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LA PROCEDENCIA

Una novela de

Ruthy García

©LA PROCEDENCIA by Ruthy García

Primera edición Ebook e impresa: enero 2018

Corrección y maquetación: Isabel Mata Vicente

isalbamatadiccionario@gmail.com

Todos los derechos reservados.

Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, su inclusión en un sistema informático, su transmisión en cualquier formato o por cualquier medio, registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del autor.

Gracias por acompañarme hasta el final del pasillo, el paseo fue algo perturbador en la primera entrega de “El Lapso”, ahora quiero que me acompañes también en esta búsqueda, pero esta vez, el final lo elijo yo.

Palabras de Klaire

Parece que estoy sumida en un nido de recuerdos inconclusos, tengo frescos en la memoria aquellos momentos excitantes junto a él, era inevitable, Sir Arthur, más que un caballero, fue lo mejor que ha pasado por mi vida, pero de qué manera, era toda una fantasía. Me vi entre sentimientos contradictorios por cosas que realmente me abruman.

Tampoco sé si seguirá siendo así toda la vida. Espero que lo que he aprendido en todo este tiempo sea el reflejo de algo verdaderamente emocionante, pero más que todo, algo que haya valido la pena, el pasado se ha mezclado con todo esto.

Esto se ha salido de control, yo, una simple detective con problemas de baja estima, me veo envuelta en una situación un tanto extraña. Estuve hundida, perdida en un lapso del cual sin querer fui parte y, en cierto modo, también el centro. No lo niego, añoro los momentos en que bailábamos, extraño los momentos en los que sus largas conversaciones me giraban el cerebro y me hacían pensar si todo aquello era real, verdadero. “¿Lo estoy viviendo?, ¿es un sueño?, ¿soy Lara Nova?, ¿soy Klaire Morgan?”, me preguntaba.

Pero la verdad es que la atrofiada vida que había llevado trajo como resultado la aventura de vivir durante esos meses junto a Sir Arthur Paradise, waoo, fue algo increíble, no puedo negar que sentí miedo, pánico, pero todo aquello era recompensado con sus halagos, con esa vida majestuosa que aparentaba llevar. Si digo que no lo extraño sería totalmente hipócrita, ¿quién no extrañaría los halagos, el trato adecuado de una persona que te ve con unos ojos equivocados? Entre la nostalgia recuerdo a Lara, siempre pensó que yo era ella, pero realmente no me siento mal del todo, creí que no iba a poder superarlo, me sometí a muchos cambios en mi vida, desde bajar varios kilos hasta experimentar una nueva forma de vida, cirugías, todo para parecerme a ella, para lograr que él me mirara con esos ojos.

Mas ahora, que enfrento una realidad tan terrible, me doy cuenta que de nada valió, que ha sido todo un engaño, que me he engañado a mí misma, pero no importa, la función debe continuar y qué mejor para continuar una función que ver la vida y la verdad a través de mis propios ojos, en otros ojos.

Bienvenido a La Procedencia

Introducción

La oscuridad no le dejaba ver bien, subía los escalones con dificultad entre tan sucio, descuidado y mal olor.

Aquellas escaleras hacían un ruido inquietante, debía proceder con cautela. El sigilo era absolutamente necesario, no podía permitirse ser descubierto.

No se arrepentía de aquel viaje, estaba a punto de rescatar a la damisela en peligro, poner al chico en un lugar seguro y terminar con aquella pesadilla que amenazaba su posible reivindicación ante Klaire. Si es que se la puede llamar aún Klaire.

Sudaba, parecía un autómata, el rostro despavorido con reflejos de desesperación denotaba cansancio.

Si tan solo hubiese podido evitar que su compañero fuese herido con aquel artefacto cortante justo en el pecho, tal vez no tendría esa rabia que le consumía, su mano, aquella que sostenía aquel revólver, tenía sangre aún tibia de aquel cuerpo casi moribundo que dejó escaleras abajo. Lo peor de todo era que no había forma de pedir ayuda y tenía la certeza de que Klaire estaba en peligro, por eso dejó a su compañero, que insistió en que estaba bien, prácticamente le obligó a dejarle solo y herido con tal de que pudiera salvar a Klaire, habría que ver si podría, por las condiciones dadas era posible que ya estuviese muerta.

Logró dar con la puerta, estaba cerca, y es cuando vio lo que no quería ver.

Allí estaban, a solas, cara a cara, en una conversación que continuaba llenando de pánico a quien pudiera escuchar, ¿un interrogatorio?, en fin... a veces hay cosas que son necesarias.

–Mi nombre es Jack Sinclair, los tengo en la mira, les apunto con mi arma, pero rayos, soy incapaz de disparar, les observo desde esta rendija, puedo oír claramente la discusión, más ustedes, lectores, merecen saber cómo llegué hasta aquí, cómo vine para tratar de vengar el daño hecho a Klaire en el pasado. Soy el policía forense más reputado de New York y, por qué no también, el chico más cruel de la escuela secundaria a la que asistió ella. Les invito a ser parte de este lapso y su procedencia.

Preámbulo

Si tuviste la oportunidad de leer la primera parte de esta historia, seguro que no te será indiferente el hecho de que esta segunda haya sido escrita, era de esperar, por el sorpresivo final que desencadena esa sensación de ¿elegí bien?, ¿fue correcto haber optado por el final uno?, ¿tal vez debí elegir el final dos…?, lo entiendo perfectamente, sabemos que el impacto de este secreto escondido fue toda una sorpresa, nadie imaginaba que las cosas resultarían así, no por el trastorno de algunos personajes, sino más bien por los sucesos que algunos quieren esconder sobre aquella verdad ineludible acerca de Lara Nova.

Esta segunda lectura es otra madeja de secretos, personajes nuevos e incidentes inesperados, todo entrelazado en una gama de sucesos que implican mucho del pasado de Klaire.

Si “El lapso” fue causa de una sorpresa que dejó esa sensación de estupefacción, de waoo, no me lo esperaba…, “La procedencia” será el desenlace de una historia en la cual creíste conocer a todos los culpables, pero vuelvo a repetirte esto: la mente sigue siendo un lugar oscuro, tenebroso y desconocido, nadie sabe su principio, nadie conoce su final.

«Las más crueles mentiras son frecuentemente dichas en silencio».

Robert Louis Stevenson

CAPÍTULO I

¿Madre o vidente?

Desde que recibí la llamada presentí que algo no andaba bien, noté a la madre de Klaire bastante nerviosa.

Sus palabras me decían que estaba desesperada, y se equivocaba, acababa de llamar al tipo menos indicado. No me interesaba para nada involucrarme en ese caso. Pero en fin, hay cosas que te tocan la fibra, como dicen algunos, y esta fue una, la madre fue muy sugestiva cuando me dijo que Klaire confiaba en mí y que ella misma también. Me hizo pensar mucho, dar vueltas a la cabeza me hizo crear un mundo paralelo en el cual creía que no existía la posibilidad de que yo pudiera defender y tratar de hacer el bien a alguien, en verdad, esto era un agravio, ¡por Dios!, ¡rayos!, he sido un hombre sin escrúpulos durante mucho tiempo, he sido un ser humano vacío, he provocado también que la joven Klaire Morgan, la chica más dulce de la escuela preparatoria, haya llevado una vida totalmente destruida debido a mis equivocaciones y a todo lo que hice para lograr que ella no fuera feliz. Merezco un aplauso como persona destructiva, y no me arrepiento, soy así, soy Jack Sinclair, soy un hombre decisivo, lo que hago lo hago a conciencia. Es cierto que han pasado los años, es cierto que ya no soy el mismo por fuera, pero por dentro sigo siendo yo, es por esto que la ayuda que pretendo otorgar a su madre debe ser entendida por lástima, lástima por esta señora que no tiene en quien confiar, lástima que crea en mí. A medida que profundizo y que pasan los días me digo: ¿por qué habrá confiado en mí la señora Morgan?, ¿por qué habrá hecho tal cosa?, ¿acaso Klaire no le ha contado la clase de sujeto que soy?, ¿acaso no es capaz de entender que soy la última persona en este planeta en quien debe creer?’ No debería confiar en mí, soy un monstruo, soy una persona sin escrúpulos, que no atiende a las consecuencias de sus decisiones y con muchas equivocaciones. La vida que he llevado ha sido un vacío, un negro y cruel vacío, profundo, un hoyo tenebroso, pero ya saben que me gusta ese hoyo, ese hoyo negro y profundo es mi mundo.

Días después de la llamada.

“¿Con qué cara puedo estar tocando esta puerta? Bueno, ella me llamó, no creo que vaya a echarme cuando vea que he llegado”, piensa mientras llama a la puerta de la casa de la madre de Klaire.

La señora Morgan abre, él ve cómo busca con la mirada perdida, es evidente que es ciega, sus ojos están totalmente grises, curioso, al igual que su ropa.

–¿Jack?, es usted, ¿verdad? –Su voz es débil, la preocupación la invade.

–Sí, soy yo.

La mujer extiende su mano para tomar la de él, este accede, ella toma esa mano entre las suyas, suspira, pone cara de decepción, pero después de casi tres minutos con aquella mano sostenida, sonríe y le invita a pasar.

–Le pido perdón si ve algo tirado por la casa, estoy sola, el servicio no regresará hasta el lunes.

Jack se sorprende tratando de encontrar con su vista alguna cosa desarreglada, pero es todo lo contrario, la casa luce como si se hubiese acabado de limpiar. La señora Morgan camina ágilmente hasta llegar a la elegante sala donde unas maravillosas fotografías adornan las paredes, fotos de Klaire, antes y después de su sorpresiva transformación.

–¿Le gustan las fotos? –Jack se sobresalta, “¿cómo sabe que las estoy mirando?”.

–Sí, son… hermosas.

–Seamos francos, hay fotografías horrorosas ahí –Toma asiento con la mirada perdida.

–¿Lo dice en serio?

–¡Siéntese!, sí, lo digo en serio, mi hija era un monstruo por fuera, pero muy dulce por dentro, hoy es todo lo contrario. Se sometió a muchas operaciones para lograr ser una persona distinta, y vaya si lo logró, me dicen los que la ven que es idéntica a la difunta Lara Nova.

Jack permanece de pie y se acerca despacio a las fotos, se sorprende ante esas fotografías, Klaire debe pesar ahora 54 kilos, su larga melena negra hace destacar una piel blanca que es el resultado de más de trece cirugías plásticas y reconstructivas. Además, por un by pass gástrico y el tratamiento de ácido glicólico que aplicó a su piel por un largo periodo gastó los ahorros de toda su vida, todo para intentar ser por fuera a quien creyó llevar por dentro.

El pasado acaparó su mente, recordó aquella mañana cuando junto a sus locos amigos se burlaba de Klaire.

Un tiempo atrás

–Está loca por ti, ¿viste cómo se quedó cuando la ayudaste a levantarse?

–Estáis locos, la chica es solo una mariposita que no sabe volar... –Toma el pitillo de marihuana con dos dedos y fuma intensamente mientras lanza hacia arriba parte del humo.

–Podrías enseñarle que tiene alas íen sus cómplices, fuman hierba en la parte trasera de la escuela).

–¿Habéis visto su ropa interior rota? –Todos se ríen a carcajadas a causa de la sustancia que están fumando.

–Claro, lo vieron en Marte... ja, ja, ja. –Se burlan.

Jack regresa a la realidad tras escuchar la voz de la madre de Klaire.

–¿Por qué no se sienta de una vez?

Jack vuelve en sí y toma asiento frente a la mujer, en todo momento tiene la sensación de que le puede ver.

–¿Puede ver algo, aunque solo sea un poco?

–No, no puedo ver nada con los ojos, pero puedo sentir con todo mi ser, se sorprendería usted de las cosas que puedo saber.

–Ah, ¿sí?, ¿como qué? –Se muestra incrédulo.

–Como que la cocaína es una amiga a la cual le debe fidelidad diaria.

Jack tose por la sorpresa. “¿Cómo sabe esta mujer que consumo esa sustancia?”.

–¿Quién le ha dicho eso?

–Hay cosas que se saben con solo tocar a las personas, algunos dicen que es un don, me sucede desde que perdí la visión.

–¡Vaya don!

–Que conste que no lo juzgo, es solo que... hubo duda en usted ante mis palabras, debo demostrarle que sé cosas, algo que no entiendo, al tocar a la gente siempre me pasa su vida por delante como una película. Cuando salgo y camino por la calle, al rozar o tocar por accidente a algunas personas, percibo cosas siniestras. Por eso casi no salgo, solo para visitar a mi doctor, por obligación.

–Vamos al grano, mis adicciones no son relevantes, ahora lo que importa es cómo encontrar a su hija, vine en cuanto he podido, tengo muchas obligaciones.

–Duda de este don. Lo sé, aunque debe considerar la posibilidad de una desintoxicación, eso le haría bien a su carrera, evadir exámenes de pruebas de sustancias ilegales no será suficiente, un día podrían sorprenderle, lo perdería todo, todo, incluyendo su vida, esa vida que paga sus vicios y su desordenada manera de vivir, sería triste verse obligado a empezar de nuevo, a su edad, sin familia, solo...

Esas palabras fueron como puñaladas, pero debía ser fuerte, debía ser fuerte y admitir que tenía una buena comunicación con su madre. Aquello, aquello que hablaba, debía ser producto de las revelaciones de Klaire a su querida madre, estaba seguro de que Klaire había estado pendiente de su vida durante todo este tiempo, estaba seguro de que conocía sus círculos corruptos, tenía la certeza de que a Klaire no le era indiferente su vida desordenada.

–¿Quiere que encuentre a su hija o quiere ayudarme con mis adicciones y vicios?

La mujer suspira y se levanta, camina hacia la ventana, sus pies saben cómo llegar, conoce la casa perfectamente.

–¿Y si le digo que ambas cuestiones?

–No necesito ayuda.

–Es el primer paso para hundirse en las drogas: la negación.

–Si no me dice lo que quiero saber, creo que no podré encontrar a Klaire, lo siento, debo irme.

–Espere, Jack, le necesito. Usted es mi única esperanza, hace más de siete días que no sé de ella, estoy desesperada, la policía dice que Klaire estuvo en el Sanatorio y que se llevó al chico Cooper con ella, estoy muy nerviosa, ella estuvo aquí aquella mañana. Escuchaba una grabación, era la voz de Bramdtom, decía cosas muy extrañas relacionadas con su madre biológica. Klaire estuvo recientemente intentando dar con el paradero de la familia de ese muchacho, hizo algunos viajes, investigó algunas pistas, pero nunca lo compartió conmigo, usted sabe, las visitas a esta vieja ciega no son muy frecuentes.

–¿Se lo dijo a la Policía? ¿Qué dicen ellos?

–No les dije nada, no quería que tildaran de loca a mi niña bella.

–¿Y cree que es para menos? Mire en lo que se ha convertido su hija por una obsesión.

–¿Y usted, en qué se ha convertido por una adicción? No existe mucha diferencia entre usted y Klaire. –Se quedó en silencio y aceptó que la señora Morgan tenía razón.

–Está bien, dígame exactamente lo que escuchó.

–No, no se lo diré.

–¿Por qué?

–Porque escuchará usted sus propias palabras, tenga. –Sacó una grabadora del bolsillo de su chaqueta gris y se la entregó.

Era la grabadora de Klaire.

–¿Cuándo se la dio su hija?

–No me la dio... se la saqué yo del bolsillo aquella mañana, mientras me saludaba, también pude percibir que realizaría un largo viaje.

–¿A dónde?

–Eso no tuve tiempo de sentirlo, todo fue muy rápido, apenas tuve tiempo de sacar la grabadora de su chaqueta.

–Bien, escuchemos pues, tal vez de esta grabadora salga una luz que nos ayude.

–Eso espero…, espero que así sea, Jack.

–Pero… es evidente que.... podríamos escuchar cosas privadas de ella, no creo que debamos...

–Deje de hacer suposiciones, Jack, ansía tanto como yo escuchar qué sale de esa grabadora, mi hija ha desaparecido, en lo menos que pienso ahora es en un respeto innecesario.

Jack se levanta y procurando no rozar a la mujer, se pone a su lado.

–¿No tiene miedo de estar tan cerca de mí?

–No, no, pero ¿cómo supo que me levanté?

–Jack, mi oído es muy fino, la ceguera nos da la oportunidad de desarrollar los demás sentidos, los ciegos tenemos buen olfato, un excelente sentido auditivo y...

–Buen tacto.

–Sí, sobre todo, por eso lo del...

–Lo del "Don".

–Sí, eso... el don.

–No conozco el miedo –dice su boca, pero algo por dentro de él afirma que sí, que teme profundamente que la mujer descubra al oscuro detective Jack, un tipo sin escrúpulos que no le ha vendido el alma al diablo porque no sabe su dirección.

–Está bien. –Suspira–. Manténgase alejado de mí, no quiero ver cosas que me desagraden demasiado, no quiero perder la fe en que usted puede encontrar a mi hija.

Mientras tanto, en un lugar desconocido

–¿Piensa continuar con su pútrido silencio? ¿Ocultar tanto tiempo una verdad tan enorme como esta, fingir estar muerta para luego tratar de hacerse la víctima?

–Se equivoca, realmente se equivoca. –Su voz es fría y calculadora.

–Ah, ¿sí? ¿Qué me dice de su irresponsabilidad? El joven Bramdtom Cooper tuvo que crecer junto a una familia disfuncional por su culpa, por su abuso con la heroína, lo que me extraña es por qué fingir su muerte, ¿qué perseguía con todo esto?

–Ya le he dicho que me deje en paz.

–¿Creyó que recluirse en este viejo monasterio sería la salida? Pues ya ve que no, la encontré, ¿sabe algo? El chico Cooper es mi protegido, lo salvé una vez y volveré a hacerlo, aunque sea usted su verdadera madre.

“Quisiera atravesar las paredes y desaparecer”, piensa. Mira hacia el exterior, sus ojos están inquietos, lo que ve es aterrador.

–Déjeme ir..., por favor, debo irme.

–¿Y dejar de hacer justicia? ¡No! Primero responderá a todo lo que le pregunte y luego la llevaré ante las autoridades, debe pagar por su culpa.

–¿Y qué se supone que debe saber? –Se gira y seca sus ojos llorosos.

–Todo, quiero saberlo todo, todo.

Sus miradas se cruzan, no hay cabida para la empatía, ambas personas quieren lo mismo, la verdad, una verdad que tal vez no exista.

Desde una esquina, sentado en el suelo, él los miraba, estaba pasmado por todo lo que escuchaba. Se levanta y decide opinar.

–Por favor, déjela en paz, no conseguirá nada más que empeorar las cosas.

–¿Ahora la ayuda, monje Shaolin? Ha contribuido a que ella permanezca muchos años oculta en este lugar, es una verdadera vergüenza para su clase, para lo que representa, ¿no es usted un ente de paz?, ¿qué le sucede?

El hombre mira con fijeza a la mujer acosada, ella busca algo que decir, él trata de acercarse.

–No se acerque, por favor, yo... debo enmendar mis errores. –Interviene ella para que el hombre no se aproxime más.

–Así me gusta, cooperación, como detective tengo todo el derecho a exigir la verdad, he viajado desde muy lejos para encontrar una respuesta.

–Y la tendrá, solo que...

–Le recuerdo que no hay cabida para la negociación, no sería correcto, la policía no negocia con los acusados.

–No, no quiero negociar, más bien quiero que hagamos un trato.

–¿Qué clase de trato?

–Muy sencillo, le responderé a todo lo que me pregunte, pero usted tendrá que contestar también a mis preguntas, a cambio de una mía..., una suya, un trueque.

–No, no... y no, le recuerdo que no está en posición de negociar, soy el detective, usted debe hacer lo que le digo.

–Entonces... vaya preparando su equipo de tortura, no diré ni una sola palabra si no accede a mi petición.

El hombre se asusta e intenta intervenir en la conversación, la mujer le hace señas con la mano para que espere.

–Está bien, hecho, lo haré, responderé a sus preguntas, pero le advierto que si no me agrada...

Ella no le deja terminar.

–¡No! ¡Quien advierte soy yo! Si no coopera, me lanzaré por esa ventana y no obtendrá ninguna respuesta.

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343,77 ₽
Возрастное ограничение:
0+
Дата выхода на Литрес:
15 мая 2019
Объем:
120 стр.
ISBN:
9788873045526
Правообладатель:
Tektime S.r.l.s.
Формат скачивания:
epub, fb2, fb3, html, ios.epub, mobi, pdf, txt, zip

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