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AGRADECIMIENTOS


E l Grupo Interdisciplinario de Estudios Políticos y Sociales, Theseus, de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Colombia, quiere agradecer a la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat) por su participación en la elaboración de este libro. Este trabajo conjunto es resultado de los espacios de deliberación y decisión, en el marco de la sistematización de experiencias del Paro del 2013, en los que participamos gracias a la disposición de Ascamcat. A través de esta publicación, queremos honrar a Ascamcat por la valerosa lucha de su pueblo, así como a los miles de hombres y mujeres, adultos, jóvenes y niños, que en este territorio han resistido con dignidad y nos han enseñado que la defensa de lo común es el soporte vital de nuestras existencias. Finalmente, agradecemos al Grupo de Investigación ComunAL, de la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP), por el apoyo en los diferentes momentos de redacción y discusión de esta obra.



NOTA METODOLÓGICA


E l proceso de investigación que condensa este libro es el resultado del trabajo del Grupo Interdisciplinario de Estudios Sociales y Políticos Theseus, como parte de un proceso inacabado de comprensión de las complejas dinámicas sociales, culturales, políticas y económicas de nuestro país, el cual ha permitido, fundamentalmente, establecer un diálogo con la región del Catatumbo y sus dinámicas específicas.

El ejercicio investigativo decantó un acercamiento a las dinámicas de movilización social en nuestro país que permitió indagar tres dimensiones claves: en primer lugar, la importancia de lo regional y del diálogo entre la academia y las regiones; en segundo lugar, las movilizaciones sociales populares; y, por último, las memorias plebeyas. El abordaje conjunto de estos tres elementos hace pertinente el análisis sobre las dinámicas contenciosas de las expresiones del movimiento social popular en el Catatumbo colombiano, tal como se planteó en el proyecto de investigación “Poder(es) en movimientos(s) procesos y dinámicas (re)constituyentes en Colombia durante el siglo XXI”.

El análisis de las dinámicas contenciosas más recientes en el país nos aproximó a las disputas del campesinado mediante la defensa de construcciones territoriales derivadas de procesos sociales y políticos comunitarios. En este contexto, se adelantó el proceso investigativo en torno al Paro del Catatumbo. En la investigación se asumió la importancia de plantear una metodología de trabajo que permitiera, por una parte, suplir los vacíos académicos que existían en torno al análisis de la movilización social desplegada en el Paro y, por otra, generar una dinámica de producción de conocimiento sustentada en la comprensión de lo regional, así como en el diálogo de saberes, al asumir la importancia de la comunidad campesina como un sujeto político portador de saberes y productor de conocimiento; una situación, por lo general, silenciada en el ámbito de la política, pero también desde los escenarios académicos.

Con base en esta doble exigencia de la perspectiva metodológica esta nota pretende, en primer lugar, situar la investigación con respecto a otras realizadas sobre el Catatumbo. En segundo lugar, fundamentar la perspectiva teórica desde la cual abordamos la investigación y orienta el acercamiento a la comunidad campesina y, finalmente, explicitar la materialización de esa perspectiva en los acuerdos llevados a cabo entre la mirada académica y la del campesinado. Así, entonces, esta perspectiva metodológica se estructura en tres momentos. El primero da cuenta de la producción bibliográfica con respecto al Paro; resalta cómo no existen documentos que, de forma sistemática, den cuenta del proceso de configuración y despliegue de las dinámicas de movilización social popular del campesinado catatumbero en el marco del Paro. En el segundo momento se expone la perspectiva metodológica que signó el proceso de investigación y sitúa el diálogo de saberes como un elemento central de nuestra perspectiva. En el tercer momento se exponen los acuerdos de trabajo que encaminaron el proceso dialógico con Ascamcat.

EL ESTADO DEL PROBLEMA

Gran parte de la producción académica sobre el Catatumbo coincide al afirmar que esta es una región históricamente atravesada por múltiples dinámicas de conflictividad, relacionadas, sobre todo, con luchas por la tierra, los recursos naturales y el control territorial entre diversos actores. En este marco se pueden rastrear tres ejes principales, estudiados y documentados como antecedentes académicos del presente trabajo: la caracterización histórica y geográfica de la región, la conflictividad territorial y el conflicto armado, y la movilización social.

Caracterización geográfica y geopolítica

Dada su incidencia en el desarrollo de la conflictividad en el Catatumbo, varios autores incluyen secciones de contextualización de la región desde el punto de vista geográfico. Camila Carvajal (s. f.), cuyo propósito es repasar los procesos históricos de configuración del Catatumbo con el fin de establecer posibles interpretaciones y explicaciones de la situación de conflictividad de esta región (p. 2), comienza por articular una breve caracterización (la ubicación, las características geofísicas, el ordenamiento del territorio, la composición geográfica y la ubicación desde la perspectiva geopolítica). A su vez, el informe Catatumbo, territorio de paz. Informe de derechos humanos, elaborado por la Corporación Colectivo de Abogados Luis Carlos Pérez-CCALCP (2012) inicia con una descripción geográfica, en la cual se resalta cómo, al contar con altísimas riquezas naturales y medioambientales (inmensos recursos hídricos, forestales, faunísticos, florísticos, petroleros y carboníferos, entre otros), la región del Catatumbo llama la atención del Estado, de grandes inversionistas de nivel nacional e internacional y de grupos armados ilegales. Es decir, de todo un conjunto de intereses que mantienen a la región en una constante tensión por el dominio y el control del territorio:

La región del Catatumbo se constituye geopolíticamente como área estratégica por tratarse de una zona limítrofe que comunica al Urabá [sic] con la República Bolivariana de Venezuela, al mismo tiempo, posee las inmensas riquezas ya mencionadas, razones que la convierten en un punto clave para las operaciones militares y económicas del Estado y a su vez, para el asentamiento de grupos armados ilegales que luchan por el control del territorio. En síntesis, la tensión por el territorio catatumbero se configura porque allí: se cultiva coca y palma; se contrabandea combustible, ganado y armas; se extrae petróleo y se explotan minerales de amplia demanda nacional e internacional. (CCALCP, 2012, p. 8)

Martínez (2012), cuyo propósito es realizar una aproximación a las dinámicas y las tendencias generales de acumulación en la región del Catatumbo, también analiza sus características geográficas y hace énfasis en sus implicaciones geopolíticas: las condiciones naturales del territorio y su potencial de interconexión debido al estatus de frontera lo hacen, según la autora, un corredor de integración estratégica.

Por su parte, Torres (2010) realiza una descripción de la zona en su estudio Impacto de la cooperación internacional en la sustitución de cultivos ilícitos y ordenamiento del Catatumbo. Estudio de caso del municipio de Tibú-Norte de Santander (2001-2007), dado que en esta convergen las principales variables propuestas en su trabajo como dinamizadoras del ordenamiento del territorio: establecimiento de cultivos ilícitos, economías ilegales, así como erradicación y sustitución de cultivos ilícitos por medio de la cooperación internacional (p. 72). Esta caracterización incluye la localización, las características fisiográficas y la importancia geopolítica. Según este documento, la importancia geopolítica de la región radica en que la cuenca sedimentaria del Catatumbo es una de las áreas en las que se encuentra gran producción de petróleo en el país (p. 75).

De acuerdo con Ordóñez (2007), el Catatumbo reviste un gran interés para diversos sectores, entre muchas razones por las múltiples condiciones geográficas con diferentes características topográficas y climáticas que se encuentran a lo largo del territorio y posibilitan la producción agropecuaria diversificada. Además, denota una gran riqueza natural, forestal, faunística, hídrica y mineral (principalmente petróleo y carbón) lo cual motivó su colonización en el siglo XVIII e inicios del XIX, sobre todo, de colonos atraídos por la fertilidad de sus suelos para el cultivo de café. Luego, en el siglo XX, la colonización se dio en razón a la existencia de yacimientos de recursos naturales como, por ejemplo, el petróleo, promovido desde 1933 mediante la Concesión Barco. En este sentido, la región del Catatumbo tiene un valor geopolítico, económico y fronterizo regional gigantesco, en tanto “se convierte en un punto de interconexión de toda la infraestructura energética, de transporte, ambiental, social e industrial que requiere el comercio transnacional” (p. 158).

Conflictividad territorial y conflicto armado

A fin de aproximarse a la situación de conflictividad presente en el Catatumbo, Carvajal (s. f.) aborda sus dinámicas históricas de configuración territorial. La autora parte del reconocimiento del territorio ancestral del pueblo barí, lugar de una permanente “circulación cultural” de distintas técnicas de subsistencia, de lenguas, de artes y de razas (p. 9). A continuación, analiza varios periodos temporales en la configuración territorial de la región: el primer proceso de colonización del entonces territorio barí (finales del siglo XVI a finales del siglo XVIII), la superposición de colonizaciones determinadas por la Concesión Barco y su consiguiente densificación demográfica, sumada al crecimiento poblacional en la zona derivado de la violencia bipartidista y, por último, un periodo de,

reestructuración inestable de la configuración del territorio, derivada tanto de la bonanza cocalera, como de la expansión del proyecto paramilitar, procesos ambos que derivaron en la conformación de una estructura agraria multimodal informal, la existencia de procesos de minería informal, con profundas implicaciones negativas en materia ambiental, y configurando la existencia paralela de varios modelos de desarrollo, algunas veces contradictorios entre sí. (Carvajal, s. f., p. 8)

Tras realizar este recorrido, la autora concluye:

Desde la Colonia hasta mediados del siglo XX, tanto las transformaciones espaciales, como los procesos de apropiación territorial y poblamiento en el Catatumbo transcurrieron al margen de las directrices del Estado (Cinep, 2016), y fueron dinamizados por lógicas económicas que poco tenían que ver con la integración de la región a las dinámicas nacionales. De ahí que los pobladores abriguen la idea del Estado como una existencia difusa. La ausencia de la maquinaria burocrática estatal en la zona incidió en el hecho de que la construcción de la legalidad y la legitimidad no fuera producto de su presencia efectiva sino de su anclaje en la experiencia propia de los pobladores locales (Aponte, 2012). Y esta situación limitó la posibilidad de que los poderes regionales, apoyados en la economía petrolera, pudieran constituirse como intermediarios de la articulación de la subregión con los mandos regional y nacional, como resultado de su poca injerencia en el proceso de poblamiento local. Así, las únicas vías para el ejercicio de la ciudadanía eran las elecciones y los controles militares (Minga y Progresar, 2008, p. 18)

Posteriormente, Carvajal (s. f.) introduce distintas temporalidades del conflicto armado en la región del Catatumbo a mediados del siglo anterior (“Inserción guerrillera 1970-1981”, “El orden guerrillero y los albores de la incursión paramilitar 1982-1998”, “Escalamiento del conflicto: disputas territoriales y configuración de un clúster cocalero 1999-2006”, y “El proceso de rearme 2006-2016”).

Por su parte, la CCALCP (2012) también se propone describir la historia de las dinámicas de violencia en la región, de manera que ubica sus orígenes en la década de los treinta del siglo XX, cuando el Gobierno, a través de la Concesión Barco, entrega los derechos de explotación sobre el Catatumbo a las empresas petroleras estadounidenses Colombian Petroleum Company o Colpet, y a la South American Gulf Oil Company o Sagoc (CCALCP, 2012, p. 14). Tanto el CCALCP (2012) como Martínez (2012), y Carvajal (s. f.), coinciden en relacionar las dinámicas de explotación de recursos energéticos en el Catatumbo con la conflictividad territorial y la aparición de organizaciones guerrilleras en la zona.

El conflicto presente en la región del Catatumbo lo caracteriza Loingsigh (2008) como resultado de los planes estatales y empresariales en la zona, motivados por la riqueza de recursos tanto naturales como minero-energéticos que promueven desde los sectores poderosos con la intención de instalar un modelo social y económico acorde con el neoliberalismo. El análisis del autor se concentra en la acción estatal y paramilitar a partir de la incursión de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) a la región en 1999, de modo que define la dinámica violenta en dicha región como un conflicto económico decidido a implementar un nuevo modelo de desarrollo en el que la guerra garantiza la explotación de los recursos:

La violencia allí se debe entender como una faceta más de una pugna por los recursos naturales, donde se considera a la población civil como una población sobrante asentada sobre riquezas naturales y como parte de una estrategia militar para derrotar a la insurgencia. (Loingsigh, 2008, p. 22)

El conflicto que vive la región del Catatumbo lo explica Ordóñez (2007) como una disputa por el control del territorio, producto de la importancia económica y geopolítica que reviste dicha zona. El autor, al igual que Loingsigh, se concentra en estudiar el conflicto a partir de la incursión paramilitar en 1999 (el periodo más cruento en cuanto a violaciones al derecho internacional de los derechos humanos y al derecho internacional humanitario), hasta el 2007, después de la desmovilización de las AUC, cuando se instaló una violencia basada en la estigmatización hacia la organización social y el campesinado por parte del Estado y su estrategia de seguridad democrática, y de reconversión de los paramilitares a grupos armados como, por ejemplo, las Águilas Negras.

Así, Ordóñez pone como corolario del conflicto en la región la disputa por los recursos, en la medida en que esta violencia es garante de la explotación petrolera, minera y agroindustrial emprendida históricamente en la zona, la cual ha tenido como medios predilectos el despojo y la militarización de la vida:

La militarización en el marco de la seguridad democrática ha beneficiado exclusivamente a los propietarios de cultivos agroindustriales de palma aceitera y de caucho, quienes por el contrario no han sido objeto de abusos por parte de la fuerza pública, también la militarización intenta demostrar la presencia y control estatal del Catatumbo para la puesta en marcha y ejecución de los megaproyectos anteriormente mencionados. (2007, p. 177)

La Ascamcat, en compañía de ACT Alliance, el Equipo Colombiano de Investigación en Conflicto y Paz (ECICP) y la Iglesia Presbiteriana de Colombia realizó también, en el 2014, una aproximación al conflicto territorial en la región del Catatumbo en el estudio Catatumbo; un territorio en disputa. Notas aproximatorias al conflicto (2014). En este estudio, los autores se proponen entender el conflicto colombiano de forma multidimensional, contrario –según ellos– al entendimiento convencional, propio de los sectores socioeconómicos y políticos dominantes. Así, conciben el conflicto colombiano (económico, social, político, ambiental, cultural y armado) como consecuencia de políticas económicas generadoras de carencias materiales en la población y fragmentaciones de los tejidos sociales, y de un régimen político excesivamente cerrado. Estos rasgos se reproducen particularmente en los escenarios locales y regionales, por lo que son, a su vez, constitutivos de las conflictividades territoriales en estas escalas.

Los autores comienzan por proporcionar un contexto que analiza la configuración de un Estado burocrático autoritario en Colombia y la implantación de la “Doctrina de Seguridad Nacional”, pasan luego por su declinación y el tránsito hacia un “Estado permanente de anormalidad territorial” (Ascamcat, 2014). A continuación, los autores enmarcan su objeto de estudio, esto es, el conflicto territorial del Catatumbo, como una disputa en el ejercicio de poder que se realiza a través de la estrategia neoliberal de la desterritorialización y el despojo. Junto con este panorama, el estudio presenta las implicaciones de la propuesta de constitución de una zona de reserva campesina en la producción del espacio social. En un tercer momento, el texto discurre sobre una aproximación a la naturaleza de Ascamcat como sujeto colectivo (la organización en cuanto expresión del movimiento campesino del Catatumbo, las causas y los momentos que han cruzado sus objetivos, su constitución como alternativa de paz y la estigmatización y persecución política que ha sufrido en la región).

Movilización social

Este eje no cuenta con tantos abordajes como los anteriores dos temas, dado que es un tópico de reciente incursión en la bibliografía sobre la región y se presenta de manera secundaria en las aproximaciones que pretenden dar cuenta de la dinámica de conflictividad y de construcción de paz en la zona. Así, Carvajal (s. f.), en su caracterización de la región del Catatumbo, realiza un balance tanto de los ejercicios de movilización y protesta popular como de los diversos actores no armados que convergen en el territorio.

La autora comienza por anotar que la movilización en esta región no es coyuntural, ni reactiva, sino que, por el contrario, obedece a luchas históricas por parte de los sectores populares a causa de la represión y la conflictividad, la falta de condiciones mínimas de vida y el abandono e incumplimiento estatal:

Como correlato al sistemático abandono del Estado, el campesinado del Catatumbo empieza a configurarse como sujeto político, dándose inicio a un fuerte proceso de movilización social que se mantiene vigente y que ha demandado, desde la década del ochenta y de la mano de la comunidad indígena barí y otros sectores populares del territorio, la garantía de sus derechos y el reconocimiento de su agencia e independencia por parte del Estado colombiano. (s. f., p. 18)

También afirma que la movilización social en la región ha sido profundamente estigmatizada y criminalizada por parte tanto del Gobierno, como de las élites locales y los grupos paramilitares, lo cual evidencia una persecución a líderes. En el diagnóstico de actores en el territorio Carvajal menciona a la Iglesia, a organizaciones defensoras de derechos humanos, asociaciones de víctimas y organismos internacionales. Asimismo, resalta la participación de organizaciones sociales centrales en el territorio tales como la Ascamcat, el Comité de Integración del Catatumbo (Cisca), la Asociación Comunidad Motilón Barí de Colombia (Asocbarí), la Asociación de Desplazados de la Provincia de Ocaña (Asodepo) y las Organizaciones de Población Desplazada de Norte de Santander (p. 32).

Por su parte, Cruz (2017) lleva a cabo un análisis del Paro del Catatumbo en el 2013 desde el enfoque de procesos políticos en el análisis de los movimientos sociales, para lo cual toma como factores estructurantes de las movilizaciones tres elementos: las estructuras de oportunidad política, las estructuras de movilización y los marcos de acción colectiva. Estos elementos, ubicados para la movilización de estudio, se reflejan para el primer punto –según el autor– en los elementos de contexto político que favorecieron la gesta de diversas expresiones sociales como, por ejemplo, dicho paro; estas las caracteriza el autor como producto de los diálogos de paz con la guerrilla de las FARC-EP, y de la relativa apertura política que se dio en el gobierno de Juan Manuel Santos en comparación con su antecesor. Las estructuras de movilización que viabilizaron la protesta las ejecutó, principalmente, Ascamcat, la cual se vio en la capacidad de organizarse tanto interna como externamente y convocar así a diversos sectores de la sociedad. Por último, el marco de acción colectiva que guió el sentir de los campesinos participantes fue la construcción de la Zona de Reserva Campesina del Catatumbo (ZRC-C).

Este autor describe el paro en cuestión, y establece tres momentos correspondientes a los cambios de la contienda política:

En el primero, el gobierno responde con la criminalización y la represión, mientras los manifestantes ganan adeptos. En el segundo, el gobierno oscila entre negociar y proponer un plan alternativo que desconoce el pliego de exigencias de los manifestantes, esperando que la movilización se desgaste. En fin, en el tercer momento la estrategia del gobierno parece rendir sus frutos, pues los manifestantes recurren a una comisión de mediadores y acceden a retirar los bloqueos para negociar. (2017, p. 8)

Por último, es importante mencionar que Ascamcat ha desarrollado un ejercicio de sistematización de sus experiencias, el cual cuenta con importantes insumos que permiten entender las dinámicas presentes en el territorio, así como las luchas y las movilizaciones lideradas por esta organización. En este sentido, es destacable el esfuerzo conjunto que se llevó a cabo con el Colectivo de Abogados Luis Carlos Pérez en el diseño del “Plan de desarrollo alternativo para la reconstrucción y permanencia de la economía campesina en la región del Catatumbo-Norte de Santander” en el 2012, así como una cartilla “Qué es la reserva campesina y el Plan de desarrollo alternativo para la reconstrucción y permanencia de la economía campesina en la región del Catatumbo?”.

El “Plan de desarrollo sostenible” marca un hito en Ascamcat y repercute en su fortalecimiento como organización social, en la medida en que surgió como respuesta a la demanda que hizo el Gobierno, por medio del Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (Incoder), de formular una visión de su territorio enmarcada en la figura de la zona de reserva campesina (ZRC), por la cual se retó a esta a asumir un rol propositivo, de manera que se posicionó dicho documento como requisito para la declaración de la región como ZRC.

Este texto refleja una metodología participativa y de construcción colectiva con las y los campesinos catatumberos, por la cual se consignan algunos referentes teóricos que sustentan la visión que tienen del territorio, el medio ambiente, la economía campesina, la acción política y el tejido social. Una segunda parte del documento aborda las condiciones físicas del territorio, la historia de la región y su situación actual en términos económicos, sociales, políticos y organizativos, y se resaltan las diversas conflictividades que se presentan. Así, por último, desde una visión propositiva, plantea soluciones a las problemáticas mencionadas con base en la ZRC, en las cuales se evidencian los proyectos concretos que se visualizan en los múltiples sectores concebidos. En este sentido, el plan se define como una,

apuesta para garantizar el bienestar, la estabilidad y el buen vivir del campesinado en la región a partir del desarrollo de su economía y del tejido social; construido a lo largo de muchos años de resistencia y defensa del territorio. Así mismo, como una estrategia para la conservación y cuidado del medio ambiente y la riqueza natural de la región. (Ascamcat y CCALCP, 2012a, p. 30)

La cartilla mencionada nace de un esfuerzo de Ascamcat por resumir y transformar el lenguaje técnico presente en el “Plan de desarrollo alternativo” a uno simple y gráfico, el cual permite extender los conocimientos y adelantos consignados en dicho documento y así hacerlos accesibles a los ciudadanos comunes que habitan la región del Catatumbo, de manera que se prioriza su entendimiento por parte de la base campesina catatumbera. Dicho material consigna la historia de Ascamcat como organización, la historia de las ZRC y el interés de cobijar bajo esta figura la región del Catatumbo, una contextualización de la situación económica, ambiental y social de la región y, por último, los planes y proyectos que se consignaron en el plan con el fin de solucionar las múltiples problemáticas identificadas, tal como el “Plan de manejo ambiental”.

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