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El modelo teórico de la micropolítica escolar

En este apartado, después de haber abordado los temas relacionados con la política y las disputas ideológicas que se suscitan en torno a ellos, se hace la conceptualización y la descripción de los componentes que comprende el modelo de la micropolítica, desde la perspectiva de Ball (1989) y otros autores.

Ball (1989) se opone a las lógicas de la teoría organizacional cuando se trata de analizar e interpretar la vida de las escuelas. Propone el enfoque del análisis micropolítico, en el que, según él, está el futuro del análisis organizativo de la escuela. Al igual que Hoyle, a quien cita, invita a conocer el “lado oscuro de la vida organizativa de la vida escolar” (Hoyle, citado por Ball, 1989, p. 21). Al mismo tiempo, Ball (1989) justifica su nueva concepción sobre la teoría de la organización escolar, diciendo que las escuelas son organizativamente más complejas, menos estables y comprensibles que las empresas u organizaciones vistas por la ciencia de la organización. Esta ciencia ve a las organizaciones escolares bajo el principio de la autoridad, de la coherencia de metas, de la neutralidad ideológica, del consenso, de la motivación, de la toma de decisiones y del consentimiento, frente a conceptos opuestos, como se ve bajo la perspectiva de la micropolítica.

La teoría de la micropolítica tuvo su desarrollo a finales de los ochenta pero fue Lannaccone (1975) el primero en introducir este concepto a finales de la década de los 60. Su objeto de estudio es la política en las organizaciones escolares. Se consideran como pioneros de la micropolítica escolar a Ball (1989), Bacharach y Michell (1987), Blase (1987 y 1991) y a Hoyle (1986). A ellos se le suman Anderson (1995), González (1990-94), House (1981), Boyd (1991), Morgan (1990), Santos (2000) y otros.

¿Pero qué es la micropolítica escolar? La respuesta se da inicialmente a través de Ball (1989), porque es el autor a quien se acude regularmente cuando se trata este tema. A sus planteamientos se le suman los de otros autores que lo interpretan. Pero en el ámbito de España hay autores más recientes que se han ocupado de la micropolítica en las organizaciones escolares, entre ellos González (1997,1998, 2003), Santos (1994, 2000), Bardisa (1997) y Bernal (2004), quienes parten de aceptar que en las organizaciones escolares también se realizan actividades políticas, y circulan ideologías e intereses que de una u otra manera pueden crear conflictos escolares, producto de luchas por el poder y las coaliciones. Así, se plantean múltiples relaciones y modelos de micropolítica escolar como alternativas emergentes en el estudio de las organizaciones escolares en el ámbito micro del establecimiento educativo. De esa manera se ha teorizado sobre la micropolítica y su relación con los estilos de liderazgo, con el cambio, con el poder, con los conflictos escolares; todo desde la perspectiva de ver la organización escolar como un ente político y a los actores educativos relevantes como agentes políticos. En el estudio de la micropolítica escolar necesariamente se produce el encuentro con la teoría política que la fundamenta, pero también con otras teorías, entre ellas la teoría crítica, la teoría del poder, las teorías sobre el conflicto y sobre la organización en general.

Hay varias definiciones de micropolítica escolar. Blase (1991), con base en la bibliografía existente en ese tiempo, construyó la siguiente:

La micropolítica se refiere al uso del poder formal e informal por los individuos y los grupos, a fin de alcanzar sus metas en las organizaciones. En gran parte, las acciones políticas resultan de las diferencias percibidas entre los individuos y los grupos, unidas a la motivación por usar el poder para ejercer influencia y/o proteger. Aunque tales acciones están motivadas conscientemente, cualquier acción, consciente o inconscientemente motivada, puede tener una relevancia política en una situación dada. Tanto las acciones cooperativas y conflictivas como los procesos forman parte del dominio de la micropolítica (p. 11).

Hoyle (1986) entiende micropolítica como ese “lado oscuro de la vida organizativa, las estrategias mediante las cuales los individuos y los grupos en contextos organizativos tratan de utilizar sus recursos de autoridad e influencia para promover sus intereses” (p. 2). Esta es una de las definiciones más citadas.

Seguir un modelo micropolítico al hacer el estudio, el análisis y la interpretación de cuánto ocurre en una institución escolar como resultado del comportamiento político de los directivos y los docentes, resulta relativamente novedoso, a pesar de la existencia de suficientes autores que abordan esta temática. En el medio colombiano pocas veces se recurre a este enfoque, a pesar de que la política, según se reconoce tácita o expresamente, está presente en las actuaciones de las personas y de los grupos.

Al respecto, Santos (2000) dice que la escuela es una organización paradójica que, en cuanto a la política, se le puede ver desde la dimensión de la macropolítica (de la organización del sistema escolar general) y desde la perspectiva de la micropolítica en su análisis interno, institucional. “La escuela es una institución aparentemente neutral que esconde una profunda disputa ideológica. No existe neutralidad” (p. 101). El mismo autor sostiene que entre las corrientes explicativas de la organización escolar, está la del modelo micropolítico que hace parte de un conjunto de modelos epistemológicamente multipolares. Entre ellos están los modelos políticos que “Asumen que las organizaciones son escenarios políticos cuyos miembros se comprometen en actividades políticas en defensa de sus intereses” (Santos, 2000, p. 101).

Con Santos (2000) es preciso decir que los modelos políticos en la organización escolar (micropolítica escolar) tienen como características la atención preferencial hacia el comportamiento e intereses de los grupos, más que los de la institución; se presta mayor atención a los intereses particulares y grupales; se asume que los fines de la organización “son inestables y ambiguos” (p. 201), los fines son disputados y motivo de conflicto; el concepto de poder es esencial; “los modelos políticos son particularmente apropiados como caminos para entender la distribución de recursos en las instituciones educativas” (p. 201). Estas son características a tener en cuenta cuando se hace el análisis y la interpretación de objetivos institucionales, de la estructura organizacional, del entorno y del liderazgo educativo.

Santos (2000) también toma como referencia a Ball (1989) y a Hoyle (1986) para decir, entre otras cosas, que este modelo y visión micropolítica comprende conceptos como los siguientes:

•“El poder es un elemento esencial en las organizaciones y no está necesariamente identificado con la autoridad formal. Las estrategias de control se utilizan de forma diversa por parte de individuos y grupos”.

•“La organización no funciona de forma aséptica, sino que está cargada de ideología”.

•“Las organizaciones encierran conflictos subterráneos o explícitos y están lejos de ser lugares apacibles, sin tensiones de ningún tipo”.

•La esencia de la micropolítica, según Hoyle (1986), son las estrategias que se emplean […] La negociación es una de ellas.

•La teoría del intercambio tiene gran relevancia en la visión micropolítica de la organización.

•“Los intereses más que los fines, las coaliciones más que los departamentos, la influencia más que la autoridad, las estrategias más que los procedimientos, son los elementos sustanciales de la micropolítica de las organizaciones” (p. 184).

La micropolítica escolar se puede ver, además, a partir de varios enfoques teóricos: entre ellos desde el paradigma sociocrítico para tener en cuenta la realidad, la experiencia y las vivencias políticas de las personas y los grupos, vistos desde una perspectiva global y dialéctica. Así lo plantea Bernal (citado por Trujillo, 2004):

Subyace la visión de la teoría del conocimiento y de su relación con la realidad y con la práctica […] desde la realidad situacional, social, educativa y práctica de personas implicadas en luchas, intereses, preocupaciones y problemas que forman parte del quehacer de cada día […] Defiende el compromiso del investigador con la transformación de la realidad que investiga desde la perspectiva liberadora, emancipadora de los individuos implicados en ella (p. 44).

Regresemos a Ball (l989) para desarrollar con él los conceptos y presupuestos teóricos de la micropolítica en la escuela. Su libro La micropolítica de la escuela. Hacia una teoría de la organización escolar es el producto de una investigación que tenía por objetivo identificar temas, problemas y categorías conceptuales sobre la micropolítica, y lograr la comprensión teórica y empírica sobre la misma. La realizó en cuatro escuelas comprensivas que tomó como estudio de casos y aplicó entrevistas durante tres años. Los conceptos claves de su “perspectiva micropolítica” (Ball, 1989, p. 8) son siete, como ya se dijo: el poder, la diversidad de metas, la disputa ideológica, el conflicto, los intereses, la actividad política y el control (p. 8).

En la investigación de referencia de este libro, se hizo una mayor descripción sobre los conceptos de poder, porque es el aspecto clave del análisis micropolítico que se pretende, seguido del de control, los intereses y los conflictos, principalmente los que surgen de las disputas ideológicas y políticas, ya que se consideran como potenciadoras de conflictos en las instituciones escolares. Generalmente, la lucha por el poder se manifiesta a través de la lucha por intereses políticos o pedagógicos en la escuela; por la conformación de grupos y coaliciones que se integran para apoyar u oponerse a decisiones de los rectores, directivos y otras instancias estatales; y por la ocurrencia de conflictos, esto es, enfrentamientos por diversos motivos que son comunes en las organizaciones escolares.

Figura 3. Los conceptos claves de la teoría de la micropolítica escolar


Fuente: elaboración propia con base en Ball (1989).

Las ideologías políticas

Las ideologías políticas fundamentan teóricamente la actividad de los partidos políticos, pero también se extienden hacia las organizaciones sociales en general, entre ellas las escolares. Para Ball (1989), la ideología se entiende en las organizaciones escolares en dos perspectivas: “para referirnos a los compromisos educativos de los profesores. Son ideas sobre la práctica en el aula, las relaciones entre el profesor y los alumnos y la enseñanza brindada a estos” (pp. 30-31). El autor recurre a Sharp y Green (1975) para incorporar el concepto de “la ideología de enseñanza” (pp. 68-69) y referirse a estos temas. Sharp y Green (citados por Ball, 1989) precisan lo que comprende la ideología de la enseñanza:

•Creencia e ideas sobre la enseñanza.

•Aspectos cognitivos y valorativos.

•Creencias sobre la motivación y el aprendizaje.

•El carácter de las tareas de los profesores.

•Sobre criterios para evaluar el rendimiento académico de los estudiantes.

•La autoevaluación y la evaluación de desempeño (pp. 68-69).

En Colombia hay manifestaciones ideológicas sobre ideas, creencias y prácticas relacionadas con el sistema escolar en cuanto al liderazgo, la interpretación de normas sobre el currículo, la evaluación del aprendizaje, entre otras.

Un segundo sentido de la ideología, según Ball (1989), es verla como “intereses ideológicos”, y ver las disputas ideológicas como uno de los siete conceptos de la micropolítica escolar que él plantea al teorizar sobre este modelo organizacional (pp. 30-34). Ball (1989) se refiere a la disputa ideológica como integrante del modelo de micropolítica escolar, de esta manera:

Por supuesto, no todas las decisiones tomadas por los directores de las escuelas son ideológicas, pero prácticamente todas las cuestiones relacionadas con la organización y la enseñanza de los alumnos, la estructura del currículum, las relaciones entre profesores y alumnos y las normas de la toma de decisiones en la institución tienen fuertes bases ideológicas (p. 32).

Si consideramos a las organizaciones escolares como entes políticos y a las personas que hacen parte de ellas como actores políticos, entonces las ideologías políticas circulan en el ámbito escolar como ideologías. La ideología está presente en la elaboración y en el proceso de aplicación de políticas estatales sobre la educación, y en la toma de decisiones de carácter administrativo y académico-pedagógico por parte de los directivos. Así, por ejemplo, los docentes ven con buenos ojos que sus directivos no se apeguen al poder formal que le dan las normas y prefieren el tipo de liderazgo que emana de la influencia de las organizaciones informales que operan en la organización escolar. Tales discrepancias pueden originar conflictos escolares cuando no hay suficiente acuerdo entre concepciones sobre estos asuntos. Los docentes idealizan un tipo de liderazgo basado en la influencia y no en la autoridad formal de los directivos.

Es tal la relevancia que se le da a las ideologías en las organizaciones escolares que se llega a plantear, entre sus posibles modelos organizativos, el modelo de crítica ideológica bajo la perspectiva de las teorías sociocríticas (Sabirón, 1999). En el ámbito escolar, y en cuanto a lo pertinente en la investigación de referencia, las ideologías son necesarias al hacer el análisis político y de la micropolítica. Docentes y directivos tienen su propias ideologías políticas, religiosas, creencias sobre lo que debe ser ideal en el gobierno escolar, por ejemplo, en los estilos de liderazgo directivo y en las ideas sobre la autoridad, la justicia, la autonomía y la libertad en la gestión escolar y en el desarrollo curricular. Izquierda y derecha son conceptos que circulan en el ámbito escolar y en el contexto nacional.

La organización sindical Fecode (Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación), en sus comunicados y en actos masivos de protesta, categoriza al gobierno como neoliberal porque, según este organismo, se avanza hacia la privatización de la educación. Entonces, son posiciones ideológicas y políticas que impulsan el acceso al poder en la organización escolar. “Concientizar sobre el respeto a la autoridad aun cuando existan ideologías distintas” es lo que sugiere uno de los docentes entrevistado: “Democratizar más la escuela en todo sentido”.

Trujillo (2004), por su parte, dice que la realidad educativa “no puede ser comprendida al margen de las condiciones ideológicas, económicas, políticas e históricas que la conforman”. También es pertinente traer de Santos Guerra (2000) su idea de que la escuela es una organización contradictoria porque es aparentemente neutral, aunque “esconde una profunda disputa ideológica. [Es decir,] No existe neutralidad” (p. 101). Esto último es lo que se corrobora a través de la observación y la experiencia en las instituciones escolares.

El poder en las organizaciones escolares

Siendo que ya se ha dicho sobre actividades políticas y disputas ideológicas que ocurren en el ámbito de las organizaciones escolares, en este apartado se trata lo relacionado con el poder y específicamente con la lucha por el poder que ocurre en el ámbito escolar. En las organizaciones escolares, cuando se hace referencia al poder, el concepto se asocia con la autoridad formal y con el derecho del directivo (rector o coordinador) de quien se espera que sea quien mande, quien toma las decisiones básicas. Su poder emana de las normas que establecen las funciones de los directivos. El rector se ubica en la cúspide de los organigramas tradicionales: de él se espera el deber de la obediencia.

Sobre el poder hay suficientes teorías y relación de sus fuentes. Bardisa (1997) es una de las investigadoras que ha abordado el tema del poder en la escuela y dice al respecto:

Los estudios políticos de la organización adoptan como núcleo de su indagación el uso del poder… Desde la perspectiva política, el poder procede de las alianzas dominantes más que de la autoridad formal. Desde el punto de vista académico, se sigue definiendo el poder como un sistema de autoridad vertical, jerárquico, basado en los roles formales de la organización. El poder es entendido como la habilidad para lograr un objetivo, incluso venciendo la resistencia de otros, o la habilidad para lograr los resultados deseados donde existe incertidumbre o disenso sobre una opción (p. 11).

Desde luego que es Foucault (1988) a quien se recurre cuando se trata de tipificar el poder, principalmente en su obra Vigilar y Castigar (1975), donde establece la categoría del poder disciplinario. Al transferirlo al caso colombiano, este es aplicable en las instituciones escolares a los estudiantes a través del llamado Manual de Convivencia que establece las sanciones disciplinarias, y en los docentes el Código Disciplinario Único.

Foucault (citado por Márquez, 2007), sobre el poder y las técnicas disciplinarias, dice que:

el poder disciplinario tiene como función principal enderezar las conductas, separar, analizar, diferenciar, es decir, la disciplina fabrica individuos, es un poder de ejercicios menores si se compara con los rituales majestuosos de la soberanía o con los grandes aparatos del Estado (p. 11).

A Foucault se le considera como el autor de las teorías sobre la microfísica del poder, la del acto del discurso, la teoría del biopoder, y la teoría del poder al establecer las relaciones entre saber y poder. No hizo teorizaciones específicas sobre aspectos de la educación, sin embargo, varias de su autoría son apropiadas para el análisis y comprensión de fenómenos educativos relacionados con la micropolítica escolar que son objeto de estudio en la presente investigación.

Ball (1994), al interpretar la teoría del poder y las relaciones de saber y poder planteadas por Foucault, dice que el filósofo francés aportó el método genealógico, que su modelo de análisis es susceptible de ser aplicado en las instituciones educativas. Por eso, aunque hizo aportes a la teorización sobre el poder en general, igualmente es aplicable en el estudio de cuanto ocurre en las organizaciones escolares. Dice además que “Michel Foucault, como es bien sabido, nunca dedicó a la educación un trabajo sistemático y acabado, pero se refiere a pedagogías, sistemas educativos, dispositivos de examen, etc.” (Ball, 1994, p. 14). Estas interpretaciones del británico sobre los planteamientos del francés, los hace en el libro Foucault y la educación. Disciplina y saber.

“El término poder designa los relacionamientos entre compañeros […] Es también necesario distinguir las relaciones de poder de los relacionamientos comunicacionales” (Ball, 1988, p. 9), define Foucault en El sujeto y el poder (ver figura 4). Al estudiar las formas de poder, habrá que estudiar las formas de resistencia. Esta es una recomendación suya al hacer un listado de oposiciones al poder que son luchas. Foucault dice además que “en oposición a los efectos del poder, ligados al conocimiento, a la competencia, la calificación, luchan contra los privilegios del conocimiento” (Foucault, 1988, p. 6).

Figura 4. M. Foucault (1965-1975) El sujeto y el poder


Fuente: elaboración propia con base en Foucault (1982).

A partir de Foucault y de las interpretaciones que hacen varios autores, las ideas o planteamientos del filósofo francés sobre el poder se pueden resumir así: el poder es saber, no hay saber sin poder; crea verdad, la verdad está subordinada al poder, tiene la capacidad de imponer su verdad al grupo; el poder usa la razón, involucra a todas las personas; existen varios tipos de poder.

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