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El 17 de mayo, el gobierno informó que repartiría 2,5 millones de cajas de alimentos110. Este anuncio generó debate sobre si era mejor entregar alimentos o dinero en efectivo a las familias más necesitadas.

Obviamente la Red de Alimentos entró en la polémica, no porque quisiera, sino porque empezó a recibir invitaciones de muchos medios de comunicación. De hecho, desde marzo ya había un interés por saber qué es y cómo funciona la Red. Pero ahora la pregunta era otra: ¿plata o cajas?

Sobre esta materia, la opinión de la Red de Alimentos fue que era mejor la entrega de cajas, pero siempre y cuando esta pudiera hacerse en un plazo breve, no más allá de dos semanas. Pero si eso no era posible –lo que era lo más probable debido a que la Red conocía las dificultades que implica conseguir (comprar) los alimentos, armar las cajas y finalmente distribuirlas–, entonces era preferible la transferencia de dinero en efectivo o una combinación de ambas. ¿La razón? Porque la entrega de dinero activa las economías locales de cada barrio y evita que la gente salga de sus casas para trabajar en el mercado informal, reduciendo el riesgo de contagio.

A dos semanas de instalarse la cuarentena en gran parte de la Región Metropolitana, los permisos para las empresas se hicieron más restrictivos, producto de que la autoridad detectó una serie de casos en donde empleadores habían incurrido en engaños para forzar a sus colaboradores a asistir al lugar de trabajo. Por esa razón, la Red de Alimentos se contactó con el Ministerio de Desarrollo Social primero y con el Ministerio del Interior después, para obtener un permiso especial para la Red, ya que ahora la credencial dejó de ser válida y se requería un permiso de la comisaría virtual. Participó en estas gestiones Paulo Larraín –director de la Red de Alimentos–, y finalmente la solicitud derivó hasta el Ministerio del Interior.

El 19 de junio, el subsecretario Juan Francisco Galli firmó la Resolución Exenta Nº3.041 que autorizaba la circulación de las personas que trabajaban en la Red de Alimentos. Esta resolución autoriza las labores propias de la fundación.


Entretanto, la tasa de contagios diarios subía de manera alarmante, al punto que el 19 de mayo, en Chile, esta superó los cuatro mil casos, en contraste con los 415 en promedio que hubo entre el 1 y el 28 de abril. Producto de esta escalada, la autoridad sanitaria había decretado tres días antes (16 de mayo) cuarentena total en el área metropolitana de Santiago y varias comunas aledañas, con la posibilidad para las personas de salir de sus casas solo con permisos obtenidos a través de la comisaría virtual111, aunque al comienzo las sanciones eran bajas y los permisos muy holgados.

Una observación algo desconcertante fue la constatación, por parte de quienes tenían que ir a la bodega en San Bernardo, de que en las comunas de la zona sur de Santiago no se advertía ninguna reducción en la movilidad de las personas. Antes y después de la cuarentena todo estaba igual. Incluso era habitual que –de camino– se viera gente jugando a la pelota.

Durante todos estos meses Calú se mantuvo en contacto estrecho con el Consejo Asesor de la Red de Alimentos –Aníbal Larraín (Watt’s), Benito Baranda (América Solidaria), Hernán Rodríguez (ex CMPC), Anita Holuigue (Grupo Dial), Leo Leiman (Nestlé), Gonzalo Gebara (Walmart), Juan Pablo Guzmán (Abastible), Paola Alvano (Bci)– para estar encima de todos los temas que fueran necesarios. También con Jorge Armstrong (miembro del directorio), quien hizo videos y material para difundir sobre el funcionamiento de la App.

A pesar del temor, la incertidumbre y el exceso de trabajo, quienes trabajan en la Red de Alimentos mantuvieron siempre el espíritu muy en alto, pero hacia fines de junio, ya se advertía el cansancio en los equipos, aunque decían que ya estaban más acostumbrados a este ritmo de trabajo endemoniado.

Un elemento significativo que ayudó a mantener el ánimo fue que tanto Cristián Steffens como Calú trabajaran a la par con el resto de la gerencia.

Calú ha estado preocupado de integrar más gente al equipo, para que el salto de crecimiento que hemos tenido sea bien sólido. Por ello, incorporaron un gerente de marketing y comunicaciones y un gerente de finanzas para apoyar este crecimiento. –Hernán Miranda, gerente de desarrollo de la Red de Alimentos.

Finalmente, después de un mes de cuarentena en la Región Metropolitana, a mediados de junio, las curvas –tanto de contagio como de fallecimientos– comenzaron a descender.

(…) los dos, tres meses de los cuatro que llevamos, trabajamos hasta sábado y domingo, jornada completa. De repente nos hablábamos el domingo a las diez de la noche como si fuera lunes a las tres de la tarde. (…) Todo el equipo que ha estado en teletrabajo ha trabajado súper intenso. Pero ya normalizamos esa situación. Y ahora estamos tratando de volver a una normalidad de horarios. –María Eugenia Torres.

En toda esta historia, una de las cosas que más impresiona es la cantidad de empresarios y personas ligadas al mundo de los negocios que ha estado disponible para colaborar. Por ejemplo, un señor (que pidió dejar su nombre en reserva) llamó a Sandro Solari para decirle que tenía dos toneladas de azúcar para donar, que cómo lo hacía. Sandro llamó a Hernán Miranda y en dos días la Red ya las había distribuido. Y como él, muchos se comunicaron para ponerse a disposición y decían: “cómo te ayudo”, “dónde me meto”, “dame pega”.

(…) tocamos muchas puertas y muchos querían ayudar. Aunque siempre hay algunos que son más duros que una piedra. Pero para qué nos vamos a fijar en eso. Llamamos y pedimos harta plata. Yo me quedé con la sensación de que harta gente nos dijo que sí. Más de la que yo esperaba. –Sandro Solari.

Los (no) olvidados

A diferencia del estallido social de fines de 2019112, los efectos de la cuarentena en el segundo trimestre de 2020 provocaron en el país una crisis económica extremadamente severa, con caídas en el Imacec113 de 14,1% en abril, 15,3% en mayo y 12,4% en junio. Bajas que no se registraban desde la crisis financiera del año 1982.

En estos meses muchas personas quedaron impedidas de ir a sus lugares de trabajo y a muchos negocios se les prohibió operar (restaurantes, gimnasios, bares, discotecas, ferreterías, librerías, peluquerías, etcétera), reduciendo los ingresos de miles de familias. En las zonas periféricas de la ciudad, la falta de recursos motivó un aumento sustancial de las ollas comunes. Por ello, todo el equipo de la Red se articuló en torno a esto y se abocó con fuerza a la operación regular, a la entrega de cajas de alimentos y la entrega de pallets a las organizaciones sociales.

Uno ve poblaciones como Pedro Aguirre Cerda, La Pintana, La Pincoya, San Gregorio, en donde los más abandonados son los adultos mayores y los inmigrantes... La crudeza del abandono de los inmigrantes es impactante. Es demasiado fuerte lo que se ve en la calle. Especialmente en Estación Central, donde el problema migratorio es muy grande. (…) No hay moral cuando hay hambre. No se respetan los códigos sociales. Cuando la gente tiene hambre, tiene hambre. –María José Vergara.

Ante esta crisis –absolutamente nueva en todo el planeta– la Red de Alimentos se vio enfrentada a tres fenómenos: (i) el aumento en la incorporación de nuevas fundaciones114, (ii) el incremento en el número de beneficiarios en las fundaciones que ya operaban con ellos y (iii) la necesidad de apoyar por primera vez a personas en forma particular, es decir, familias, no fundaciones.

Ello porque empezaron a recibir una gran cantidad de correos electrónicos de familias que no estaban ligadas a ninguna organización social, pidiendo ayuda. Se trataba de personas desesperadas, que no tenían para comer, gente que decía “yo no califico para la ayuda estatal porque no estoy en el registro social de hogares, no me ayuda el gobierno, no me ayuda la municipalidad, no me ayuda nadie”.

Es duro darse cuenta del nivel de abandono de los adultos mayores… por sus familias, por sus vecinos. La Red pudo ayudar, pero ¿qué pasará con ellos después? –María José Vergara.

He aquí algunos extractos de esos mensajes de petición de ayuda:

• Recurro a ustedes como último recurso. Mi pareja está sin trabajo por el virus desde abril. Yo trabajo de “colera”115 en la feria como única opción, ya que mi bebé es asperger y crónico respiratorio. Hace tres semanas caí al hospital por una anemia aguda causada principalmente por no comer durante cinco días para dejarles lo que quedaba a mi hijo y a mi pareja. Recién me estoy recuperando, pero todo el esfuerzo que hice para superar esta anemia no vale nada ya que sin duda tendré que volver a estar sin comer para poder darle lo que nos viene quedando a mi hijo. Esperando que acojan mi petición me despido cordialmente de ustedes. Muchas gracias.

• Es primera vez que hago esto, pero no sé qué más hacer. Estoy muy complicada económicamente, necesito ayuda y no sé adónde más recurrir. Estaba trabajando muy bien y mi empresa se adhirió a la nueva ley de protección al empleo y al final nunca ingresaron mi RUT y yo ahora no sé qué hacer. Me encuentro sin nada de dinero y mi refrigerador vacío y ya me estoy desesperando, tengo un hijo de 8 años con discapacidad. Él me pide y no sé qué decirle. Por favor ayúdenme.

• Soy de Filipinas. Vivo en Estación Central. Yo dependo de mi trabajo y todavía es difícil encontrar uno debido al virus de la corona. Por mientras, estoy reciclando basura para comprar las necesidades diarias. Ayúdame con tu buen corazón.

• Me encuentro desesperada y angustiada. Una vecina me prestó Internet y me recomendó que me contactara con ustedes. Vivimos de allegados detrás de la casa de mis suegros en una pieza de 6x3. Debido a lo que está pasando ya no nos quedan alimentos y lo que más me preocupa es la leche de mi hijo. Dios los bendiga.

• Quería ver si es que me pueden considerar con la ayuda, ya que soy mamá soltera de un bebé prematuro extremo y me veo en la obligación de pedir ayuda ya que no puedo trabajar por mi hijo, ya que él tiene muchas patologías y unas de ellas son derrames cerebrales. Ojalá sea seleccionada para esta cajita ya que me serviría de mucho con mi hijo. Muchas gracias y que Dios les bendiga.

• Escribo para recibir ayuda de cualquier tipo, ya que no cuento con ningún tipo de ingreso. Hace tres meses que estoy desempleada, estoy sola con mi hijo de 2 años. He tratado de postularme para ingreso de emergencia y el sistema no me lo permite... Que estén muy bien, muchas gracias.

• Ojalá me puedan ayudar, me desalojaron hace 15 días estoy actualmente donde unos amigos, pero sin poder comprar ningún tipo de alimento ni nada para mi bebé. Cualquier ayuda sería de mucha ayuda. Gracias.

Quizás alguien crea que estos testimonios son inventados. O que quienes los escribieron pudieron haber mentido o exagerado. Pero parece poco probable, ya que es obvio que las solicitudes iban a ser examinadas y las familias visitadas. Entonces ¿para qué mentir?

También se transformó en una prioridad para el equipo conseguir recursos adicionales para comprar alimentos no perecibles. Justo estaban en eso cuando los llamaron de la Fundación Luksic. Ellos habían estado recibiendo pedidos de ayuda desde las localidades aledañas a algunas de las empresas del grupo y no sabían cómo hacer llegar alimentos a esas familias. La Red pasó a ser su “socio estratégico” para distribuirlos de forma directa entre las familias que estaban en el “radar” de la Red. La idea original de la Fundación fue financiar 35.000 cajas… terminaron siendo 46.000.

Quizás fueron los recursos obtenidos o los testimonios recibidos y sus duras realidades las que motivaron a todo el equipo de la Red de Alimentos a hacer un enorme esfuerzo laboral durante el segundo trimestre de 2020 –más allá de cualquier contrato– dando muestra del genuino compromiso por ir en ayuda de quienes más lo necesitan.

Como la Red de Alimentos contaba con los nombres y coordenadas de los jefes de hogar ligados a muchas organizaciones sociales, partieron de ese dato para encuestar a las familias a las cuales les entregarían las cajas. Para eso se montó un contact center de voluntarios y confeccionaron una encuesta. Luego, hicieron los llamados telefónicos a las familias para conocer su situación y así poder jerarquizar las urgencias e incorporarlos como beneficiarios. La encuesta incluía la identificación del jefe de hogar y la caracterización de las familias:

a) Número de miembros del grupo familiar.

b) Nacionalidad del grupo familiar.

c) Actualmente ¿se encuentran con trabajo? (SÍ/NO)

d) ¿Hay algún miembro del grupo familiar que reciba pensión del Estado? (SÍ/NO)

e) ¿Cuántos adultos mayores viven en el hogar?

f) ¿Hay algún enfermo crónico en el hogar? (SÍ/NO)

g) Actualmente ¿alguno de los miembros de su familia requiere de un tratamiento de salud de alto costo o sufre de una enfermedad crítica? Incluye terapias y visitas médicas. Por ejemplo, cáncer, enfermedad autoinmune, parálisis, etc. (SÍ/NO)

h) ¿Cuántos menores de doce años viven en el hogar?

Con la base de datos que se creó con las respuestas, se hizo el perfil de las familias y se priorizó a quiénes se les entregaría primero las cajas. Por último, había que ir a dejarlas a las familias, a sus casas, una por una. Pero ¿cómo iba la Red a hacer eso? Nunca antes habían hecho algo similar; son las fundaciones las que van a la bodega a buscar los alimentos.

Una alternativa era entregarlas a través de organizaciones sociales, pero la duda era: ¿será la mejor opción entregarle mil cajas a una junta de vecinos? Si ya habían tenido que hacer una supervisión estricta a las organizaciones sociales cuando se les entregaban productos no comercializables, ahora, cuando se les repartirían cajas equivalentes a $30.000 cada una, la probabilidad de que no llegaran a los beneficiarios que correspondían era alta. La decisión del directorio, entonces, fue hacer todo el esfuerzo necesario para entregarlas directamente a las familias.

Los primeros repartos de cajas comenzaron a hacerse durante la última semana de mayo con el apoyo de voluntarios, que inicialmente fueron parientes y amigos. Un par de semanas más tarde, Epysa Implementos facilitó una camioneta con chofer y combustible para hacer las entregas. Esta alternativa resultó mucho más eficiente, lo cual llevó a la Red a evaluar la posibilidad de hacer toda la distribución con transportes dedicados, ya que cuando se trata de voluntarios no siempre se puede estar seguros de cuántos van a llegar al día siguiente. La solución –bastante creativa– fue contratar a transportistas escolares, ya que mientras no hubiera clases presenciales estaban disponibles. Así se tuvo certeza sobre las entregas y se les podía exigir resultados.

Un apoyo vital y absolutamente inesperado llegó desde Innobyte, la empresa que desarrolló la App. Cuando se enteraron –por pura casualidad– de que la Red iba a llevar el registro de reparto a mano o en Excel, Innobyte se ofreció a ayudar. Más bien a donar, una aplicación de rastreo. Sí, tal cual, a donar.

Hugo Erazo y Marco Maigret se juntaron con su equipo y acordaron entre todos donar este desarrollo a la Red. Para eso, hablaron con todos sus clientes y les pidieron dejar una semana en pausa sus proyectos para poder dedicarse a este desarrollo. Y sus clientes aceptaron. Esto implicó al equipo completo trabajando a full, Hugo y Marco incluidos.

Gracias al programa para llevar el registro de los repartos y a la decisión de repartir casa por casa en forma directa las cajas con alimentos, hoy la Red sabe con total certeza a quién, cuándo y dónde se entregó cada una de las cajas.

Este periodo fue muy intenso. De hecho, durante tres de las cuatro semanas trabajaron de lunes a sábado para entregar todas las cajas y llegar con la ayuda lo más rápido posible.

Resultado final

En el siguiente gráfico se puede observar el incremento en la entrega de alimentos de la Red en sus diez años de vida y específicamente en 2020 durante la pandemia.


Como se puede ver, la entrega de alimentos y productos de primera necesidad el 2020 –tanto de la operación regular como la de los fondos adicionales recibidos por la crisis generada por el covid-19– superó en 4.478 toneladas lo hecho el año anterior.

De igual modo, la entrega de pañales y productos de higiene personal se elevó en un 57%, pasando de 1,7 millones de unidades en 2019 a 2,7 millones durante 2020.


Estos datos revelan que no solo las empresas de alimentos se sensibilizaron ante la crisis; también lo hicieron aquellas que proveen bienes de primera necesidad, entendiendo que estos también son parte de las necesidades básicas de las familias.

Con todas esas cifras en mente, la tercera semana de julio, la Red presentó a la CPC una completa rendición de cuentas116, con el respaldo de todos los dineros recibidos, todo lo gastado, ítem por ítem y con todos los detalles necesarios, incluso algunos que ni siquiera se les había ocurrido pedir en la CPC.

Calú mandó la rendición de cuentas como ninguna otra fundación. Porque muchas fundaciones no te mandan nada, tú les donas y después no sabes qué pasó, y aquí llegó profesionalmente un registro con todas las facturas, nombres y cantidades de todos los alimentos que se compraron, proveedores, etcétera, o sea, fantástico, realmente da gusto. –Sandro Solari.

Finalmente, la Red complementó el mix nutricional, que distribuye en su operación regular, con la entrega de alimentos menos perecibles como arroz, harina, pastas, aceite, entre otros. Durante los meses más complejos de la pandemia hicieron envíos directos hasta las dependencias de los beneficiarios en todo el país. Esto, financiado con apoyo de donaciones de empresas (Ley de Donaciones Sociales y de Catástrofes) y de particulares.

Dicha labor se hizo a través de la entrega de alimentos a organizaciones sociales socias de la Red, tales como residencias y hogares (para ancianos, niños, migrantes, centros de rehabilitación, de salud, etc.), comedores sociales y ollas comunes, y organizaciones que realizan rutas calle.

Asimismo, se hizo entrega de alimentos a familias de escasos recursos que son beneficiarias de organizaciones sociales socias de la Red y a familias que los contactaron directamente para solicitar ayuda. Además, realizaron un catastro y encuesta social, que permitió priorizarlas: adultos mayores, enfermedades críticas, migrantes y menores de 14 años.

En total, la Red entregó 2.041.046 kilos de alimentos a más de 114 mil beneficiarios de organizaciones sociales:

922.687 kilos financiados con el aporte del Fondo de Emergencia CPC.

245.346 kilos financiados con diversos aportes de empresas y fundaciones.

873.013 kilos donados por empresas (Molineros de Chile, TMLUC, Watt´s, Walmart, Unilever, Nestlé, Soprole, Alimentos 4M, PepsiCo, ICB, Tucapel, Corporación de Agricultores del Sur).


Asimismo, la Red distribuyó 49.911 cajas de alimentación (14,6 kg) a familias entre las regiones de Coquimbo y Los Lagos, beneficiando a 101.513 personas.


En resumen, además de su operación normal, durante 2020 la Red de Alimentos entregó 49.911 cajas propias, 46.000 cajas financiadas por la Fundación Luksic y asesoró a la CPC en la definición de las cajas SiEmpre. En total, la Red promovió directa e indirectamente la entrega de más de 190.000 cajas durante el 2020.








De acuerdo con un estudio de la Global FoodBanking Network117, el hambre se va a duplicar en el mundo producto del covid-19, por lo tanto, las ayudas seguirán siendo necesarias.

A pesar del cambio en la legislación, con la entrada en vigencia de la ley 21.210 (modernización tributaria) no ha habido un gran cambio en las empresas (alimentos u otras). Es decir, las nuevas empresas que se han unido a la Red de Alimentos lo han hecho producto de la pandemia, pero no por el cambio en la ley.

No. Las empresas yo creo que todavía no saben de la ley. Cuando queríamos hacer el barrido con la información de la nueva ley, ya estábamos en plena pandemia y no se justificaba. –Hernán Miranda.

No obstante, lo evidente es que la Red va a quedar con muchos más contactos que los que tenía antes de la pandemia. El gran desafío hacia delante –y sobre lo cual Calú ha insistido mucho– es mantener, y ojalá aumentar, estos contactos en el tiempo.

Esto es extraordinario, no forma parte de nuestra acción normal, pero si podemos continuar, lo haremos. Pero si no hay recursos, no será posible. –María José Vergara.

Para Alejandro Espinosa –socio de KPMG Chile– la Red de Alimentos les soluciona un problema a las empresas que destruían productos, ya que les reduce costos. Y tampoco van a tener que demostrar que destruyeron algo, ahora solo les va a hacer falta el certificado de la entrega gratuita de esos productos a una fundación.

Lo que va a faltar ahora son más bancos de alimentos. –Alejandro Espinosa, socio KPMG.

La pandemia logró abrirle nuevas puertas a la Red de Alimentos. Ahora lo que resta hacer es que esas puertas nunca se cierren.

Ojalá hubiera muchas más fundaciones que se sumen a la Red de Alimentos y que con la App podamos hacer que cualquiera que vaya a botar algún alimento, avise y sea parte de esta red. Ese es un círculo súper positivo. –Sandro Solari.

Otros, en cambio, se imaginan a la Red de Alimentos ampliando su cobertura a nivel país.

¿Dónde estará la Red en diez años más? En todo Chile vía la App. Que en Panguipulli, el supermercado de allá le done alimentos a la fundación de esa zona. Solo necesitamos que las fundaciones estén al tanto con los estándares y protocolos que hay que cumplir. –Jorge Armstrong.

En general, siempre hay otras visiones de hacia dónde deben ir las cosas.

Hoy la Red está muy concentrada en la Región Metropolitana y en la Octava Región. Con la App podremos tener una cadena más nacional. En general, la producción está concentrada en la Región Metropolitana. La ayuda directa de las empresas seguirá teniendo preponderancia aquí. Tenemos que crecer vía supermercados, que no se pierda nada y en las empresas que no están en la Región Metropolitana que también pueden canalizar su ayuda vía la Red. –Hernán Rodríguez W., gerente general de Colbún.

Y no es la única opinión en esta línea:

Yo me los imagino como un centro de distribución como cualquier retailer. Eso deberían ser. Y también me los imagino exportando el modelo. Así como lo importamos en su minuto. De la Red, me gusta la marca, me gusta el logo, vamos a Perú. Yo creo que este modelo es rentable y sustentable. –Diego Nazar.

Curiosamente, quienes están más cerca del negocio de los supermercados, tienen una posición más marcada de cómo podría crecer la Red de Alimentos.

Yo estoy en esto hace muchos años y conozco las grandes fundaciones que hacen un trabajo extraordinario, como la Cruz Roja y tantas más. Pero la forma de llegar a las pequeñas fundaciones como lo hace la Red, esas con veinte, treinta, cuarenta o cien personas (…) es algo muy diferenciador. Entonces para uno como empresa es como tener un programa de Responsabilidad Social sin tener que armarlo, porque la Red ya lo tiene, llega a las bases sin intermediarios, sin burocracia. –Horacio Barbeito, ex CEO Walmart Chile y Argentina.

Otros ven que la Red tiene y tendrá necesidades hacia dentro y que al crecer deberán enfrentar la crisis del crecimiento.

Por ejemplo, hoy nosotros les tenemos doce pallets almacenados porque no tienen capacidad en su cámara. Tienen mucho ambiente seco, poco refrigerado y nada húmedo (congelado). Cuando les donan algo congelado, se lo tenemos que guardar nosotros. (Si crecen) van a enfrentar esos problemas desde el punto de vista operativo. –Diego Nazar.

Y si alguien cree que todo lo que se puede decir sobre el futuro de la Red ya está dicho, se equivoca rotundamente.

Hay que incorporar la Red a las redes sociales. Cuando la gente valore lo que es la Red, las empresas la van a llamar. Ellos querrán ligarse a su logo si este les agrega valor reputacional. La Quena se va a sentar a recibir las llamadas. Pero para eso hay que hacer una campaña. –Valeria Flen, ex CEO de Soprole.

Otros, en tanto, sostienen que a pesar de que la Red de Alimentos ya es grande, debe seguir creciendo por la vía de las donaciones, porque al crecer, van a aumentar sus costos operacionales.

Ya es grande la Red. Me encantaría que este beneficio se multiplique vía la misma Red (u otro). La cosa es que no haya destrucción de productos. En eso se ha avanzado muy bien. La Red misma tiene que seguir capturando más donaciones, más empresas que aporten, que con la ley REP tal vez lo tengan que hacer igual. El sueño de otros bienes más allá de alimentos ya está. –Juan Pablo Guzmán, gerente corporativo de administración y finanzas de Abastible.

En esto de ir más allá de los alimentos y bienes de primera necesidad, Juan Pablo no está solo.

Nuestro horizonte es que sea Red solamente ¿De qué? De lo que sea. Es una invitación a que otros hagan una logística de otras cosas que estamos perdiendo. Si este modelo lo pudiéramos ampliar a otros sectores de la economía sería estupendo. Quemar algo que vence en 30 días más –como los remedios– y que duran más que eso no es inteligente. (…) En el tema de los medicamentos hay cosas que se pueden hacer. –Cristián Steffens.

Y aunque no es usual encontrarse con ellos, hay preclaros. O de pensamiento más holístico, si se quiere.

Estoy seguro de que la Red de Alimentos seguirá creciendo. Y puede hacerlo de muchas formas: llegando a distintos lugares del país, integrando nuevas herramientas para mejorar su gestión, sumando empresas e instituciones. La Red lo tiene todo para crecer. –Leo Leiman, CEO Nestlé Chile.

A pesar de todos los expertos, las visiones, los que trabajan día a día en fundaciones o los proyectos sociales, nunca hay que olvidar el sueño, el sueño grande, el ideal, la meta que nos hará descansar a todos.

Creo que hay que seguir trabajando para que (…) el sueño de que no se pierda ningún alimento en Chile se cumpla. Y con el uso de la tecnología se puede lograr, creo yo. –Sandro Solari.

Pero, sin duda, el más ambicioso de todos los sueños sigue siendo el mismo de ese primer día, en 2003, ese que tuvo Calú durante la cena del Banco de Alimentos de Buenos Aires en La Rural: dar la pelea hasta que ni una sola persona pase hambre en Chile. Y para eso aún hay mucho por hacer:

Es emocionante ver lo logrado en estos diez años con todo el sacrificio que implicó. Nuestra labor sigue y tenemos diversos proyectos para continuar creciendo significativamente en los próximos años. A través de la innovación social y la tecnología queremos seguir avanzando en el rescate de alimentos y productos de primera necesidad. De esta forma, podremos mantenernos ayudando a cientos de miles de personas que hoy, más que nunca, necesitan el apoyo de la Red de Alimentos. Por eso, el compromiso y aporte de las empresas y del sector público es fundamental para lograr un Chile con desperdicio cero y sin hambre. –Carlos Ingham.

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9789561236066
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