promo_banner

Реклама

Читать книгу: «Una madre coraje», страница 2

Шрифт:

- ¿Estamos buscando un empleo en alguna casa, para el cuidado de personas mayores o tal vez, para el cuidado de niños? - ¿lo que tenga usted escondido, (no lo queremos encontrar) porque seguro que otras chicas argentinas ya se lo hayan rechazado? Y esta joven añadió.

- ¿Nosotras queremos trabajar y no nos importa en qué? Y el hombre que ya les había entendido perfectamente con solo entrar en aquel despacho, este les dijo a las dos jóvenes.

- ¿Bueno? Y sacando de uno de los cajones de su mesita un dosier de al menos 10 hojas, les dijo a las jóvenes.

- ¿Aquí tengo pendiente una plaza para el cuidado y la educación de los hijos de un matrimonio de la alta sociedad bonaerense? Y la propia Garbiñe, que era en aquel momento quien se encontraba hablando con el dependiente de la agencia, le dijo.

- ¿Bueno? - ¿por algo se empieza? Y esta joven le preguntó a su amiga.

- ¿Qué tal, llevas eso de la educación de los niños? Y su amiga Martina le dijo - ¿será sin duda para mí, un gran reto? - ¿pero lo voy a probar, para ver cómo me sale? Y la amiga que se encontraba en aquel momento allí delante de los dos, le dijo al dependiente.

- ¿Este trabajo, ya nos va bien? - ¿este se lo quedará mi amiga Martina?

- Y al hombre que aún no le habían dicho cuáles eran los nombres de las dos amigas, este les preguntó.

- ¿Hombre? - ¿este nombre de Martina, debe de ser de algún país extranjero? - ¿aquí en Argentina no se les suele poner ese nombre a las mujeres? Y la joven Garbiñe, le dijo al hombre.

- ¿Si, si? - ¿ella es brasileña y es sin ninguna duda, la mejor amiga que he tenido nunca? - ¿así que ese empleo será para ella? Y esta joven añadió.

- ¿Y ahora quiero otro trabajo para mí? - ¿a ver si por esos cajones, tiene usted algo atrasado o escondido que me pueda ir bien? Y el hombre después de decirle aquello a la joven, este se puso a revolver los cajones que tenía allí delante de su mesa de trabajo, y tras buscar un buen rato, este encontró unos papeles en los que decían.

- ¿Busco joven argentina, para cuidar a personas mayores y con reducida movilidad? Y el hombre le leyó a Garbiñe aquella misiva y esta al escuchar aquello de la boca del dependiente, le dijo.

- ¿Bueno? - ¿si no hay algo que sea más reciente que eso, pues ese trabajo será bienvenido? Y el hombre le preguntó a la joven Garbiñe.

- ¿Qué le parece este trabajo? - ¿todo será cuestión de ponerse en contacto con los señores (que no residen muy lejos de aquí) y a raíz de ahí, comenzar a trabajar con ellos?

- Y aquel mismo día salieron de aquella agencia las dos amigas con un trabajo, cada una de ellas, una para cuidar y educar a 3 niños de una familia adinerada y la otra para acompañar y cuidar a 2 personas mayores con movilidad reducida y con la mentalidad ya preparada de que en aquellas mismas casas ya les facilitaban el alojamiento.

- Así que enseguida que salieron de aquella agencia las dos jóvenes, se marcharon hasta aquella casa que les indicaron en primer lugar, para hablar con los señores mayores y acordar con ellos las condiciones del trabajo y el precio que tenían que percibir por su trabajo, y después de haber quedado con ellos incluso el día de comienzo, las jóvenes seguidamente se marcharon las dos a la otra casa (que distaba de la primera unos 3 kilómetros, pero en la misma calle) y cuando las dos llegaron hasta aquella casa en la que tenían que cuidar a los niños, nada más pulsar el timbre de la puerta de la casa, les salieron a recibir (precisamente aquellos dos niños) de 7 y 10 años (que ya se encontraban bastante grandecitos) para poder dominarlos y cuando los niños vieron a la joven brasileña, que iba a ser la doncella que les tenía que cuidar, los niños se abalanzaron sobre ella, al mismo tiempo que el mayor de ellos dos, decía en voz alta.

- ¿Qué bien? - ¿ya tenemos nueva mamá? Y después de oír aquella exclamación del niño mayor, la joven Martina se quedó bastante sorprendida ante aquel alegre recibimiento de los niños y fue la joven Martina quien le preguntó al niño. ¿qué os pasa niños? - ¿qué no os gusta estar con vuestra mamá? Y el niño mayor, ante aquella pregunta le dijo.

- ¿Es que mi mamá? - ¿siempre nos está riñendo? - ¿es una pesada y no la aguantamos más?

- Y la madre de aquellos niños, que en aquel momento se encontraba en el interior de a casa, estaba oyendo a los niños como le decían aquello a la joven brasileña y cuando la mujer terminó de realizar aquello que tenía entre manos, salió a recibir a la joven Martina y a su amiga, y cuando la mujer vio con el cariño y la atención con que la joven dialogaba con los niños, la mujer les dijo a sus hijos.

- ¿Bueno Carlitos? - ¿te gusta esta señorita para el cuidado y para vuestra educación? Y el niño sin pensárselo mucho, le dijo a su madre.

- ¿Esta señorita me gusta mucho más que tú? - ¿tú nos riñes cada momento y no te queremos? Y la joven Martina que no se podía creer lo que estaba oyendo por parte de los niños, diciendo aquellos comentarios a la mujer desconocida para ellos estando su madre delante, Martina le dijo a la señora.

- ¿Bueno, señora? - ¿dígame si le he parecido bien, para poder encargarme del cuidado y la educación de esas fieras? Y la señora de la casa y madre de los niños, le dijo a la joven.

- ¿En vista de lo bien que has sido recibida por los niños, quedas admitida como doncella y educadora de mis hijos? Y esta mujer añadió.

- ¿Mis hijos son 3? - ¿son estos dos y una niña que ahora se encuentra durmiendo en su cunita? - ¿son los 3 muy simpáticos y cariñosos, ya los irás conociendo?

- Y las dos amigas que aún se encontraban en la puerta de la calle, se preguntaron la una a la otra.

- ¿Cómo lo ves Martina? – ¿vas a poder aguantar con los 3 niños?

- Pero Martina estaba calibrando hablar primero con la madre de los niños, antes de darle a su amiga una certera contestación, para que le dijese primero la señora de la casa, cuál iba a ser su salario mensual por aquel trabajo, y cuando ya entraron todos por el recibidor hasta la sala de estar, Martina vio allí sentado al jefe de la casa, en un gran butacón (que era sin duda el padre de los niños) (porque su cara se le parecía mucho al niño mayor de los dos, aquel que se llamaba Carlitos).

- Y cuando la señora le preguntó al padre de los niños- ¿mira Paulo?

- ¿Qué te parece esta señorita para que se encargue de la educación y el cuidado de los niños?

- Y el esposo que no le quitaba el ojo a la joven Martina, (debido a su juventud y lozanía), y este le dijo a su esposa.

- ¿Por mí, ya se puede quedar desde este mismo momento? - ¿yo a esta joven la veo muy bien? - ¿y seguro que los niños van a estar encantados con ella?

- Y Martina todo aquello que estaba oyendo, a ella le enorgullecía escucharlo de la boca del esposo, pero a Martina lo que más le interesaba en aquel momento, no era que los niños estuviesen o no encantados con ella, sino que a ella le interesaba más, saber cuánto iba a percibir al mes por su trabajo de doncella, pero Martina por algo de vergüenza en tocar aquel tema no lo hacía, y tuvo que ser su amiga Garbiñe quien sin que viniese al hilo de la conversación le dijese a la señora y madre de los 3 niños.

- ¿Y cuantos pesos, va a percibir mi amiga por el cuidado y la educación de esas 3 fieras? Y allí exactamente fue cuando el matrimonio no se ponía de acuerdo, porque la señora quería que el salario fuese el mismo que se pagaba en el país a las doncellas y esta le dijo a Garbiñe.

- ¿El salario mensual de su amiga será el mismo que perciben las doncellas en este país? Y esta añadió.

- ¿Por qué tú, no eres Argentina? - ¿verdad? Y en vez de contestar la joven Martina a aquella pregunta, fue su amiga de nuevo quien le dijo.

- ¿Y eso que tiene de malo que no sea argentina?

- ¿Acaso no es una mujer que sabe muy bien cuál es su trabajo? Y esta joven añadió.

- ¿Le deberían pagar aún más por el simple hecho de ser ella brasileña?

- Y la señora y madre de los niños esta vez se dirigió a la joven Martina y le preguntó.

- ¿Así que eres del Brasil? Y la joven Martina le dijo.

- ¿Si si? - ¿yo soy brasileña? Y entonces fue su amiga quien de nuevo se dirigió a la madre de los niños y esta le dijo.

- ¿Pues por el solo hecho de ser brasileña le deberían pagar el doble? Y esta joven añadió.

- ¿Por qué ella les puede enseñar a sus hijos a hablar en brasileño, y así no tendría que llevarles a aprender el idioma a ninguna escuela extra? - ¿y eso debería estar también pagado?

- Y el esposo que se encontraba sentado en aquel butacón mirando como hablaban las dos jóvenes con su esposa, a este le había gustado mucho aquella joven, el hombre le dijo a su esposa.

- ¿A esta joven se le debe pagar, algo más que a las mujeres argentinas? Y el hombre aún añadió.

- ¿Además esta mujer es joven y muy cariñosa y su acento brasileño seguro que les va a encantar a los niños y van a estar muy a gusto con ella?

- Y este hombre añadió.

- ¿Nunca había tenido la oportunidad de tener en mi casa a una doncella brasileña? Y el hombre estaba pensando en su interior.

- ¿Y a mí, esta señorita también me cae muy bien? Y entonces la esposa para cambiar de conversación le preguntó a su esposo Paulo.

- ¿Entonces, cuanto le digo que le vamos a pagar al mes? Y el esposo sin apenas levantarse de su asiento, le dijo a su mujer.

- ¿A esta señorita se le ha de pagar, lo mismo que se les pague aquí a las doncellas, más una paga extra? Y la señora le preguntó al esposo - ¿y a cuánto asciende (para ti) esa paga extra, y este le dijo a su mujer?

- ¿Depende de lo que ella sepa hacer? - ¿depende de lo que sepa aguantar a los niños en cada momento? Y cómo la amiga se estaba dando cuenta de que el matrimonio no llegaba aponerse de acuerdo en el salario a percibir por su amiga, esta le dijo a la señora.

- ¿Pues teniendo que cuidar a 3 niños y sabiendo que esos 2 niños están encantados con mi amiga Martina y les ha caído muy bien, ustedes le deberían pagar un salario de 4.000 pesos más un plus de peligrosidad de 400 pesos, por la paciencia que va a tener que demostrar para la educación de esas 3 fieras?

- Y a la señora que aquella cifra le parecía excesiva, la mujer estaba pensando.

- ¿Claro? - ¿es que no son solo 2, es que son los 3, lo que pasa es que ahora la niña más pequeña se encuentra durmiendo en su cunita, pero cuando se despierte y comience a llorar y la joven se dé cuento de lo difícil que es hacerla callar?

- ¿Hasta es posible que la joven se eche para atrás? Y la señora le dijo a Garbiñe.

- Bueno joven acepto esas condiciones de pagarle un plus por tener que aguantar a los 3 niños? Y la señora le preguntó a Martina.

- ¿Y cuando quieres comenzar a trabajar? Le preguntó la señora y madre de los niños.

- Y en aquel momento las dos amigas se miraron la una a la otra y en sus miradas se les notaba la satisfacción de que les iba muy bien comenzar ya aquel mismo día y antes de que Martina contestase a aquella pregunta de la señora, fue su amiga Garbiñe de nuevo quien le contestó a la señora.

- ¿Mi amiga podrá comenzar, cuando a usted le venga bien? Y esta joven añadió

- ¿Pero por lo que veo en su casa, seguro que a usted le vendría muy bien que mi amiga comenzase ahora mismo? - ¿pero ahora mismo no va a poder ser, porque mi amiga se va a venir conmigo ahora? Y esta añadió.

- ¿Así que señora, tendrá que ser mañana?

- Y Garbiñe le dijo aquello a la señora, porque primero a ella le interesaba poner todas sus cosas en orden y poder primero anular el pago que ellas ya habían realizado al dueño del hostal, por la reserva de aquella habitación que estaban ocupando hasta aquel día.

- Así que las dos amigas se marcharon de aquella casa, con la promesa ya de que Martina comenzaría a trabajar al día siguiente y las dos amigas se fueron en busca de la maleta de Garbiñe, para llevársela a la casa en donde ésta ya había contratado aquel primer empleo, para acompañar a aquellas dos personas mayores con movilidad reducida, y una vez ya se habían llegado hasta aquella casa la maleta de Garbiñe, se marcharon de nuevo hasta el hostal para llevarse la otra maleta de la joven Martina y esta, tras recoger todas sus pertenencias del hostal, e introducirlas en su maleta, estas jóvenes le dijeron al dueño de aquel hostal.

- ¿Esta será, la última noche que dormiremos aquí? - ¿ya hemos encontrado un trabajo, que al mismo tiempo nos proporciona también el alojamiento para dormir? Y estas dos jóvenes añadieron.

- ¿Le agradecemos enormemente que nos haya facilitado esta habitación durante estos días? - ¿ha sido un placer haber estado en su casa?

- Y al día siguiente las dos jóvenes se marcharon cada una de ellas a sus respectivos trabajos y aunque las casas de aquellos señores en donde ellas iba a desarrollar sus trabajos, se encontraban en la misma calle, en la ciudad de Buenos Aires las calles son tan largas, que pueden llegar a medir hasta 20 kilómetros y aunque no llegaban a estar tan lejos como esos 20 kilómetros, las dos jóvenes lo tenían muy difícil para poder tener entre ellas una comunicación cercana y fluida (como lo tuvieron hasta entonces) y se pasó mucho tiempo sin llegar a poder tener un acercamiento para sus días de permiso de descanso y de diversión.

- Así que cuando Martina apareció al día siguiente por aquella casa de los niños, nada más tocar el timbre de la puerta de la calle, el niño mayor de los dos que se llamaba “Carlitos” enseguida se percató de que a aquella hora no podía ser otra persona que no fuese su cuidadora, la joven Martina y antes de ir el solo a abrir la puerta, este le dijo a su mamá.

- ¿Voy a abrir la puerta a mi segunda mamá? - ¿ella sí que es cariñosa?

- ¿A ella sí que la vamos a obedecer, porque es muy cariñosa y nos gusta mucho su acento? Y el otro niño que le estaba oyendo desde al comedor, le contestó a su hermanito mayor.

- ¿Si sí? - ¿a mí también me gusta mucho esa señorita? Y cuando el niño entraba a la casa con la joven Martina a su lado y llegaron a la sala de estar, se encontraba allí sentado en un butacón todavía el esposo y padre de los niños, que la joven Martina al verle allí sentado en aquel gran butacón sin apenas levantarse para nada, desde su butaca este le dijo a la joven.

- ¿Qué mujer más guapa, ha llegado a esta casa? Y este le preguntó a su hijo mayor.

- ¿Verdad, que esta señorita es mucho más guapa que la mamá? Y antes de que llegase hasta allí la madre de los niños, el hombre que tenía unos 35 años aproximadamente, le dijo a la joven doncella.

- ¿Eres sin duda, la mujer más guapa de las que han entrado jamás en esta casa?

- Y la joven Martina tratando de mantener un poco la ironía ante aquella afirmación del esposo, esta se cayó y no hizo ninguna apreciación, pero sí que le dijo al hombre que continuaba sentado en aquel butacón.

- ¿Y también más guapa que la señora de la casa? Y aquello a la madre de los niños le pareció un grave insulto y un desprecio por parte de la joven Martina, pero claro, aquello era solo una pregunta que hacia la joven Martina al esposo Paulo y la señora en aquel momento se puso de uñas con Martina que no llegó a más, porque el esposo le dijo a la señora.

- ¿Qué solo estábamos haciendo una broma? Y la mujer le dijo al esposo.

- ¿Te prohíbo terminantemente que coquetees con la doncella? Y a la joven, le dijo la señora.

- ¿No puede usted presentarse delante de mi esposo Paulo, vestida con una falda tan corta como la que lleva usted ahora? Y la mujer que estaba ya bastante celosa de Martina, en un arrebato de celos le dijo a Martina.

- ¿Vengase usted conmigo, que quiero que se vista como lo hacen las doncellas en Argentina? - ¿Con falda larga y sin escote? - ¿así dejará usted de provocar a mi esposo?

- Y después de haberse cambiado de ropas la joven Martina ya no parecía la misma y ya la señora con voz algo más pausada, para que su marido no llegase a escucharla, le dijo a Martina.

- ¿Es que mi esposo cuando ve carne joven, se pone como un burro?

- ¿La testosterona se le sube por las nubes y se pone a cien? Y esta mujer añadió.

- ¿Y cuándo se pone así, el hombre puede hacer cualquier disparate? Y la mujer aún añadió.

- ¿Te lo digo por experiencia? ¿ya tuvimos hace algunos meses a otra chica, y mi marido se paraba a decirle cosas graciosas? - ¿y ella se reía y reía sin apenas contestarle para nada? - ¿Pero a mí, no me gusta nada que las doncellas vayan por la casa provocando?

- Y una vez que la joven ya se encontraba vestida con aquella falda larga, que le había facilitado la señora para su trabajo doméstico, esta mujer le dijo.

- ¿Ves? - ¿así es cómo me gustan a mí, que vayan vestidas las doncellas en esta casa? - ¿Así no hay miedo a que provoquen a mi marido? Y la señorita Martina le dijo a la señora.

- ¿A lo mejor usted no le da a su marido lo que él quiere que le den?

- ¿Lo que a él le hace falta? Y la señora al escuchar de boca de la doncella aquellas palabras, esta se enfureció mucho por aquella contestación y le dijo a la doncella.

- ¿Quiero que sepa señorita, que mi marido es muy feliz con su esposa?

- ¿Y no le hace falta nada más, para ser feliz? Y la joven le contestó.

- ¿Entonces, porque tiene usted tantos celos de las doncellas, quizás es porque su esposo no es lo feliz que usted cree que es? Y la joven aún añadió.

- ¿Pero bueno? - ¿sea por lo que sea? - ¿tenemos que dejar este tema y ahora que estamos solas las dos, prefiero que nos centremos en otra cosa?

- ¿Dígame usted? - ¿cuál va a ser la habitación en la que yo tengo que dormir? Y la señora que aún se encontraba refunfuñando por la contestación anterior de la joven, esta mujer le dijo.

- ¿Ah? - ¿es verdad? - ¿aún tengo que decirle cual va a ser su dormitorio? Y la señora añadió

- ¿Vengase usted conmigo, que le voy a decir cuál va a ser su habitación?

- Y mientras las dos mujeres iban subiendo por las escaleras que le llevaban hasta el primer piso, la señora le iba diciendo a la joven.

- ¿Su habitación se encuentra al lado de la habitación de los niños? Y cuando ya llegaron a la habitación de los niños mayores, la mujer le dijo.

- ¿Ve usted? - ¿Esta es la habitación de los niños y esta otra que hay aquí al lado será la suya? Y la señora dueña de la casa añadió.

- ¿La habitación de la doncella se encuentra casi siempre al lado de la habitación de los niños, porque así de esa manera, la chica lo tiene mucho mejor para poder vigilarles, incluso cuando ellos estén durmiendo? Y esta añadió.

- ¿Y s alguno de ellos se despierta y se pone a llorar, pues desde aquí al lado, se oye todo enseguida y no se tiene que andar mucho para llegar a donde ellos están? Y la señora aún añadió.

- ¿Además ahí enfrente encima del armario- taquillón hay una video-cámara que se puede ver todo lo que los niños hacen sin tu presencia con ellos?

- Y tras enseñarle a la joven cuál era su habitación, la madre de los niños no recordó decirle que para ducharse lo tendría que hacer en la habitación de los niños, (que era a donde se encontraba la ducha de los niños y la de las doncellas), y la joven antes de marcharse de aquella habitación, esta le preguntó a la madre de los niños.

- ¿Y dónde tengo yo la ducha? Y su jefa le dijo. - ¿ah es verdad? - ¿se me había pasado en decírselo? - ¿para eso tienes que ir a la habitación de los niños? - ¿qué tampoco la tienes tan lejos? Y la mujer añadió.

- ¿Parece que te hayas quedado sin palabras cuando te he dicho, que la ducha está en la habitación de los niños? Y esta le volvió a preguntar.

- ¿Parece que no te haya hecho mucha gracia, tener que ducharte en la habitación de los niños, por la presencia de ellos? Y la joven Martina le dijo a la señora.

- ¿No no? - ¿no es que no me haga mucha gracia, es qué si tengo que ducharme en la habitación de los niños, estos se pueden despertar mientras yo me esté duchando?

- ¿Y no me gusta despertar a los niños mientras estos duermen plácidamente? Y esta joven añadió.

- ¿Pero? - ¿si no hay otra opción, pues lo haré cómo la señora me lo ordene? Y la joven aquel primer día, al no saber muy bien, cómo tenía que hacer las cosas de los niños, fue la señora quien le iba diciendo en cada momento que era lo que ella tenía que hacer, y cuando ya llegó la noche y los niños se tuvieron que ir a dormir, la señora y madre de los niños les dijo a estos.

- ¿Ahora os marcháis a la cama y la doncella Martina ya os contará un cuento, para que os quedéis dormidos pronto? Y cuando ya era la hora de que los niños se subían hacia su habitación, estos le dijeron a su mamá.

- ¿Y no sube con nosotros la sirvienta? Y su mamá les dijo.

- ¿No me gusta nada que a la nueva chica le llaméis sirvienta?

- ¿Llamarla por su nombre que tiene un nombre muy bonito? - ¿y a ella seguramente también le gustará que la llamemos por su nombre? Y dirigiéndose después a Martina, la señora le preguntó.

- ¿Verdad? - ¿qué te gusta más que te llamen por tu nombre? Y la joven le contestó.

- ¿Pues claro? - ¿para eso me pusieron este nombre, para que la gente me llame por el nombre?

- Y a partir de aquel día, los niños comenzaron a llamarla por el nombre, y cuando ya los niños se encontraban en la cama, uno de ellos el mayor que se llamaba Carlitos le dio a su mamá en voz alta.

- ¿Mamá? - ¿Cuándo va a subir Martina para que nos cuente un cuento? Y la mamá de los niños que se encontraba muy cerca de donde estaba Martina, esta le dijo a la joven.

- ¿Ves? - ¿qué pronto aprenden estos niños a lo que se les ordena?

- ¿Les he dicho que te llamen por tu nombre y enseguida me han obedecido?

- ¿Ahora ya te llaman por tu nombre? - ¿todo es cuestión de enseñarles lo que tienen que hacer? Y esta mujer añadió.

- ¿Los niños son cómo esponjas, absorben todo lo que se dice y todo lo que ven?

- Y la joven Martina al ser ya la hora de subir a dormir, esta se subió hasta la habitación de los niños, y comenzó a contarles un cuento, pero cómo Martina era de origen brasileño, los cuentos que ella se sabía de memoria, eran todos en el idioma brasileño y cuando la joven comenzó a contar el cuento de Blanca Nieves, los niños se quedaron con la boca abierta todo extrañados por el vocabulario de Martina, y era porque ellos en ese idioma no entendían casi nada del cuento, y estaban los dos niños comprobando que aquel cuento que les estaba contando, no se le parecía en nada al que les contaba la anterior doncella y a los niños que aquello les resultaba bastante aburrido, al no entender el cuento antes de que terminase la joven de contar, ellos los niños ya se estaban durmiendo, pero no se durmieron del placer de escuchar el cuento, sino que se quedaron dormidos de aburrimiento y la joven Martina cuando vio que los niños se quedaban dormidos, ésta a su forma de entenderlo, dijo.

- ¿Aleluya? - ¿se han quedado dormidos antes del tiempo que yo pensaba? Y esta joven añadió a su pensamiento.

- ¿Pues ahora, que ya se han quedado dormidos los dos, me voy a ir a darme una ducha, porque ni ayer ni anteayer me pude duchar en ningún sitio?

- Y la joven se marchó hasta su habitación y se puso una bata, para cuando ella saliese de la ducha, poder con aquello abrigarse un poco y se marchó hasta la habitación de los niños, que era donde se encontraba la ducha y al sacarse el batín y al comenzar a correr el agua por las tuberías de la casa, el niño mayor de los dos que era Carlitos se despertó y al ver allí a la doncella duchándose en el baño de su habitación, Carlitos se hizo el dormido y se dedicó a ver todos y cada una de los movimientos de Martina y cada una de las poses que Martina hacia dentro y fuera de la ducha, de la joven y esbelta Martina y cuando ya esta joven se había duchado y se estaba secando todo su remodelado cuerpo, el niño mayor (que estuvo en todo momento viendo el cuerpo de Martina) éste haciéndole ver a Martina de que él estaba dormido, hizo cómo que entonces se despertaba y le dijo a Martina.

- ¿Tu, te duchas todos los días? Y la joven Martina se quedó un momento sin palabras ante aquella pregunta y esta le contestó con otra pregunta.

- ¿Y tú, te duchas todos los días? Y Carlitos le dijo. - ¿yo, hace ya una semana que no me puedo duchar, porque tengo que tener a alguien para que después me seque la espalda, la piel? Y este niño añadió.

- ¿Tu Martina tienes la piel muy suave? - ¿y muy bonita? Y la joven ante aquello, pensó.

- ¿Este niño, seguro que me habrá estado espiando mientras me duchaba? - ¿seguro que se habrá despertado con el sonido del paso del agua por las tuberías y se habrá hecho el dormido, mientras que yo me duchaba? - ¿y me habrá visto todo el cuerpo de arriba abajo? - ¿incluido mis pechos? Y la joven tras pensar ella todo aquello, esta le preguntó al niño.

- ¿Tu mamá, os ducha algún día? Y el niño (que era muy pillo pero que no sabía mentir) le dijo a Martina.

- ¿A nosotros siempre nos ducha la doncella? - ¿no nos gusta que nos duche la mamá? - ¿y eso por qué? Le pregunto Martina al niño, y el niño le dijo.

- ¿Es que mi mamá se pone muy nerviosa mientras nos duchamos y ella y siempre nos riñe? Y la joven le dijo a Carlitos.

- ¿Pues mañana, antes de que os vayáis a la cama por la noche, seré yo quien os lleve primero a la ducha? Y esta añadió.

- ¿Qué te parece Carlitos? Le preguntó la joven, y Carlitos le contestó.

- ¿Pues, me va a gustar mucho más que seas tú quien nos duche, que la mamá? Y a continuación le dijo a Martina.

- ¿Y nos ducharemos juntos los dos? - ¿cómo lo hacía la doncella que se marchó hace ahora dos semanas? Y este niño añadió.

- ¿A mí me gustaba mucho, ducharme cuando se duchaba la otra doncella? - ¿por qué nos rozábamos la piel, cuando nos duchábamos? Y este niño añadió.

- ¿Tenía una piel muy suave y delicada? Y la joven Martina le preguntó.

- ¿Igual que la mía? Y el niño se quedó un buen rato pensando y le dijo.

- ¿Cómo los tiene mi mamá? Y la doncella entonces le preguntó.

- ¿Y tu mamá tiene muchos pelos en las piernas? Y el niño que no sabía mentir, le dijo.

- ¿Igual, igual que la otra doncella, ¿no? - ¿ahora mi mamá no tiene pelos, porque de cuando en cuando, se los afeita con una maquinilla que tiene mi papá en el armario de la ducha?

- Y tras aquella breve, pero intensa conversación entre la doncella y el niño mayor, esta joven se terminó de secar el cuerpo con una gran toalla que ya se había dejado allí colgada cerca de la ducha para ella, y se marchó hasta su habitación, tapada con aquella misma toalla para vestirse posteriormente con sus ropas de dormir y mientras se estaba cambiando de ropas para ponerse a dormir, el niño Carlitos que aún permanecía despierto en su habitación se acercó hasta la puerta de la habitación de Martina y llamó a su puerta, porque no se podía dormir y Martina le contestó.

- ¿Quién es? - ¿qué quieren a esta hora? Pensando que se trataría de la señora de la casa, y cuando Carlitos le contestó - ¿soy yo Carlitos? Y este añadió.

- ¿Es que no me puedo dormir? - ¿por qué no me cuentas un cuento? Y este añadió.

- ¿Pero que no sea de esos de Blanca Nieves, es que ese cuento es solo de niñas?

- ¿Ese ya se lo contarás a mi hermanita cuando crezca un poco más? - ¿a mí, cuéntame uno que sea de niños? - ¿cómo pulgarcito o ese otro….? Y la joven Martina le contestó.

- ¿Y cuál es ese otro? Y Carlitos le contestó - ¿bueno es igual, cualquier cuento que no sea de niñas? - ¿ese de los cerditos? Y Martina le preguntó.

- ¿Cual quieres decir, ese de los 3 cerditos? Y el niño añadió.

- ¿Es que me gusta mucho tu acento brasileño? - ¿sabes? Y la joven le contestó - ¿Mira igual que a tu papá? - ¿a él, también le gusta mucho mi acento brasileño? Y la joven añadió.

- ¿Aunque no sé muy bien si a tu papá, le gusta mi acento brasileño o tal vez sea porque le gusto yo? Y el niño que era muy pícaro le dijo a Martina.

- ¿Pues yo creo que seguro que a mi papá le debes gustar tú? - ¿por qué ayer al medio-día, cuando llego de trabajar en su despacho, me dijo a mí?

- ¿Te has dado cuenta hijo, que guapa es la nueva doncella? - ¿y por eso sé que tú, le debes gustar?

- Y la joven Martina entonces le comenzó a contar el cuento de los cerditos y cuando aún no había contado ni medio cuento, el niño se quedó dormido encima de la cama de la joven Martina, y esta joven solo le tuvo que coger en brazos (pero el niño a su edad pesaba mucho) y Martina se lo llevó hasta la habitación y lo dejó encima de su cama, (mientras que el otro hermano más pequeño permanecía en su cama (aparentemente dormido) y la joven se marchó de nuevo a dormir a su habitación y ya por la mañana cuando llegó la hora de que los niños se levantasen para ir al colegio, se fue Martina a la habitación de los niños y al entrar allí, esta les dijo.

- ¿Cómo han dormido mis niños? Y la joven se los decía en un plan cariñoso, y el más pequeño de los dos que se llamaba Paulito (cómo su padre, pero en diminutivo), este ya se encontraba despierto mientras que su hermano mayor permanecía aún dormido y mientras que la joven le hacía algunas carantoñas a Paulito, el hermano mayor comenzaba entonces a despertarse y la joven le queso hacer a Carlitos la misma pregunta que ante ya le había hecho a Paulito.

- ¿Cómo han pasado la noche mis niños? Y en este caso, el mayor de los dos que aún le costaba incluso abrir los ojos, le dijo a Martina.

- ¿Tengo tanto sueño, que hasta me cuesta abrir los ojos? Y la joven Martina le dijo a Carlitos.

- ¿Es que Carlitos? - ¿no puedes venir a media noche a mi habitación para que yo te cuente un cuento? Y el niño le contestó.

- ¿Pues no me acuerdo de nada? - Y este le preguntó.

- ¿Pero me contaste un cuento o no? - ¿o me vine otra vez a dormir a mi habitación? Y la joven Martina le dijo.

399
627,41 ₽