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Beata Teresa de Calcuta

V/ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R/ Porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios

Mt 27,1-2

Llegada la mañana, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo celebraron consejo contra Jesús para darle muerte. Y después de atarle, le llevaron y le entregaron al procurador Pilato.

Reflexión

El pequeño niño que tiene hambre, que se come su pan pedacito a pedacito porque teme que se termine demasiado pronto y tenga otra vez hambre. Esta es la primera estación del calvario.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R/ Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

San Juan Pablo II

V/ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R/ Porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios

Mc 15,13-14

¡Crucifícale! ¡Crucifícale!

Reflexión

La sentencia de Pilato fue dictada bajo la presión de los sacerdotes y de la multitud. La condena a muerte por crucifixión debería de haber satisfecho sus pasiones y ser la respuesta al grito: «¡Crucifícale! ¡Crucifícale!» (Mc 15,13-14, etc.). El pretor romano pensó que podría eludir el dictar sentencia lavándose las manos, como se había desentendido antes de las palabras de Cristo cuando este identificó su reino con la verdad, con el testimonio de la verdad (Jn 18,38). En uno y otro caso Pilato buscaba conservar la independencia, mantenerse en cierto modo «al margen». Pero eran solo apariencias. La cruz a la que fue condenado Jesús de Nazaret (Jn 19,16), así como su verdad del reino (Jn 18,36-37), debía de afectar profundamente al alma del pretor romano. Esta fue y es una realeza frente a la cual no se puede permanecer indiferente o mantenerse al margen.

El hecho de que a Jesús, Hijo de Dios, se le pregunte por su reino, y que por esto sea juzgado por el hombre y condenado a muerte, constituye el principio del testimonio final de Dios que tanto amó al mundo (cf Jn 3,16). También nosotros nos encontramos ante este testimonio, y sabemos que no nos es lícito lavarnos las manos.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R/ Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

II. ESTACIÓN: Jesús carga con la cruz

San Agustín

V/ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R/ Porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios

Mt 27,27-31; Jn 19,17

Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte. Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!»; y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza. Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle.

Reflexión

En la cruz están representadas las dimensiones del amor de Cristo, que sobrepasa todo conocimiento, como dice el apóstol: la amplitud, la longitud, la altura y la profundidad. La cruz es amplia en el travesaño sobre el que se extienden las manos del Crucificado: es el signo de las obras buenas, en la anchura del amor gratuito. La Cruz es larga en el travesaño que desciende hasta en tierra: allí se fijan la espalda y los pies como signo de la perseverancia en la extensión del tiempo, hasta el final. La cruz es alta en el ápice que se levanta sobre el travesaño como signo de la finalidad superior a la que están ordenadas todas las obras: todo lo que se realiza en anchura y en longitud, es decir, con amor y perseverancia, se hace por la altura de los dones divinos. La cruz es profunda en la parte de la viga que se hunde en la tierra: les está oculta y no se puede ver, pero de ahí surge su parte visible y gloriosa, precisamente como cada bien nuestro proviene de la profundidad de la gracia de Dios que escapa a nuestra comprensión y a nuestro juicio.

Esta es la cruz de Cristo, este es el signo de Cristo que todos conocen, el signo que se pone en la frente de los creyentes, sobre el agua del bautismo con la cual renacen, sobre el aceite del crisma con el que son consagrados, sobre el sacrificio con el cual son alimentados. En la celebración de los sacramentos todo bien nos viene a través de la cruz de Cristo.

Oración

Oh Dios, principio y fin de todas las cosas, que reúnes a toda la humanidad en el templo vivo de tu Hijo; haz que mediante las vicisitudes, felices y tristes, de este mundo, mantengamos fija la esperanza de tu reino, seguros de que en nuestra paciencia tendremos la vida. Por Cristo, nuestro Señor.

R/ Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R/ Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

San Juan de Ávila

V/ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R/ Porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios

Is 50,5-7

El Señor me ha abierto el oído. Y yo no me resistí, ni me hice atrás. Ofrecí mis espaldas a los que me golpeaban, mis mejillas a los que mesaban mi barba. Mi rostro no hurté a los insultos y salivazos. Pues el Señor habría de ayudarme para que no fuese insultado, por eso puse mi cara como el pedernal, a sabiendas de que no quedaría avergonzado.

Reflexión

Y, ¿quién es aquel que te ama y no te ama crucificado, pues desde tu cruz, Dios Grande me amaste y libraste? Pues desde mi cruz te quiero buscar y en ella te hallo y hallándote me sacas de mí, que es quien contradice tu amor.

Oración

¡Bendito seas, Dios y Señor y Padre nuestro! Tú que quisiste que tu Hijo amado fuera el primogénito de todos sus hermanos, concédenos, ya en esta vida, gustar de ese Pan bajado del cielo, consagrado por tus sacerdotes, en el que Jesucristo se nos entrega como memorial de su muerte y resurrección.

R/ Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R/ Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

Santa Teresa de Jesús

V/ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R/ Porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios

2Cor 12,9b-10

Con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte.

Reflexión

En la cruz está la vida y el consuelo

y ella sola es el camino para el cielo.

En la cruz está el Señor de cielo y tierra

y el gozar da mucha paz, aunque haya guerra.

Todos los males destierra de este suelo

y ella sola es el camino para el cielo.

Es una oliva preciosa la santa cruz,

que con su aceite nos unta y nos da luz.

Alma mía, toma la cruz con gran consuelo.

Que ella sola es el camino para el cielo.

Oración

Padre, que por nosotros quisiste que tu único Hijo fuera ultrajado y condenado a muerte: en virtud de las injurias y tormentos que él soportó, ayúdanos a no juzgar a nuestros hermanos, y merecer tu juicio favorable el día de la resurrección. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

R/ Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R/ Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

Santa Teresa del Niño Jesús

V/ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R/ Porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios

Jn 19,13-17

Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado Enlosado, en hebreo Gabbatá. Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro Rey». Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!». Les dice Pilato: «¿A vuestro Rey voy a crucificar?» Replicaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que el César». Entonces se lo entregó para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y él, cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota.

Reflexión

Jesús prodiga sus cruces como el signo más seguro de su ternura, porque desea hacerte semejante a Él. ¿Por qué tener miedo a no ser capaz de llevar la cruz sin desfallecer?

Celina, ¿no te parece que ya no nos queda nada en la tierra? Jesús quiere hacernos beber su cáliz hasta las heces dejando a nuestro padre querido allá abajo. No le neguemos nada. ¡Tiene tanta necesidad de amor y está tan sediento, que espera de nosotras esa gota de agua que pueda refrescarlo...! Demos sin medida, que un día él dirá: «Ahora me toca a mí».

Oración

Escucha, oh Dios, nuestra oración, y concédenos imitar la pasión de tu Hijo, portando con serena fortaleza nuestra cruz de cada día. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R/ Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R/ Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

Beata Teresa de Calcuta

V/ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R/ Porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios

Jn 19,16-17

Entonces se lo entregó para que lo crucificasen. Tomaron, pues, a Jesús, que llevando la cruz, salió al sitio llamado Calvario, que en hebreo se dice Gólgota.

Reflexión

¿No tengo razón? ¡Muchas veces miramos pero no vemos nada! Todos nosotros tenemos que llevar la cruz y tenemos que seguir a Cristo al Calvario, si queremos reencontrarnos con Él. Yo creo que Jesucristo, antes de su muerte, nos ha dado su Cuerpo y su Sangre para que nosotros podamos vivir y tengamos bastante ánimo para llevar la cruz y seguirle, paso a paso.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R/ Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

San Juan Pablo II

V/ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R/ Porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios

Is 53,12

Fue contado entre los pecadores.

Reflexión

Empieza la ejecución, es decir, el cumplimiento de la sentencia. Cristo, condenado a muerte, debe cargar con la cruz como los otros dos condenados que van a sufrir la misma pena: «Fue contado entre los pecadores» (Is 53,12). Cristo se acerca a la cruz con el cuerpo entero terriblemente magullado y desgarrado, con la sangre que le baña el rostro, cayéndole de la cabeza coronada de espinas. ¡Ecce Homo! (Jn 19,5). En Él se encierra toda la verdad del Hijo del hombre predicha por los profetas, la verdad sobre el siervo de Yavé anunciada por Isaías: «Fue traspasado por nuestras iniquidades... y en sus llagas hemos sido curados» (Is 53,5). Está también presente en él una consecuencia de lo que el hombre ha hecho con su Dios que nos deja asombrados. Dice Pilato: Ecce Homo (Jn 19,5): «¡Mirad lo que habéis hecho de este hombre!» En esta afirmación parece oírse otra voz, como queriendo decir: «¡Mirad lo que habéis hecho en este hombre con vuestro Dios!».

Resulta conmovedora la semejanza, la interferencia de esta voz que escuchamos a través de la historia con lo que nos llega mediante el conocimiento de la fe. Ecce Homo! Jesús, el llamado Mesías (Mt 27,17), carga la cruz sobre sus espaldas (Jn 19,17). Ha empezado la ejecución.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R/ Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

III. ESTACIÓN: Jesús cae por primera vez

San Agustín

V/ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R/ Porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios

Is 53,4-6

Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes.

Reflexión

Dios Creador de todo, tu amor gratuito vale más que la vida y, aunque mi vida está sobrecargada de problemas, sé que la fuerza de tu diestra me sostiene, por medio de mi Señor, Hijo del hombre, mediador entre ti, que eres el único, y nosotros, muchos, sumergidos en muchas dificultades. Por medio de Cristo Jesús quiero aprender a amar, porque yo también he sido conquistado por él y desde los tiempos antiguos soy llamado al seguimiento del Único, olvido lo pasado y me lanzo hacia el futuro, pero no hacia un futuro que desaparece, sino hacia la meta para llegar al premio. Se consume en el dolor mi vida, mis años pasan en llanto, pero, aunque estoy fragmentado en este tiempo, del que no conozco la trama, tú eres mi consuelo, Señor, Padre mío Eterno. Llegará el día en que me abocaré a ti, límpido y purificado, por el fuego de tu Amor. Tú sostienes a los que vacilan y levantas a todo el que ha caído y no caen quienes tienen en ti su maravillosa dignidad.

Oración

Padre Santo, que sostienes durante siglos tus promesas, levanta la cabeza de la humanidad oprimida por tantos males y abre nuestros corazones a la esperanza, para que sepamos esperar sin turbación el regreso glorioso de Cristo, juez y salvador. Por Cristo, nuestro Señor.

R/ Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R/ Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

San Juan de Ávila

V/ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R/ Porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios

Is 63,8-9

Dijo él: «De cierto que ellos son mi pueblo, hijos que no engañarán». Y fue él su Salvador en todas sus angustias. No fue un mensajero ni un ángel: él mismo en persona los liberó. Por su amor y su compasión él los rescató: los levantó y los llevó todos los días desde siempre.

Reflexión

Mirándote, Señor, todo me convida al amor: el madero, la figura, las heridas de tu cuerpo..., y todo me da voces para que te ame y nunca me olvide de ti; si de ti me olvidare, oh buen Jesús, y no te pusiese por principio de mis alegrías, que se me pegue la lengua al paladar, y se me paralice mi mano derecha.

Oración

¡Señor! ¿Quién no se come las manos tras ti y te desea noche y día? ¿Quién no pierde el sueño por ti? Concédenos, Señor, no estar dormidos en las vanidades de esta vida, sino vivir centrados en ti, Bien sobre todo Bien, pues quien te halla pone fin a buscar otras cosas.

R/ Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R/ Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

Santa Teresa de Jesús

V/ Te adoramos, Zoh Cristo, y te bendecimos.

R/ Porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios

Mt 25,40

Y el Rey les dirá: «En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis».

Reflexión

No dejéis de considerar muchas veces la Pasión y vida de Cristo, que es de donde nos ha venido y viene todo bien.

Si quieres ganar libertad de espíritu y no andar siempre atribulado, comienza a no espantarte de la cruz, y verás cómo le ayudas también a llevar al Señor y con el contento que anda.

Oración

Señor Jesús, tu ternura nos levanta; regálanos tus ojos para mirar con compasión a todos los que están caídos.

R/ Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R/ Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

Santa Teresa del Niño Jesús

V/ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R/ Porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios

Mt 16,24

Dijo Jesús: El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y sígame, pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida, ese la salvará.

Reflexión

¡Suframos con amargura, sin ánimos! Jesús sufrió con tristeza. Sin tristeza, ¿cómo iba a sufrir el alma? ¡Y nosotras quisiéramos sufrir generosamente, grandiosamente...! Celina..., ¡quisiéramos no caer nunca...! ¡Qué importa, Jesús mío, que yo caiga a cada instante! En ello veo mi debilidad, y eso constituye para mí una gran ganancia... Tú ves ahí lo que yo soy capaz de hacer, y por eso te vas a sentir más inclinado a llevarme en tus brazos... Si no lo haces, señal de que te gusta verme por el suelo..., y entonces no tengo por qué inquietarme sino que tenderé siempre mis brazos suplicantes y llenos de amor hacia ti.

Oración

Padre misericordioso, que has redimido al mundo con la pasión de tu Hijo, haz que tu Iglesia se ofrezca a ti como sacrificio vivo y santo, y experimente siempre la plenitud de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R/ Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R/ Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

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9788428566179
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