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media botella

Llegar a tu objetividad y alimentar tu vida

a través del optimismo de tus cristales

¡Haz que tu presente sea tan genial, que tu pasado se muera de envidia!

“La dicha o la desdicha no dependen tanto de los avatares de la vida como del significado que los demos” Luis Rojas Marcos

Todo en tu vida es elección, más bien óptica, apreciación. Desde que naces se te obliga a elegir: blanco o negro, alto o bajo, bonito o feo. ¡Ya está bien, dejadme en paz! Así estamos todo el día, teniendo que discernir y elegir entre alternativas. Cuántas veces he escuchado ¡no te salgas nunca del carril, pues no llegarás a ninguna parte! La historia se repite, nuestros padres nos educaron para ello, como a ellos les educaron los suyos, y no nos va a ser fácil romper con esos moldes.

¡Qué absurdo! Cómo puede ser que una frase pueda tener a la vez un sentido tan contradictorio. Media botella vacía y media botella llena tienen objetivamente la misma cantidad de líquido, pero ambas expresiones tienen un contenido muy diferente, recogiendo un espíritu negativo una y positivo la otra. Así tiene sentido aquello de que “en este mundo cruel, nada es verdad o mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. Y sin embargo es algo definitorio de cómo es el ser humano, un ser condicionado por todas sus subjetividades y temores. Somos capaces de levantarnos un día tristes en que todo lo vemos oscuro, y otros días felices en que todo es luminoso, y el día siempre será el mismo.

No debo limitarme tanto, y no depender de las inclemencias del tiempo o las veletas; no me debo dejar llevar por las circunstancias pues me impedirán disfrutar de la vida. No tengo que perseguir utopías pues no existen, buscar, eso sí, mis sueños, pues se traducen en ilusiones, y mientras camino en el tiempo debo guiarme por mi luz, esa sí me alumbra. Esto no se vive más que una vez, y necesito ser consciente de que yo soy el piloto de mi vida, no hay que equivocarse y dejar que los demás te manejen, pues cuando pase el tiempo, te darás cuenta de todo lo que has perdido. No merece la pena y el tiempo no vuelve, y no esperes que regrese nunca.

¡Espera amigo, no corras, tú que vas conmigo, no me dejes sólo! Ya te siento, agárrame fuerte de la mano que tú y yo llegaremos lejos. Como se decía en la película de Toy Story “Hasta el infinito y más allá”. Así somos, niños indefensos e ingenuos desde que nacemos hasta que morimos, siempre la misma persona, con nuestros ángeles y demonios. Debo guiarme por mi corazón, y él guiará mi cabeza. La óptica de mi alma me ayudará a contemplar la luz de esa botella cada vez más llena de vida; y confiar en que todo pasa, y pensar que a un momento de tristeza le sucederá otro a continuación de alegría, nada permanece inalterable en el tiempo.

Poder ser dueño de nuestros cristales, y amar la vida que tienes para poder vivir la vida que amas, pues jamás ésta podrá ser positiva si conservas una mente negativa.

Seguir esa filosofía oriental de la vida expresada por Buda “No vivas en el pasado, no sueñes sobre el futuro, concentra tu mente en el momento presente” y buscar actuar ante ella como decía el músico George Gershwin “La vida es como el jazz…es mucho mejor si es improvisada”. Hay que vivir tu propia aventura, pues desconozco lo que me encontraré después de la siguiente curva, pero tengo tantas ganas de llegar a ella.

“Cuando la situación se vuelve insoportable, cuando a nadie le importas ni le importaste nunca…tiras una botella al mar y con ella se va una parte de tu soledad” Theodore Sturgeon. Si eres un hombre bajito sólo alcanzarás a ver la parte de la botella llena y debo pensar y sentir que una botella siempre estará totalmente llena, mitad de líquido y mitad de aire.

No es un sueño, ni un simple deseo, busco huir de la oscuridad y hacer que mi meteoro cruce el firmamento arrojando un surco de luz que ilumine el cosmos y busque las estrellas evitando los agujeros negros, y deje en mi horizonte algo más de media botella que hay que llenar de forma continua de optimismo y felicidad. ¡Tengo que luchar contra la tristeza y mis nubes negras! ¡No hay que dudar, y vencer tus miedos!

¡Qué tu propia luz te ilumine y acompañe siempre!

precio, valor y coste

Aproximación económica a un mundo

en constante transacción y valoración

“No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”

“No todo se puede comprar o vender, pero sí tener”

Adam Smith es considerado el padre del pensamiento económico moderno. Su obra cumbre “La riqueza de las naciones” escrita en 1776 sienta las ideas sobre el origen de la riqueza y las bases del liberalismo económico y del estado de bienestar.

Determina en su obra que somos “seres económicos” porque somos “seres morales y sociales”. Desde el análisis de su taller industrial de alfileres definió el papel motor de la división del trabajo: un obrero que realizara el trabajo completo de elaborar un alfiler, era mucho menos eficaz, que una cadena de trabajadores en los que cada uno realizara una función concreta.

Puedo ver y reflejar su pensamiento de forma sintetizada en dos frases que le definen “si abordas una situación como un asunto de vida o muerte, morirás muchas veces”, que traducido a tu propia vida significa que todo lo tienes que asumir con moderación y tener paciencia. Si no lo conseguimos a la primera, será a la segunda, o tercera…..Y otra podría ser “¿qué se puede añadir a la felicidad de un hombre que tiene buena salud, no tiene deudas y cuenta con una conciencia limpia?”.

Yo en mi vida profesional he tenido clara la diferencia existente entre precio/valor/coste, ya que son conceptos muy distintos que tendemos a confundir entre sí. ¿Cuál es el precio, valor o coste de un vaso de agua en el desierto? ¿Cuál es el precio, valor o coste de ese mismo vaso de agua en el grifo de tu casa? Su apreciación o depreciación se ve afectada por las circunstancias y otros factores exógenos. Unos controlas y otros no. Subjetividades frente a objetividades.

¿Qué vale una ilusión, un sueño, una sensación, un olor o un momento? Difícil y en algún caso imposible, asignarle un valor a los bienes inmateriales.

¿Qué vale un café, un coche, una casa, un bolígrafo o un periódico? Fácil, y siempre lo que alguien está dispuesto a pagar por esos bienes materiales.

En nuestro mundo real, en lo que todo se compra y se vende, hasta las voluntades y las personas, es triste pensar que en este mercadeo, los valores éticos y morales que realmente no se pueden comprar o vender, son tan escasos que llegan muchas veces a brillar por su ausencia, y esto en la ley de oferta y demanda en la que estamos inmersos, hace subir su precio y valor.

No tengo que equivocarme, la pobreza o riqueza está en cada uno, no en sus cosas sino dentro de él. Te hace rico adquirir valores, principios, educación, moral; y prescindir de todo lo artificial, de las luces y colores que lo único que hacen es ocultar y enmascarar con purpurina brillante, el óxido que podrías tener debajo.

Hay que ser autocritico y exigente, y adquirir valor, tu valor. Ponlo tú y no dejes que sean los demás los que digan lo que vales, pues con total seguridad, ¡No tienes precio!

tú sÍ me entiendes

Un pequeño homenaje a nuestra compañera

y amiga, un autentico animal racional

“Dicen de ti: es un ser humano. Dicen de mí: es un animal. Y no se han dado cuenta de que nuestra diferencia está en algo muy simple: tú, piensas que me quieres, y yo…, te quiero sin pensar”.

Quiero recordarte como eras, y cómo la nostalgia de tu ausencia llena mi corazón. Te fuiste físicamente hace años, y tu imagen sigue viva, tanto que me ha acompañado de forma continua. Imborrable, irrepetible, con esa mirada tan triste/feliz que yo no he vuelto a encontrar en ningún ser vivo.”Doris”, allá donde estés e incapaz de ladrar, decirte que siempre has ido a mi lado, ni te olvido ni te olvidaré.

¿Te acuerdas cuando salíamos juntos por la mañana e íbamos a pasear? Ambos obteníamos del otro algo que nos hacía sentir plenos. Siempre nos entendimos y sin palabras caminábamos juntos. Busco en mis recuerdos vivir ese tiempo otra vez, y sonrío con ello, era un momento de proximidad compartida entre tú y yo que se terminaba en unos minutos, cuando yo me iba a trabajar y tú te quedabas en casa esperándonos.

Separar la realidad de la ficción suele ser más fácil, que separar el corazón de los sentimientos, pero hay que ser justos y no creernos lo que no vivimos; pero nuestra cabeza suele traicionarnos.

Quiero con este pequeño homenaje volverte a decir que te quiero, no te has ido ¿me entiendes? Seguro que sí; las cosas, nuestras cosas han cambiado mucho, nuestro cuerpo, nuestra cabeza y nuestro tiempo han avanzado, posiblemente nos hemos hecho mayores; y tú te quedaste ahí en el espacio con esa fotografía inmovilizada, mirándome fijamente expectante esperando mi respuesta.

Un día leí algo escrito por Anatole France que estoy convencido, de que si lo hubieras podido escribir seguro que lo habrías hecho y tan sólo pensarlo me llena de emoción “Hasta que no hayas amado a un animal, parte de tu alma estará dormida”. Tú compañía, tus silencios, tu acostarte a mis pies, me hacían sentirme seguro de mi mismo, y jamás nos pediste nada a cambio, y creciste a nuestro lado como uno más de la familia, sin darnos cuenta.

Contigo descubrimos el paso del ciclo vital de un ser vivo. Nos diste y entregaste tus catorce años y medio de vida a todos, aportándonos una alegría infinita. Cuando eras cachorrito y luego cuando fuiste creciendo; después te hiciste muy pronto joven y corrías por todos lados de forma inquieta, y más tarde adulta ya, con un buen tamaño de golden retriever con tu pelo blanco como la nieve, y principalmente tus ojos que no puedo olvidar. No tuviste descendencia, pero creo que no te importó, nos tenías a nosotros. Seguiste creciendo y te hiciste madura, para luego llegar a vieja, tu ciclo completo.

Pasó el tiempo y empezaste a no poder subir las escaleras de casa y te quedabas a dormir en el salón. Me producía tristeza pensar que tu camino se iba acabando, y aunque creo que no sufrías, veía como día a día aumentaban tus dificultades, aunque tu mirada, no cambió nunca, la nuestra un poco sí.

El día de tu despedida aún lo recuerdo, nos observabas no sé si triste o como diciendo que no entendías nada. Yo creo que nunca nos reprochaste o que consideraras que actuamos injustamente contigo. Estuvimos todos los tuyos dándote un beso y un abrazo, agradeciéndote todo el cariño que nos diste, y que también te intentamos dar, y más de una lágrima surcó nuestro rostro.

Y no te fuiste porque no te podías ir. Sigo triste cada vez que te recuerdo porque no te veo. Allá en el cielo donde seguro estás, nos esperarás, y juntos de nuevo, continuaremos con nuestros paseos.

Tu camino sin duda será el nuestro, y cuando queramos establecer la frontera entre la racionalidad e irracionalidad nos costará ponerla, pues la racionalidad de muchos animales supera con creces, la irracionalidad de tantos humanos.

Cierro los ojos y te veo junto a mí, y claro que me entiendes, hablamos el mismo lenguaje del corazón y de los sentimientos. Ambos es imposible que nos engañemos con nuestras miradas, pues nunca lo hicimos. Pero estamos juntos, o al menos te sigo sintiendo cada vez más a mi lado, para nunca separarnos ya. ¡No volveré a dejar que te vayas!

Me enseñaste a mí, y a todos nosotros muchas cosas sin palabras o ladrido alguno, y sinceramente, desde mi memoria, he de decirte que tu luz sigue brillando e iluminándome como una estrella en mi recuerdo y en mi vida.

SANTANDERES MURCIANOS

Un recorrido por mis lugares,

tierras y paisajes de adopción

“En La Cavada y Solares, donde cuatro huevos son dos pares” Dicho popular.

Nací en los Madriles, y aunque mis orígenes se encuentran en la capital, mi corazón es santanderino y fui adoptado por la huerta murciana. Este sentimiento de ser un poco de muchos sitios, me produce una sensación de orgullo de no ubicarme en un único destino. Hago propias mis raíces y me considero un poco ciudadano de un mundo cada vez más loco y cosmopolita. Pasé largas temporadas de mi infancia en el norte, y todavía guardo los olores a hierba recién cortada de esa tierra húmeda. También viví muchos veranos en levante, en ese vergel lleno de frutas, verduras y luz. Soy agradecido, y me siento de aquellos lugares donde me he encontrado a gusto.

Por ello y un poco como la canción “no soy de aquí, ni soy de allá”, y tampoco quiero trasladar, como dicen en Cantabria ser una persona “lumia” cuyo verdadero significado es ser un resabidillo, descarado. Es cierto que los lugares nos identifican con personas, al igual que los nombres; y muchas veces los evocamos asociados a momentos y sensaciones vividos con ellos. Dicen que la infancia y adolescencia construyen la “caja negra” de cada uno, y ésta la llevamos a rastras toda nuestra vida.

Recuerdos y recuerdos, son los que llevamos y vamos acumulando con nosotros año tras año, junto a las imágenes como fotografías archivadas en nuestra cabeza. No podemos, no debemos olvidar lo ya vivido, pues sería engañarnos a nosotros mismos y renunciar a nuestro pasado. Ser un chulapo paseando por el Sardinero y caminando firme por el Malecón es un privilegio que muy pocas personas pueden permitirse, y yo lo he hecho, pues tu tierra es aquella en donde has querido, donde eres y has sido feliz, donde has compartido con grandes personas unas enseñanzas que hoy, gracias a Dios, no has olvidado, y por eso me siento tan acompañado por ese aroma de la tierruca y ese aire de huertano, y estoy contento.

En ambos sitios, desde Cabo Mayor a Cabo de Palos me siento arropado y arrullado por olas frías unas y cálidas otras, pero ambas son cómplices de mis sueños. Cuando vuelva al polvo de donde vine, me gustaría que el aire esparciera a los cuatro vientos mis cenizas en estos lugares tan importantes en mi vida. ¿Tú de dónde eres? , le preguntaron a un viajero y respondió rápidamente: del mundo y ¿a dónde quieres llegar? y contestó: sólo a un lugar donde pueda ser feliz.

Pido firmemente a la Virgen de la Bien Aparecida y a Nuestra Señora de la Fuensanta que guíen mis pasos y me acompañen siempre; y que cuando desfallezca, o mi caminar se vaya haciendo más lento, me den ese empujoncito que pueda necesitar. No quiero olvidarme de la gastronomía y de esas rabas y ese caldero, que te hace girar los ojos y el paladar hasta límites insospechados.

Mi diccionario cántabro se enriquece con palabras nuevas: “espais” zapatillas deportivas; “flamen” algo muy guapo, genial;”pindio”que tiene mucha inclinación; o el diccionario murciano “pijo” demostrar que se es murciano, énfasis de enfado; “acho” apelativo de muchacho; “bambo” zapatilla deportiva.

Así pues, ésta ha sido y es la geografía de mi vida; habiendo nacido en la capital y siendo gato, en realidad me siento un poco de pasieguco y otro poco de murcianico.

REGRESAR A CASA

Profundo recuerdo y añoranzas del lugar

donde viví mi infancia y adolescencia

“Los mismos lugares, los mismos recuerdos nos hacen viajar en el tiempo sin pretender que nada pueda volver a ser lo mismo”

He abierto mi memoria y he regresado a mi barrio de las Letras y cruzado el umbral de ese 2º izquierda donde pasé mi infancia y adolescencia. Todo es distante y diferente; tal vez el que ha cambiado soy yo. ¡Ha pasado tanto tiempo! Nada está en su lugar, no hay nadie de los que allí vivieron, y la casa está ya vacía. La verdad es que no sé muy bien por qué he ido, y no sé lo que buscaba y lo que me podía esperar encontrar. Voy recorriendo sus habitaciones y la soledad y las ausencias llenan mi espíritu. Me pregunto entonces si fui feliz, si el amor abrazó esa fase de mi vida y me contesto rápido, con el matiz de todos los claroscuros y esa balanza que todo lo mide, que sí, y además lo hago de forma rotunda, pues hoy seguramente tengo el grado de entendimiento suficiente para valorar y ponerme a mí mismo las cosas en su sitio, no tengo dudas.

Observo las mismas ventanas y otras puertas, con otros muros de separación y ambientes creados, ya que los espacios han cambiado con la llegada de los nuevos propietarios que tan amablemente me han permitido el paso. Nada es igual a ayer, ni tan siquiera esa imagen que se refleja en el espejo del cuarto de baño. ¿Ese soy yo? No me reconozco y lo que veo es una figura extraña que mira sorprendida a ese desconocido ¿quién eres tú, le preguntas? Me fui hace mucho tiempo pero ahora he regresado, siempre se regresa.

La casa era grande, porque allí vivíamos muchos, familia numerosa de las de antes. Días y años fueron cayendo en el calendario hasta nuestra independencia. Cada uno elegimos nuestro camino y nos fuimos marchando, uno tras otro a vivir una realidad diferente, cada uno la suya. Sin duda agradezco a mis padres el que me inculcaran sus valores éticos y me dieran el punto de referencia, para llegar a entender, que el concepto familia es tu brújula, y es lo que más te puede ayudar y orientar para encontrar tu norte y sin duda ese ha sido el mayor legado que ellos me han dejado.

Ya me voy contestando, he sido capaz de descubrirlo, han sido mis recuerdos los que han llevado mis pasos hasta allí. Ya no queda ninguno de los viejos muebles que aún tengo en mi memoria, y entro en las antiguas habitaciones que todavía puedo reconocer: ese despacho de padre, esos dormitorios de cada uno, ese pasillo que nos llevaba al final de la casa donde se encontraba la cocina. Pero ahora, todo ha cambiado un poco, ya que se han creado nuevos lugares que no siento míos. Yo me fui, pero hoy he vuelto y tengo la sensación de querer cerrar con ello algo que considero pendiente, no lo sé muy bien, posiblemente una fantasía.

Aquí estuve, en esa fase de mi vida en que todos mis problemas los resolvían otros, y cuando me marché, empecé a vislumbrar que los problemas no se resolvían solos, y que era yo quien tenía que hacerlo; sin duda un paso adelante en el necesario aprendizaje. ¿Nostalgia? No, vida vivida; con momentos de luz, seguro que muchos y momentos de sombras, puede que algunos. Todos los rincones de la casa guardan en mi memoria tantas cosas y cosas, que hacen aflorar sentimientos encontrados, impresiones, porque no olvido, no quiero olvidar, pues forma parte de mi pasado y de mi crecimiento, y las imágenes y sensaciones permanecen siempre a tu lado. Ha sido necesario el regreso, una buena terapia para el espíritu, ya no tengo nada pendiente ni deuda que pagar y me siento tranquilo y sosegado.

Cierro muy despacio la puerta sin hacer apenas ruido y bajo, pensativo, lentamente las escaleras, como si no quisiera abandonar la casa, con un cierto sentimiento de tristeza; llego al amplio portal y por un momento me detengo, y miro hacia atrás, y os veo a todos sonriendo conmigo otra vez, os recuerdo a todos y cada uno de vosotros con vuestro rostro de entonces, junto a nuestros padres en ese tiempo ya lejano, pero no olvidado; y ahora tanto tiempo después tengo la certeza que seguís a mi lado, cada uno en su realidad. Fuimos pequeños y ahora somos mayores y…algunos ya os fuisteis con ellos.

Ya estoy más relajado, después de las emociones sentidas y vividas, y salgo a la calle con un ánimo más renovado como si me hubiera quitado un peso de encima, y me incorporo a esa dinámica actual en la que todo es prisa y bullicio, y esbozo una sonrisa cómplice de satisfacción, al haber podido juntar mi hoy con mi ayer, y tengo la sensación de haber cerrado, que no olvidado una puerta de mi pasado.

palabras en la madrugada

Alguien a tu lado para empezar el día

compartiendo palabras y sentimientos

“Mis palabras suben volando, mis pensamientos se quedan aquí abajo; palabras sin pensamientos nunca llegan al cielo”. William Shakespeare

Hoy, como tantos días, me he despertado a una hora que prefiero no contar; esa hora en la que es difícil discernir, si es pronto o tarde. Me he levantado rápidamente, pues me cuesta mucho permanecer en la cama mirando techos y observando oscuridades. Miro a mi lado y te siento dormida plácidamente, soñando tus sueños e intento no desvelar tu descanso. Bajo al salón en silencio, me preparo ese primer café, y me dispongo a seguir leyendo ese libro inacabado que empecé hace algunos días. Es todavía de noche y dentro de muy poco empezará a amanecer.

¿Qué sucede entonces? Al cabo de un rato indeterminado se cumple como cierta esa frase: “dos que duermen en un mismo colchón se vuelven de la misma condición”. Te empiezo a sentir trastear arriba en la habitación, con esa alerta permanente que mantienes que ha percibido mi ausencia, y te levantas y bajas a compartir conmigo el nuevo día. ¿Qué tal has dormido, estás revuelto, cómo te encuentras? Pueden ser algunas de las preguntas que nos hacemos pero ¡cuánto madrugas! Suelen ser las primeras palabras que pronunciamos para desearnos ¡Buenos días! Nos preparamos para iniciar la actividad cotidiana, con nuestra taza humeante, nuestro pan con mermelada, y ese clima intimista creado en nuestro escenario, en el que solos y juntos disfrutamos de un momento mágico, ¡llevamos tanto tiempo haciéndolo!

Amanece, la luz empieza entrar de forma tenue por la ventana y comenzamos uno y otro a abrazarnos con nuestras palabras, a trasladar nuestras reflexiones y preocupaciones matinales, posiblemente intranscendentes, pero comunes. El tiempo se detiene, el reloj para sus agujas, no importa, seguimos siendo los mismos, los que durante tantos días y tantos años hemos compartido este momento lleno de pensamientos tanto propios como conjuntos.

Ya hemos terminado de desayunar, y ambos para prolongar la conversación, empezamos a charlar animadamente, trasladando en este día cualquiera, como cualquier día un poco de nuestro yo, que ahora ya no es tan enteramente nuestro. Ciertamente creo que es una terapia que funciona, pues ayuda a que las dos medias botellas recuperen su nivel; si una está medio vacía tienda a equilibrarse con la otra y es verdad que funciona a través de nuestros vasos comunicantes, así es fácil tener la botella llena. Qué importante es sentirte a mi lado, saber que estás ahí y que siempre, siempre vas a soñar mis sueños conmigo. El tiempo pasa de forma inexorable y tengo la percepción de que todo se hace cada vez más sólido y firme. Los silencios, las soledades y los temores, son menos oscuros si se comparten.

Nuestra vida ha crecido con y para nosotros, y tú y yo, siendo los mismos somos diferentes. Tu mirada, tus manos que siguen buscando las mías, y cuando se encuentran adquieren para ambos esa seguridad que necesitamos. Somos afortunados, infinitamente afortunados, la vida nos ha dado la posibilidad de encontrarnos, y el camino siempre será feliz, alegre y sonriente, unidos hasta un final espero que lejano.

Ya se ha roto el hechizo, nuestros hijos se incorporan a nuestro lado, y cada uno, en su sustantividad, empieza a contar el día que le espera. Los trabajos, tareas, colegios, dudas e incertidumbres….; y empiezan a mezclarse todos los fantasmas e ilusiones que nos acompañan. Es esa magia de la costumbre y la gasolina que nos ayuda a caminar por separado y nos hace sentirnos únicos y exclusivos en nuestro mundo propio, diferente al resto. Y el día comienza para todos, cada uno en su ruta, y con su rutina.

399
669,54 ₽
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271 стр. 2 иллюстрации
ISBN:
9788468560069
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