Читать книгу: «Un paseo por Europa», страница 5

Шрифт:

Pero lo que más me extrañó fue que ellos ni a misa van y él va a hacer la señal de la cruz sobre la sepultura de mis padres. Detesto a la gente impostora, falsa, ladrones que no tenéis vergüenza de hacer creer al pueblo que queríais a vuestros abuelos y a tu madre y a nuestros padres fue poner a nuestro hermano como si fuese una legumbre para poder robarnos todo y él si quiere comer tiene que ir a ganar, por eso digo por la primera vez hace más de treinta y cinco años que nunca más una habla, prefiero el desprecio pero hoy tuve el coraje de decirle que era una ladrona que nos destruyó a nuestros padres, ladrona, sinvergüenza y me fui, no volví a mirar su cara. Y cuando veo escrito en la sepultura, que mis padres pagaron y ella puso el nombre de su familia que es del marido, padre de sus hijos, nietos y bisnietos. Todavía mucha agua va a pasar por encima del puente, mi cara de sinvergüenza.

Día 14 de septiembre viernes, 2014. Vila Praia de Âncora. Con mucha pasión, vine a Portugal a ver a mi familia, solamente a una hermana y una sobrina encontré y del resto nada encontré, salí triste como llegué. Yo practico el bien, perdoné fácil, nunca quise perjudicar el trece, dicen que da suerte, pero me perjudico a mí, incluso mi salud se va. Pensando por qué me hacen daño, si yo no hago daño a nadie. A mí me gustan los ojos que sonríen, no me gusta ver pena en nadie, qué alegría ver el mundo feliz, en paz. El tiempo todo revela, las mentiras más ocultas. Mi marido busca y busca por todas partes, en todos los restaurantes, debe de estar una amiga de hace años y no sé dónde verla para decirle adiós.

He encontrado a un joven que vi tocar el acordeón en las escaleras del metro en Lisboa y una foto le hice. Mi gran admiración, hoy 14 de septiembre del mismo año, al encontrarme en el norte de Portugal, en la ciudad Vila Praia de Âncora al mismo joven con su perrito con una cestita hecha de una garrafa de agua para coger las monedas en gratitud a sus melodías, el mundo es pequeño y cuando paso le damos para que se gane su vida. Unos luchan para ser honestos, tanta gente se está juntando a mis pies para ver lo que estoy escribiendo y siento que voy a parar porque me da vergüenza, tal vez sea normal ver a una persona sola escribiendo sobre un muro cerca del mar, qué diablos estará ella contando, cosas de la vida, cosas alegres y tristes, otras escondidas, son cosas de la vida. Seguro que no son las grandes sonrisas que veo, sabe Dios, es una fiesta y la gente viene a pasar su tiempo como puede para sus tristezas esconder y aprovechar un poco del día a día y de la vida.

Día 14 de septiembre 2014, viernes, Vila Praia de Âncora. No deben ser muchos o pocos alegres, es la vida, mis amigos portugueses. Aquí están los restaurantes de mis raíces, el sol está puesto y hace frío, yo también me retiro para ir a dar una vueltecita e ir a visitar un trocito de este recuerdo para llevarme conmigo y contar a mis amigos si un día mi libro leen, yo también emigro como los pajaritos, vengo del sur porque aquí fue mi rinconcito y después mis alas abrí y me puse a volar para posarme en otro país.

El tiempo pasó y ahora en otro país estoy. Por eso digo que soy un pajarito emigrante pero el mar también está emigrando porque las olas están subiendo, casi arriba llegan y me voy a ir porque la noche está al caer y las olas hacen un ruido con su altura sin medida. El Atlántico está siempre alborotado. Menos mal que estoy lejos esperando a mi marido que fue a buscarme a casa unos zapatos porque me tropecé en el paseo y mis zapatos se abrieron por la mitad y ahora no puedo andar, estoy descalza, desesperada porque tengo frío y él no aparece y me parece mal ir descalza para casa porque no tengo necesidad, él vendrá con otros de casa para ponérmelos y poder ir a pasear. Se está quedando todo bajo, la gente entra en su casa a comer para luego volver a la fiesta para música escuchar y ponerse a bailar.

Día 14 de septiembre de 2014, doce horas, Ponte de Lima, Portugal. Entro con mi hermana y es el desfile de Ponte de Lima, Feiras Novas. Los años que pasaste cerca de mí y nada me dijiste, ahora estoy cansándome pero no podía irme ya sin una cosa tan bonita ver las raíces de mi rinconcito, fue aquí donde yo nací, ver nuestros trajes de labradora, vacas y toros, toda la gente de esta tierra y nuestras costumbres del país, aquí se muestran nuestras costumbres; las labradoras en el campo, las bordadoras bordando y las hilanderas hilando.

Las lavanderas lavando nuestra ropa en las pilas, las labradoras labrando nuestras tierras. Las agramaderas agramando el lino, cortando nuestro maíz, centeno, judías, nuestras vendimias, desgranados de nuestros cereales, constructores de casas, talladores la piedra y talladores de diseños. Cánticos y bailarines al son de las concertinas y las gaitas, todos nuestros pueblos se representan con su variedad, sus cestos en la cabeza con sus ofrendas. También había toro, en la apertura de Ponte de Lima se presentan las bandas de música con las carrozas, sus banderas representando sus pueblos y su reina para abrir la fiesta.

Son momentos maravillosos de recordar, me da pena no poder ver el desfile religioso que siempre era majestuoso, las miñotas (gentilicio de Miño) de mis raíces, todo lo que ustedes muestran yo lo hice cuando era joven y todo eso ya lo vi, todos los años son diferentes, continúen que yo ya aquí no vivo pero os digo ¡viva Minho, viva Portugal! Es un rinconcito tan bonito, no hay otro igual.

Día 15 de septiembre del 2014, domingo. Comida en casa de mi hermana, el día anterior ceremonia, mi hermana me dijo que fuese a verla, me dijo: «¿ya has visto mi gallo?, ¡él es tan grande!» y yo incrédula miro el gallo tan bonito, toca grabar al gallo, a las gallinas y los pollitos y ella me dice: «lo quiero matar». Yo me exalto y le digo: «¡estás loca! Me muestras el animal para decirme que lo vas a matar». Y ella me contestó: «porque él se me tira a mí. A mí me da la risa» y le digo: «es porque tú no tienes gallo para gallarte». Y en esto llega entonces su compañero. Pero ella fue fina, cogió a mi marido pero fue a cogerlo para cortarle la cabeza al gallo y a una gallina, pero cuando yo fui a la mesa pensaba en el bicho y no podía comer, el hambre era poca pero el disgusto de ver al animal cantar el día anterior y al final hacerle la fiesta. Digo y no me canso de decir que la gente que espere comer un bicho matado por mí muere de hambre. Al final del almuerzo me dijo que fuésemos a dar una vuelta, fuimos a dar la vuelta y tomamos un café, reírnos y poco y las horas pasaron, fuimos a la sepultura de mis padres y más familiares nuestros, allí encontramos, por lo visto, a los espías, salimos y fuimos para casa de mi hermana, nos despedimos y seguimos nuestro camino, dimos una vueltecita en Ponte de Lima, las fiestas estaban terminando, otro puntapié en otra piedra, otro par de zapatos despegados, di una vuelta y otros me compré, terminamos en nuestro coche y seguimos nuestro camino hacia Praia de Âncora, llegamos a casa dándome cuenta de que un zapato era el 35 y otro el 36, fueron a la basura, hicimos de comer y cenamos, mi marido duerme y yo termino de darles las noticias de mi día en Queijada, Ponte de Lima, son las dos de la madrugada en Portugal.

Día 15 de septiembre del 2014. Felicidades por su bondad, gente de respeto y de derecho, siendo adorables siempre con grandes brazos abiertos, un abrazo a mi amiga Pureza y a Manuel por ser el acordeonista, un camino de flores para Elsa Marly por subir mis maletas, espero que un día vengas a mi casa pero no esperes a que sea viejecita, besitos, simpática niña. Fancelina deja la Vila Praia de Âncora, me deja muchos recuerdos y además siendo las últimas veces, encuentros agradables, me miraron una vez más y me dijeron: «hola, amiga, ¿qué cuenta? Hace tanto tiempo que no la veo, me preguntaba qué pasó con este matrimonio que tan bien danzaban y nos daban alegría y pensábamos que nunca más os veríamos».

Finalmente, cuando encontré a esa señora, Concepción, me quedé incrédula, tengo inmensos recuerdos, le compré, entré en su rincón secreto, una señora que con sus manos y dedos hace cosas que da gusto ver, del bicho más pequeño al más grande, muñecas y todo tipo de fantasías, me daban ganas de traérmelo todo, espero recordar las cosas tristes que me contó y quedaron en mi corazón, la vida está hecha de pasión, unos por amor y otros por pobreza, otros por tristeza, el rico calla y guarda su riqueza ni para sí mira por su orgullo y vanidad, piensa que nadie lo merece un día.

El Señor, gracia, fuerza y misericordia, renovadas día tras día en nosotros. Ninguna relación es una pérdida de tiempo porque si no te dio lo que buscabas, te enseñó lo que necesitabas. La luz de la fe es más potente que la del sol, ella elimina nuestro interior, donde el sol no consigue penetrar. Nos sentimos tristes y con mucho dolor, qué hacer, Señor, tú nos diste el ejemplo pero nosotros tenemos dificultad para seguirlo, perdón, mi Dios, ayúdame por mis faltas y ayúdame en mi cruz que todo hice para levantarla, mi Dios, pero los otros no me dejan seguir, voy arrastrándola por aquí.

Vale más fracasar por intentar un triunfo, que dejar de triunfar por temor a un fracaso. Lucha por lo que quieras y ama de verdad a la vida.

PEQUEÑOS RECUERDOS

A la derecha estaba la cabaña, pero ahora está mejor porque ya está preparada por los gobernadores que robaron a mis padres y a todos. A la izquierda estaba donde mi padre hacía sus cestos, su oficio era cestero, también les mostraré la cocina de mis padres hasta el final de su vida, solo cuando fue hecha con el dinero de mis padres para heredero de mis padres. Ya no era mi generación, pero este era el barco que a tantos se llevó al mar para dar de comer a los peces de Peniche en los tiempos de Salazar.

¡Oh, Señora de Fátima! Hasta aquí vine a orarte y ese día mi bolso robaron en el coche y nosotros estábamos cerca y nada vimos, qué triste estuve ese día. Además, aquí está la encina donde aparecieron los pastorcitos, como pueden ver en las fotografías de los pastores Jacinta, Francisco y Lucía en pequeñito y el padre santo. La misa de tarde para los turistas y también encima aparece la basílica de Nuestra Señora que también estaba llena de gente porque había otra misa a continuación. Yo fui seguida por los ladrones que me quitaron todo.

Cualquier forma de arte es una forma de poder; causa impacto, puede influir en los cambios: no solo puede cambiarnos, sino que nos hace cambiar.

¿CÓMO PODÍA CRECER CARGANDO CINCUENTA LITROS DE AGUA VARIAS VECES AL DÍA?

Ahora me dicen que soy pequeña, ¿cómo querían que yo creciese si yo no tenía qué comer? Cuando yo tenía a mis hijas pequeñas, tenía que cargar el agua para casa siempre en todas las casas en las que viví, incluso en la de mi madre. Cargaba veinte litros en la cabeza y quince litros en cada mano, ahora, por eso, cada vez más pequeñita estoy. Solo esperábamos una fiesta al año, se trataba de los días de Navidad y Año Nuevo teníamos para comer patatas, coles y bacalao, por la noche hasta que no nos apeteciera más. Y esperábamos una recompensa por la noche cuando la merecíamos, mi madre nos compraba una piña que la llamaban la piña de Navidad que era del pino manso, a medianoche la poníamos al fuego y se abría, le sacábamos los piñones y hacíamos un juego para ganar los piñones unos a los otros. Al mediodía nuestra madre cocinaba un poquito de bacalao en el agua con cebolla sacaba el bacalao y luego hacía una sopa de harina que le llamaban «papas».

Deshacía el bacalao con cebolla cruda y un poco de aceite de oliva y los ponía encima de un pedazo de pan y comíamos todos y también la famosa sopa de bacalao que yo no era nada amante de ella, pero en esos tiempos no había exquisiteces, comíamos lo que había, no teníamos elección. Mi madre tenía un plato grande, comíamos todos juntos, nos pasábamos el tenedor o la cuchara los unos a los otros porque no había para todos, era una vez uno y una vez otro, siempre alrededor así nos crio a todos mi madre, no había cuchillo para cortar y tampoco había qué cortar. Los pañales estaban hechos de trocitos de tejido que ella rompía de su vieja ropa y aquí estamos todos. Como los que tenían mucho (solo las penas eran tantas para nuestros padres como para nosotros, cuando iba a la escuela a mis compañeras de clase algunas que sus padres tenían más que los míos encontraban el sistema de robarme el trocito de pan que tenía para comer a mediodía, si iba a acusarles a la profesora ellas me golpeaban, y después mis compañeras me golpeaban por el camino, me quejaba a mi padre que me pegaba porque yo no tenía cuidado de guardar lo que era mío, nos trataban mal porque nosotros éramos pobres, no teníamos nada y nos ponían nombres feos para humillarnos pero no tenían vergüenza de robarnos todo. Era la justicia del más grande que iba a quejarse a los padres de los demás, las hijas, al día siguiente me pegaban pero a mí como me gustaba poco que me pinchasen pegaba tan bien que un día caímos en una acequia enganchada con mi compañera de clase.

Otras que ya no iban a la escuela, esas me hacían otras cosas, venían a traer de comer a sus hermanos o hermanas y me decían para hacerme daño porque yo tenía hambre, que mi abuela les había dicho que me dijeran a mí que fuese a comer a su casa, cuando yo llegaba a casa de mi abuela que Dios la tiene en el cielo, ella andaba trabajando en el campo, yo me puse cerca de ella para verla trabajar y mi abuela me dijo: «¿no vas a la escuela?» yo, avergonzada, le decía a mi abuela: «María de Pereira me dijo que usted me dijo que venga a comer». Mi abuela decía: «qué mentirosa, ven, mi hija, que te voy a dar de comer». Cuántas veces mi abuela me llenó la barriga. Esta mujer ya de unos veinte años más o menos que era rica porque su padre robaba a los pobres de los pueblos y del nuestro también como mis padres que eran caseros, ellos se llenaban como Salazar hacer trabajar el pueblo por una miseria, ni aprender a leer para que no supiéramos escribir y, finalmente, leí un libro de sus grandes estudiantes, hasta da vergüenza, porque tenía muchas faltas en la biografía y ellos tenían estudios. Pues esa tal muchacha de más de veinte años que me mentía diciéndome que mi abuela me llamaba para ir a comer y era mentira, era solamente para dar pena, porque sabía que yo tenía hambre y ella, una mujer y el padre un casero que tanto robó, no tenía vergüenza de venirme a atacar, pero mi querida abuela me daba de comer, que Dios le dé mucha paz, que era mi amiga para todo.

El arte y el amor son lo mismo: es el proceso de verse en cosas que no son ustedes.

AQUÍ EL TIEMPO YA ERA OTRO Y MI EDAD TAMBIÉN

Día 16 de septiembre de 2014, un día de descanso, acostándome a las dos de la madrugada, no veía razón para levantarme muy pronto, normalmente estábamos de vacaciones ya no sé cuántos años hace, pero todavía no encontré la manera de parar de sufrir, siempre moviéndome, llena de dolores y tener que tomar comprimidos para poder moverme. Esta noche llovió, el día estuvo entre las dos, lluvia y sol, estaba triste, mi hermana me invitó para ir a la Señora da Peneda, yo dije que no pero ella va a cumplir su promesa, me prometió que pasaría por la casa donde estoy pasando las vacaciones, la esperé, llegó a las 7.00 horas de Portugal, ella me llamó y me dijo: «mira, Francelina, estoy llegando a Ponte de Lima». «¿Y ahora, no vienes aquí?», pregunté. Me contestó: «mira, se hace tarde, el tiempo estaba mal y como la prima está operada la voy a llevar a casa, mañana te llamo y veremos». Yo tenía todo preparado para comer y la señora no vino. Pero mañana voy a tomar mi libertad, voy a hacer como las mariposas, voy a posarme aquí, si el tiempo me deja porque son las once de la noche y está lloviendo, vamos a ver el tiempo que mañana vamos a tener. Yo me siento helada de frío y no consigo dormir porque el papel y el lápiz dejaría y para la cama iría y me acostaría pero incluso con toda la medicación no puedo dormir y no puedo dejar de pensar en tantas cosas que veo aquí y oigo y que no comprendo cómo las personas pueden vivir con tanta maldad, unos con los otros, no critico a nadie, basta mirar para los míos, qué infelicidad de no poder entendernos todos, tenemos un hermano mal y no lo podemos socorrer a causa de un ángel de la familia.

Día 16 de septiembre, 2014. Que me hace no creer este famoso ángel. Cuando era yo quien vestía a este ángel como si fuese una muñeca. Influyendo a mis hijas, casi de su edad, se pegaron la misma enfermedad de maldad entre todos y está todo contaminado, como cuando se coge un virus. Mi abuelo era diferente, ya tenía otra mentalidad, le gustaba inclinar el codo y tenía sus momentos. Adoraba verle liar sus pequeños cigarrillos. Me gritaba en el campo delante de todos los empleados, que era para dar a comprender que el trabajo se hacía así. Y yo me avergonzaba y le decía que no volvería a ir a trabajar, yo decía a mi madre: «no voy a hacer nada con los abuelos» y ella me decía: «¿por qué?». Yo le decía que el abuelo siempre estaba gritándome delante de toda la gente, entonces mi madre le dijo a mi abuelo que yo no quería ir a trillar el maíz y otras tareas del campo. Y entonces él vino cerca de mí y me dijo: «no hagas caso, no es contigo con quien yo grito, es para que la gente comprenda que es así que quiero que hagan las cosas». Y yo replicaba: «pero es a mí a quien usted grita» y para contentarme y animarme me daba otro escudo. Mi abuela era más tierna, pero a veces también me reía cuando el abuelo se resbalaba por el suelo cuando llevaba unas copitas. La gente quería ir a trabajar con él porque daba bien de comer y beber, pagaba mejor que los demás labradores. Entonces todos los jornaleros vinieron a trabajar, pero hay cosas en la vida que, cuando somos jóvenes, marcan. Mi abuelo venía a la mesa a comer, era el último en sentarse cuando estaban sus jornaleros, pero cuando él clavaba la punta del cuchillo en la mesa toda la gente se levantaba para ir a trabajar. Él había terminado, los demás tenían que seguir, si el jefe se levantaba se tenía que seguir.

«Sí» y «no» son palabras cortas, pero fuertes y peligrosas.

LA VIDA DE LOS DEMÁS

NUNCA ME INTERESÓ

No te libras más que se vuelve canceroso y después cuando viene de familia degenera y pasa a todos, por eso, mi gente, estoy lejos de todos, qué contenta estoy, ni llevo, ni traigo, ni oigo, es la mejor cosa de mi vida, acabaré sola pero al menos no oiré ruido y qué regalo es poder vivir en casa tranquila no hay malas palabras ni una lleva y otro trae y tú estás en paz por eso yo prefiero estar aquí escribiendo en el silencio y ni una mosca oír a tener que oír tantas tonterías, a mí no me gusta nada eso, siempre dijo que tenía la certeza de que yo era su hija porque nací justo cuando hacía nueve meses que se habían casado.

Me da la impresión de que soy única y que nunca me interesó ni de lejos ni de cerca, cada uno tiene sus problemas y su vida que es de cada cual. A mí no me interesa ver tanta estupidez que son como las hormigas agarradas a un cadáver. De maldad estoy llena, por eso, sufro una vida entera. Mi camino está llegando al fin para qué me voy a matar hablando de cosas que no puede dar nada bueno, porque la gente es muy maleducada. La mejor solución es darles al abandono y no pedir explicación, el desprecio es la mejor solución y al dar desprecio yo sufro en mi corazón, pero ellos se morderán por no saber lo que pienso aquí dentro, el desprecio y buen viento es lo que guardo aquí dentro.

Día 17 de septiembre, 2014. La mayoría de nuestros problemas son por decir «sí» demasiado rápido y «no» demasiado tarde. Yo, sin embargo, tengo ganas de colocar una o dos hojas, una bofetada en la cara o en la espalda y salir viajando por ahí. Me consumen, quería salir sin rumbo, oír nuevas historias, conocer el mundo, por eso, vine a Portugal, no es por no conocerlo, cuando era joven tenía buenas piernas para andar pero ahora, mi gente, mis piernas están descarriladas, estoy en el fondo, pero Dios me dio coraje para luego, por la noche, descender desde lado de casa hasta abajo, ir a andar, ver estas fiestas que no continúan pero ahora, ya está. Porque siempre me gustó la calma, pero espero poder hacer un sacrificio, poder ver todo y comprar recuerdos para ofrecer. Si Dios quiere ver Ponte de Lima, donde aprendí a crecer y grandes fiestas están haciendo y yo ya hace años que no las veo, desde mi adolescencia.

Tenía veintiún años y ese día una historia me aconteció, no tenía derecho a ir a ningún lado sola, entonces pedí a mi padre si me dejaba quedarme con dos hermanas y un primo, vuelta aquí y vuelta allá, la hora que mi padre me marcó para entrar con mis hermanas pasó y nos fuimos a divertir, ni llegamos a ver los fuegos artificiales, corrimos para coger el autobús pero lo perdimos y cogimos un taxi y nos llevó a casa y el día siguiente mi suerte fue que ya me iba a Francia que seguro que mi padre me daría una «gran sonrisa» por no entrar a la hora que habíamos acordado, Ferias Novas de Ponte de Lima que debíamos a las doce de la noche.

Día 18 de septiembre de 2014, me creí tantas mentiras que hoy ya hasta desconfío de la verdad, véanlo bien, con la edad de veintiún años, tener miedo de temblar como una rama. Por eso, hoy adoro la relación que tengo con mi cama, durmiendo juntos todas las noches y sin dar cuentas ni discusiones. Como era más vieja en un mundo de falsos, los sinceros quedan siempre como los malos de la película.

Eran tiempos pobres no se comía pescado ni carne y éramos muy alegres. Ahora no se ve a una joven cantar, en nuestro tiempo cuando íbamos al campo o al monte, donde fuésemos, cantábamos, nos encontraban por nuestro suelo de cántico del campo, me encantaba cantar y tenía una voz muy bonita, mi abuelo me pedía siempre comenzar el suelo en el campo, porque los empleados cantaban trabajando. En cuanto al amor, éramos premiados en el amor por respeto de los padres que cuando se ponía el sol teníamos que estar en casa, no se enamoraba por la noche ni salimos solos sin nuestros padres. Pero no llorábamos tanto por los hombres que nos dejaban. Acontecieron algunas cosas, como siempre en la vida, pero ahora el mundo es libre cosa que no pasaba en mis tiempos. Yo cuando tenía un novio con veinte años mi padre cuando se ponía el sol aceptaba para venir a casa y me decía si no era suficiente y se enamoraba a dos metros de distancia, siempre mirándonos. Mi primer juguete fue la señora de Nortâo de Matos quien me lo compró, es decir, le dio dinero a mi madre para que me lo comprara. Entonces yo, contenta, me lo llevé a la cama para dormir con él, como dormíamos todos juntos y me quedaba en el borde de la cama me caí al suelo y se partió la primera noche. Era de barro y era una gallina con huevos a su alrededor, fue el primer y último juguete de mi vida. Lloré mucho pero no tuve más juguetes, nuestros juguetes los hacíamos de pedazos de papel, mi madre cuando compraba le ponían arroz o pasta o lo que fuera y le hacían paquetes especiales. Nosotros hacíamos con tierra nuestros juguetes, nosotros decíamos que era fuego de artificio, metíamos la tierra dentro y la lanzábamos al aire. Nuestra ropa de los días festivos estaba hecha de hojas de calabaza, nos vestíamos como podíamos, cantábamos, llorábamos, con hambre u otros problemas pero la vida era totalmente diferente a la de hoy. Y con nuestra poca edad, todos los hermanos hacíamos lo que podíamos con lo que había. Conforme fuimos creciendo fuimos tomando nuestro camino, pero entre todas esas cosas había ciertas de las que todavía hoy nos reímos entre hermanas, a veces hoy se harían películas con lo que pasaba viviendo en la miseria.

Un día mi padre fue a la feria a vender los cestos, porque él era cestero e iba con mi madre y nosotros nos quedábamos en casa, cada uno tenía su trabajo, un día nos pasó por la cabeza a dos hermanas mías y a mí sacar un pan de maíz que estaba sobre una tabla en lo alto para que nosotros no llegásemos, porque sabían que si lo teníamos al alcance nos comíamos todo el pan. Entonces, la casa había sido hecha hacía poco tiempo y, miserablemente, las ventanas no estaban fijadas alrededor, una de mis hermanas más valiente, tal vez más que otras, no vale la pena poner su nombre, el pan de maíz cayó en el suelo se partió toda, nos quedamos sin hambre solamente por el miedo de que nos diesen un bofetón, muy ingeniosas pusimos los trocitos unos sobre los otros y con una bolsa de cavar la tierra, la pusimos donde ella estaba pero cuando la fuimos a poner a mi hermana le cayó el arco de la ventana alrededor de su cuello, parecía un collar, nos partíamos de risa pero tuvimos que cerrar la boca las tres y no decir nada. Mi padre llegó a casa y como habíamos hecho bien nuestro trabajo, nos iba a recompensar dándonos un trocito de ese famoso pan y le cayó el pan de maíz encima de la cabeza y él dijo a mi madre: «mujer, el pan está estropeado, tenemos que cocer el pan». Y él nos dio un pedacito más grande ya que pensaba que estaba estropeado. Pasaron años y le contamos lo que había pasado con el pan y todavía hoy me dan ganas de reír por ese pasaje.

En otra ocasión, fue a la feria ya habíamos nacido todos y entonces teníamos ovejas e íbamos con ellas al monte unas veces yo, otras mis hermanas. Las ovejas tenían una manía de entrar en el sitio donde mi madre tenía una plantación que era para hacer de comer. Un lunes, llamo a mi hermana, ella nunca iba con las ovejas y mi padre tenía algunas que eran golosas como se dice y siempre tenían que robar antes de entrar, yo para darle un susto a mi hermana me metí en un agujero de la entrada de la casa de mis padres, pero no fue mi hermana quien se asustó, fueron las ovejas que estaban enlazadas para que no huyesen a las tierras de los vecinos.

Pero puedo decir que fue la única vez que ellas no pararon para robar y huían a su casa. Pero yo me había puesto los pantalones de mi padre para darle el susto a mi hermana y tanto me reí que me hice pipí en los pantalones, mi padre llegó a casa y fue a ponerse los pantalones y le dijo a mi madre: «mujer, los pantalones están mojados». Mi madre le respondió: «habrás sido tú esta mañana mientras regabas los cestos antes de ir a la feria». Yo que me hacía pipí de risa no podía sostenerme la risa y mi padre me preguntó que por qué me reía, pero yo no lo dije porque si no ya sabía que me iba a reír pero de otra manera, mi madre decía: «ya hiciste alguna, seguro».

La soledad es valiosa, pero una buena compañía no tiene precio.

ERA LA MAYOR Y ERA RESPONSABLE DE MIS HERMANAS

Siguiendo con la historia de las fiestas, cuando perdimos el autobús. Yo quise tomar responsabilidad y después era yo quien se las llevaba y por lo tanto yo decía que fuéramos a casa, pero mis hermanas me decían que no y que nuestro padre no nos iba a pegar. No necesitábamos apagar la luz porque esta no existía, a oscuras entramos porque nuestra madre la puerta nos abrió. Pues no necesité apagar la luz otra vez porque nunca más pasó esto. Así mi luz quedó siempre brillando porque yo, responsabilidad, no volví a tomar, hasta hoy que las vacaciones de ponte de Lima volví a visitar para ver mis tiempos y mis raíces y cómo se comporta la gente.

Es posible conocer a una persona por la manera en que te trata cuando ya no te necesita, no permitas que te usen. Ama pero que no abusen de tu corazón. Escucharás no pierdas tu voz, los años pasan y te tratan como en el tiempo de mis abuelos. La gente pesada para no decir más nada. Pero siento nostalgia de personas que ni imaginan el tamaño de la falta que me hacen. Por mucho tiempo fui todo lo que pude, ahora son todo lo que quiero, solamente la tristeza me devora, siento duras cosas vistas del pasado y veo por el mismo camino voy andando, para allí estoy llegando. Qué tristeza da que ciertas madres dan todo a un hijo y al final de su vida no hay nada y quedan abandonadas.

Nunca regales un libro a quien no sabe leer, nunca regales tu corazón a quien no sabe darle valor.

Día 19 de septiembre de 2014, los padres no son eternos, llame para ir a visitarlos, lleve a los nietos a que los visiten, ría con ellos, abrace, dejen que ellos hablen y cuenten sus historias repetidas. Lleve dulces y comidas favoritas, debe luz, trae con respeto y paciencia y mucho cariño. Mañana puede ser muy tarde, no me importa si usted es virtual, lo que importa es que usted es mi amigo, para usted con cariño, hay tres cosas que nunca debemos sacrificar, tu familia.

La sabiduría de la medicina en aquellos tiempos, se daba nombre a las enfermedades sin saber lo que eran, como no teníamos vacunas ni nada que correspondía a los problemas de salud, ¡se le curaban los problemas con plantas y otras cosas! Yo guardé una cosa muy simpática que nunca se me olvidará, hoy lo veo gracioso, pero años atrás no creía que fuese nada gracioso. En mis tiempos se usaban zuecos y era un lujo, estaban hechos de madera con unas tachuelas, la gente lo llamaba así en aquellos tiempos, y cuando los zuecos se partían, a veces, se caían de los zuecos y nosotros como andábamos parte del tiempo descalzos se nos hincaban en los pies. Entonces el remedio para curarse era que, según decían las personas de ese tiempo, sacar ese tacón del pie y picar una cebolla en él porque decían lo curaba. Verdad que había atrasos en la vida. Lo único que ganábamos era una piel dura en la planta de los pies que hacía mucho daño, decían que habíamos pasado por encima de una huella por donde había pasado un caballo. En mi juventud vi, tal vez, dos en mi vida y entonces cogí la enfermedad de las siete huellas, no sé lo que quiere decir aún, los forúnculos eran enormes, los curaban con resina de los pinos para hacerlos reventar, pero mi padre adoraba hacer de médico, no hacía falta la anestesia, te echaba las manos y lo reventaba, daba igual si se gritaba o no, pero mi mamá, pobrecita, iba con mucho cuidado, pero mi papá decía: «deja aquí eso». Era tiempo de decir ¡ay! Cuando tenía ocho años fui a trabajar en casa de una vecina para cuidar a las vacas y a las ovejas para ganar para comer y daban algunos conejitos a mis padres para ayudar, no ganaba dinero. Pero así comencé mi vida, mis padres nunca me mandaron a trabajar para otras personas, era yo quien quería ir, comía mejor y, al mismo tiempo, ayudaba a mis padres, pero mucha gente se aprovechaba de la pobreza de los demás.

Бесплатный фрагмент закончился.

399
573,60 ₽
Возрастное ограничение:
0+
Объем:
412 стр. 5 иллюстраций
ISBN:
9788411142663
Издатель:
Правообладатель:
Bookwire
Формат скачивания:
epub, fb2, fb3, ios.epub, mobi, pdf, txt, zip

С этой книгой читают