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Microsoft ha anunciado la disponibilidad de herramientas informáticas de la computación en la nube para la investigación en el campo de la genómica. Microsoft Healthcare NExT permite la accesibilidad de los servicios de la computación en la nube y de inteligencia artificial a los investigadores4. La firma Redmond sigue con su carrera y anuncia ahora la disponibilidad de su servicio Microsoft Genomics. Funciona en la nube Azure de la empresa, y tiene por finalidad ofrecer a los investigadores y a los clínicos servicios de tratamiento genómico acelerados por la IA y fundamentados en la computación en la nube. En síntesis, la herramienta basada en la nube es capaz de comparar miles de millones de elementos de genomas brutos con genomas de referencia, y luego identificar dónde se encuentran las diferencias. Esta técnica analítica se denomina alineamiento y llamado de variantes. Ya está siendo utilizada en el Hospital de Investigación para Niños St. Jude, en Estados Unidos, que presentó sus avances en el campo de los cánceres extremadamente raros en la conferencia de la American Association for Cancer Research de abril del 2018.

¿En qué está la ofensiva de Apple?5

Cuando Apple confirmó, en junio del 2014, la creación de la aplicación Health preinstalada en todos sus dispositivos con sistema operativo iOS8 y una plataforma dedicada a los desarrolladores para ser enriquecida, algunos observadores vieron allí las premisas de una gran ofensiva del gigante en el campo de la salud. Pero de ello no se siguió el procesamiento de los datos. Basada en el inmenso parque de sus teléfonos inteligentes, Apple tiene efectivamente la capacidad de recoger miles de millones de datos médicos y de analizarlos para distintas aplicaciones: consejos de salud y prevención para los usuarios, ayuda a la investigación, transformación de los seguros o incluso comercialización de la industria farmacéutica. El rumor anunciaba entonces el lanzamiento de un Apple Watch de última tecnología, dotado de captores muy sofisticados, capaces de medir diferentes variables.

No obstante, un poco menos de dos años más tarde, Apple está lejos de haberse convertido en el campeón del procesamiento de datos médicos. Si bien conocemos el magro resultado comercial del Apple Watch, fue una decepción desde el punto de vista de la salud. Los rumores predecían un objeto que mediría incluso el nivel de glucosa en sangre. Finalmente, el reloj solo contiene captores no invasivos: un cardiofrecuencímetro y un acelerómetro para medir los pasos, igual que en las pulseras rastreadoras ya existentes. “Como Apple se rehúsa a pasar por la FDA (la agencia norteamericana de exámenes de productos alimentarios y medicamentos) para validar sus dispositivos, porque es demasiado largo y complicado para poder sacar rápidamente nuevas versiones, se contentó con captores de mínima”, analiza Lionel Reichardt, experto en e-salud. Health sube los datos sin analizarlos.

En cuanto a la recepción de la aplicación Health, no fue demasiado calurosa por parte de los usuarios, aun cuando es imposible conocer hoy su real utilización. Esa aplicación, complicada de configurar y de entender, decepciona, pues solo sube datos —sea desde objetos conectados, sea con informaciones ingresadas manualmente— sin analizarlos o evaluar su normalidad. Por razones legales, Apple tiene extrema prudencia de no dar ningún consejo médico o diagnóstico. Otro inconveniente son los datos recogidos en las pulseras tipo Jawbone o Fitbit, por ejemplo, que no pueden ser agregados entre sí o a los datos de tracking del iPhone. “La aplicación no es funcional en la vida diaria”, afirma Paul-Louis Belletante, presidente de la plataforma francesa de salud Betterise, que se conecta a Health para recuperar los datos de los movimientos de sus usuarios a partir de su iPhone. “El carné de salud es demasiado complejo e inutilizable y no sirve para nada, pues no contiene más que datos brutos”, concluye. ¿Qué es lo que explica las dificultades de Apple?

Apple es una sociedad de hardware, no de servicios

“Por el momento, en el campo de la salud, Apple presenta un proyecto de agregación de datos, de carné de salud en línea, sin que se entienda su finalidad”, concede Lionel Reichardt. Y del mismo tenor son las afirmaciones de Paul-Louis Belletante, quien no ve más que un efecto de marketing en los test clínicos lanzados vía Health y las asociaciones con los hospitales americanos. De hecho, el problema de la multinacional reside en su ADN: “Apple es [sobre todo] una empresa de hardware que no se impone en el campo de los servicios, a diferencia de Google, por ejemplo”. Puesto que si Apple no exhibe una cultura de algoritmo o de monetización de los datos6, Google, por el contrario, está identificado como un actor que obtiene su modelo económico de los data de sus usuarios y de sus servicios. Y ello más aún porque Google ya se ha posicionado en el campo invirtiendo en Oscar, la joven empresa que mediante la tecnología revoluciona el seguro de salud en Estados Unidos, valuada en 1700 millones de dólares.

Además de la propia capacidad de Apple de invertir en el universo de análisis de los datos masivos (big data), se plantea la cuestión del impacto de tal proyecto en su imagen ante su fiel clientela. “¿Cómo reaccionaría el gran público, a quien le gusta la marca por su oferta material, ante un Apple que se parecería a Google?”, se pregunta Lionel Reichardt. “La necesidad de cocrear con los actores históricos, particularmente laboratorios farmacéuticos, también puede suscitar problemas en términos de imagen”. Para lograr hacerse un espacio en ese mundo tan competitivo, Apple habrá de superar las dificultades generadas por el contexto de regulación, pero especialmente operar un cambio de cultura y desarrollar su capacidad de transformar los big data en smart data.

Finalmente, hay que señalar la creación y la experimentación en Francia y en Estados Unidos del primer robot quirúrgico automatizado:

Un robot que parece un pulpo gigante gana terreno en los bloques operatorios franceses: el Da Vinci. Sus múltiples brazos dotados de endocospio, escalpelo y bisturíes constituyen la razón de su éxito en las salas de operación. Ese robot quirúrgico revolucionario se ha desarrollado desde hace tiempo en Estados Unidos. Gracias a la compra de patentes del MIT y de Stanford, en 1995, nació la firma Intuitive Surgical en el centro de Silicon Valley. Veintitrés años más tarde, la start-up californiana se convirtió en una verdadera estrella de la medtech. En Estados Unidos, donde se han instalado cerca de tres mil Da Vinci, de diez prostatectomías radicales (ablación de la próstata, en caso del cáncer más frecuente entre los hombres), más de ocho se realizan con ese robot7. (Tabary, 30 de octubre del 2018)

Las redes sociales médicas seducen a la industria farmacéutica

Dedicadas a los médicos y a los pacientes, las redes atraen los presupuestos de los laboratorios al conectarlos directamente a su público objetivo. En el 2005, cuando el facultativo Daniel Palestrant lanzó Sermo, una red social dedicada a los médicos americanos, se convirtió en uno de los pioneros del sector. Desde entonces, la start-up obtuvo 41 millones de dólares antes de ser adquirida en el 2012 por la firma especialista en datos médicos WorldOne. Hoy la empresa está presente en quince países. En dichas redes, 540 000 médicos de más de noventa especialidades discuten anónima y gratuitamente. Pero “el problema de las redes sociales verticales como esta —según reconoce Peter Kirk, CEO de Sermo— es justamente que son limitadas debido a su especificidad, y que así nunca van a alcanzar la suficiente masa crítica para poder registrar grandes volúmenes publicitarios”. Según Kirk, habría un poco más de diez millones de médicos en el mundo, mientras que Facebook exhibe dos mil millones de usuarios. Y la publicidad no es ciertamente la solución para financiarse. Pero la comunidad de profesionales es una bendición para la industria farmacéutica. La start-up obtiene beneficios al hacer posible a los laboratorios interactuar con los médicos en su plataforma, crearse una página, agregarle contenido y luego promoverla. Sermo también permite a las empresas farmacéuticas desarrollar estudios al interior de su grupo gracias a herramientas de investigación; se trata de una actividad que representa desde entonces el 60 % de su volumen de negocios. La empresa es rentable desde el 2015, emplea más de doscientos colaboradores y registra más de cincuenta millones de dólares. Sermo reclama ser la primera red social de médicos en el mundo.

Desde su creación, Sermo produjo sus imitadores: surgieron en todo el mundo redes sociales más exclusivas que los foros como Doctissimo, y sobre todo más cualitativas. Doximity, fundada en el 2011 en Estados Unidos, registró 82 millones de dólares y agrupa a 500 000 profesionales. Trabaja con más de trescientos hospitales y es rentable desde enero del 2014. Otras redes sociales ya están bien instaladas en su país de creación, como la china DXY, apoyada por el gigante Tencent. En Francia, las que se apropiaron del sector son empresas tradicionales, como Comuniti, creada a fines del 2014 por el portal médico Univadis, que lo lidera con una comunidad que reúne a 69 000 profesionales de la salud.

A principios del 2015, el grupo Profession Santé, que edita Le Quotidien du médecin, fundó Santé Connect. “Es una red reservada a los profesionales de la salud que nos permite aportar un servicio suplementario a nuestros lectores”, afirmó Rémi Gambier, un director de medios sociales. Todos los miembros, médicos o farmacéuticos, se inscriben con su número profesional para asegurar la confidencialidad. Esta “mezcla entre Facebook y LinkedIn”, que permite a los profesionales intercambiar, plantear temas y compartir documentos, pero también vigilar su e-reputación y recibir consejos para mejorarla, está administrada por dos jefes de proyecto y un gerente de la red social, mientras que tres webmasters del grupo animan la comunidad. Es gratuito, y no implica publicidad. “Nuestro objetivo es alcanzar un público más joven y hacerle descubrir nuestra marca a través de un servicio más innovador que un sitio de prensa —explica Rémi Gambier—. Buscamos crear una comunidad muy comprometida”.

A modo de conclusión provisoria

El ADN del capitalismo cognitivo es la explotación de los datos que cada uno entrega a los grandes ecosistemas sin darse mucha cuenta, sin sacar otros beneficios que el de participar en la conversación social, en el gran mercado del cibercomercio, en la constitución colectiva de la enciclopedia de todos los conocimientos actuales del mundo. En nuestros días, el procesamiento de datos personales sirve esencialmente al marketing y a la venta de productos y servicios. Como bien dice el conocido adagio, cuando el servicio es gratuito, el producto es el usuario. Hoy las GAFAM se abocan a la recolección de nuestros datos médicos para hacer avanzar la medicina curativa hacia una medicina predictiva y personalizada.

Con las enormes ganancias que esas empresas obtuvieron en sus operaciones cotidianas, la excelencia de sus laboratorios de investigación en inteligencia artificial y sus inmensos parques de almacenamiento informático (cloud computing), ellas pueden, finalmente, comenzar a trabajar para la ciencia médica y el bienestar de los ciudadanos. Para lograrlo, Google, por ejemplo, se fijó como objetivo establecer el retrato tipo de una persona en plena salud, gracias al proyecto Baseline Study, que pretende ser un “Google Earth” de la salud humana, es decir, una verdadera cartografía de lo que es un cuerpo saludable, y cuáles son las causas de las enfermedades y sus remedios.

Actualmente, Google y Microsoft son las más avanzadas, pues poseen simultáneamente las plataformas para recibir los datos, los sistemas de procesamiento de los datos y los depósitos de almacenamiento en la nube. IBM ofrece un catálogo denominado UGAP para las ofertas de software, las ofertas de almacenamiento y las ofertas de servicio IBM. En lo que refiere a la inteligencia artificial, IBM se enorgullece de haber desarrollado Watson, un programa informático de IA (en el marco de DeepQA Research), cuyo objetivo es la conversación del médico o del paciente con la máquina en lenguaje natural. Recordemos las hazañas pasadas de la empresa: la confrontación entre Deep Blue y el campeón de ajedrez Garry Kasparov; luego —catorce años más tarde— la victoria de Watson en el célebre juego televisado Jeopardy! Apple, ante todo productor de material electrónico, desarrolló una estrategia de ingreso a los datos médicos gracias a su reloj iWatch conectado al iPhone, pero del que no derivaron los sistemas de procesamiento de los big data. Facebook desearía recoger informaciones médicas en su red abierta, pero, desde el escándalo de Facebook/Cambridge Analytica, se dio cuenta de que el uso y el tratamiento de datos médicos personales constituyen una problemática muy diferente de la suya.

Como vemos, el campo de la salud y el bienestar interesa a todos los grandes actores de la industria digital, pero, por otro lado, recordemos que existe una doble problemática específica de la salud:

1. La cuestión de la confidencialidad de los datos médicos personales.

2. La medicina y el bienestar social son sectores estrictamente regulados, contrariamente a lo que sucede entre un productor y los consumidores.

En los países donde existen sistemas públicos de seguro de enfermedad, solo hay un único pagador: el gobierno. En una democracia, la salud no se considera como un bien cualquiera, al igual que la justicia, el ejército o la policía, etcétera. Ya no estamos en una lógica de mercado. ¿Pero cómo se trazarán las fronteras entre las GAFAM y los Ministerios de Salud? Muchos enfrentamientos públicos deberían ser debatidos en el ágora pública. ¿Seremos pronto curados por la medicina de las GAFAM y las decisiones médicas serán tomadas por algoritmos determinados por una lógica de mercado? Por ejemplo, ¿de qué sirve operar a un enfermo centenario, curar toxicómanos o permitir vivir a los enfermos mentales cuando la lógica mercantil no permite tales gastos injustificados? ¿Quién va a establecer las opciones éticas que se presentan en todo momento? ¿Quién va a diseñar las reglas de funcionamiento de esos megahospitales, cuya administración escapa cada vez más al control del político? Una tecnocracia determinada por los big data y la inteligencia artificial corre el riesgo de escapar al control humano.

Capítulo 6

Las GAFAM invaden lentamente el sector de la educación: algunos ejemplos franceses y americanos

¿Quién será el maestro de escuela 1 : las GAFAM o los docentes?

Según Paul Loubière (Challenge, 2 de junio del 2017, posteado en París a las 18.06 h), Google, Apple y Microsoft están al acecho para penetrar el mercado de la educación nacional francesa. El objetivo de los gigantes de la red es recuperar un máximo de datos individuales para luego poder utilizarlos. Pero en Francia el procedimiento es cuestionado por los editores y los productores especializados en educación, y por los profesores y padres. No sucede lo mismo en Canadá, donde las autoridades educativas parecen bastante insensibles al problema.

¿El Ministerio de Educación francés abre la escuela a Google?

El cambio ya está ahí. Después de haber apoyado durante años los ENT (espacios digitales de trabajo) nacionales y predicado la seguridad frente a los grandes grupos extranjeros, la Dirección de Educación Digital del Ministerio de Educación francés (DNE) parece iniciar un giro. En un correo electrónico que obtuvo el Café Pedagógico, Mathieu Jeandron2, delegado de educación digital, autoriza claramente el uso de los servicios digitales de las GAFAM en los establecimientos escolares. Según esta carta, enviada el 12 de mayo a los delegados académicos, a la división digital (DAN) y a los directores de los servicios informáticos, “no hay reserva de carácter general sobre el uso de herramientas vinculadas a los ambientes profesionales de los grandes proveedores de servicio de la web”. Para Jeandron, ese correo toma en cuenta el hecho de que numerosos docentes ya utilizan esos servicios. Pero en el ministerio se alzaron voces contra el uso que las empresas podrían hacer con los datos de los alumnos. La Educación Nacional prohibía desde hace años la utilización oficial de los servicios de las GAFAM por parte de sus sectores y divisiones. Apoyaba el desarrollo de espacios digitales de trabajo (ENT) seguros, con un seudónimo para acceder a los servicios de las industrias (recursos electrónicos en línea, por ejemplo). Más recientemente aún, el ministerio lanzó el GAR, un servicio que permite anonimizar (hacerlos anónimos) los usos de los alumnos. La carta de Jeandron invita a utilizar servicios como Office 365 o Google Classrooom, e incluso transferirles los anuarios de los establecimientos luego de haberlos declarado a la Comisión Nacional de Informática y de las Libertades (CNIL).

Pero se organiza la resistencia. La prueba es crucial para los editores franceses. Las GAFAM apuntan al Ministerio de Educación nacional. Al principio, el ministerio había emitido una opinión favorable a sus pedidos, lo que suscitó inmediatamente una fuerte protesta por parte de los editores franceses. Tres de ellos tomaron su pluma para expresar su cólera hacia Mathieu Jeandron, director del sector digital de Educación Nacional:

Usted está dispuesto a transferir la integralidad de nuestros datos (alumnos, docentes, padres, familias) a Microsoft, Google, Apple y a las otras grandes plataformas americanas. Estamos indignados. Bajo la cobertura de una declaración a la CNIL, usted está dispuesto a transferir el conjunto de los datos académicos a las famosas GAFAM. ¿Conoce usted bien el modelo económico de esas empresas? ¿Sabe usted en qué se basa la aparente gratuidad de algunos de esos servicios?

Más allá de permitir el acceso total a datos privados, los tres editores franceses están preocupados, puesto que el ministerio favorece a los actores americanos liberándoles del muy estricto marco regulatorio impuesto a los pequeños actores.

Peligro para los datos personales

Alain Ecuvillon3, director general de ITSLearning y uno de los firmantes de la carta, señala:

Esta cuestión no concierne únicamente a los editores franceses, puesto que somos una editorial noruega presente en una veintena de países. En Francia, para proveer soluciones a la educación, sea pública o privada, nosotros actuamos conforme a la regulación. Existen exigencias muy estrictas para los espacios de trabajo electrónico. Tememos que las GAFAM no estén sujetas a las mismas obligaciones, lo que acarrearía una distorsión de la competencia.

Por su lado, Google considera que las GAFE (Google Apps For Education) no reutilizan los datos y que respetan la ley. Sus detractores objetan que si una escuela permite el acceso a otros servicios de Google, como Google Maps, Google Earth u otros, el gigante americano recoge las informaciones (nombre, correo electrónico, número de teléfono, dirección IP, información de inicio de sesión...) y se reserva el derecho de utilizarlas. ¿Por qué privarse de poner a disposición de los alumnos y profesores las herramientas de trabajo colaborativo de Google, Microsoft y otros?

Para Hervé Borredon4, presidente de Itop, la situación es crítica:

Se nos impone un marco, un pliego de condiciones y exigencias que nos han requerido inversiones. Todo el mundo tiene que respetar las mismas condiciones y las mismas reglas. No se trata de estar en contra o a favor de las GAFAM, sino de no hacer excepciones para las plataformas americanas.

Por si fuera poco, la asociación estima que las empresas francesas del ENT (espacio digital de trabajo en la educación) emplean aproximadamente 200 personas en Francia, mientras que las GAFAM no contarían con más de 20 personas en la educación en ese país.

Oposición de los padres, sindicatos y editores

En cuanto se conoció, esta recomendación hizo saltar a las organizaciones de padres y docentes, que denunciaron la escasa atención que el ministerio prestaba a la seguridad de los datos de los alumnos. La Federación de Padres (FCPE) reafirmó su “clara oposición a la utilización por parte de las GAFAM de los datos de los alumnos, en su mayoría menores”, y solicitó aclaraciones inmediatas. Los sindicatos de la educación denunciaron “un intento de imposición forzada”. Finalmente, muchos editores franceses que trabajaron en el establecimiento de espacios digitales de trabajo también produjeron una carta que vilipendiaba el cambio de actitud: “Ustedes dispensan a esas empresas americanas de las obligaciones (justificadas) que ustedes mismos nos impusieron desde hace todos estos años. ¡Es el mundo al revés!”.

Este estallido es característico de relaciones altamente explosivas entre los gigantes de la web y el sector francés de la educación. Ya a inicios del 2015, luego del acuerdo de una colaboración entre Microsoft y el ministerio (Dumoulin, 29 de mayo del 2017), la firma de Redmond ponía sobre la mesa 13 millones de euros para la formación de los profesores y el equipamiento de las clases con software adecuado. Las asociaciones llevaron el caso a la justicia, pero fue desestimado.

Para Mathieu Jeandron, delegado del sector educativo digital, entregarle el directorio de las escuelas a Microsoft permitiría a los profesores conocer la trayectoria de los estudiantes, saber cuántos alumnos turcos o árabes había y a qué establecimientos asistían; la CNIL no veía ningún problema en que los datos de los alumnos fueran aspirados sin anonimato por los gigantes de la red. Su correo así lo subraya al evocar las “CGU educación” (condiciones generales de utilización propias de la educación nacional): “Por otra parte, les confirmo que no hay oposición jurídica de principio a la conexión de un anuario con uno de esos servicios profesionales”.

La precisión sobre esta “nueva compatibilidad” de los gigantes de la red con la CNIL fue confirmada por el interesado a los administradores del Café Pedagógico:

El contrato realizado con la empresa es protector en el sentido de la CNIL […]. Estamos protegidos frente a las GAFAM cuando creamos una cuenta bajo el régimen educación. El que crea una cuenta firma un contrato explícito que es protector […]. Pero esos datos se conservan en condiciones de seguridad aceptadas a nivel de una regulación europea.

Sin embargo, Isabelle Falque-Pierrotin, presidenta de la CNIL, no parece muy entusiasmada con esta causa en la educación, que habilita a las GAFAM a almacenar los datos escolares. Entrevistada por L’Étudiant menos de dos semanas antes del correo de Mathieu Jeandron, Isabelle Falque-Pierrotin declaraba:

El expediente académico no es una historia clínica, pero revela muchísimas cosas sobre las personas y sobre su temperamento […]. Los actores de la Educación Nacional están en una situación incómoda respecto de esos grandes actores económicos (las GAFAM, NDLR). Son muy solicitados, no tienen instrucciones demasiado precisas por parte de su jerarquía y están a sus propias decisiones. Y todo ello en una situación de escasez de recursos presupuestales muy grande. Esto lleva a ciertos docentes a enseñar de forma espontánea ciertas aplicaciones, ciertas herramientas, en un vacío jurídico total.

Claramente, las instrucciones de la jerarquía acaban de llegar, y ellas dejan cierta libertad a los docentes para utilizar las aplicaciones de las multinacionales californianas, conocidas por su glotonería respecto del procesamiento y reventa de los datos personales. Aun cuando intentaron retractarse luego sobre ello mejorando sus CGU educativas, abrieron potencialmente la vía de la destrucción de los espacios digitales de trabajo (ENT, por sus siglas en francés).

Hasta ese momento, el acceso a las plataformas digitales estaba administrado por esos espacios digitales de trabajo (ENT), reforzado por el “sistema” GAR (gestión basada en resultados), que obligaba al anonimato de las utilizaciones de los alumnos en las plataformas en línea. Con la nueva consigna de uso directo de las herramientas de Google o Microsoft, por ejemplo, las identidades de los alumnos y de los docentes serían, a partir de entonces, conocidas por esas empresas, y los datos escolares estarían almacenados en los servidores de los gigantes de la red. El Café Pedagógico resume las consecuencias de esta nueva práctica:

El tema central son los datos de los alumnos. Las empresas tendrán acceso a los anuarios de los establecimientos y a las informaciones personales sobre los estudiantes y los docentes. Ellas seguirán los cambios y las repeticiones de curso de unos y otros, verán lo que el profesor X utiliza como recurso o lo que hace el alumno Y. Esos datos serán como maná del cielo para la segmentación publicitaria o para revender informaciones a asociados.

¿Quién será realmente el maestro de escuela5: las GAFAM o los profesores?

Cabe preguntarse si luego del acuerdo con el Ministerio de Defensa francés, Microsoft va a insistir con el de Educación. En noviembre del 2015, este último ministerio firmó un acuerdo con Microsoft, que se compromete a asegurar el acompañamiento y la formación de los alumnos y los profesores, la iniciación en el código informático, etcétera. En contrapartida, Microsoft aprovecha para comunicar esa información con el soporte de Office 365, Windows Azure y sus otros productos.

Alertada hace algunos meses por el colectivo EduNathon, la CNIL llama al orden a Microsoft. La famosa carta de confianza que debía enmarcar ese acuerdo no satisface. La comisión reclama evidencias jurídicas más sólidas para garantizar la protección de datos personales de los alumnos y de los profesores. Entrevistada en abril por el sitio EducPros, la presidenta de la CNIL, Isabelle Falque-Pierrotin, había recordado efectivamente que los datos escolares eran “particularmente sensibles”. No solo porque ellos dicen muchísimo sobre los niños, sino también porque los siguen durante mucho tiempo. “Por tal motivo, esas informaciones pueden interesar a numerosos actores y hay que estar muy atentos”.

Oficialmente, el ministro de Educación prohíbe el recurso a los servicios de las GAFAM y preconiza especialmente las soluciones open source para los espacios digitales de trabajo, un nicho que interesa a diversos editores franceses, entre ellos Open Digital Education, Itslearning y d’Itop. Pero los pesos pesados americanos de la industria digital acentúan su presión para inmiscuirse en las clases. Desarrollaron productos especialmente dedicados a la educación, como Office 365 Education o Google Classroom. Estos servicios son puestos gratuitamente a disposición de los docentes. Pero, como cualquier servicio accesible gratis, todas las informaciones que transitan por su software pueden ser recogidas y explotadas: los nombres y las edades de los alumnos, sus resultados escolares, así como sus historiales de navegación y búsqueda.

La situación en Estados Unidos con Google, Microsoft y Apple

Con sus computadoras y su software, algunas GAFAM invierten cada vez más en los salones de clase, particularmente Google y su computadora Chromebook6, que destronó a Apple (en tercer lugar después de Microsoft) en el sector educativo. En tres años, Google cuadruplicó el número de sus computadoras Chromebook instaladas en las clases, o sea, aproximadamente ocho millones de máquinas. Como resultado: el motor de búsqueda tiene cerca del 58 % de la porción de mercado en el 2016, seguido por Microsoft con el 22 % (computadoras portátiles/tabletas), mientras que Apple descendió al 20 % (con sus iPads y Mac). Disponibles a partir de 250 euros, las computadoras Chromebooks convencieron a muchas escuelas para que abandonaran las máquinas de Apple, que encontraban muy caras… Para intentar recuperar el control, Microsoft propuso entonces su tableta Surface Laptop y sobre todo Windows 10 S. Este sistema operativo liviano está disponible gratuitamente. Pero existen restricciones importantes: en particular, los usuarios solo pueden instalar y funcionar con aplicaciones que provengan de Windows Store.

La réplica de Apple7

Fue en un liceo de Chicago que Apple invitó a la prensa para revelar sus grandes proyectos en el área de la educación. Tim Cook, CEO de Apple, decidió reunir a la prensa en torno a un acontecimiento especial el 27 de marzo del 2018. Y era especial, puesto que no estaba en el programa de los lanzamientos de Apple unas semanas antes. Todos conocemos el ritmo de renovación de los iPhone, iPad y MacBook, y cualquier acontecimiento en ese marco está cargado de misterio. Al inicio de la conferencia, se indicó claramente su tenor: se trataba de educación. Es un tema históricamente fuerte para Apple, que equipa montañas de universidades e instituciones de educación superior. Esta vez el elegido fue el Lane Tech College Prep High School de Chicago para representar la implicación de Apple en la enseñanza: se trataba, pues, de un liceo.

Ese año Cupertino pensó en grande al poner en escena simultáneamente el hardware y el software. En Estados Unidos, el sentido digital en la escuela está tan implantado que es crucial convencer a los establecimientos de las bondades de una empresa. Si bien Microsoft fue la que conquistó todo el mercado por defecto hace varios años, Apple recuperó terreno y logró probar la utilidad de los iPad y de los iOS en clase, en especial en la escuela primaria y secundaria.

Pero señalemos que Cupertino tiene un nuevo enemigo, que entró tarde a jugar, pero con mucho empuje y una tasa de conversión de profesores y estudiantes alucinante: Google logra hoy convencer a más de una institución sobre dos, y superó a Apple en términos de equipamiento. Con sus programas para aprender el código, sus computadoras Chromebook de bajo costo y su acompañamiento a las autoridades para capacitarles digitalmente, Google muerde poco a poco un terreno en el que no había más que dos protagonistas hasta hace muy poco.

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