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Tony conoce a Bill

Fue alrededor de seis meses después del accidente cuando Tony confiesa que dejó de sentir lo peor del dolor y pudo retomar una mayor actividad con la guitarra. Un día, unos chicos vecinos de Aston fueron a buscarle y le propusieron entrar como guitarrista principal a su grupo, que se llamaba The Rest. A Tony le llamó la atención que tuvieran dos amplificadores de válvulas de la marca Vox, justo el mismo modelo que tenía él, y que era caro para la época. También tenían guitarras Fender, de gran prestigio, así que pensó que iban en serio y decidió probar suerte.

Uno de los integrantes se llamaba Bill Ward, que al principio cantaba y tocaba la batería, aunque terminaron fichando a un vocalista y Bill se acabó sentando tras los tambores. No tenía dinero para comprarse baquetas nuevas, así que usaba las que encontraba medio rotas o usadas de otros bateristas, pero a Tony le gustó su estilo tocando.

Cuando Iommi empezó a ensayar con ellos, se dio cuenta de que al otro guitarrista, Vic Radford, le faltaba el dedo corazón. Al parecer, había sufrido un accidente con una puerta y este hecho hizo que Tony fuera perdiendo la vergüenza que sentía tras su varapalo: «Que hubiera perdido su dedo fue de gran ayuda para mí porque nunca había conocido a nadie con ese problema. Pensé, “¡maldición, los dos en el mismo grupo!”», afirma Tony.

Su repertorio se componía de versiones de grupos como The Beatles, The Rolling Stones o The Shadows y lograron cierto éxito en la escena local de Birmingham, donde no les faltaron conciertos en pubs pequeños.

Pronto The Rest se le quedó pequeño a Tony, así que en 1968 hizo la prueba de acceso a una banda de mayor nivel. Se llamaba Mythology y se formó en Carlisle, al noroeste de Inglaterra, cerca de la frontera con Escocia, así que cuando le dijeron que había pasado la audición, Tony se fue a vivir allí. Poco después se unió a la banda Chris Smith, que era el vocalista de The Rest, un grupo que firmó su desaparición en cuanto Mythology necesitó nuevo baterista. ¿Quién fue el elegido? Efectivamente, Bill Ward.

La aventura con Mythology duró poco. Todos ellos compartían piso de alquiler en Carlisle. Una noche decidieron probar el hachís por primera vez en su vida (o eso dicen), y además de comprar un poco, el traficante que les vendió les preguntó si podían guardarle tres maletines llenos de la droga. Ellos, inocentes y quizá algo «perjudicados» en esos momentos, aceptaron confiando en que volvería pronto a recoger toda aquella marihuana. Error. La policía acabó haciendo una redada en su piso justo al amanecer, cuando ellos estaban dormidos. Probablemente fue por un chivatazo de la dueña de la propiedad, que vivía en el mismo bloque, junto a que la policía estaba buscando a ese traficante en concreto. Los cuatro integrantes de Mythology acabaron detenidos. «Salió en todos los periódicos porque era algo grave entonces: "Grupo de música pillado con drogas". Llegó a las noticias nacionales y a Birmingham, así que mis padres se enteraron. Imagina a los vecinos: "Ese chico Iommi es un drogadicto"», recuerda Tony.

Les acabaron poniendo una multa de 15 libras esterlinas a cada uno y les dejaron en libertad condicional. Afortunadamente, el mismo sargento que les detuvo les ayudó cuando la policía descubrió que ellos no eran el traficante que buscaban. Sin embargo, el daño para Mythology ya estaba hecho. Nadie quería que un grupo de supuestos drogadictos tocara en ningún sitio, así que se disolvieron y Tony y Bill regresaron a Birmingham.

La joyita de Aston: John Osbourne

John Michael Osbourne (Birmingham, 1948) vivió su infancia y adolescencia en Aston junto a sus padres, Jack y Lilian, y sus cinco hermanos y hermanas en una humilde casa de Aston de tan solo dos habitaciones. Decir que les costaba llegar a fin de mes quizá sea quedarse cortos.

Dejó el instituto a los 15 años, aunque no fue especialmente recordado por su excelencia académica ni por su actitud ejemplar. En su defensa hay que decir que le costaba mucho leer y concentrarse, algo que acabó teniendo su explicación cuando tenía 30 años, momento en el que le diagnosticaron dislexia y trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).


Ozzy Osbourne, también conocido como el «padrino» del heavy metal o el «príncipe de las tinieblas».

Sin embargo, algo que sí le gustaba de su etapa escolar era actuar y cantar en los teatrillos típicos en Navidad o fin de curso. Esto hizo que muchos se burlaran de él y le pusieron el mote de «Ozz-brain», una especie de juego de palabras fónico con su apellido, Osbourne, y lo que podríamos traducir como «cerebrito» (brain) en español. Entre que le costaba leer o prestar atención y que le gustaba hacer un poco el payaso en esas funciones escolares, algunos pensaron que tenía cierto retraso mental, de ahí lo de llamarle «cerebrito». Tan irónico como cruel. Sin embargo, el mote acabó derivando en algo más corto, «Ozzy», y así es como le conocía todo el mundo. «La gente me llama «Oz» u «Ozzy». Y si fuera por la calle y alguien dijera «John», no me pararía», reconoce él mismo. De hecho, solo en su casa le llamaban John.

Una vez que dejó los estudios, Ozzy empezó a buscar trabajo. Su currículum acabó siendo tan variopinto como extravagante. Fue ayudante de fontanero, operador de planta en una fábrica de piezas de coches (en la que empezó a «colocarse» delante de unas cubas con cloruro de metileno), afinador de claxons de coches en la misma planta donde trabajaba su madre (que Ozzy recuerda como su «primer trabajo en el negocio de la música») y, finalmente, el primero que él reconoce que disfrutó: ejecutor de vacas en un matadero. Este le duró 18 meses, que era todo un récord teniendo en cuenta que no solía durar mucho en el resto de trabajos. Muy a su pesar, le acabaron echando porque agredió a un compañero que supuestamente le molestaba.

Mientras engrosaba su ecléctica experiencia laboral, Ozzy pensó que sería buena idea robar para ganarse un dinero extra. Centró su objetivo en una tienda detrás de su casa, aunque le costó tres intentos conseguir algo de valor. En el primero, una vez dentro del establecimiento y totalmente a oscuras, echó mano de las primeras perchas que se cruzó, aunque al marcharse acabó dándose cuenta de que eran unos baberos y ropa interior de bebé. Al segundo intento fue directo a por una televisión de 24 pulgadas, pero pesaba tanto que, mientras escapaba por el muro de la parte de atrás de la tienda con ella a cuestas, se le acabó cayendo encima. «No me pude mover durante una hora», recuerda Ozzy. Al tercer intento, en el que ya nuestro torpe protagonista decidió ir equipado con unos guantes como un caco profesional, acabó robando varias camisetas. Sin embargo, a uno de sus guantes le faltaba un dedo, así que acabó dejando sus huellas por todos lados. Le acabaron deteniendo y le condenaron a tres meses de cárcel o a pagar una multa equivalente a 50 euros o 60 dólares. No tenía dinero y le pidió ayuda a su padre, que se negó a prestarle nada porque pensó que un tiempo en prisión le enseñaría una lección a su hijo. Y, efectivamente, acabó entre rejas.

Aunque los tres meses se redujeron a seis semanas por buen comportamiento, su estancia en la cárcel le marcó, literalmente. Fue allí donde decidió tatuarse él mismo las letras O-Z-Z-Y en los nudillos de su mano izquierda. También hubo momentos difíciles porque le intentaron pegar y violar, e incluso le llevaron a una celda solitaria por pelearse con otro prisionero. Ozzy reconoce en sus memorias2 que fue su sentido del humor el que le ayudó a superar el mal trago, aunque desde entonces, entre otras cosas, le da miedo quedarse a solas en cualquier sitio.

Al poco de ser puesto en libertad se metió en problemas de nuevo. Le acabaron deteniendo por armar jaleo en un bar mientras iba borracho. Esta vez sí pudo permitirse pagar la multa y se juró que nunca volvería ir a la cárcel otra vez. No lo consiguió.

La revelación de Ozzy y su incursión en el rock psicodélico

Ozzy asegura que recuerda perfectamente cómo surgió la chispa que le hizo querer dedicarse a la música. «Iba por la calle Witton Road en Aston, llevaba un radio transistor azul y, cuando empezó a sonar esa canción, supe qué quería hacer con mi vida a partir de entonces», confiesa. «Era algo tan nuevo y me hacía sentir muy bien. Me convertí en un ávido seguidor de los Beatles. Eran geniales». Y concluye sin miramientos: «Le debo mi carrera a ellos porque hicieron que deseara estar en el juego de la música».

Se refiere a la canción «She Loves You», perteneciente al disco Twist and Shout (1964) de los Beatles y, de hecho, le gustan tanto que ha llegado a confesar que en su funeral quiere que pongan música del cuarteto de Liverpool, probablemente «A Day In Life», o «alguna canción que no sea alegre de los discos Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967) o Revolver (1966»). Quién le diría que décadas después conocería en persona a uno de sus ídolos, Paul McCartney, y que en ese encuentro el propio ex-Beatle le iba a reconocer que le encantaba la historia del robo y el guante roto. «Oh, sí, eso es muy típico de mí», contesta Ozzy con descaro en un momento que quedó inmortalizado en vídeo y que se puede encontrar en YouTube.3

Tras esa revelación -la de querer dedicarse a la música, no la de conocer a McCartney-, Ozzy decidió probar suerte y encontró un grupo en Birmingham que se llamaba The Rare Breed y que buscaba cantante. Allí conoció a Terence Michael Butler (Birmingham, 1949), que tocaba la guitarra rítmica y al que todo el mundo llamaba Geezer.

De familia humilde, irlandesa y católica y con otros seis hermanos, Geezer también formaba parte de ese Aston pobre, gris y alienado por las fábricas, aunque él quería evitar trabajar en una a toda costa, así que buscó el trabajo de oficina que «menos experiencia requería» y acabó siendo contable durante un tiempo. En la música era muy de escuchar a Frank Zappa, aprendió a tocar la guitarra y acabó creando su propio grupo a mediados de los sesenta: The Ruums, que acabaron cambiándose el nombre por The Rare Breed. Según el propio Geezer: «Estábamos un poco locos. Tocábamos cosas psicodélicas. Solíamos ir con las caras pintadas y formábamos un espectáculo psicodélico. Nunca nos solían llamar de vuelta para tocar en los sitios, así que éramos probablemente realmente una mier**. Pero Rare Breed era el único grupo que estaba haciendo eso en Birmingham. Todos los demás hacían soul y pop, y nosotros empezamos a hacer cosas más cercanas al blues, copiando a bandas como Art y Tomorrow».

Geezer conocía de vista a Ozzy del instituto, así que quizá por eso le cuadró que alguien tan pintoresco como él, que justo entonces iba con la cabeza totalmente rapada a lo skinhead, entrara a formar parte de una banda «de locos».

El famoso cartel con el que empezó todo

Aunque dieron algunos conciertos, la aventura con The Rare Breed no duró mucho y Ozzy se animó a poner un cartel en una tienda de música para buscar músicos con los que formar su propio grupo4. Decía así:

«OZZY ZIG REQUIRES GIG (OWN PA)»


El baterista Bill Ward es uno de los miembros originales de Black Sabbath.

Al traducirlo al español pierde la rima entre «zig» y «gig», aunque en inglés tampoco tenía mucho sentido («zig» no quiere decir nada). Más o menos, significaría algo así como: «Ozzy zig requiere gente para grupo de música (tengo equipo de sonido)».

Casualidades de la vida, ese cartel lo acabaron viendo Tony Iommi y Bill Ward, que acababan de volver de Carlisle tras su pequeño susto con las drogas con ganas de montar un nuevo grupo. «Yo conozco a un Ozzy, pero no puede ser él, ¡no sabe cantar!», le dijo Tony a Bill. Aun así, fueron hasta la casa de los padres de Ozzy, llamaron a la puerta y salió a abrir su madre. «Venimos por el anuncio», le dijo Tony. «¡John, es para ti!», gritó ella.

Cuando Ozzy apareció, la primera reacción de Tony fue decirle a Bill «¡olvídalo, olvídalo, te lo explico luego!». Le recordaba del instituto y, de hecho, Tony era uno de los chicos que solía burlarse de él. Sin embargo, ya que estaban allí, estuvieron charlando un rato los tres y la cosa se quedó ahí. Varios días más tarde, Ozzy contactó con Geezer y ambos acordaron empezar un grupo juntos, así que fueron hasta casa de Tony, que vivía muy cerca de la de Ozzy. «¿Conoces algún baterista?», le preguntaron. «Sí, Bill es baterista», respondió Tony.

Cuando Tony se lo contó a Bill, este le dijo que no iba a entrar a ningún grupo sin él, que lo que sea que hicieran tendría que ser juntos. Y así fue como empezó la aventura entre Tony, Bill, Ozzy y Geezer.

La Polka Tulk Blues Band

Tras pasarse una noche fumando y hablando de sus vivencias, los cuatro jóvenes acordaron que para empezar como grupo lo primero que necesitarían sería un nombre. Ozzy propuso The Polka Tulk Blues Band inspirado por una marca de polvo de talco que usaba su madre para sus axilas y por el nombre de una tienda de Aston regentada por un pakistaní. Todo muy glamuroso. Misteriosamente, a ninguno de sus compañeros se les ocurrió una mejor idea, y se pusieron manos a la obra aceptando ese nombre tan peculiar.


The Polka Tulk Blues Band.


Fleetwood Mac, uno de los grupos en los que se inspiraron los Black Sabbath primigenios.

Tocaban versiones de blues y, al parecer, la intención era seguir los pasos de Fleetwood Mac, cuyo segundo disco, Mr Wonderful (1968), acababa de publicarse y les encantó. Quizá por las ganas de hacer algo diferente, acabaron incorporando a la formación a dos músicos que recomendó Tony: un saxofonista (Alan Clarke) y un segundo guitarrista especializado en la técnica del slide (Jim Phillips).

Ya como sexteto, su primer concierto fue el 24 de agosto de 1968 en una ciudad que Tony y Bill conocían bien, Carlisle, la misma en la que vivieron durante un tiempo en la etapa con Mythology y donde tuvo lugar aquel episodio con la policía y las drogas. El único que tenía carnet de conducir entonces era Tony, así que fue él quien se encargó de manejar la vieja furgoneta durante las ocho horas que duró el accidentado trayecto desde Aston. Cuentan, por ejemplo, que el motor fallaba de vez en cuando y que la suspensión estaba rota, así que cada vez que había una curva tenían que impulsarse desde dentro en dirección contraria para evitar que el chasis chocara contra las ruedas. No se compaginaban para la maniobra, por lo que acabaron por aceptar el olor a neumático quemado durante el recorrido.

El concierto no pareció darse demasiado bien. Así lo recuerda Geezer: «Nos hundimos como el Titanic. Me dijeron que no sabía tocar bien el bajo y que Ozzy era un cantante de mier**. Y entonces nos metimos en una pelea con mucha gente mientras estábamos cargando la furgoneta con nuestras cosas. No fue una gran experiencia. Decidimos convertirnos en un cuarteto, en vez de seguir con seis integrantes». Así es, tras aquella experiencia y algunos conciertos más, Tony dijo que no le gustaban ni Alan ni Jim en la formación. El segundo guitarrista era un desastre en los ensayos y Tony no le veía sentido a tener a un saxofonista sin una sección entera de viento metal. ¿Resultado? Los echaron y volvieron a ser los cuatro.

Pero algo seguía sin convencerles.

De cómo Jethro Tull impulsó el nacimiento de Black Sabbath

«Es el nombre, es basura», dijo Tony en un ensayo. «¿Qué tiene de malo?», preguntó el orgulloso creador, Ozzy. «Cada vez que lo escucho, todo lo que me imagino es a ti con los pantalones bajados y plantando un pino», replicó Tony rememorando el épico momento de inspiración en el que a Ozzy se le ocurrió lo de The Polka Tulk Blues Band (yendo de vientre en el baño de casa de sus padres y viendo el bote de polvos de talco de su madre).

En medio de esa conversación, que parecía sacada de una comedia de situación, interrumpió Bill diciendo que justo llevaba un tiempo pensando en un nombre para el grupo: «Tenéis que imaginároslo en un cartel o en una gran valla publicitaria». Y entonces compartió su idea: Earth. Ozzy se burló de él durante un rato por la pronunciación de la palabra en inglés («URFFF», le restregaba con sorna), pero tanto a Geezer como a Tony les gustó. Era corto, fácil de recordar y, a todas luces, les iban a tomar más en serio que con The Polka Tulk Blues Band.


Jethro Tull, una de las bandas más longevas del rock progresivo británico.

Y así es como empezó la etapa con Earth, en la que siguieron haciendo versiones de blues, pero, al mismo tiempo, empezaron a hacer sus propias composiciones mientras intentaban tocar cada vez en más sitios.

No fueron momentos fáciles. No tenían dinero y se vieron obligados a dormir en la humilde furgoneta de Tony si tocaban fuera de Birmingham. Incluso los padres del propio guitarrista a menudo tenían que darles comida y un puñado de libras para seguir adelante. La situación era tan triste que a veces cargaban todo su equipo de instrumentos y amplificadores en la furgoneta y se iban hasta el sitio en el que tocaba un grupo grande por si no se presentaban y tenían que irrumpir ellos en su lugar para evitar el enfado de la gente. Con una mezcla de suerte y de «el que la sigue la consigue», se salieron una vez con la suya: actuaba Jethro Tull en Birmingham, uno de los grupos de rock revelación de la época. Sin embargo, su autobús se rompió por el camino y el grupo no pudo llegar a tiempo. El líder de la formación, Ian Anderson, llegó a mitad de concierto de unos desconocidos Earth, que alucinaron por lo surrealista de la situación y por poder tocar ante más de diez personas, que solía ser su aforo habitual.

Poco después, Earth empezó a ganar tracción en la escena de música local, y fue entonces cuando Tony reunió a sus compañeros y soltó la bomba: «se acaba de marchar el guitarrista de Jethro Tull y me han ofrecido el puesto». Paradojas de la vida, esa actuación que presenció Anderson fue clave para ello.

En la agenda de Jethro Tull estaba telonear a los Rolling Stones, así que era como pasar de tercera regional a codearse con los de primera división, y Tony no quiso dejar pasar esa oportunidad. Ozzy, Bill y Geezer lo aceptaron con resignación, pero también estaban contentos por él, como es normal en un grupo no solo de músicos, sino de amigos.

Tony empezó su periplo con Tull en diciembre de 1968, aunque decidió abandonarlo apenas un mes después. Lo que empezó como el argumento de la típica película americana de adolescentes se transformó en algo que le producía rechazo. Pudo ver cómo era la rutina de un grupo a un nivel profesional, con ensayos desde por la mañana temprano y con rigurosa puntualidad y disciplina, pero, sobre todo, con un jefe, Ian Anderson. Esto hizo que a Tony aquello le pareciera un trabajo sin más, y era algo que no le motivaba. Se hacía lo que el jefe decía y no había más discusión. Que Ian comiera separado de los demás miembros del grupo fue quizá la gota que colmó el vaso.

Tras la breve pero intensa experiencia con Jethro Tull, Tony quiso volver a Earth y convocó otra reunión con Ozzy, Bill y Geezer. En ella compartió todo lo que había aprendido, lo bueno y lo malo, y puso una condición para volver a Earth: que se tomaran todo tan en serio como lo hacía Jethro Tull. Eso implicaba ensayar más duro y… madrugar: «Solía ir en la maldita furgoneta a recogerles a las ocho menos cuarto de la mañana, que era, créeme, temprano para nosotros en aquella época. Les dije: "Así es como tenemos que hacerlo porque así es como lo hizo Jethro Tull"», recuerda Tony. Los demás, que siempre habían asumido indirectamente que Tony era el líder, aceptaron.

Con esta nueva filosofía algo parecía haber cambiado en el grupo. Retomaron la actividad con la moral alta, empezaron a dar conciertos y hasta ellos mismos sentían que la cosa avanzaba. Entonces apareció en su camino Jim Simpson, un promotor y hombre de negocios conocido en Birmingham que justo acababa de inaugurar una sala llamada Henry’s Blueshouse. Se acabó convirtiendo en uno de los pocos sitios en la ciudad donde se podía escuchar en directo a grupos de blues en vez del más extendido pop o soul. Y, claro, dos asistentes habituales del Henry’s eran Tony y Ozzy, por lo que Jim acabó hablando con ellos y descubrió que tenían un grupo. Les ofreció tocar y poco a poco lograron ser uno de los platos fuertes del club. Al ver el éxito, los chicos le propusieron a Jim que fuera su representante. Este aceptó y a partir de aquí la cosa escaló al siguiente nivel, incluyendo una gira por Europa.

Tocaron en multitud de sitios, aunque también probaron a hacer las conocidas como «residencias», es decir, actuar en el mismo sitio por un periodo de tiempo extendido. Era algo muy común en la época y ellos lo hicieron, por ejemplo, en la pequeña ciudad suiza de San Galo, donde estuvieron seis semanas ante la friolera de seis o siete personas cada noche. Su caché estaba compuesto de leche y salchichas, lo cual era ciertamente penoso, pero más para Geezer, que era vegetariano. Sin dinero y con muchas ganas de hacerse un hueco en la música, «iban hasta donde fuera y tocaban en cualquier sitio», como recuerda Jim Simpson.

No faltaron las anécdotas, como la afición de Bill por fumar piel de plátano, que era lo más exótico que podía permitirse entonces; que Ozzy salió de gira por toda Europa con tan solo una camiseta y unos vaqueros (que llevaba todo el rato puestos); o que a Tony le diera por tocar la flauta en algunos conciertos, a lo Jethro Tull, con la diferencia de que él iba tan fumado a veces que una vez estaba soplando al micro directamente pensando que era la propia flauta. Aunque la más trascendental es la que sucedió en Manchester, donde fueron contratados por error. Al parecer, el dueño de la sala quería a otra banda que se llamaba Earth y que tocaba canciones del estilo motown y pop. Tuvo que ser memorable su reacción y la del público cuando empezaron a ver a un grupo al que le gustaba subir el máximo el volumen, exprimir la distorsión de la guitarra y, en definitiva, hacer cuanto más ruido, mejor. Fue en este momento cuando Jim Simpson les dijo que tenían que cambiar de nombre, probablemente para evitar más errores como ese y líos legales, ya que los otros Earth habían publicado música e incluso estaban en las listas de ventas.

Mientras pensaban en una alternativa, ellos seguían tocando y haciéndose hueco, y llegaron a actuar en el mítico Marquee de Londres, cuna en la que dieron sus primeros pasos bandas como AC/DC, The Rolling Stones, The Who, Led Zeppelin, Yes o David Bowie, que militaba entonces en un grupo de blues llamado Manish Boys. Quizá para cerrar el círculo, justo en el Marquee fue el último concierto de Earth y el primero de Black Sabbath.

765,11 ₽
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398 стр. 147 иллюстраций
ISBN:
9788499176321
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