Читать книгу: «Tendencias organizacionales y democracia interna en los partidos políticos en México», страница 3

Шрифт:

1.1.2 Estado de la cuestión

El objetivo de esta sección es responder a la pregunta ¿qué conocemos sobre la democracia interna en los partidos políticos? Al respecto, haciendo un ejercicio de sistematización de la literatura relativa a la democracia interna surgida a partir del siglo XXI, ésta puede agruparse bajo dos directrices que enfatizan la democracia interna: 1) a nivel estatutario o 2) en el plano de los procesos internos.

Como se ha apuntado en otros espacios (Espejel, 2013 y 2018), los estudios existentes pueden ser agrupados en tres grandes tipos de investigaciones enmarcadas en dos bloques. En el primer caso se encuentran los trabajos que intentan dilucidar la democracia interna a través del ámbito estatutario (estudios sobre lo que debe y puede), mientras que, en segunda instancia, destacan las investigaciones que se centran en la realidad partidaria (estudios sobre lo que es la democracia interna). Así, el primer bloque se ha denominado estudios jurídicos, pues se centran solo en la normatividad apelando por su reforma en el caso de partidos que no legislen sobre la democracia interna. Por otro lado, el segundo bloque de trabajos denominado estudios politológicos se integra por estudios que retoman cautelosamente el aspecto de las reglas, dirigiendo su mirada a lo que sucede en los procesos de selección de candidatos y/o dirigentes.

Respecto a los estudios jurídicos, existen dos tipos de trabajos, los cuales se concentran en el análisis de los estatutos. Sin embargo, los estudios sobre lo que debe ser apelan a su reforma, mientras los trabajos sobre lo que puede ser la democracia interna tienden a evaluar las reglas del juego.

Así, los trabajos sobre el deber ser enfocan su atención en la protección de derechos fundamentales, similares a los que goza cualquier ciudadano vía la Constitución (libertad de expresión, asociación, derecho a la información, entre otros), la posibilidad de participar en la toma de decisiones (a través del voto), así como mecanismos de control político del militante al dirigente, los cuales deben encontrarse reglamentados en los estatutos del partido (Navarro, 1999; Cárdenas, 1996). Por ende, este tipo de abordaje es meticuloso al solicitar un catálogo de derechos y libertades que debe poseer la militancia al interior de los partidos. Por ejemplo, Cárdenas plantea que los derechos que deben reconocer y protegerse al militante, al interior de un partido, son:

La participación directa o mediante representantes en las asambleas generales; la calidad del electorado, tanto activo como pasivo, para todos los cargos del partido; la periodicidad en los cargos y en los órganos directivos; la responsabilidad en los mismos; la revocabilidad de los cargos; el carácter colegiado de los órganos de decisión; la vigencia del principio mayoritario en los órganos del partido; la libertad de expresión en el seno interno; la posibilidad de abandonar el partido en cualquier momento; el acceso a la afiliación; al ser escuchado por los órganos arbitrales internos, antes de la imposición de cualquier sanción; al acceso a la información sobre cualquier asunto; al libre debate de las ideas y decisiones principales; a la seguridad jurídica; a la formación de corrientes de opinión y, en algunos casos, a la existencia de mecanismos de democracia directa en el interior del partido, tales como el referéndum o el derecho de iniciativa para reformar normas (Cárdenas, 1996: 21).

Ahora bien, sin lugar a dudas, este tipo de abordaje posee mucho valor, debido a que su mirada prescriptiva proporciona una excelente guía sobre cómo deberían acontecer los procesos de toma de decisiones al interior de la organización, qué derechos deberían poseer los militantes, y con qué instrumentos deberían contar para exigir cuentas a sus dirigentes. Pese a ello, es importante decir que el alcance de estas investigaciones es limitado, en la medida en que no evalúan la realidad partidaria.

A lado de este tipo de análisis se encuentran quienes, en lugar de centrarse en la elaboración de una crítica prescriptiva, están interesados en evaluar el ámbito estatutario de las organizaciones partidistas. Este grupo de trabajos parte de la importancia del estatuto, ya que cumple funciones vitales para las organizaciones, tales como: 1) definir la ideología, principios y objetivos de la organización; 2) aclarar los canales de afiliación; 3) mostrar la jerarquización del partido y los métodos de selección; 4) describir el rol, así como la relación entre las diferentes unidades administrativas; y 5) establecer las secretarías de los comités ejecutivos y sus funciones, en áreas trascendentales como el desarrollo de políticas, finanzas, capacitación, comunicación y relaciones con la sociedad civil (Breth y Quibell, 2003: 9).

Este tipo de trabajos opta por dos caminos metodológicos distintos al elegir la unidad de análisis. En primera instancia, algunos incrementan el número de observaciones para comparar, aunque reduciendo el número de variables relativas a la democracia interna.

Es el caso del trabajo de Scarrow, Webb y Farrell (2004), quienes analizan los estatutos de dieciocho democracias europeas respecto a la selección de candidatos, dirigentes y formulación de plataformas, afirman que estos procesos cada vez son más inclusivos, pero sin restringir a los líderes de una vez y para siempre. Otro ejemplo es el trabajo de Freidenberg (2006) en el cual se muestra que, a pesar de la tendencia a la mayor participación de los militantes en la selección de dirigentes y candidatos, vía los estatutos, aún persiste el peso de los órganos ejecutivos colegiados en América Latina. Además, en el mismo contexto, Gallo (2005) analiza las elecciones abiertas para seleccionar candidatos presidenciales, encontrando en los estatutos cierta tendencia a la democratización.

En segunda instancia, otros trabajos prefieren reducir el número de observaciones, con el objetivo de lograr mayor profundidad, ya sea centrándose en un sistema político o en un partido, con el propósito de identificar un mayor número de variables relativas a la democracia interna. El trabajo de López (2008) aborda los, hasta entonces, principales partidos en España: el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español. El autor resalta los derechos fundamentales que resguardan los estatutos, mismos que deben ser evaluados “en el plano del funcionamiento de la vida interna” (López, 2008: 68).

En el caso mexicano, los trabajos de Rodríguez y Mendivil (2017) y de Vaquera (2017) se enfocan en el análisis de la normatividad de los partidos después de la reforma electoral de 2014. A partir de ello, Rodríguez y Mendivil clarifican la necesidad de una “nueva regulación explícita y exhaustiva de la democracia interna de los partidos políticos” (2017: 22), en virtud de los déficits encontrados en materia de revocabilidad de los cargos directivos, de la rigidez de los requisitos para ocupar cargos directivos, de la libertad de expresión, de la igualdad de derechos, del acceso a la información, de la tipificación de causas de expulsión, del establecimiento de procedimientos de defensa del militante, respeto a las fracciones, entre otros. Por su parte, Vaquera plantea que, derivado del análisis estatutario, “México enfrenta un déficit en el funcionamiento de sus propias organizaciones (ya que) en muchas ocasiones cancelan la posibilidad de que militantes de la base pueden tener un real acceso a alguna candidatura” (2017: 21).

Ejemplos de los estudios de caso en México son los trabajos de Calleja (2000) y Lara (2002). Calleja se centra en el análisis estatutario del PRD, analizando veinticinco variables en el plano estatutario para determinar que el partido tiene “una tendencia casi nula a la oligarquía” (2000: 93). Lara, por su parte, resalta la estabilidad estatutaria de Acción Nacional, ya que en 60 años de vida solo había experimentado once reformas.

Vale la pena concluir el apartado de los estudios jurídicos haciendo hincapié en la necesidad de ampliar el catálogo de derechos de la militancia, como sucede con los estudios sobre el deber ser. No obstante, es evidente que confrontar un catálogo amplio de derechos en la realidad se torna una tarea titánica condenada a abordar únicamente al plano estatutario. Ahora bien, el análisis de los estatutos constituye un primer nivel de interés, aunque insuficiente, ya que en contextos como el latinoamericano, los estatutos suelen ser una evidencia débil para aportar información sobre lo que sucede en la organización. De ahí que sea necesario trascender al análisis sobre lo que es la democracia interna.

En ese sentido, el segundo bloque de trabajos, los estudios politológicos, parte de la idea que el ámbito estatutario puede ser una débil huella de lo que sucede en la realidad organizativa, centrándose, por tanto, en el análisis de los procesos de toma de decisiones, por ejemplo, la selección de dirigentes y/o candidatos.

De igual forma, existen dos conjuntos de trabajos. Primero, aquellos que optan por aumentar las observaciones, reduciendo el número de indicadores; normalmente estos trabajos abordan solo selección de candidatos. A nivel internacional, resaltan los trabajos centrados en el caso asiático de Chambers y Croissant (2008) y de Linz (2004). En el primero, los autores concluyen que en pleno siglo XXI, en los tres principales partidos de Tailandia, las decisiones son tomadas por el líder del partido y/o un grupo cerrado. En el segundo trabajo se da evidencia sobre la variación a lo largo del tiempo, pues los partidos se hacen más inclusivos en la medida en que permiten celebrar elecciones internas. Esto ha dado origen a un conflicto entre dos visiones organizativas: por un lado, el ala revolucionaria cuyo modelo de partido es elitista-centralista y, por el otro, la democrática con un modelo que apela a compartir el poder con la militancia.

En América Latina, resaltan los trabajos de Aquino (2004), Duque (2009) y Picado (2009), que dan cuenta, respectivamente, de los casos de República Dominicana, Colombia y Costa Rica. Aquino da evidencia respecto al mayor éxito de los partidos centralizados (Partido de la Liberación Dominicana) sobre los descentralizados (Partido Reformista Social Cristiano y Partido Revolucionario Dominicano) en la implementación de elecciones internas de candidato presidencial. Duque, por su parte, proporciona evidencia sobre la incongruencia del Partido Liberal y el Conservador, en términos de la correspondencia de las reglas escritas con las prácticas reales para seleccionar candidato presidencial, de 1974 a 2006. Finalmente, Picado analiza los procesos de selección del candidato presidencial y diputados en Costa Rica, gracias a lo cual resalta los factores que influyeron en adoptar mecanismos inclusivos: reformas electorales, efecto de imitación y presión de organismos internacionales. En este trabajo se destacan las variables exógenas que pueden incidir en la profundización de la democracia interna.

En el caso mexicano, se encuentran los trabajos que estudian diversos partidos. Destacan los aportes de Reveles (2011 y 2008), quien, en el primer trabajo, da evidencia sobre la inexistencia de apertura a la militancia en la elaboración de las plataformas políticas en el PRD y el PAN, y la reforma estatutaria en el PRI, en la antesala de la elección presidencial de 2006. En el segundo, el autor relaciona los valores ideológicos y la democracia interna, gracias a lo cual muestra que el pensamiento neoconservador de Acción Nacional fomenta las dirigencias jerárquicas y verticales; mientras que el pensamiento nacionalista-revolucionario y su fusión con la izquierda social, del PRD, derivan en menor respeto por la autoridad, así como en un mayor conflicto y debate internos. Prud’homme (2007), por otro lado, muestra que el origen partidario es importante para comprender el consecuente modelo de partido y su (presencia/ausencia de) democracia interna. El trabajo de Sarabia (2011) brinda evidencia sobre los procesos de selección de candidatos a presidencias municipales en los principales partidos en Ciudad Juárez, concluyendo que las fuerzas partidistas a nivel local son organizaciones pragmáticas en busca del voto, más que en la representación de intereses sociales. Por su parte, Corona (2013) se enfoca en el estudio de las tendencias oligárquicas del PRI, el PAN y el PRD en los procesos de selección de dirigencia nacional de 1988 a 2012. Entre sus hallazgos muestra que la oligarquización de los partidos es causa de “la apropiación de los puestos de dirección y candidaturas opuestos de elección, por parte de grupos de interés, familiares y amigos que se rotan el poder” (Corona, 2013: 429). Por otro lado, Manteca (2018) revisa los métodos de selección de candidatos del PRI, PAN y PRD, de 1994 hasta 2017. En su trabajo encuentra un claro “incremento del control de los partidos en detrimento de métodos de participación ciudadana más abiertos” (2018: 159).

Además, resaltan trabajos que analizan un solo partido, centrándose en pocos indicadores (selección de candidato presidencial y/o dirigencia), gracias a la profundidad logran dar cuenta de los diversos actores, de las estrategias y de la lógica que subyacen a dichos procesos.

La investigación de Reveles (2013) se enfoca en el estudio de la coalición dominante del PAN, concluyendo que en este partido, producto de sus principios neoconservadores, los dirigentes tienen un papel más amplio que las bases, de ahí el énfasis en métodos de selección indirectos. Por su parte, Zamitiz (2013) estudia el caso del PRI mostrando que luego del año 2000, cuando el PRI perdió la titularidad del Poder Ejecutivo, se encontraron dos patrones de conducta: al existir igualdad de fuerzas entre los contendientes, emerge el conflicto (2006), mientras que ante la desigualdad de fuerzas se genera la unión de los grupos en torno al mejor posicionado en busca del triunfo (2012).

El trabajo de Bolívar (2013) se centra en la oligarquización del PRD, a partir de la llegada de la corriente Nueva Izquierda a la dirigencia nacional en 2008, muestra que este evento dio lugar a una izquierda dividida en México: una fuerza ciudadana al margen del partido y el partido distanciado de los movimientos e interesado en mantener sus cuotas de poder. Por su parte, el trabajo de Espejel (2014) da cuenta de la ausencia de democracia interna en el Partido Verde Ecologista de México, ya que, entre otras cosas, la dirigencia nacional estuvo al poder de integrantes de una familia: de 1991 a 2001, en Jorge González Torres, y de 2001 a 2011, en Jorge Emilio González Martínez.

El trabajo de Díaz (2014) se enfoca en el estudio de los procesos de selección de candidato presidencial en el Partido del Trabajo, de 2000 a 2012. En su investigación, se resalta la concentración de poder en la Comisión Ejecutiva Nacional, encargada de decidir sobre la selección del candidato presidencial. El texto de Bolívar (2014) sobre Movimiento Ciudadano evidencia la existencia de tendencias oligárquicas en la renovación de dirigentes, lo cual ha generado que dicho órgano se convierta en un grupo compacto y cerrado. El trabajo de Corona (2014) sobre el Partido Nueva Alianza da cuenta de los procesos de selección de dirigente nacional, mostrando que se trata de una organización dominada por grupos de poder que se apropian de los cargos directivos y de elección popular, a través de métodos antidemocráticos.

Finalmente, el análisis de Bolívar (2017) centrado al estudio del partido Movimiento de Regeneración Nacional, da cuenta de tendencias poco democráticas al interior de la organización, toda vez que quienes ocupan los cargos de dirección son un grupo compacto, aunado a que no se permite la creación de grupos internos. A lo anterior se suma el peso del liderazgo de Andrés Manuel López Obrador en la organización. Vale la pena decir que con los estudios politológicos se logran apreciar los actores en pugna, resaltar la importancia de la génesis, el papel que juegan los dirigentes, así como la modificación de las decisiones internas y algunos factores que propician dicho cambio, por ejemplo, tal como los triunfos y las derrotas electorales, las reformas electorales y la presión de organismos internacionales.

Para cerrar el apartado de los tipos de estudios, se puede mencionar que en el marco teórico, tal como hacen los estudios cercanos a la ciencia política, se observa la democracia interna en las reglas y, sobre todo, en los procesos internos, teniendo en consideración las peculiaridades, factores y actores mencionados anteriormente.

1.2 Tendencias organizacionales

En este apartado corresponde construir el modelo teórico para el análisis de los siete casos de estudio que se abordan: el PRI, el PAN, el PRD, el PT, el PVEM, MC y MORENA. La apuesta, en términos generales, recupera una gran lección emanada de Duverger y Panebianco sobre la importancia del origen para entender el devenir de los partidos políticos, sin que ello signifique una camisa de fuerza. La democracia interna no es la excepción. No obstante, en primera instancia se aborda brevemente cómo se ha considerado a la democracia interna: como variable independiente (que explica algo más) o como variable dependiente (que requiere alguna explicación plausible). Enseguida se analizan algunas definiciones sobre democracia interna, mismas que ayudarán a construir un concepto de democracia interna entendida como la distribución de poder. De igual forma, la revisión de dichas definiciones hace posible dar cuenta de sus dimensiones e indicadores pertinentes. Acto seguido, se desarrolla y justifica la perspectiva teórica, como un recurso nodal para analizar el nexo entre el origen partidario, la estabilidad (vía reglas formales o informales y la tendencia organizacional que denota la (ausencia/presencia de) democracia interna en los siete casos seleccionados.

1.2.1 Democracia interna como respuesta y problema a resolver

Ahora bien, rastreando en los estudios ya mencionados, es pertinente observar el lugar que ocupa la democracia interna en los procesos partidistas, ya sea como variable independiente o dependiente. Para algunos autores, la democracia interna es un asunto que permite explicar y solucionar, en parte, por qué los partidos políticos son percibidos de forma negativa por la ciudadanía. Para otros autores interesados en la dinámica endógena, la democracia interna es un problema a resolver. Ante esto, la respuesta que ha permeado la academia se centra en la eficiencia, como atributo identificado por Michels en la primera mitad del siglo XX; sin embargo, resaltan un par de autores que permiten plantear la vuelta al origen de los partidos como la respuesta al tipo de democracia interna.

1.2.1.1 Democracia interna como explicación

Una problemática explicada por la democracia interna es la crisis de los partidos políticos. Por consiguiente, algunos autores plantean que “el diagnóstico y la respuesta a la crisis de los partidos como instrumentos de participación política ha de referirse necesariamente a los dos componentes estructurales del problema: los modelos de participación y de partido” (Llera, 2000: 37). A similar diagnóstico llegan los trabajos de Criado (2005), Cárdenas (1992) y García (2008), apelando a la reforma partidaria para solucionar el problema, creando confianza en el ciudadano “si modifican, entre otras cosas, sus estructuras, procedimientos y obrar, para tener un comportamiento democrático interior” (Cárdenas, 1992: 243). Con ello se podría aumentar su credibilidad ciudadana. No olvidemos que, como se planteó en la introducción, nuestros partidos políticos no gozan del respaldo ciudadano. Por lo tanto, es posible indicar que la democracia interna, además, puede explicar el descrédito de los partidos políticos ante la ciudadanía justificando, con ello, la necesidad de reforma.

Жанры и теги
Возрастное ограничение:
0+
Объем:
372 стр. 4 иллюстрации
ISBN:
9786073056373
Правообладатель:
Bookwire
Формат скачивания:
epub, fb2, fb3, ios.epub, mobi, pdf, txt, zip

С этой книгой читают