era claro y motivador. ¿Quién no quiere trabajar en una empresa cuyo objetivo principal sea generar felicidad? Asumiendo además, que cuando la generamos, en parte también seremos felices nosotros. Adicionalmente, este concepto fue como una semilla caída en tierra fértil, ya que ahora la innovación tenía un claro propósito.

3) Equipos creativos: Disney creía en la diversidad como clave de la creatividad e innovación. Adelantándose a su época, Walt desarrolló lo que llamó equipos creativos. Los mismos estaban conformados por cuatro perfiles diferentes de personas. Por un lado estaban los artistas, los seguían los técnicos, después estaban los optimistas y por último, los que nunca faltan: los pesimistas. Al principio era difícil que se pusieran de acuerdo, pero con el tiempo se lograba un equilibrio que permitía poder cosechar innovación. Con esto generó lo que llamó disparadores creativos: podía ser una idea o un concepto; luego el grupo empezaba a debatirlo, cada uno desde su óptica. Al comienzo era común ver acaloradas discusiones, algo obvio viendo los perfiles existentes, pero con el tiempo el equilibrio lograba que la idea se depurara o descartara, pero todo gracias al aporte de las diferentes visiones.

4) Todos pueden aportar creatividad: Este es uno de los aspectos que más están presentes en la cultura de Disney. Todos tienen la libertad para contar ideas y soluciones. Walt sostenía que nadie mejor que quienes hacen el trabajo, para generar las ideas que impactarán en la felicidad de las personas. En Disney los managers tiene la obligación de convocar a reuniones semanales con todo el equipo y escuchar sus ideas, anotarlas y luego hacer devoluciones, tanto para cuando una de ellas se lleva adelante, como cuando se decide que no podrán ser implementadas. La comunicación e involucramiento de todos es clave en el proceso de innovación.

5) Simplicidad: Existe un dicho que dice “Si algo es bueno y simple, dos veces bueno.” De cuando en cuando sucede que cosas simples generan soluciones fantásticas. Para ejemplificarlo les contaré un caso ocurrido en Magic Kingdom hace varios años. Cuenta la historia que uno de los empleados del estacionamiento –que puede llegar a albergar a 20 mil vehículos por día–, observó que muchos visitantes olvidaban donde habían dejado estacionado su auto y que era realmente difícil poder resolver este inconveniente. Así, filas de visitantes se agolpaban todos los días solicitando información sobre su auto, y de ser posible ¡la ubicación! A este hombre se le ocurrió diseñar unas tarjetas con el mapa del estacionamiento, y anotar cada 15 minutos la hora y letra del estacionamiento, así cuando alguien decía no recordar su ubicación, solo bastaba que le recordara aproximadamente la hora en que había llegado y así achicar las probabilidades notablemente. Esta innovación se sigue usando hasta el día de hoy, ya no se hacen colas y así, ¡hay gente que termina el día un poco más feliz, o por lo menos, menos infeliz!

Otro ejemplo fue idea del mismo Walt. Cuando estaba a punto de inaugurar su primer parque notó que los cestos de basura tenían un problema: eran abiertos y eso permitía ver su contenido, generaba olor y muchas veces algunos animales se metían dentro para robar comida (Además de dar un aspecto sumamente sucio). Fue así que fue a visitar la fábrica y pidió que por favor le hicieran unos con tapa –hasta les hizo un dibujo. No obstante, la fábrica se reusó a hacerlo. No contento con esto, se fue a otro fabricante y luego de mostrarle la idea, el hombre accedió a desarrollar un prototipo. Así fue que se llegó a los tachos de basura con un mecanismo para abrir la tapa, que no solo evitan todo estos inconvenientes, sino que son tan limpios que es común ver a la gente apoyando a sus niños encima o comiendo sobre ellos.

6) Las 4 claves de la innovación en Disney: Muchas veces se piensa que a la hora de innovar no existen reglas claras; este no es el caso de Disney. Toda innovación debe cumplir con cuatro puntos y el orden altera el resultado.

a) Seguridad: La máxima prioridad es la seguridad y no es negociable. Si algo no es 100 % seguro, no es viable por más práctico que sea.

b) Cortesía: Todo debe realizarse con la máxima cortesía posible, ya que la misma es parte de la experiencia Disney. Esto incluye a las personas, el lugar y los procesos.

c) Espectáculo: No vendemos productos o servicios, vendemos un show y es fundamental que todo lo que desarrollemos esté pensado para ser parte de un espectáculo.

d) Eficiencia: “No se trata de reducir los costos, sino más bien de crear mucho valor y con eso cubriremos todos los costos” –sostenía Walt Disney. No es que no importe, pero si convertimos la reducción de costos en prioridad, es posible que muchas de las cosas geniales que se han logrado en Disney no existirían.

Como pueden observar, la innovación está mucho más al alcance de lo que imaginamos, pero requiere conducta, inversión y procesos estructurados.

Como alguna vez me dijo un profesor: “Existen cosas difíciles y cosas complejas”; sin duda la innovación es algo complejo, pero no difícil.

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