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3.3.2 Inconvenientes

Aunque la franquicia es una fórmula de colaboración empresarial en la que hay muchas más ventajas que inconvenientes, hay factores que pueden provocar que se produzcan problemas en la red, como por ejemplo:

1 Mala selección del franquiciado: el detonante de las posibles desventajas que pueden producirse en una red viene determinado por una selección inadecuada de la persona que estará al frente de la gestión del negocio. Al igual que un candidato a franquiciado ha de tomarse su tiempo e investigar antes de estampar su firma en el contrato de franquicia que le una a la cadena, también el franquiciador ha de hacer lo propio para evitar equivocarse en la selección. No todo el mundo vale ni está capacitado para ser empresario franquiciado, y eso hay que intentar detectarlo antes de que se firme el contrato, porque si no es así posteriormente pueden llegar los problemas.

1 Mala elección del emplazamiento: la ubicación del lugar en el que se va a abrir el negocio constituye más del 80% del éxito o el fracaso de la franquicia. Por eso, antes de levantar el cierre es imprescindible hacer un estudio profundo de geomarketing de la zona donde se va a emplazar el local: población residente, nivel de estudios, poder adquisitivo, marcas competidoras, frecuencia de paso, comunicaciones, aparcamientos…

1 Inadecuada estrategia de expansión: en ocasiones, especialmente cuando un sector se encuentra en pleno auge, las cadenas que lo integran optan por crecer muy rápidamente, olvidándose en muchas ocasiones de la importancia de seleccionar adecuadamente al franquiciado y de elegir bien el emplazamiento en el que abrir el negocio, lo que conlleva a expandirse deprisa inicialmente y a copar mayor cuota de mercado, si bien posteriormente, si no se consolida la red, puede haber problemas; crecer por crecer nunca es sinónimo de buenos resultados, es más importante definir una estrategia de expansión controlada y bien planificada.

Aun así, son inconvenientes que se pueden evitar desde la fase inicial de empezar a franquiciar y que es necesario tenerlos muy en cuenta si todo el proceso de expansión de la enseña se quiere llevar de manera controlada, convirtiendo todo en ventajas y en beneficios para todos los integrantes de la red, franquiciador y franquiciados.

3.4.Cómo franquiciar correctamente una empresa

Son muchos los empresarios, emprendedores, directivos, que se plantean la franquicia como fórmula para hacer crecer sus negocios, si bien llevar a la práctica esta idea supone llegar a adquirir un conocimiento profundo y detallado de los pasos que hay que dar para convertir una empresa en franquicia y sobre todo, y lo que es más importante, hacerlo correctamente.

Por eso, una vez que se tiene claro que se quiere franquiciar, para hacerlo de la manera adecuada hay una serie de pasos que se han de tener en cuenta:

3.4.1.El negocio está preparado para ser franquicia

La primera pregunta que ha de plantearse todo empresario que quiere franquiciar su negocio es si este podría replicarse en otras ciudades, si tendría aceptación por parte de los consumidores y si podría haber personas que pudieran estar interesadas en convertirse en franquiciados de la marca.

No obstante, en el mundo empresarial no solo hay que moverse por instinto o por presentimientos, sino que hay que apoyarse en informaciones y en realizar estudios de mercado precisos y rigurosos que determinen que se va a poder funcionar con éxito mediante el modelo de la franquicia; informaciones y estudios que determinarán aspectos tan importantes como confirmar que existe demanda del producto o servicio ofertado o que puede operar con éxito en otros mercados.

Además, hay que considerar que si se va a franquiciar, el rol del dueño de la marca cambia; pasa de ser un empresario que realizaba una serie de actividades concretas en su día a día, a ser un empresario franquiciador, que ha de conceder franquicias, seleccionar al franquiciado, impartir formación que traslade su saber hacer, y derivar la gestión del negocio a cada franquiciado en su punto de venta concreto, donde ya no estará el dueño o fundador de la marca directamente. Por tanto, también hay que evaluar si se está preparado o no para aceptar este nuevo rol.

3.4.2.Conocer la legislación en materia de franquicia

Cuando se va a franquiciar un negocio es obvio que hay que conocer todo el escenario jurídico que rodea a este sistema de comercialización empresarial.

En este sentido, en la actualidad la definición jurídica de franquicia queda recogida en el Artículo 62 de la Ley 7/1996 de Ordenación del Comercio Minorista, que posteriormente fue desarrollado mediante el Real Decreto 2485/1998, modificado por el Real Decreto 419/2006, y posteriormente por el Real Decreto 201/2010, de 26 de febrero, donde se especifica que:

“A los efectos del presente Real Decreto, se entenderá por actividad comercial en régimen de franquicia, regulada en el Artículo 62 de la Ley 7/1996, de Ordenación del Comercio Minorista, aquella que se realiza en virtud del contrato por el cual una empresa, el franquiciador, cede a otra, el franquiciado, en un mercado determinado, a cambio de una contraprestación financiera directa, indirecta o ambas, el derecho a la explotación de una franquicia, sobre un negocio o actividad mercantil que el primero venga desarrollando anteriormente con suficiente experiencia y éxito, para comercializar determinados tipos de productos o servicios y que comprende, por lo menos:

a) El uso de una denominación o rótulo común u otros derechos de propiedad intelectual o industrial y una presentación uniforme de los locales o medios de transporte objeto del contrato.

b) La comunicación por el franquiciador al franquiciado de unos conocimientos técnicos o un «saber hacer», que deberá ser propio, sustancial y singular.

c) Y la prestación continua por el franquiciador al franquiciado de una asistencia comercial, técnica o ambas durante la vigencia del acuerdo; todo ello sin perjuicio de las facultades de supervisión que puedan establecerse contractualmente”.

A su vez, y hasta finales de 2018, dar el paso de franquiciar suponía la inscripción de la enseña en un Registro de Franquiciadores, también contemplado en este Real Decreto 201/2010. Sin embargo, dicho Registro fue derogado oficialmente, tal y como quedó recogido en el Boletín Oficial del Estado (BOE) del sábado 8 de diciembre de 2018, en los siguientes términos: “Entre las medidas adoptadas en el ámbito del comercio, mediante el Real Decreto-Ley 20/2018 se lleva a cabo la modificación de los artículos 38 y 62 de la Ley 7/1996, de 15 de enero, de Ordenación del Comercio Minorista, con el objetivo de suprimir el Registro de Franquiciadores”.

Además, el texto del BOE añade que “el Registro de Franquiciadores se encuentra actualmente regulado en el Real Decreto 201/2010, de 26 de febrero, por el que se regula el ejercicio de la actividad comercial en régimen de franquicia y la comunicación de datos al Registro de Franquiciadores. A raíz de las decisiones adoptadas en la Comisión para la Reforma de las Administraciones Públicas, en 2016 se puso en marcha el Registro de Franquiciadores telemático. Sin embargo, las aplicaciones informáticas en las que se sustenta presentan graves carencias. Su utilización resulta complicada y poco intuitiva para los usuarios”.

3.4.3.La operativa como franquicia

Son muchas las decisiones que se han de tomar para convertir una empresa en franquicia; sin embargo, entre las ineludibles se encuentran las de determinar aspectos clave, como son:

−Estipular la cantidad del canon de entrada de la franquicia, así como los diferentes pagos de royalties, de explotación y de publicidad.

−Concretar los términos del contrato de franquicia.

−Determinar el tamaño o los territorios de las zonas de exclusividad que se van a otorgar a los franquiciados para la explotación de sus negocios.

−Especificar en qué va a consistir la formación inicial a impartir a los franquiciados: cuánto va a durar, donde se va a desarrollar, qué contenidos va a recoger…

−Concretar los productos y equipamientos que deben adquirir los franquiciados para comenzar a operar en sus negocios.

−Definir cuál va a ser la inversión total que ha de desembolsar el franquiciado.

−Definir cuál va a ser el perfil de los franquiciados que mejor se adecúe a la gestión del negocio.

−Elaborar una estrategia de comercialización de las franquicias: canales de captación de franquiciados (ferias de franquicias, portales de internet, anuncios, notas de prensa, campañas de marketing…).

Sin duda, las decisiones tomadas afectarán de forma decisiva al devenir de la franquicia, tanto en el corto como en el medio y largo plazo; por eso, para tomarlas con el mejor criterio es fundamental recurrir a expertos en el mundo de la franquicia, que son quienes van a definir ajustada y correctamente todos estos aspectos tan determinantes para el éxito de una franquicia.

3.4.4.Dimensionar la empresa

Hay un elemento que hay que tener muy en cuenta llegado el momento de franquiciar y es que hay que contar con la estructura empresarial suficiente en recursos, técnicos, económicos y sobre todo humanos, para poder ofrecer el apoyo y el soporte adecuado a los franquiciados.

Convertirse en franquiciador supone invertir en preparar y adaptar la central para hacer frente a los nuevos retos que se presentarán en un futuro próximo. Ante esta situación hay que dimensionar la empresa de forma adecuada, para atender las nuevas demandas que supondrá la comercialización de franquicias en diferentes ámbitos, convenientemente dirigidos por profesionales en las respectivas materias: Departamento de Expansión, de Franquicias, de Marketing y Comunicación, Jurídico, y de Formación son los básicos para iniciar la etapa franquiciadora, si bien se pueden ir añadiendo otros con el tiempo y según las necesidades demandadas, relacionados con Recursos Humanos, Logístico, Internacional…

3.5.El plan de viabilidad y la estrategia de franquicia

3.5.1 El plan de viabilidad

Antes de franquiciar una empresa siempre hay que saber a ciencia cierta si realmente puede convertirse y reúne los requisitos necesarios para operar en el mercado como una franquicia. Para determinarlo con exactitud es preciso realizar un plan de viabilidad que será el que nos dé la respuesta a si una empresa es franquiciable o no y si aporta todo lo necesario para serlo, es decir, un producto o servicio novedoso y que aporte diferenciación con lo ya existente en el mercado y sobre todo que disponga de su propio saber hacer.

Este análisis ha de hacerse siempre previamente a la elaboración de cualquier proyecto de franquicia, porque es el que va a dictaminar si una empresa está en condiciones de franquiciar o no. Así, en este plan de viabilidad habrá que contemplar una serie de aspectos básicos, que serán los jueces de la decisión final:

−Estudio sectorial: con el fin de conocer la realidad del sector en el que se va a operar y si todavía hay hueco de mercado para funcionar en el mismo aportando valores diferenciales.

−Novedad y diferenciación: para operar como franquicia hay que aportar al mercado y a los consumidores elementos diferenciales a la oferta de producto o servicio ya existente.

−Recursos disponibles: a la hora de franquiciar hay que ser consciente de que hay que contar con los suficientes recursos, especialmente humanos y financieros, para dar el apoyo y la asistencia necesarios a toda la red franquiciada, que además va a ir creciendo con el discurrir del tiempo; y a mayor expansión, más recursos hay que tener en la central franquiciadora para dar esta asistencia adecuada a los franquiciados.

−Definir con quién crecer: en la franquicia hay varios elementos clave para tener éxito, y uno de ellos es acertar lo más posible en la selección del franquiciado que formará parte de la red. En este sentido, se hace imprescindible definir el perfil de franquiciado que mejor se va a ajustar al producto o servicio que ofertamos al mercado.

−Definir dónde crecer: otro de los elementos clave en el mundo de la franquicia es el de la ubicación, abrir la franquicia en el emplazamiento adecuado para que sea rentable y tenga éxito. En este aspecto hay que definir qué tipo de locales son necesarios (en caso de que la actividad requiera de local para funcionar, que es lo normal en la gran mayoría de las enseñas), qué metros cuadrados como mínimo son necesarios para abrir el negocio, en qué zonas ha de estar ubicado, cómo ha de ser el perfil de los habitantes de la zona…

−Contar con centros propios: este es un requisito fundamental cuando se trata de franquiciar. Es básico contar con centros propios o piloto, uno al menos, donde poder testar la viabilidad y la aceptación del producto o servicio antes de empezar a conceder franquicias.

−Análisis de rentabilidad: otro requisito necesario antes de empezar a franquiciar es operar con el centro o los centros propios durante un periodo mínimo de más de un año y medio o dos, con el fin de conocer cuáles son las cuentas de explotación, los beneficios y el umbral de rentabilidad para poder transmitírselo al franquiciado.

3.5.2 La estrategia de franquicia

Una vez que el empresario ya tiene del todo claro que su negocio se va a expandir a través del sistema de franquicias, porque el plan de viabilidad realizado así lo ha constatado, llega el momento de elaborar otro plan, en este caso estratégico y bien definido, en el que se contemple el crecimiento que va a desarrollar la red. Lo más habitual en este sentido es ir abriendo puntos de venta franquiciados de manera lógica y coherente, comenzando a franquiciar en la ciudad de origen de la propia enseña, para posteriormente ir creciendo en forma de “mancha de aceite”, primero por su comunidad autónoma, después por las limítrofes, hasta extenderse por todo el país, para incluso posteriormente abordar la salida a otros mercados.

No obstante, cuando todo está controlado a nivel logístico, formativo, tecnológico y se cuenta con los recursos humanos necesarios para dar la asistencia adecuada a toda la red, en forma de departamentos de expansión, de franquicias, de formación, de recursos humanos, de marketing y comunicación…, el franquiciador no ha de tener ningún temor a abrir una franquicia allí donde surja la oportunidad, siempre y cuando el candidato reúna el perfil adecuado.

En toda estrategia de franquicia hay que tener muy claro que ha de desarrollarse de manera objetiva y práctica; crecer por crecer, por el solo hecho de coger mayor cuota de mercado lo antes posible y ganar terreno a los competidores, solo tiene sentido si ese crecimiento de la red franquiciada va aparejado con un crecimiento de los recursos en la central, profesionales, técnicos, logísticos… De no ser así llegará un momento en el que la red estará sobredimensionada y no se la podrá atender adecuadamente, lo cual suele ser sinónimo de cierres y de fracaso.

Por eso, el consejo principal que dan aquellos franquiciadores que han tenido éxito en la expansión de sus enseñas es muy simple: “Hay que crecer con sentido común”, y esto significa que en ocasiones hay que saber decir “no” a un candidato, a una ubicación, o a una población sin temor alguno, porque es muy útil atajar estos posibles problemas antes de seguir adelante cuando alguno de estos elementos no encaja con lo estipulado por la central en el plan de viabilidad, puesto que de no hacerlo las consecuencias posteriores pueden ser muy negativas y afectar incluso a la imagen de la marca.

Por tanto, toda estrategia de franquicia ha de estar elaborada basándose en el sentido común, en la responsabilidad y la profesionalidad de lanzar al mercado una marca franquiciadora que sea de éxito, respaldada por un saber hacer contrastado y que funciona. A partir de ahí, el camino a recorrer es mucho más sencillo.

3.6.El saber hacer

Definir el saber hacer, o know how, de una franquicia es definir la esencia de la misma, aquellos procedimientos y manuales operativos en torno a los cuales gira su operativa en el mercado, lo que se ha de transmitir al franquiciado y que aporta diferenciación e innovación. El saber hacer es todo, lo más importante en cualquier franquicia, el elemento que avala y certifica que una enseña es seria y que ha hecho bien sus deberes antes de lanzarse a formar parte del sistema de franquicias.

El Código Deontológico Europeo de la Franquicia recoge qué es el saber hacer, de forma clara y precisa, en el apartado 3 del punto 1:

“El saber hacer es un conjunto de informaciones prácticas, no patentadas, resultantes de la experiencia del franquiciador y probadas por él. Es secreto, sustancial, e identificado.

Secreto, significa que el saber hacer, en su conjunto o en la configuración y el ajuste exacto de sus componentes, no es conocido en general, ni resulta fácilmente accesible; esto no se limita al sentido estricto de que cada componente individual del saber hacer deba ser totalmente desconocido o imposible de obtener fuera de las relaciones con el franquiciador.

Sustancial, significa que el saber hacer debe incluir una información importante para la venta de productos o la prestación de servicios a los usuarios finales y, en particular, para la presentación de los productos para su venta, la transformación de los productos en combinación con la prestación de servicios, las relaciones con la clientela y la gestión administrativa y financiera. El saber hacer debe resultar útil para el franquiciado, pudiendo mejorar la posición competitiva del mismo en la fecha de conclusión del acuerdo, especialmente mejorando sus resultados o ayudándole a introducirse en un nuevo mercado.

Identificado, significa que el saber hacer debe estar descrito de forma suficientemente completa, que permita verificar si reúne las condiciones de secreto y sustancialidad; la descripción del saber hacer puede realizarse de acuerdo con el franquiciado, en documento separado o en cualquier otra forma apropiada.

El franquiciador garantizará al franquiciado el uso de este saber hacer que mantiene y desarrolla. El franquiciador lo transmitirá al franquiciado y controlará la aplicación y el respeto del mismo, mediante una información y una formación adecuadas.

El franquiciador fomentará el incremento de la información de los franquiciados a fin de mejorar el saber hacer.

En el periodo precontractual, contractual y postcontractual, el franquiciador impedirá cualquier utilización y transmisión del saber hacer que pueda perjudicar a la red de franquicia, en particular en lo que respecta a las redes competidoras”.

En resumen, el saber hacer es el conjunto de conocimientos adquiridos, fruto de la experiencia del franquiciador, que se han recogido en el Manual de Operaciones para poder ser transmitidos posteriormente a los franquiciados.

No obstante, el saber hacer no ha de ser algo encorsetado, sino vivo y dinámico, que ha de ir adaptándose a los continuos cambios del mercado y a las nuevas demandas de los consumidores. Y lo más importante de este conjunto de informaciones es cómo ha de trasmitirse al franquiciado; y para hacerlo de la forma correcta se necesita:

-Estandarizar las operaciones.

-Documentar las operaciones, escribiendo los Manuales de Franquicia.

-Formar a los franquiciados mediante la impartición de formación teórica y práctica, así como inicial y continua.

-Formar a los equipos de trabajo de los franquiciados.

-Supervisar que el saber hacer se esté llevando a la práctica de manera adecuada en todos los locales de la red.

-Concienciar a los franquiciados para que apliquen el saber hacer de la central, sus cambios y sus actualizaciones.

-Realizar un seguimiento detallado de las mejoras que se van introduciendo en el saber hacer.

-Hacer mejora continua del saber hacer, probándolo primero en los locales propios para después implantar lo que funcione en los locales franquiciados.

El saber hacer en la franquicia es tan importante y esencial que es un elemento que marca realmente la diferencia entre la forma de operar de este sistema de negocio respecto a otras fórmulas de comercio. Es, ni más ni menos, que la clave del éxito, porque el franquiciador lo ha ido puliendo basándose en los errores que ha ido cometiendo en sus centros propios y dejando aquellos aspectos que realmente funcionan y son aceptados por los consumidores. Por tanto, cuando ya está pulido del todo es cuando puede empezar a franquiciar su negocio y a transmitírselo a los franquiciados que se vayan adhiriendo a su red.

Ocurre en ocasiones que los franquiciados no siguen este saber hacer que les transmite el franquiciador, lo cual es sinónimo de fracaso, ya que si algo funciona y lleva al éxito y a la rentabilidad lo prudente, aconsejable y lógico es seguir estas directrices para evitar problemas.

3.7.El contrato de franquicia

Nos encontramos ante otro elemento fundamental en toda relación de franquicia; el documento que han de firmar ambas partes, franquiciador y franquiciado, para formalizar su relación como dos empresarios independientes, aunque unidos bajo el paraguas de una misma marca y trabajando en la misma dirección para lograr objetivos comunes.

Volviendo al Código Deontológico Europeo de la Franquicia, en su Apartado 5 define claramente qué es el contrato de franquicia, así como sus puntos esenciales:

“El contrato de franquicia deberá ajustarse al Derecho Nacional, al Derecho Comunitario y al Código Deontológico.

El contrato reflejará los intereses de los miembros de la red de franquicia, protegiendo los derechos de propiedad industrial e intelectual del franquiciador y manteniendo la identidad común y la reputación de la red de franquicia.

Las relaciones contractuales: el franquiciador y los franquiciados son conscientes de que colaboran en un sistema en el que están unidos sus intereses, tanto a corto como a más largo plazo.

La flexibilidad del sistema y el sentido de las responsabilidades de cada uno han sido la base del éxito de la franquicia.

Las relaciones entre las partes deberán permitir, por tanto, seguir las evoluciones necesarias para mejorar el funcionamiento de la red de franquicia y la satisfacción del consumidor.

El franquiciador establecerá en el contrato escrito, de forma completa y precisa, los derechos, obligaciones y responsabilidades de las partes.

El contrato deberá reflejar la estrategia de la red de franquicia.

El contrato no impondrá a las partes interesadas restricciones que no sean necesarias para alcanzar los objetivos.

El equilibrio del contrato se apreciará de forma global en función del interés de la red de franquicia.

El marco contractual permitirá la expresión de un diálogo permanente y propiciará las soluciones de conciliación.

Todo contrato y todo acuerdo contractual por los que se rijan las relaciones entre franquiciador y franquiciado serán redactados o traducidos por un traductor jurado en la lengua oficial del país en el que se establece la franquicia, y las copias del contrato firmado se remitirán inmediatamente al franquiciado.

El contrato de franquicia establecerá sin ambigüedades las obligaciones y responsabilidades respectivas de las partes, así como cualquier otra cláusula material de la colaboración.

Los puntos esenciales del contrato son los siguientes:

a)Los derechos del franquiciador.

b)Los derechos del franquiciado.

c)Los bienes y/o servicios proporcionados al franquiciado.

d)Las obligaciones del franquiciador.

e)Las obligaciones del franquiciado.

f)La duración del contrato, fijada de modo que permita al franquiciado amortizar las inversiones específicas de la franquicia.

g)Las condiciones de renovación del contrato, si procede. Las condiciones de renovación: el franquiciador informará al franquiciado con un preaviso suficiente su intención de no renovar su contrato antiguo expirado o de no firmar un nuevo contrato.

h)Las condiciones en que podrá efectuarse la cesión o la transferencia de los derechos derivados del contrato y las condiciones de prioridad del franquiciador.

i)Las condiciones de utilización por el franquiciado de los símbolos pertenecientes al franquiciador: distintivo, marca, marca de servicio, logotipo y todos los demás símbolos característicos.

j)El derecho del franquiciador de hacer evolucionar su concepto de franquicia.

k)Las cláusulas de rescisión del contrato.

l)Las cláusulas que prevean la recuperación, por el franquiciador, de cualquier elemento material o inmaterial que le pertenezca, en caso de finalización del contrato antes del plazo previsto.

El cese de la relación de franquicia: el franquiciador, que habrá indicado en el contrato las condiciones de retirada y/o de utilización de los materiales específicos de la franquicia, no pretenderá, por estas condiciones, penalizar al antiguo franquiciado, sino proteger la identidad y la reputación de la red de franquicia”.

Partiendo de esta completa definición, son muchas las ocasiones en las que se habla de que los contratos de franquicia recogen cláusulas abusivas para los franquiciados, lo cual no es veraz, puesto que ambas partes tienen sus derechos y obligaciones. En cualquier caso, la recomendación para quien quiera convertirse en franquiciado de una red de franquicia es que el contrato sea revisado por un abogado especializado en este sistema de negocio y solo se firme cuando no haya ninguna duda sobre la operativa y el saber hacer de la enseña de la que se pretende formar parte.

Sin duda, y como bien aseguran los profesionales del mundo de la franquicia, lo ideal cuando se firma un contrato de franquicia es dejarlo guardado en un cajón y que jamás haya que sacarlo, lo cual sería sinónimo de una relación transparente y sin ningún tipo de problema entre franquiciador y franquiciado.

3.8.Aprender a ser un buen franquiciador

Es innegable que quien ha tomado la decisión de franquiciar su empresa lo hace para expandir su marca y que sea más conocida en el mercado, y también para ofrecer a otras personas –previo proceso de selección serio y riguroso− la posibilidad de convertirse en empresarios franquiciados, uniéndose a su red a cambio de unas contraprestaciones económicas.

No obstante, hay una serie de actitudes y aptitudes que todo franquiciador habría de tener para mantener una relación fluida, transparente y continua con su red franquiciada, lo cual evita muchos problemas y permite funcionar como un equipo, como una familia, todos remando en la misma dirección:

-Crear un concepto de éxito: es primordial que el franquiciador ponga en marcha un negocio que aporte diferenciación, innovación y originalidad respecto a lo ya existente en el mercado. Es un aspecto vital para dar los primeros pasos hacia el éxito.

-Controlar tres puntos clave:

a.Disponer de un saber hacer contrastado, que funciona y que tiene aceptación en el mercado y entre los consumidores.

b.Seleccionar correctamente al franquiciado.

c.Elegir los emplazamientos adecuados donde abrir franquicias, realizando previamente estudios de mercado de la zona en cuestión.

-Asistir y apoyar a su red de franquicias: en todo momento la relación de la central con la red franquiciada ha de ser fluida y continua, proporcionando apoyos y asistencia permanentemente.

-Saber escuchar a su red: la franquicia no ha de ser un modelo encorsetado a las opiniones del franquiciador. Hay que valorar y tener en cuenta las ideas e iniciativas constructivas de los franquiciados, puesto que son quienes realmente están en el día a día de la gestión de sus negocios y en contacto permanente con los consumidores, conociendo sus gustos y demandas.

Además de estos puntos básicos para ser un buen franquiciador siempre hay que tener claro que el beneficio y el éxito del franquiciado es el beneficio y el éxito del franquiciador; la franquicia no funcionaría como modelo de negocio sin ambas figuras, por lo que han de complementarse, escucharse, apoyarse constantemente e intentar resolver las posibles desavenencias que puedan surgir a lo largo de la relación contractual, con comunicación y diálogo permanentes.

Es buen franquiciador aquel que entiende su red como parte de un todo en la franquicia, sin divisiones y sin que cada uno vaya por su cuenta. Si por algo se caracteriza la franquicia es por ofrecer al mercado una imagen de marca uniforme, da igual en la ciudad que opere, y todos los que integran la red, franquiciador y franquiciados, también han de ofrecer los mismos estándares de calidad y el mismo servicio al cliente para reforzar esa uniformidad. Caminando juntos en el día a día se logra el objetivo común: el éxito y la rentabilidad de la enseña.

3.9.De la franquicia al éxito

El empresario o emprendedor que ha decidido firmemente convertirse en franquiciador siempre está dispuesto a compartir el saber hacer de la enseña con toda su red franquiciada, porque cuando se apuesta por la franquicia como modelo de expansión es para buscar el beneficio de todos, no el interés particular, y esa es, sin duda, la mayor de las ventajas que proporciona este sistema de negocio.

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