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La condena al sionismo

Cuando subió al podio Leah Rabin –esposa del primer ministro de Israel, Yitzhak Rabin, y presidenta de la delegación israelí–, “35 delegaciones abandonaron la sala”,28 con cientos de delegados de África, Asia, Latinoamérica y del bloque soviético. Leah Rabin tuvo que esperar a que “el éxodo terminase” para comenzar a hablar.29

En una reunión con judíos estadounidenses, Echeverría habría de recordar el suceso: “Cuando comenzó su discurso, tres cuartas partes de la asamblea se salieron. Mi esposa estaba presente… y cuando la Sra. Rabin bajó de la tribuna, mi esposa se le acercó y la besó”.30 Consciente de que aquello no llegó a ser más que un gesto simbólico, Echeverría agregó: “¿Qué quiere decir esto? Tal vez no mucho”.31

La agresividad hacia Israel era tan alta que incluso se temía que los países árabes y otras delegaciones de los países no alineados cuestionaran las credenciales de la delegación israelí. Cuando el rumor llegó a la delegación estadounidense, los representantes no sabían si se trataba de una medida simbólica o si tenía por objetivo incluso suspender la participación de Israel en la Conferencia.32

Finalmente la impugnación no fue más que un rumor y los temores de expulsión desaparecieron; sin embargo, para el 30 de junio, el boceto de la Declaración México ya incluía en su texto una llamada a la eliminación del sionismo.33 En efecto, el punto más controvertido de la Conferencia, y el que nos ocupa en este libro, fue la condena al sionismo.

No hay claridad acerca de quién introdujo la moción.

Desde noviembre de 1974, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México envió un télex a sus embajadas en el exterior pidiendo que se entrevistaran con los funcionarios idóneos de la cancillería de sus respectivos países, para que “con tacto y discreción” averiguaran qué puntos quisieran ver incluidos en la Conferencia y en sus declaraciones.34

La embajada de México en Moscú envió un télex a México en el que detalló los temas principales que la cancillería soviética quería que se discutieran en la Conferencia. El punto tres mencionaba a las mujeres y “la lucha contra colonialismo coma [sic] racismo y discriminación racial”, pero no mencionaba el sionismo.35

Por su parte, la embajada de México en El Cairo informó que Egipto solicitaba, entre otras cosas, estar en continuo contacto con la Federación de la Mujer Palestina y destacar la importancia de “otorgar a la mujer palestina todo el apoyo en su lucha por la recuperación de sus derechos en los territorios ocupados y la relación de este asunto con la paz del Medio Oriente”, pero tampoco había mención del sionismo.36

Patrick Moynihan, delegado de Estados Unidos en la onu, escribiría más tarde que la condena al sionismo en la Conferencia de la Mujer fue imprevista. En efecto, hasta que comenzó la Conferencia del Año de la Mujer en México no hubo ni un indicio, llegó con un “¡bang!, Como una sorpresa total”.37

Según una investigación interna realizada posteriormente por un alto funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, fue en una reunión preliminar del “Grupo de los 77” (como se llamaba a los países no alineados) en que Cuba propuso que la declaración incluyera un párrafo en contra del colonialismo, el imperialismo, el apartheid, el racismo y el sionismo. El representante de Venezuela exigió que se omitiera el sionismo, argumentando que su inclusión provocaría una fisura en el grupo. México y Perú apoyaron la propuesta de Venezuela, pero la mayoría no la aceptó.38

Hermilio López Bassols, quien fue secretario de la Conferencia, habría de decir que fue Jordania quien insertó al sionismo en la condena.39

La coordinadora de la Conferencia, Aída González Martínez, recuerda que fue la delegación de Argelia la que introdujo la censura al sionismo.40

Por su parte, el embajador de Estados Unidos reportó en un cable al Departamento de Estado fechado el 26 de junio que por instigación del grupo de observadores de la Organización para la Liberación de Palestina (olp) se había introducido una condena al sionismo.41

Evelyn Sommer, delegada de la Organización Internacional de Mujeres Sionistas (wizo) en la Conferencia, opina que más que el grupo árabe, fue el bloque soviético el que decidió aprovechar la escasez de diplomáticos profesionales en la Conferencia de la Mujer en México e introdujo la condena al sionismo. En efecto, las asistentes eran directoras de organizaciones, ministros de asistencia social, esposas de presidentes, gente que no tenía experiencia diplomática profesional. No había verdadera representación política en la Conferencia, porque nadie esperaba que se necesitaría.42

Muchas de las mujeres que integraban las delegaciones nunca habían estado antes en una conferencia internacional y algunas ni siquiera sabían qué era una resolución. Por ello, en las delegaciones comunistas y tercermundistas, cada vez que surgía un tema importante, eran los hombres quienes tomaban el control. Además, los delegados oficiales, ya fuesen hombres o mujeres, votaban como se les ordenaba desde sus países de origen.43

Sommer afirma que el eje soviético, anticipando que se trataba de una conferencia de segunda categoría, donde sería fácil introducir una resolución que no se sostenía, introdujo el tema al último momento, cuando menos posibilidad había de combatirlo.44 Es cierto que la condena convenía a sus intereses, pues en el pasado los judíos fueron perseguidos por su religión y después, en el siglo veinte, por su raza. Tanto religión como raza eran temas tabú en la doctrina oficial soviética, de manera que el antisemitismo necesitaba otra substitución. Condenar a una ideología proporcionaba una base para discriminar y reprimir en el discurso público y en las leyes. De manera que al desaprobar al sionismo, se le podía reprobar como una transgresión ideológica, y quienes lo practicaban podrían entonces ser castigados sin correr el peligro de que el régimen fuese acusado de discriminación racial o religiosa.45

Paradójicamente, justamente los delegados árabes y soviéticos en la onu habían votado en contra de que la Conferencia se llevase a cabo. Cuando estaba programada para Colombia, los árabes trataron de que se cancelara dos veces. Sólo cuando México se ofreció como anfitrión y la princesa Ashraf de Irán comenzó a conseguir fondos, las cosas empezaron a moverse.46

Una vez que surgió la idea de condenar al sionismo, la delegación de Egipto presentó una propuesta para adoptar resoluciones con mayoría simple en lugar de los dos tercios generalmente exigidos, y ésta fue ratificada. Sin ese cambio, las referencias al sionismo no hubieran tenido suficientes votos para ser aprobadas.47 En todo caso, Aída González considera que “a quien le metieron un gol” cuando “se le barrió” la condena al sionismo en dicho documento, fue a Sergio González Gálvez, entonces director de Organismos Internacionales, y quien estaba a cargo de la redacción del escrito de la Conferencia de la Mujer en México.48

En sus memorias, Rabasa habría de reconocer que el tema ni siquiera se debió haber tratado, pues la Conferencia de la Mujer era sobre todo para declarar la igualdad de la mujer, era una conferencia especializada, no una general o política, pero “los países árabes aprovecharon el momento para atacar a Israel”, pidiendo que se declarara oficialmente que el sionismo era un movimiento colonialista, equiparable al racismo.49

Como Moynihan diría más tarde, el racismo se identifica tanto popular como científicamente con la discriminación basada en supuestas diferencias innatas, inmutables y genéticas. Mientras que el sionismo es un movimiento político religioso que rechaza estos principios, pues la población israelí proviene de diversos orígenes raciales, incluye ciudadanos no judíos, y permite adquirir tanto la religión judía como la ciudadanía.50

El sionismo es la aspiración a la autodeterminación del pueblo judío en su territorio ancestral: la tierra de Israel, a la que le unen lazos históricos y religiosos. La creación del sionismo como movimiento político moderno fue paralela al fortalecimiento de los Estados Nación y al surgimiento del nacionalismo en Europa, y constituyó una reacción directa al resurgimiento del antisemitismo a fines del siglo xix, como se expresó en el Caso Dreyfus en Francia. El sionismo fue alentado posteriormente por los pogromos en Rusia a principios del siglo xx y por el Holocausto en la Segunda Guerra Mundial.

El sionismo nunca fue un movimiento de personas conectadas por membresía histórica a un grupo genético. Los sionistas siempre se autodefinieron sólo como judíos, y es judío cualquiera cuya madre es judía, o cualquiera que se convierta al judaísmo sin importar raza, color, ascendencia, origen étnico o nacional.

La falta de justificación racional de la acusación indica que el antisionismo, como herramienta política, es una forma nueva de antisemitismo. Como explicó Abba Eban: “El antisemitismo clásico niega la igualdad de derechos de los judíos como ciudadanos dentro de la sociedad”, y el antisionismo niega la igualdad de derechos del pueblo judío dentro de la comunidad de naciones. “Lo único sucedido es que el principio discriminatorio ha sido trasladado del ámbito de los derechos de la persona, al ámbito de la identidad colectiva”.51

En realidad, independientemente de quién haya introducido la acusación de racismo, y del mérito de ésta, la iniciativa fue bien recibida por muchas delegaciones, entre ellas, las que representaban a países donde la mujer era discriminada. Estos países aceptaron de buena gana la distracción que el ataque al sionismo les ofreció al desviar la atención de la situación de la mujer.52

Aunado a más de treinta resoluciones, a la hora de la votación final la Conferencia produjo dos documentos principales. La llamada “Declaración de México sobre la igualdad de la mujer y su contribución al desarrollo y la paz” y el “Programa de acción”.

Se esperaba de inicio un Programa mundial de acción, cuyo objetivo fuera fortalecer y aumentar los planes adoptados por la Conferencia en todas las áreas relativas al estatus de la mujer, así como delinear medidas prácticas para obtener estos objetivos. La Secretaría de la Conferencia preparó un esbozo previo, evitando temas controvertidos, a fin de que el plan pudiese ser aprobado por todos sin reservas, como sucedió.53 El problema principal surgió con lo que se llamaría la Declaración México. El documento final fue escrito en su totalidad por los países en desarrollo,54 de manera que ni las naciones occidentales ni Israel pudieron incidir en su contenido. A través de la Declaración México, la Conferencia fue claramente aprovechada por los países del tercer mundo para demostrar su poder al condenar a Occidente. La condena a Israel y al sionismo fue ligada al imperialismo y al colonialismo, y aumentada por un antisemitismo secreto en muchos de los votantes.

De hecho, como señaló el historiador Bernard Lewis, llama la atención que mientras que la declaración acerca de la igualdad de la mujer condena cuatro veces al sionismo, sólo una vez llama a la eliminación de la “violación, la prostitución, el asalto físico [...] el matrimonio infantil, el matrimonio forzado o el matrimonio como una transacción comercial”. Curiosamente, no hace ninguna referencia a la poligamia o al concubinato.55

Más aun, cuando la delegada de Nueva Zelanda intentó agregar el sexismo a la lista de males que debían ser eliminados para el bienestar de las mujeres, los comunistas y los latinos se opusieron. Algunos hombres incluso afirmaron no saber qué significaba “sexismo”.56

La delegación estadounidense, encabezada por Patricia Hutar, trabajó para proponer una resolución alternativa que no causara conflicto. Se logró un proyecto de declaración patrocinado por la República Federal de Alemania, el Reino Unido y Estados Unidos. Sin embargo, ni siquiera se permitió que esta segunda opción se pusiese a votación en la Primera Comisión.57

Estados Unidos, enfrentado con el hecho de que votar a favor de los documentos emanados de la Conferencia incluía necesariamente condenar al sionismo, giró instrucciones a su delegación para que votara en contra, instándole a que en conversaciones privadas con otras delegaciones explicase que la razón principal del voto negativo era que las resoluciones introducían el conflicto del Medio Oriente en un foro totalmente inapropiado.58

La introducción del tema fue “profundamente resentida como una acción manipuladora que se entrometió en una conferencia organizada con el único fin de considerar la situación de la mujer”.59 La Declaración México, con su llamado a la eliminación del sionismo no fue una medida feminista, sino una medida adoptada por delegaciones que representaban a gobiernos, no a mujeres. Muchas otras delegaciones no estuvieron a gusto con la resolución antisionista, pero fueron cautivas de las instrucciones de sus respectivos gobiernos.

Con el pasar del tiempo, además de los americanos, también los franceses y los ingleses verían la acusación de “sionismo-racismo” en la onu como maliciosa y absurda, así como vergonzosa para esa organización. Sin embargo, un alto diplomático de Estados Unidos que formaba parte de la delegación estadounidense en la Conferencia del Año de la Mujer reportó que en su momento, en México, los europeos “no pensaban así”.60

En efecto, una observadora del momento notó que los delegados europeos se encontraban muy molestos. Habían viajado para asistir a una conferencia sobre la mujer y el tema de sionismo les arruinó la reunión. Hubieran preferido que los israelíes se quedaran callados y dejaran pasar por alto la acusación, para no perder más tiempo en ello, sin embargo los israelíes no lo podían hacer. Con la excusa de darle carpetazo lo más pronto posible, los europeos guardaron silencio. Al disgusto porque Israel “hubiese permitido” que la condena al sionismo acaparara tanta atención, se agregó posiblemente una mezcla de paternalismo y antisemitismo latente.61

Cuando el tema llegó a la onu, los países europeos tuvieron una postura diferente por dos motivos: por un lado, tanto las organizaciones judías como Israel habían hecho más labor de convencimiento; y, por el otro, en la onu había diplomáticos profesionales que se dieron cuenta del alcance de la acusación.62

Aída González, coordinadora de la Conferencia, asumió que Israel dejó pasar la censura en la Conferencia en México, y supuso que lo hizo para que así la moción llegara hasta la onu: como la imputación carecía de base moral, su adopción desprestigiaría a Naciones Unidas, invalidando con ello todas sus demás resoluciones en contra de Israel.63 Sin embargo, esta teoría no se sostiene, pues los telegramas de la delegación israelí al Ministerio de Relaciones Exteriores muestran sus esfuerzos por lograr que la alusión al sionismo fuera eliminada. Describen sus encuentros con diferentes delegaciones en la Conferencia y cómo solicitaron al Ministerio que se dirigiera a las embajadas en Israel de los países que estaban apoyando la condena, para convencerlos de cambiar su postura.64

Aun así, es cierto que en esos momentos Israel estaba siendo atacado desde muchas direcciones, y es posible que no haya apreciado suficientemente la importancia que tenían ni la inclusión de la repobración en este foro, ni el apoyo de los países africanos al asalto contra el sionismo en la Conferencia.

Hubo tres momentos en los que México se pudo haber opuesto o abstenido a condenar al sionismo: en las reuniones preliminares, ante la comisión que redactó el texto y en la votación plenaria. De hecho, México se opuso en la primera ocasión, se abstuvo en la segunda y lo aprobó en la tercera. En efecto, México intentó evitar la inclusión de ese tema cuando Venezuela lo propuso en las reuniones preliminares. Una vez que el texto fue votado a nivel comisión, México se abstuvo de emitir su voto por instrucciones de Rabasa, porque en los párrafos 24 y 26 se incluía una llamada a la eliminación del sionismo, al cual se equiparaba con el colonialismo, el apartheid y la discriminación racial.65 Sin embargo, cuando se aceptó la moción de condena al sionismo, y se presentó a votación plenaria, México no intentó distanciarse de ella.

Una vez incorporadas al texto, las resoluciones antisionistas figuraron en tres votaciones durante la Conferencia del Año de la Mujer en México. México votó a favor en todas ellas.

Primero hubo una votación acerca de si dos párrafos introductorios y dos párrafos operativos en la Declaración México llamarían a la eliminación del sionismo junto con el colonialismo, neocolonialismo, etc. El voto fue de 61 a favor de mantener dentro al sionismo, 23 en contra, y 26 abstenciones. México votó a favor.

La segunda votación fue respecto a la resolución que apelaba a que todas las mujeres proclamaran su solidaridad y apoyo a las mujeres palestinas y al pueblo palestino en su intento por poner fin a las supuestas flagrantes violaciones de derechos humanos fundamentales cometidas por Israel. El voto fue de 66 a favor, 3 en contra y 35 abstenciones. México votó a favor.66 La declaración final de la Conferencia incluía cuatro párrafos que condenaban al sionismo y exhortaban a su eliminación. Fue adoptada con 89 votos a favor, 3 en contra (Israel, Estados Unidos y Dinamarca) y 18 abstenciones. México votó a favor.

Cuenta Rabasa que cuando se presentó ante el plenario la declaración final que condenaba al sionismo, él se opuso a que se votara afirmativamente, pero Echeverría ordenó que así se hiciera.67 Aída González confirma esta versión: la instrucción para votar a favor llegó directamente de Echeverría.68

Esta orden presidencial se dio a pesar de un compromiso que Echeverría había adquirido al respecto. Para explicarlo, retrocedamos al momento en que la condena al sionismo fue introducida en el texto de la Declaración México.

Cuando ya había dado inicio la Conferencia del Año de la Mujer, las organizaciones no gubernamentales judías que estaban participando fueron advertidas por el director de la división de Derechos Humanos de la onu, Marc Schreiber, de que se estaba preparando un ataque al sionismo en el seno de la Conferencia.

Schreiber le había mostrado a Yaakov Dorón, delegado adjunto de Israel ante la onu y consejero de la delegación israelí, el último boceto de la Declaración México, y ahí no aparecía mención alguna al sionismo. Efectivamente, el borrador de la declaración que está en el Archivo Histórico de la Secretaría de Relaciones Exteriores pugna por la “eliminación del imperialismo, del colonialismo, del neocolonialismo, de la ocupación extranjera, de la dominación extranjera, del racismo y el apartheid”, pero no menciona el sionismo.69

Sin embargo, unas horas más tarde, Marc Schreiber les mostró que el borrador había cambiado. En medio de todos los movimientos que se debía combatir, alguien había introducido con lápiz “sionismo”.70

La primera reacción israelí fue de incredulidad: “Si agregan ‘sionismo’ –preguntó Dorón– ¿por qué no agregan también ‘reumatismo’?”. Schreiber le instó a que se diera cuenta de la seriedad del tema. Le avisó que el secretariado aún no lo había aceptado, pero que era un peligro inminente.

Esa noche el documento fue impreso y, al día siguiente, la condena al sionismo ya había sido incorporada al texto. Evelyn Sommer asevera que el secretario general de la Conferencia, Pedro Ojeda Paullada, podía haber rechazado la inclusión, en cuyo caso ésta no se hubiese dado, pues México, como país anfitrión, tenía la facultad de impedirlo, pero no lo hizo.71

Para demostrarlo, Evelyn Sommer nos refiere a la Conferencia de la Mujer en Kenia, que se llevó a cabo en 1985 como conclusión oficial de la Década de la Mujer iniciada con la Conferencia en México. La declaración emanada de la conferencia para la mujer en Kenia menciona el “imperialismo, el colonialismo, el neocolonialismo, el expansionismo, el apartheid y toda otra forma de racismo y discriminación racial”, pero no el sionismo, porque Margaret Kenyatta, presidenta de la Conferencia, se opuso a que se condenara al sionismo.72

En México, en 1975, cuando las organizaciones femeninas judías fueron puestas al tanto de la inclusión del sionismo en el documento, solicitaron una entrevista con el presidente Echeverría. Ésta se consiguió por medio de Elías Sourasky, destacado judío mexicano cuya labor filantrópica lo había acercado a las altas esferas del gobierno mexicano.73

En esa reunión Evelyn Sommer, como presidenta de la wizo, encabezó la delegación. La acompañaron Ilana Ben Ami, representante de la wizo de Israel; Zina Hartman, vicepresidenta de la delegación israelí que, además, había sido la presidenta del unicef cuando la organización recibió el premio Nobel en 1965; y el matrimonio Sourasky.

Durante la cita, que duró aproximadamente treinta minutos, Echeverría dijo enfáticamente: “Durante mi presidencia ese documento nunca va a pasar”.74 Les aseguró, “en los términos más enérgicos posibles”, que su país, como anfitrión de la Conferencia, nunca permitiría que ésta fuera “minada con la adopción de un lenguaje tan atroz”. Los judíos salieron muy satisfechos del recinto presidencial, convencidos de que así sería. Felices, incluso se tomaron una foto conmemorativa.

Esta garantía les pareció suficiente, pues “el país anfitrión tenía una gran influencia en el resultado” de la Conferencia. Sin embargo, más tarde dirían: “Echeverría no honró su compromiso a las mujeres y no se opuso al ataque al sionismo”.75

Años después, Emilio Rabasa escribió que hubo motivos importantes para hacerlo así: Los párrafos acerca del sionismo eran inadecuados, pero se estaba votando por la Declaración México como un todo. Además, México era el país anfitrión, y como estaba comprometido con las mejores causas a favor de la mujer, tenía que dar “un apoyo total” a la Declaración.76

Como lo señala Rabasa, la mayoría de los asistentes hicieron lo mismo. Aquellos que defendían al sionismo eran vistos como enemigos de la lucha contra la discriminación sexual.

Sin embargo, éstos no fueron los únicos motivos que impulsaron el voto de Echeverría. En efecto, en el manejo presidencial mexicano de la condena al sionismo en la Conferencia del Año de la Mujer es posible apreciar elementos que habrían de repetirse en el voto de México en Naciones Unidas respecto a la definición de sionismo como una forma de racismo.

Me refiero específicamente al propósito de Echeverría de posicionar a México como líder del tercer mundo, de cultivar su relación personal con los países árabes y de promocionar su candidatura para la Secretaría General de la onu.

Desde la llegada a México de Leah Rabin y Jehan Sadat, México había hecho notar su preferencia: la primera dama de Israel fue recibida por Socorro “Coqui” Gamboa de Rabasa, la esposa del secretario de relaciones exteriores, mientras que para su contraparte egipcia estuvieron presentes además de ella, las esposas del secretario de gobernación y del procurador general así como otros funcionarios.77

En la conferencia, México trató de formar un bloque unido de países latinoamericanos que pudiera ejercer influencia como grupo. No sólo México votó a favor, sino que varios observadores informaron que la dirección general de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México trabajó intensamente para convencer a las delegaciones latinoamericanas de que votaran a favor de la declaración y la resolución “por el bien de la unidad latinoamericana”. Este funcionario mexicano incluso argumentó que la delegación de Israel, que intentaba convencer a los países para que se opusieran a la Declaración, lo hacía tan sólo para “socavar la unidad latinoamericana”.78

Para muchos de los ahí presentes, estaba claro que lo que Echeverría buscaba era usar la Conferencia para obtener apoyo en su candidatura para el puesto de secretario general de la onu.79

Por eso mismo Echeverría no estaba dispuesto a arriesgar que la oposición a condenar al sionismo afectara sus relaciones con el mundo árabe. Así lo explicó Rabasa a Hanan Aynor, el embajador de Israel en México, y también al embajador de Estados Unidos en México, Joseph John Jova. Rabasa les reveló que el gobierno mexicano había decidido abstenerse de votar en el tema del sionismo en la Conferencia Mundial del Año de la Mujer, pero Echeverría cambió la instrucción para “salvar su gira de 14 países” en el Medio Oriente,80 pues los países árabes de por sí estaban molestos porque a último momento había decidido incluir a Israel en la gira.81

Años después, Aída González platicó del tema con Echeverría, y éste se excusó alegando que en su momento la Cancillería “no le había explicado bien” las implicaciones del caso.82

Aunque en general nadie parece haberse dado cuenta del alcance de la declaración, que sería un antecedente importante de la resolución 3379 contra el sionismo en la onu, sí se dieron algunas reacciones hacia la adopción de la condena al sionismo. En Buenos Aires la Organización Sionista Argentina protestó ante el ministro de relaciones exteriores por haber apoyado la declaración. En Ámsterdam también la presidenta de la Organización Sionista de los Países Bajos reclamó a su gobierno que no hubiera protestado aún más enérgicamente. En Londres, el Board of Deputies of British Jews expresó su “consternación y protesta” frente a la abstención de los delegados británicos, en una declaración enviada al secretario de relaciones exteriores.83

En México, el ambiente antisionista de la Conferencia, así como las resoluciones adoptadas, contrariaron a la comunidad judía. Como ya se mencionó, había sido un judío mexicano quien consiguió una cita con el presidente Echeverría para las representantes de las organizaciones judías no gubernamentales presentes en la conferencia. También hubo respuestas por parte de las organizaciones judías femeninas mexicanas, que desde el principio de la Conferencia se entrevistaron con Ojeda Paullada para hablar del tema. Sin embargo, cabe destacar que el órgano representativo de la comunidad judía mexicana, el Comité Central Israelita, mantuvo una postura apolítica, y “no asumió una respuesta particularmente visible”.84

Las organizaciones voluntarias estadounidenses judías hicieron una declaración pública en protesta.85 Sin embargo, el examen de los archivos de las principales organizaciones judías de Estados Unidos indica que, cuando se dio la condena al sionismo en el marco de la Conferencia del Año de la Mujer, éstas no responsabilizaron a México por el resultado de la conferencia. Siguieron considerando a México como un país amigo, y por ello su actuación posterior respecto a la resolución antisionista en la onu les pareció muy sorprendente.86

Para colmo, la introducción de la condena al sionismo provocó que algunos creyeran que la conferencia no había cumplido su cometido. Entre ellos, el representante de Barbados ante la onu, Waldron-Ramsey, afirmó que “se podía decir con seguridad que la Conferencia había sido un fiasco”.87

Lo cierto es que no hubo unanimidad en cuanto a qué tan benéfica había sido. Como se publicó en el Herald Tribune: “Para sus líderes [los organizadores] fue el mejor de los años. Para algunas feministas, fue el peor de los años. Pero para la mayoría de las mujeres que participaron […] fue tan sólo mejor que nada”.88

Por su parte, Rabasa consideró que la Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer fue “un triunfo para México”, a pesar de las críticas que enfrentó.89 Efectivamente, debe reconocerse que le dio a México una importante proyección internacional.

Aun Jova, quien lamentó que la conferencia hubiese sido marcada por la introducción de temas externos, reconoció que se logró un consenso fundamental sobre una amplia agenda de asuntos feministas y que el plan de acción establecía una buena base para continuar con la cooperación. A pesar de estar consciente de las dificultades que se habían presentado, concluyó su evaluación afirmando que la conferencia “resultó ser menos ruidosa y sin duda menos violenta de lo que algunos en México habían temido”.90

No obstante que el programa de acción final sólo tenía poder exhortatorio, y que no se sabía qué tanta influencia real iba a ejercer, muchos vieron la Conferencia como un evento que sí hizo una diferencia: le dio respetabilidad oficial a temas sociales que siempre habían sido minimizados.91

Aun así, es indudable que la inclusión de la condena al sionismo en la declaración oficial de la conferencia le restó poder a toda la Década de la Mujer. El liderazgo intentó minimizar su importancia, alegando que la Declaración México era un documento “relativamente sin importancia”, y que “la introducción de la cuestión del sionismo fue una jugada totalmente externa que algunos gobiernos introdujeron con fines de propaganda política”. Y agregaban que “desafortunadamente, este tipo de acciones son muy comunes hoy en día en las conferencias de la onu”. No obstante las justificaciones, muchas de las mujeres participantes, especialmente de Estados Unidos, pero también de otros países, compartieron una “profunda preocupación” por la “inyección”de la polémica sobre el sionismo.92

Ya que la condena al sionismo fue obtenida tan fácilmente, los países árabes y la urss se sintieron alentados para seguir con la acusación en otros foros.93 Fue así que en la Conferencia Mundial para la Mujer, Igualdad, Desarrollo y Paz, que tuvo lugar en Copenhague en 1980, se incluyó al sionismo entre el neocolonialismo y el racismo.94

Cabe señalar que a pesar de que en 1973 la 28ª Asamblea General de la onu ya había adoptado una resolución que hablaba de la “cooperación impía entre el racismo sudafricano y el sionismo”,95 la primera resolución explícita que menciona abiertamente al sionismo como discriminación racial se adoptó en México en 1975.

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9786078564422
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