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1 Traducción del euskera al español: “Año de guerra, año de hambre”.

2 Se adopta el término de red social física en la acepción que Elisabeth Bott (1990) dio a los términos de red social y red familiar. La red social del individuo la constituye todo el conjunto de personas que conoce. Se añade la palabra física para diferenciarla de las redes sociales digitales o virtuales.

3 No se transcribieron aquí sus palabras porque en su mayoría están en formato conversacional, a través, digamos, de un método que es observación participante y algo más. Las partes de oralidad recogidas aquí son otras, pero necesarias para dar luz sobre un mundo mucho más amplio que el de una comunidad concreta.

4 Destaca entre ellas Carmen Nielfa Pico, una narradora inigualable que contaba con un afán excepcional de transmitir lo que conocía y había vivido. La vida compartida con ella, como hijo suyo, más allá de lo íntimo y personal, es para mí una fuente oral inabarcable e interminable, lo que da una belleza inusual al historiar desde las fuentes orales.

5 M. González (2009). Interpretar y argumentar. La hermenéutica gadameriana a la luz de las teorías de la argumentación. Madrid-México: csic-Plaza y Valdés.

6 En quien se inspira de manera determinante Koselleck es en Lubbe, quien concibió los conceptos como esquemas de orientación para la praxis y para la teoría, pues se caracterizan más por su potencial de transformación política de la realidad que por su significación de la realidad. Ibid., p. 149.

7 Orientarse en el mundo histórico como actividad humana no deja de ser ajeno a la hermenéutica, que ha sido pensada como un devenir de la autoconciencia hegeliana. Ibidem., p. 153.

8 J. C. Romera (2008). La historia contada por sus autores o cómo hacer visible lo invisible. Ponencia leída en la Universitat Rovira i Virgili, Institut de Ciència de l´Educació. Tarragona. Trabajo inédito hasta el momento.

9 C. Geertz (1994). La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa.

10 V. Morales y Teresa Pereira (1997). Memoria oral de una transformación social. Percepciones de Madrid y sus pueblos a través de la senectud (1940-92). Madrid: uned, pp. 66-67.

11 J. C. Scott (2013). Elogio del anarquismo. Barcelona: Crítica, p. 180.

12 La lejanía es extraña a estas narraciones orales conversacionales. Nosotros queremos basarnos en la profundidad de la cercanía como acceso a las significaciones del mundo del testigo, lo que no deja de ser misterio. Respecto de este último, Walter Benjamín escribió lo siguiente: “Del misterio se habló desde siempre con la imagen del velo, que es un viejo cómplice de la lejanía”. W. Benjamín (1973). Experiencia y pobreza. En Discursos interrumpidos. Madrid: Taurus, pp. 167-173, citado en J. M. Esquirol (2018). La penúltima bondad. Ensayo sobre la vida humana. Barcelona: Acantilado, p. 14.

13 Según R. Mizrahi, “las ideas no son como pinturas mudas sobre un cuadro, es decir, reproducciones pasivas del mundo, sino ‘conceptos’, esto es, actos del espíritu. Y esto porque toda realidad, y en particular el pensamiento, es poder de acción […]”. Spinoza Madrid, EDAF, 1975, pp. 31-32. La intuición, también según Spinoza, no es un conocimiento misterioso, sino una percepción inmediata, la percepción evidente de un lazo lógico de implicación.

14 E. Sabrovsky (1996). El desánimo. Ensayo sobre la condición contemporánea. Oviedo: Ediciones Nobel, p. 203.

15 P. Freire (2006). Pedagogía de la tolerancia. Organización y notas de Ana María Araujo Freire. México: crefal, p. 91.

16 M. Mead (1997). Cultura y compromiso. Estudio sobre la ruptura generacional. Barcelona: Gedisa.

17 Ibidem, p. 35.

18 La narración genealógica se basa en una memoria de las personas, un mundo de recuerdos e imágenes, más alter que ego.

19 Comenta Margaret Mead que “para los arapesh no hay más pasado que el que ha estado encarnado en los viejos”. Mead, op. cit., p. 40. Se vislumbra una idea de pasado plano, nada profundo, en la idea que el mundo del viejo es inmemorial, siempre ha sido así, sin considerar que “las diferencias entre las costumbres primitivas y las adquiridas luego se han desvanecido en la comprensión y expectativas del pueblo”.

20 Nos referimos con genealogía extensa a todo el mundo relacional entre parientes, vecinos, compañeros de trabajo y amigos.

21 G. Steiner (2005). Gramáticas de la creación. Madrid: Siruela.

22 M. Zambrano (1988). María Zambrano, Premio Miguel de Cervantes. Barcelona: Anthropos, p. 77.

23 En este trabajo no se ha investigado sobre el valor terapéutico de la palabra, la logoterapia salvadora de Viktor Frankl, pero hay una conexión posible entre la búsqueda de sentido a la propia vida y el acompañamiento que el relato genealógico ofrece. V. Frankl (2003). El hombre en busca de sentido. Barcelona: Herder, p. 139.

24 Zambrano, op. cit., p. 77.

25 P. Bourdieu (1989). Sistemas de enseñanza y sistemas de pensamiento. En La enseñanza: su teoría y su práctica, J. Gimeno y A. Pérez. Madrid: Akal, p. 27. Tal vez ante la falta de conceptos se sustituyan por personas, lugares y cosas. Se frena la objetivación, abstracción y generalización, y se acelera la subjetivación, la familiaridad inmediata y la cultura nativa.

26 González, op. cit., pp. 222-224.

27 Ibidem, p. 222.

28 Idem.

29 G. Bueno (1997). El mito de la cultura. Barcelona: Editorial Prensa Ibérica, pp. 12 y 63. El filósofo hace una reflexión interesante al cuestionar que el prestigio gnoseológico de un contenido cultural tenga “la virtud suficiente para dignificar la ‘ontología’ de ese mismo contenido”.

30 Bourdieu, op. cit., p. 27.

31 El estereotipo de la relación entre padres e hijos marca la normatividad, pero en los relatos singularizados aparecen las personas y tras ellas la afectividad que las une, siempre dicho de forma sencilla pero significativa.

32 Alejandro Herranz en Seminario de Fuentes Orales. F. J. Martínez (ed.) (2001). Años de pobreza contados por nuestras abuelas y abuelos. Madrid: ies Giner de los Ríos, p. 74. El relato se refiere a los años de la primera posguerra, en los cuarenta del siglo xx, en algún lugar de la España rural.

33 Paula López en Seminario de Fuentes Orales. Op. cit.

34 P. Díaz (2016). Vida de Antonio y Carmelita. La militancia jornalera en Andalucía (1950-2000). Madrid: Los Libros de la Catarata, p. 127.

35 Josep María Esquirol se muestra convencido de que “quien no perciba lo más sencillo, tampoco sentirá lo más hondo. Paralelamente, una cultura alejada de la sencillez es también una cultura alejada de la profundidad”. Esquirol, op. cit., p. 16.

36 La degustación empezó a ser un lugar de socialización, sobre todo para las mujeres, a partir de los años setenta del siglo xx.

37 R. G. Collingwood mantiene que “no hay hechos en historia, sino acciones que expresan algún pensamiento”. González, op. cit., p. 169.

38 El vecindario no es el movimiento vecinal. Este último cuenta con un plataforma organizativa básica que fueron las asociaciones de vecinos. Según Pedro Ibarra, la identidad vecinal “aparecía cuando se otorgaba sentido a vivir en un determinado espacio urbano”. P. Ibarra (2016). Memoria del antifranquismo en el País Vasco. Por qué lo hicimos (1966-1976). Pamplona: Pamiela, p. 106.

39 J. C. Romera (2016). Génesis y desarrollo del pensamiento antifascista en tres generaciones durante la dictadura franquista: la razón social. Estudio de infancia y juventud de las clases populares antifascistas en Bizkaia y Gipuzkoa (tesis de doctorado). upv/ehu, España.

40 Steiner, op. cit., p. 154.

41 Ibidem, p. 153.

42 González, op. cit., p. 169.

43 F. Cruces (2007). De cucharas y corazones. Encarnación y densidad semántica en la cultura expresiva contemporánea. Documento repartido en el curso Fuentes para la antropología de Castilla y León. Escritura y oralidad. El Barco de Ávila.

44 Josep María Esquirol señala lo mismo cuando comenta que “un acontecimiento es un hecho desbordante de significación”, es decir, irreductible a la mera constatación o a la explicación causal. “Celebraciones, blasfemias, plegarias y lamentos, son la expresión espontánea, pero honda, de que el mundo humano rebasa los simples hechos” y el autor dice algo muy interesante cuando vincula a aquellas con la sabiduría inmemorial que no reduce la significación.

45 González, op. cit., p. 170.

46 Más adecuado sería denominarlo red social física, agregado o conjunto social, pues no todos los miembros de la red se conocen entre sí.

47 En realidad, tras finalizar la guerra no podemos hablar de verdadera paz.

48 Los testimonios que documentan oralmente el ejercicio de la solidaridad entre las capas populares son muy abundantes, y todos refuerzan dos juicios claros: por una parte, la intensidad de la represión ejercida sobre el bando perdedor de forma indiscriminada, y, por otra, la enorme capacidad de sacrificio, dirigido a la solidaridad de las redes familiares extensas y vecinales. Arantxa Garaikoetxea (Sestao, 1949) cuenta lo siguiente: “Un hermano de mi madre estuvo a pena de muerte, también por ser nacionalista. Estaba en el batallón Gordexola de Barakaldo […] y sufrieron bastante. Al final le conmutaron la pena de muerte, pero esa fue un poquito la tragedia que vivieron un poco mi ‘ama’ (‘madre’ en lengua vasca), que fue la que más iba a Larrinaga o al Estado Mayor, a llevarle comida, ropa…”. B. Solé y Beatriz Díaz (2013). Era más la miseria que el miedo. Mujeres y Franquismo en el Gran Bilbao: Represión y Resistencias. Bilbao: Asociación Vizcaína de Investigación Histórica, p. 29.

49 La comunidad también se fracturó, las denuncias son prueba de ello, y se agregan al vecindario familias populares, pero del bando vencedor, lo que entre rechazo, recelo y necesidad de convivir, se añaden características nuevas, si bien el calado de estas últimas parecen ser periféricas.

50 Negrín fue jefe de Gobierno en los años de la Guerra Civil, durante la Segunda República Española.

51 El espacio de la sociabilidad es contado como espacio biográfico comparativo, es decir, genealógico.

52 Son los sobrenombres, apodos y motes un espacio lingüístico de mucho interés desde los estudios de la sociabilidad, tal y como Maurice Agulhon la entendió y desarrolló. M. Agulhon (2016). Política, imágenes, sociabilidades. De 1789 a 1989. Zaragoza: Prensas de la Universidad de Zaragoza, pp. 103-118.

53 Sobre la construcción y recepción de las identidades de género en la cultura visual del periodo autárquico en España (1938-1953), es fundamental el libro de María Roson, Género, memoria y cultura visual en el primer franquismo. Materiales cotidianos más allá del arte.


La muerte del folclor

benjamín valdivia

De la folcloridad

Si bien los orgullos nacionales están presentes en cada conmemoración de las comunidades, su introversión se agudiza en tiempos de crisis. Así, los grandes conflictos dan lugar a la consolidación de regionalismos como una forma de resistencia planteada frente a los acontecimientos que conllevan cambios. A pesar de seguir ideales de conjunción o totalización, los países tienden a aislarse en la protección de sus logros. Los siguientes dos ejemplos nos aclaran el panorama: las independencias nacionales en Latinoamérica en el siglo xix y las utopías marxistas del siglo xx. En el primer caso, debido a su fuerte lazo común, se buscó la convergencia de todas las colonias españolas en la constitución de una patria única. Fue entonces como ahora un “sueño bolivariano” que insistía en no desmembrar el continente sino formar un solo y poderoso país. A pesar de tener semejanzas idiomáticas, religiosas y de intenciones liberadoras, los distintos sectores de la inmensa colonia española enfrentaron fuerzas que dividieron el ideal, lo que provocó que la independencia se redujera a un país específico o hasta partes internas, separando los países mismos.

El segundo caso desborda la unidad continental y tiene un alcance planetario. Conforme al planteamiento clásico de Marx, las formaciones económico-sociales mantienen un carácter sistemático; de ahí que la transformación histórica debe tener una eficacia mundial en la conversión del Estado capitalista al comunista. La discusión en torno a la factibilidad o no de una sola organización de trabajadores por encima de todos los orígenes nacionales fue álgida y llevó a la ruptura entre distintas tendencias de la Primera Internacional; luego se puntualizó como diferendo entre la “revolución mundial” o el “socialismo en un sólo país” con el consiguiente distanciamiento entre trotskistas y leninistas. El tema de fondo fue siempre si la utopía tenía valor aplicativo en todo el mundo o sólo en ciertos lugares.

Ambos ejemplos de ambición totalizadora nos advierten de la resistencia histórica de los pueblos a integrarse en cuerpos sociales más amplios. Es como si en el interior de las poblaciones se percibiera una cierta tendencia centrífuga que amenazara con dispersar su identidad. Las naciones se asumen como entidades en peligro de dejar de ser al verterse en nuevas condiciones de asociación territorial, política o económica. En 2016, la Unión Europea vivió el proceso británico de separación y el presidente electo de Estados Unidos señaló entre sus prioridades revocar las condiciones de los tratados internacionales de comercio suscritos por su país.

La cultura, sin embargo, acontece en condiciones diversas, pues su desarrollo fluctúa entre la defensa de la identidad y la apropiación de modas externas. En ese sentido, dentro de un mismo país conviven formas culturales provenientes de distintas raíces históricas, pero influenciadas por la cultura internacional dominante. El movimiento musical latinoamericano de la segunda mitad del siglo xx hizo visible ese sincretismo que busca condensar las oposiciones de las modalidades ancestrales y las novedades en la manifestación. En dicho movimiento, se recuperan expresiones musicales folclóricas, que se mezclan con una intencionalidad independentista y con una posición política socialista, además de integrar tecnologías e instrumentos de avanzada. Este último aspecto es mucho más visible en la bossa nova. Así, sobrevivencias prehispánicas se agrupan con ideales de independencia decimonónicos y con filiaciones marxistas conforme a las resoluciones de la discusión del siglo xx. Pero el énfasis está siempre en sustentar una identidad de la “gran patria” latinoamericana en su raigambre prehispánica o en la asimilación de lo hispánico en el orbe preindependiente, es decir, en el sustrato del folclor. La prueba estaría en la integración de instrumentos de cuerda que no eran usados en la etapa previa a la Conquista.

Se observa, también, que una vez estructurada la fusión identitaria de lo histórico con lo contemporáneo, la manifestación resultante se pone a disposición de comunidades externas a la originante. Sucede, en el modelo musical que se señaló, un desplazamiento de los actores representativos hacia otros continentes, dando un despliegue mundial a lo que en principio era íntimo de una comunidad en busca de sus integraciones. A su vez, esa fórmula exportada se convierte en moda para otros países o regiones; la folcloridad deviene mundialización.

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