Читать книгу: «Los dioses de cada hombre», страница 6

Шрифт:

Zeus, el arquetipo

Sentarse en la cumbre, con el poder, la autoridad y el dominio sobre un reino elegido, es la postura de Zeus. Los hombres que juegan a ser “el rey de la montaña” en la vida real y lo consiguen, son como Zeus. Comparten rasgos de su personalidad y sus susceptibilidades; el patrón subyacente es el arquetipo de Zeus.

Zeus como el arquetipo del rey

Zeus tuvo la ambición y la capacidad de establecer un reino sobre el que fue el dios jefe, y el impulso de presidir sobre el propio territorio es un instinto primordial de este arquetipo, que modela a hombres (y mujeres) para ser y comportarse como Zeus.

Cuando el arquetipo predominante es Zeus, la necesidad de “establecer un reino” es una fuerza motriz. Como mínimo, se suscribe al dicho de “el hogar de un hombre es su castillo” y con ese fin busca una casa y una familia. Por lo tanto, este arquetipo predispone al hombre a querer casarse y tener hijos para que sean extensiones de sí mismo. Espera que su esposa administre bien el hogar y que se ocupe de la educación diaria de los hijos, mientras él se involucra lo menos que puede.

Una familia sólo es una parte de su motivadora visión más amplia de establecer su propio reino. Un Zeus quiere autoridad y poder, y no le importa aceptar riesgos para conseguir sus metas. Prefiere ser su propio jefe que trabajar para otro. Y si es un Zeus con visión de futuro, cuando comience su primer negocio lo verá tan sólo como el principio.

El rey Arturo es una versión legendaria de este arquetipo. Comenzó como un don nadie no reconocido, cuyo destino sería el de unificar bajo su estandarte una tierra feudal en guerra. En la actualidad las batallas que se han de ganar suelen ser en el ámbito económico, y un emprendedor joven ambicioso que se convierte en un barón de los negocios –como Ross Perot, cuya operación de Tejas se convirtió en la multinacional Electronic Data Systems–, personifica el arquetipo del rey.

Este arquetipo también se manifiesta a través de los “reinos hereditarios”: en los hombres nacidos en familias de clase alta y ricas, que han heredado una posición de poder, la fuerza motriz es su necesidad de ampliar las fronteras de su reino para adquirir cada vez más poder económico y prestigio.

La gran casa y el gran edificio comercial son manifestaciones del mismo arquetipo. Una vez consolidado el poder se ha de construir Camelot.

Zeus como arquetipo de la acción decisiva

El rayo y el águila son los principales símbolos de Zeus. Son expresiones especialmente apropiadas de la capacidad de decisión para actuar rápidamente y “desde lejos” que caracteriza al arquetipo de Zeus.

El águila otea desde lo alto la tierra, ve de horizonte a horizonte. Sin embargo, también puede detectar desde muy lejos los movimientos de la pequeña presa y puede descender rápidamente para atrapar a la perdriz o al conejo entre sus garras. Igualmente, Zeus se encuentra en la atalaya de vigía para buscar lo que quiere o necesita. Puede tratarse de un producto en particular, de un posible futuro empleado o de una compañía, y, cuando localiza lo que quiere, va tras ello con todas sus fuerzas. Posee ambas cosas: una perspectiva general la gran visión, y la conciencia del detalle importante. Cuando se enfoca en el detalle le concede toda su atención: no tiene intención de que se le pierda de vista o se le escape de las manos. Sin embargo, al igual que el águila cuya presa de pronto desaparece de su vista o es atrapada por otro depredador, a pesar de toda la energía y el esfuerzo que ha puesto en esa meta en concreto, puede cambiar fácilmente de dirección, olvidarse de sus pérdidas y seguir adelante.

El rayo de Zeus era un símbolo de su poder punitivo. Éste también procede de lejos para golpear sin miramientos, pero sólo cuando se han agrupado las oscuras nubes de tormenta y el trueno ha rugido, insinuando una concentración de la emoción, una acumulación de ira. El celoso Zeus mató a Jasión con un rayo cuando se acostó con la diosa Deméter en el campo tres veces arado. Otro de sus rayos alcanzó a Faetón cuando el joven perdió el control de los caballos que conducían su carro del Sol.

El rayo puede ser un símbolo del “poder de despedir”, al igual que el águila puede representar la capacidad de adquirir o contratar con decisión. Para un presidente de una compañía como Lee Iacocca, que compró la Chrysler Corporation tras haber pagado sus deudas y sacarla de la bancarrota, la capacidad de despedir (y contratar) es esencial para el éxito. Es cierto que un despido puede acabar con una carrera, terminar con la vida laboral de un empleado leal y evidentemente tiene un efecto sobre su familia. Para un padrino de la mafia “deshacerse de alguien” puede significar una muerte física. Pero estas consideraciones no son propias de Zeus,y los hombres que personifican este arquetipo no pierden el sueño por estos asuntos.

En cambio, parece ser que el ex presidente Ronald Reagan no despidió directamente a nadie. Aunque se sentó en una posición de Zeus, no destacó por actuar con decisión, que es un distintivo de este arquetipo.

Zeus como creador de alianzas: a través de las conexiones empresariales

Una figura de Zeus con éxito puede trabajar en cooperación con otros hombres poderosos. Destaca en las “reuniones en la cumbre” por su capacidad de crear alianzas y determinar las fronteras, en arreglar acuerdos quid pro quo. Su palabra basta. Quiere tratar con los otros que también están a su altura y tienen decisión. Espera que los demás cuiden de sus propios intereses, al igual que él lo hace con los suyos. Para consolidar su base de poder y expandirse a partir de la misma, que son metas naturales para el arquetipo Zeus, las alianzas son esenciales.

En la actualidad, las alianzas del hombre Zeus se realizan con los banqueros y proveedores, distribuidores e incluso la competencia o con fuentes de referencia, burócratas, mecenas, en lugar de hacerlo con los señores feudales o soberanos. Los títulos y reinos son diferentes, pero la forma es la misma.

Zeus, el dios, estableció en el poder a los olímpicos con la ayuda de los gigantes de cien brazos y los cíclopes, sin los cuales no habría derrotado a los titanes. Le ayudaron porque les había liberado. En el mundo de los negocios, un Zeus considera cuándo ha de “utilizar sus bazas”: ¿es este el momento de solicitar el pago de los favores que he concedido? Si es así, un Zeus con éxito lo hará con sutileza y sensibilidad. Con cada una de estas transacciones, Zeus forja alianzas y consolida su posición, como tan bien demostró El padrino de Mario Puzo, que fue interpretado en la pantalla por Marlon Brando. Ése era el arquetipo de Zeus vestido de padrino de la mafia.

Zeus como creador de alianzas: a través de los matrimonios

Para el arquetipo Zeus, cuya meta primordial es la de establecer un reino, el matrimonio también es un medio a través del cual se crean alianzas y se consolida el poder. Los matrimonios reales eran acordados por los primeros ministros. Los matrimonios patriarcales en todas las culturas son alianzas entre familias, en las que la propiedad y la descendencia son la principal preocupación. Los siete matrimonios oficiales de Zeus reflejan este mismo patrón.

Para Zeus, hallar una esposa apropiada no es una cuestión de sentimientos o de relación espiritual, sino una cuestión de estado, una alianza que sirva a la meta de establecer o consolidar su reino. Otros arquetipos también han de estar presentes si la relación ha de incluir la pasión, la amistad u otros aspectos que satisfagan las necesidades personales.

No cabe duda de que el matrimonio de Zeus y Hera se convierte en un modelo de conflicto. Cuando son estos dos poderosos arquetipos los que subyacen en dicha unión, cada uno de ellos está motivado por intenciones totalmente distintas. Para Hera el matrimonio es un compromiso sagrado y es la prioridad más importante; la monogamia y la fidelidad son esenciales para su bienestar. Cuando Hera es el arquetipo predominante en una mujer, ésta busca el matrimonio como medio para su realización personal, para su perfección y para sentirse completa.

Zeus, el conquistador

Tal como he mencionado anteriormente, Zeus era el arquetipo del conquistador; sedujo a ninfas, mortales y diosas, y engendró numerosos hijos e hijas. A menudo adoptaba muchas formas para seducir y fecundar a quienquiera que él deseara. Para Leda se convirtió en un cisne, para Dánae fue una lluvia de oro; para Europa se transformó en un toro; para Ío en una nube.

Persiguió a las mujeres con una perseverancia única, característica de su naturaleza de “águila”. Al ver a quien le interesa hace todo lo necesario para acercarse a ella: cambia su forma, muestra su parte más vulnerable o se convierte en un apasionado amante. Una vez ha logrado su propósito, lo más probable es que su atención se vuelva a enfocar en su trabajo. Puede que inconscientemente no se proteja para evitar el embarazo porque tiene un fuerte instinto de ser progenitor. Y lo más normal es que “cuide de sí mismo”, responsabilizándose económicamente de sus hijos y reconozca su paternidad.

Zeus, el padre celestial

El instinto de tener hijos forma parte del arquetipo de Zeus. Lo que espera de ellos es similar a lo que espera de sus subordinados: que sean obedientes y cumplan su voluntad. Sus hijos favoritos son una réplica de su ideal de sí mismo como persona imparcial y superior, que no permite que se “descontrolen” sus emociones. Estas cualidades las comparten sus hijos Apolo y Atenea, y están encarnadas en el hijo racional que busca el éxito, que es brillante en los estudios y en el deporte, y en la hija cuya mente funciona de modo similar a la suya, en la “niña de papá”; la admiración mutua es la que les une. Es un padre mentor, que guía la educación y la carrera de sus hijos, al igual que suele hacerlo con otros jóvenes con los que también actúa como mentor en sus negocios o mundo profesional. A cambio espera lealtad y se siente engañado cuando un subordinado o un hijo “crece” y luego piensa de modo distinto a él.

Zeus es el arquetipo de un padre dinástico, que funda una familia. Quiere tener muchos hijos y nietos para que siga su linaje y para conseguir este fin intenta imponer su voluntad sobre lo que sus hijos han de hacer en el mundo, no sólo mientras él viva sino también cuando ya haya desaparecido. Motivado por su necesidad dinástica, así como por su naturaleza de padre proveedor, un Zeus multimillonario estructurará su negocio y establecerá consorcios para que se cumpla su voluntad en las sucesivas generaciones. Un Zeus con menos poder, con un reino más pequeño, hace lo mismo a menor escala.

Un hombre que se esfuerce en ser un padre que puede mantener bien a sus hijos y que se enorgullece de cómo lo hace, supone una característica típica de Zeus. El tamaño de su casa refleja este rasgo, a la vez que expresa su necesidad de poseer un territorio. El padre proveedor suele ser generoso, pero su generosidad está motivada por su deseo de controlar a sus hijos y está vinculada con las esperanzas que ha puesto en ellos.

Quién obtiene qué en los presupuestos de las familias Zeus, como en los presupuestos presidenciales, refleja las metas de un hombre que está en la cima.

Zeus, arquetípicamente es un padre autoritario que tiene la última palabra. Puede que exista una vía de comunicación abierta con sus hijos, pero las decisiones familiares y de los negocios se toman como describe Lee Iacocca: «Mi política siempre ha sido ser democrático en todo momento hasta que se han de tomar decisiones. Entonces me convierto en el comandante más detestable “Muy bien ya os he escuchado a todos –les digo–. Esto es lo que vamos a hacer”».1

Zeus, el hombre

La vida de Zeus como hombre muestra cómo es el patrón arque-típico de Zeus cuando se vive conforme al mismo. Es un cuadro compuesto, dibujado intuitivamente a partir de múltiples ejemplos, que puede servir de espejo para que el hombre Zeus se vea reflejado en él. Cuando vemos cómo se encarna este patrón desde la infancia hasta la vejez, también podemos aprender a reconocer a Zeus.

La mayoría de los hombres que son como Zeus también tienen otros aspectos: en general hay más de un dios en todo hombre, lo que significa que una gran parte de lo que viene a continuación encajará con el hombre Zeus, pero no necesariamente todo. Además, el patrón de Zeus (al igual que sucede con los demás) puede dominar durante cierta fase de la vida de un hombre, en lugar de ser la principal influencia interna durante toda su vida. Zeus está claramente presente en esa época, pero en otros momentos ocupa un segundo plano. La paternidad, por ejemplo, puede propiciar una fase Zeus en un hombre si decide cambiar su trayectoria para establecerse en el mundo y ser el cabeza de familia, siempre que no hubiera manifestado estas ambiciones hasta entonces. O un hombre (o mujer) pueden parecerse a Zeus en sólo un aspecto de su vida, por ejemplo en los negocios o en el ámbito de las relaciones profesionales.

Los primeros años

El bebé Zeus se da a conocer muy pronto, dando muestras de un fuerte poder de voluntad. Distraerlo de sus intereses no es fácil cuando su mente está enfocada en una cosa; cuando quiere coger algo o cuando ya lo tiene, no lo soltará. Éste es el niño de dos años que tanto ha contribuido al estereotipo de “los terribles dos años”, puesto que puede decir “¡no!” con mucha autoridad.

Para atemperar esta naturaleza autocrática y desarrollar sus dones internos, al niño Zeus le resultará muy beneficioso aprender sobre la ecuanimidad y la justicia tanto en su hogar como en la escuela, que le den cosas prácticas en las que pensar y tener juguetes u objetos que pueda manipular y desmontar. En general, si está solo creará un mundo en miniatura en el que hará que sucedan cosas. Construirá carreteras para su flota de coches, desplegará sus regimientos de soldados de juguete en el campo de batalla, o construirá una ciudad, antes que leer un libro o soñar despierto. Tampoco le gusta jugar en solitario si puede evitarlo. Es el niño que siempre es el capitán de sus tropas en el lugar de juego o el niño que quiere destacar y, cuando no lo consigue, se siente terriblemente frustrado.

Sus padres

Como niño, el Zeus de unos dos o tres años, por la fuerza de su voluntad, intimida a algunas madres que han sido dominadas por hombres autoritarios. Es jefe por naturaleza, cualidad que provoca a algunos padres, sobre todo a los autoritarios, que pueden pretender enseñarle quién es el jefe de una forma agresiva. Los padres pueden “darse cabezazos” con su hijo, se encuentran con el desafío de no ceder ante él, ni permitir que a los dos o tres años se convierta en un mezquino tirano, o de evitar meterse de lleno en luchas de poder en las que aprenda que el poder hace el derecho.

Con este tipo de niños, más que con ningún otro, los padres han de recordar que es sólo un bebé o un niño pequeño, aunque actúe como si fuera Luis XIV o Enrique VIII. Los padres que le ofrecen opciones apropiadas, en lugar de enzarzarse con él en luchas de poder, le animan a que piense y actúe, lo cual son habilidades positivas innatas de Zeus. Preguntarle: “¿Te gustaría tener esto o aquello? ¿Hacer esto o aquello? ¿Ir aquí o allí?”, es mejor que entrar en una competición de voluntad contra alguien que puede decir “no” y ser su última palabra. También es mejor que dejar que tome la decisión el que es físicamente más fuerte; la regla de que la fuerza manda sobre la razón es fácilmente aceptable para un joven Zeus. Hay que establecer límites estrictos y esperar que los ponga a prueba. Sin duda sentirá la necesidad de experimentar una juiciosa cantidad de poder por parte de los padres para reconocer que éstos, sin duda, tienen autoridad y pueden ejercerla.

Una vez los asuntos se han resuelto satisfactoriamente para él, este niño puede quedarse muy absorto en cualquier cosa que esté haciendo. En general da muestras de una disposición positiva y extravertida. Cuando ya se ha arreglado un asunto, ya puede volver a reinar la paz.

La peor combinación para su desarrollo es tener una madre débil y pasiva y un padre dominante y agresivo. Este niño se identificará con el agresor en cuanto pueda hacerlo, y tiene capacidad para esperar a que llegue el momento oportuno. Según lo mal que le haya tratado su padre que le demuestra “quién es el jefe”, y si su madre no puede protegerle, puede llegar a ser sumiso ante los que tienen más autoridad. Cuando sucede esto, también es probable que intente dirigir a quienes tiene por debajo a la mínima oportunidad. (Recordemos que la madre también puede ser la agresora.)

Un hijo Zeus de un padre con éxito y emocionalmente distante tiene un modelo de rol que él admira y que también le ayudará a destacar en el mundo. Si también cuenta con una madre nodriza que le ama, crecerá con el sentido de tener derecho a poseer lo que quiere, con confianza en sí mismo y del lugar que ocupa en el mundo. La naturaleza y la crianza refuerzan su sentido de “ser alguien”.

La adolescencia y los primeros años como adulto

En la adolescencia, su relación con las figuras de autoridad suele ser el principal problema. Cuando es un hombre joven, tiene confianza en sí mismo y puede provocar que los hombres autoritarios le demuestren “quién es el jefe aquí”. Y aunque puede que tenga que aguantarse y cooperar, esperará a que le llegue su turno para salirse con la suya. Como estratega sabe que no tiene sentido enfrascarse en luchas de poder que no puede ganar.

Normalmente, sus compañeros varones en el instituto, en la universidad o en cualquier otro lugar ven en él a un líder por naturaleza, y suele salir con chicas populares y activas sexualmente. Es un pragmático, no un idealista; acepta el mundo tal cual es y quiere su ración del pastel. Por brillante que sea, no es un intelectual. No es especialmente introspectivo, ni malgasta su tiempo viviendo en el pasado, en sus propios sentimientos o en los de otra persona. En lo que a él respecta, está satisfecho consigo mismo y la vida es algo con lo que te has de apañar.

El trabajo

Desde el día que recibe su primer salario mínimo, en su trabajo fuera de horas escolares, observa y piensa en cómo haría las cosas si fuera el encargado. Muchos otros jóvenes de su edad ven ese trabajo como una fuente de ingresos para poder gastar, hacer lo que se espera que hagan y poco más, pero el muchacho Zeus tiene una extraordinaria curiosidad por el negocio como tal, evalúa a las personas para las que trabaja y, generalmente por sí solo, se da cuenta de lo que funciona y por qué. Tanto si se educa en una granja como en un gueto, su atención se centrará en aquel “negocio” que esté a su alcance, desde el cultivo industrial hasta el tráfico de drogas u otros negocios sucios. Suele ver la panorámica más amplia y no deja de adaptar sus pensamientos a lo que está a su alcance. Se pregunta cómo es que los hombres mayores que están al frente no se dan cuenta de lo que para él es obvio y necesario o no aprovechan oportunidades que él no dejaría escapar si estuviera en su lugar. Nadie puede enseñarle lo que es la iniciativa y trabajar duro, ni decirle que esté al tanto de las oportunidades; en él es algo natural.

A veces tiene un interés específico en algo; sea lo que sea, la perspectiva Zeus le ayuda a triunfar en cualquier cosa que haya elegido. Por ejemplo, tiene el don de comprender y utilizar el amiguismo con sus viejas amistades del colegio, y le encanta el capitalismo por la oportunidad que le ofrece de triunfar. Además posee varias dotes psicológicas innatas que le dan ventaja. La adquisición de poder, dinero o propiedades es un juego que juega naturalmente bien, porque es realista, está seguro de sí mismo y no se toma lo que hacen los demás de un modo personal. Si ha de resolver un gran conflicto en su negocio que arruine a otros, tiene que despedir a gente que ha trabajado para él o dar un castigo ejemplar, puede dar órdenes que equivalgan a lanzar rayos. Del mismo modo, un Zeus en el Pentágono o al mando de una banda criminal puede dar órdenes fríamente que se transformarán en muertes. La distancia emocional evita que tales acciones le quiten el sueño.

Las relaciones con las mujeres

Tal como dijo el ex secretario de estado Henry Kissinger: «el poder es un afrodisíaco». El aura de “hombre importante” de un Zeus, efectivamente atrae a algunas mujeres, lo cual forma parte de su éxito. Por otra parte, tampoco va detrás de una mujer con el corazón en la mano; con las mujeres, al igual que en el trabajo, es un estratega. Si quiere a una mujer para salir con ella, para que trabaje para él o como esposa, se presentará en la forma que crea más conveniente para seducirla o conseguirla.

Considera que su dinero y su poder son una parte esencial de su atractivo; al igual que Aristóteles Onassis cortejando a Jacqueline Kennedy, le hacen sentir que tiene derecho a conseguir a ciertas mujeres. No espera que una mujer le quiera sólo por cómo es, y desde luego no por su espíritu, sobre el cual piensa que ni siquiera merece la pena especular.

No le interesan las relaciones igualitarias con una mujer, ya sea con su esposa o con una amiga. Tampoco le interesa ni le gusta hablar sobre los sentimientos. Y quiere que una mujer haga lo que él espera de ella y que no le moleste.

Las relaciones con los hombres

Para él los hombres son los jugadores importantes en “el juego”. Algunos jugadores son sus rivales y otros sus aliados, y sabe que el rival de hoy puede ser el aliado del mañana y a la inversa. Los otros jugadores son como las torres y los caballos en el ajedrez, cuyos movimientos controla él. Moverá uno y sacrificará otro. Es un error por parte de los hombres que son sus aliados o trabajan para él pensar que ellos le importan personalmente; cuando llega el momento de la verdad nadie es imprescindible. Con esta visión, considera que todo el mundo es prescindible y cree que los demás piensan igual y que actuarían del mismo modo con él. Aunque puede ser despiadado, con frecuencia no lo aparenta porque sabe que no es conveniente crearse enemigos. Y no siente solidaridad cuando a los demás les cuesta aceptar que se puede prescindir de ellos; deberían haber sabido que era así, puesto que según él mostrar vulnerabilidad, necesidad o ser muy emotivo son signos de estupidez o de debilidad. (Si reflexionara sobre estos asuntos, lo cual no sería propio de él, quizás se diera cuenta de lo incómodo que se siente y se preguntaría cuál es la razón.)

Una de las razones de su éxito es su habilidad para negociar y llegar a acuerdos, lo cual hace constantemente. Negocia bien porque ha estudiado a los hombres y piensa en lo que quieren y por lo que serían capaces de comprometerse. Un Zeus especialmente hábil suele ser muy sensible y hasta cierto punto estar muy dispuesto a satisfacer las necesidades (no expresadas) de otro hombre, incluyendo la de guardar las apariencias.

Esos clubes exclusivos en los que los hombres se reúnen para comer, jugar al golf o ir a cazar patos juntos son bastiones de poder de Zeus y privilegios que sirven para muchos fines. Pertenecer a uno de ellos es un importante indicador de que un hombre ha llegado a la cima. En ellos se pueden seguir realizando alianzas en pro de los intereses familiares y de los negocios. Dichos clubes son refugios donde un hombre Zeus puede estar entre hombres como él, que entregan sus energías únicamente a la adquisición de poder y, por consiguiente, han permanecido inmaduros o no se han desarrollado psicológicamente. Su idea de la diversión está representada por el campamento Bohemian Grove, que es una reunión de los hombres más poderosos de América, desde presidentes de corporaciones hasta expresidentes de los Estados Unidos e incluso el actual. Se pueden emborrachar y “echar un polvo” (mientras el Bohemian Grove ha estado fuera del alcance de las mujeres, ya sea como miembros o como personal, es la meca de las prostitutas), flirtear, decir tacos y representar indignantes obras en las que los hombres interpretan papeles de mujer.

La sexualidad

Un Zeus triunfador es el equivalente a un “macho alfa” en los estudios de los primates y de las especies jerárquicas. Los hombres alfa esperan tener éxito, son agresivos, intimidan a los hombres que tienen por debajo y (al menos entre los primates) son los que escogen a las mujeres y son sexualmente más activos que los hombres subordinados. El dios Zeus se comportaba como un macho alfa en su forma de conseguir y consolidar su poder, así como de fecundar a numerosas mujeres y engendrar muchos hijos. Ejercer sus proezas sexuales para un hombre Zeus puede ser como tener poder político o económico para probarse a sí mismo y a los demás que puede tener lo que desee. Zeus, el conquistador, puede ver a una mujer deseable como un “privilegio” que se puede permitir por su posición. Puede desearla como adquisición, sexualmente o ambas cosas a la vez.

A pesar de todo su éxito con las mujeres, el hombre Zeus tiene fama por el no tan bien guardado secreto de no ser un buen amante. Para ser un buen amante también tendrían que estar presentes otros arquetipos en él. Zeus es emocionalmente distante, carece de una naturaleza terrenal, no intenta complacer a las mujeres y no es apasionado. Es sexualmente agresivo y puede ser seductor, aunque su libido también puede estar totalmente enfocada en su trabajo durante largos períodos de tiempo.

Puesto que el hombre Zeus es probable que se concentre en alcanzar el poder, hay otros aspectos de su personalidad que no pueden desarrollarse. Es bastante probable que lo que más se vea afectada sea su capacidad para manifestar sus emociones, lo cual repercutirá en la expresión de su sexualidad. Su elección de parejas sexuales refleja su pobreza emocional, especialmente si a medida que se hace mayor, sus parejas parecen hacerse cada vez más jóvenes, a imitación de la imagen clásica de un Zeus anciano rodeado de una serie de jóvenes ninfas.

Al mismo tiempo que mantiene la compañía de jóvenes ninfas, puede que también tenga fantasías sexuales de ser dominado por una mujer poderosa y, tal como narran las prostitutas cuya clientela está formada por hombres poderosos, a menudo les piden que participen en representar esta fantasía. Sin embargo, si en su vida erótica sólo puede estar con alguien lo bastante joven como para ser su hija o su nieta, o si se siente atraído por un muchacho indefenso y dominado, ello implica que su capacidad para las relaciones sexuales se ha quedado inmadura o la ha confundido con el poder.

Si es un Zeus homosexual, el patrón será el mismo, sólo que es probable que sea más exagerado: hay un gran número de patrones. Y como el Zeus que raptó a Ganimedes para llevarlo al Olimpo, puede que comparta su casa con un atractivo joven o con varios.

El matrimonio

La lista de quién es quién de las consortes de Zeus revela que siempre se casó con una mujer superior o igual a él. Históricamente estos matrimonios reflejaron el cambio de poder, puesto que las diosas una vez poderosas y sus atributos pasaron a pertenecer a un dios guerrero. En la vida real pasa algo muy parecido cuando un hombre ambicioso se casa con una mujer de una familia importante y adquiere sus atributos –posición y riqueza– a través del matrimonio. Cualquier hombre ambicioso que se case con la hija del jefe y que mediante el matrimonio logre una ventaja que de lo contrario no habría conseguido, ha hecho lo mismo que Zeus. La elección de una esposa que le ayude a ascender puede ser calculada o bien ser una opción inconsciente “hecha” por el arquetipo Zeus. En este último caso se sentirá tremendamente atraído hacia una mujer con la que pueda hacer realidad su mito de convertirse en alguien importante.

La mayoría de los hombres Zeus se casan durante la fase de su vida en la que se están estableciendo. Para este tipo de joven, cuya vida será guiada por el arquetipo Zeus (a menos que la vida le haga sacar otros aspectos de sí mismo), un matrimonio temprano es esencial. Si este hombre se casa con una mujer de la que se ha enamorado, es probable que Zeus no sea el arquetipo decisivo. Desde el punto de vista de Zeus, ella podría ser una opción muy poco adecuada; sin embargo, sería alguien que le mantendría en contacto con una parte irracional, profundamente emotiva, terrenal o espiritual de sí mismo, siempre que pueda resistir conscientemente lo que ella representa. A la inversa, las exigencias de la mujer para que sea un Zeus con éxito, cuando empezó la vida con otros aspectos de sí mismo tiempo atrás igualmente importantes, pueden ser decisivas para él.

A pesar de que su esposa tiene mucha influencia potencial en su desarrollo, su poder actual en la relación hace mucho más probable que él la domine a ella y que el suyo sea un matrimonio patriarcal que gire en torno a sus necesidades y especialmente a la necesidad de que ella cumpla bien con su función. A menos que ella sea lo bastante fuerte como para crear un conflicto que llegue a cambiarle, abandonará su necesidad de intimidad o su sueño de tener algo más de lo que ya tienen.

Si es un Zeus conquistador y si su matrimonio está relacionado con establecer su territorio, y si ella es una Hera arquetípica, la combinación atacará sus valores más profundos y destruirá su potencial realización a través del matrimonio. En su lugar, puede que termine poseída por el vengativo y celoso aspecto de Hera. Sin embargo, si él la ama y está afligido por el dolor que su libertina conducta le causa, es posible que también le ayude a crecer emocionalmente.

858,18 ₽
Жанры и теги
Возрастное ограничение:
0+
Объем:
472 стр. 4 иллюстрации
ISBN:
9788472457942
Переводчик:
Издатель:
Правообладатель:
Bookwire
Формат скачивания:
epub, fb2, fb3, ios.epub, mobi, pdf, txt, zip

С этой книгой читают