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Demandar o no demandar

Si la empresa se niega a cumplir con sus obligaciones, o si no estás de acuerdo con la cantidad que te ofrecen como liquidación, estás en todo tu derecho a iniciar un proceso jurídico en su contra ante la Junta de Conciliación y Arbitraje. Es importante que no firmes nada, ya que de hacerlo estarías deslindando a la empresa de sus obligaciones.

Recuerda que para iniciar este proceso cuentas con 2 meses a partir de que el despido injustificado se llevó a cabo.

Demandar o no demandar es una decisión 100 % personal. Considera que es un proceso en el que deberás invertir tiempo y dinero. Evalúa pros y contras, por ejemplo: la cantidad que esperas recibir versus lo que deberás pagarle a un abogado. Considera que deberás contar con un abogado y que este te costará dinero, ¿cuánto? Pues, depende. Algunos podrían cobrar un monto fijo, otros un porcentaje del monto que se gane y otros una mezcla de ambos. Lo que es muy importante es no perder de vista que, ganes o no, deberás pagarle al abogado.

Por más difícil que pueda parecerte, también deberás considerar si te será posible vivir durante el tiempo que dure el juicio sin percibir un ingreso. Si la empresa no te ofreció ningún tipo de indemnización al momento del despido entonces no tienes nada que perder, pero si te ofrece aunque sea una parte entonces puedes sentirte tentado a aceptar. Muchas veces esta es una de las principales razones por las que los trabajadores deciden no demandar. Prefieren conformarse con lo que les ofrecen en ese momento para así tener algo de dinero y enfrentar sus compromisos económicos, al fin y al cabo, algo es mejor que nada.

A pesar de que ningún trabajador debe ser «boletinado» por demandar a una empresa en la que haya trabajado, todavía existen organizaciones que evitan contratar a personas que lo hayan hecho. No existe una base de datos en la que tu nombre aparezca mágicamente cuando inicias una demanda, pero existen algunas páginas que llevan un inventario de los pleitos laborales.

En mi opinión es una práctica terrible castigar al trabajador por exigir que se cumplan sus derechos. No solo debe pasar por la terrible experiencia de ser despedido, además debe enfrentar un desgastante proceso legal para poder recibir lo que legalmente le corresponde y para colmo no puede conseguir un nuevo empleo porque las empresas que potencialmente podrían contratarlo creen que a ellas también las podrían demandar.

La probabilidad de que ganes el juicio es buena, ya que generalmente el juez interpreta la ley a favor del trabajador; sin embargo, no es una garantía.

Después de darte toda esta información, solo me queda decirte que la última palabra la tienes tú.

Calcula tu liquidación

Ahora que ya conoces tus derechos haremos un ejercicio para que puedas ver de manera práctica cómo se calcula una liquidación:

Mariana trabajó durante 3 años en la empresa Ventas Felices como gerente de ventas. Las oficinas de Ventas Felices se ubican en la Ciudad de México.

Debido a la crisis sanitaria, su empresa ha decidido recortar algunos puestos de trabajo, entre ellos el de ella.

Mariana ingresó a la empresa el 30 de marzo del 2017 y su último día fue el 30 de marzo del 2020.

Su sueldo mensual era de $10,000.

Paso 1: Calcular el salario diario

Dividimos el salario mensual entre los 30 días que tiene un mes.

Salario diario = $10,000 / 30 = $333.33

Paso 2: Calcular el salario diario integrado

Para obtenerlo debemos agregar al salario diario el equivalente a las prestaciones de ley.

La Ley Federal establece que los trabajadores tienen derecho a aguinaldo y prima vacacional.

Aguinaldo equivalente a 15 días

$333.33 (salario diario) x 15 = $4,999.95 anual

Para calcular el equivalente diario solo debemos dividirlo entre 365

$4,999.95 / 365 = $13.69

Prima vacacional equivalente al 25 % del salario multiplicado por los días de vacaciones que corresponden a cada trabajador según su antigüedad.

La ley establece los días de vacaciones de la siguiente manera:

1 año: 6 días.

2 años: 8 días.

3 años: 10 días.

4 años: 12 días.

5 años: 14 días.

Después del quinto año se agregarán 2 días cada 5 años.

De acuerdo con el ejemplo, Mariana tiene 3 años de antigüedad, así que le corresponden 10 días de vacaciones.

Su prima vacacional sería:

$333.33 (salario diario) x 10 (días de vacaciones) = $3,333.3

$3,333.33 x 25 % (% de prima vacacional) = $833.32 (prima vacacional anual)

$833.33 / 365 = $ 2.28 (equivalente prima vacacional diaria)

El salario diario integrado de Mariana sería:

$333.33 (salario diario)

+

$13.69 (equivalente diario de aguinaldo)

+

$2.28 (equivalente diario prima vacacional)

=

$349.3 (salario diario integrado)

Equivalente a un salario mensual integrado de $10,479

Paso 3: Calcular la prima de antigüedad

Para calcular la prima de antigüedad es necesario conocer el salario mínimo vigente. El salario mínimo es la remuneración mínima que un empleador debe pagar a sus trabajadores por las actividades que realizan en un determinado periodo de tiempo. Recordemos que en México el salario mínimo varía dependiendo del área geográfica. En el área denominada Zona A, que prácticamente se refiere a todo el territorio con excepción del área fronteriza, el salario mínimo es de $123.22 y en el área denominada Zona Fronteriza es de $185.56.

Si te preguntas por qué necesitas conocer el salario mínimo para calcular la prima de antigüedad te diré que es muy importante, ya que la Ley Federal del Trabajo establece que, si el salario diario integrado del trabajador excede el doble del salario mínimo de esa región geográfica, se considerará ese monto como salario máximo. Los montos máximos quedarían de la siguiente manera: 1

En la Zona A: $123.22 X 2 = $246.44

En la Zona fronteriza: $185.56 x 2 = $371.12

Siguiendo con el ejemplo de Mariana, en el que su salario diario integrado de $349.3 excede el monto máximo, tomaremos el tope de la zona A, es decir, $246.44.

Como Mariana tiene 3 años de antigüedad, para obtener el monto de su prima de antigüedad multiplicaremos $264.44 x 36 (12 días por cada año) = $9,519.84.

Paso 4: Calcular la parte proporcional de aguinaldo

A pesar de que Mariana no trabajó el año completo, sí trabajó 3 meses. Entonces tiene derecho al pago proporcional de su aguinaldo.

Si Mariana hubiera trabajado el año completo entonces hubiera recibido el equivalente a 15 días de salario, pero como solo trabajó 3 meses entonces recibirá 3.75 días.

Aguinaldo proporcional a un mes: (15/12) = 1.25 días.

Aguinaldo proporcional a tres meses (enero, febrero y marzo) = 3.75 días.

Para obtener la cantidad proporcional de aguinaldo deberemos multiplicar su salario diario por la parte proporcional de días trabajados.

Parte proporcional de aguinaldo $333.33 x 3.75 = $1,249.99

Paso 5: Calcular la parte proporcional de prima vacacional

Al igual que en el punto anterior, Mariana tiene derecho a una parte proporcional de su prima vacacional.

Como el día de su despido corresponde a su aniversario laboral deberá recibir tanto el pago por sus días de vacaciones como la prima vacacional al 100 %.

Anteriormente vimos que Mariana tiene derecho a 10 días de vacaciones, por lo tanto:

Pago de vacaciones 10 días x $333.33 = $3,333.3

Prima vacacional = $3,333.3 x 0.25 = $833.32

Con estos datos podemos calcular la liquidación de Mariana:

3 meses de indemnización = $10,479 x 3 = $31,437

+ Prima de antigüedad = $9,519.84

+ Parte proporcional de aguinaldo = $1,249.99

+ Parte proporcional de prima vacacional = $833.32

+ Pago de vacaciones = $3,333.3

Compensación total = $46,373.45

Existe la posibilidad de que la empresa decida otorgar también el equivalente a 20 días por cada año trabajado. Como lo revisamos antes, esto no es una obligación, a menos que la Junta de Conciliación y Arbitraje así lo determine. Sin embargo, algunas empresas deciden pagar este concepto voluntariamente como una medida de apoyo al trabajador independientemente de que este acuda o no a la Junta.

Supongamos que Ventas Felices decide pagar a Mariana estos 20 días por año trabajado, entonces:

$349.3 (salario diario integrado) x 60 (20 días por año por 3 años) = $20,958

Entonces la compensación total de Mariana sería de $67,331.45 ($46, 373.45 + $20,958) menos los respectivos impuestos.

Este ejercicio te ayudará a darte una idea de cuánto deberías recibir en caso de ser despedido injustificadamente.

4

Morir es sencillo, vivir requiere

imaginación

¿Alguna vez has sentido que todo lo que has logrado en tu vida se esfuma de un día para otro? Ese sentimiento que te aprisiona el pecho y no te deja respirar. Esa sensación que te dice que tu vida como la conocías llegó a su fin.

Bueno, pues ese es precisamente el sentimiento que te invade cuando te despiden de tu empleo. Y se intensifica cuando esa pérdida sucede exactamente durante una de las crisis sanitarias más importantes de la humanidad.

Perder el empleo es difícil en cualquier momento, pero imagínate si lo pierdes cuando en ese mismo momento otras 50, 500 o 5000 personas están pasando por ese mismo trago amargo. Muchos de nosotros hemos estado sin un empleo alguna vez, ya sea porque renunciamos al empleo anterior, porque estábamos en búsqueda de nuestro primer empleo o porque nos despidieron de nuestro último empleo. En esas ocasiones sufrimos mucho estrés e incluso pasaron meses (o tal vez años para algunos) para poder encontrar esa nueva oportunidad que anhelábamos.

La escasez de empleo, la situación del país y la economía mundial influyen directamente en qué tan fácil o qué tan complicada pueda ser esa búsqueda. Y si en ese momento fue difícil, imagínate ahora con esta situación atípica. Estamos viviendo un momento en el que muchas pequeñas y medianas empresas han tenido que cerrar, ya que no han podido hacer frente a los gastos fijos de sus respectivas compañías después de estar casi un año sin generar ningún tipo de ingreso o generado menos de la mitad de los ingresos que se tenían antes de la crisis. Esos cierres implican despidos de mucha gente y de todos los niveles jerárquicos.

Lo mismo ha sucedido con muchas grandes empresas que han recortado puestos de trabajo (muchos de ellos de manera injustificada, en mi opinión) tratando de proteger sus utilidades.

Las empresas que han sabido sobrellevar e incluso sacar partido a esta situación han cambiado o adaptado su modelo de negocio. Empresas que nunca hubiéramos pensado que pudieran vender sus productos online, con entrega a domicilio o take-out (para llevar) han tenido que hacerlo para poder sobrevivir.

Veamos por ejemplo el caso de los restaurantes de lujo. ¿Alguien podría haber imaginado a un Sud777, a un Maximo o a un Quintonil haciendo menús especiales para llevar?, ¿o adaptando sus platillos gourmet y sus emplatados de revista para que pudieran guardarse en recipientes de unicel o papel? Estos restaurantes hicieron uso de toda su creatividad, por ejemplo, colocando salsas en bolsas cerradas al vacío o platillos a medio hacer con instrucciones para terminarlos en casa y sentirnos, por lo menos creernos por una vez, grandes chefs.

O que tales empresas que habían aplazado o que incluso ni siquiera habían considerado la venta en línea. Sintiéndose muy seguros de que sus negocios tradicionales eran muy exitosos y no necesitaban en ese momento cambiar. Y, pues, llegó la pandemia y estas empresas vieron cómo sus tiendas, que hace apenas un unos días atrás estaban atiborradas de gente y vendiendo más que suficiente, dejaron de abrir sus puertas. Ya no podían vender, los primeros días porque la gente empezó a quedarse en sus casas y pocos salían a comprar, después porque el Gobierno prohibió la apertura de los negocios y al final por el miedo que permeó a nuestra sociedad.

Bajo este nuevo panorama no solo nacional, sino internacional, se ha generado un cambio total en la manera en la que vivíamos, y eso ha traído tristeza y sentimiento de pérdida, pero también ha traído oportunidades.

El trabajo como lo conocíamos hasta principios del 2020 ya no existe, los espacios de oficina que antes eran indispensables hoy ya son totalmente irrelevantes. Las profesiones que antes considerábamos las más importantes hoy son obsoletas y han sido reemplazadas por otras que, aunque ya habían mostrado relevancia en los últimos años, todavía no habían alcanzado el papel fundamental que tienen ahora. Más adelante hablaremos de las profesiones que se han vuelto las más relevantes en esta nueva normalidad.

A pesar de que ciertas profesiones mostraron un nuevo y renovado atractivo para los reclutadores, la mayoría de las empresas realizaron recortes que fueron desde conservadores hasta muy importantes.

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, en la primera mitad de 2020 se perdieron 400 millones de empleos a tiempo completo derivado de la crisis sanitaria. Las mujeres han sido las más afectadas poniendo así en riesgo los avances que hasta el momento se habían logrado en materia de igualdad de género. A nivel mundial, 510 millones de mujeres perdieron su empleo.

En México la situación no ha sido diferente, pues tan solo entre marzo y abril de 2020 más de 12 millones de personas perdieron su empleo por esta misma razón2. Muchas de estas personas ni siquiera pudieron contar con una liquidación de ley, ya sea porque las empresas en las que trabajaban argumentaron haberse quedado en quiebra, porque no contaban con un contrato que los protegiera legalmente o incluso, los que sí lo tenían, aceptaron una liquidación menor con tal de no quedarse sin dinero durante meses mientras enfrentaban un proceso legal.

Podría entender, aunque no justificar, que las pequeñas empresas no pudieran hacer frente a las liquidaciones por despido, pues, tristemente, la mayoría de ellas estaba intentando sobrevivir, pero ¿cómo es posible que grandes empresas nacionales e incluso corporativos internacionales se nieguen a pagar las liquidaciones completas de sus trabajadores? Hacerlo, definitivamente, tendría un impacto en sus resultados anuales, pero de ninguna manera pondría en riesgo su existencia.

Es una pena darse cuenta de cuán frágil es la seguridad que se tiene al ser empleado, al pertenecer al comúnmente llamado mundo Godín.

Si esto era parte de nuestro día a día en la antigua normalidad, ¿qué podríamos esperar en esta nueva normalidad tan compleja?

La crisis de desempleo se añade a la ya de por sí difícil crisis sanitaria. En México, una gran parte de la población vive «al día» y esta realidad ha generado que muchos hayan tenido que salir a buscarse la vida a pesar de los riesgos y con tal de tener algo que comer. A veces llegamos a creer que esto solo sucede entre las personas de más bajos recursos o entre los que trabajan en la informalidad, pero en realidad también los empleados viven de esa manera, tal vez no «al día», pero sí «al mes».

El panorama es bastante desalentador, pero es precisamente ahora cuando debemos sacar lo mejor de nosotros, toda nuestra fuerza, toda nuestra creatividad y todo nuestro amor propio.

Así que bienvenido al desempleo en tiempos de crisis. A pesar de las adversidades y a pesar de lo que puedas pensar, siempre hay opciones. Lo importante es aprender a ver las oportunidades en vez de las dificultades. Debemos actuar como las empresas que aprendieron a adaptarse a esta nueva realidad y reinventarnos.

Recuerda que morir es sencillo, ¡pero vivir requiere imaginación!

4.1 Conoce tus opciones

Mi intención es ayudarte a que ese proceso de reinvención sea lo más sencillo posible. Así que las opciones que vamos a revisar en este libro son las siguientes:

1 Darse por vencido.

2 Buscar un nuevo empleo.

3 Autoemplearte.

La decisión sobre cuál de estas opciones elegirás es totalmente personal. Solo tú, querido lector, sabes cuál es tu situación, cuáles son tus necesidades y cuáles son tus preferencias.

Evalúa cada una de ellas, selecciona la que más te agrade y ponte en marcha.

5

Opción 1: Darse por vencido

Te tiras al dolor y dejas de luchar

Esta, como cualquier otra, es una opción viable; sin embargo, no creo que sea la que más te convenga.

Por supuesto, estás en todo tu derecho de tomarla y nadie te juzgará por ello. Aunque de verdad espero que decidas no hacerlo.

Yo, como seguramente te pasó a ti, querido lector, tuve un periodo de depresión de varios meses antes de decidirme a salir de ese hoyo en el que me metió la empresa que me despidió. Esa empresa me puso ahí, pero era yo la que había decidido continuar metiendo la cabeza más y más profundo.

Estar desempleado es como un mar de emociones, una montaña rusa que te lleva por una serie de días buenos, algunos días simplemente irrelevantes y otros bastante malos.

Si ya de por sí estar desempleado y no tener un ingreso es terrible, darse por vencido es mucho peor. Nunca te permitas derrumbarte, no importa si lo que te mueve es el dolor de haber perdido tu empleo recientemente y sentir que no eres capaz de levantarte o la frustración de llevar meses buscando y no conseguir nada.

Ese proceso de tristeza y autocompasión por el que estás pasando puede durar desde un par de segundos hasta semanas, meses o incluso años. Para mí ese proceso duró 3 meses y no fue nada fácil salir de ahí.

Recuerda que siempre hay opciones. Así que, una vez que hemos decidido que en realidad esta opción no es una opción, analicemos por qué te sientes así y qué debes hacer para dejar de hacerlo.

5.1 Fases del duelo

Cuando perdemos nuestro empleo, un abanico de emociones llega a nosotros, pero muchas veces las personas que nos rodean no nos entienden y minimizan nuestros sentimientos.

Perder un empleo no es un proceso simple, de hecho, es equivalente a perder a alguien y, como en cualquier duelo, hay fases por las que debemos transitar. Cuando llega el duelo todas las áreas de nuestra vida se ven afectadas.

Vida familiar: tu dinámica de familia se verá afectada. A pesar de que la crisis sanitaria ya había cambiado nuestra dinámica haciéndonos pasar prácticamente el 100 % de nuestro tiempo en casa y conviviendo con nuestra familia, perder el empleo tendrá de cualquier manera un impacto. El tiempo que antes pasabas trabajando en tu computadora o en el teléfono ahora ya no existe. Seguirás pasando el mismo tiempo en casa, pero la diferencia será que ahora estarás totalmente libre y, para bien o para mal, compartirás mucho más tiempo con tu familia.

Vida social: tal vez te sientas atraído hacia la soledad, estás pasando por un momento difícil y probablemente no estás listo para estar rodeado de amigos. Aunque de cualquier manera no teníamos la posibilidad de salir con amigos tanto como lo hacíamos antes de la pandemia, en este momento la soledad que buscarás será también digital. Podrías dejar de tener reuniones por vídeo llamadas, dejar de compartir contenido en redes sociales o dejar de hacer o recibir llamadas.

Vida profesional: al perder tu empleo deberás autoanalizarte y replantearte todo lo que has hecho hasta ahora. Tu carrera y tu futuro están cambiando y debes tomar una decisión respecto a cómo enfrentarlo.

La psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross en su libro Sobre la muerte y el morir presentó las 5 etapas del duelo. Aunque no todos seguimos la misma ruta, a nivel general, las etapas del duelo son las siguientes:

1 Etapa de la negación: nos negamos a aceptar nuestra nueva realidad y, aunque inicialmente esa negación nos ayuda a disminuir nuestro dolor, no podremos prolongarla indefinidamente, pues la realidad nos pegará en la cara queramos o no.

2 Etapa de la ira: en esta fase empezaremos a buscar y a encontrar culpables, a sentir enojo, rabia y resentimiento. Aunque es común culpar a otros, es posible que empecemos a culparnos a nosotros mismos por no haber visto las señales de nuestro inminente despido, por haber hecho algo para provocarlo o por no haber hecho algo para impedirlo.

3 Etapa de la negociación: en esta etapa fantaseamos con la creencia de que lo que pasó se puede revertir o cambiar. Es común plantearnos preguntas como: ¿qué hubiera pasado si…? ¿Qué hubiera pasado si yo hubiera hecho o dicho…? ¿Qué hubiera pasado si yo no hubiera hecho…?

4 Etapa de la depresión: en esta etapa es en donde se manifiestan las emociones de tristeza relacionadas a la pérdida de empleo. Existe una tristeza profunda y una sensación de que te hace falta algo, una sensación de vacío. Algunas personas pueden llegar a sentir que ya no existe un porqué para seguir viviendo.

5 Etapa de la aceptación: las personas aprenden a vivir con esa pérdida. Cuando la pérdida es aceptada las personas podrán volver a sentir felicidad y ganas de continuar viviendo y experimentando.

Según los expertos, no es necesario pasar por cada una de las etapas e incluso es posible experimentarlas en un orden distinto. Gran parte del duelo y del dolor no provienen de la pérdida de empleo en sí, sino de lo que ya no podrá ser, las cosas que ya no podrás hacer, las cosas que no podrás pagar o las satisfacciones profesionales que ya no tendrás.

El tiempo que pases en cada una de estas etapas depende totalmente de ti, ninguna persona es igual a otra. Lo más importante es no quedarse estancado.

Pueden existir algunos casos más graves que otros, por ejemplo, si para ti el trabajo representaba tu máxima prioridad, si eres la única fuente de sustento para tu familia o si previo al despido ya sufrías de depresión.

En mayor o menor grado, el duelo y la tristeza estarán ahí, pero la diferencia estará en cómo decidas enfrentarlo.

Te sugiero que no te guardes tus emociones, es importante hablarlo. Habla de tus sentimientos con la persona que mayor confianza te inspire, ya sea con algún familiar, algún amigo o incluso con algún profesional. Buscar ayuda no es sinónimo de debilidad, es una opción válida e incluso muy recomendable.

5.2 Enfrenta la ansiedad

Nos encontramos en un momento excepcional en nuestra historia no solo a nivel nacional, sino también a nivel mundial.

El aislamiento al que nos ha orillado esta pandemia es en sí mismo un motivo de estrés. Los que hemos tenido la oportunidad de guardar sana distancia desde el inicio de la pandemia llevamos ya más de un año de encierro al día en que escribo esto.

Si a ello agregamos el estrés de haber perdido nuestro empleo la situación es todavía peor. Estás en todo tu derecho a sentirte mal, así que ni por un segundo te avergüences por no estar en tu mejor momento.

Como ya dije, lo importante es que ese momento no se transforme en una constante. Tal vez no lo veas ahora, pero este periodo pasará. Mientras eso sucede debes mantenerte activo, manejar tu nivel de ansiedad y ser positivo.

Para ello, te comparto algunos consejos para calmar a tu mente y mejorar tu nivel de ansiedad.

1. Establece una rutina

Tu vida no acaba por no tener un empleo, así que, a pesar del encierro y a pesar de no tener que ir diariamente a la oficina, debes encontrar la manera de seguir funcionando.

Define horarios para levantarte y acostarte y apégate a ellos. Báñate y arréglate a pesar de estar en tu casa, así mejorarás tu ánimo y de paso mantendrás tu peso… ¡La pijama puede ser tu peor enemiga!

Asegúrate también de incluir en tu rutina un espacio para tu búsqueda de empleo (mínimo 2 horas, pero idealmente 4) y también un espacio para mejorar tus habilidades. Lee un libro, haz un curso en línea o estudia un idioma. Si tienes una pareja o hijos inclúyelos también en tu rutina diaria, ayúdalos en sus tareas, juega con ellos y pasa tiempo con tu pareja; sin embargo, también dedica tiempo para estar solo. La convivencia excesiva o el no tener un espacio para uno mismo también es negativo.

Un espacio para ti, para estar solo, para pensar y para desconectarte es necesario. Incluye ese tiempo para ti en tu rutina.

2. Dedica un tiempo para ti mismo y descansa

Hay personas que enfrentan el desempleo tirándose a la depresión, durmiendo todo el día y aislándose de todo, otras hacen totalmente lo opuesto y buscan desesperadamente cómo ocuparse. A mí por ejemplo me dio por cocinar toda nueva receta que veía, lo cual es bastante grave considerando que no sé cocinar, es más ni siquiera sé usar el horno. Conozco a personas que se han vuelto obsesivos con las reparaciones: pintan su casa, cambian los muebles, plomería, jardinería; en fin, cualquier cosa que los mantenga ocupados, principalmente para no pensar.

Mantenerse activos es importante, pero también lo es descansar. Si eres como yo, una persona obsesiva que dedica o dedicaba gran parte de su vida a su trabajo y que en un buen día dormía 5 o 6 horas diarias, que siempre estaba cansada y que aún en los fines de semana no podía dejar de pensar en los pendientes y en la gran cantidad de cosas que tendría que realizar la siguiente semana, entonces, mi querido lector, muy probablemente has olvidado cómo descansar y cómo dedicar tiempo a ti mismo. Sé que tener tiempo libre ahora puede resultarte muy extraño y puedes tener la necesidad de mantenerte ocupado pase lo que pase, pero te pido que no lo hagas. Por supuesto, es importante que te enfoques y pongas manos a la obra en tu plan, cualquiera que este sea, pero no podrás hacerlo si estás cansado o agobiado. Tómate el tiempo que necesites para dormir, descansar y meditar, pero no te acostumbres. Tan pronto te sientas listo pon todas tus fuerzas y tu inteligencia en conseguir tu objetivo.

3. Mantén tu vida social

Tal vez no puedas tener reuniones numerosas o tener el mismo contacto físico que teníamos antes de la pandemia, pero aprovecha las ventajas que la tecnología te da. Plataformas como Zoom, Skype, Teams, Google Hangouts, en fin, las opciones son muchas, así que no hay pretexto para no organizar por lo menos una reunión semanal con tus amigos. Ahora que las medidas se han flexibilizado un poco también podrías salir a comer o a tomar un café para despejarte. Siempre respetando las medidas de higiene y seguridad.

4. Encuentra el lado positivo

Por más difícil que sea, trata de ver el lado positivo de esta situación. Tal vez te parezca un cliché, pero las cosas siempre pasan por algo.

La vida es el 10 % de lo que te está ocurriendo, el 90 % es cómo reaccionas

Recuerda que el desempleo no es una situación eterna, tiene un principio y un final. Así que aprovecha el tiempo y haz algo que siempre has querido hacer: descansar, hacer ejercicio, poner tu negocio, escribir un blog o una novela o cualquier otra cosa que te haga feliz.

5. Haz ejercicio

No importa si antes de la pandemia eras una máquina de hacer ejercicio y practicabas diariamente crossfit, 54D o corrías maratones, o si, por el contrario, solo caminabas desde tu escritorio hasta la máquina de golosinas. El estar encerrado nos ha obligado a todos a reducir nuestro ritmo -a menos de que seas Bárbara De Regil- y por ello ahora, más que nunca, es importante que busquemos la manera de mantenernos activos.

Ahora que las medidas se han relajado un poco, puedes salir a caminar o a correr, obviamente manteniendo la sana distancia y usando tu cubrebocas. Si prefieres no salir, entonces puedes aprovechar las clases en línea que muchos gimnasios están ofreciendo no solo a sus suscriptores, sino también al público en general. Y lo mejor de todo es que muchas de ellas ¡son gratis!

El ejercicio genera endorfinas, las cuales interactúan con los receptores del cerebro ayudando a reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, además mejora el sueño, eleva la autoestima y te hace más feliz. ¡Justo lo que necesitas!

6. Vive en el presente

Sí, es un momento difícil, pero no lo hagas más difícil de lo que ya es. Enfócate en vivir en el presente y evita a toda costa imaginar un futuro que todavía no llega. ¿Sabías que el ser humano sufre más por lo que se imagina que por lo que realmente sucede? Atrae la calma a tu mente y deja espacio para que las nuevas ideas lleguen. Si estás preocupado o ansioso no podrás enfocarte en crear soluciones para la situación que vives, pues tu mente estará enfocada en evaluar todos los posibles escenarios negativos de tu futuro.

5.3 Plan de acción para salir adelante

El primer paso para poder salir adelante es establecer un plan de acción y, más importante que todo, cumplirlo.

Si sabemos qué queremos lograr, nos comprometemos a hacer lo que sea necesario para conseguirlo, y definimos actividades claras que nos ayuden a alcanzar ese objetivo, es más que suficiente para lograr un gran avance.

El plan que te propongo es el siguiente:

1. Conócete a ti mismo: este trago amargo debe servirte para identificar hacia dónde quieres dirigirte a partir de este momento. Define quién y qué quieres ser. Averigua si lo que habías venido haciendo hasta ahora es lo que quieres continuar haciendo o si deseas cambiar de camino. Este es el momento de decidir qué tipo de trabajo deseas conseguir y de analizar si estás preparado para él. Incluso puede ser el empujón que necesitabas para hacer aquello que siempre habías querido hacer pero que por alguna razón no habías podido.

Empieza preguntándote:

 ¿Cómo quieres que sea tu vida?

 ¿Qué quieres lograr?

 ¿En qué eres bueno?

 ¿Qué es lo que no haces tan bien como te gustaría?

 ¿Qué es lo que sabes hacer mejor que otras personas?

 El trabajo que tenías antes de tu despido ¿te hacía feliz?

 ¿Cuál es el trabajo de tus sueños?

 El trabajo que tenías antes ¿era o, por lo menos, te acercaba al trabajo de tus sueños?

 ¿Qué habilidades poseen las personas que realizan ese trabajo?

 ¿Qué habilidades debes desarrollar para acceder al trabajo de tus sueños?

 ¿En qué tipo de compañía quieres trabajar?

 ¿Por qué quieres trabajar ahí?

 ¿Quieres un trabajo de 9 a. m. a 6 p. m., que generalmente se traduce en un trabajo de 9 a. m. a 8 p. m. o incluso 10 p. m.?

 ¿Quieres un trabajo que te permita tener tiempo para ir al gimnasio, para estudiar un idioma, para ir a la iglesia?

 ¿Quieres tener un trabajo que te dé la libertad de salir si es necesario a algún festival de la escuela o si alguno de tus hijos se enferma?

 ¿Quieres un trabajo en el que debas interactuar con mucha gente o prefieres uno en el que estés aislado la mayor parte del tiempo?

 ¿Cómo te gustaría que fuera tu jefe?

 ¿Quién es el jefe que más admiras? ¿Cuáles son sus cualidades?

 ¿Te gustaría ser tu propio jefe?

 De ser así, ¿qué tipo de negocio quieres?

2. Establece tus metas: para ser una persona exitosa lo primero que debes tener muy claro es quién quieres llegar a ser y qué deseas alcanzar. Nadie puede alcanzar algo que ni siquiera ha pasado por su cabeza; el primer paso es imaginarlo. Lo que tu mente piensa tu mente lo crea.

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