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Читать книгу: «Retrato de la Lozana Andaluza», страница 10

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MAMOTRETO XXXIX

Cómo la señora Terencia vido pasar á la Lozana y la manda llamar.

Terencia. Ves allí la Lozana que va de priesa, Migallejo, va, asómate y llámala.

Migallejo. ¿Señora Lozana? ¿ah, señora Lozana? mi señora le ruega que se llegue aquí.

Loz. ¿Quién es la señora?

Migall. La del capitan.

Loz. ¿Aquí se ha pasado su merced? yo huelgo con tal vecina; las manos, señora Terencia.

Ter. Las vuestras vea yo en la picota, y á vos encorozada sin proceso, que ya sin pecado lo merece, mas para su vejez se le guarda; miralda cuál viene, que parece corralario de putas y xarahoz de necios, díle que suba.

Migall. Sobí, señora.

Loz. Ay qué cansada que vengo, y sin provecho, señora, ¿cómo está vuestra merced?

Ter. A la fe, señora Lozana, enojada, que no me salen mis cosas como yo querria, dí á hilar, y hame costado los ojos de la cara porque el capitan no lo sienta, y agora no tengo trama.

Loz. Señora, no os maravilleis, que cada tela quiere trama, el otro dia no quisistes oir lo que yo os decia, que de allí sacárades trama.

Ter. Callá, que sale el capitan.

Capitan. ¿Qué es, señora?

Loz. Señor, servir á vuestra merced.

Cap. ¿Qué mundo corre?

Loz. Señor, bueno, sino que todo vale caro, que compran los pobres y venden los ricos, duelos tienen las repúblicas cuando son los señores mercadantes y los ricos revenden. Este poco de culantro seco me cuesta un bayoque.

Cap. Hi, hi, hi, comprándolo vos cada dia se sube, mas decíme qué mercado hay agora de putas.

Loz. Bueno, que no hay hambre dellas, mas todas son míseras, y cada una quiere avanzar para el cielo, señor, no quiero más putas, que harta estó dellas, si me quisieren en mi casa estaré, como hacia Galazo, que á puente Sixto moraba, y allí le iban á buscar las putas, para que las aconchase, y si él tenía buena mano, yo la tengo mejor, y él era hombre y mujer, que tenía dos naturas, la de hombre como muleto, y la de mujer como de vaca, dicen que usaba la una, la otra no sé, salvo que lo conocí que hacia este oficio de aconchar, al cual yo le sabré dar la manera mejor, porque tengo más conversacion que no cuantas han sido en esta tierra.

Cap. Dexá eso; decíme cómo os va, que muncha más conversacion tiene el Zopin que no vos, que cada dia lo veo con vestidos nuevos y con libreas, y siempre va medrado, no sé lo que hace, que toda su conversacion es á Torre sanguína.

Loz. Señor, maravíllome de vuestra merced, quererme igualar con el Zopin, que es fiscal de putas, y barrachel de regantío y rufian magro, y el año pasado le dieron un treinton como á puta, no pensé que vuestra merced me tenía en esta posesion, yo puedo ir con mi cara descubierta por todo, que no hice jamas vileza, ni alcagüetería ni mensaje á persona vil; á caballeros y á putas de reputacion, con mi honra procuré de interponer palabras, y amansar iras, y reconciliar las partes, y hacer paces y quitar rencores, examinando partes, quitar martelos viejos, haciendo mi persona albardon por comer pan, y esto se dirá de mí, si alguno me querrá poner en fábula: muncho supo la Lozana, más que no demostraba.

Cap. Señora Lozana, ¿cuántos años puede ser una mujer puta?

Loz. Dende doce años hasta cuarenta.

Cap. ¿Veinte y ocho años?

Loz. Señor, sí, hartarse hasta reventar, y perdonadme, señora Terencia.

MAMOTRETO XL

Cómo yendo su camino encuentra con tres mujeres, y despues con dos hombres que la conocen de luengo tiempo.

Loz. ¿Para qué es tanto ataparse? que ya veo que no pudo el baño hacer más que primero habia, salvo lavar lo limpio, y encender color donde no fué menester arrebol.

Griega. Hi, hi, hi; vuestra casa buscamos, y si no os encontrábamos perdiamos tiempo, que imos á cená á una viña, y si no pasamos por vuestra mano, no valemos nada, porque tenemos de ser miradas, y van otras dos venecianas, y es menester que vos, señora Lozana, pongais en nosotras todo vuestro saber, y pagaos; ansí mismo vaya vuestro criado con nosotras, y verná cargado de todo cuanto en el banquete se diere, y avisaldo que se sepa ayudar, porque cuando venga traiga qué rozar.

Loz. Señoras mias, en fuerte tiempo me tomais, que en toda mi casa no hay cuatrin ni maravedí, ni cosa aparejada para serviros, mas por vuestro amor, y por comenzar á aviar la gente á casa, yo iré y buscaré las cosas necesarias para de presto serviros, mi criado irá, más por haceros placer que por lo que puede traer, y vosotras miráme bien por él, y no querria que hiciese quistion con ninguno, porque tiene la mano pesada, y el remedio es que cuando se enciende como berraco, quien se halla allí más presto le ponga la mano en el cerro, y luégo amansa, y torna como un manso; veislo viene. Anade, anda, ¿qué cosa? ¿qué cosa? ¿en qué están las alcavalas? como se vé vestido, que parece dominguillo de higueral, no estima el resto; volveos, andá derecho, ansí relumbre la luna en el rollo como este mi novio, andá á casa, y tenémela limpia, y guardá no rompais vos esa librea, colgadla; señoras, id á mi casa, que allí moro junto al rio, pasada la via Asinaria más abaxo, yo voy aquí á una especiería por ciertas cosas para vuestro servicio, aunque sepa dexar una prenda.

Griega. Señora Lozana, tomá, no dexeis prenda, que despues contarémos, caminá.

Loz. ¡Ay pecadora de mí! ¿quién son éstos? aquí me ternán dos horas, ya los conozco, ¡oxalá me muriera cuando ellos me conocieron! ¡beata la muerte cuando viene despues de bien vivir! Andar, siempre oí decir que en las adversidades se conocen las personas fuertes; ¿qué tengo de hacer? haré cara, y mostraré que tengo ánimo para saberme valer en el tiempo adverso.

Giraldo. Señora Lozana, ¿cómo esta vuestra merced? no ménos poderosa ni hermosa os conocí siempre, y si entónces, mejor agora os suplicamos nos tengais por hermanos, y muy aparejados para vuestro servicio.

Loz. Señores, ¿cuándo dexé yo de ser presta para servir esas caras honradas? que agora y en todo tiempo tuvieron merecimiento para ser de mí muy honrados, y no solamente agora que estoy en mi libertad, mas siendo sujeta no me faltaba inclinacion para serles muy aficionada, bien que yo y mi casa seamos pobres, al ménos aparejada siempre para lo que sus mercedes me quisieren mandar.

Gir. Señora, servir.

Loz. Señores, beso las manos de vuestras mercedes mill veces, y suplícoles que se sirvan de mi pobreza, pues saben que soy toda suya. Por vida del Rey, que no me la vayan penar al otro mundo los puercos, que les he hecho mill honras cuando estábamos en Damiata y en Túnez de Berbería, y agora con palabras prestadas me han pagado, Dios les dé el mal año, quisiera yo, pese al diablo, que metieran la mano á la bolsa por cualque docena de ducados, como hacia yo en aquel tiempo, y si no los tenía se los hacia dar á mi señor Diomedes, y á sus criados los hacia vestir, y agora á mala pena me conocen, porque sembré en porcuna, bien me decia Diomedes, guárdate, que éstos á quien tú haces bien te han de hacer mal. Mirá qué canes reñegados, villanos secretos, capotes de terciopelo, por estos tales se debia decir, si te ví no me acuerdo, quien sirve á munchos no sirve á ninguno.

MAMOTRETO XLI

Aquí comienza la tercera parte del retrato, y serán más graciosas cosas que lo pasado. Cómo tornó á casa y afeitó con lo que traia las sobredichas, y cómo se fueron, y su criado con ellas, y quedó sola, y contaba todo lo que habia menester para su trato, que queria comenzar, y de aquí adelante le darémos fin.

Loz. Agora que me arremangué á poner trato en mi casa, vale todo caro, andar, pase por agora por contentar estas putas, que despues yo sabré lo que tengo de hacer.

Griega. Mirámela cuál viene que le nazcan barbas, narices de medalla.

Loz. Parece mi casa atalaya de putas; más puse del mio que no me distes.

Julia. Sus, á mí primero, señora Lozana.

Loz. Andá, no cureis, que eso hace primero para esto que á la postre, vení acá vos, Gaitero, id con ellas y mirá que es convite de catalanes, una vez en vida y otra en muerte, apañá lo que pudiéredes, que licencia tenés plomada destas señoras putas, que sus copos lo pagarán todo, garveá y traer á casa cara y no palos, caminá delante, id cantando.

Ramp.

 
¿Qué dirán que guardo,
Malogrado,
Qué dirán que guardo?
 

Loz. Bueno, por mi vida, bueno como almotacen de mi tierra, aquí me quedo sola, deseo tenía de venir á mi casa, que, como dicen, mi casa y mi hogar cien ducados val, ya no quiero andar tras el rabo de putas. Hasta agora no he perdido nada, de aquí adelante quiero que ellas me busquen, no quiero que de mí se diga puta de todo trance alcatara á la fin, yo quiero de aquí adelante mirar por mi honra, que, como dicen, á los audaces la fortuna les ayuda, primeramente yo tengo buena mano ligera para quitar cejas, y sélo hacer mejor que yo me pienso, y tengo aquí esta casa al paso, y tengo este hombre que mira por mi casa, y me escalienta, y me da dentro con buen ánimo, y no se sabe sino que sea mi mozo, y nunca me demanda celos, y es como un siervo ligero, asimismo tengo mucha plática con quien yo tengo de usar este oficio, yo soy querida y amada de cuantas cortesanas favoridas hay, yo só conocida así en Roma como en el vulgo y fuera de Roma de munchos á quien yo he favorecido, y me traerán presentes de fuera, que terné mi casa abastecida, y si amuestro favor á villanos vernán sus mujeres, y porque las enseñe cómo se han de hacer bellas me traerán paxitas de higos y otras mill cosas como la tionlesa por el cuatrin del sublimato que le vendí, y como le prometí que otra vez le daria otra cosa mejor, porque secretamente se afeitase, pensó que hurtaba bogas, y envióme olivas y muchas manzanas y granadas que de Baena no podian ser mejores; pues si una villana me conoce, ¿qué haré cuando todas me tomen en plática? que mi casa será colmena, y tambien si yo asiento en mi casa no me faltarán muchos que yo tengo ya domados, y mitirillo por encarnazar, y será más á mi honra y á mi provecho, que no tomo sabor en casa de otrie, y si quisiere comer en mi casa, será á costa de otrie y sabráme mejor. Que no verná hombre aquí que no saque dél cuando de la leña, otro el carbon y otro el vino, y otro el pan, y otro la carne, y ansí de mano en mano sacaré la expesa, que no se sentirá, y esto riendo y burlando, que cada uno será contento de dar para estas cosas, porque no parece que sean nada cuando el hombre demanda un bayoque para peras, y como les sea poquedad sacar un bayoque, sacarán un julio y un carlin, y por ruin se tiene quien saca un groso. Ansí que si yo quiero saber vivir, es menester que muestre no querer tanto cuanto me dan, y ellos no querrán tomar el demas, y ansí se quedará todo en casa; otros vernán que traerán el seso en la punta del caramillo, y con éstos se ganará más, porque no tienen tiento hasta variar su pasion, y demandándoles darán cuanto tienen, y vernán otros que, con el amor que tienen, no comen, y hacelles hé comprar de comer, y pagar lo comprado, y hacelles hé que coste, y comeré yo y mi criado, y así se castigan los necios, y vernán otros que no serán Salomones, y afrentallos luégo en dos ó tres julios para cartas, y vernán otros novicios que agora vuelan, á estos tales no demandalles nada, sino fingir que si ellos tuviesen que yo no pasaria necesidad, y darme han fin á las bragas, y cuanto más si los alabo de valientes y que son amados de la tal, y que no vinieron á tiempo, y que el enamorado ha de ser gastador como el tal, y no mísero como el tal, y alabarlos que tienen gran cosa, que es esto para muchachos hacelles reyes, y á todos mirar de qué grado y condicion son, y en qué los puedo yo coger, y á qué se extiende su facultad, y ansí sacaré provecho y pagamiento, si no en dineros, en otras cosas, como de pajes rapiña, y de hijos de mercaderes robayna, y ansí daré á todos melecina; yo sé que si me dispongo á no tener empacho, y vo por la calle con mi cestillo, y llevo en él todos los aparejos que se requieren para aconchar, que no me faltará la merced del señor, y si soy vergonzosa seré pobre, y como dicen, mejor es tener que no demandar, así que si tengo de hacer este oficio, quiero que se diga que no fué otra que mejor lo hiciese que yo. ¿Qué vale á ninguno lo que sabe si no lo procura saber y hacer mejor que otrie? ejemplo gratia, si uno no es buen jugador, ¿no pierde? ¿si es ladron bueno, sábese guardar que no lo tomen? ha de poner el hombre en lo que hace gran diligencia, y poca vergüenza y rota conciencia para salir con su empresa al corrillo de la gente.

MAMOTRETO XLII

Cómo estando la Lozana sola diciendo qué le convenia hacer para tratar y platicar en esta tierra sin servir á nadie, entró el Auctor callando, y disputaron los dos, y dice él:

Auctor. Si está en casa la Lozana quiero vella y demandalla un poco de algalia para mi huéspeda, que está sorda. En casa está, dame con quien habla, voto á mí que debe de estar enojada con cualque puta, y agora todo lo que dice será nada, que despues serán amigas ántes que sea noche, porque ni ella sin ellas, ni ellas sin ella no pueden vivir, sabello tengo; que cualque cosa no le han querido dar, y por esto son todas estas braverías ó braveaduras. ¿Quién mató la Leona? ¿quién la mató? matóla vuestro yerno, marido de vuestra hija, así será esta quistion, su criado habrá muerto cualque raton, y pensará que sea leona; otra cosa es, agora lo entiendo, ¿qué dice de sueños? tambien sabe de agüeros, y no sé qué otra cosa dixo de urracas y de tordos que saben hablar y que ella sabria vivir; el Perseo he oido, ¡oh pese á san con la puta astuta! y no le bastaba Ovidio, sino Perseo, quiero sobir, que no es de perder, sino de gozar, de sus desparates, y quiero atar bien la bolsa ántes que suba, que tiene mala boca, y siempre mira allí, creo que sus ojos se hicieron de bolsa ajena, aunque yo siempre oí decir que los ojos de las mujeres se hicieron de la bragueta del hombre, porque siempre miran allí, y ésta á la bolsa, de manera que para con ella no basta un ñudo en la bolsa y dos gordos en la boca, porque huele los dineros donde están. Señora Lozana, ¿tiene algo de bueno á que me convide? que vengo cansado, y parecióme que no hacia mi deber si no entraba á veros, que, como vos sabeis, os quiero yo muncho por ser de hácia mi tierra; bien sabeis que los dias pasados me hicistes pagar unas calzas á la Maya, y no queria yo aquello, sino cualque viuda que me hiciese un hijo y pagalla bien, y vos que no perdiésedes nada en avisarme de cosa limpia sobre todo, y harémos un depósito que cualquier mujer se contente, y vos primero.

Loz. Señor, á todo hay remedio sino á la muerte, asentaos, y harémos colacion con esto que ha traido mi criado, y despues hablarémos. Va por vino, ¿qué dices? ¡oh buen grado haya tu agüelo! ¿y de dos julios no tienes cuatrin? pues busca, que yo no tengo sino dos cuatrines.

Auctor. Dexá estar; toma, cambia, y trae lo que has de traer.

Loz. Por mi vida, no le deis nada, que él buscará, desa manera no le faltará á él qué jugar, caminá pues, vení presto; sabeis, señor, que he pensado, que quizá Dios os ha traido hoy por aquí, á mí me ha venido mi camisa, y quiero ir esta tarde al estufa, y como venga, que peguemos con ello, y yo soy desta complision, que como yo quiero, luégo encaxo, y mirá, llegar y pegar todo será uno, y bástame á mí que lo hagais criar vos, que no quiero otro depósito, y sea mañana, y veníos acá, y comerémos un medio cabrito, que sé yo hacer apedreado.

Auctor. Hi, hi; veis, viene el vino in quo est luxuria.

Loz. Dame á beber, y da el resto del ducado á su dueño.

Ramp. ¿Qué resto? veislo ahí, todo es guarnacha y malvasía de Candía, que cuesta dos julios el bocal, ¿y quereis resto?

Loz. Mirá el borracho, y por fuerza habeis vos de traer guarnacha, traxerades corso ó griego, y no expendieras tanto.

Auctor. Andá, hermano, qué bien hicistes traer siempre de lo mejor, toma, tráeme un poco de papel y tinta, que quiero notar aquí una cosa que se me recordó agora.

Loz. Mirá, mancebo, sea ese julio como el ducado, hacé de las vuestras; señor, si él mete á jugar no torna acá hoy, que yo lo conozco.

Auctor. ¿En qué pasais tiempo, mi señora?

Loz. Cuando vino vuestra merced estaba diciendo el modo que tengo de tener para vivir, que quien veza á los papagayos á hablar, me vezará á mí á ganar. Yo sé ensalmar, y encomendar y santiguar, cuando alguno está ahojado, que una vieja me vezó, que era saludadera y buena como yo, sé quitar ahitos, sé para lombrices, sé encantar la terciana, sé remedio para las cuartanas y para el mal de la madre, sé cortar frenillos de bobos y no bobos, sé hacer que no duelan los riñones y sanar las renes, y sé medicar la natura de la mujer y la del hombre, sé sanar la sordera y sé ensolver sueños, sé conocer en la frente la phisionomía, y la chiromancía en la mano, y prenosticar.

Auctor. Señora Lozana, á todo quiero callar, mas á esto de los sueños ni mirar en abusiones no lo quiero comportar, y pues sois mujer de ingenio, notá que el hombre cuando duerme sin cuidado, y bien cubierto y harto el estómago, nunca sueña, y al contrario, asimismo, cuando duerme el hombre sobre el lado del corazon, sueña cosas de gran tormento, y cuando despierta y se halla que no cayó de tan alto como soñaba, está muy contento, y si mirais en ello, veréis que sea verdad; y otras veces sueña el hombre que comia ó dormia con la tal persona, que há gran tiempo que no la vido, y otro dia verála ó hablarán de ella, y piensa que aquello sea lo que soñó, y son los humos del estómago, que fueron á la cabeza, y por eso conforman los otros sentidos con la memoria; ansí que, como dicen los maestros que vezan los niños en las materias, muchas veces acaece quel muchacho sueña dineros, y á la mañana se le ensuelven en azotes; tambien decís que hay aojados, esto quiero que os quiteis de la fantasía, porque no hay ojo malo, y si me decis cómo yo ví una mujer que dixo á un niño que su madre criaba muy lindo, y dixo la otra, ¡ay qué lindo hijo y qué gordico! y al hora el niño no alzó cabeza, esto no era mal ojo, mas mala lengua, y dañada intencion y venenosa malicia, como sierpe que trae el veneno en los dientes, que si dixera, ¡Dios sea loado que lo crió! no le pudiera empecer; y si me decís cómo aquella mujer lo pudo empecer con tan dulce palabra, digo que la culebra con la lengua hace caricias, y da el veneno con la cola y con los dientes, y notá, habeis de saber que todas vosotras, por la mayor parte, sois más prestas al mal y á la envidia que no al bien, y si la malicia no reinase más en unas que en otras, no conoceriamos nosotros el remedio que es signarnos con el signo de la † contra la malicia y dañada intencion de aquéllas, digo, que lícitamente se podrian decir miembros del diablo; á lo que de los agüeros y de las suertes decís, digo que si tal vos mirais, que haceis mal, vos y quien tal cree, y para esto notá que munchos de los agüeros en que miran, por la mayor parte son alimañas ó aves que vuelan, á esto digo que es suciedad creer que una criatura criada tenga poder de hacer lo que puede hacer su Criador, que tú que viste aquel animal que se desperezó, y has miedo, mira que si quieres, en virtud de su Criador, le mandarás que reviente y reventará, y por esto tú debes creer en el tu Criador, que es Omnipotente, y da la potencia y la virtud, y no á su criatura; ansí que, señora, la † sana con el romero, no el romero sin la †, que ninguna criatura os puede empecer, tanto cuanto la † os puede defender y ayudar, por tanto os ruego me digais vuestra intencion.

Loz. Cuanto vos me habeis dicho es santo y bueno, mas mirá bien mi respuesta, y es que para ganar de comer tengo de decir que sé muncho más que no sé, y afirmar la mentira con ingenio, por sacar la verdad, ¿pensais vos que si yo digo á una mujer un sueño, que no le saco primero cuanto tiene en el buche? y digo luégo cualque cosa, que veo yo que allí tiene ella ojo, y tal vuelta el anima apasionada no se acuerda de sí misma, y yo dígole lo que ella otra vez ha dicho, y como ve que yo acierto en una cosa, piensa que todo es ansí, que de otra manera no ganaria nada. Mirá el prenóstico que hice cuando murió el emperador Maximiliano, que decian quién sería emperador, dixe, yo oí aquel loco que pasaba diciendo: oliva despaña, despaña, despaña, que más de un año turó, que otra cosa no decian sino despaña, despaña. Y agora que há un año que parece que no se dice otro sino carne, carne, carne salata, yo digo que gran carnecería se ha de hacer en Roma.

Auctor. Señora Lozana, ya me quiero ir, y estó siempre á vuestro servicio, y digo que es verdad un dicho que munchas veces leí, que, quidquid agunt homines, intentio salvat omnes, donde se ve claro que vuestra intencion es buscar la vida en diversas maneras, de tal modo, que otro cria las gallinas y vos comeis los pollos sin prejudicio ni sin fatiga. Felice Lozana, que no habria putas si no hubiese rufianas que las inxiriesen á las buenas con las malas.

Возрастное ограничение:
12+
Дата выхода на Литрес:
11 августа 2017
Объем:
230 стр. 1 иллюстрация
Правообладатель:
Public Domain

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