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Читать книгу: «Historia de Venezuela, Tomo II», страница 3

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CAPITULO QUARTO

En que se escriue los diferentes Cenues39 que ay, y qual es el principal, y las sepulturas que en este Fin Cenu se sacaron y su manera, y el disparate y muerte del capitan Ojeda y de sus ssoldados.


Antes que pasemos adelante sera uien dar noticia en este lugar desta noticia del Cenu, que tan nonbrada a sido en estos nuestros tienpos y codiciada de muchos, por lo que los principales deste Zenu donde Don Pedro de Heredia estuuo, dixeron a los españoles, y por otras cosas que adelante se dira.

En este paraje de Cartaxena, entre el rrio Grande de la Magdalena y el rrio del Darien y el de Cauca, estan estos señores, hazia el Poniente, los quales son tres Zenues. El primero es este donde Don40 Pedro de Heredia llego, que por sus naturales es llamado Fincenu. Esta quatro o seis leguas apartado del rrio del Darien, que tanbien es llamado del Cenu, por donde suuio antiguamente el capitan Ojeda, despues que le mataron a Juan de la Cosa, su conpañero. En este Fincenu se sacaua oro, mas por rrespeto de ser los moradores del todos plateros y artifizes de labrar oro, acudian a hellos de los otros dos Cenues donde se sacaua el oro, y pagauanles su trauajo por algunas joyas y obras de oro que les hazian, y ansi auian venido a ser muy rricos y a poseher tanto oro como los españoles en el hallaron, y tambien por otros rrespetos que luego se dira.

El otro Cenu se decia Cenufana, que tambien fue descubierto por españoles que de la Gouernacion de Cartajena salieron, del qual tambien se tratara adelante. El terzero se dize Zanzenu. Este es el que oy esta uer y descubrir entre el rrio Grande de la Magdalena y el rrio de Cauca. En estos tres Cenues decian los yndios deste Fincenu que auia tres diablos por señores, y que el diablo mayor esta en el Pancenu, y en este Fincenu hesta una hermana del diablo mayor a quien el propio diablo amaua y quería mucho, por cuyo rrespeto muchos yndios principales del Pancenu se mandauan lleuar á enterrar al Fincenu con sus rriquezas, y el questo no hazia enuiauan aquel les señalasen y diesen sepultura en este Fincenu, y en ella manda enterrar la mitad del oro que tenia, y desta abusion41 y supresticion diabolica que entre estos baruaros auia, uino a estar el Fincenu tan poblado de rricas sepulturas echas de mogotes muy altos y otros no tanto menos y mas, segun la calidad del yndio que se enterraua, y tanto quanto edifizio o tumulo de sobre la tierra hera de alto, tanto tenia de hondo la sepultura, y asi obo y se sacaron rricas sepulturas de a treinta mill pesos, de a ueinte mill y de honze mill y seis y siete mill pesos y a menos y a mas42.

Ubo mucha cantidad de sepulturas que no tenian mogote ni señal encima de la tierra, y a estas descubrian dando fuego a la savana, y despues de quemada la paja cauauan y dauan cata en la haz de la tierra, y donde hallavan dos dedos de tierra negra y luego vna harenilla blanca era sepultura, y con esta señal seguian asta llegar a donde estaua el difunto o el oro, y hallandolo no curauan de pasar de alli. Obo gran cantidad de sepulturas que tuuieron a quinientos y seiscientos pesos, y pocas de aqui para uajo, y ninguna que hen ella no se hallase oro.

Todo el oro questas sepulturas tenian, estaua puesto al lado del corazon, y aun en el propio corazon de los muertos, lo qual conocieron bien en breue los españoles, y despues que dello tuuieron conocimiento no hazian mas de en descubriendo la sepultura boluer el rrostro al ssol y cauar a la parte siniestra de la sepultura, y asi hallauan con menos trauajo lo que auia dentro, porque como en aquella parte del corazon no ouiese oro no curauan de buscallo, porque tenian ya entendido que auia de ser su trauajo en bano.

La sepultura del diablo, para uer los españoles lo que hen ella auia, gastaron mas de mill y quinientos pesos, y con todo este trauajo no pudieron derriuar de lo que sobre la tierra auia edificado mas de la mitad; y como ya tenian conocimiento los soldados de la parte donde auian de hallar el oro y hallaron lo que rreferido, no curaron de echar mas peones, porque les parecio que hera cosa perdida. Hallaronse ansi mismo en esta sepultura gran cantidad de mucuras de vino convertido en agua, y mas de cinquenta piedras de moler, de hechura de las de Nueua España. Alrrededor de esta sepultura, en contorno de treinta pies, estauan doze sepulturas yguales, el altor que cada vna tenia, siete estados, y en cada vna destas se hallaron de honze mill pesos pararriua, y asi fue grandisima la suma de oro que deste poblezuelo se saco, el qual no tenia mas de veinte cassas principales, en que los yndios viuian, y cada casa destas tenia a la rredonda de si otras tres ó quatro para sus haziendas y seruicios estrahordinarios, las quales eran todas grandes, de pared alta, casi de la forma y echura que los españoles las hazen para su biuienda. Preciauanse de tenellas linpias y barridas, para el qual efeto tenian vnas escouas largas, de la forma que las tienen en los monasterios, para no auajarse. Durmian o tenian por camas, para durmir, hamacas.

La señora deste pueblo hera de gran grauedad y muy rrespetada de sus subditos. Por grandeza acostunbraua que de un lado y otro de su amaca durmiesen en el suelo dos yndias mozas, gentiles mugeres, los rrostros bueltos a la tierra, para quando se lebantase o sentase en la amaca poner sobre hellas los pies. Hera de muy pocos moradores este pueblo, que hen el no auia a la sazon cien yndios, y parecia por sus rruines43 y bestigios, auer sido en tienpo antiguo de mucha becindad. Preguntoseles a los yndios como heran tan pocos, y si auian sido en otro tienpo mas: rrespondieron que despues que mataron alli muchos españoles se auian ydo sienpre apocando y muriendo hasta el estado en questauan.

La gente que estos baruaros destruyeron y mataron fue el capitan Ojeda, de quien atras e echo mencion, que fue aqui muerto el y toda su jente; y segun estos mismos yndios contaron, passo desta manera. El principal deste pueblo tuuo noticia, de yndios sujetos suyos, como el capitan Hojeda y sus conpañeros, subiendo por el rrio Darien o Cenu arriua, en sus uergantines, auian llegado a un pueblo questa en las rriueras del propio rrio, sujeto a este casique, Tocurru44, apartado deste Cenu quatro o cinco leguas. Los yndios y principal que en Tocurru auia y auitauan, dieron luego noticia al casique del Fincenu de la llegada de los españoles a tierra, y pidiendole ynstruicion y horden de lo que deuian hazer, ynbioles luego vn capitan yndio con cierta gente de guerra y mandoles que en ninguna manera esperasen a pelear con los españoles, sino que les vyesen y se apartasen dellos todo lo posible, de suerte que no rreciuiesen daño ninguno asta que el juntarse todos los yndios sujetos suyos y con copia de jente hiziese lo que conuiniese. Los yndios de Tocorru lo hicieron como les fue mandado, porque luego que Ojeda habordo en tierra y dio uista a este pueblo, uiendo que los yndios lo desanparauan y huian, echo en tierra toda la mas gente y siguiendo con ella el alcanze de los yndios que de yndustria vyan, dejo con poco rrecaudo y guardia los uergantines y enbaracose en saquear y rrouar lo que en aquel pueblo auia45.

Ya questaua algo apartado del rrio, tuuo desto noticia el casique o señor del Fincenu, e con toda presteza enuio zierta cantidad de yndios que se metiesen y apoderasen en los uergantines y matasen los que dentro ouiesen. Hizieronlo estos yndios como les fue mandado, y con mucha facilidad se apoderaron de los uergantines y mataron los soldados que dentro hallaron, y el casique con la mesma presteza tomo el rresto de la jente que le quedaua, que hera grande cantidad, y de noche, con la luna, dio en el capitan Ojeda, questaua alojado en el propio pueblo de Tocorru y con mas confianza de la que deuia tener para estar en tierra de enemigos, y alli, antes que tomasen las armas, les mataron muchos soldados, y despues se trauo entre todos la pelea vien rreñida por anbas partes; pero como los yndios heran en numero muy desiguales a los españoles y peleauan de noche y heran diestros en la tierra y savian las guaridas, tenian muchas uentajas a Ojeda y a sus soldados, y asi los desuarataron y mataron todos los mas. Algunos pocos que auian quedado, pretendiendo saluarse en los uergantines y no sauiendo el mal suceso de los que en su guarda abian quedado, se fueron rretirando hazia el rrio; pero desque vieron questauan ya tomados por los yndios, perdieron de todo punto la esperanza de guarezer y conseruar las uidas, y asi las uendieron como pudieron, muriendo todos a manos de los yndios, de los quales dizen tanbien auer perecido y muerto muchos por mano de los españoles, de suerte que fue para hellos tan calamitosa la uitoria como para los españoles desdichada y mala afortunada la jornada, en la qual no entro Diego de Hordas, que se quedo en los nauios y de alli se fue hen ellos a Cuba, donde paso con Cortes a descubrimiento de la Nueua España.

Hallaron los españoles de Pedro de Heredia por los buhios y poblacones de este Fincenu, muchas armas de corazas y espadas y otros muchos generos de armas de hierro. El muchacho que Don Pedro de Heredia auia lleuado por guia señalo alli, en aquella canpiña, cierta sepultura y entierro de oro, que el auia visto hazer, y dijo que la cauasen y sacarian oro. El Gouernador mando luego a los acadoneros y macheteros que cauasen luego y trauajasen en desenterrar aquel muerto. Hizose lo que Pedro de Heredia mando, y con poco trauajo y en menos tienpo sacaron desta sepultura nueue mill y quinientos pesos de oro fino. Procuro el Gouernador ynquirir y sauer donde auia mas oro; el casique y su muger se hallaron presentes a esta ynterrogacion y le dijeron en su lengua que para que queria mas oro del que en aquella sepultura de aquella canpiña auia y podia sacar. Heredia les rrespondio que mas querian y mas buscaua y mas le auian de dar. Rrespondieronle, vista su codicia, que fuese al Pancenu, questaua treinta jornadas la tierra adentro, y que de lo que en los buhios avia se podrian cargar todos los que con el yban y sus cauallos y no lo podrian traer; y esto sin lo que en las sepultvras, asi del diablo como de los particulares y pleueyos, auia, que hera ynfinito, porque en aquella tierra lo sacauan de las minas y lo traian aquel lugar; pero pusole por ynpedimento y estoruo ser pocos los españoles que yban con el Gouernador para auer de pelear con los yndios del Pancenu. El Gouernador, como oyo tan buenas y alegres nueuas, tomando entre los dedos de las manos las narices, comenco a cantar «quando yo sea gañan, Joanica me lleue el pan».

Rregocijaronse aquel dia, y el siguiente azelerose46 el Gouernador por leue ocasion que le sobreuino con vnos soldados de los de Santa Marta, que lleuaua en su conpañia, contra los quales comenco a dezir que a la buelta los auia de dejar a todos, antes dentrar en Cartaxena, ahorcados de los jobos. Parecioles mal esta soueruia y demasia de Pedro de Heredia a muchos soldados; comenzaron a pronosticar que sino se rreportaua y media que seria ynfelix el suceso y fin que dende en adelante47 ouiese aquella jornada, porque los soldados de Santa Marta, contra quien se auia ayrado, heran por sus personas estimados y fauorecidos de amigos, que suelen ser causas estas con que muy comunmente en las Indias se auajan las hinchazones y elaciones de los gouernadores, sino mudan condicion y proposito y desimulan mas de lo que querrian, como en alguna manera lo hizo en esta jornada el gouernador Heredia.

CAPITULO QUINTO

De como el gouernador Heredia y sus soldados salieron del Fincenu en demanda del Paucenu, y lo que48 en el camino les sucedio hasta que boluieron a Cartaxena.


Estuuieron los españoles en este pueblo del Fincenu, descansando y sacando oro, ocho o diez dias, despues de los quales el Gouernador, por uer si podia sastifazer su apetito, determino pasar adelante en demanda del Pancenu, por uer si podia gozar de aquellas ynumerables rriquezas que el casique de Fincenu afirmaua auer en el.

Pidio Pedro de Heredia guias que le lleuasen, y fuele rrespondido que bastaua el mochacho que le auia traido y guiado antes para lleuallo al Pancenu, por auer estado en aquella tierra diuersas vezes. Satisfizose desto el Gouernador, y asi, dejando pacifico y en su pueblo al casique y casica del Fincenu, marcho la tierra adentro por la uia que el muchacho le guiaua, y por algunas trauajosas jornadas llegaron a la falda de unas sierras que nezesariamente se auian de trauesar para llegar al Panzenu.

Al principio destas faldas vieron dos caminos que se apartauan y diuidian el vno del otro, y segun la guia dijo, entranbos yban al Pancenu, pero declaro que el mejor y mas acomodado, y por donde el casique de Fincenu le auia mandado lleuar y guiar a los españoles, hera el que se ynclinaba a la mano yzquierda, y que por alli queria guiar, y que no osaria hazer otra cosa ni mentir o engañar a los españoles, porque su casique le auia amenazado que por el mesmo caso lo mataria. El gouernador Heredia, presumiendo o sospechando no fuese algun engaño o ardir, con el qual aquel varuaro del Fincenu pretendiese metelle donde el y su jente pereciese y se perdiesen, como muchas uezes en las Indias an sucedido, dixo que no queria yr por el camino que la guia le señalaua sino por el contrario, que daua la buelta al sur. Los soldados y jente principal contradijeron este proposito al Gouernador, poniendo por delante la perdida de algunos capitanes que por querer seguir con obstinacion su propio pareszer y desechar y menospresciar y consideradamente lo que las guias y naturales de las propias tierras les decian y aconsejauan, les abian uenido, con que auian sido causa de su propia muerte y de los españoles que consigo llevauan, metiendolos por tierra ynotas y despobladas, llenas de cien mill generos de animales yndomitos y feroces serpientes o culebras ponconossas, y que no menos apta parescia la dispusicion de aquella serrania que por delante tenian para estar despoblada de gente y poblada destos animales que las donde auian sido perdidos y muertos algunos capitanes que alli se le nonbraron, y con esto se le dijeron otras cosas y persuaciones al Governador para apartallo de aquel sua obstinado proposito; pero ninguna cosa prestaron ni aprovecharon, y asi les fue necesario seguir la boluntad de su capitan, que a opinion de todos tan fuera de camino seguro yba, porque demas de lo que e dicho, la propia guia sineficaua el trauajo y maleza de aquel camino que el Gouernador queria seguir, diciendoles que demas de ser grande la serrania que se auia de trauezar y muy asperisima y fragosa, hera de pocas poblazones y de poca comida, y que auian de atrauesar vnos cerros e cordilleras de grandisima frialdad, donde auia evidente peligro de ser todos muertos de frío. Con todo esto se desimulo, y prosiguiendo el camino que el Gouernador queria, anduuieron muchos dias por sierras muy malas e peligrosas y arcabucos y de grandisimo trauajo para los españoles, por ser las cordilleras muy angostas y enpinadas con gran altura.

La vispera de Nuestra Señora de la Encarnacion comencaron los españoles a suuir la mas alta y encunbrada de todas las sierras, que es vna que agora se dize la sierra de Abreva, y a causa de un ualle que esta49 al pie della, nonbrado deste nonbre, donde ay gran cantidad de algodonales y es poblado de buena jente, aunque poca, los quales del algodon hazen muy buena y fina rropa que lleuan a vender y contratar por aquellas sierras a los pueblos que hen ellas ay poblados. Ya que los españoles estauan muy cercanos a la cunbre y alto desta sierra, sobre tarde les uino vna borrasca de agua y biento y nieue, aconpañada de estremada frialdad, que constriño y forco al Gouernador y a todos los que le seguian dar la buelta hazia auajo con mas presteza y apresuracion de la que se penso; de tal suerte que muchos admadeados50 e desatinados con el rrigor del frio y nieue y agua que caia y uiento que corria, se metian en chaparrales y montes cercanos, y alli, con la demasiada turuacion que tenian, perecian sin ser socorridos de persona ninguna, porque ni auia honbre que fauoreciese a honbre ni hermano a hermano ni soldado a su capitan, pero cada qual se procuraua a rremediar y huir de la tormenta en questauan a lo abrigado. Murieron y perecieron con este tenporal aquella propia tarde que les dio, la propia guia que lleuava y arriua de quinze españoles, y entre hellos Pedro del Alcacar, sobrino de Francisco del Alcacar, de Seuilla, y demas destos murio y perecio todo el seruicio, aunque poco, de yndios e yndias, que los españoles lleuauan consigo.

Asi constreñidos de esta calamidad, se uajaron al rreparo del ualle de Abreua, donde estuuieron descansandose y rreformandose algunos dias, en los quales les uinieron a uisitar, aunque con las armas en las manos, mucha cantidad de yndios de la otra uanda de la cordillera de Abreua, gente muy lucida y crescida, dieron de rrepente en el alojamiento de los españoles: no hicieron ningun daño, mas antes lleuaron la peor parte de la pelea, siendo hen ella muertos algunos yndios; y aunque se rretiraron y apartaron de pelear los yndios, no por eso se fueron a su tierra, mas antes estuuieron a la mira de los españoles, de suerte que el Gouernador tuuo lugar de llamallos y trahellos de paz y a su amistad, mediante su buena diligencia; y fuele muy util la paz destos yndios a los españoles, porque con ellos bajaron de las montañas muy gruesos maderos para hazer vna puente en vn rrio furioso y caudaloso que les hera forcado pasar, porque la rrepentina buelta que auia echo auian tomado casi diferente camino del que a la ida lleuaron por lo qual se les opuso la pasada deste rrio de Abreua.

Hicieronse las puentes, y por ellas pasaron los españoles. Echaron los cauallos por el agua para que pasasen nadando, y con la gran corriente y malas salidas que el rrio hazia se les ahogaron los mas de los cauallos, que despues les hicieron mucha falta.

Traian todos estos yndios muchas joyas de oro y otros aderecos para el hornato de sus personas, lo qual rrescatauan y contratauan con los españoles. Dauanles ricos y gruesos caracoles y pedazos de oro, por cosas de poco precio y de poco prouecho, y quedauan muy contentos los yndios con ello, y los españoles51 mucho mas con el oro, que hera muy fino y muy bueno.

Prosiguieron su torna buelta con arto trauajo y necesidad y falta de comida que auian tenido y algunas guazauaras de yndios. Llegaron al Fincenu, donde el casique y su muger les aguardo52 de paz con mas de siete mil pesos que dio de presente al Gouernador en un cataurillo53, los quales dijo que auian sacado de una de las ssepulturas que los españoles les auian cauado y por no auer sauido buscar el oro se auian dejado alli aquel poco. Los soldados estauan muy bien con aquella tierra del Fincenu, por el mucho oro que de sepulturas auian sacado y por lo que pretendian sacar; y por este rrespeto rrogaron con grande ainco al Gouernador que se detuuiese e hiciese asiento en aquel pueblo, para sacar algun oro de las sepulturas, ofreciendose de sustentar al pueblo de comidas de la comarca, y que harian vn bergantin en el rrio del Cenu, en el qual fuesen a dar mandado y auiso a Cartaxena, que por aquella uia estaua zerca, para que proueyese de lo necesario.

Comenco a decir que no lo queria hazer, por el desabrimiento que con algunos soldados tenia, y en el permanescio tan obstinadamente que con rruegos ni rrequirimientos ni por otra uia ninguna no le pudieron sacar del, de que se marauillaron mucho los soldados a causa de ser Pedro de Heredia de noble condicion y que no permanecia en el enojo mucho tiempo. Finalmente, se hizo y cunplio su boluntad contra la de todos sus soldados; y prosiguiendo su camino a Cartaxena entraron en ella quatro o cinco dias antes de San Joan de Junio del propio año, donde hallaron mucha jente española que alli auia quedado y se auian juntado y cada dia se yban juntando.

CAPITULO SSEIS

Como el Gouernador Pedro de Heredia enbio a Alonso de Heredia, su hermano, a descubrir el Pancenu, y como el propio Gouernador salio despues tras el por cierta ocasion, y como fue poblada Uraua por el capitan Alonso de Heredia.


Hallo el governador Heredia en Cartaxena a Alonso de Heredia, su hermano, que auia llegado o uenido de Nicaragua con algunos soldados hallarse en conpañia del Gouernador su hermano. Holgose mucho Pedro de Heredia de hallar alli a Alonso de Heredia, y luego determino de dalle gente con que entrase la tierra adentro en demanda del Panzenu. Diole ducientos hombres de a pie y de a cauallo, y entre hellos muchos de los que con el propio Gouernador se auian hallado en la jornada que de suso e contado.

Salio Alonso de Heredia con esta jente de Cartaxena por el mes de Agosto siguiente del propio año; y como ya los soldados se sauian el camino tuuieron menos trauajo en andallo que pasaron los primeros que lo descubrieron, y asi por sus jornadas contadas, casi sin tener guerras con los yndios, llegaron al Fincenu, donde hallaron cauadas mas de trecientas sepulturas que los propios naturales las auian auierto y sacado el oro dellas que54.

Cajauanse55 los soldados de Pedro Heredia, porque por su causa no auian hellos sacado el oro de aquellas sepulturas, que presumian ser gran cantidad, y no perdiendo la esperanza de auello, procuraron ynquirir y sauer de algunos yndios donde lo auia escondido el casique, pero no les aprouecho nada su dilijencia y deseo; solamente supieron y alcancaron que la primera vez que el gouernador Heredia dio en este pueblo, lo tenian escondido en vna asperisima montaña que llamauan la montaña de Faraquie56, por estar hen ella un pueblo de yndios deste nombre y apartado de este Fincenu ocho leguas y mas, en la qual montaña el principal auia echo vn buhio, en lugar de tenplo, en seruicio del demonio, cuya hera la sepultura mayor y principal de aquel pueblo, en el qual ofrecieron todo el oro que, como e dicho, sacaron de las sepulturas y el que los propios yndios poseian. Pero con todo esto no perdieron los soldados punto de su codicia ni dejaron de hazer alli sus diligencias para sacar oro de las sepulturas que quedauan por sacar, para el qual efeto se concertaron e hizieron conpañia entre todos, que unos cauasen y otros fuesen a buscar comidas y sustentasen los cauadores de lo necesario, y que despues se partiesse lo que se sacase57.

En esta conpañia no quiso entrar el capitan Alonso de Heredia, porque pretendia sacar mas el solo con la jente que tenia, que lo que de la conpañia le pudiese cauer de parte; y con auer los yndios sacado gran cantidad de oro, y Pedro de Heredia quando estuuo en este lugar asi mesmo saco mucho, todauia quedo oro que sacaron los que agora fueron, pero no lo estimauan ni tenian en tanto como en este tiempo se tiene, aunque siempre tuuo balor58.

Aflojaron los soldados y aun59 el capitan Alonso de Heredia en la pasada al Panzenu, por algunas ocasiones que se les ofrecieron y por parecelles tan trauajoso como dificultoso el camino y descubrimiento de aquella rrica noticia, por lo qual el capitan Alonso de Heredia enuio a Francisco de Ciesa, su theniente general, a la costa que cae sobre el Darien con parte de la jente que tenia, a que uiese y descubriese lo que por aquella parte ouiese que uer.

Ciesa hizo lo que se le encargo, y con la gente que lleuo descubrio la prouincia que llamo de las Uasillas, que agora es llamada Tolu, y el mismo puerto donde esta poblado el pueblo de Tolu. Paresciole uien a Ciesa aquella tierra para que hen ella permaneciesen españoles, y entendiendo quan cerca estaua de Cartagena, procuro dar auiso al gouernador Pedro de Heredia, y porque no tenia bergantin ni otra cosa con que nauegar, hizo hazer vna balsa de maderos la mas rrecia que pudo ser, y en ella se metio Alonso Lopez de Ayala, persona principal y de quien se hazia ya y se haze60 mucha quenta en Cartaxena, donde rreside, y con el otros quatro soldados, buenos nadadores. Pusieronse a gran peligro asi de mar como de yndios de tierra, y fue Dios seruido que sin que peligrase o muriese ninguno, aportaron a Cartaxena, donde dieron rrelacion al gouernador Heredia de lo que auia y pasaua, asi sobre las sepulturas del Fincenu y estado en que quedavan, como de la nueua tierra que auian descubierto61.

Rresciuio gran contento el Gouernador de todo lo que se le dijo, y singularmente de la esperanza que le davan de que todauia se sacaua oro en las sepulturas del Fincenu, porque la cudicia deste Gouernador hera tan ynsaciable como la de otros muchos que con cargos y sin ellos an pasado a las Indias, y asi no auia para el nueua de mas contento ni alegria que dezille que auia oro o que sacauan oro y que le darian oro; y aunque el Gouernador hera adornado de otras muchas y buenas partes, esta hera en el tan estimada que desconponia y afeava lo demas, por no ser en su mano el dejar de dar muestras dello. Enbio luego socorro a Francisco de Ciesa, que lo esperaua en Tolu, y de la jente que a la sazon se hallo en Cartaxena metio en vnas carauelas hasta ciento y beinte honbres, de los que a la fama de Piru cada dia uenian despaña, y juntamente con este socorro, ynbio a decir a su hermano y a los demas soldados y capitanes, que le ynuiasen todo el oro que entre todos se ouiese sacado de las sepulturas y auido de otros rrancheos.

Los soldados que con Ciesa estauan sintieron mucho el ynuialles a pedir su oro el Gouernador, y como cosa que tan caro les auia costado, lo procuraron conseruar y no dallo, y asi le ynuiaron a dezir al Gouernador que por entonzes perdonase, porque no se podia cunplir su mandamiento a causa de que entre todos auia echa conpañia y hasta quel oro se partiese ninguno era señor de lo que tenia para podello dar ni disponer dello; y con esto se metieron la tierra adentro y se boluieron al Cenu, donde el capitan Alonso de Heredia auia quedado, por apartarse de la vecindad Gouernador, conjeturando que por no lleualle el oro que pedia auia luego de benir a dar sobre hellos y tomarselo por fuerca o de grado.

Hera en este tienpo la tirania de los Capitanes y Gouernadores que en las Indias mandauan tanto y tan grande, que por las uias que podian procurauan juntar y sacar de los pobres soldados qualquier cantidad de oro que tuuiesen; a los unos se lo tomauan por fuerza, a los otros por alagos, a los otros por amenazas, y a otros con dalles buenas esperancas de gratificacion, y quando por esta bia no podian sacallo todo, echauan otros rrodeos que serian largos de contar, hasta que los dejauan despojados de todo punto de lo que tenian, poco o mucho; y desto no nos deuemos marauillar, porque como las ganancias de los vnos y de los otros heran tan torpes y el oro tan mal avido, ni los vnos lo gozauan ni los otros lo poseian mucho tienpo, porque al soldado se lo sacaua el Capitan o Gouernador y al Capitan o Gouernador se lo sacaua el que le uenia a tomar rresidencia, y otros muchos desaguaderos que se le ofrecian por donde el oro, contra su pesadisima naturaleza, corria muy lijeramente y se perdia, y muchas ueces su dueño con ello, como lo pudiera yo muy bien señalar aqui por evidentes y particulares sucesos acaecidos en las Indias; pero al que con atencion pasare por el discurso de mi Istoria, lo uera escrito en diuersas partes muy claramente.

Luego que el gouernador Heredia rreciuio la respuesta de los soldados de Ciesa, y no el oro, se ayro y enojo demasiadamente, y dejandose uencer de su colera, que hera mucha, determino de salir luego tras el capitan Ciesa y los que con el estauan y castigallos rrigurosamente por ynouedientes a su mandado. Junto con presteza casi quatrocientos soldados, todos chapetones, que los mas dellos se auian hallado en Bolonia, en la coronación del Enperador, y unos en el saco de Rroma, y enuarcandose con ellos la noche de Nauidad, tomo la uia de las Balsillas e Tulo62 y fue en seguimiento de Ciesa y de su hermano Alonso de Heredia, que asi mesmo, temiendo su yda y aun su hira, se metio la tierra adentro en demanda del Panzenu, despues de auerse juntado con el Francisco de Ciesa y los demas que auian suuido de la costa en su conpañia y socorro, de los quales tuuo noticia de como el Gouernador auia ynuiado a pedir el oro que tenian, de donde presumieron lo que auia de hazer.

En este tienpo que Cesa63 llego al Fincenu, obo cierta ocasion por donde, segun todos decian, lo prendio el capitan Alonso de Heredia a el y a otros cinco o seis soldados principales, y sin justa ni aun rraconable causa los condeno a muerte, pero no obo quien osase executar la sentencia, por no quedar obligados a dar quenta de la ynjusticia que en matar a quien no lo merescia se hazia, y asi quedaron saluos y con las uidas.

Siguio con toda la jente su derrota y demanda del Pancenu el capitan Alonso de Heredia; engolfose la tierra adentro, faltaronle las guias al mejor tienpo, por lo qual, caminando ciegamente, torcio la uia que auia de lleuar y fue a parar a la prouincia de Monpox, dos o tres jornadas apartado del pueblo principal; y porque ya a este tienpo le auia alcancado vn capitan con cierta jente que el Gouernador en su seguimiento auia ynuiado, dio la buelta al Fincenu, y dende a pocos dias64 se encontro en las savanas del Braco de San Jorje con el Gouernador su hermano, que todauia yba en su seguimiento. Despues de juntos quiso el Gouernador proceder contra los que no le auian querido dar el oro y castigallos, pero oyolos, y ellos dieron tan buenos descargos que toda la ira se mitigo, y se conformaron todos juntos, y muy conformes dieron la buelta al Fincenu, donde despues de llegados y uisto el poco rrecurso de comida que en toda aquella comarca auia, por ser los labradores pocos y los comedores muchos, enuio el Gouernador al capitan Alonso de Cazeres, con trecientos soldados, que se fuese la bueta del Rrio Grande, que hera tierra mas fertil y mas entera, y por sus riueras gastasen el tienpo, sustentandose y comiendo, o se boluiesen por aquella uia a Cartaxena65.

Iban casi todos estos soldados, o los mas, muy deuilitados por la falta que de comida auian tenido, y por auerse dado a comer cierta fruta llamada guacuna, con que se auian estreñido, y metidos desta suerte en vn camino tan largo y malo, comenzaron a yrse quedando por los caminos arrimados a aruoles, perecidos de anbre, contando de los regalos que en Italia auian tenido quando se hallaron hen ella; y asi, de los trecientos soldados o mas que el capitan Caceres saco del Cenu, no metio en Cartaxena mas de noventa, que todos los demas perecieron y murieron de hambre por el camino.

39.Cenues ó Cenus, pues hay una letra borrosa. – En la edición de Caracas, Senus.
40.En la edición de Caracas se omite el Don.
41.En la edición de Caracas: y de este abuso. – Abusión significa abuso.
42.En la edición de Caracas no se hace aquí punto ni coma, y está todo seguido.
43.Debe querer decir ruinas.
44.En la edición de Caracas: del propio río Tocurru. – Se da así al río Darien el nombre del cacique del pueblo.
45.En la edición de Caracas no se hace aquí punto.
46.En la edición de Caracas: acalorose.
47.Idem íd.: que de allí en adelante.
48.En la edición de Caracas: y de lo que.
49.En la edición de Caracas: que tiene.
50.Esta palabra, que no es castellana, parece formada por la preposición inseparable ad y el verbo latino madeo, que significa estar mojado, y también estar ido, con la razón turbada.
51.En la edición de Caracas se pone aquí punto y coma.
52.En la edición de Caracas: aguardaron, que es lo gramatical, pero no lo que consta en el manuscrito.
53.Diminutivo de catauro, especie de caja ó cesta hecha de la yagua de la palma real.
54.O este que huelga, ó falta aqui alguna palabra.
55.En la edición de Caracas: quejábanse, que es lo que debe querer decir.
56.Idem íd.: Faraquil. Bien pudiera ser esto.
57.En la edición de Caracas: repartiese lo que se sacase en esta compania.
58.En la edición de Caracas no se hace aquí punto y aparte, sino que sólo hay punto y coma.
59.En la edición de Caracas: aunque en vez de aun.
60.En la edición de Caracas: y de quien se hacía y hoy se hace.
61.En la edición de Caracas no se hace aquí punto y aparte; sólo hay punto y coma.
62.Antes ha escrito Tolu.
63.Debe haber querido decir Ciesa.
64.En la edición de Caracas: y al cabo de pocos días.
65.En la edición de Caracas no se hace aquí punto, y sólo hay punto y coma.
Возрастное ограничение:
12+
Дата выхода на Литрес:
30 июня 2017
Объем:
510 стр. 1 иллюстрация
Правообладатель:
Public Domain

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