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6. De acuerdo con el ministro de Finanzas del gobierno, Francia grava a las GAFAM con 500 millones de euros a partir de enero del 2019. No va a esperar que la Unión Europea actúe para imponer lo que denomina “la tasa GAFAM”. Por su parte, la Unión Europea proponía “gravar a los Estados miembros con el 3 % del volumen de negocios (y no sobre las ganancias, como en el sistema clásico) generado por algunas actividades digitales”.

7. En su sitio de internet, la Comisión Nacional de Informática y Libertades (CNIL) francesa indica que es la primera vez que aplica nuevos límites de sanciones previstas por el Reglamento General de la Protección de Datos (RGPD). De esta forma, acaba de imponer a Google una multa de 50 millones de euros (publicado el 21 de enero del 2019). Obviamente, Google apela dicha sentencia.

8. El 19 de enero del 2019, las autoridades federales americanas se plantearon imponer una pesada multa a Facebook por no haber respetado sus compromisos en materia de protección de los datos personales de sus usuarios, según The Washington Post, que cita tres fuentes cercanas a las discusiones. La Comisión Federal del Comercio americana (FTC), principal autoridad en materia de competencia y protección del consumidor, investiga desde el año pasado esa red social. Es muy pronto para saber si el grupo podría concluir con un acuerdo extrajudicial con la FTC y aceptar el pago de una importante penalidad financiera, que debería ser muy superior a la multa de 22,5 millones de dólares impuesta a Google por la FTC en el 2012. Recordemos que las fotos de 6,8 millones de usuarios de Facebook fueron expuestas públicamente y una falla de seguridad reveló el contenido de 50 millones de cuentas.

9. Finalmente, Bruselas pretende resolver la regulación del conjunto de las plataformas de la web de este mundo digital (Google, App Store, Facebook, Airbnb, Uber y Booking), convertidas en las verdaderas puertas de entrada de la web (o del universo de los smartphones). El objetivo de ese texto de intención consiste en introducir obligaciones de transparencia para las plataformas e implementar vías de recursos eficaces para sus clientes, si ellos se sienten lesionados. El proyecto de regulación obliga a las plataformas a presentar sus condiciones de utilización de la manera más clara posible y les prohíbe cambiarlas sin prevenir a sus usuarios. Estos deben disponer al menos de 15 días para adaptarse en caso de modificación. Además, una plataforma jurídica que decidiera privar a un usuario de utilizarla es la que debe justificar esa decisión, lo que constituye una importante disposición referida a las aplicaciones (Ducourtieux, 23 de abril del 2018). En nuestros países existen leyes que protegen eficazmente a los consumidores contra el abuso de las empresas que emplean toda clase de estratagemas para engañar al ciudadano que no tiene abogados en su familia; pero en lo que respecta a las nuevas tecnologías, muchos países le dan largas a la modernización de sus sistemas de regulación.

No obstante, Europa está a la vanguardia. Según Gardner de Béville (2 de mayo del 2018), codirector de HR Consulting Group y abogado en Madrid, el RGPD, que entró en vigencia el 25 de mayo del 2018, creará un verdadero Big Bang en el universo de protección de los datos personales en el seno de la Unión Europea, tanto para los individuos como para las empresas. Las disposiciones del RGPD serán obligatorias y aplicables a los 511,8 millones de ciudadanos en la Unión Europea.

Sea para el individuo o el empleado, es larga la lista de sus derechos: derecho a la vida privada, derecho a la protección, derecho al olvido, derecho al acceso, derecho a la rectificación, derecho a la desaparición, derecho al error, derecho a la transparencia, derecho a conocer, derecho a que se le comunique, derecho al referenciamiento, derecho a la portabilidad de los datos, derecho de hacer rectificar, derecho de oposición, derecho a la conservación, derecho a la transferencia. Además, el preámbulo del RGPD precisa que la protección de datos personales es un “derecho fundamental”, y por ello la coloca sobre un pedestal todavía más alto, aun si el texto señala que no se trata de un “derecho absoluto”. (Gardner de Béville, 2 de mayo del 2018)

El empleador, por su parte, tiene derechos y obligaciones: el derecho a la no evaluación, la obligación de no discriminar, el deber de tratamiento justo y transparente, la obligación de adoptar reglas internas e implementar medidas que respeten la protección, la obligación de designar un representante responsable del tratamiento, la obligación de establecer un contrato u otro acto jurídico, la obligación de mantener registros, la obligación de realizar un análisis de impacto, el deber de notificar a la autoridad de control a la mayor brevedad y con un máximo de 72 horas.

Habrá que esperar aún algún tiempo para conocer las repercusiones de esta reglamentación sobre la práctica de las grandes empresas, pero es interesante saber que las penalidades son pesadas para las empresas de TI, las cuales, en caso de acatarlas, pueden ser del 4 % del volumen de negocios de la entidad condenada o de 20 millones de euros. Por ejemplo, para Apple una multa del 4 % del volumen de negocios representaría 8,6 billones de dólares. A fines de diciembre del 2018, Francia decidió pasar a la acción, sin esperar la decisión de la Unión Europea, gravando con el 3 % las ganancias de Amazon, de Apple, de Microsoft, de Facebook y de Google.

El departamento de asuntos jurídicos de las megaempresas digitales necesitará más abogados para moderar las ambiciones de sus cibermotivadores jurídicos y de sus psicocreativos hiperactivos, que encuentran la falla en los comportamientos humanos. Pero, en tono optimista, digamos que las cosas avanzan y que el escándalo duró bastante… y las autoridades políticas se van despertando lentamente.

En conclusión, según Pierre Trudel (8 de enero del 2018)4, “lo digital cambia las condiciones de vida y modifica los modos de proceder de las empresas de servicios. Torna obsoletos ciertos modos de funcionamiento y hace emerger otros. Las leyes deben acompañar las transformaciones inducidas por las evoluciones tecnológicas”. Veamos los avances realizados en la reglamentación digital en el 2018:

• Las autoridades europeas implementaron reglas modernizadas sobre el derecho de autor y el sector audiovisual. También Canadá emprendió la modernización de sus leyes sobre radiodifusión, telecomunicaciones, derecho de autor e impuestos a los productos culturales en línea. Francia y Alemania se dotaron de leyes sobre las falsas noticias (fake news) que circulan en las redes sociales.

• En Francia se introdujo un impuesto a fin de reinvertir una parte de los ingresos de las plataformas de producción de obras culturales originales. La provincia de Quebec aplica leyes generales sobre el régimen impositivo de los productos consumidos en plataformas como Netflix o Spotify. En una palabra, Quebec obliga a las compañías extranjeras a recaudar impuestos sobre el sector audiovisual y la música, como lo hace con las empresas de producción audiovisual en el propio país. Varios países reglamentan también las plataformas como Airbnb o Uber, exigiendo tasas locales. Canadá y la provincia de Quebec también estudian la posibilidad de imponer tasas a los productos de cibercomercio provenientes de Estados Unidos vía Amazon, de acuerdo con el régimen impositivo nacional. Canadá intenta también recuperar los ingresos procedentes de la publicidad, de los que se benefician Google o Facebook, que acaparan del 70 % al 80 % del mercado actual de la televisión, la radio y otros medios.

• En varios Estados, surgen reflexiones sobre un marco jurídico acorde con la creación de valor por datos masivos, la riqueza del nuevo capitalismo. Finalmente, la Unión Europea ha dado a conocer el reglamento general que asegura la protección de datos personales (como se ha expuesto líneas arriba).

• Por último, la declaración de Montreal sobre inteligencia artificial ha afirmado la obligación de subordinar el desarrollo de los nuevos dispositivos técnicos, llamados inteligentes, al control democrático (como el uso de los drones “asesinos”).

• Para terminar, una buena noticia: según Le Monde del 29 de enero del 2019, desde el 2020 se aplicarán nuevas reglas fiscales mundiales para gravar a los gigantes digitales, las famosas GAFAM, reinas de la optimización fiscal, cuyo modelo económico trastoca todos los códigos. Es el objetivo concreto que se fijó la OCDE, basado en un nuevo acuerdo de principio con 127 países, revelado el 29 de enero, algunos días después de concluido en el seno del Marco Inclusivo, organismo dependiente de la institución donde se deciden las reglas fiscales internacionales.

Como podemos constatar, estamos cada vez más lejos de la utopía de internet que encomiaba John Perry en su celebérrima “Declaración de independencia del ciberespacio”, que resultó ser un espejismo o, más precisamente, una trampa para introducir el caballo de Troya del neocapitalismo. A mediados del 2018, el creador de la web, el investigador Tim Berners-Lee, expresaba su preocupación respecto de aquello en lo que devino internet: “En la web, la dominación de los grandes jugadores engendra desequilibrios cada vez más fuertes” (Trudel, 21 de agosto del 2018).

Capítulo 5

El nuevo territorio de las GAFAM: la investigación y procesamiento de los datos médicos

Google se ha dado como misión convertirse en el “Google Earth” de la salud.

Aquí evocaremos la lucha sin cuartel de las megaempresas de la web (Google, Microsoft, Apple, Facebook, Amazon, IBM, etcétera) en todos los frentes de la investigación y desarrollo para conquistar la mayoría de los sectores económicos digitales, particularmente el sector de la salud, en la detección de enfermedades y en el conocimiento en profundidad del genoma humano. La medicina del futuro progresará indexando y procesando nuestros datos personales, gracias a la inteligencia artificial: es esta una importante contribución de lo digital a la sociedad. De este modo, se vuelve interesante analizar el proceso de privatización de la medicina y de la salud. Este campo de investigación y desarrollo en materia de salud y medicina asistida se denomina medtech.

Hasta ahora, los sectores de la medicina y de la educación eran el coto de los servicios públicos en Canadá y en Europa, aunque menos en Estados Unidos. Pero la presión para la privatización de los servicios médicos se hace sentir cada vez más gracias al procesamiento de los big data, a la integración de los instrumentos médicos de control, a la distribución de los exámenes de laboratorio, al diagnóstico asistido, a la organización operativa de las salas de cirugía, a la historia clínica en línea, a los sistemas de consulta entre el personal de atención, a la información a los pacientes y al público en general, etcétera.

Luego de haber invertido en los servicios personales (cibercomercio, conversación social, productos electrónicos y enciclopedias), las GAFAM consideran que tienen entre sus manos los instrumentos inteligentes para estar en condiciones de administrar el conjunto del sector salud. Y, sobre todo, cuentan con los medios financieros y los laboratorios para emprender el cambio hacia una medicina predictiva, mientras que para las autoridades políticas es arduo garantizar una medicina para todos. A fin de cuentas, en la creación de un nuevo hospital, la administración de los datos físicos, médicos, administrativos y humanos es probablemente lo más importante y lo más difícil de dominar. Y cabe suponer que las GAFAM requieren la atención de las autoridades políticas sobre el tema, cada vez con más frecuencia… Por ejemplo, recordemos que el presupuesto de salud del gobierno quebequense constituye el 44 % del conjunto de los gastos del Estado. Nos permitimos remitir al lector al primer capítulo, que es la base teórica del análisis de la implicación de las GAFAM en la salud, la educación, el transporte y otros servicios públicos. Se trata precisamente de una ilustración de la teoría de la vigilancia, que abordamos en ese capítulo sobre la transformación de la naturaleza del Estado en la era digital.

Los requerimientos de la investigación en salud y el lugar de las GAFAM

Puesto que lo digital está llamado a ocupar un lugar creciente en el sector de la medicina, son numerosos los gigantes de la tecnología digital que quieren ocupar ese jugoso mercado (donde todos los seres del planeta son clientes potenciales). Para el 2022, se esperan más de 300 millones de dólares (282,4 billones de euros) en el sector de la e-salud, o sea, 3,5 veces más que en el 2014, según las estimaciones de Grand View Research. Y eso es lo que aviva la codicia de los gigantes de la tecnología (Fagot, 20 de febrero del 2017). Pero las empresas del sector digital avanzan con distinto grado de velocidad. Sus capacidades para procesar los datos, para almacenarlos y para administrar las redes les otorgan una posición insoslayable. De Apple a Google, pasando por IBM, Microsoft o Amazon, todos se interesan de cerca o de lejos por el tema. Y el fenómeno no es nuevo. Ya en el 2008, se anunciaba una batalla muy ajustada entre Google y Microsoft, que presentaban en ese tiempo sus propias soluciones a la historia clínica en línea: Google Health y Microsoft HealthVault.

En ese entonces, habían lanzado una plataforma en línea sobre el modelo de agendas personales, que permitía a los individuos y a sus familias ingresar sus datos médicos (alergias, medicamentos que toman habitualmente, personas de contacto en caso de urgencia, etcétera), conservar ciertos documentos (resultados de análisis, imagenología), o incluso fijarse objetivos de planes saludables para ponerse en forma. Las primeras experiencias fueron poco concluyentes; frente al escaso interés de los usuarios y la señal de alarma emitida por algunos poderes públicos, Google abandonó ese proyecto hace tres años, mientras que Microsoft nunca lo desarrolló fuera de Estados Unidos y del Reino Unido. Pero, a pesar de lo que se dice, hay que señalar que el sector está fuertemente regulado por los servicios públicos, bajo el gobierno de las autoridades políticas. Al otro lado del Atlántico, donde la regulación es, sin embargo, más flexible, se retrasó incluso el proyecto de la administración Obama (que preveía que cada americano pudiera disponer en el 2014 de una historia clínica electrónica) y fue radicalmente combatido por los republicanos neoliberales.

En realidad, cada uno juega a partir de su experticia original, lo que le acarrea progresos espectaculares o dificultades persistentes. Apple, que es en su origen un fabricante de material electrónico (iMac, iPhone, iPad, iWatch) y que se muestra orgulloso de su modelo de producción vertical cerrado sobre sí mismo, está orientado a las aplicaciones de salud personalizadas. Google exhibe un formidable avance en el campo de las bases de datos en las que se pueden realizar búsquedas. Mientras que Microsoft es líder en el campo de los sistemas de explotación, Facebook lo es en el de la conversación social. IBM es desde siempre el especialista informático de las grandes infraestructuras y Amazon sabe cómo funciona el cibercomercio y los servicios de intercambio personalizados. Con Watson, IBM posee probablemente el programa de inteligencia artificial más logrado que permite la conversación persona-máquina sin mayores dificultades, y que ya es utilizado como ayuda en la toma de decisión por numerosos centros médicos. Los tres grandes de los sistemas informáticos en la nube (cloud) a través de los cuales va a pasar el inmenso contenido de los data-salud son Google Cloud Platform, Amazon Web Services y Microsoft Azure. Finalmente, la otra GAFAM, Amazon, permanece por el momento en la sombra, pero también podría desembarcar en el mercado; en efecto, la prensa americana especula sobre los proyectos del número uno del comercio en línea, que ya dispone de una plataforma de venta de objetos dedicada a la salud.

Los gigantes digitales han revisado desde entonces su estrategia. Con el éxito obtenido por los objetos conectados (como la balanza conectada de la empresa francesa Withings) y las aplicaciones para el mantenimiento de la salud y el ejercicio físico, como las que miden la distancia y la velocidad durante una caminata (Fitbit y Jawbone, distribuidas por Amazon), comprendieron que sería muy beneficioso ingresar por ese canal, menos arriesgado en cuanto a la regulación. Apple lanzó su HealthKit con la última versión de su sistema operativo móvil iOS. Esta plataforma se dice capaz de conectarse con todos los usuarios de los sistemas de bienestar y salud existentes, recoger los datos que les conciernen y analizarlos.

Las necesidades en el sector salud son infinitas, mientras que los recursos financieros de los hospitales son más bien limitados. Las soluciones de salud digital, incluidos los sistemas de información en la nube de los datos médicos, pueden dinamizar la transformación digital de las organizaciones de salud.

El proyecto de Google

La empresa central de Google, Alphabet, se embarca desde hace varios años en un gran proyecto de investigación y desarrollo. Después de haber cartografiado el planeta, ahora Alphabet quiere “cartografiar la salud humana”, para lo cual invierte masivamente en su empresa Verily (Lessard, 29 de abril del 2017), que debería beneficiarse, entre otras, de una inversión de 800 millones de dólares de Temasek, el fondo soberano de Singapur.

Buscando conocer los datos de un individuo saludable, Google desea en definitiva hacerse indispensable en el proceso de diagnóstico de salud. El retrato tipo de un individuo en buen estado de salud, el proyecto Baseline Study, pretende ser un “Google Earth” de la salud humana, es decir, una verdadera cartografía de lo que es un cuerpo saludable. Para conseguirlo, Alphabet desea reclutar 10 000 voluntarios mayores de edad en perfecta salud, que van a compartir sus datos clínicos, biológicos y genéticos, y sus medidas cotidianas de actividad durante cuatro años. El objetivo del proyecto es predecir mejor las enfermedades y afinar el diagnóstico de los médicos. La ofensiva de Alphabet en este campo es un intento por llevar la delantera en la carrera desencadenada por los gigantes de la web en el mercado de la salud. Efectivamente, el anuncio de Alphabet llega justo después de que Apple hiciera saber que su reloj iWatch constituiría el corazón de su aplicación Apple Health, que mide también la salud en la vida cotidiana.

Con el proyecto Baseline, Alphabet apunta al tercer núcleo estratégico del “futuro de la salud”, que es el análisis predictivo, es decir, un diagnóstico de salud basado en probabilidades. Al dominar ya los dos primeros núcleos —la recolección de datos y su almacenamiento—, Alphabet puede acceder al análisis predictivo y abarcar toda la cadena del diagnóstico. Gracias a los datos de pacientes recuperados mediante pulseras, la empresa podrá vender los resultados de ese estudio a hospitales y médicos, que verán facilitados sus diagnósticos. Resta convencer a las personas para que realicen un monitoreo constante, de forma que Google pueda invadir el mercado de sus datos recogidos mediante pulseras. De este modo, un gran número de pacientes podrá llegar al consultorio médico con sus datos personales y exigir un tratamiento adaptado a su situación. El paquete podría, con el tiempo, influir en las prácticas de los médicos, que se verían urgidos por sus pacientes para que se asocien al proyecto de Alphabet1. Y ninguna duda cabe de que la firma californiana cuenta con sacar provecho de esas respuestas. Porque debemos recordar que Google se propuso como misión (imposible) “eutanasiar la muerte”. Entre las ambiciones de la empresa figuran también las nanopartículas para la distribución de los medicamentos en el cuerpo humano, la lucha contra la diabetes, e inclusive la información médica de los internautas. Obviamente que Verily tendrá que demostrar seguridad. Los voluntarios podrán acceder así a algunos de sus datos, a los resultados de sus exámenes… y a una compensación cuyo monto no está cuantificado.

La multinacional también juega con el deseo de grandeza que habita en el individuo: “Usted dispone de algo que solo a usted le pertenece: su historia, sus genes y sus modos de vida. Cada dato, cada respuesta a los cuestionarios, cada análisis clínico es un medio de reivindicar su presencia en el mapa de la salud humana”, argumenta el sitio del proyecto Baseline. Para aquellos a quienes esto no basta, se propone un acceso exclusivo a la comunidad y a algunos eventos… Quizá para convencer a los que más dudan.

El plan de Google para convertirse en un gigante mundial de la salud

Más allá de los proyectos futuristas, el grupo puede apoyarse sobre su potencia financiera y su experticia para imponerse en todos los niveles de la medicina del mañana (Fredouelle, 29 de marzo del 2016). En diciembre del 2016, Google anunció que su empresa Verily sería dotada de equipamiento, de infraestructura, de software y equipamiento clínico y científico; trabajará sobre plataformas, productos y algoritmos destinados a detectar las causas profundas de las enfermedades, analizando los tratamientos más adaptados para un mejor diagnóstico y cura de las enfermedades.

Desde hace varios años, sobre la base de su proyecto Calico (un laboratorio de investigación que quiere comprender mejor los mecanismos del envejecimiento para retrasar las fronteras de la longevidad), el gigante de la web multiplica los proyectos de investigación futuristas. Entre los más mediatizados destacan los lentes de contacto que miden la glicemia, o una pulsera que detecta las células cancerosas. La ambición que muestra Google es la de llevar la medicina actual hacia una medicina mucho más preventiva gracias a la tecnología. El grupo está colocando los cimientos en todas las etapas del sector, desde la investigación sobre el curso de los niveles de atención pasando por la vigilancia del metabolismo, la prevención o la observación. A la fecha del cierre de este libro, Google no ha lanzado ni comercializado aún sus hallazgos.

Nos preguntamos si Google puede convertirse verdaderamente en un líder de la salud. Muchos dudan, como Paul-Louis Belletante, de la plataforma francesa de salud Betterise: “Debido a su posición y a su imagen de Big Brother, hoy no veo a Google capaz de ofrecer un acompañamiento de la salud directamente a sus usuarios. No tiene la credibilidad para ello”. Una opinión compartida por Christophe Lorieux, CEO del editor de software de salud Santech:

La cuestión se plantea con relación a la capacidad de Google de ser un operador en contacto con el usuario. No estoy seguro de que pueda crear el vínculo de confianza necesario. Decir que Google va a cuidarnos es más difícil de aceptar que el hecho de que sea nuestro motor de búsqueda.

Pero, según Olivier Gryson, director digital de Servier, habrá que contar con él en el sector de la salud. Google tiene una fuerza de impacto en la investigación que nadie posee aún: es más rico que todos los laboratorios farmacéuticos. “Google prepara el futuro porque tiene los medios para ello y una verdadera ambición de cambiar el mundo”, agrega Paul-Louis Belletante (27 de septiembre del 2018).

Los trabajos de investigación futuristas darán sus frutos en tiempos venideros. Google adopta dos estrategias diferentes en la salud. Primero, sus trabajos de investigación “futuristas, de ciencia ficción”, cuyos resultados se verán en “diez o quince años”. “Es una rama totalmente desconectada del negocio de Google”. Pero, a la espera de ingresar plenamente en el sector médico, el grupo desarrolla servicios en torno de su actividad básica de motor de búsqueda. Así, como la mayoría de los mastodontes de la web, ha lanzado una plataforma de bienestar, Google Fit, que permite a los usuarios centralizar los datos provenientes de sus captores o aplicaciones. Asimismo, contrariamente a muchos de sus competidores, ha puesto el pie en el campo puramente médico.

Google Health, su servicio de almacenamiento de archivos médicos creado en el 2008 en Estados Unidos —quizá demasiado pronto—, fue cerrado en el 2012 por falta de usuarios. Pero luego el gigante lanzó otras iniciativas, como el Knowledge Graph Santé, esa herramienta que hace aparecer encuadres a la derecha de los resultados de investigación con informaciones detalladas sobre los temas de salud, testeado desde febrero del 2015 en Estados Unidos; un servicio de teleconsulta médica en Hangout; una plataforma y un API, Google Genomics, que permite a los investigadores almacenar y analizar millares de genomas e identificar los genes que causan ciertas enfermedades… Es la última prueba de las ambiciones de Google, sus innumerables y crecientes adquisiciones de capital en el sector. En el 2013, la salud representaba el 9 % de sus inversiones, y en el 2014, el 36 %.

El inigualable conocimiento del paciente de Google

Si bien Google probablemente aún no tiene los medios ni la imagen para lanzarse como operador de salud, el gigante dispone de un punto fuerte sin parangón en el mundo entero: sus enormes bases de datos sobre la población mundial y su capacidad algorítmica. Google demuestra la fuerza incuestionable de su poder de analizar datos. Por ejemplo, se alió recientemente con Unicef para lanzar una plataforma colaborativa destinada a identificar el riesgo de transmisión del virus del Zika y a organizar la reacción de los gobiernos y de las ONG respecto de la propagación. “Este conjunto de herramientas está pensado para dar una respuesta al zika, pero también se podrá aplicar a futuras urgencias”, precisa Jacqueline Fuller, directora de Google.org. Además, Google es muy activo en el mercado de compra de las start-ups: adquirió la cuchara inteligente antitemblor para los enfermos de párkinson, creó la sociedad de investigación biotech Calico; trabajó en la pulsera para detectar células cancerosas, estudia el genoma…

Microsoft se reactiva en el tan codiciado sector de la salud 2

El 16 de febrero del 2017, la empresa anunció una nueva iniciativa en el mercado de la salud que bautizó como Healthcare NExT. Su objetivo es permitir avanzar en la investigación médica, la elaboración de las terapias y la mejora de las relaciones paciente-médico; la lucha contra el cáncer, el trabajo sobre el genoma, el desarrollo de bots3 para uso médico, la utilización de la realidad virtual… Son numerosos los proyectos que la multinacional americana especializada en informática deberá apoyar. El monto de la inversión dedicado a ese nuevo proyecto no ha sido revelado. Pero “será sustancial”, según afirmó Bernard Ourghanlian, director técnico y de seguridad de Microsoft France. Y difícilmente podría ser de otra manera respecto a las sumas inyectadas en los últimos meses por los grupos de tecnología de esta área. IBM, por ejemplo, invirtió no menos de cuatro billones de dólares en menos de dos años.

Por su lado, Microsoft, que junto con Caradigm había comercializado su propia solución destinada a profesionales de la salud, hoy reivindica una perspectiva distinta: “Queremos poner en contacto directo a nuestros investigadores con los profesionales de la salud, puesto que las mejores innovaciones provienen de la confrontación”. La firma Redmond ha decidido marcar aún más su impronta en el campo de la medicina en internet. Con esa finalidad, acaba de comprar la sociedad californiana MedStory, especializada en la investigación en internet y que ofrece informaciones particularmente relacionadas con la medicina y el campo de la salud. También los empleados de MedStory se unieron a la rama de Health Solutions Group de Microsoft. Peter Neupert, vicepresidente de estrategia de salud de Microsoft y director de Health Solutions Group, subraya: “Estamos impresionados por la capacidad de la tecnología única de MedStory para organizar y hacer aparecer en línea el contenido de salud más adecuado [...]”. Efectivamente, hacía poco tiempo que Microsoft había anunciado su intención de desarrollar nuevas áreas de competitividad en el seno de la empresa para no perder el ritmo de su crecimiento. Los motores de búsqueda del editor americano Windows Live Search y MSN integrarán próximamente un espacio de salud alimentado por su propio servicio de investigación en línea. Y el sector de salud en internet está repleto de promesas. Microsoft recuerda que, según un estudio realizado por Pew Internet & American Project Life, 8 millones de americanos buscan cotidianamente informaciones médicas en la red, y el 53 % estima que sus búsquedas tienen impacto en la forma en que ellos cuidan su salud o atienden la salud de otra persona. Pero el 22 % de los encuestados declara su frustración cuando no encuentra las informaciones que busca.

Microsoft creó también una división de salud basada en un programa de inteligencia artificial (Diaz, 27 de septiembre del 2017), que desarrolla un nuevo departamento en su centro de investigación de Cambridge. Las aplicaciones de nuevas tecnologías en esa área, como la machine learning o la cloud computing, son múltiples. Actualmente, Microsoft trabaja sobre sistemas de monitores de pacientes, pero también en investigaciones avanzadas sobre patologías como la diabetes; se propone la generación de diferentes tipos de sistemas inteligentes y de distintos instrumentos de análisis predictivo. También quiere integrar su herramienta Teams para facilitar la cooperación entre los profesionales de la salud. El proyecto Empower MD es una herramienta que explota el aprendizaje automático (machine learning), otro pilar de la estrategia de Microsoft. Este permite retranscribir las conversaciones entre pacientes y médicos en un formato estandarizado.

399
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9789972455254
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