Читать книгу: «Márcame, amo», страница 2

Шрифт:

Si bien Raniere desarrolló después una historia donde decía necesitar a una joven virgen y sin mácula para perpetuar su DNA a través de un heredero místico que continuara su legado, Vanguardia se presentaba públicamente como un asceta alejado de las pasiones humanas: Forbes lo cita en el 2003 afirmando llevar “una vida como de ratón de sacristía”. La presencia del niño tuvo que ser explicada a la comunidad bajo el cuento de que un viudo, cuya esposa había muerto en el parto, le habría confiado al neonato a su amiga Barbara Jeske, otra incondicional en la comunidad de Clifton Park. Keeffe, quien había regresado con Jeske y el bebé desde Ann Arbor hasta Albany en marzo del 2007, luego de una ausencia de varios meses por un supuesto cáncer, afirmaba que su retorno se debía a que Raniere la habría curado milagrosamente. Ah, paradojas de la vida: Kristin huyó con su niño, desapareciendo de la faz de la tierra, un año después de la muerte de Jeske en el 2014, consumida ésta por un cancer del cerebro —uno verdadero— que no se atendió a tiempo porque Raniere le diagnosticó sus molestias como síndrome del túnel carpiano.

Gaelyn se convirtió sin quererlo en el prototipo experimental de los niños Rainbow: por instrucciones de Raniere le pusieron cinco nanas, donde cada una le hablaría en un idioma diferente cada día; le impedían relacionarse con niños fuera de la comunidad; tenía un régimen particular de ejercicios físicos diarios y una dieta estrictamente vegetariana, de preferencia cruda. James Raniere, el padre de Keith, exclamó cuando supo del trato que le daban a quien entonces nadie sabía que era su propio nieto: “es uno de los niños más afortunados que hay, con cinco madres que lo consienten”.

En México fue en San Pedro, en el local de Vía Savotino número 105 que albergaba al universo NXIVM regiomontano, donde Rainbow fue creado como empresa por Loreta Garza y Rosa Laura Junco el 24 de abril de 2007 estableciéndose a unas cuadras de la casa madre, en la calle de Tamazunchale. La colegiatura podía salir en 60 mil pesos al mes, por niño. La comida era, como indicaba Raniere, estrictamente vegetariana, y la presencia o supervisión de los padres, incluso en su contacto con los maestros, no era bienvenida; quizá porque ninguna de sus directoras tenía el menor entrenamiento en pedagogía o psicología infantil, como tampoco lo tenían la mayoría de las “nanas”, llamadas allí Especialistas en Desarrollo Multicultural.

Si bien en Francia la metodología sigue bajo un nuevo nombre, Athal Education Group, regenteado por Sara Bronfman y por su esposo, Basit Igtet, el resto de los centros Rainbow ha ido cerrando como girasoles al anochecer, incluso el que inaugurara con bombo y platillo en Miami Raquel Perera, la esposa de Alejandro Sáenz; en la Ciudad de México primero se convirtió en Cultur Ed y luego cerró el que encabezaban los hermanos Emiliano y Cecilia Salinas; en Monterrey la casa de Savotino tiene una enorme manta de “se renta” y un número telefónico que, hasta hace poco, contestaba Omar Boone. El plantel en la calle de Tamazunchale conservó intacto al personal, aunque cambiando de nombre a Kinder Cheel, para terminar cerrando en 2019. El destino del de Guadalajara es incierto. Quizá porque sus fundamentos, como el resto de la “tecnología” de Raniere, no tiene solidez pedagógica alguna; quizá porque nunca tuvieron del todo el reconocimiento oficial de la Secretaría de Educación Pública o quizá porque los inspiró un criminal que no quiso reconocer al hijo que tuvo con Kristin Keeffe, que le sirvió al modelo de conejillo de indias.

Otra de las empresas desarrolladas alrededor de las ideas de Raniere es The Knife Media, llamada así por el cuchillo délfico de Aristóteles. El mote, tan intelectualmente pretencioso como el resto de la mercadotecnia de NXIVM, es más que revelador: viene del primer libro de Política, donde el griego habla de los usos múltiples de ciertas herramientas enfatizando que la naturaleza no es siempre así, sino que hace distinción entre, por ejemplo, la mujer y el esclavo: “En lo que concierne a los sexos, el macho es por naturaleza superior y la hembra inferior; el macho es el amo y la mujer, la esclava”. ¿El objetivo de la empresa? Identificar, mediante el uso de la supuesta tecnología de Vanguardia, la cobertura tendenciosa en los medios; en un ejemplo perfecto del doble rasero tan gustado por Raniere, The Knife jamás reveló su asociación con NXIVM. Su directora fue, hasta poco antes de su cese de operaciones, Rosa Laura Junco; Ivy Nevares la administradora y Nicki Clyne la productora, con Jens Eric Gould, el único periodista del grupo, como editor. Junco abandonaría éste y otros proyectos relacionados con NXIVM en la primavera de 2018; el 6 de agosto de ese mismo año The Knife anunciaría, en todas sus plataformas, que dejaba de publicar.

El último programa asociado a la supuesta tecnología de Raniere, afortunadamente, nunca vio la luz: en abril fue arrestado en Albany el doctor Brandon Porter, médico de cabecera del grupo, por negligencia, incompetencia e incapacidad moral para ejercer la medicina, perdiendo después su licencia. Porter condujo en agosto del 2016 un estudio que recuerda al de Naranja Mecánica: colocaba en los sujetos, principalmente mujeres, electrodos en la cabeza, filmando luego su reacción cuando les mostraba, sin previo aviso, escenas violentas y explícitas, la última un corto snuff de mujeres decapitadas y despedazadas a machetazos. Más de una centena de miembros de NXIVM pasaron, uno a uno, por su experimento, llevado a cabo en una vieja bodega de la compañía a nombre de Clare Bronfman. Una de las mujeres, Jennifer Kobelt, lo reportó a la policía. A Kobelt no le parecieron extraños los electrodos; el doctor ya los había usado antes entre la comunidad mientras sus miembros veían videos de Raniere, y cuando una asistente de Nancy Salzman le pidió acompañar a Porter, supuso que se trataba de algo parecido.

El antecedente es una de las muchas patentes buscadas por Raniere, registrada bajo el número 13/839361 y llamada, textualmente, “Los luciferinos pueden ser rehabilitados”, cuya última enmienda está fechada en octubre del 2013; un luciferino sería un psicópata funcional que, sin la menor ironía, es descrito así: “experimenta placer o gratificación cuando la gente normal sentiría repulsión o molestia”. Hay un curso especial alrededor del tema llamado “La Caída” —sí, como la de Lucifer— donde un luciferino sería, por ejemplo, quien ha abandonado NXIVM y ahora se vuelve contra el grupo, aunque la referencia refleja el comportamiento de Vanguardia es más que reveladora. En la patente se habla de mostrarle al sujeto una sucesión de estímulos, en este caso imágenes ultraviolentas, para medir las discrepancias fisiológicas entre un corto y otro; dependiendo de si la intensidad en las respuestas crece o decrece se determinaría la capacidad de “rehabilitar” a la persona. No me quiero imaginar, si ésta era la herramienta diagnóstica, en qué consistiría la terapia.

Lo que distingue a NXIVM de cualquier otro programa de superación personal, ubicándolo certeramente en el ámbito de los grupos con características religiosas o de culto, es la desensibilización al rechazo de comportamientos no sólo criminales sino inhumanos: los valores éticos se vuelven, en el universo de Raniere, parámetros utilitarios y autorreferenciales. Convertir la esclavitud sexual en empoderamiento femenino es una mera manifestación de este rasgo: Raniere diría a Bronfman que era válido usar métodos antiéticos para construir un mundo ético. El asegún es que, para Vanguardia y sus incondicionales, ético era todo lo que se plegara a los deseos del líder, y por consiguiente “quiebre ético” o transgresión ética era toda conducta que contrariara sus deseos. En el caso de Daniela Fernández, una de las primeras mexicanas en Albany, su pecado fue haberse interesado en otra persona, y nadie en el grupo consideró ya no digamos absurdo, sino siquiera cuestionable, el que Keith exigiera como castigo por semejante transgresión un encierro miserable que duró casi dos años.

Una ocurrencia común en el universo de Vanguardia, que en el argot psicológico se llama proyección, es atribuirle al otro características propias, principalmente las negativas, como cuando los manuales de NXIVM describen personalidades tóxicas que retratan fielmente a Raniere mismo: una “inversión de valores”, según se lee en la aplicación de la patente, es cuando alguien toma algo que es esencialmente bueno y lo hace parecer malo, o viceversa. La corte pudo escuchar y ver, en un video, a Raniere hablándole a la cámara y, después, a Nancy Salzman repitiendo esas mismas enseñanzas ante un grupo de chicas adolescentes, rodeadas por mujeres DOS, en el marco de un módulo de Jness: “¿Cuál es la diferencia entre que un adulto le haga cosquillas a un niño y que lo estimule sexualmente? De ambas maneras el niño sentirá rico. Ese niño puede vivir y crecer sanamente así hasta que llega a una cultura como la nuestra, que le dice que ha sido abusado; es hasta entonces cuando se sentirá abusado. La cultura y la sociedad son aquí los verdaderos abusadores”, dicen ambos. En otro video se ve a Raniere argumentando que, como nuestra cultura limita y castra el ejercicio del sexo, y como las mujeres son por naturaleza dobles y falsas, éstas sólo pueden sentir verdaderos orgasmos cuando son violadas; cuando saben que han abandonado todo control y toda culpa, cuando están completamente sometidas al varón, es cuando pueden ser libres y por ende llegan al verdadero clímax.

El aludir a conductas criminales o inhumanas bajo el rasero del relativismo cultural es un perfecto ejemplo de las falsas equivalencias tan prevalentes alrededor de Raniere. Al final del video, Nancy Salzman, sonriente y propia como si estuviera enseñando a empacar como la best-seller Marie Kondo, autora de La magia del orden, le dice a las niñas, sentadas en semicírculo a su alrededor, que las mujeres abusan del concepto de abuso; que gritan abuso cuando se sienten incómodas (discomfort, fue la palabra usada), cuando algo no les gusta, aunque realmente lo que sienten como incomodidad se debe a sus enseñanzas sociales y culturales que, como ya vimos, dependen del contexto. Salzman da el siguiente ejemplo: “Hay estados (en EUA) donde la edad mínima de consentimiento para tener relaciones sexuales es de 17, y otros donde es de 12. ¿Ven cómo donde en un lugar algo es un delito, en otro es legal?”, ante lo cual las niñas producen un sonoro “¡Ahhhhh!”. El curso donde se ven esos materiales, por cierto, se llama La Experiencia Humana.

Sarah y Clare Bronfman

En el otoño de 2002, con la llegada al grupo del dinero de las hermanas Claire y Sarah Bronfman, herederas de la fortuna Seagram, viene el punto de inflexión para NXIVM en una telenovela magistralmente contada por la revista Vanity Fair de octubre del 2010, que terminaría con Claire en la cárcel, 150 de sus millones de dólares despilfarrados y la accidentada visita a Albany del Dalai Lama en el 2009.

Uno de los talentos de Raniere es, poniendo la mirada en el infinito y aparentando ser un escucha paciente e imperturbable, el saber encontrar y explotar las debilidades emocionales de sus interlocutores, los activadores neurálgicos del dolor, la culpa y la ambición. Christine Marie, una de sus empleadas en el National Health Network, describió en entrevista al Times de Albany cómo “Keith me hizo sentir que era especial para él. Me tocó suavemente la mejilla y me dijo que yo era un alma tan inocente, tan pura, que no pertenecía a este planeta”. La debilidad del propio Raniere es tan evidente que verla no requiere de gran esfuerzo: una urgente necesidad de reconocimiento, de fama, de la adoración del público que su apariencia, talentos y modales ordinarios nunca hubieran podido lograr por sí mismos, y muy difícilmente sin los millones de las Bronfman, cuyo fideicomiso familiar se esfumó en fruslerías como un jet CL-600, propiedades en Albany, Los Ángeles y Fidji, en fondear los ataques, legales e ilegales, contra los percibidos enemigos del grupo y en, simple y llanamente, patrocinar las frivolidades y malas inversiones financieras a cargo de Vanguardia.

Sarah, socialité de 25 años y pocos sesos, recién divorciada de una boda express en Las Vegas con el irlandés Ronan Clarke, llegó por recomendación de su amiga Susan White a uno de los intensivos de ESP en busca de “maneras de lograr la paz mundial”. Al poco rato arrastraría a su hermana Clare, de 23 años, amazona con aspiraciones olímpicas y adusta empresaria ecuestre con sus propios establos que, luego de unirse al grupo, trasladaría a las cercanías de Albany. La madre de ambas, Rita Eileen Webb, inglesa rubia y radiante hija de un arquitecto con un pub en Essex llamado Ye Olde Nosebag, conocería, en un verano mallorquín, mientras trabajaba de recepcionista en un club nocturno, a un Edgar Bronfman recién separado de su segunda esposa —el matrimonio con Lady Carolyn Townshend duró 10 días, siendo pronto anulado—, convirtiéndose en la tercera de sus cuatro mujeres, no sin antes cambiarse el nombre, en parte a sugerencia de su futuro esposo, a Georgiana. El mote rancio le duró más que el gusto: se divorció cuando las niñas aún eran pequeñas, llevándoselas de vuelta a su patria. Sarah y Clare crecieron con el dinero de la familia Bronfman, pero no con la alcurnia de sus medios hermanos, príncipes del panorama social de Nueva York, cuya madre, Ann Margaret Loeb, descendía de los míticos hermanos Lehman.

Raniere se ocupó personalmente de ellas, tratándolas con la deferencia que otorgaba a sus seguidoras adineradas o con poder y conminándolas a que le llevaran a su padre. Éste, inicialmente, se mostró más que satisfecho con los cursos, apuntándose como alumno personal de Nancy Salzman, a quien volaba en helicóptero a su rancho en Virginia para sesiones privadas. El encanto duró hasta que papá Bronfman descubrió un faltante de dos millones de dólares en la cuenta bancaria de Clare; las ríspidas respuestas de sus hijas ante el desfalco, que no sería sino un entremés ante lo que vendría después, lo harían cortar relaciones con el grupo, describiéndolo en un artículo aparecido en la revista Forbes como una secta o culto.

Ese artículo, de octubre de 2003, firmado por Michael Freedman, fue el primero en encender los focos rojos alrededor de Raniere, revelando los incipientes rituales destinados a fomentar el culto a la personalidad y la secrecía a su alrededor: entre otros, el lenguaje críptico, hurtado de la cienciología; las caravanas ante los maestros y superiores; los colores de las cintas y los apodos de Vanguardia para él y de Prefecta para Salzman. “Los detractores dicen que maneja un programa similar a un culto, diseñado para reventar a sus sujetos psicológicamente, separándolos de sus familias e iniciándolos en un mundo extraño de pretensiones mesiánicas, lenguaje idiosincrático y prácticas rituales”, escribió Freedman. A partir de entonces Sarah y Clare se distanciarían irremediablemente del padre, al grado de infectar su computadora con software espía en beneficio de Raniere; bajo sus instrucciones, la mexicana Daniela Fernández envió al correo de Edgar Sr. desde la cuenta de Clare, una foto de un osito que venía cargada con el virus: el padre llamaba a su hija “Clare Bear”. Pero él nunca abrió esa foto, y Clare debió entrar con engaños a su oficina para inocular la computadora en persona. Daniela pasó los siguientes dos años viendo los correos privados de papá Bronfman con políticos y empresarios, reportándole religiosamente el contenido a Vanguardia. Según el periódico irlandés The Independent, en nota de octubre de 2018, cuando Edgar Sr. agonizaba, Clare se presentó en su recámara con un equipo de camarógrafos. Pero no para consolarlo o verlo por última vez, sino para hacerlo confesar que se había equivocado en sus malas opiniones sobre NXIVM. El viejo moriría el 21 de diciembre de ese 2013.

Un par de años antes, luego del enfado inicial del padre, Raniere les sugirió a las hermanas contratar a Barbara Bouchey como administradora financiera; en realidad, lo único que ella administraría sería el control de Vanguardia sobre la chequera de las herederas. En declaraciones posteriores Bouchey calcularía que Raniere despilfarró alrededor de cien millones de dólares. Gracias a ese flujo NXIVM construiría un abanico de organizaciones con Raniere como araña central de esa cada vez más torcida telaraña: ESP, los cursos originales para profesionistas; los jardines de niños Rainbow; Jness y SOP; The Knife of Aristotle o the Knife Media; la Fundación Ética, el contenedor ideológico del grupo; El Eticista, con cursos diseñados para políticos y otros actores públicos; The Source, el producto de Allison Mack para actores; In La’kech, la inconsecuente iniciativa por la Paz en México, con su video de YouTube donde Emiliano Salinas anuncia que “se buscan Gandhis” y, finalmente, en 2015, DOS, el grupo de esclavas sexuales al servicio de los sueños eróticos y, no olvidemos, de las ambiciones de poder de Raniere.

En agosto de 2004, en el marco de Vanguard Week o V Week, la celebración del cumpleaños de Raniere cada 26 de agosto, que creció de un día a más de una semana de juegos, danzas, tablas gimnásticas y, en general, alimento al culto de la personalidad de Vanguardia en un centro de convenciones en Lake George, Nueva York, las hermanas Bronfman subieron al templete con un gigantesco cheque de cartón por veinte millones de dólares a beneficio de la Fundación Ética. En subsecuentes aniversarios Raniere presumiría, año tras año, la inscripción anual de sus muchas patentes, sin importar que la mayoría le serían inútiles o rechazadas: sólo esa vanidad le costaba a las Bronfman miles de dólares al mes. Su delirio por ser considerado un científico cabal lo llevó, meses antes de ser arrestado, incluso a demandar a Microsoft y AT&T clamando que él era el dueño de la patente tecnológica que permitía las teleconferencias. En realidad, esa patente pertenecía a Global Technologies, Inc., empresa donde Pamela Cafritz habría tenido acciones, sin llegarse a acreditar documentación alguna al respecto ni, mucho menos, su liga con Raniere. En abril de 2019, a un mes de iniciarse el juicio que lo llevaría a la cárcel, una corte federal desestimó de lleno su requerimiento, ordenándole reembolsar 450 mil dólares de gastos legales a las compañías mencionadas.

Esa no sería, ni remotamente, la única afirmación megalómana o absurda de Raniere: en su declaración de diciembre de 2010, Barbara Bouchey diría que, en los años 2001 o 2002, éste le pidió prestados 25 mil dólares porque había encontrado una fórmula matemática infalible para ganarle al mercado bursátil. Llegaría a desaparecerle 1.6 millones de dólares, sus ahorros de vida; la explicación fue que su reacción tan emocional ante esas pérdidas estaba influyendo a las fuerzas universales y afectándolo negativamente. El hombre que, en vieja foto del Times Union, aparece en una bata de baño en un cuarto de hotel de Las Vegas leyendo un libro titulado Cómo ganar en las apuestas, le repetiría la misma canción a las Bronfman, quienes verían esfumarse así cerca de 65 millones de dólares. Raniere culpó de sus pérdidas a Edgar Bronfman, diciendo que el patriarca se había coludido con la bolsa de valores para hacerlo fracasar, y las hermanas le creyeron: en una carta enviada por Kristin Keeffe a los altos mandos de NXIVM, luego de su huida del grupo, menciona que “Keith domina a Clare habiéndola convencido muy temprano en su relación que toda la mala prensa que tiene es consecuencia de sus acciones, al haber ella fallado en dar una buena imagen de él, poniendo a su padre en su contra. Que todas las cosas horribles que le pasan son resultado de su ‘ruptura ética’ y sólo su nobleza, su trabajo incesante a su favor y sus recursos pueden sanar ese quiebre y salvar su alma y a la humanidad”.

Sarah, la chica que buscaba la paz mundial, fue prontamente premiada con el título de directora de humanidades. Vacías sus chequeras, las hermanas pidieron a Citibank, con ayuda de Bouchey, una línea de crédito de veinte millones en préstamo como adelanto de su futura herencia, mismos que nunca pudieron reponer, alertando a sus familiares cuando buscaron cambiar la estructura de su fideicomiso para acceder al resto de los 200 millones que de otra manera obtendrían sólo a la muerte de su padre.

En el 2009 las herederas cosecharon su primer aunque efímero éxito: la visita del Dalai Lama a Albany. La idea detrás era colocar a la Fundación Ética en el mapa mundial. El gestor del evento fue el Lama Tenzin Dhonden, presentado a Sarah, quien tenía las inclinaciones orientalistas propias de ciertas mujeres aburridas de clase alta, como el emisario por la paz del Dalai Lama. Sarah idolatraba al Dalai y tenía una particular relación con Tenzin —llegó a comprarle una casa en Albany, tomando con él largos baños en el jacuzzi de su residencia, y llevándolo de vacaciones a la isla privada de Richard Branson—, afirmando en una entrevista de radio local que jamás hubiera pensado en interesarse por asuntos espirituales, pero que su contacto con NXIVM había cambiado todo eso: “La manera como (el Dalai Lama) ve las cosas es muy científica y muy en la línea de la filosofía de NXIVM”. Sarah tendría luego un breve coqueteo con Edgar Boone, antes de salirse del grupo, para dedicarse a la nueva familia que formaría con el libio Basit Igtet.

Al anunciarse públicamente la visita para el 6 de mayo, sin embargo, el politécnico Rensselaer, alma mater de Keith, se negó a albergar el evento —tuvo lugar en el teatro Palace—, y organizaciones humanitarias y educativas regionales históricamente aliadas con los tibetanos se lamentaron vocalmente de la cercanía del Dalai con NXIVM. Un mes antes de la fecha el budista canceló abruptamente la visita, aunque sólo para reanudarla poco después; quizá sea una casualidad, pero el 16 de mayo fue creada con dos millones de dólares en donativos la flamante fundación Dalai Lama con sede en Albany, con Dhonden como administrador. El Dalai llegaría a escribir la introducción de un libro de Raniere, en aparente coautoría con Ivy Nevares, titulado La Esfinge y The lxiepeia, una recopilación de artículos publicados en una revista editada por el Dr. Luis Eugenio Todd llamada, les juro que sin ironía alguna, Conocimiento.

En el auditorio, las Bronfman se sentaron en el podio, al lado del Nobel de los Himalayas, Oceano de Conocimiento y reencarnación de Avalokiteshvara, Buda de la compasión; pocos sabían entonces que, al tiempo que le sonreían al Lama con su pañoleta de seda blanca al cuello, las hermanas estaban metidas hasta el cogote en esquemas de intimidación y extorsión contra los percibidos como enemigos de Raniere. Pero esa es una historia para más adelante: el asunto aquí es que, al poco tiempo, Tenzin Dhonden fue despedido de la corte del líder tibetano, habiéndose conocido que, por debajo de la mesa, cobraba por gestionar las apariciones del reencarnado. La fundación, sin embargo, sigue en buena salud, hoy presidida por Tashi Namgyal Khamshitsang, designado por el Dalai Lama.

Más o menos simultáneamente, aunque sin relación con lo anterior, se daría el primer gran quiebre interno en NXIVM. Nueve miembros de alto rango —Barbara Bouchey y las instructoras Susan Dones, Kim Woolhouse, Angela Ucci, Ellen Gibson, Nina Cowell, Jan Heim, Sheila Cote y Kathy Ethier— renunciarían el 9 de abril a la organización, reclamando pagos atrasados y expresando preocupación por el rumbo que estaba tomando la empresa. A la semana Bouchey sería despedida por las Bronfman, inaugurándole años de demandas por fraude, difamación y extorsión que la culpaban a ella enteramente de las pérdidas económicas a cargo de Keith. Luego de un breve aunque vergonzante arresto en la siguiente Nochebuena y acosos hasta en la peluquería, todas las demandas fueron eventualmente desechadas, aunque nadie le repondría a Bouchey los 700 mil dólares que gastó en abogados, el perder a más de un tercio de sus clientes y el tenerse que declarar en bancarrota hasta el 2017, cuando finalmente pudo pagar sus deudas.

Cuando declaró en el juicio Stephen Herbitts, antiguo oficial del Pentágono, viejo amigo de Edgar Bronfman Sr. y su asesor en materias de inteligencia internacional, dijo que, a partir del 2008, había recibido peticiones de Clare de usar sus conexiones políticas para atacar a los enemigos del grupo. En un correo electrónico de Clare a Herbitts, mostrado a la corte, se lee: “El equipo de (Rick) Ross (el investigador de sectas y vieja bestia negra de NXIVM, el primero en revelar parte de los manuales del grupo en su sitio de internet) debe sentir miedo, recular y enmendar el daño que nos han hecho; pensar en recibir cargos criminales quizá los inspire”.

Claire Bronfman intentó contratar, para su defensa, al infame Michael Avenatti, ex abogado de Stormy Daniels hoy acusado de fraude bancario y de intento de extorsión por veinte millones de dólares contra Nike. En una audiencia a fines de marzo, cuando el juez Garaufis la interrogaba para que diera el nombre de quienes serían sus representantes legales, le preguntó si sabía que tanto Avenatti como Mark Geragos, dos de los mencionados como posibles, estaban involucrados en el caso Nike. Bronfman, a quien le fue asignada una fianza de cien millones de dólares, palideció y se desvaneció, teniendo que llamarse a una ambulancia. El juez dio por terminada la sesión, y cuando la reanudó dos días después, ella le afirmó que sería sólo Geragos. El juez Garaufis, dubitativo, le preguntó así: “Pero no lo sacó de internet, ¿verdad?”. Ante lo cual la heredera contestó: “Sí, de hecho así fue”. Dos semanas después, Bronfman, buscando reducir su sentencia, se declararía culpable, diciendo que estaba francamente arrepentida. A la fecha, sigue encabezando el consejo de NXIVM, y parece haber tomado el bastón de mando de Vanguardia en todo lo relativo a lo que queda de esa empresa.

Бесплатный фрагмент закончился.

399
525,72 ₽
Возрастное ограничение:
0+
Объем:
163 стр. 23 иллюстрации
ISBN:
9786078564484
Издатель:
Правообладатель:
Bookwire
Формат скачивания:
epub, fb2, fb3, ios.epub, mobi, pdf, txt, zip

С этой книгой читают

Новинка
Черновик
4,9
181