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El Perfil del Suicidio entre la Policía

Hay que indicar que, si bien los policías son personas que en principio no difieren del resto de los ciudadanos de su población, y por tanto el perfil de los agentes que atentan contra su propia vida no tendría por qué ser diferente al que se observa en dicha población. A pesar de lo anterior cabe destacar que existe una serie de características que confieren al agente de unas peculiaridades en cuanto a sus funciones y desempeños, así como con respecto a la realidad a la que enfrentan que difícilmente se puede encontrar en otras profesiones, lo que va a determinar en muchos casos un perfil “peculiar” en el ámbito del suicido.

Con respecto al perfil sobre el suicidio teniendo en cuenta 446 artículos seleccionados por su relevancia y calidad (Mental Health Commission of Canada, 2018) se puede extraer un perfil sobre el riesgo de sufrir suicidio a nivel mundial indicando que las personas que más se suicidan son hombres, en cambio las mujeres tienen más conductas suicidas, siendo la adolescencia la edad en que se producen más casos. Igualmente suele estar asociado en la población general con variables sociodemográficas como tener más de 40 años, estar divorciado, tener problemas psicosomáticos, vivenciar displacenteramente su realidad, sufrir depresión o altos niveles de ansiedad (Grassi et al., 2018); además de tener más de 85 años, haber sufrido trastornos de la alimentación, esquizofrenia o trastorno bipolar; con historia de abuso de sustancias (Brodsky, Spruch-Feiner, & Stanley, 2018).

En esta misma línea desde la OMS se destaca la importancia de las relaciones de pareja como factor de protección o de estrés psicosocial en el caso de divorcio o separación, encontrándose que las personas incursas en estos procesos de disolución de la convivencia tienen entre 2 a 3 veces más probabilidades de tener ideaciones suicidas, y de 3 a 5 de atentar contra su vida (O.M.S., 2009).

Son diversas las aportaciones teóricas que se han realizado para explicar el fenómeno del suicidio las cuales se pueden agrupar en tres:

a)Perspectiva biologicista, en donde se trata de dar cuenta de una mayor probabilidad de sufrir suicidio si se tiene un familiar allegado que lo ha sufrido, llegando a afirmarse que existen genes que incrementan la posibilidad del suicidio, tal y como se ha observado en una investigación donde se analizaron a 43 familias de Utah (EEUU) las cuales al menos uno de sus miembros se había suicidado en las últimas siete generaciones (Coon et al., 2018). En total se recogieron más de 4.500 muestras de ADN, y analizaron 207 genes diferentes, encontrando una asociación entre el mayor riesgo ante la presencia de variantes en las proteínas SP110, rs181058279; AGBL2, rs76215382; SUCLA2, rs121908538; APH1B, rs745918508

A pesar de lo anterior y tal y como señalan los autores estos genes no explicarían todos los casos del suicidio sino únicamente el 50% de ellos (Pedersen & Fiske, 2010).

b)Perspectiva social, en donde se pone el foco no tanto en el individuo como ente biológico o psicológico si no como reactivo de unas condiciones sociales en las que vive, así se ha asociado el suicidio a la pérdida de valores, inconsistencia de las normas, desorganización social, ruptura de lazos con la sociedad, aspectos que se observan en determinadas agentes de policía que han atentado contra su vida, quien estaba incurso en algún tipo de investigación o había sufrido una sentencia condenatoria o de separación de su puesto de trabajo, con lo que el sentimiento de dicho agente era en relación a que la “sociedad” le había “fallado”, o que no podía “fiarse” de las instituciones a las que hasta ese momento representaba, lo que podría haberle llevado al suicidio (Palacio., 2010).

A destacar un factor fundamental en el ámbito social y del que no se ven afectados es en cuanto a las crisis económicas y las tasas de desempleo, ambos aspectos correlacionados a nivel social con unas mayores tasas de suicidio, pero que, al ser la policía, por lo menos en España, personal funcionario del gobierno central, autonómico o local, es decir, es personal contratado para toda la vida, con su sueldo fijo, independientemente de la coyuntura económica del país, eso hace que ambos factores no incidan.

A pesar de lo anterior los agentes pueden perder su condición y con ello la estabilidad económica anteriormente comentada debido a una serie de supuestos, los cuales en el caso de la Policía Nacional están recogidos en el artículo 5 de la Ley Orgánica 9/2015, de 28 de julio, de Régimen de Personal de la Policía Nacional (Jefatura del Estado, 2015)

a) La jubilación.

b) La renuncia a la condición de funcionario.

c) La pérdida de la nacionalidad española.

d) La sanción disciplinaria de separación del servicio que tuviere carácter firme.

e) La pena principal o accesoria de inhabilitación absoluta o especial para el ejercicio de empleo o cargo público que tuviere carácter firme.

Aspecto, el de separación del servicio, voluntariamente o no, que ha sido asociado a un incremento de las tasas de suicidio (LaMontagne et al., 2018).

c)Perspectiva individual, donde desde la psicología se han desarrollado diversas teorías asociadas al suicidio entre los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad (Violanti, Owens, McCanlies, Fekedulegn, & Andrew, 2019):

–Psicodinámica, la sobreexposición a un ambiente “inadecuado” puede llevar a que sobrepase las barreras psicológicas del agente y que esto le conduzca al suicidio.

–Cognitiva, donde se ha observado cómo los policías muestran una falta de flexibilidad cognitiva en su trabajo, asociado a dificultades en el manejo del estrés continuado, incrementando con ello la ideación suicida.

–Taxonómica, donde existen cuatro factores asociados al suicidio en el ámbito militar (de aplicación a la policía), el formativo, los antecedentes, los precipitantes, y los asociados a los sentimientos de alineación e impotencia.

–Basado en la autopsia psicológica, empleando este método se ha llegado a comprender cómo existen factores sociales previos que afectan a su red de contactos y a su integración con los compañeros.

–Perspectiva de la presión, donde los agentes van a reaccionar de forma desigual a los estresores de su trabajo, pudiéndose ver el suicidio como una “solución” ante dicho sufrimiento.

–Interpersonal, donde se relaciona el estrés laboral, con las exposiciones traumáticas, unido al sentimiento de aislamiento y falta de pertenencia social.

–Interactivo diátesis-estrés, donde el suicidio está relacionado con el estrés y los factores predisponentes personales (Mann, Waternaux, Haas, & Malone, 1999).

Factores de Riesgo

Se consideran factores de riesgo a aquellos en cuya presencia se incrementa las posibilidades de sufrir actos suicidas. Estos pueden ser de tipo cuantitativo o cualitativo, en el primer caso estaríamos hablando de factores que necesitan “acumularse” en el tiempo, o que precisan de una alta intensidad para poder tener esa influencia sobre la conducta suicida; y en el caso de los factores cualitativos se hablaría más de que la mera presencia de ese factor es suficientemente determinante como para “provocar” dicho acto.

Con respecto a los factores que incrementan la probabilidad de sufrir suicidio se destaca (Mental Health Commission of Canada, 2018):

–los antecedentes familiares tanto de casos de suicidio como de trastornos psicológicos.

–los intentos previos de suicidio.

–los pacientes hospitalarios crónicos.

–el abuso de alcohol.

–la reclusión en prisión.

–los cambios estacionales.

–la influencia de los medios de comunicación.

–los factores sociales como el aislamiento o eventos vitales recientes.

–la exposición a la violencia.

–el trabajar en determinadas profesiones como en el campo de la salud, en servicios de emergencia o la policía.

Sobre este último punto con respecto al trabajo que se desempeña otras investigaciones han asociado un mayor índice de suicidio a profesiones como la de granjero, médico, policía o soldado (Tiesman et al., 2015); si bien en la policía se produce un mayor número de suicidios frente a la población general, dentro de los trabajos de riesgo está por detrás de las tasas de suicidio de bomberos, soldados y oficiales de prisión (Milner, Witt, Maheen, & Lamontagne, 2017; Stanley, Hom, & Joiner, 2016).

Por tanto, y atendiendo a la descripción anterior cabría afirmar que los policías van a estar más expuestos a sufrir suicidios por las características propias de su profesión, el aislamiento social que en ocasiones produce, y la exposición casi constante a la violencia.

Únicamente con esos tres factores estaríamos hablando de una población especialmente vulnerable en la que cabría esperarse tasas de suicidio mayores que la población general, a lo que se pueden añadir factores temporales como los estacionales (invierno o verano), los eventos sociales (pérdida de un familiar), el consumo de alcohol, … produciéndose un mayor riesgo de suicidio entre los agentes dado los altos niveles de estrés a los que están sometidos, con desplazamientos geográficos temporales, exposición casi continua a la violencia, sentido de aislamiento social (Mishara & Martin, 2012).

Factores de Personalidad

Lo primero que hay que aclarar es el concepto de persona, cuya etimología (origen del significado de las palabras) hace referencia a las máscaras que utilizaban los griegos, en sus representaciones de teatro; es decir, la persona (máscara) es la imagen con la que nos presentamos ante los demás; sin ser tan estrictos, el término se emplea para designar a un individuo sustancialmente distinto del resto, que pertenece a una determinada especie. Esta persona va a tener una serie de cualidades, además de sus características físicas, como son el peso, la altura, el color de pelo, piel u ojos, entre otros; también va a presentar una forma de sentir y de relacionarse consigo mismo y con los demás, mostrando un estilo de conducta y formas de hacer propias. A este conjunto de estilos de pensar, sentir y actuar, es a lo que se denomina personalidad, en la que se pueden distinguir tres facetas:

–Biológica, que se corresponde tanto a la información genética adquirida por combinación de la de los progenitores (genotipo); como a los caracteres morfológicos, funcionales y bioquímicos que presenta la persona (fenotipo); el primero se correspondería a nuestra carga genética, mientras que el segundo se refiere a cómo se expresa esa genética de una determinada manera.

–Individual, que abarca las necesidades, deseos y anhelos, es decir, es la motivación de la persona, que será lo que la va a conducir a actuar de una determinada manera para conseguir alcanzar sus metas, igualmente tratará de evitar aquello que le resulte poco atractivo o desagradable

–Social, a través de las relaciones interpersonales, aprendemos no sólo a convivir con los demás, sino también a pensar y sentir de una determinada manera. La cultura, el idioma, los usos y costumbres van a ir configurando desde los primeros meses las tendencias de pensar, sentir y comportarse del individuo a lo largo de su vida

Con esto podemos tener una idea aproximada de lo que es la personalidad, como la tendencia a pensar, sentir y actuar de una determinada manera, que va a estar condicionada, por un conjunto de normas que regulan la convivencia, dentro de la sociedad en que se vive, así como por la expresión de una genética trasmitida por nuestros padres, pero ¿cómo se forma la personalidad?

Dos son los principales mecanismos que empleamos para conformar la personalidad a lo largo del tiempo: la experiencia directa, permite a la persona, desde muy pequeño ir probando distintas acciones, y por ensayo y error, aprender aquello que es agradable o desagradable. Lo primero, se convierte en fuente de deseo, generando tendencias hacia su logro; mientras que lo desagradable, se tiende a evitar o incluso huir de ello; y el aprendizaje vicario, también conocido como aprendizaje observacional, por el cual la persona es capaz de aprender las consecuencias de determinadas acciones, viendo los resultados que estas generan en otros, por ejemplo, un bebé es capaz de aprender a no tocar las cosas puntiagudas si ve cómo otra persona se lastima al hacerlo

A través de estos dos mecanismos, vamos a aprender a identificarnos como individuo, distinto del resto, con características propias, como son nuestro cuerpo, nuestra forma de pensar y de actuar. Pero para llegar a este punto han de pasar un tiempo de experiencia y aprendizaje por parte del bebé, tal y como lo demuestra la prueba de la mancha; previamente a la prueba, al pequeño se le ha puesto una mancha (de carmín) en alguna parte de su frente, para con posterioridad colocarle frente a un espejo, para observar su reacción. Si éste trata de tocarse la mancha, se puede concluir que el bebé tiene conciencia de que ese que está viendo en el espejo es él, es decir, es su reflejo; por lo tanto, ya tendría conciencia de sí mismo, como individuo diferente del resto.

Igualmente, con el tiempo, va a ir adquiriendo la conciencia moral, que es aquella que va a regir nuestra conducta a lo largo de la vida, y por la cual, aprendemos qué es lo que está establecido como correcto o incorrecto, dentro de una determinada sociedad. Así, estarán permitidos e incluso fomentados determinados deseos, pensamientos y formas de actuar; mientas otros quedarán prohibidos, perseguidos y castigados

Personalidad que va a estar en la base de cómo sentimos, pensamos y actuamos, y es precisamente en este último aspecto desde donde se trata de explicar algunos comportamientos desajustados e incluso psicopatologías; así una de las mayores dificultades a la hora de tratar a los adictos es cuando existen variables de la personalidad implicadas en el abuso de sustancias; de forma que si alguna de las características de nuestra personalidad favorece el abuso de sustancias vamos a estar más predispuesto para ello, aunque no hay que pensar en ningún tipo de determinismo de la personalidad en el abuso de sustancias, sí va a guiar nuestros pasos hacia aquello que queremos y buscamos.

Son muchas las variables de la personalidad que podrían estar implicadas, en función del modelo teórico que empleemos; pero quizás el narcisismo esté destacando en los últimos años como característica determinante de nuestro comportamiento. El narcisismo es aquella percepción de uno mismo, muy relacionado con la autoimagen y la autoestima, que motiva conductas autocomplacientes. En el extremo se encuentra el narcisismo patológico, que conduce a una distorsión de la realidad, con pensamientos de grandiosidad, fantasías de tener capacidades ilimitadas, sentirse superior a los demás, e incluso perfecto. Donde se observa una escasa moral en aquello que le satisface, no considerando que se equivoca nunca, motivado únicamente por las recompensas y sin ningún remordimiento por lo que hace, pero ¿qué papel juega la personalidad en el abuso de sustancias?

Esto es precisamente lo que se ha tratado de averiguar con una investigación desde el Departamento de Psicología, Universidad de Mohaghegh Ardabili, junto con el Departamento de Psicología, Universidad de Guilan, y el Departamento de Psicología Clínica, Universidad Allameh Tabataba’i, Teherán, (Irán) (Mowlaie, Abolghasemi, & Aghababaei, 2016). En el estudio participaron doscientos alumnos universitarios, de los cuales el 38,5% eran mujeres, con edades comprendidas entre los 18 a 35 años. A todos ellos se les administró un cuestionario estandarizado para evaluar los niveles de narcisismo patológico a través del Pathological Narcissism Inventory (Pincus et al., 2009) ; igualmente se evaluó su nivel de adicción al alcohol y otras drogas a través del Addiction Acknowledgment Scale (Weed, Butcher, McKenna, & Ben-Porath, 1992); además se evaluó el autocontrol mediante el Cognitive Self-Control Scale (Grasmick, Tittle, Bursik, & Arneklev, 1993); y por último se administró las escalas BIS/BAS (Carver & White, 1994) para evaluar la sensibilidad a realizar o inhibir comportamientos en busca de recompensa.

Entre los efectos principales se ha encontrado que el narcisismo patológico y el comportamiento activo se relacionan significativamente con el abuso de sustancias. Mientras que el comportamiento inhibitorio y el autocontrol se relaciona significativamente con la prevención el abuso de alcohol u otras sustancias. Los resultados sobre los efectos combinados muestran que existe una relación significativa positiva entre el narcisismo patológico y el comportamiento activo hacia las drogas, mediado por bajos niveles de autocontrol, dándose también una relación significativa negativa entre el comportamiento inhibitorio y el autocontrol; a pesar de que los autores han tratado de ofrecer un modelo con las relaciones significativas positivas y negativas de estas cuatro variables, este no ha ido acompañado de un modelo teórico que lo sustente.

Aun y con las limitaciones anteriores hay que destacar la complejidad de la conducta de abuso de sustancia, y de cómo están implicadas en ella variables de personalidad, lo que va a dificultar el tratamiento para su desintoxicación. Así el narcisismo patológico va a jugar un papel destacado en el abuso de sustancias, aspecto que se habrá de trabajar si se quiere modificar estas conductas, sabiendo que tratar de cambiar la personalidad conlleva mucho esfuerzo y en la mayoría de los casos pocos resultados.

Tal y como se ha ejemplificado con la investigación anterior, desde el ámbito de la psicología se ha tratado de comprobar si existe algún rasgo de personalidad que “facilite” el que una persona pueda llegar a atentar contra su vida o no; así con respecto a descubrir características de la personalidad determinantes en el caso del suicidio se ha realizado una investigación por parte del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente junto con el Hospital Psiquiátrico Infantil Juan N. Navarro (México) (Camarena, Fresán, & Sarmiento, 2014).

En el estudio participaron 233 personas, de las cuales 49 eran pacientes con intentos de suicidio que tenían diagnosticado trastorno por depresión mayor o distimia, excluyendo del estudio a los que tenían cualquier otra patología a la vez; conformando el resto el grupo control con el que comparar. A todos ellos se les evaluó mediante un cuestionario amplio estandarizado de 240 preguntas denominado Temperament and Character Inventory (Garcia, Lester, Cloninger, & Robert Cloninger, 2017). Según la teoría que sustenta este cuestionario, en el Temperamento existe un componente parcialmente hereditario, mientras que la Personalidad se forma por las experiencias sociales y personales del individuo. Este cuestionario evalúa siete dimensiones, cuatro de Temperamento (Búsqueda de la novedad, Evitación del daño, Dependencia de la recompensa y Persistencia); y tres de Personalidad (Autodirección, Cooperación, y Autotrascendencia).

Los resultados analizados en conjunto informan que los padres e hijos con intentos de suicidio comparten características frente al grupo control. Estas características definitorias son tanto de Temperamento (alta Evitación del daño y baja Persistencia), como de Personalidad (baja Autodirección y Cooperatividad). Algo que comenta el estudio, es que los padres comparten las mismas características de personalidad que llevan al hijo a tener un intento de suicidio. Como el estudio no contempla el análisis de los intentos de suicidio de sus padres, si es que ha habido, no se puede concluir que esos factores sean determinantes, ya que, en unos casos, como en los padres, las mismas características de personalidad no “desembocan” en intentos de suicidio, mientras que en otros sí, como es en los hijos.

Hay que tener en cuenta que entre los “supervivientes” de sus intentos de suicidio, se suelen referir que no intentaban quitarse la vida, si no que era su forma de llamar la atención o quejarse de las circunstancias que vivían. Por eso, en mi opinión se debe de distinguir entre los que lo intentan y los que lo consiguen, pues puede que detrás existan motivaciones totalmente diferentes.

Luego estos resultados del estudio se referirían únicamente a aquellos que lo intentan. A pesar de ello y dado la gravedad del tema que se investiga, cualquier aportación es bien recibida para comprender mejor los motivos, pero sobre todo para tratar de prevenirlo. Por lo que, según esta investigación existen factores de temperamento como de personalidad que son más probables que estén presentes entre pacientes con trastornos de depresión que además cometan intentos de suicidio.

Así una persona con un temperamento con altos niveles de evitación del daño, es decir no aguanta sufrir; y bajos de persistencia en las tareas, es decir, no es constante para lograr sus metas, es más probable que ante la depresión tienda a cometer actos suicidas, ya que serían personas que están sufriendo las consecuencias de la depresión, aspecto que no le agrada, y además no son capaces de encontrar una salida, debido a que requiere de un esfuerzo diario, aspecto en el que suele fallar.

Igualmente tener características de personalidad definidas por bajos niveles de autodirección, es decir tiene poca constancia en la toma de responsabilidad de su propia vida; y bajos de cooperatividad, es decir es una persona competitiva que se involucra poco en aspectos sociales; cuando se dan ambas características ante la depresión, es más probable que tengan intentos de suicidio.

Tal y como sería el caso de alguien que no le gusta tomar decisiones personales, como la de afrontar la depresión para salir de dicha situación; y que tampoco cuenta con una red de apoyo, para que no le vean cómo débil sus compañeros, lo que va a facilitar la realización del acto suicida (Grassi et al., 2018).

399
477,84 ₽
Возрастное ограничение:
0+
Дата выхода на Литрес:
26 января 2021
Объем:
292 стр. 4 иллюстрации
ISBN:
9788835416678
Правообладатель:
Tektime S.r.l.s.
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