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Pero el karma reconciliará todas nuestras diferencias de opinión. Se llevará una cuenta rigurosa de nuestro trabajo efectivo y los “salarios” ganados se depositarán en nuestro crédito. Sin embargo, se llevará una cuenta igualmente rigurosa del trabajo que cada uno, inducido por resentimientos personales, puede haber hecho para impedir que su vecino cumpliera con el suyo. ¿Acaso piensas que es algo inconsecuente obstruir la fuerza de la Sociedad Teosófica, representada en la persona de cualquiera de sus guías, impidiendo llevar a cabo el trabajo asignado a la Sociedad? Entonces, es seguro que existe un poder kármico tras la Sociedad, el cual equilibrará la cuenta por la obstrucción provocada; y aquel que se opone a ese poder con su personalidad insignificante, para que el trabajo asignado no se lleve a cabo, es un incauto y un ignorante.

Por lo tanto, la union hace la fuerza y las diferencias personales deben disolverse en el trabajo unido en favor de nuestra gran causa.

Ahora bien, ¿cuál ha sido nuestro trabajo durante el año pasado? Aquí hemos organizado la Sección Británica de la Sociedad Teosófica con la ayuda, y bajo las órdenes del presidente fundador, el coronel Olcott. En lugar de una logia, se han formado sucursales locales más pequeñas, las cuales, por lo tanto, tienen un mayor poder para el trabajo, reuniéndose con más facilidad. Es probable que ya estén enterados de lo que se ha efectuado en la India; y han oído hablar o conocen lo que se ha cumplido en su Sección y cuánto ha aumentado su fuerza.

En lo referente a nuestros medios para difundir el conocimiento, en occidente tenemos las revistas Lucifer, Path y los folletos de la Sociedad Teosófica de imprenta. Todos estos nos han relacionado con numerosas personas cuya existencia, de otra manera, desconoceríamos. Por lo tanto, son todos necesarios para la causa, así como lo es la tentativa de influenciar la mente pública valiéndonos de la prensa. Siento decir que varios colaboradores del Lucifer han dejado tanto la revista como la Sociedad a causa, precisamente, de tales diferencias personales como las aludidas anteriormente; y ahora están antagonizando no sólo a mí, personalmente, sino al sistema de pensamiento que la Sociedad Teosófica inculca.

A causa de un sentimiento personal contra el coronel Olcott, la revista francesa Loto se ha separado, también, de la Teosofía; sin embargo, acabamos de fundar La Revista Teosófica para que reemplace al Loto en París. Yo soy la editora y la gerente es la Condesa d’Adhemar, una señora americana amada y respetada por todos los que la conocen; además, es amiga de nuestro hermano, el doctor Buck.

Como muchos de ustedes saben, hemos formado la Sección Esotérica. Entre otras cosas, sus miembros han dado una promesa de trabajar a favor de la Teosofía bajo mi dirección. Mediante tal Sección hemos logrado obtener alguna solidaridad en nuestro trabajo común; formar un grupo de resistencia fuerte contra las acometidas del mundo externo que quiere lastimarnos, contra el prejuicio dirigido a la Sociedad Teosófica y contra mí, personalmente. Mediante esta Sección se puede efectuar mucho para anular el daño perpetrado al trabajo de la Sociedad en el pasado, facilitando, ampliamente, su trabajo futuro.

Sin embargo, estaría dispuesta a cambiar su nombre, porque los escándalos de Boston han desacreditado, totalmente, el adjetivo “esotérico”. Esta es una cuestión a considerar posteriormente.

Así, ya les he enumerado nuestros enemigos principales: el prejuicio público y la obstinación empedernida de un mundo materialista; la fuerte “personalidad” de algunos de nuestros miembros; la falsificación de nuestros propósitos y nombre por charlatanes amantes del dinero y, sobre todo, la deserción de amigos, un tiempo devotos, que ahora se han convertido en nuestros enemigos más viscerales.

Las palabras que se atribuyeron a Jesús en los Evangelios, entrañan mucha sabiduría. Hemos sembrado nuestras semillas. Algunas han caído a márgenes, los oídos indiferentes; otras en un terreno pedregoso, donde crece en un momento de entusiasmo y después muere marchitándose porque no tiene raíces. En otros casos, las “espinas” y las pasiones de un mundo materialista sofocan el desarrollo de un buen fruto que muere, si yuxtapuesto a “los cuidados de la vida y los engaños de las riquezas”. ¡Ay!, la semilla de la Teosofía encuentra un terreno fértil y florece lozana sólo en pocas personas.

Sin embargo, nuestra unión es, y siempre será, nuestra fuerza, si conservamos nuestro ideal de hermandad universal. El antiguo: “con este signo ganarás”, debería ser nuestro santo y seña; ya que bajo su sagrada égida prevaleceremos.

Ha llegado el momento de despedirnos. Mis palabras pasarán al olvido, pero ciertos párrafos entresacados de las cartas que los Maestros escribieron son indelebles por ser la representación de la Teosofía práctica más elevada. Voy a traducirlos para ustedes:

“Que el fruto del buen karma no sea su motivación; ya que nada, bueno o malo, puede acontecer que muchos otros no compartan, en cuanto su karma, bueno o malo; es uno y la propiedad común de toda la humanidad. Por lo tanto, si su intención es egoísta, puede engendrar sólo un efecto doble: bueno o malo y, o anulará sus acciones o éstas beneficiarán a otro ser humano”.

“No existe felicidad para quien piensa constantemente en el ser personal, olvidándose de todos los otros seres”.

“El universo gime bajo el peso de tal acción (karma) y sólo el karma del autosacrificio puede aliviarlo. ¿Cuántos, entre ustedes, han ayudado a la humanidad a llevar la carga más diminuta, para que se consideren teósofos? ¡Oh, hombres occidentales, que les gustaría desempeñar el papel de salvadores de la humanidad, cuando ni siquiera pueden dejar de matar a un mosquito porque su picadura los amenaza! ¿Les gustaría ser partícipes de la sabiduría divina o ser verdaderos teósofos? Entonces, compórtense de manera análoga a los Dioses cuando se encarnan. Sientan los vehículos de toda la humanidad, el género humano como parte de ustedes y actúen en conformidad”.

Estas son palabras doradas, ¡que podrán asimilarlas! Esta es la esperanza de quien se considera, en la forma más sincera, la hermana y la servidora devota de todo seguidor verdadero de los maestros de teosofía.

Fraternalmente suya,

Helena P. Blavatsky.

Tercer mensaje

1890

Hermanos teósofos y colaboradores:

El nuevo ciclo que se ha abierto para la Teosofía ya está comenzando a ser fructífero. El adelanto del movimiento durante el año pasado es más marcado que anteriormente; pero, mientras esto nos anima, es también un recordatorio de que se está acercando el momento de la cosecha, al cual le sucede el invierno con sus tempestades. Por lo tanto, a pesar de que felicite a todos ustedes, mis colaboradores sinceros y activos por nuestra noble causa, y especialmente mi querido colega W. Q. Judge, debo instarles a que incrementen sus esfuerzos en lugar de relajarlos.

Al considerar, retrospectivamente, el año que acaba de transcurrir, ustedes se han percatado de cuanto se ha realizado mediante el poder de la unión y de la devoción altruista al trabajo. Durante 1888 y 1889, sólo seis nuevas sucursales se han formado en América; mientras que, en el año pasado, se han organizado 15 sucursales más; de misma forma, en proporción, los números de la Sociedad han crecido de manera más rápida. Lo que es aún más importante, es el cambio de ánimo entre los miembros, en lo referente a la Sociedad y a su trabajo, cuyas señales no son escasas. Los doce meses pasados han presenciado más actividad en el verdadero trabajo teosófico: el esfuerzo por ayudar a los demás, que cualquier año anterior en la historia de la Sociedad en Occidente. Existen señales visibles, aunque afloran sólo gradualmente, las cuales nos indican que sus miembros están, finalmente, despertándose de su apatía, dedicándose al trabajo con ardor para practicar el primer principio de la verdadera Teosofía: la hermandad universal. Se están percatando, gradualmente, del deber de ayudar a los demás, así como ellos han sido ayudados, difundiendo, entre todos, un conocimiento de las verdades balsámicas y vitales de la Teosofía. El esfuerzo por enviar los folletos está recibiendo un apoyo constante, más trabajadores están dando su asistencia voluntaria y los fondos están llegando para realizar el trabajo con mayor eficacia y ardor. Las sucursales de la costa del Pácifico han puesto el ejemplo al emprender esta tarea como trabajo de sucursal de manera sistemática y organizada; y se debe elogiar la entrega devota de estos trabajadores. Enviamos nuestra gratitud también a todos los miembros sinceros en América que han respondido de manera tan noble y generosa a mi ruego de ayuda para continuar la publicación de la revista Lucifer. Mis agradecimientos más profundos se dirigen a cada uno de ellos personalmente; y el fruto de sus esfuerzos madurará en el curso futuro de la revista.

Durante el año pasado, en Inglaterra, la Sociedad Teosófica y su trabajo ha crecido rápidamente, extendiéndose mucho. Nuestra causa ha obtenido dos adherentes nobles y devotos, cuyos nombres han sido prominentes por largos años, en relación con todo esfuerzo por auxiliar verdaderamente a la humanidad que sufre; estoy hablando de Annie Besant y de Herbert Burrows. Con ellos, nuestro movimiento en occidente ha ganado exponentes capaces, tanto con la pluma como con el lenguaje. Han llenado, de alguna manera, la profunda necesidad, sentida desde hace tiempo, de oradores que pudiesen colocar la Teosofía en su verdadera luz ante un gran público; y yo, especialmente, le debo mucho a Annie Besant por su asistencia individual y cooperación en la organización de la revista Lucifer.

Aquí, en los últimos doce meses, se han formado nuevas ramas, un amplio número de miembros se ha unido a nuestras filas, mientras el cambio de tono de la prensa, las cartas y los artículos frecuentes sobre la Teosofía, hacen evidente el crecimiento del interés general al respecto. El interés en Londres es tan intenso, que nos vimos obligados a construir una gran sala de reunión en la nueva sede central, adonde nos trasladaremos en agosto para las reuniones semanales de la Logia Blavatsky, ya que nuestro antiguo lugar es demasiado pequeño para acoger el número de visitantes que viene a las reuniones.

La visita prolongada del coronel Olcott en Inglaterra ha auxiliado mucho nuestro trabajo. Sus conferencias en Inglaterra y en Irlanda han suscitado la formación de nuevas sucursales y su ejemplo e influencia han contribuido positivamente bajo todo aspecto. Para mí, su presencia ha sido un gran placer y una gran satisfacción; además, la fuerza añadida cuando los “dos Fundadores” estaban juntos, otra vez, cerca el uno del otro, ha repercutido en todo aspecto de nuestro trabajo. Con gran dolor le he visto partir para la India sin que pudiera visitar América, como había prometido; pero la Sociedad en oriente lo necesita más y la muerte de Powell hizo imperativo su regreso inmediato. Aunque no haya conocido a Powell personalmente, no puedo no rendirle un caluroso tributo de gratitud en su memoria por el espléndido trabajo cumplido en favor de la Sociedad y por la nobleza de su completa abnegación para servir a la humanidad. Dos trabajadores de aquí, Bowels Daly y E. D. Fawcett, han acompañado al coronel Olcott en su regreso a la India, y estoy segura que la presencia de estos dos caballeros en Adyar será muy útil para mi amado colega, nuestro presidente Fundador.

Gran parte de estos resultados se deben a la fuerza que se ha agregado y, sobre todo, al espíritu desarrollado de solidaridad que la organización de la Sección Esotérica ha infundido en la Sociedad Teosófica. A los miembros de esa Sección les digo: vean y percátense de los grandiosos resultados realizados por quienes son verdaderamente sinceros y unidos altruistamente, a fin de trabajar en favor de la humanidad. Que el resultado de este año les muestre, con señales inequívocas, la responsabilidad importante que les incumbe, no sólo hacia la Sociedad, sino hacia la humanidad entera. Por lo tanto, no relajen, ni por un instante, sus esfuerzos, acérquense más, hombro a hombro, cada día. Estén unidos como si fueran un solo hombre, pase lo que pase, que haga buen tiempo o tempestad, y la victoria de la causa a la cual han dado su promesa solemne será cierta. Si se esmeran, al unísono con su ser superior, sus esfuerzos fructificarán en el bien y así ocurrirá para la Sociedad, para ustedes y para la humanidad. Los años futuros mostrarán un crecimiento constante y sano, una organización fuerte y unida, un instrumento durable, confiable y eficaz en mano de los maestros. Una vez unidos en solidaridad real, en el verdadero espíritu de hermandad universal, ningún poder podrá derrumbarles, ningún obstáculo podrá impedir su progreso y ninguna barrera detendrá el adelanto de la Teosofía en el siglo venidero.

Ya hemos dicho lo suficiente acerca del pasado. Que el aliento que procede de los resultados cumplidos durante el año transcurrido, nos induzca a realizar mayores esfuerzos, obrando con más intensidad. Que todos sientan que tras de la Sociedad Teosófica se encuentra un poder que nos infundirá la fuerza necesaria para mover el mundo, si sólo nos uniéramos y trabajáramos como si fuéramos una mente y un corazón. El único requisito que los maestros nos piden es que cada uno haga lo mejor que puede y, sobre todo, que cada uno se esfuerce, verdaderamente, para sentirse uno con todos sus compañeros de trabajo. Lo que se necesita no es un acuerdo pasivo sobre cuestiones intelectuales o una unanimidad imposible en lo que concierne a todos los detalles del trabajo; sino que una sincera devoción procedente del corazón para nuestra causa, la cual inducirá a cada uno a ayudar a su hermano lo mejor que pueda, para efectuar el trabajo en favor de la causa; ya sea que concuerden o no en el método exacto para llevar a cabo esta obra. El único individuo que yerra completamente en su método, es aquel que nada hace. Cada uno puede y debería cooperar con los demás, cohesionándose en un amplio espíritu de amistad sentida en el corazón, a fin de fomentar el trabajo para llevar la Teosofía al hogar de todo ser humano en el mundo.

Miremos adelante y no atrás. ¿Qué nos deparará el futuro? En primer lugar, una advertencia. Al comenzar el nuevo ciclo, los precursores de la nueva sub–raza entran en escena en el continente americano, por lo tanto, presenciamos el preludio del desarrollo de los poderes psíquicos y ocultos humanos. De ahí, el gran adelanto de movimientos como la ciencia cristiana, la curación de la mente, la curación metafísica, la curación espiritual y así sucesivamente. Todos estos movimientos ejemplifican, simplemente, las diferentes fases del ejercicio de estos poderes crecientes, aún no comprendidos y, por ende, puestos en práctica de forma errónea a causa de la ignorancia. Hay que entender, a la vez, que todas estas manifestaciones nada entrañan de “espiritual” o de “divino”. Las curaciones que llevan a cabo se remontan, simplemente, al ejercicio inconsciente del poder oculto en los planos inferiores de la naturaleza, por lo usual, de prana o las corrientes vitales. Las teorías conflictivas de estas escuelas estriban en una metafísica mal aplicada y mal comprendida y, a menudo, en falacias lógicas absurdamente grotescas. Sin embargo, todas tienen un aspecto común que presenta el riesgo más grande en el futuro inmediato. En casi toda circunstancia, la tónica de la enseñanza de estas escuelas es tal que conduce a la gente a considerar el proceso de curación como si se aplicara a la mente del paciente. Aquí es donde yace el peligro, ya que cualquiera de estos procesos es simplemente una psicologización del paciente, a pesar del astuto disfraz orquestado con palabras rimbombantes. En substancia, en cada instante en que el sanador interfiere, consciente o inconscientemente, con la libre acción mental del paciente, ésta es magia negra. Las llamadas ciencias de la “curación”, ya se usan para ganarse la vida. Muy pronto, una persona astuta descubrirá que con el mismo proceso se pueden influenciar a las mentes ajenas en muchas direcciones. Una vez que se deja entrar la intención egoísta, la ganancia personal y el deseo de acumular dinero, el “sanador” de un tiempo podría ser inducido a usar sus poderes para adquirir la riqueza o algún otro objeto de su deseo.

Este es uno de los peligros del nuevo ciclo, cuyo enorme recrudecimiento depende de la presión para sobrepasar la competencia y la lucha por la existencia. Afortunadamente, nuevas tendencias emergen también, tratando de cambiar la base de las vidas diarias humanas, pasando del egoísmo al altruismo.

El Movimiento Nacionalista es una aplicación de la Teosofía. Sin embargo, que nadie de ustedes se olvide que: si el Nacionalismo es una aplicación de la Teosofía, es esta última la que ustedes siempre deben tener sumamente presente. En realidad, la Teosofía es la vida, el espíritu interno que convierte toda reforma verdadera en una realidad vital, porque la Teosofía es la hermandad universal, la base y la tónica de todos los movimientos que se proponen mejorar nuestras condiciones.

Lo que dije el año pasado conserva su veracidad hoy en día: la ética teosófica es más importante que cualquier tentativa de divulgar las leyes y los hechos psíquicos. Estos últimos se correlacionan sólo con la parte transitoria y material del ser septenario, mientras la ética imbuye y envuelve al ser verdadero, el Ego reencarnante. Externamente hablando, somos criaturas de un día, pero internamente somos eternos. Aprendan bien las doctrinas del karma y de la reencarnación y enseñen, practiquen y promulguen este sistema de vida y pensamiento; ya que es el único que puede salvar a las razas venideras. No trabajen simplemente para la Sociedad Teosófica, sino, mediante ella, para la humanidad.

El deseo de su humilde colaboradora y compañera, es que la Teosofía pueda convertirse, más y más, en un poder viviente en las existencias de cada uno de nuestros miembros y que el próximo año sea aun más rebosante de buen trabajo y sano progreso que aquel que acaba de concluirse.

Cuarto mensaje

1891

Al congreso de Boston de la Sociedad Teosofica, 1891:

Por tercera vez, desde que he regresado a Europa en 1885, puedo enviar a mis hermanos Teósofos, y conciudadanos de los Estados Unidos, un delegado de Inglaterra para que participe en el Congreso Teosófico anual y exprese, directamente, mis saludos y calurosas felicitaciones. Como mi sufrimiento físico es constante, el único consuelo que me queda es enterarme acerca del progreso de la santa causa a la cual he entregado mi salud y fuerza; sin embargo, ahora que estas dos se están agotando, sólo puedo ofrecer mi devoción ardiente y mis buenos deseos por su éxito y bienestar que nunca vacilan. Por lo tanto, las noticias que llegan de América, carta tras carta, enterándome de las nuevas sucursales y de planes hábilmente considerados y elaborados con paciencia para el adelanto de la Teosofía, me animan y me hacen feliz, con las pruebas de su crecimiento, más de lo que es posible expresar en palabras. Amigos teósofos, estoy orgullosa de su noble trabajo en el Nuevo Mundo; hermanas y hermanos de América, les agradezco y les bendigo por sus labores incesantes a favor de la causa común que todos queremos mucho.

Deseo recordar a todos, una vez más, que el trabajo emprendido es, ahora más que nunca, muy necesario. El período al cual hemos llegado en el ciclo que se cerrará entre 1897–1898, seguirá siendo caracterizado por grandes conflictos y tensiones continuas. Si la Sociedad Teosófica podrá sobrellevar todo esto, bueno, en caso contrario, aunque la Teosofía permanezca intocada, la Sociedad capitulará, tal vez de la forma más ignominiosa y el mundo sufrirá por eso. Espero, fervientemente, no presenciar este desastre en mi cuerpo actual. Las fuerzas antagónicas y las favorables conocen muy bien la naturaleza crítica de la etapa en la cual hemos entrado. No se perderá oportunidad alguna para sembrar el desacuerdo, para tomar ventaja de maniobras erróneas y falsas, para instilar la duda, para aumentar las dificultades, para inocular la sospecha, valiéndose de todos los medios, a fin de que se aniquile la unidad de la Sociedad, disminuyendo y arrojando al caos las filas de nuestros miembros. Ahora es muy necesario, para los miembros de la Sociedad Teosófica, tomar en su corazón la antigua parábola del manojo de palos: separados, inevitablemente se romperán uno a uno; unidos, no existe fuerza en el mundo capaz de destruir nuestra hermandad. Me duele señalar, entre ustedes y también entre los teósofos europeos e indos, una tendencia de reñir sobre cosas secundarias, permitiendo a su devoción hacia la causa conducirlos a la desunión. Créanme, a pesar de esta tendencia natural, debida a las imperfecciones inherentes de la naturaleza humana, nuestros enemigos en constante alerta, a menudo toman ventaja de sus cualidades más nobles para traicionarlos y extraviarlos. Los escépticos se burlarán de esta declaración e incluso, algunos de ustedes pondrán poca atención en la existencia real de las fuerzas terribles de estas influencias mentales que, no obstante sean subjetivas e invisibles, son, sin embargo, vivas y poderosas. Pero aquí están y sé por cierto que, entre ustedes, hay más de uno que las ha sentido, viéndose obligado a admitir estas extrañas presiones mentales. Ejercerán una impresión diminuta o casi nula sobre los que son altruistas y sinceramente devotos a la causa. Mientras el efecto será generalmente desastroso para quienes anteponen su orgullo personal a su deber hacia la Sociedad Teosófica e incluso a su promesa a su ser divino. El autocontrol y la autointrospección son especialmente necesarios cuando una persona desea conducir a los demás, y la vanidad herida se disfraza con las plumas de pavo real de la devoción y del trabajo altruista. En la crisis actual, una carencia de autocontrol y cuidado puede resultar fatal en todo caso. Sin embargo, es posible frustrar las tentativas diabólicas de nuestros poderosos enemigos: los opositores irreconciliables de las verdades ahora divulgadas y afirmadas prácticamente. Si cada miembro de la Sociedad Teosófica se sintiese satisfecho con ser una fuerza impersonal para el bien, indiferente al elogio o a la crítica, mientras que sirve a los propósitos de la hermandad, el avance cumplido dejaría atónito al mundo, situando al arca de la Sociedad Teosófica fuera de peligro. Tomen, como lema de conducta para el año futuro: “Paz a todos los que aman, sinceramente, la verdad”; y el congreso de 1892 será un testimonio elocuente de la fuerza que brota de la unidad.

Su posición como precursores de la sexta subraza de la quinta raza raíz encierra sus peligros y sus ventajas particulares. El psiquismo, con todos sus encantos y peligros se está necesariamente desarrollando entre ustedes y tienen que vigilar, no sea que el desarrollo psíquico adelante aquello manásico y espiritual. Las capacidades psíquicas bajo control y el principio manásico que las domina y dirige, son un auxilio de valor en el desarrollo. Sin embargo, si damos rienda suelta a estas capacidades, permitiéndoles que nos controlen en lugar de ser controladas, que nos usen, en lugar de ser usadas, conducirán al estudiante a las ilusiones más peligrosas y a la certeza de la destrucción moral. Por lo tanto, vigilen con cuidado tal desarrollo inevitable en su raza y en el período evolutivo actual, para que al final opere para el bien y no para el mal. Además, reciban con anticipación las bendiciones sinceras y poderosas de aquellos cuya buena voluntad jamás los abandonarán, si ustedes no abandonan sus aspiraciones.

Estoy feliz de comunicarles que aquí en Inglaterra estamos adelantando constante y rápidamente. Annie Besant les dará los detalles de nuestro trabajo, enterándoles de la fuerza y de la influencia crecientes de nuestra Sociedad. Los relatos que presentará de las Secciones europeas y británicas son un testimonio de las actividades emprendidas. El carácter inglés, casi impenetrable, pero sólido y tenaz, una vez despertado, aporta a nuestra Sociedad un factor de valor y en Inglaterra se están echando las bases firmes para la Sociedad Teosófica del siglo XX. Tanto aquí, como en América, se efectúan constantes tentativas exitosas para que el pensamiento hindú influencie al inglés y ahora, numerosos hermanos hindúes están escribiendo artículos breves y claros sobre las filosofías indas para el Lucifer. Puesto que una de las tareas de la Sociedad Teosófica es la de acercar el oriente y el occidente, para que cada uno provea las cualidades que carece el otro y para que se desarrollen sentimientos más fraternales entre naciones tan distintas, esperamos que esta relación literaria resulte ser muy útil para expulsar al pensamiento occidental.

Mencionar Lucifer me hizo recordar que ahora, la posición segura de esa revista se debe, ampliamente, a la ayuda dada en un momento crítico por los miembros americanos. Siendo mi único medio absolutamente libre de comunicación con los teósofos en todo el mundo, su continuación ha sido tremendamente importante para toda la Sociedad. Mes tras mes, en estas páginas ofrezco, lo más posible, una enseñanza pública sobre las doctrinas teosóficas, continuando el más importante de nuestro trabajo teosófico. Ahora, la revista cubre sus gastos y si las logias o los miembros individuales quisieran contribuir para que su circulación se ampliara, se volvería mucho más útil de lo que es actualmente. Por lo tanto: mientras les agradezco, desde el fondo de mi corazón, a todos los que tan generosamente han ayudado a colocar la revista en una base sólida, me encantaría ver un amplio aumento de subscriptores, pues los considero como mis estudiantes, entre los cuales encontraré a quien demuestre la capacidad para recibir ulteriores enseñanzas.

He dicho todo lo que debía decir. No estoy suficientemente fuerte para escribir un mensaje más largo y no es tan importante que lo haga, visto que mi amiga y confiable mensajera, Annie Besant, mi brazo derecho, podrá explicarles mis deseos más detalladamente y mejor de lo que yo pueda escribir. Después de todo, cada deseo y pensamiento que puedo expresar se resumen en esta oración, una aspiración siempre activa en mi corazón: “¡Sean teósofos, trabajen para la Teosofía!”. La Teosofía en primer lugar, en último lugar y siempre. Ya que sólo su realización práctica puede salvar al occidente de este sentimiento egoísta y antifraterno que ahora divide a las razas y a las naciones. Dicha realización es la única que puede socorrer del odio clasista y social que son la maldición y la desgracia de los llamados cristianos. Sólo la Teosofía puede salvarlo para que no se hunda en el mero lujo materialista en el cual se deteriorará, llegando a la putrefacción, como ocurrió con las civilizaciones de antaño. En sus manos, compañeros, se coloca en custodia el bienestar del siglo futuro. La grandeza de la custodia es directamente proporcional a su responsabilidad. Mi lapso de vida puede no ser largo y si algunos de ustedes han aprendido algo de mis enseñanzas o si, por medio de mi ayuda, han vislumbrado la luz verdadera, les pido, a cambio, que fortalezcan la causa, gracias a cuyo triunfo la verdadera luz, que se convierte aun más brillante y gloriosa por medio de sus esfuerzos individuales y colectivos, iluminará al mundo, haciéndome ver, antes de abandonar este cuerpo depauperado, el logro de la estabilidad de la Sociedad.

Que las bendiciones de los grandes maestros pasados y presentes descansen sobre ustedes. Acepten de mí, colectivamente, la seguridad de mis sentimientos fraternales inquebrantables, agradeciéndoles, sinceramente y de corazón, la obra que todos los trabajadores han cumplido.

De parte de su servidora hasta el final:

Helena P. Blavatsky.

399
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9786074571479
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