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Las zonas de exportación de Colombia atrajeron un amplio espectro de fuerzas políticas. El más prominente de los nuevos líderes nacionales progresistas, surgido a finales de los años veinte, fue Jorge Eliécer Gaitán, un abogado joven, carismático y con criterio independiente del Partido Liberal que hizo su nombre denunciando la masacre de los trabajadores bananeros en diciembre de 1928.120 Gaitán, de piel oscura, hijo de una familia de clase media baja de Bogotá, distinguía la diferencia entre lo que él llamó el país político y el país nacional, para hacer énfasis en la brecha existente entre el mundo excluyente de la política y los ciudadanos comunes y corrientes.121 Fuera de la ciudad natal de Gaitán, los bastiones laborales de Barranquilla y Barranca fueron los dos centros principales de apoyo para el joven líder.122 En los años 1920, el ala de izquierda del Partido Liberal incrementó su alcance al cortejar a organizaciones de trabajadores, incluida la Unión Obrera en Barranca. Muchos campesinos de la zona que habían peleado por el Partido Liberal en la Guerra de los Mil Días también se identificaban con las fuerzas progresistas emergentes. La única visita de Gaitán a Barranca tuvo lugar en julio de 1929, durante una gira de conferencias realizada en su ruta de regreso a Bogotá desde Ciénaga, el sitio donde había ocurrido la masacre de los trabajadores bananeros el año anterior.123 Viendo al caudillo populista por primera vez en Barranca, algunos de los asistentes se conmovieron tanto que saltaron al río para darle la bienvenida al bote que transportaba al líder.124

A medida que la economía de exportación colombiana crecía, a finales de los años veinte, los trabajadores incrementaron sus peticiones a los empleadores y al Estado. A su vez, el Estado demostró su voluntad de usar la fuerza para asegurar las inversiones extranjeras. Las huelgas en los sectores petrolero y bananero fueron emblemáticas de una tendencia creciente. El 27 de julio de 1929, se iniciaron paralelamente rebeliones armadas desde los fortines de izquierda en los departamentos de Tolima y Santander. Los bolcheviques del Líbano (Tolima), San Vicente de Chucurí y Puerto Wilches (Santander) lideraron lo que fue descrito como el primer movimiento de insurrección comunista en la historia de América Latina.125 En Santander, el movimiento se concentró alrededor de La Gómez, una estación de tren que transportaba madera a la ciudad de Puerto Wilches, sobre el río Magdalena, 20 kilómetros al norte de Barranca.126 Muchos de los rebeldes eran hombres jóvenes atraídos al Magdalena Medio de distintas partes del departamento de Santander para desmontar y tender los rieles de la carrilera. Los líderes del movimiento eran descendientes de veteranos de la Guerra de los Mil Días que se veían así mismo como participantes en un esfuerzo histórico para derrocar un Estado oligárquico.127 La rebelión de los bolcheviques, intrépida aunque aislada, fue aplastada rápidamente.128 Unos 200 soldados fueron enviados de Bucaramanga a Barranca para garantizar la protección de la propiedad de la Tropical Oil. En Barranca, los sospechosos de ser simpatizantes de los rebeldes fueron encarcelados. En el cercano Puerto Berrío, detuvieron y encerraron trabajadores a bordo de un buque cañonero.129 En consecuencia, estas zonas de importancia estratégica fueron mantenidas pacificadas.130

Los trabajadores petroleros de Barrancabermeja recibieron con los brazos abiertos una forma de radicalismo popular que incorporó aspectos del comunismo, el liberalismo e incluso del anarcosindicalismo. Este fue el resultado de la manera en que habían sido pobladas las zonas alrededor de Barranca, incorporando migrantes de distintas regiones de Colombia, refugiados de guerras pasadas y movimientos nuevos. Estos “liberales de izquierda, anarquistas, independientes radicales y comunistas” habían sido inspirados por los triunfos de la Revolución mexicana de 1910 y la Revolución bolchevique de 1917.131 La gente que llegó a Barranca en busca de trabajo fue unida por la dureza de sus circunstancias materiales y sus crecientes expectativas, proporcionales a la riqueza que estaba siendo producida por la Tropical Oil. Ellos participaron en formas pioneras de sindicalismo y de organización de movimientos sociales, a pesar de la represión oficial. La severidad de la vida y el trabajo en un enclave petrolero manejado por extranjeros tuvo una voz a través de las organizaciones de los trabajadores y significancia por medio de los rituales de protesta pública. Barranca se convirtió en una ciudad de nuevas tradiciones antihegemónicas, en centro importante de organización radical y en símbolo de resistencia para los trabajadores colombianos.132 Las expresiones populares antiautoritarias, carentes de estructuras sociales y económicas, se mezclaron con el liberalismo, el comunismo y el nacionalismo económico. Las organizaciones de trabajadores lideraron huelgas contra la Tropical Oil, desafiaron al gobierno del Partido Conservador en Bogotá, alteraron el establecimiento del Partido Liberal e impulsaron a reformadores y rebeldes.

El levantamiento comunero de Barrancabermeja

El radicalismo popular en Barranca llegó a su apogeo en 1948 con un levantamiento armado durante el cual las fuerzas antigubernamentales tomaron el control de la ciudad. Organizadas en respuesta al asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril, la Comuna de Barrancabermeja demostró que los barranqueños se identificaban con una cultura de la rebeldía.133 Sobre la base de una historia de militancia laboral a nivel local y sobre la cresta del populismo progresista a nivel nacional, la Comuna de Barrancabermeja expresó la frustración de los barranqueños de distintas clases sociales. Debido a que la ciudad y las zonas aledañas eran áreas de reciente colonización, la migración y la continua interacción entre las comunidades rurales y urbanas transformaron la cultura política de Barranca. Algunos de los líderes de la Comuna de Barrancabermeja llegarían a establecer grupos de guerrilla armados. Así mismo, la agitación por parte de las trabajadoras domésticas señalaría la creación de nuevos canales de participación política. En ciudades y poblaciones de toda Colombia tuvieron lugar levantamientos similares con resultados variados.134 La represión de la Comuna de Barrancabermeja y las medidas adoptadas posteriormente por el gobierno nacional para garantizar el flujo de petróleo dieron como resultado una fuerte disminución de la organización sindical y de movimientos sociales durante la década siguiente. Las aspiraciones de aquellos que participaron en la Comuna tendrían que esperar.

La última huelga grande contra la Tropical Oil Company marcó el punto culminante de una lucha de vieja data por el poder entre la compañía petrolera, el gobierno, los partidos de oposición y el sindicato. La Tropical Oil había estado presionando a Bogotá por una extensión de su control sobre la concesión de Mares desde principios de los años cuarenta. Tanto el sindicato de los trabajadores petroleros, desde hace tiempo conocido como la Unión Sindical Obrera (USO), de orientación nacionalista, como el gobierno nacional se opusieron al plan.135 La Tropical Oil y el gobierno colombiano discrepaban en cuanto a la fecha exacta en que la reversión debería tener lugar. El gobierno argumentaba que los derechos de extracción de la Tropical Oil expirarían en 1949. La Tropical Oil mantenía que la fecha debería ser 1951. El reclamo de la Tropical Oil fue reivindicado eventualmente por la Corte Suprema colombiana en 1944.136 Las apuestas en la disputa eran altas para todas las partes. Para mediados de la década, las actividades de la Tropical Oil en el Magdalena Medio daban cuenta de más del 50 % de la producción total de petróleo en Colombia, y empleaba a más de 5000 personas.137 La Tropical Oil hizo una advertencia: si la nacionalización tenía lugar tal como estaba planteado por el gobierno, Colombia tendría que importar más gasolina. Los representantes de los trabajadores acusaron a la compañía de reducir deliberadamente el flujo de petróleo, en protesta.138 La producción de Barranca disminuyó de 20,5 millones de barriles en 1941 a 12,3 millones de barriles en 1947.139

Durante este período de creciente tensión y cada vez menos producción petrolera, los trabajadores industriales no estuvieron solos en sus peticiones a la Tropical Oil. Tal como lo revelan escritos personales del personal de la Tropical Oil, las empleadas domésticas también actuaron colectivamente en busca de mejorías. El contador canadiense John Edgar Hicks había trabajado en el campamento de la Tropical Oil y vivido en El Centro desde marzo de 1939 hasta marzo de 1941. Después de prestar servicio militar durante la Segunda Guerra Mundial, Hicks regresó a la zona por dos años más. Desempeñándose ahora como pagador, Hicks llegó con su esposa de 27 años, Catherine, y sus dos hijos. Una tercera hija, Virginia, nació en El Centro, el 8 de mayo de 1946. John Hicks era el hijo mayor de una familia educada y afluente de Toronto. Catherine Hicks tenía nacionalidad francesa y era la nieta de Ferdinand de Lesseps, ingeniero y constructor del canal de Suez. En una carta dirigida a sus padres con fecha del 21 de marzo de 1946, John Hicks describe las peticiones presentadas por las trabajadoras domésticas a la Tropical Oil:

Nuestras criadas aquí presentaron la más sorprendente declaración, no una huelga, pero sus 20 puntos van desde un 15 % de aumento. Nosotros le pagamos 20 pesos a la nuestra, por lo cual ella lava toda la ropa de la bebé y otra cantidad de ropa, limpia la casa (gran exageración), prepara las comidas. Una de las diez cláusulas que realmente nos afectó fue la solicitud de cuidado prenatal y posparto. Ya que el 25 % de las criadas son afectadas, puedo entender fácilmente la inclusión de ese tipo de cláusula.140

La tasa de pago para la ayuda doméstica de la familia Hicks sería el equivalente a unos 20 dólares al mes, un salario alto para los estándares colombianos por un trabajo similar, pero menos de la mitad de lo que ganaban los hombres que trabajaban en los campos petroleros y deplorablemente insuficiente para cubrir los altos costos de vida. A manera de ilustración, el alquiler de la propia casa de los Hicks, de propiedad de la Tropical Oil, costaba 20 dólares al mes. En cartas posteriores, John Hicks mismo expresó sentir resentimiento contra las directivas de la compañía por la mala remuneración. En un caso, él describe el problema de comprar regalos de Navidad en una tienda privada en Barranca, donde un rompecabezas para sus hijos costaba casi cinco dólares.141

El preludio a la nacionalización de las operaciones de extracción petrolera de la Tropical Oil estuvo marcado por las relaciones ásperas entre los trabajadores sindicalizados y la compañía. La huelga que comenzó el 3 de noviembre de 1947 incluyó por primera vez una exigencia explícita de que se agilizara el proceso de reversión. En una carta a sus padres, John Hicks describió la huelga a medida que se desarrollaban los acontecimientos, resaltando las cuestiones en juego y el cambio de tono de los trabajadores:

Las peticiones del sindicato (un asunto con mucho sabor rojo) son extremas. Quieren un día de fiesta al mes pagado y un pasaje aéreo a cualquier punto de Colombia, toda clase de aumentos, que el hospital sea nacionalizado y también el comisariato, sin mencionar que quieren hacer despedir a varios miembros del personal. Y para acabar de ajustar, quieren que se les paguen dos tercios del tiempo en que estén en huelga. Los líderes de la huelga son hombres con muy poca educación y poca capacidad de razonamiento, oh, sí, ellos quieren expropiar el campo para el gobierno. Este es un buen chiste, ya que sin personal extranjero, el campo petrolero seguiría operando máximo máximo por un mes… Los hombres dejaron de trabajar el lunes y se unieron a una marcha encabezada por una gran bandera colombiana, todos los distintos departamentos tenían sus propias pancartas, todas sobre un fondo rojo. El tono de la turba fue un poco terrible en comparación con los paros anteriores, cuando la mayoría de los hombres parecían avergonzados y apenados; esta vez, gritaban casi enfurecidos. Aparentemente, la rutina para unirse a la marcha es esperar por ella con su grupo y con la bandera del departamento. Luego se le unen como uno se uniría a una turba, levantando el brazo con la mano derecha empuñada y gritando: “¡Viva la huelga!”, a lo cual los otros en la marcha responden gritando consignas: “¡Viva Colombia! ¡Colombia libre!”.142

Hicks expresó su ansiedad acerca del poder del sindicato. También se mantuvo escéptico con respecto a que el Estado colombiano pudiera manejar el traspaso de manera efectiva. El último día de la huelga, el 17 de noviembre, él escribió otra carta en la que mencionaba: “La compañía está en muy mala posición de negociación, ya que no puede despedir a los trabajadores… dado que el gobierno y la economía colombianos dependen de la continua producción”.143 Unos días después, la Tropical Oil despidió a 107 trabajadores, supuestamente a causa de la reducción de la productividad. El sindicato, apoyado por la federación laboral más importante del país, así como por liberales de la oposición, exigió que la compañía reintegrara a los trabajadores.144

Una huelga prolongada fue organizada desde el 7 de enero hasta el 24 de febrero de 1948. El paro laboral de 49 días se dio en el trasfondo de una ruptura cada vez más profunda entre los progresistas y las fuerzas políticas reaccionarias del país. El presidente conservador, Mariano Ospina Pérez, terminó por presionar a la Tropical Oil a firmar un nuevo acuerdo laboral, pero solo después de haberse aplicado una serie de medidas represivas, que incluyeron el uso de soldados para asegurar las estaciones de bombeo, arrestos masivos y el despido de los líderes de la huelga. Los trabajadores sindicalizados en Bogotá y el Magdalena Medio organizaron manifestaciones y acciones de solidaridad en apoyo a los trabajadores. A mediados de febrero, cuando parecía que la huelga había llegado a un punto muerto, el sindicato estuvo de acuerdo con un arbitraje vinculante. Fiel a sus convicciones, la empresa petrolera estaba descontenta con la intervención del Estado. El presidente Mariano Ospina Pérez fue criticado por los trabajadores por apoyar las acciones antidemocráticas y al mismo tiempo fue alabado por el papel que jugó para asegurar las concesiones de la Tropical Oil. Después de terminar la huelga, Ospina Pérez ordenó la reintegración de 107 trabajadores despedidos.145 A pesar de que la disputa había sido resuelta, los acontecimientos en Barranca habían revelado una profunda fisura en la política colombiana.

Para finales de los años cuarenta, la política de tolerancia mutua entre los líderes liberales y conservadores en Bogotá había llegado a su fin. El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948 dio paso a los mayores disturbios en la historia de América Latina, conocidos por los historiadores como El Bogotazo. Gaitán fue asesinado alrededor de la una de la tarde en la entrada del edificio donde estaba ubicada su oficina en el centro de Bogotá. Una multitud enfurecida se le abalanzó al supuesto asaltante y lo asesinó, antes de que pudiera ser detenido e interrogado. Casi inmediatamente, la capital colombiana fue incendiada. Nadie fue detenido por el asesinato del que se esperaba fuese presidente de Colombia. Sin embargo, la indignación de los gaitanistas fue intensa y ellos acusaron al gobierno conservador. Cientos murieron en Bogotá durante los primeros días y en estallidos similares en otras ciudades en todo el país. Incluso más severa aún fue la reacción violenta contra los simpatizantes de Gaitán. Fuerzas armadas oficiales y paramilitares fueron movilizadas contra los simpatizantes liberales, quienes en respuesta se organizaron. La guerra civil que se desencadenó fue más intensa en las zonas disputadas, donde ninguno de los partidos tenía poder hegemónico. Desde allí, el conflicto abarcó también las zonas fronterizas. La Violencia terminaría cobrando aproximadamente 200 000 vidas entre 1948 y 1958.146 La furia popular por el asesinato de Gaitán llegó a su apogeo en el período inicial. El año 1948, uno de los más violentos en la larga historia de guerra interna de Colombia, se calcula que ocasionó 43 557 muertes violentas.147

El levantamiento por la muerte de Gaitán llamada la Comuna de Barrancabermeja afectó a toda la comunidad de manera mucho más completa que cualquiera de las huelgas anteriores encabezadas por el sindicato.148 Su represión demostró así mismo un consenso bipartidista entre las élites políticas en Bogotá con respecto a la importancia del petróleo. La Comuna fue la primera vez que un movimiento local de base amplia, compuesto por trabajadores petroleros y por otros residentes, aunó fuerzas de manera tan contundente para desafiar la autoridad de la Tropical Oil Company y el gobierno colombiano. Aunque inspirada por el asesinato del líder del Partido Liberal, la Comuna era independiente y se benefició con la cooperación de la mayoría de los lugareños, sin importar su afiliación política. Incluso fuerzas de seguridad locales se unieron a la rebelión, proporcionando las armas necesarias, así como conocimiento y experiencia para organizar rápidamente unidades de milicia. Los rebeldes colocaron barriles de petróleo en la pista del aeropuerto para impedir que aterrizaran los aviones, bloquearon las carreteras y usaron secciones de las tuberías del oleoducto para fabricar cañones con el fin de protegerse de las incursiones del Ejército Nacional.149 Ellos se tomaron el control de la refinería y amenazaron con sabotearla. Los líderes de la Comuna organizaron comités para garantizar la distribución de alimentos y agua, dado que la ciudad fue aislada completamente del mundo exterior. En el análisis final, el levantamiento era insostenible. Para el 19 de abril de 1948, la Comuna fue el último de los levantamientos gaitanistas aún en pie. Los dirigentes nacionales del Partido Liberal, preocupados por el destino de la refinería, ayudaron a intermediar un acuerdo entre la junta revolucionaria y el gobierno nacional. El portavoz de la Comuna de Barrancabermeja negoció una amnistía para ellos y depusieron las armas. Sin embargo, la amnistía fue violada al día siguiente y el Ejército ocupó la ciudad. Los líderes de la Comuna fueron procesados por un tribunal militar, se les sometió a un consejo de guerra verbal y se instauró un alcalde militar.150

En los inicios de La Violencia, el excomandante de la Comuna de Barrancabermeja, Rafael Rangel Gómez, se había fugado al campo para continuar luchando. Rangel era un oficial de la Policía y, al igual que muchos otros oficiales en las áreas controladas por liberales, él respondió a la muerte de Gaitán rebelándose contra el gobierno conservador del presidente Mariano Ospina Pérez.151 Después de pasar varios meses en prisión, Rangel comenzó a organizar una fuerza guerrillera en las montañas cerca de Barranca. El día de las elecciones generales del 27 de noviembre de 1949, Rangel lideró un asalto en la población cercana de San Vicente de Chucurí. Rangel y sus seguidores, muchos de ellos gaitanistas y liberales, mantuvieron una lucha de guerrillas contra la fuerza pública encabezada por los conservadores en todo el departamento de Santander en los años siguientes.152 El comercio a lo largo del río Magdalena fue interrumpido por las guerrillas liberales y conservadoras, así como por bandidos sin alineación política que asaltaban los envíos “a la sombra de Rangel”.153 Los pueblos estratégicos al sur y al norte de Barranca fueron lugares donde se vivió una violencia espcialmente brutal. Entre 1951 y 1952, la zona de Puerto Berrío registró la cifra más alta de muertes violentas en el departamento de Antioquia.

En Barranca misma, el período de La Violencia fue relativamente tranquilo debido a un acuerdo tácito entre las facciones enfrentadas que acordaron mantenerse al margen de la capital petrolera. La fuerte presencia del Ejército y la Policía Nacional también contribuyó a contener los movimientos locales, laborales y sociales. El 31 de mayo de 1948, el presidente Ospina Pérez declaró, en todo el país, el estado de sitio que duraría una década.154 Durante ese período, Barranca estuvo sometida a directivas que prohibían la sindicalización y otras formas de reunión popular, social y política. En 1950, la USO perdió su personería jurídica como parte de una legislación nacional antisindical y no fue restablecida hasta 1961, cuando el Estado asumió el control de la refinería de la Tropical Oil Company. Entretanto, tanto la ciudad de Barranca como el departamento de Santander eran gobernados por oficiales militares.155

La relativa calma que prevaleció en Barrancabermeja durante La Violencia permitió el traspaso pacífico de la concesión de Mares al Estado colombiano en 1951. Barrancabermeja fue la única gran empresa petrolera en América Latina cuyo control fuera entregado al Estado sin tener que recurrir a la expropiación. La Empresa Colombiana de Petróleos (Ecopetrol) fue creada en 1951 como resultado de un proceso de arriba hacia abajo primordialmente. En la ceremonia del 26 de agosto de 1951, a la cual asistieron miles de barranqueños y dignatarios de Bogotá, así como funcionarios de la Standard Oil y la International Petroleum, la concesión de Mares le fue devuelta al Estado colombiano. Ese día, el lenguaje oficial era que se estaba dando “la reversión” de los campos petroleros al control del Estado, con lo cual se resaltó que el petróleo, desde el principio, había sido un asunto del patrimonio nacional. Ese fue el primer paso en un proceso de dos fases de la nacionalización de todas las propiedades de la Tropical Oil en el Magdalena Medio. La Tropical Oil mantuvo un contrato de arrendamiento de diez años de la refinería de Barranca, que llegó a su fin en 1961.156 El anuncio oficial fue recibido con juegos pirotécnicos y vivas a la media noche, seguidos de música y baile hasta el amanecer.

La creación de Ecopetrol puso en evidencia lo que Mary Roldán ha descrito como el surgimiento, a mediados del siglo XX, de un Estado colombiano cada vez más inversionista aunque algo difuso y moralmente débil.157 En su influyente estudio sobre La Violencia en los años cincuenta, el historiador Paul Oquist describe la manera en que ciertas zonas con “coherencia estatal” se mantuvieron impermeables a la lucha, bien sea debido a la hegemonía de un partido político único o a la relativa armonía entre los dos partidos.158 Alberto Flórez-Malagón escribe que la fortaleza y la claridad del sistema de poder en algunas regiones del territorio nacional ayudaron a minimizar la competencia entre las élites y a mantener el orden social.159 La presencia de una gran corporación transnacional en Barranca fomentó la estabilidad, aunque, tal como lo ha demostrado Roldán, la violencia política fue ejercida por rivales liberales y conservadores al otro lado del río frente a Barranca, en el campo petrolero de propiedad de la Shell en Casabe (Antioquia).160 Lo que ayuda explicar el bajo nivel de conflicto en Barranca durante La Violencia fue un consenso entre los líderes de facciones políticas rivales en Bogotá con respecto a su excepcional importancia estratégica. Y mientras los liberales eran ciertamente el más popular de los dos partidos principales en Barranca, la influencia del partido no era hegemónica. Más aún, ahora carecía del líder progresista del Partido Liberal que había dominado en Barranca. El impacto de la violencia fue mucho más directo en zonas del país donde los liberales y conservadores habían competido históricamente por la tierra y los recursos.161

Las diferencias entre los partidos Liberal y Conservador en Colombia, las cuales han enmarcado guerras civiles que datan de principios del siglo XIX, fueron atizadas durante La Violencia. Sin embargo, el antagonismo oficial entre los dos grupos políticos tradicionales ensombreció conflictos regionales y de clase mucho más complejos y profundos. Mientras que La Violencia no fue estrictamente hablando un producto de la Guerra Fría, los resultados del conflicto fueron la antesala de un período de lucha ideológica abierta en las décadas siguientes. La calma que reinaba en Barranca dependía también de la capacidad de que la Tropical Oil Company disciplinara a su fuerza laboral y el gobierno nacional garantizara que los sindicalistas se mantuvieran callados. El inquietante silencio fue indicativo de los problemas latentes encarados por Colombia. Tal como se explora en el siguiente capítulo, el pacto conocido como el Frente Nacional, una solución formal a las diferencias entre los conservadores y los liberales, intentó callar las voces de izquierda, con consecuencias perversas.

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