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CAPÍTULO DOS

El domingo, Chloe estaba sentada en el estacionamiento para visitantes fuera del Centro de Detención de Washington DC. Miró el edificio por un momento antes de salir del coche, tratando de entender exactamente por qué estaba allí.

Sabía la respuesta, pero era algo difícil de aceptar. Estaba allí porque extrañaba a Moulton. Era una verdad que nunca diría en voz alta, era un tema delicado que tenía problemas para procesar. Pero la pura y simple verdad era que necesitaba a alguien que la consolara y desde que se había mudado a Washington, Moulton había ocupado el lugar de esa figura. Curiosamente, era algo de lo que no se había dado cuenta hasta que él fue enviado a prisión por su papel en un fraude financiero.

Al principio, ella pensaba que solo lo extrañaba por la intimidad física, por la necesidad de ser apoyada por un hombre cuando se sentía desanimada y perdida. Pero cuando Danielle se fue ayer de su casa y Chloe se vio a sí misma desesperada por hablar con alguien sobre lo que le estaba pasando, la única persona que se le vino a la mente fue Moulton.

Con el último empujón para motivarse, Chloe salió de su coche y entró por la puerta principal. Usó su identificación federal para entrar, se registró, y luego se sentó en una zona de espera mientras un guardia era enviado a buscar al agente Moulton. La zona de espera estaba casi vacía, aparentemente el domingo no era el día más popular para visitar a los seres queridos en prisión.

No habían pasado ni cinco minutos cuando Moulton apareció por la puerta del fondo de la habitación. La habitación en sí parecía como una especie de salón. Chloe estaba sentada en un sofá, y Moulton se acercó lentamente. La miró con una sonrisa escéptica, como si tratara de entender qué hacia ella ahí.

–¿Te parece bien si me siento aquí? ―preguntó inseguro.

–Sí ―dijo ella, moviéndose para dejarle espacio en el sofá.

–Me alegra verte ―dijo enseguida―. Pero tengo que admitir que también es algo muy inesperado.

–¿Cómo te están tratando aquí?

Puso los ojos en blanco y suspiró. ―Son sobre todo tipos como yo que están aquí por crímenes de guante blanco. No me preocupa que me ataquen en las duchas o que me golpeen en el patio, si a eso es a lo que te refieres. Pero no quiero ni hablar de eso. ¿Cómo va el trabajo? ¿Estás trabajando en algo interesante?

–No. Me pusieron a Rhodes como compañera. Ella y yo hemos estado trabajando en un proyecto de perfiles. A veces se torna un poco aburrido, pero nos mantiene ocupadas.

–¿Se están llevando bien?

–Mucho mejor que la primera vez, eso es seguro.

Él se acercó a ella y volvió a mirarla con una expresión escéptica.

–¿Qué te trae por aquí, Fine?

–Quería verte.

Él sonrió.

–Eso me hace sentir mucho mejor de lo que debería. Pero no me lo creo. No creo que hayas venido solo por eso. ¿Qué pasa?

Ella apartó la vista, empezando a sentirse avergonzada. Mientras se volvía hacia él, finalmente fue capaz de darle una respuesta―: Es por mi padre.

–¿Tu padre? ¿El que apareció en tu vida de nuevo hace unos meses? ¿El que pasó la gran parte de los últimos veinte años en prisión?

–Sí, ese mismo.

–Pensé que estabas feliz por eso, a grandes rasgos al menos.

–Lo estaba. Pero, sucedió algo más. Y luego algo más. Ha sido una gran pila de basura que se sigue acumulando. Y esta última cosa que descubrí… no lo sé. Creo que solo necesito la opinión de alguien que no tenga una conexión con él.

–¿Tal vez de alguien con quien hayas trabajado de cerca antes de que lo metieran en la cárcel?

–Tal vez ―dijo ella, sonriéndole de una forma que parecía bastante coqueta.

–Bueno, escuchar la historia será lo más interesante que me ha sucedido en las últimas dos semanas más o menos. Así que cuéntamela.

A Chloe le tomó unos segundos encontrar el coraje para hablar de un tema tan personal, pero sabía que tenía que hacerlo. Y cuando empezó a contarle a Moulton las constantes advertencias de Danielle sobre su padre y las revelaciones descubiertas en el diario, entendió que se había negado a discutirlo con Danielle porque esto la hacía ver vulnerable. Y Danielle nunca la había visto en ese estado.

Incluso cuando le contó todo a Moulton, omitió algunos de los detalles más privados, especialmente los que eran recuerdos relacionados con la muerte de su madre. Pero haber podido contar una gran parte de ello fue de gran ayuda. Ella sabía en lo profundo de su ser que esto no era más que una sesión de desahogo. Sin importar lo que fuera, lo importante era que se sentía como si le hubieran quitado un peso de los hombros.

Fue de gran ayuda que Moulton nunca la cuestionó ni expresó con su rostro lo que pensaba de todo el asunto. Él sabía lo que ella necesitaba, solo necesitaba alguien que la escuchara, alguien que tal vez incluso le diera algún consejo.

–Voy a asumir que ya has considerado presentarle esto a Johnson ―le preguntó él cuando ella terminó.

–Sí, he pensado mucho en ello. Pero tú sabes tan bien como yo que no harán nada por unas pocas anotaciones escritas en un diario hace dos décadas. En todo caso, eso solo haría que él se dé cuenta de lo que sucede. En el momento en que la policía o el FBI empiecen a interrogarlo, él sabrá que algo pasa.

–¿Crees que huiría? ―preguntó Moulton.

–No lo sé. Debes recordar que no lo conozco tan bien, él ha pasado la mayor parte de mi vida en prisión.

–¿Y qué hay de ti y tu hermana? ¿Se sienten seguras? ¿Crees que él llegaría a perseguirlas si sucede algo?

–Lo dudo. Todavía me ve como su confidente. Aunque estoy segura de que debe estar pensando que está sucediendo algo raro ya que no le he devuelto sus llamadas ni he respondido sus mensajes. Y no contesto a la puerta cuando viene.

Moulton asintió en señal de comprensión. Él la miraba de una manera que la hacía sentir un poco incómoda. Era la misma mirada que ella había visto hace un mes más o menos cuando casi se habían acostado. Y tenía que aceptar que realmente quería besarlo ahora.

–Ya sabes lo que tienes que hacer ―dijo él―. No sé si viniste aquí esperando que te apoyara o qué.

–Lo sé.

–Entonces dilo. Dilo en voz alta y hazlo real.

–Necesito averiguarlo por mí misma. No es una investigación oficial, pero solo quiero… mantenerlo vigilado, supongo.

–¿Crees que eso implica que vuelvas a contactarlo? ―preguntó Moulton―. ¿Tal vez seguir como si todo fuera como antes de que leyeras el diario de tu madre?

–No lo sé.

Moulton cortó con un suspiro el breve silencio que se instaló entre ellos.

–Me perderé muchas cosas por lo que hice ―dijo él―. Honestamente, demasiadas cosas si lo pienso con detenimiento. Y ya me estoy empezando a arrepentir del hecho de que creo que tú y yo podríamos haber estado muy bien juntos.

–Estoy tratando de no pensar en eso.

Él asintió, la miró a los ojos y se acercó lentamente. Ella se sintió atraída hacia él como un imán, incluso pudo sentir como sus labios se empezaban a abrir para recibir su beso. Pero ella giró la cabeza en el último momento.

–Lo siento. No puedo. Con todo este asunto con mi padre, lo último que necesito es una extraña y tensa relación con un criminal.

Él se rio y apoyó su cabeza juguetonamente sobre el hombro de ella.

–Tienes razón ―dijo él, levantando la cabeza y mirándola―. Pero, oye… haré uso de mis derechos para poder llamarte cuando salga de aquí.

–¿Y en cuánto tiempo será eso? ―preguntó Chloe.

–Oficialmente, dentro de unos pocos años. Pero gracias a un comportamiento ejemplar y a algunas lagunas legales del FBI, nada es claro todavía. Podría ser tan poco como ocho meses.

–Bien… te contestaré la llamada ―dijo ella.

–Eso es algo que puedo esperar con ansias, eso es bueno. Porque este lugar es horrible. Sin embargo, la comida es mejor de lo que esperaba.

Este encuentro la había hecho recordar por qué disfrutaba de la compañía de Moulton. Había logrado transformar la incómoda charla sobre su padre en otra cosa. Y lo había hecho sin que ella sintiera que lo estaba molestando.

Se sentaron en el sofá durante otros quince minutos mientras Moulton le contaba cómo había sido su vida en las últimas semanas. Él se lo estaba tomando con calma y no tenía problemas en admitir su culpa y remordimiento. A Chloe le hizo bien escucharlo, no solo porque creía que era un buen hombre en el fondo, sino porque también le demostraba que la gente era capaz de ser honesta.

Y a causa del caos que podía sentir que estaba a punto de estallar entre ella, Danielle y su padre, estar en presencia de cualquier tipo de honestidad era muy refrescante.

Salió de allí cuarenta minutos después de haber dejado su coche en el aparcamiento. Moulton no había intentado besarla de nuevo, aunque secretamente ella hubiera deseado que lo hiciera. Se fue extrañamente satisfecha, sintiendo que finalmente estaba avanzando después de tres semanas de sentirse estancada y bloqueada.

Mientras caminaba hacia su coche en el estacionamiento, sonó su teléfono. Ella respondió de inmediato. Probablemente era Danielle o su padre. Si era su padre, pensó que esta vez podría contestar e inventar alguna excusa para haber evitado sus llamadas tantos días. Pensó que él aceptaría cualquier motivo, por el solo hecho de que había reaparecido repentinamente en su vida después de casi veinte años.

Pero el número que vio en la pantalla no era ni el de su padre ni el de Danielle. Era un número de la oficina del FBI. Ella se estremeció un poco al contestar. Recibir una llamada de la oficina un domingo era la señal de que le esperaría un lunes estresante.

–Habla la agente Fine ―respondió ella.

–Fine, soy Johnson. ¿Dónde estás ahora mismo?

Ella tuvo que contener una sonrisa antes de contestar.

–En la ciudad ―respondió de la forma más vaga posible.

–Necesito que visites una escena del crimen en Falls Church. Parece que está dentro de tu área de especialidad. Un vecindario rico, un asesinato de la alta sociedad.

–¿Debo ir hoy?

–Sí, hoy. El cuerpo fue descubierto el viernes por la mañana. La policía ha hecho su parte y no ha encontrado nada.

–¿Solo hay un cuerpo?

–Sí. Pero necesitamos que un agente se asegure de que no esté relacionado con un caso similar que hubo en esa zona el año pasado.

–Señor… ¿cree que Rhodes pueda manejarlo sola? Estoy lidiando con algunas cosas personales.

Hubo un breve momento de silencio en el otro extremo.

–¿Alguien ha muerto? ¿Un ser querido ha muerto? ―preguntó él.

–No, señor.

Sabía que Johnson conocía algunos detalles de la historia de su padre. Se preguntaba si él estaba pensando en todo eso silenciosamente del otro extremo del teléfono.

–Lo siento, Fine. Has pasado tres semanas armando un perfil en la oficina. Quiero que vayas a la acción. Quiero que Rhodes y tú estén en Falls Church dentro de tres horas. Si pueden llegar en dos, sería incluso mejor.

Ella abrió la boca para protestar, pero se detuvo antes de hacerlo. Dado todo lo que le estaba sucediendo, no tenía ninguna gana de estar metida hasta el cuello en una investigación por asesinato. Pero al mismo tiempo, sabía que involucrarse en un caso podría ser exactamente lo que necesitaba. No solo la distraería del drama con su padre, sino que la pondría en el estado mental adecuado para encontrar una manera de hacer caer a su padre.

–Sí, señor ―dijo―. Llamaré a Rhodes ahora mismo.

Y así como así, ya estaba lista para trabajar en su primer caso activo en tres semanas. El momento no era el mejor pero, ¿quién era ella para discutir? Al final y al cabo, ella había entrado en el FBI para ayudar a la gente que lo necesitaba, para ayudar a hacer valer la justicia en un sistema penal en el que nunca había confiado plenamente.

A raíz de todo lo que había sucedido en relación a su padre en las últimas semanas, incluyendo su propio juicio erróneo sobre él, parecía adecuado que tuviera este pensamiento en su cabeza cuando se subió a su coche y llamó al agente Rhodes.

CAPÍTULO TRES

Si Rhodes creía que Chloe estaba teniendo problemas, lo había disimulado muy bien en todo el camino hacia Falls Church. De hecho, no había comentado nada sobre el cambio de Chloe durante las tres semanas que habían estado trabajando juntas en el proyecto de definir el perfil de un hombre que se cree que es el principal responsable de una serie de robos a mano armada a varios bancos de Nueva York. Por otra parte, Rhodes era una tipa dura y reservada. Incluso cuando su relación de compañeras había mejorado mucho luego de que Chloe salvara su vida tras una herida de bala casi fatal, Rhodes no daba señales de querer conocer a Chloe a un nivel más personal.

Y Chloe no tenía problemas con ello.

De hecho, la mayor parte del viaje desde Washington DC a Falls Church, Virginia, transcurrió en un silencio total. Johnson no les había dado mucha información, los detalles del asesinato eran prácticamente nulos. Todo lo que les había dicho era que el subcomisario de la policía local estaría en la escena para informarlas cuando llegaran.

Lo más parecido a una conversación significativa sucedió justo cuando bajaron de la vía de salida para entrar en Falls Church.

–¿Sabes mucho sobre esta ciudad? ―preguntó Rhodes.

–Un poco. Creo que la mayoría es de la clase alta. Si recuerdo correctamente, hubo un caso de estudio en la academia en este vecindario al que nos dirigimos, es una de esas áreas que es rica principalmente por lo que llaman dinero antiguo.

–Ah, te refieres a gente rica que es rica porque mamá y papá eran ricos y no supieron qué hacer con el dinero después de que murieron.

–Básicamente, sí.

Rhodes esbozó una sonrisa y miró por la ventana.

–Parece que tú y yo somos las agentes de referencia cuando se trata de casos así. Bueno, al menos tú. ¿Qué piensas al respecto?

Era algo que Chloe nunca se había cuestionado. Simplemente se encogió de hombros y respondió honestamente―: Me imagino que todo el mundo precisa una especialización.

Rhodes no habló más del tema luego de su respuesta. Chloe estaba haciendo todo lo posible para reflejar que no tenía muchas ganas de charlar ahora, pero intentó responder sin ser demasiado ruda. Al parecer, había funcionado. El resto del camino hacia la escena del crimen transcurrió en silencio. El lugar era una hermosa casa de dos pisos en un vecindario rico, la mayoría de los lotes eran muy arbolados o contaban con grandes jardines. El vecindario en sí estaba un poco apartado de los vecindarios más densamente poblados, y gracias a eso cada casa tenía un poco más de lugar para expandirse.

La presencia de una patrulla de policía en la entrada de la casa parecía completamente desubicada. Le daba a la residencia una apariencia casi embrujada cuando se la comparaba con las otras casas. Era como un defecto dentro del perfecto vecindario.

Estacionaron el coche y se acercaron hasta el pórtico. Como la puerta estaba cerrada, Chloe simplemente tocó para evitar dar la impresión de estar invadiendo la escena cuando había un oficial esperándolas. Alguien llegó a la puerta de inmediato, el oficial que lo hizo parecía tener cerca de unos treinta años. Él estaba bien afeitado, lucía como un hombre del montón, y parecía estar sorprendido al ver a dos mujeres del otro lado de la puerta.

–Somos las agentes Fine y Rhodes ―dijo Chloe―. Nos enviaron a investigar el asesinato de Jessie Fairchild,

El oficial tendió su mano y se presentó. ―Soy el subcomisario de policía, Ed Nolan. Estoy a cargo de la recapitulación de los hechos aquí. Por favor, pasen adelante.

Él las condujo hacia el interior, y Chloe descubrió que la casa era más grande de lo que aparentaba desde fuera. El vestíbulo era casi del mismo tamaño que la sala de estar del apartamento de Chloe y los techos tenían una altura de casi tres metros y medio por encima de sus cabezas. Parecía que nadie vivía allí hacía mucho tiempo, eso le daba a Chloe una mala espina.

–Entonces, ¿qué ha pasado aquí? ―preguntó Chloe―. Todo lo que nos han dicho es que debemos verificar si está conectado con un caso del año pasado.

–¿Qué caso sería ese? ―preguntó Nolan.

–Tres muertes por estrangulación a unos ocho kilómetros de aquí ―contestó Rhodes―. Las víctimas fueron todas mujeres de entre cuarenta y sesenta años

–Sí, creo que podremos descartar la conexión fácilmente.

–¿Por qué lo dice? ―preguntó Chloe.

–Obviamente, el cuerpo ya no está aquí, pero puedo mostrarles las fotografías. La causa de muerte de la señora Fairchild no fue estrangulamiento, a pesar de que también fue estrangulada. Lo más probable es que la causa haya sido el corte en su garganta… Pero es un corte extraño que nunca he visto antes.

Él las condujo hasta la cocina y tomó una carpeta que se encontraba sobre la barra. La usó para señalar las escaleras mientras decía―: La limpiadora de la casa descubrió el cuerpo en el dormitorio principal del segundo piso. Ella subió mientras el fregadero del cuarto de servicio se llenaba de agua. Obviamente, se distrajo bastante al encontrar el cuerpo y el agua del fregadero se desbordó.

–Echémosle un vistazo al cuarto ―dijo Chloe.

Nolan asintió y tomó la delantera. Mientras caminaban por la casa, Chloe percibió que todo estaba impecable, o la limpiadora era increíblemente buena o su trabajo en la casa de los Fairchild simplemente era mantener la casa limpia.

El vestíbulo del segundo piso era tan impresionante como el del primer piso. Había una biblioteca empotrada en la pared al final del pasillo. A lo largo del vestíbulo, se encontraban cuatro habitaciones, dos de las cuales eran dormitorios, la tercera era un baño secundario y la cuarta era una oficina.

Nolan las condujo hacia el dormitorio principal. Aunque el cuerpo claramente ya no estaba en la escena, Chloe vio que nadie había quitado las sábanas desde el asesinato.

–¿Esta habitación está exactamente igual desde que fue descubierto el cuerpo? ―preguntó Chloe.

–Lo único que han movido fue el cuerpo ―confirmó Nolan.

–¿Podría explicarnos todos los detalles?

Él lo hizo mientras Chloe inspeccionaba la habitación con Rhodes. Ella escuchó cada detalle, tratando de imaginarse cómo había sucedido todo, cómo habían transcurrido los acontecimientos en el dormitorio en el que se encontraba.

–Rosa Ramírez, la limpiadora, descubrió el cuerpo cerca de las once y media de la mañana. La policía llegó a la escena del crimen justo antes del mediodía. Yo fui parte del primer grupo que respondió a la llamada, así que pude ver todo lo que se encuentra en este archivo con mis propios ojos. A Jessie Fairchild le cortaron la garganta, pero fue de una manera muy extraña y perturbadora. Aunque creemos que hubo un estrangulamiento, creemos que el corte en la garganta fue hecho con un gran anillo de diamante.

–¿Está seguro de ello?

–Sí. Los forenses lo confirmaron ayer a última hora. Estaba cubierto de sangre y las líneas irregulares del corte coinciden con el diamante. Si les sirve de algo, el marido no está seguro si el anillo le pertenecía a su esposa.

–Un momento ―dijo Rhodes―. No es posible que un anillo de diamantes pueda ser lo suficientemente grande como para hacer un corte tan profundo.

–Nosotros pensamos lo mismo ―dijo Nolan―. Pero el ángulo del corte permitió que llegara a una arteria vital y también perforó la tráquea.

–¿Hay algún móvil? ―preguntó Chloe.

–Al principio asumimos que fue una allanamiento de morada o un robo. Estoy seguro de que han percibido que este lugar está repleto de cosas valiosas―. Él apuntó hacia el vestidor que estaba del lado izquierdo de la habitación y añadió―: Hay una cantidad obscena de joyas allí. Cuando hablamos con el marido, él señaló un collar que valía cerca de treinta mil dólares. Y ni siquiera estaba en una caja fuerte. El collar estaba dentro de una vieja caja de joyas. También hay dos coches en el garaje, uno de ellos vale lo mismo que tres años de mi salario. Hay una gran piscina en el patio trasero y un jacuzzi. Me quedó corto si digo que los Fairchild estaban nadando en dinero. Y como ellos son nuevos en el vecindario, asumimos que se trataba de un robo. Pero no hemos encontrado evidencia de ello.

–¿Se llevaron algo? ―preguntó Chloe.

–Le pedimos al esposo que echara un vistazo, pero no sirvió de nada. Él dijo que no se daba cuenta si algo faltaba. Claro que estaba bastante perturbado por el hecho de que su esposa había sido asesinada recientemente, así que no sabemos qué tan profunda fue su búsqueda…

–Usted ha dicho que piensa que sufrió algún tipo de estrangulamiento ―dijo Rhodes―. ¿Sabe con qué pudo haber sido estrangulada?

–No lo sabemos con certeza, pero creemos que fue con una estola de zorro, algo como una bufanda de piel de zorro. Lo encontramos escondido detrás de la cama. Los forenses dijeron que están bastantes seguro de que ambos extremos recientemente han sido estirados y agarrados con fuerza. El marido tampoco recuerda la última vez que la vio usando algo así.

–¿Qué puede decirnos sobre los Fairchild? ―preguntó Chloe mientras se acercaba a la cama para mirar más de cerca las manchas de sangre seca en las sábanas.

–Eran nuevos en el pueblo. Se habían mudado hacía cinco semanas. Aún hay algunas cajas en el garaje sin desempacar. Mark, el esposo, es un banquero importante… Trabaja con algo de finanzas y acciones. Jessie Fairchild trabajaba con redes sociales… Era una especie de influencer de celebridades de poca monta. Se ocupaba de cosas como Instagram y Facebook. Antes vivían en Boston… El marido dijo que se mudaron porque se habían cansado de los atascos de la gran ciudad.

–¿Dónde está el esposo ahora? ―preguntó Chloe.

–Fue a una cabaña en las montañas con su hermano. De hecho, se fue esta mañana. Él está destrozado. Cada uno acepta la muerte de la forma que puede, lo sé. Pero este hombre… Lo vi derrumbarse y apagarse. Fue de lo más horrible que he visto

–Me imagino que no encontraron ninguna huella dactilar, ¿no? ―preguntó Chloe.

–Ninguna. Lo que sí encontramos fue una hebra de cabello en la estola de zorro. Era de color rubio, y Jessie Fairchild era morocha. La están analizando mientras hablamos. Deberíamos tener los resultados pronto.

Chloe se tomó un segundo para procesar toda la información. Como había un gran indicador de un tipo de estrangulamiento, no podía descartar la conexión con los asesinato del año pasado. Pero el corte con el anillo de diamantes le hacía creer que esto se trataba de algo nuevo, de algo diferente. Tomó la carpeta y casi la abre en el acto para comenzar a analizarla.

–Ha dicho que usted estaba a cargo de atar los cabos sueltos, ¿verdad?

–Sí.

–¿Podemos seguirlo hasta su precinto? Quisiera montar una estación de trabajo allí.

–¿Entonces creen que está relacionado con las estrangulaciones del año pasado? ―preguntó Nolan. Era evidente que no se lo esperaba.

–No lo sé ―dijo Chloe―. Pero lo que sé es que una mujer fue asesinada en su propia casa y que actualmente no hay ningún sospechoso. Así que pongámonos a trabajar.

Nolan sonrió ante su actitud positiva. Asintió con la cabeza y se dirigió hacia la puerta del dormitorio para salir al pasillo y dijo―: Empecemos, entonces.

299 ₽
Возрастное ограничение:
18+
Дата выхода на Литрес:
04 января 2021
Объем:
232 стр. 4 иллюстрации
ISBN:
9781094345949
Правообладатель:
Lukeman Literary Management Ltd
Формат скачивания:
epub, fb2, fb3, ios.epub, mobi, pdf, txt, zip

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