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En busca del «buen humor»

Desde Hipócrates y hasta mediados del siglo XIX, dominó entre los médicos un concepto humoral sobre el origen de las enfermedades.

Se llama «humor» a los fluidos orgánicos de nuestro organismo. Antiguamente se consideraba que existía una serie de humores, tales como la sangre, las· flemas, la bilis amarilla, la bilis negra y la linfa. Hoy sabemos que aquellos conceptos y nombres son inadecuados. Según la teoría humoral, las enfermedades surgían por un desequilibrio o alteración de los humores. De ahí viene justamente la expresión de tener mal humor indicativa de indisposición, alteración o enfermedad, y que luego, con el paso del tiempo se ha limitado al estado de ánimo.


El germen de trigo es un suplemento dietético clásico, rico en hierro, potasio, zinc y vitamina B2.

A pesar de que ya se creía superada, la teoría humoral ha vuelto a cobrar importancia gracias a las investigaciones del fisiólogo austriaco Pischinger (1899-1983) sobre el llamado «Sistema básico de regulación», que no es otro que el medio intersticial, donde se producen los primeros desequilibrios o alteraciones antes de que afecten a las células y órganos. Vale la pena tenerlo en cuenta en estos momentos en los que se investiga cómo diagnosticar las enfermedades mucho antes de que se declaren.


La sangre y la linfa en el organismo.

Líquido intersticial

En este medio domina la presencia de un líquido llamado intersticial o extracelular (nuestro «mar» interior), repartido por casi todo el organismo, actuando como vía de tránsito entre los vasos sanguíneos de menor calibre (capilares), vasos linfáticos y las células del cuerpo. La calidad, fluidez o buen estado de este líquido interno (humor) es fundamental para la salud y vitalidad de las células que baña o contacta.


Las frutas poseen una destacable acción diurética y depurativa.

Toda reacción de tipo vascular, neural, endocrina o inmunológica depende de la función mediadora primaria de este sistema básico de regulación, que actúa también como tejido de cohesión, intercomunicación y depósito de residuos.

Un sistema básico de regulación

Pischinger aportó unas bases teóricas y científicas sobre la estructura y las importantes funciones de este sistema básico de regulación (medio intersticial). Gracias a sus trabajos, hoy vuelve a tener sentido una nueva teoría humoral, adaptada a los nuevos conocimientos.

Desde siempre se han utilizado métodos depurativos para derivar o liberar los «malos humores» del organismo, sea a través de las vías naturales de eliminación, con purgas, vómitos y lavativas o con métodos indirectos a través de la piel, sangrías, ventosas y vesicantes. El médico Bernard Aschner (1883-1960) ocupa un lugar destacado en el conocimiento y la puesta en práctica de estos métodos tradicionales. Aschner comenzó a interesarse en antiguas terapias injustamente olvidadas, cuando pudo comprobar en numerosos pacientes que la aplicación de los métodos naturistas clásicos –dieta sana, terapias manuales, hidroterapia, etc.–, junto con los tradicionales procedentes de la medicina humoral se conseguían excelentes resultados en muchos enfermos, incluso los casos donde el tratamiento convencional había fracasado.

Vivir détox.
Las vías naturales de eliminación del organismo

La medicina naturista siempre ha destacado la importancia del buen funcionamiento de las grandes vías de eliminación (desintoxicación) de nuestro cuerpo. Para disfrutar de la salud conviene prestar atención a lo que comemos, pero también al buen funcionamiento de las vías de eliminación del organismo.

Microbiota intestinal

Si comparamos nuestro organismo con el de una planta, el intestino humano ejerce una función parecida a la de las raíces de los vegetales, en el sentido de que en ellas también se produce la absorción de los alimentos.

El interior del intestino (mucosa intestinal) alcanza una superficie enorme debido a la infinidad de pliegues y vellosidades intestinales que posee. En esta gran superficie (300-400 m2), no sólo se producen los fenómenos de absorción de alimentos, sino que también tiene lugar cierta eliminación de residuos metabólicos procedentes del organismo.

Recordemos que la mucosa de nuestro intestino alberga una enorme cantidad de gérmenes vivos de gran importancia para nuestra salud. Para mantener en buen estado la vía intestinal y ayudarla en su función eliminadora, hemos de seguir ante todo unos hábitos dietéticos saludables, como hemos visto en el capítulo anterior. Conviene prestar atención tanto al tipo de comida como a la forma de comer (masticando bien sin estrés ni preocupaciones, y evitando beber en las comidas), como iremos viendo también a lo largo del libro.

Una alimentación inadecuada y mal digerida favorece la aparición de procesos de fermentación y putrefacción en el intestino, aparte de perjudicar a la flora simbiótica intestinal, lo que merma el buen funcionamiento del intestino.

Actividad intestinal. Las heces

Otra cuestión de suma importancia es que la defecación sea lo más regular y fisiológica posible, con unas heces de consistencia y volumen adecuados. La permanencia prolongada de heces en el intestino dificulta la eliminación de residuos metabólicos procedentes de otras partes del cuerpo.

Por eso hay que evitar el estreñimiento crónico, sin recurrir a los laxantes que acaban por irritar la mucosa intestinal. Entre los alimentos ricos en fibra vegetal tenemos sobre todo las frutas, y también las hortalizas y verduras, las legumbres y los cereales integrales.

Los principales suplementos dietéticos ricos en fibra y mucílago que encontraremos con facilidad son el salvado de trigo y las semillas de lino.

Lavativas o enemas

Una lavativa es otra de las formas más adecuadas de facilitar la eliminación de residuos. Recordad que una de las normas de higiene fundamental para el desarrollo de una buena salud es disfrutar de un intestino sano, como nos han insistido todos los grandes médicos a lo largo de la historia de la medicina naturista. Un mal funcionamiento intestinal interfiere en la mayoría de los procesos curativos.


La introducción de agua –fría o templada– por vía rectal en nuestro intestino para facilitar la evacuación ya formaba parte de las culturas populares más ancestrales de la humanidad. El papiro de Ebers, de 3.000 años de antigüedad, es el primer documento que menciona la higiene intestinal.

Hasta hace muy pocos años, la aplicación de lavativas era habitual en todos los hogares. Esta medida terapéutica, tan sencilla como económica, de larga experiencia y probada eficacia, debería recuperarse y convertirse en un elemento indispensable en cualquier botiquín familiar.

Las lavativas están indicadas especialmente en los casos de:

• Estreñimiento crónico y agudo.

• En las enfermedades que cursan con fiebre (antitérmico natural).

• Para limpiar el intestino.


Aplicación de enema o lavativa. Arriba, lavativa en forma de pera.


Elementos para aplicaciones de hidroterapia.

Es conveniente utilizar agua templada, a la que añadiremos una cucharadita de sal marina. Sin embargo es habitual utilizar también una decocción de tomillo y manzanilla por su acción antiséptica y antiespasmódica respectivamente. Cuando el agua con sal esté hirviendo, se le añaden las plantas medicinales, se apaga el fuego y se deja reposar tapado durante quince minutos. Filtrar y enfriar hasta una temperatura agradable tocando el agua con el dorso de la mano. Debe tenerse especial cuidado en que la temperatura no sea superior a la temperatura corporal. Si se utilizan para bajar la fiebre, el agua puede estar a unos 30ºC.

Las celebridades de Hollywood han puesto de moda unos innecesarios enemas con café; elegiremos los tradicionales.

Llenar el irrigador con un litro (en los niños la cantidad será más pequeña) y colocarlo a una altura por encima de la que el paciente está tumbado. Para purgar el tubo de aire basta con dejar el tubo colgando, abrir la llave y cerrarla cuando empiece a salir líquido.

Colocamos al paciente tumbado sobre su lado derecho con las piernas recogidas en cuclillas. Se recomienda colocar una toalla grande debajo del paciente para evitar que las sábanas se mojen o manchen al retirar el tubo. Introducimos la cánula en el ano (previamente engrasada con vaselina o aceite). Abrimos la llave de paso y dejamos que el líquido baje despacio.

Podemos graduar la presión de entrada del líquido en el intestino, subiendo o bajando el irrigador. Una vez puesta la lavativa, el paciente deberá retener su contenido el máximo de tiempo posible (unos diez minutos) antes de evacuar. Puede realizarse en dos tiempos: introduciendo primero la mitad del contenido del irrigador. Procuraremos retenerlo de cinco a diez minutos hasta evacuar y repetiremos la operación con la otra mitad.

En caso de fiebre, la temperatura del agua será de entre 25 y 30ºC. Se puede repetir la aplicación de tres a cinco veces hasta que la fiebre descienda.

Las lavativas no son sólo para los que sufren estreñimiento o procesos febriles, sino que puede y debería aplicarse de forma preventiva a todas aquellas personas que, aunque gocen de buena salud, quieran conservarla. Sólo están contraindicadas en los primeros meses de gestación y sobre todo no aplicar nunca en caso de dolor abdominal.

EL AYUNO TERAPÉUTICO

Las curas de ayuno terapéutico a base de zumos de fruta y verduras, caldo vegetal, o sólo agua o infusiones (es decir, sin alimentos sólidos) son una excelente ocasión para que el organismo se libere de las grasas y residuos metabólicos que haya podido acumular en exceso.

La inmensa mayoría de personas de nuestro entorno social y geográfico disponen de suficientes reservas plásticas y energéticas para soportar muy bien unos días de ayuno. Ayunar no significa pasar hambre; esta sensación desaparece una vez que nuestro organismo adapta su metabolismo a la nueva situación. Y es terapéutico porque si se realiza de forma correcta ejerce un efecto muy beneficioso sobre el organismo, logrando unos resultados extraordinarios para la salud.

¿Cómo iniciar un ayuno?

El día antes seguiremos una dieta estrictamente vegetariana. El primer día conviene tomar un laxante salino (sulfato magnésico).

Durante los días de ayuno es muy importante que el organismo reciba una gran cantidad de líquido, así como de vitaminas, minerales y oligoelementos. Esto se consigue tomando zumos de fruta o de hortalizas, caldo vegetal, agua mineral e infusiones de plantas medicinales. Todo ello en abundancia, para favorecer la eliminación renal y evitar la concentración en la orina.

Otro recurso muy popular son los ayunos con sirope de savia y jugo de limón, que siguen un protocolo algo diferente (ver pág. 213).


El ayuno, uno de los recursos terapéuticos más espectaculares de la medicina naturista.

En las curas de ayuno terapéutico, aparte de tomar sólo líquidos, conviene activar la eliminación por las diferentes vías del organismo.

Cuando dejamos de comer unos pocos días, nuestro aparato digestivo «descansa» y el intestino puede concentrarse mejor en su función eliminadora. Se recomienda la aplicación de un enema cada dos días.

Ayunar es un recurso terapéutico muy eficaz y potente. La práctica del ayuno debe hacerse bajo control médico cuando se trata de personas inexpertas, o bien si son ayunos de larga duración. En España existen clínicas especializadas en ayuno.

Cada vez son más las personas que siguen las curas depurativas de primavera (con fresas y fresones) y de otoño (con uva). Tienen una finalidad bastante parecida a la de las curas de ayuno. Los interesados tenéis dos buenos libros que os guiarán para hacer un ayuno, y también uno sobre las curas de uvas y de frutas (ver pág. 213).

LA VÍA URINARIA. LOS RIÑONES

Nuestros riñones filtran cada día unos 1.500 litros de sangre, es decir, unas trescientas veces la cantidad de sangre que posee una persona adulta. Por procesos de filtración y reabsorción tubular, termina produciéndose alrededor de un litro y medio de orina al día. Esta orina contiene una amplia gama de residuos del metabolismo corporal, así como sustancias tóxicas que han podido penetrar en nuestro organismo a través de los alimentos que tomamos, el agua que bebemos o el aire que respiramos, una vez que el hígado ha tratado de neutralizarlas.

Entre ellas hay que considerar algunos productos químicos que forman parte de numerosos medicamentos. Las personas con un cierto grado de insuficiencia renal deberían poner especial atención en leer los prospectos que acompañan a los medicamentos y plantearse seriamente con el médico la conveniencia de tomarlos.

La acción depuradora de los riñones depende, en parte, del aporte de líquido que les llegue. Por eso es importante tomar abundante cantidad de líquidos (mejor, fuera de las comidas). La sensación de sed suele regular la cantidad de aporte líquido que necesita nuestro cuerpo, aunque sería mejor no llegar a tener sensación de sed para tomar líquidos.

Comida, líquidos y eliminación

Por otra parte, una alimentación en la que dominen los alimentos vegetales y frescos aporta una cantidad suficiente de líquido, mientras que si la dieta predominante está compuesta por alimentos desvitalizados, o menús muy ricos en proteínas o bien si se emplea demasiada sal, conviene tomar más líquidos (de 1 a 3 litros de agua), para evitar un posible espesamiento de la sangre, lo que disminuiría su fluidez.

Una alimentación excesivamente rica en proteínas (carnes, pescado, lácteos, huevos, soja, etc.) da como resultado una elevada proporción de restos nitrogenados (urea, ácido úrico) que se eliminan básicamente por los riñones (la piel también puede hacerlo, pero en cantidades insuficientes).

La importancia del tipo de alimentación respecto al aporte de agua queda bien patente, por ejemplo, en la elección del desayuno. Si en él tomamos fruta, leche vegetal y cereales integrales podemos pasar toda la mañana sin necesidad de beber agua. En cambio, si el desayuno es la típica pasta con el café con leche, es muy probable que a media mañana tengamos sed, lo cual se nota aún más cuando se practica algún deporte o ejercicio físico intenso. Por supuesto que cuando se realiza ejercicio la pérdida de líquidos y sales minerales por el sudor y la respiración hace conveniente una correcta hidratación.

Un aporte abundante de líquido facilita la función eliminadora y depurativa de los riñones, al ahorrarles una sobrecarga en la elaboración de una orina concentrada.

Conviene dar un tiempo de descanso a los riñones, al igual que sucede con el intestino. Lo podemos conseguir mediante una cura de ayuno, o de alguna cura de frutas o de cereales.

¿Qué beber?

Para que las curas de ayuno funcionen bien conviene beber de 2 a 3 litros de agua al día, cantidad que aumenta cuando se practican medidas sudoríficas acompañantes, lo cual es bastante frecuente en este tipo de curas.

En las curas détox (depurativas) conviene evitar todo lo que no sea agua mineral, tisanas, zumos de frutas y hortalizas frescas (recién exprimidas) o caldo vegetal. No se beberá café, té negro, leche, bebidas alcohólicas, bebidas de cola o zumos de frutas industriales preparados a partir de concentrados.

La manera más correcta y adecuada de llevar a cabo una desintoxicación de nuestro organismo es el ayuno, pero no es una medida que se pueda aplicar a todas las personas, ni en todas las dolencias. Corresponderá al médico o terapeuta especializado el determinar en qué casos está indicado.

Tres monodietas de cereales

Las monodietas de frutas o de cereales son una buena alternativa al ayuno. Estas son las más habituales:

1. Arroz. La práctica de una dieta de arroz integral durante todo un día está especialmente indicada en personas con tendencia a retener demasiado líquido en sus tejidos, en particular el tejido conjuntivo. Para llevarla a cabo se toman unos 50 g de arroz (peso de grano seco) en cada una de las tres comidas del día.

El arroz se hierve sin sal, pero le podemos añadir tomate crudo rallado o trozos de manzana rehogada. Para condimentarlo se pueden añadir hierbas aromáticas (tomillo, ajo, orégano, ajedrea, mejora). Si el arroz se come despacio, y masticando muy bien, combate totalmente la sensación de hambre.

2. Patatas. Otra dieta beneficiosa para los riñones es la de patatas. Al igual que la de arroz se practica durante cortos períodos de tiempo (dos o tres días), según las necesidades de cada caso.

Las patatas (de un cuarto a medio kilo por día) se limpian bien y se cuecen con su piel para evitar la pérdida de sales minerales. Una vez en el plato se les añade aceite de oliva virgen y algunas hierbas aromáticas. Las patatas son alcalinas, muy ricas en bases orgánicas, lo que combate la tendencia a una acidificación del organismo (favorecida por la alimentación convencional). Además nos suministran carbohidratos fácilmente digeribles y proteínas de elevado valor biológico.

El aprovechamiento proteico todavía es mayor si se combina, con moderación, con huevos bio o algún lácteo bio. Esto tiene su importancia cuando se trata de una dieta de patatas de larga duración, pero no es necesario ni apropiado cuando la monodieta no pasa de las veinticuatro horas. Cuanto mayor es el valor biológico (aprovechamiento) de las proteínas ingeridas, menor será la cantidad necesaria para abastecer nuestras necesidades corporales. La dieta de patatas es especialmente útil para eliminar el agua depositada en los tejidos, como sucede en algunas enfermedades renales y cardiacas, gota y reumatismos.

3. Avena. La monodieta de avena es una de las dietas depurativas-eliminadoras de líquido más importantes y de más alto valor nutritivo. Su contenido en carbohidratos, proteínas y grasas poliinsaturadas se acerca mucho a los requerimientos diarios del ser humano, además de proporcionarnos buena parte de las vitaminas, sales minerales y oligoelementos que necesitamos. Además, su aporte calórico es muy elevado, ya que nos suministra la energía suficiente para una jornada laboral.

Un día de dieta empieza desayunando avena en forma de copos (dos cucharadas soperas) hervida en 200 o 250 cc leche o leche de soja. La comida del mediodía y la de la noche consistirán en una «crema de copos de avena» que elaboramos hirviendo los copos con caldo vegetal, durante cinco minutos a fuego lento, removiendo a menudo para que no se peguen. Pondremos dos o tres cucharadas de avena por cada 300 cc. de caldo, según nos guste la sopa más o menos espesa. Como complemento se tomarán manzanas a media mañana y a media tarde.


Los jugos recién elaborados de frutas y verduras frescas, un buen recurso détox.

ELIMINAR A TRAVÉS DE LA PIEL

La piel, (unos 2 m2 de superficie en las personas adultas) posee una cantidad enorme de glándulas sudoríparas y sebáceas a través de las cuales regula la temperatura corporal y elimina una importante cantidad de residuos como: cloruro sódico (sal común), urea, ácidos grasos. Esta función détox eliminadora se incrementa en el padecimiento de algunas enfermedades (fiebre).

A través de las glándulas sudoríparas se elimina entre medio litro y un litro diario de agua y residuos. Una cifra que puede multiplicarse por cinco si hacemos un ejercicio físico intenso durante varias horas o cuando hace mucho calor.

La eliminación cutánea es un complemento a la eliminación renal, por lo que a la piel se la ha considerado como un «tercer riñón». La sudoración de nuestro organismo no sólo contribuye a regular la temperatura interna de nuestro cuerpo, sino que además activa de forma notoria la capacidad desintoxicante de la piel.


Eccemas. La piel, órgano esencial de eliminación.

Nuestras actuales condiciones de vida, encerrados durante horas y horas en edificios y habitaciones con un microclima artificial impiden o dificultan un contacto frecuente de nuestra piel con estímulos físicos del medio ambiente que nos rodea, como el aire libre, el agua, la luz del sol, el frío y el calor y que siempre han estado presentes en el entorno del ser humano. Esto nos hace menos resistentes y más vulnerables a las enfermedades infecciosas e inmunológicas.

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