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Marzo 7
Mirando hacia el futuro

“¿hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel?”

(1 Samuel 16:1)

Ante la desobediencia del rey Saúl, la orden del Señor para Samuel fue: ponte de pie ahora porque vamos a buscar lo nuevo, lo presente y lo que es mejor para el futuro.

¿Por qué sigues aferrado al pasado? ¿Por qué siempre miras hacia atrás, en lugar de mirar hacia adelante a las cosas que Dios está haciendo nuevas? ¿Hasta cuándo seguirás atado a la unción que ya pasó? ¿Hasta cuándo seguirás amarrado a lo que ya no edifica, ni construye, ni bendice?

Disfrutamos las cosas del pasado y dimos gracias a Dios por ellas, pero ahora hay algo nuevo para nosotros.

Hay quienes aún se siguen lamentando por aquel negocio que no hicieron, o por aquella palabra que no dijeron, o por aquella decisión que no tomaron, y aunque ya ha pasado el tiempo y deberían estar viviendo el presente con toda la intensidad, aún siguen refugiados en el pasado.

Vidas que no se superan y así como siguen viviendo en el pasado, no solo siguen sufriendo por las mismas cosas de ayer, sino que también afectan a quienes tienen al lado.

La vida es una sola y no se detiene jamás. Lo de ayer ha marcado nuestra vida, pero ahora hay cosas por vivir, un presente para disfrutarlo al máximo, algo nuevo y fresco de Dios que se levanta para nosotros cada mañana.

A lo mejor en tu vida solo ha habido desprecio. A lo mejor no te han tenido en cuenta y simplemente te tratan sin consideración o no te han valorado en lo que tú sabes y hay un potencial que aún está por ser mostrado en este mundo.

Pero Dios tiene propósitos para ti. Y el que era despreciado va a recibir el aceite nuevo que se está preparando, y el que no era nada para el mundo se convierte en el ungido de Dios que ha sido llamado para cambiar a su familia, o a su comunidad, o a su ciudad, o a su estado, o a la nación entera.

Lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios y lo que no es, para deshacer lo que es. (1 Corintios 1: 28)

No te desalientes. No te desanimes. A lo mejor en este momento de tu vida no sabes ni qué será de ti el día de mañana, pero mira hacia adelante, ya no mires atrás, hay todo un mundo de bendición y de unción que va a ser derramado sobre ti y serás conocido en el reino de los cielos, y el favor de Dios estará contigo.

Oración:

Amado Dios, sé que me renuevas a través de Cristo Jesús. Si estoy en Cristo soy nuevo y tus misericordias me alcanzan cada mañana. El bien y la misericordia me siguen y soy parte de la ciudadanía del pueblo escogido, estoy bajo tus pactos, me pertenecen tus promesas y tengo esperanza y Dios en este mundo. Por lo tanto, hoy solo puedo reconocer la obra de tus manos, sabiendo que aunque mi pasado no haya sido el mejor, mi presente y mi futuro contigo son de plenitud y de armonía en tu presencia. Amén.

Marzo 8
Dios te está buscando

“Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora e informaos; buscad en sus plazas a ver si halláis hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré” (Jeremías 5:1)

Dios siempre que va a hacer algo en la tierra, busca un hombre o una mujer. Dios no busca un ángel o un ejército celestial para llevar a cabo esa labor que Él desea realizar. Él busca un hombre o una mujer pero que sean diferentes, que sepan escuchar su voz y que obedezcan a su Palabra.

Pero ¿Dónde están los hombres y mujeres que se despertarán para aferrarse a Dios? ¿Dónde están aquellos que dicen: he puesto mi confianza en Dios y así el mundo entero se ponga en mi contra yo voy a seguir a mi Señor y haré lo que Él me diga?

Y El Señor ni siquiera está buscando multitudes, Él busca uno solo, uno que haga justicia, uno que haga el bien desinteresadamente, uno que ame al Señor por encima de todas las cosas, uno que no se detenga porque hay obstáculos en el camino, sino que sabe que con Dios cualquier obstáculo ya está vencido.

Una y otra vez El Señor repite lo mismo. Por causa de los justos yo traigo perdón, por causa de los justos yo traigo misericordia, por causa de los justos yo traigo restauración, pero ¿dónde están?, ¿adónde se han ido?, encuéntrenme uno, uno solo para que por amor a él, se despliegue toda mi compasión y mi amor por la humanidad.

Examínate en este día y mira qué es lo que se opone a que tú seas ese hombre o esa mujer de Dios y ponlo en el altar del Señor, porque tú puedes ser ese que Dios anda buscando.

Él conoce lo genuino y lo aparta de lo falso.

No hay garantías de buena vida, ni de placeres sin fin. No hay garantías de una vida sin obstáculos.

Pero eso sí, la historia dirá que cuando Dios estaba buscando a un hombre o una mujer y sus enviados recorrían todos los lugares, de repente todo se detuvo. Un ángel le dijo a otro: paren ya. No sigan buscando, lo hemos hallado. Aquí está, nadie lo había visto pero nosotros lo hemos descubierto.

Es un valiente, no se asusta con el primer obstáculo. Es decidido, tiene amor por los demás, es un intercesor, se para en la brecha no para acusar a los demás, sino para levantarlos en oración delante de Dios.

Aquí está, lo hemos encontrado. Díganle al Señor que envíe su misericordia, díganle al Señor que envíe su perdón, porque aquí hay un justo que ha podido cambiar el curso de la destrucción que venía.

¿Eres tú esa persona?

Oración:

Dios de los cielos, sé que tus ojos recorren toda la tierra para mostrar tu favor para quienes tienen un corazón perfecto para ti. Hoy quiero ser esa persona. Quiero ser quien tú andas buscando. Sé que solo puedo hacerlo con tus fuerzas, bajo tu amparo y tu fortaleza. Sé que tú puedes facultarme para hacer de este día un día de excelencia en tu servicio, dando lo mejor de mí para hacer de este mundo algo mejor. Oro confiando en tu poder y en el gran amor que siempre me has dado. Amén.

Marzo 9
Una nueva oportunidad

“Este es el día que hizo El Señor; nos gozaremos y alegraremos en él” (Salmo 118:24)

Imagínate por un momento a un hombre que está moribundo. No hay más remedio, ya está para morir aunque está muy joven y tiene la sensación que hubiera podido hacer más en esta vida. Sin embargo, el diagnóstico es muerte. No hay nada que hacer, se va a cerrar esa historia en este mundo, la enfermedad avanza y todo se hace irreversible.

Las posibilidades de recuperación se reducen y todos están esperando solo ese momento en que cierre sus ojos para siempre. Hay mucho dolor en él y entre quienes le rodean.

Pero de repente El Señor hace algo maravilloso. La mano de Dios se extiende y este hombre que estaba moribundo, a punto de irse de este mundo, es sanado completamente.

Nadie puede entenderlo, se preparaban para la muerte y ahora celebran la recuperación.

Todo estaba perdido pero ahora delante de ellos este hombre se levanta con todo vigor, con toda energía, con gran fortaleza y ni siquiera se levanta pesadamente sino que literalmente, salta de su cama lleno de vida.

Déjame preguntarte: ¿Se iría de aquel lugar aburrido y triste para irse a quejar de los médicos, de las enfermeras, del trato del hospital, de la comida que no le gustó, del poco brillo del piso, de los cuadros que había en su cuarto y del vecino que roncaba mucho?

No. Nada de eso. Qué le va a importar eso en realidad. Él vive ahora diferente. Ha sido rescatado cuando nadie daba nada por él. Todos hablaban de él como el desahuciado, ese era el apelativo que le habían puesto.

Pero para Dios había otro apelativo. No era el desahuciado sino el renacido, el nacido de nuevo, el rescatado. El mundo no tenía esperanza en su recuperación, pero Dios tenía otros planes y lo levantó como una persona cambiada, transformada, lista para seguir adelante.

Ahora déjame hacerte otra pregunta: ¿Cómo sería de ahí en adelante la vida de este hombre?

¿Sería una vida de solo amargura, tristeza y depresión? No creo.

Después de haber pasado por una experiencia de esas, con seguridad que cada mañana se levantaría agradecido con Dios. Cada mañana diría: Señor, gracias por este nuevo día, voy a vivirlo con toda intensidad, con todo amor. Voy a vivirlo con alegría y con agradecimiento en mi corazón.

En realidad, para él cada día sería toda una experiencia maravillosa porque sabía de dónde había sido rescatado.

Este es el día que Dios hizo para ti. Vívelo con toda intensidad, pasión, amor y agradecimiento.

Si tú has venido al Señor, también tú has sido rescatado. Dale gracias a Dios por ese milagro.

Oración:

Señor, sabiendo que tú me has dado una nueva oportunidad para vivir, hoy quiero vivirlo con toda intensidad, quiero vivirlo con acción de gracias, con alabanza a tu nombre, con deseos de alcanzar a otros para tu gloria. Cada día cuenta y hoy me has dado este regalo de vida, lo usaré de la mejor manera. Amén.

Marzo 10
Mudado en otro hombre

“Entonces el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre” (1 Samuel 10:6)

Estamos en tiempos gloriosos de la historia de la iglesia.

Si tú lees el Antiguo Testamento te darás cuenta que cada vez que El Espíritu Santo venía sobre un hombre, este era mudado, era transformado, recibía el poder para enfrentar los enemigos.

Otoniel, Gedeón, Sansón, David y muchos otros recibieron poder con el cual hicieron cosas que ellos no podían entender. Derribaron gigantes, acabaron ejércitos enemigos, dirigieron al pueblo con sabiduría. No eran solo ellos, no era en sus fuerzas, no era su intelecto ni su estrategia, era el poder que había venido de lo alto y que los había mudado en otros hombres.

Y lo mismo sucede en el Nuevo Testamento con todos aquellos que recibieron poder desde lo alto y lo mostraron en este mundo.

Por eso el Pedro que predicó en Pentecostés no era el mismo inseguro que pescaba en el mar de Galilea, había sido mudado en otro hombre.

Por eso los discípulos que propagaron el evangelio en todos los lugares y desafiaron a las autoridades que se les oponían, y al imperio que los perseguía, no eran los mismos discípulos asustados que se habían escondido cuando Jesús fue tomado preso y llevado a la cruz, habían sido transformados.

Por eso el Pablo que testificaba hasta en las cárceles y que soportaba las persecuciones, los azotes, los golpes, las humillaciones, no era el mismo Saulo perseguidor de los cristianos.

¿Qué había pasado en todos ellos? ¿Cuál era la diferencia? ¿Qué los había mudado en otros hombres?

El poder que vino de lo alto los transformó y ya no fueron los mismos nunca más, ahora tenían sobre ellos el favor celestial. Tenían el poder que había venido directamente de los cielos para ellos.

¿Lo tienes tú? ¿Estás también a punto de ser mudado en otro hombre u otra mujer?

Todos necesitamos de ese gran poder que viene desde los cielos. Es el poder que todo lo cambia. Es la diferencia entre tener un argumento o tener una unción fresca y poderosa. Es la diferencia entre saber de Dios y conocerlo por los libros, o experimentar la realidad de un Dios vivo que venció a la muerte, venció a la enfermedad, venció al pecado, venció al maligno, venció en este mundo y además desea que todos nosotros seamos investidos del mismo poder con el cual Él venció.

Entonces, ¿Estás listo/a para ser mudado en otro hombre o en otra mujer? ¿Estás listo/a para recibir poder desde lo alto?

Que este sea el día de tu transformación. Hay un poder especial esperando por ti.

Oración:

Amado Dios, nos diste un regalo maravilloso a través de la presencia y el poder del Espíritu Santo. Por eso hoy quiero ser investido/a del mismo poder que recibieron los discípulos en Jerusalén, pues desde aquel momento sus vidas fueron transformadas para siempre y sirvieron sin detenerse al Dios de los cielos. Ese es mi anhelo también. Quiero servirte sin reservas, sin temores y con poder de lo alto, este es el día de transformación. Amén.

Marzo 11
Mi mayor herencia

“…….vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de Él, le preguntó: Maestro bueno, ¿Qué haré para heredar la vida eterna? “ (Marcos 10:17)

Supongamos que mañana al amanecer te han quitado todo lo que tenías: casa, carro, bienes, todas las propiedades, hasta tu ropa, entonces ¿qué tan rico serias?

Hay personas que de la noche a la mañana lo pierden todo, en una catástrofe, en una quiebra, etc. Y recién en esas circunstancias empiezan a descubrir que tenían otro tipo de riquezas mayores.

Déjame preguntarte: ¿Alguna vez te has negado algo que tú querías, solamente para ver avanzar la obra de Dios? ¿Alguna vez has sentido la necesidad de sacrificar algo tuyo solo para ver que otras vidas fueran alcanzadas? ¿Puede acaso haber algo más emocionante, más importante que colaborar en cambiar el destino eterno de una vida, del Infierno al Cielo, de ganar un amigo eterno y ganar un alma eterna para Jesús?

Las posesiones materiales tienden a hacer que se apegue a este mundo el corazón del hombre.

Si el interés principal de una persona está en las cosas materiales pensará en términos de precio y no en términos de valor; pensará en términos de lo que se puede conseguir con dinero.

Y bien puede ser que olvide que hay cosas más valiosas en este mundo que el dinero, que hay cosas que no tienen precio, y que hay cosas preciosas que no se compran con dinero.

Cuanto más tenga una persona, mayor será la responsabilidad que se le imponga.

¿Usará lo que tiene egoísta o generosamente? ¿Lo usará como si fuera el dueño indiscutible, o recordando que es Dios quien se lo ha dejado en depósito?

Heredar la vida eterna, entrar en el reino, y ser salvado, son imposibles para cualquier ser humano, pero no para Dios, que es bueno y desea la salvación de todos. Por lo tanto, todos hemos de depender únicamente de Dios.

El que confía en sí mismo y en su riqueza nunca puede estar seguro de salvarse.

El que confía en el poder salvador y en el amor redentor de Dios puede entrar gratis en la salvación y esta es la verdad que sigue siendo la base fundamental de la fe cristiana.

¿Y tú que harás para heredar la vida eterna?

Solo Cristo te la puede dar. Ven a Él en este día y lo tendrás todo.

Oración:

Señor, reconozco hoy que mi mayor tesoro eres tú. Que no hay nada ni nadie en este mundo que puedan desplazarte del primer lugar de mi corazón. Tenerte a ti, Señor Jesús es en realidad tenerlo todo, y es por eso que conocerte ha sido para mi vida el mayor descubrimiento posible que día a día me llena de gozo y de alegría. Hoy quiero disfrutar de tu compañía, no hay nada mejor para quien confía en ti. Amén.

Marzo 12
La rendición es completa

“y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:8)

En las Olimpiadas de París de 1924, un atleta escocés de 22 años ocupó los titulares de los periódicos cuando decidió decir no al yo y sí a Dios. Eric Liddell tomó una decisión que para la mayoría de la gente hubiera sido inconcebible: salir de su mejor evento, la carrera de 100 metros, porque las carreras eliminatorias se celebrarían un domingo.

Mientras más competidores estaban participando en las eliminatorias, Liddell estaba dedicado a la prédica de un sermón en una iglesia cercana.

Posteriormente, Lidell se inscribió en la carrera de 400 metros, carrera para la cual no tenía entrenamiento. Enfrentó el reto y terminó cinco metros por delante de su competidor más cercano, batiendo una nueva marca mundial.

Su obediencia en París fue solo una de una serie de rendiciones hechas durante toda su vida que le hicieron merecedor del aplauso del cielo.

Después de su triunfo olímpico regresó a la China, donde se había criado, para trabajar como misionero. En 1943 estaba interno en un campo de concentración japonés en la China, adonde continuó sirviendo a Dios y ministró con gozo a sus compañeros de prisión.

Mientras todavía estaba en el campo, Liddell sufrió un tumor cerebral que destruyó su cuerpo y lo dejó parcialmente paralizado.

El 21 de febrero de 1945, Eric se encontraba acostado en una cama de hospital, luchando para poder respirar y pasando de un estado de conciencia a un estado de inconciencia.

Finalmente sufrió convulsiones. La enfermera que había estado a su lado lo tomó en sus brazos mientras él lograba pronunciar sus últimas palabras. Dijo con una voz apenas perceptible: Annie, la rendición es completa.

Eric Liddell entró en coma y luego pasó a la eternidad, adonde el siervo dobló rodilla ante el Maestro que tanto amó y por quien había trabajado tan fielmente.

Cuando hablamos de la vida cristiana, hablamos de rendición de cada aspecto de nuestra vida a los designios divinos.

¿Qué nos pide El Señor que rindamos? La respuesta es: todo.

La rendición cristiana significa que vamos a Él bajo sus términos, sabiendo que hemos aceptado voluntariamente y con alegría Su señorío sobre nuestras vidas.

En este día rindamos nuestras vidas a Dios en totalidad. Él nos dará la fuerza para vencer durante esta etapa de nuestras vidas.

Oración:

“Ya no me pertenezco, sino que tuyo soy. Ponme a tu voluntad, y con quien tú quieras. Ponme a hacer, ponme a sufrir. Déjame ser empleado por ti o echado a un lado por ti, exaltado por ti o abatido por ti, ya sea que me llenes o que me dejes vacío, que tenga yo todo, o que no tenga nada. Libre y sinceramente cedo todo a tu placer y disposición. Y ahora, oh Dios glorioso y bendito, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tu eres mío y yo tuyo. Que así sea. Amén” (Juan Wesley).

Marzo 13
Un pueblo especial

“Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra” (Deuteronomio 7:6)

Desde el capítulo 12 del libro de Génesis a través de la elección de Abraham, El Señor ha mostrado su intención de tener un pueblo que haga la verdadera diferencia en este mundo tan lleno de contaminación.

La intención de Dios era crear un pueblo diferente, una nación de gente que señalara a otros el camino hacia Dios y Su prometida provisión de un Redentor, Mesías y Salvador.

El Señor les dijo que ellos serían un reino de sacerdotes y de gente santa. Les señaló el fin para luego mostrarles cómo alcanzarlo.

Les dijo lo que iban a llegar a convertirse y luego los llevó de su mano para mostrar cómo se vive en un constante descubrimiento de la voluntad divina.

¿Cómo debería ser entonces ese pueblo? ¿Cuáles deberían ser las características del pueblo que camina de la mano de Dios?

Dios no quiere que seamos iguales a todo el mundo. Y esa diferencia tiene que ser en nuestra forma de pensar, de hablar y de actuar. Esto tiene que ser visible a los que están a nuestro alrededor, tiene que ser algo notorio, y que la gloria de Dios se haga evidente entre su pueblo.

Muchas veces nos preguntamos ¿por qué será que no avanzamos en nuestra vida espiritual? ¿Por qué será que nuestros hijos no se motivan por la Palabra de Dios? ¿Por qué nuestras iglesias no crecen como deberían crecer ni tienen una presencia de Dios más poderosa?

Y nos damos cuenta de que el espíritu contaminante de este mundo se ha metido en todas partes incluso en las iglesias mismas.

El enemigo tiene atrapados a tantos jóvenes y adultos en las garras de la tecnología, de la dependencia de lo novedoso, de las imágenes sensuales que dañan la mente y en filosofías que llenan al ser humano de confusión y le impiden fomentar una relación más cercana con el Dios vivo que dicen amar.

Hombres y mujeres narcotizados por el mundo. El mismo efecto que tienen las drogas ahora lo tienen tantas cosas que están narcotizando a la humanidad. Narcotizados con celulares y videos que no pueden parar de usar o de programas de televisión que no pueden parar de ver.

Y todo esto también está contaminando a la iglesia en general.

Por eso es necesario que no se nos olvide quiénes somos.

Somos un pueblo especial que debe mostrar en todo lo que hace la santidad de Aquel que nos lleva de su mano hacia un destino de salvación eterna. ¡Que no se nos olvide!

Oración:

Padre, hoy te pido que me ayudes a recordar siempre que he sido apartado para tu gloria. Que soy parte de un pueblo que camina de tu mano destinado para manifestar tus virtudes. Que he sido llamado a ser luz y sal de esta tierra. Permíteme entonces glorificarte en cada acto de mi vida. Amén.

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