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METÁFORAS DE “OBSTÁCULOS” Y DE “AYUDA”

En la creación de cuentos terapéuticos, las metáforas representan un ingrediente vital, ya que ayudan a formar las conexiones imaginativas que atraen y “encantan” al oyente. Evidentemente, forman parte integral del viaje de estos cuentos en el que pueden desempeñar tanto un papel negativo (obstáculos, impedimentos y tentadores/tentaciones que provocan un desequilibrio en el comportamiento o en una situación determinada) como positivo (ayudantes o guías que devuelven el equilibrio y la integridad al comportamiento o a la situación). En el cuadro de “Metáforas utilizadas en los cuentos” (página 41), muestro más ejemplos, pero considero que es mejor trabajarlo, primeramente, a partir de varios enfoques posibles.

PRIMER EJEMPLO

Imagina un cuento escrito para un niño que se expresa con un lenguaje “grosero” y que aborda ese problema de una manera directa, es decir: un niño que siempre insulta a los demás, pero que aprende a dejar de hacerlo si los otros niños no quieren ser sus amigos. Si el maestro lo cuenta en clase, al carecer de las metáforas, que son las que ayudan a los cautivados oyentes a “sumergirse” en la imaginación, alguien lo interrumpirá gritando: “¡Joshua es igual! Está todo el tiempo insultando y diciendo palabrotas”. Incluso sería cuestionable si un ejemplo de ese tipo, desprovisto de imágenes, podría considerarse un cuento.

Ahora vamos a coger la misma historia para crear un cuento con metáforas. Al principio puede ser útil utilizar el “símil”, puesto que nos sirve para hacer nuestra primera incursión en la creación de cuentos. Un niño que dice palabrotas podría ser comparado, por ejemplo, con una serpiente de lengua venenosa; posteriormente, eliminamos la comparación (“como”) y, en su lugar, creamos una metáfora que utilizaremos para adentrarnos en el cuento: “Había una vez una hermosa serpiente que vivía cómodamente dentro una enorme cesta y viajaba con el mejor circo del mundo. […] ¡Se trataba de Pitón, una serpiente que cantaba! (“Pitón canta y la osa danza”, página 253).

Este es el momento en el que se incorporan algunas de las metáforas de “obstáculos” y de “ayuda”: la serpiente se vuelve perezosa durante su actuación y el público (una metáfora de obstáculo) empieza a gritarle groserías, a insultarle. Pitón, que así se llama la serpiente, los imita y descubre que así atrae la atención, aunque de forma negativa. Sin embargo, este comportamiento no se corresponde con el que se espera de un circo familiar, de modo que el director del circo llama a la sabia osa bailarina (una metáfora de ayuda) para que encuentre la solución. La siguiente metáfora que aparece en el desarrollo del cuento (otro obstáculo) es la hierba entretejida para tapar la cesta de la serpiente; se crea, entonces, un espacio oscuro en el interior y Pitón cae en un profundo sueño. Cuando se despierta, tiene dificultades para escabullirse a través de una tapa tan gruesa y volver a salir a la luz del día; por el camino, pierde su vieja piel, su antiguo yo. La resolución es el “propio progreso” de la serpiente hacia la consecución de una nueva piel, una imagen renovada. Pitón ya no tiene sus antiguas escamas; ahora, flamante y reluciente, disfruta siendo una serpiente que canta y baila, junto a la sabia osa, en un novedoso y original espectáculo del circo.

El desarrollo de este cuento muestra, con el uso de las metáforas de obstáculo y de ayuda, la transformación que se produce en la utilización de las palabras: en un principio, de forma negativa y, al final, de forma positiva.

SEGUNDO EJEMPLO

Necesitamos un cuento para un niño de cinco años que constantemente hace daño a los demás con sus manos. Tras observar que uno de los animales favoritos del niño es el elefante, vamos a introducirnos en el cuento empezando con un símil: “una mano que pega es como el porrazo de la trompa de un elefante salvaje”.

Ahora ya tenemos un punto de partida en el que podemos sumergirnos directamente. “Había una vez un elefantito llamado Tembo, uno de los más fuertes entre los elefantes jóvenes de la manada; sin embargo, siempre usaba su trompa para dar golpetazos y porrazos a las cosas” (“La trompa del elefante”, página 97).

Como sabemos que a los niños de cinco años les encanta el ritmo y la repetición, utilizaremos un motivo rítmico que acentúe su comportamiento y lo repetiremos varias veces a lo largo de nuestro cuento: “Golpetazos y porrazos, / golpetazos y porrazos, / con mi fuerte trompa, / golpetazos y trompazos”.

La devastadora trompa del elefante (reforzada con el ritmo y la rima) es una metáfora de “obstáculo” o “impedimento”. El desarrollo del cuento nos lleva a una cascada en lo alto de un acantilado rocosos y escarpado (otro obstáculo). El elefante está intentando darle un golpetazo a su hermano mientras cruza el salto de agua y se cae por las resbaladizas rocas a la poza que se encuentra más abajo.

Entra en escena, como “metáfora de ayuda”, la abuela elefanta, que hasta este momento ha intentado servir de guía a Tembo, aunque él ha preferido ignorarla. Ahora está atascado en una poza de agua en el fondo del acantilado y necesita ayuda. La siguiente metáfora “de ayuda” que aparece en el desarrollo del cuento es la cuerda de rescate hecha de las trompas encadenadas a las colas de elefantes; formada por la combinación de la fuerza de la abuela y la de sus hermanos, es esta “cuerda” la que consigue subir a Tembo sano y salvo.

Mediante la utilización de ambos tipos de metáforas, de obstáculo y de ayuda, este cuento ofrece un sencillo viaje de transformación que se inicia al “utilizar la propia fuerza para hacer daño” y concluye al “utilizarla para ayudar”. A partir de un enfoque alegre y divertido, el cuento conduce a una resolución positiva y el comportamiento recupera su equilibrio.

MÁS EJEMPLOS DE METÁFORAS AL ESCRIBIR CUENTOS

En el cuadro que ha aparecido anteriormente se encuentra, a modo de ejemplo, una lista de las metáforas utilizadas en algunos de los cuentos sanadores de este libro. Obviamente, se trata simplemente de una guía, pues las cualidades imaginativas de las metáforas dificultan su clasificación. En “Una familia de caracoles”, por ejemplo, advertirás que uno de los “obstáculos” es utilizado también como una “ayuda”: es un obstáculo para el caracol salir de la acogedora maceta, pero al final del cuento se transforma en una de las metáforas de ayuda, ya que el pequeño caracol se da cuenta de que ahora tiene dos hogares, la acogedora maceta y el hueco, igualmente acogedor, en el muro de ladrillos.

Dependiendo del contexto, observamos que las mismas metáforas pueden desempeñar funciones diferentes en cuentos distintos. La bolsa de la mamá Wombat en un tipo de cuento podría ser una “metáfora de ayuda”, pero en “La familia Wombat” es un obstáculo determinante para el desarrollo del bebé y también para la relación de la madre con su hijo. Los tentáculos de un pulpo podrían ser una “metáfora de ayuda” en un cuento donde se necesitaran muchas manos para hacer algo, pero “En el parque del océano” los tentáculos se presentan como un obstáculo de torpeza (una metáfora del niño que, mientras jugaba, no paraba de tirar todo lo que estuviera a su alcance).

En algunos cuentos, las metáforas desempeñan un papel determinante y consciente, mientras que en otros su función es más sutil. En “El Gigante de la sombra”, el búho, junto con los demás pájaros, emprenden la búsqueda de algo que sirviera de ayuda a la Reina de los Cielos. En “Los caballos arcoíris”, el caballo dorado se lleva las nubes grises para que el sol pueda brillar en esa tierra una vez más. En estos cuentos el búho y el caballo dorado desempeñan las funciones de ayuda “consciente”. Por el contrario, en “La excavadora dice que no”, la metáfora de ayuda es bastante inconsciente: los niños que juegan en el arenero, en su inocencia, muestran a la excavadora “cómo ser una excavadora” de verdad; no es un papel de ayuda consciente por parte del niño y la niña, pero es suficiente para sacar a la excavadora de su bloqueo y ponerla en marcha (muy parecido a cuando un niño se bloquea diciendo siempre “¡No!”).

Como ejercicio para experimentar y entender el uso de las metáforas, cuando se escribe cuentos, te sugiero que leas algunos cuentos populares y de hadas, incluso algunos de este libro, para que así puedas identificar tú mismo/a las metáforas de obstáculos y las de ayuda, y completes tu propio cuadro.

Sin embargo, te adelanto desde ahora que es posible que te tropieces con algún cuento cuyas metáforas no encajen en ninguna de estas categorías. En uno de los talleres que organicé recientemente, resultó muy interesante descubrir que algunas metáforas parecen desempeñar un papel de “transición” o “transformación”. Por ejemplo, en el cuento de “Pitón canta y la osa danza”, la serpiente se sume en un profundo sueño dentro de una cesta oscura; este espacio oscuro y el sueño metafórico tienen una función de transición en el cuento. En “La excavadora dice que no”, el momento en el que la granjera hace un descanso para prepararse una taza de té es una metáfora de transición que da tiempo a que la solución se presente (¡y lo hace!). En el cuento “El niño y la caracola color perla”, la metáfora de hundirse en lo profundo del océano ofrece una oscura, pero pacífica transformación del comportamiento ruidoso del niño.

Por mi parte, te animo a que sigas investigando más al respecto; en mi opinión, ¡aún queda trabajo por hacer!

METÁFORAS UTILIZADAS EN LOS CUENTOS


CUENTOSOBSTÁCULOS, IMPEDIMENTOS, TENTACIONESAYUDANTES/GUÍAS
“El Gigante de la sombra” (página 102)Destrucción de la tierra, el océano, el aire; enorme cueva rocosa; canto del gigante: “Poder me llamo y de poder me lleno, / pues la avaricia es mi gran juego”.Reina de los Cielos; búho; canción de los pájaros; mensajes de las plumas.
“Las hormigas y la tormenta” (página 105)Gran tormenta; grietas en la tierra.Sauces serviciales; barquitos de hojas.
“Los palillos de ritmo” (página 80)Mucho ruido de tambor; palillos de tambor que “hacen daño”.Pájaro tejedor dorado; palillos de ritmo; banda de música.
“Tan perfecta no era la casa” (página 116)Puertita en el suelo; habitación escondida; cerrada, pero sin llave.Cofre enorme de madera; plumas; cama cubierta de plumas; un buen sueño nocturno.
“La familia wombat” (página 146)La bolsa marsupial de la mamá wombat; la leche de la mamá en la bolsa.Viaje de la mamá para encontrar comida; el papá Wombat; las garras para cavar; la canción para cavar; nuevos túneles.
“En el parque del océano” (página 151)Largos tentáculos de pulpo.El jardín del océano; pececitos.
“Una familia de caracoles” (página 179)El viaje hasta el fondo del jardín; dejar la maceta acogedora.Dos hogares: hueco acogedor en el muro y maceta acogedora; la luna con su brillo y su luz; sendero plateado.
“Los gnomos y las coronas doradas” (página 219)Gigante pobre, avaricioso; caverna oscura.La canción de la libélula; coronas doradas; tarro de cristal.
“Pequeño Lobo” (página 196).La trampa del cazador.La canción del aullido del lobo; sabiduría de la manada de lobos.
“El niño y la caracola color perla” (página 257)Tormenta; pérdida de equilibrio; caída en el agua; ahogándose en lo profundo del océano.La caracola color perla; el océano que canta una dulce canción.
“Un robot muy tímido” (página 246)Último estante lleno de polvo; ladrón.El baile y la canción del robot (con un ritmo fuerte y claro).
“El pez cubierto de percebes” (página 264)Gruta en el arrecife; percebes; canción de burla sobre los “Trozos de percebe”.La langosta simpática; danza del “frota-frota”.
“El camaleón inteligente” (página 120)Elefante fuerte.Rata topo; agujero en la tierra.
“El árbol de las reverencias” (página 149)Hambruna en la tierra; jefe avaricioso.El árbol que se inclinaba, como en una reverencia; muchos frutos; el hijo curioso.
“El caballo alado” (página 216)Abruptos acantilados; dragón; cueva negra.Anciana sabia; cuchillo, flauta y mechón plateado; huevos y bizcochos de miel; luna llena; caballo alado.
“Los caballos arcoíris” (página 209)Grupos separados por colores; crines con los colores del arcoíris; nubes grises; inundación.Grutas cálidas; ángel resplandeciente; telar; caballo dorado; alas de arcoíris.
“La excavadora dice que no” (página 275)Excavadora bloqueada en una rima negativa (sin movimiento).Niño y niña disfrutan jugando en la arena; taza de té (tiempo para pensar).

LA ELECCIÓN DE LAS METÁFORAS. ALGUNOS CONSEJOS PRÁCTICOS
ELEGIR METÁFORAS QUE SE RELACIONEN DIRECTAMENTE CON UN COMPORTAMIENTO DETERMINADO

Al escribir un cuento para un comportamiento determinado, las claves para elegir las metáforas para el protagonista pueden encontrarse, a veces, en aquel animal, pájaro, insecto u objeto que posea una cualidad similar; por ejemplo, un hipopótamo que muerda (¡probablemente una flor o una mariposa no servirían como metáfora de morder!); un elefante que golpea y se choca con todo lo que se encuentra a su paso (para comportamientos de golpear a los demás); una tímida margarita (para comportamiento retraído).

También puede funcionar a la inversa. Por ejemplo, en un cuento con el que se pretende que un niño deje la pereza atrás y se involucre en el trabajo, podrías iniciar el cuento con una abeja perezosa (comportamiento contrario al de las abejas) y después introducir algunos obstáculos que tendrá que superar y que la llevarán a convertirse en una abeja muy trabajadora y felizmente creativa.

ELEGIR LA METÁFORA CENTRAL A PARTIR DE LOS OBJETOS PREFERIDOS DEL NIÑO (SI ES POSIBLE Y CONVENIENTE)

Al escribir un cuento para un niño en particular, las ideas para las metáforas pueden surgir del animal o juguete preferidos del niño o del entorno que lo rodea: ¿siente pasión por los caballos, por los conejos blancos, por los delfines, por los trenes?; ¿vive cerca de un río, en el bosque o en un gran edificio en medio de la ciudad?; ¿qué vivencias en la naturaleza o experiencias diarias de las que vive en casa o en el colegio podrían darte ideas para las metáforas?

Incluso saber el color favorito del niño puede ayudar en estos casos, según mi experiencia en mi primer año como maestra. Necesitaba desesperadamente inventar un cuento que abordara el comportamiento de un niño de cinco años que, a la hora del cuento, siempre intentaba apagar la vela de un soplido y empujaba a los demás para tirarlos de sus sillas; debía encontrar una forma de atraer su atención y ayudarlo a tranquilizarse de tal manera que fuera capaz de escuchar en vez de destruirlo todo. Entonces, una tarde su madre me preguntó si sabía dónde podía comprar tela dorada, porque el cumpleaños de su hijo era la semana siguiente y quería hacerle una capa de su color preferido, una capa dorada. Este dato me sirvió de pista, así que busqué en mi colección de cuentos populares y cuentos de hadas, donde encontré uno en el que había un árbol con una puerta dorada que solo se podía abrir con una llave dorada. Me lo aprendí y lo preparé para contarlo a la semana siguiente como teatrillo de mesa con muñecos de pie; además, hice una pequeña llave dorada como accesorio (de cartulina gruesa de color dorado) y la escondí en una cesta en mi mesa de los cuentos. Cuando llegó el momento del juego libre, me llevé a este niño aparte, le mostré dónde tenía escondida la llave y le pedí si podía ayudarme en el teatrillo; le expliqué que tenía que sostener la cesta durante el cuento y pasarme la llave dorada cuando fuera el momento de abrir la puerta mágica. Por primera vez, desde que había entrado a formar parte del grupo de la clase, se quedó sentado durante el cuento, fascinado, con la cestita en sus rodillas; a partir de ese momento participó y estuvo atento a la hora del cuento. ¡La llave dorada había abierto algo más que la puerta mágica del árbol!

Muchos años después utilicé un enfoque similar cuando tuve en mi clase a un niño al que le encantaba “hacer el payaso” precisamente a la hora del cuento (intentaba captar la atención de los demás, que estaban sentados en silencio). A este niño le encantaban los payasos, así que encontré un cuento en el que un duende hacía muchas piruetas divertidas (daba volteretas, hacía el pino, etc.) y utilicé un muñequito que hiciera estas pequeñas acrobacias en el teatrillo. El niño se enganchó completamente con el muñeco (y el cuento) y parece ser que esto lo ayudó a liberarse de ese comportamiento “de bloqueo” y a asumir una actitud de escucha durante el cuento. Naturalmente, durante los momentos de juegos, le ofrecía muchas oportunidades para que hiciera sus piruetas de payaso.

ELEGIR METÁFORAS A PARTIR DE TEMAS O CONTENIDO DE CLASE O DE LA PROPIA VIDA DEL NIÑO

Cuando se escribe un cuento para todo un grupo o una clase de niños, se pueden encontrar claves para las metáforas en los temas de las asignaturas o en el propio entorno escolar o familiar. Si, por ejemplo, en clase de historia se percibe que los niños disfrutan durante las explicaciones de los caballeros con sus armaduras y sus valerosas hazañas, un cuento en el que se quiera tratar la intimidación podría incluir un escudo mágico (¿invisible?) o una corona de protección. Por otro lado, ante un niño que juega de manera caótica, se necesitará un estímulo de imaginación en los momentos de juego libre, en casa o en el colegio, para que pueda mantenerse centrado y tranquilo. Es posible que este niño, junto con su clase u otros amigos, viva en una ciudad costera y haya ido a la playa con la marea baja; allí encontró y observó un pulpo en un charco entre las rocas. Los padres o el maestro podrían utilizar, por lo tanto, un cuento donde haya metáforas del océano: un pulpo de largos tentáculos que le da golpes a todo sin cesar y un pececito que acude al rescate.

ELEGIR METÁFORAS DIVERTIDAS Y SIN SENTIDO

¡Recuerda que los cuentos no se sienten cómodos con las “normas”!, porque, en realidad, no existe una norma establecida que sirva para buscar las claves de las metáforas. A veces el humor es lo más conveniente y funciona perfectamente. Por ejemplo, en un cuento donde se aborde un comportamiento problemático y de emociones desproporcionadas, la metáfora de “un viejo sombrero rojo” (con un protagonista como Panya el ratón, que se esconde dentro) va creando, poco a poco, un ambiente cada vez más agitado y disruptivo a medida que van llegando los animales a casa de Panya. Al final se consigue calmar el ambiente perfectamente (pero de manera divertida y absurda) cuando llega la hiena: se sienta en el sombrero y suelta una fuerte carcajada porque piensa que está molestando a todos los amigos que viven dentro; mientras tanto, todos los animales se escapan a través del agujero que había por un lado del sombrero y engañan a la hiena. El movimiento del cuento (y sus metáforas) sumergen completamente al oyente en la experiencia disruptiva para después devolverle el sentido de la calma y el alivio mediante el simple uso del humor y el sinsentido. El trabajo terapéutico se reforzaría aún más si se llevara a cabo una representación basada en este cuento.

A veces un cuento puede captar el interés de un niño porque las metáforas no se relacionan en absoluto con la situación que las origina. En el caso del cuento en verso “Un día en la vida de mi sombrero”, se presenta la imagen de un sombrero cabalgando sobre la cabeza de un niño como un jinete sobre un caballo: “Cuando salgo fuera a jugar, / mi sombrero viene a cabalgar. / Mi cabeza es el caballo, / ¡jugando, claro está! / Mi sombrero encima le gusta trotar / como a mí en el suelo correr y rodar…”. Esto produce un cambio mediante una fórmula divertida, en lugar de la insistencia constante del adulto para que el niño recuerde ponerse el sombrero.

1 055,45 ₽
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420 стр. 17 иллюстраций
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9788412322132
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