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Capítulo CincoEL ENTENDIMIENTO DE UN ESPOSO DEL MATRIMONIO

“El matrimonio es una excelente institución, ¡si estás listo para una institución!” ¿Cuan a menudo ha sido repetido ese antiguo chiste? Tristemente, las personas están frecuentemente de acuerdo con los muchos chistes despectivos hechos acerca del estado del matrimonio. De acuerdo con el estadista contemporáneo, Jorge Barna, nueve de diez adultos creen que el matrimonio es una institución pasada de moda. Muchos hombres del mundo (y algunos de la Iglesia) piensan que es una virtud alargar la soltería lo más posible. Para ellos, solo los débiles o locos se atreverían a ser “conquistados” por el sexo opuesto y a estar destinados a una vida de conformidad cobarde o de conflicto sin esperanza.

Mientras que nosotros como hombres cristianos puede que no tomemos tales puntos de vistas extremos, nuestras propias ideas y frustraciones acerca del matrimonio puede dejarnos con temores similares. Un punto de vista negativo ciertamente no es la perspectiva de Dios, ni es lo que El tuvo en mente cuando instituyó el matrimonio. El esposo que está buscando imitar a Cristo querrá saber y cumplir las intenciones de Dios. Al hacer esto, también tomara parte de las bendiciones que vienen al honrar a Dios en este arreglo maravilloso llamado “el matrimonio.”

Que un matrimonio sea desastroso o maravilloso depende grandemente del punto de vista de la pareja acerca matrimonio. Como piensa un hombre acerca del matrimonio ciertamente afectará la perspectiva de su papel, el papel de su esposa, y la relación en sí misma.

Los Propósitos de Dios para el Matrimonio

Dado que fue Dios mismo quien instituyó e inició el matrimonio, sabemos que el matrimonio es bueno y tiene propósitos perfectos. El propósito total de Dios para el matrimonio es el de dar gloria a Su Nombre. Esto es claramente logrado a través de las áreas más específicas de compañerismo, ayuda, caracterización, satisfacción sexual, y procreación.

1. Compañerismo

Después de crear a Adán, Dios hizo este enunciado:

Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo;le haré ayuda idónea para él.Génesis 2:18 [énfasis añadido]

Este versículo aclara que Dios planeaba hacer a alguien “idóneo” para Adán. La palabra hebrea usada aquí (kenegdo) significa “comparable o que le corresponde a él.” Entonces, inmediatamente siguiendo el plan revelado, Dios le trajo los animales a Adán para que los nombrara. Este es un orden interesante de eventos. La Biblia declara que entre todos los animales “no se halló una ayuda idónea para El” (Génesis 2:20).

Ciertamente, Dios sabía que ninguno de esos animales sería adecuado para Adán. Entonces, ¿quién estaba haciendo la búsqueda? Debió haber sido Adán. Es como si Dios a propósito llamara la atención hacia los animales emparejados para hacer que Adán se apercibiera de esto. Ahora tanto Dios como el hombre estaban anticipando a alguien más que solo una presencia (cualquier animal) y más que un simple ayudante (como un buey). Dios iba a proveer un compañero. Solo alguien como Adán (o “comparable” con él) podía ser un compañero.

Desde la creación, está claro que una de las razones por las cuales Dios proveyó el matrimonio es para el compañerismo. En la Biblia, la palabra para compañero (chaber) es usada al hablar de la esposa de uno (Malaquías 2:14). Significa “un compañero entrelazado.” Aunque este aspecto del matrimonio puede crecer algo por el tiempo, el esposo ejemplar se propondrá tratar a su esposa como su compañera especial. También hará todo cuanto pueda por convertirse en un mejor compañero para ella. El hará esto porque es la voluntad de Dios.

Maneras en que el Esposo puede Tratar a Su Esposa Como Su Compañera

Estando con ella e involucrándola.

• Planea tiempo para estar con ella a solas.

• Desarrolla intereses comunes con ella.

• Hazle saber como ella puede ayudarte/trabajar a tu lado.

• Llámala del trabajo.

• Dile acerca de lo que haces en tu trabajo.

Buscando entenderla y ayudarla.

• Pregúntale que hizo hoy y luego escucha.

• Averigua acerca de su bienestar y entonces presta atención.

• Planea un tiempo regular para hablar acerca de sus preocupaciones y luego ora/ estudia/y ayúdale a encontrar soluciones.

• Pregúntale como puedes orar por ella.

• Ora con ella.

• Ayúdala cuando ella lo necesite.

Apreciándola.

• Agradécele a Dios por ella.

• Piensa y verbaliza cualidades específicas o hechos de los cuales

estés agradecido.

• Habla bien de ella a otros.

• Déjale una nota de aprecio.

Tratándola especialmente en comparación con los demás.

• Abre las puertas para ella.

• Planea citas.

• Pon sus “necesidades” y deseos por encima de los demás.

• Muéstrale afecto no sexual.

• Sé sexualmente intimo con ella, enfocándote principalmente en su disfrute.

Revelándote a ella.

• Comunícale tus pensamientos, perspectivas, y metas.

• Hazle saber cómo ella puede orar por ti.

2. La Ayuda de la Esposa

Dios ha dicho claramente que la esposa debe ayudar a su esposo en esta vida. El significado original de la palabra hebrea ayudante (‘ezer) significa “auxiliar.” Una esposa, entonces, es supuesto que, en un sentido muy real, a auxiliará a su esposo. Como este es el diseño de Dios, es bueno y el camino de bendición para ambos el esposo y la esposa.

Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. / Génesis 2:18 [énfasis añadido]

Al igual que el compañerismo, la ayuda es obviamente otro propósito principal del matrimonio. De hecho, en este versículo acerca de la creación de la mujer, ¡la palabra “ayuda” precede la palabra “idónea”! Dios acababa de poner a Adán en el huerto para que lo “labrara y lo guardase” (Génesis 2:15). A Adán se le había dado una encomienda por hacer. Dios decidió que no era bueno que el hombre estuviera solo y dijo que le haría una ayuda. La forma más directa de interpretar este pasaje es que Dios tuvo la intención de que Eva ayudara a su esposo en el trabajo que se le había dado para que hiciese. Naturalmente, debido a que esto fue antes de la Caída, Adán tenia solamente un tipo de trabajo, labrar y guardar el huerto. Aparentemente, Dios se propuso que Adán tuviera parte en la provisión de comida y en el mantenimiento de la creación de Dios. Se supone que Adán estaría ocupado en el trabajo y también lo estaría Eva. El debía trabajar para Dios y ella debía trabajar para Dios al ayudar a su esposo.

Dios siempre ha tenido la intención de que la esposa asista a su marido en su trabajo para Dios. Este es el principio que nuestra sociedad y muchos en la Iglesia no entienden. Muchas esposas están haciendo lo que quieren para su propia “satisfacción.” Esta no es una actitud bíblica. El mundo ve el perseguir la satisfacción personal como necesaria para el bienestar y “la felicidad.” Tristemente, aun los esposos están animando a sus esposas en esta búsqueda. Ciertamente una esposa es muy capaz de hacer las cosas que quiere, pero este no es el diseño de Dios. Al final el hacer lo que uno quiere es una búsqueda muy vacía y sin fruto. Ni el esposo cristiano ni su esposa deberían estar buscando la auto-satisfacción, sino deberían estar usando sus dones, talentos, y habilidades para servir los propósitos de Dios (Mateo 28:19-20).

El ayudar a su esposo no necesariamente prohíbe “otro” trabajo para la esposa, mientras sea provechoso para el hombre y la esposa esté todavía buscando cumplir su labor de ayudante (es decir, un trabajo para ayudar con las finanzas que no le obstaculice cumplir las responsabilidades dadas por Dios hacia su esposo e hijos). Los esposos y esposas pueden encontrar gozo y satisfacción en hacer aquello para lo que fueron creados. Aun la esposa de un esposo inconverso (que no está haciendo su trabajo para Dios) puede cumplir el propósito de Dios al ayudar a su esposo en cualquier trabajo que el haga.

Maneras en que ella puede Ayudar a su Esposo

Como hombres cristianos de hoy, tenemos más trabajo que tuvo Adán. Desde la caída del hombre, nuestro trabajo de proveer ha sido expandido al incluir vestido y refugio de los elementos. También, a los esposos se les ha dado el trabajo del ministerio (el avance del Reino de Dios) y el trabajo de dirigir a nuestras familias espiritualmente. Como Dios no especificó como la esposa ha de ayudar a su esposo, creo que este principio debería ser aplicado tanto como sea posible a todo el trabajo del esposo.

Un esposo debería buscar maneras para que su esposa le sea una ayuda generalmente, personalmente, y específicamente. Dios le ha mandado a la esposa ser la trabajadora principal en el hogar (Tito 2:4-5). Esto ciertamente le ayuda al esposo a tener el tiempo que necesita para hacer su trabajo. Tu esposa puede también personalmente ayudarte por medio de la oración, el aliento, apoyo, entendimiento, y la amonestación respetuosa y amorosa cuando lo necesites.

Al ayudarte específicamente, seria bueno para ella el preguntar diariamente como puede asistirte. Ella puede asistirte en el pastoreo y entrenamiento de los niños ya que ella está con ellos gran parte del tiempo.

Ella puede ayudarte también en el trabajo del ministerio. Dondequiera que estés ministrando, tu esposa debería estar haciendo cualquier cosa que pueda para ayudarte a llevar a cabo tu ministerio como al Señor. De hecho, esto debería siempre ser su ministerio prioritario fuera del (hogar).

Para la Gloria de Dios, No Tu Propia Ventaja

Existen dos advertencias obvias cuando se trata de entender el propósito de Dios aquí. Primero, el hombre debe ser cuidadoso de no ver a la mujer solamente como una obrera para ayudarlo. Ya hemos discutido como ella debe también ser su compañera. Ella también tiene responsabilidades hacia su relación con Dios, sus hijos, y la Iglesia (Colosenses 2:6-7; Proverbios 31:10-31; Tito 2:3-5; 1 Pedro 4:10). Un esposo necesita tomar en consideración los otros deberes de su esposa y no esperar que ella esté a su lado ayudándole las veinticuatro horas al día. Segundo, podría ser tentador usar el papel de su esposa como ayudante para darse a si mismo un descanso o para abandonar sus propias responsabilidades. Un esposo no debería egoístamente alentar el papel de su esposa como ayudante, sino por el contrario alentarlo porque es la voluntad de Dios y es para su bien.

El entender este propósito del matrimonio debe afectar tus esfuerzos de involucrar a tu esposa en tu vida. También debería afectar las decisiones que los dos hacen concerniente al estilo de vida financiero, la esposa trabajando fuera del hogar (si, cuando, y cuanto), el uso del tiempo, y las elecciones de ministerio. Nuestra meta es cumplir la obra que Dios nos ha dado para hacer, y necesitamos la cooperación de nuestras esposas en la creación y cumplimiento de esos planes.

Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.

1 Corintios 11:8-9

3. Caracterización

La caracterización es la representación pintoresca de algo con el propósito de ilustración. La relación del matrimonio debe ser la caracterización de la relación de Cristo con Su pueblo. Incluido en esta comparación hay un vistazo del Evangelio, en que el amor del esposo debe imitar al amor sacrificial de Cristo en la cruz.

Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.Efesios 5:25-30 [énfasis añadido]

Existen varios principios concernientes al matrimonio que podemos extraer de la analogía que Dios ha utilizado intencionalmente en este pasaje. Por ahora, resumiremos que el esposo representa a Cristo y la esposa a la Iglesia.

¿Qué Estás Tú Retratando?

Ambos el esposo y la esposa deberían seriamente considerar el cuadro que están pintando ante un mundo que observa. Esposo, ¿estas tu retratando la demostración del amor y liderazgo de Cristo hacia su Iglesia? o ¿te ves a ti mismo en uno o más de los siguientes papeles?

• Un rey enseñoreándose sobre sus vasallos—dictando y esperando ser servido.

• Un asalariado sobre las ovejas—yéndose cuando las cosas se ponen difíciles y él no dispuesto a sacrificarse.

• Un compañero de cuarto tolerante—no comprometiéndose, ignorando el pecado, y haciendo lo que quiere—básicamente compartiendo los gastos y un techo.

• Un socio de negocios—dividiendo y haciendo todo 50/50, con iguales beneficios y con igual opinión en el asunto.

• Un mayordomo irresponsable o vagabundo — sin cumplir responsabilidades, dejando a otros el cuidado de tus responsabilidades, o solo yendo con la corriente sin propósito o dirección.

• Un trabajador preocupado—manteniéndose demasiado ocupado o distraído para cumplir sus responsabilidades maritales (falta de compromiso).

• Un suplidor vigilante—provee sustento, techo, ropas, etc., y ofrece un nivel de protección sobre sus intereses, pero no está personalmente involucrado.

4. Unión Sexual

“…y serán una sola carne.”

Génesis 2:24c

Como ya hemos visto, el convertirse en uno es más que algo físico, sino que desde el principio Dios tuvo la intención de que la unión física tomara parte en el matrimonio. Hay dos razones de porque:

a. Dios quiso proveer para la procreación.

Una intención detrás del mandato de Dios de hacerse “una carne” fue la de proveer hijos. Esto es mas claramente visto en Génesis 1:27-28. Obviamente cuando este versículo fue dado había necesidad de llenar la tierra. El también quiso bendecir a Adán y a Eva con hijos. Generalmente hablando, Dios le da a un esposo y a una esposa la habilidad de tener hijos, a menos que El tenga un aun mejor plan para ellos.

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla.

Génesis 1:27-28a

Existe un gran malentendido acerca de este versículo, ya que pudiera ser solamente interpretado como un mandato. Realmente, la declaración introductoria de la segunda oración en este versículo, “Y los bendijo Dios,” identifica el resto del versículo como una bendición y no solamente un mandato. Roberto Jamieson, en su comentario de Génesis, dijo, “fructificad y multiplicaos” es una bendición de fertilidad, no un requerimiento en sí mismo.

Es también importante notar que en ambos ejemplos cuando esta bendición fue dada, la tierra estaba virtualmente vacía (la segunda vez fue en Génesis 9:7, después del diluvio). Cada vez, la bendición y la habilidad eran dadas por un tiempo específico y un propósito especifico. Lo que podemos aprender del estudio cuidadoso de estos pasajes es que Dios estaba haciendo algo por ellos a la vez que les estaba mandando a ellos que hicieran algo. Resultados lamentables de malinterpretar este versículo pueden ser: sentimientos de culpa al no poder tener hijos, presión excesiva por tener hijos y tener muchos hijos, y la condenación de todo tipos métodos anticonceptivos.

La verdad es, que cada pareja tiene la libertad y la responsabilidad de planear el número de hijos que parezcan manteniendo los buenos principios de mayordomía (sentido común basado en el balance bíblico). Junto con la habilidad de tener hijos, viene la responsabilidad de cuidar de ellos (1 Tesalonicenses 2:7), hacerlos discípulos (Deuteronomio 6:6-9; Efesios 6:4), y proveer para ellos (1 Timoteo 5:8). Para algunas familias también los asuntos médicos juegan una parte en el proceso de decisión. Tu y tu esposa deben planear, sabiendo que Dios es Soberano y que El es quien abre y cierra la matriz en perfecta sabiduría (Génesis 30:2,22). Entonces tendrás la seguridad por parte de Dios de que hay un mejor plan. El decidirá. ¡Ha habido muchas sorpresas!

Cuando Dios no Concede la Habilidad de Tener Hijos

Cuando Dios no le da a una pareja la habilidad de procrear es por un propósito especial. Dios siempre está trabajando Su plan (Isaías 46:9-11; Efesios 1:11). Cuando el no da esta habilidad, es porque El tiene un mejor plan. Una posibilidad es que puede que El no conceda hijos naturales para así proveer la oportunidad de adopción a uno de Sus hijos sin padres. Otra posibilidad es que puede que El no le permita a una pareja el concebir hijos simplemente para hacer un trabajo perfecto y bueno en la vida del esposo, en la vida de la esposa, o de ambos. Puede que El no conceda hijos porque tiene un ministerio vital y que consume mucho tiempo planeado para la pareja. Cada pareja estéril debe confiar en la soberanía y bondad de Dios y pedirle sabiduría al probar las varias opciones médicas (dentro de la razón y de acuerdo a la ética bíblica), de adopción, y ministeriales.

b. Dios quiere que una pareja esté satisfecha sexualmente.

Cuando Dios le dio a Adán y Eva la bendición de procrear, instituyó la intimidad sexual (Génesis 2:24). En 1 Corintios 7:3-5, Dios claramente manda al esposo y a la esposa a satisfacer los deseos sexuales de su pareja de esta forma (una excepción seria la incapacidad física). Dios también ha mandado que esto solamente debiera tomar lugar dentro de la relación del matrimonio.

Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.

Hebreos 13:4

Dios pretende también que el esposo y la esposa “disfruten ricamente” su unión sexual. La relación sexual puede ser compleja. Discutiremos esto más a fondo y muchos otros asuntos relacionados al tema de la Intimidad Física en el capítulo 11.

El Nivel Adecuado de Compromiso en el Matrimonio

En las Escrituras, el compromiso del matrimonio está siempre asociado con el lenguaje de pacto (Malaquías 2:14, Proverbios 2:17). En verdad, es un pacto. Un pacto es un compromiso muy serio hecho ante Dios Mismo. En los tiempos bíblicos romper este pacto por infidelidad marital significaba un cierto tipo de muerte (Levítico 20:10-21). ¿No sería la muerte mucho más común en nuestra sociedad hoy si el mismo castigo estuviera todavía siendo practicado hacia la infidelidad y el abandono?

Cuando nos casamos, estamos haciendo pacto delante de Dios de hacernos “una carne.” Estamos prometiendo permanentemente unir nuestras vidas con otra persona en la manera más permanente y comprensiva posible.

Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

Génesis 2:24

“Una carne” incluye definitivamente las relaciones sexuales pero también mucho más. El Apóstol Pablo lo usa en conexión con tener sexo con una ramera en 1 Corintios 6:16, pero es mucho más que esto. Nunca se dice de los animales que sean “una carne” con sus parejas. Además, con el mandato de ser una carne, Dios menciona el dejar madre y padre y unirse a su mujer. Si ponemos estas cosas juntas con el propósito de compañía del matrimonio, es obvio que Dios está también hablando acerca de unidad de relación, siendo unidos.

En este contexto, “una carne” realmente significa algo mas allá de las líneas de vidas entrelazadas. La unidad de la que Dios habla parece ser un compartir total del uno con el otro. Es compartir ideas, creencias, alegrías, dificultades, triunfos, fracasos, posesiones, y cuerpos. La motivación de la unidad debe ser obedecer y glorificar a Dios (Mateo 22:37-38). Hay dos mandamientos dados por Dios para efectuar esta unidad.

1. El mandato de dejar los padres.

A pesar de que la palabra ‘azabo “dejar” literalmente significa “abandonar,” obviamente no puede significar abandonar nuestros padres completamente (Génesis 2:24). Dios ha mandado claramente que todavía debemos amar, respetar, y cuidar a nuestros padres después del matrimonio (Éxodo 20:12; 21:15; Efesios 6:1-3; 1 Timoteo 5:8). Lo que si significa es que existe ahora:

• una nueva relación principal

• un cambio de autoridad

• un intercambio de dependencia

Después del matrimonio, cambios claves deben tomar lugar. Cada cónyuge debe ser la persona más significativa del otro en esta tierra. Su relación debe ser prioritaria por encima de la de sus padres. Cuando un hijo de una familia y una hija de otra se casan, el esposo se convierte en la nueva autoridad (bajo la autoridad de Dios) de su propio hogar. Ahora la esposa está bajo la autoridad del esposo y no se requiere de la esposa o el esposo el obedecer a sus propios padres por más tiempo, aunque se le requiere que los traten con respeto (Efesios 6:2-3). A menos que un hijo haya estado ya viviendo por si solo, el matrimonio crea la primera experiencia de no estar bajo la autoridad de los padres. Este cambio puede ser un ajuste significativo para todos los involucrados.

En adición al cambio de relación y al cambio de autoridad principales, existe un cambio más. Existe un cambio de dependencia. Ningún cónyuge debe ya depender de sus padres para las provisiones. Es ahora la responsabilidad del esposo cargar con la tarea de proveer (Efesios 5:29: el término sustenta realmente significa “hacer provisión,” viniendo del término original, alimentar). Dios le da una fuerte advertencia a los esposos irresponsables.

Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.

I Timoteo 5:8

2. El mandato de unirse a su cónyuge.

No solamente deben el esposo y la esposa dejar madre y padre, también deben unirse el uno al otro (Génesis 2:24). La palabra hebrea para unir (dabaq) significa “buscar diligentemente (como una presión continua) un estado firmemente unido.” Este juntarse es una unión permanente y duradera, como “súper pegamento.” Solo nuestra búsqueda de Dios debe ser mayor que esta. Este tipo de búsqueda y voluntad duradera creará un entrelazo de dos vidas, de esta manera convirtiéndolas en una en la mayoría de los aspectos.

Hay hombres que en verdad quieren estar unidos a sus esposas como uno, ¡pero ellos quieren ser ese uno (yo lo sé, pues era como tales, ¿recuerdan?)! Por el contrario, debe existir una unidad mutua y un entrelazar mutuo de dos vidas.

Las Intenciones de Dios para la Relación Matrimonial

Mientras sumamos lo que hemos aprendido sobre el matrimonio, hay tres intenciones básicas que Dios tiene para la relación matrimonial.

1.Dios quiere que la relación matrimonial sea nuestra relación humana principal.

Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

Génesis 2:23-24

El matrimonio es la única relación que es descrita como una relación de “una carne.” Ninguna otra relación debe comparársele, nisiquiera la relación padre-hijo. Un esposo ejemplar será cuidadoso de dedicarse a su relación con su esposa por encima de cualquiera otra relación con otro ser humano.

2. Dios quiere que la relación matrimonial sea una relación permanente (sobre la tierra).

Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.

Mateo 19:6

Este versículo es claro concerniente a la permanencia del matrimonio. Miles de años después de la creación, encontramos la intención original de Dios declarada en las Escrituras. (Ver Apéndice Cinco para una Posición Bíblica Acerca del Divorcio y el Nuevo Matrimonio.) El divorcio no debe ser ni siquiera una remota opción para verdaderos creyentes. Dios odia el divorcio (Malaquías 2:16). Además, cualquiera que causa o contribuye al rompimiento de este pacto hecho ante Dios, excluyendo las dos excepciones abajo, está en rebelión contra el mandato de Dios y algún día dará cuenta por ello (Mateo 5:33-37; 2 Corintios 5:10).

La Cláusula de Cooperación

La realidad es que algunos esposos y esposas escogen rebelarse contra la voluntad de Dios. Cada esposo debería esta apercibido de los cuatro principales puntos de vista acerca del divorcio y el nuevo matrimonio. Puedes leer acerca de estos en el libro Divorcio y Nuevo Matrimonio: Cuatro Puntos de vista Cristianos (Casa H. Wayne, Editorial InterVarsity Press, 1990). Yo creo que la Biblia enseña que hay dos situaciones en las cuales Dios le permite a un creyente cooperar en la decisión de un cónyuge rebelde de romper el acuerdo del pacto. Una situación es cuando el cónyuge es un no creyente (por su propia admisión o la declaración de la iglesia por el cuarto paso de la disciplina eclesiástica: Mateo 18:7) quien inflexiblemente quiere el divorcio o ha abandonado a su pareja sin intención de regresar.

…Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos. Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.

1 Corintios 7:12-15

La otra situación es en el caso de infidelidad sexual con otra persona por uno de los cónyuges. El cónyuge que pecó puede evidenciar tristeza sin verdadero arrepentimiento (un cambio completo de intenciones, pensamientos, y acciones). Una persona puede confiar en el consejo del liderazgo de la iglesia al determinar si o no un esposo o esposa está realmente arrepentido.

Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación [porneia; infidelidad sexual], hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.Mateo 5:32 [explicación mía]

En ambas situaciones, la pareja creyente y obediente no está abandonado el acuerdo del pacto. Ya ha sido abandonado por su cónyuge. Para mas explicaciones acerca de esta dos excepciones, un esposo puede también referirse al libro Divorcio de Juan Murray, y al libro Matrimonio, Divorcio, y Nuevo Matrimonio en la Biblia de Jay Adams. Y, por todos los medios, un esposo que esté en una situación inusual debe someterse a la guía de los líderes de su iglesia, asumiendo que el es parte de una iglesia bíblica que practica la disciplina eclesiástica.

3. Dios quiere que la relación matrimonial sea una relación que perfecciona.

Dios usa todo en nuestras vidas para Sus propósitos de perfeccionamiento (crecimiento) (Romanos 8:28-29; Santiago 1:2-4). Como aprendimos anteriormente, nuestro crecimiento como cristianos hacia la semejanza con Cristo es un proceso de toda la vida, a veces referido como santificación. Porque Dios está tan dispuesto a santificarnos, sabemos que El ciertamente utilizará la relación más importante para nosotros para esto. Como el matrimonio es la relación más cercana, provee el mayor potencial de auto-negación y obediencia a los principios de relación de la Palabra de Dios.

También vimos que al esposo se le ha mandado específicamente en Efesios 5:25-33 a amar a su esposa como Cristo ama a la Iglesia. En este pasaje se nos da una explicación de que conlleva el amor, incluyendo la responsabilidad del esposo de dirigir y cuidar a su esposa espiritualmente. Ciertamente, ese cuidado conlleva el amonestar amorosamente a su esposa cuando sea necesario. Discutiremos más abundantemente la responsabilidad del esposo de dirigir a su esposa espiritualmente y de como debe ayudar a su esposa con su pecado en los capítulos 10 y 15 respectivamente.

Como la esposa no debe dirigir a su esposo espiritualmente (otro liderazgo masculino es necesario), y como ella siempre debe evidenciar una actitud respetuosa y sumisa, entonces debe permitírsele el señalar el pecado de su esposo. Tu esposa es tu hermana en el Señor y tu ayuda. Un esposo ejemplar incentivará a su esposa a respetuosamente reprender su pecado (Proverbios 27:5-6). Aunque tu esposa te reprenda incorrectamente, debes sinceramente considerar y responder a su reprensión, porque Cristo nos enseñó a siempre lidiar con nuestro propio pecado primero (Mateo 7:3-5).

¿Cuál es Tu Intención?

Hasta ahora tu entendimiento del matrimonio debe haber sido ampliado y/o fortalecido. Si hay un claro entendimiento y una sincera adopción de los propósitos de Dios, del nivel de compromiso de Dios, y de las intenciones de Dios para el matrimonio, iras bien en tu camino a convertirte en un esposo ejemplar. ¿Son tus propósitos matrimoniales bíblicos? ¿Está tu compromiso matrimonial en el nivel adecuado? ¿Son tus intenciones matrimoniales las mismas de Dios? Si es así, estarás más capacitado para cumplir tu papel como esposo.

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