Читайте только на ЛитРес

Книгу нельзя скачать файлом, но можно читать в нашем приложении или онлайн на сайте.

Читать книгу: «Un año en quince minutos», страница 3

Шрифт:

ESCENA IV

JULIA. – DON LUIS

Julia. Caballero… (¡Cielos… es él!)

Luis. Señora!.. (¡Deliciosa criatura!) (Pausa).

Julia. Decia usted…

Luis. Que es usted la mas bella de las mujeres.

Julia. Caballero!

Luis. Soy franco. Si me hubiese usted parecido fea, tambien se lo hubiera dicho. Soy la franqueza personificada.

Julia. Perdone usted, caballero: pero me parece que no habrá venido á dirigirme galanterías.

Luis. Es verdad, pero si tuviese la dicha de volver, no seria seguramente para otra cosa.

Julia. Creo que buscaba usted una habitacion?

Luis. Y una mujer tambien.

Julia. La habitacion estará libre dentro de quince dias.

Luis. Y la mujer?

Julia. Toda su vida.

Luis. Ah! Ya…

Julia. Le disgusta á usted esto?

Luis. No señora, porque no la amo.

Julia. Franco es usted, por no decir descarado.

Luis. Qué quiere usted, señora. No digo que al verla tan hermosa no la hubiera amado; pero conservo recuerdos en mi corazon.

Julia. Tanto mejor para usted.

Luis. Tanto peor, porque esta pasion abreviará mis dias.

Julia. Asi pudiera abreviar su visita.

Luis. Observo, señora, que es usted tambien bastante franca; lo que, á decir verdad, no me desagrada.

Julia. Sabe usted, caballero, que es algo estraña su conducta? No podria usted ir á contarle sus amores á otra?

Luis. Obedeceria á usted, con mucho placer, pero es el caso que no conozco á nadie en Madrid.

Julia. (Impaciente). En fin, no conoce usted, que voy perdiendo la paciencia?

Luis. (Con mucha calma). Señora… yo he perdido la esperanza, que es aun mucho peor.

Julia. Caballero, deseo estar sola.

Luis. (Con galanteria). Lo cual no deja de ser un esceso de egoismo por parte de usted.

Julia. Con que es decir que tendré que sufrir su vista? Esto es una tiranía, caballero, y ahora mismo voy á llamar á mi criada.

Luis. Oh! no la incomode usted por causa mia, señora. (Julia se rie). Cómo! Se rie usted?.. Ya está desarmada.

Julia. Todo lo contrario.

Luis. Tiene usted razon, señora; porque al sonreirse ha descubierto nuevas armas, y la lucha ya no es igual.

Julia. (Riéndose). Es usted poeta por ventura?

Luis. No señora; soy pintor.

Julia. Me lo habia figurado.

Luis. Ahora justamente acabo de publicar una coleccion de cuadros que representan las acciones mas notables que tuvieron lugar durante la guerra civil.

Julia. Ah! Con que es usted el autor de esos cuadros tan celebrados?..

Luis. Que afortunadamente han tenido buen éxito.

Julia. (Sonriéndose). Tiene usted talento?

Luis. Mucho, señora.

Julia. Tanto como modestia?

Luis. Mucho mas.

Julia. (Ap.) Qué divertido es este jóven! (Se sienta en el sillon de la izquierda).

Luis. Mi historia es bastante original. Figúrese usted, señora, que hace algun tiempo que tuve que ir á Sevilla á recoger la herencia de un tio en estremo bondadoso. Ah! Por qué dejé á Sevilla!

Julia. (Con curiosidad). Ah! si! por qué?..

Luis. Voy á decirselo á usted.

Julia. Tome usted asiento.

Luis. (Sentándose). Recuerdo perfectamente que estábamos á veinte de marzo…

Julia. A veinte de marzo…

Luis. Justamente. La noche era oscura como boca de lobo; subo al interior de la diligencia, y ya iba á envolverme en mi capa, á fin de dormir un rato, cuando mis ojos, habituados á la oscuridad, comenzaron á distinguir claramente un bulto; me incorporo, y mi pié tropieza con otro pié que al momento se retiró; en fin, á fuerza de trabajo pude divisar en el rincón opuesto al mio una forma humana envuelta en los mil pliegues de un manto de seda: á todo esto el bulto callaba, y yo, alentado por el silencio, por la oscuridad, y sobre todo por el misterio, me proponia indagar el sexo á que pertenecia, cuando una sonora carcajada me dejó helado como el mármol. Desde luego creí estar en compañia de algun miserable que se habia querido burlar de mí… Vergonzoso error!.. Estaba frente á frente de una mujer encantadora!..

Julia. Encantadora?.. Pues no ha dicho usted antes que no pudo verla?

Luis. Y no la ví en efecto. Pero estoy seguro que era bellísima. Es un presentimiento, una idea fija. Apostaria cualquier cosa.

Julia. Cuidado que podria usted perder.

Luis. (Levantándose y yendo hácia Julia). Vamos á apostar?

Julia. No acostumbro á hacer tales tonterias.

Luis. (Con seriedad). Entonces, señora, me parece una cosa muy desagradable que quiera usted hacerme dudar de la belleza de una mujer á quien no conoce, á quien estimo, á quien amo, y con quien he jurado casarme.

Julia. (Riéndose). Cómo!.. Se lo ha jurado usted?

Luis. A ella precisamente no: es un juramento que me he hecho á mi mismo, y que cumpliré. – Continúo. Pero antes de continuar prevengo á usted que el fin de mi historia es estúpido.

Julia. (Se sienta otra vez al lado de la chimenea y deja el pañuelo sobre el velador). Vuelve usted á empezar?

Luis. Debo decir á usted desde luego, para la inteligencia de los hechos, que me es imposible dormir en diligencia.

Julia. Nada tiene de estraño.

Luis. Asi es que siempre que viajo, antes de subir al carruaje, tengo por costumbre tomar cierta dósis de ópio, exactamente calculada.

Julia. Comprendo.

Luis. (Sentándose á su lado). Mi desconocida parecia dormir profundamente; aprovechando la ocasion, llevé su finísima y torneada mano á mis lábios, cuando…

Возрастное ограничение:
12+
Дата выхода на Литрес:
01 ноября 2017
Объем:
18 стр. 2 иллюстрации
Правообладатель:
Public Domain

С этой книгой читают