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Mis vivencias con los ángeles

Ser famoso como director creativo me estaba asfixiando; muchos amigos ficticios, mucho licor y mucho chiste. Ser un anfitrión de clientes y manejar las relaciones con estos, se estaba convirtiendo algo muy frecuente. Todo esto me estaba llevando a una angustia al no encontrar nada que me llenara, todo era vacío y decadente adornado de grandes toques de ego.

Almorzando con mi cuñada Paty y Carlos, su esposo, y obviamente Maru, le comenté a Paty, que es un ser muy espiritual y centrada en la vida, que yo me encontraba en un vacío inmenso y estaba entrando en una especie de depresión. Ella en forma muy sencilla me dijo: “Habla con tu ángel”. Yo quedé abismado del comentario de Paty porque yo esperaba que ella me diera un consejo profundo y me sale con un tema tan lejano a mí, los ángeles. Le dije: “y ¿cómo se habla con los ángeles?”. Ella me comentó que hablar con los ángeles no tiene ningún misterio, que hablara como estaba hablando con ella.

Pasaron los días y yo seguía en esa angustia de vacío que nada me satisfacía, nada me alegraba, y un día pensé: “Voy a intentarlo, voy a hablar con el ángel, de golpe pasa algo, pero no creo en esa idea de los ángeles es algo como de película de Walt Disney”.

Un día, sentado en la banca de un parque cerca a mi casa, me concentré y le hablé al ángel, interiormente pensé que, si era verdad, sería algo maravilloso poder conectarse con un ser de otra dimensión. Me apasionó de repente el tema y entré en esa paz que se da cuando uno entra en etapa de meditación, sentí mucha tranquilidad, alegría y levedad. No sé cuánto tiempo pasó en esta meditación, solo sé que la pasé bien, que era algo amable para mis sentimientos y que, además, me apartaba de esa ansiedad del vacío humano.

Le comenté a María, mi esposa, ella sonrió y me alentó a seguir trabajando en ello, ella sentía que era una terapia muy apropiada a mi vida disoluta y vacía.

Pasan cosas

Al traer a mi mente esos recuerdos, vibro de emoción, fueron tiempos maravillosos, tiempos donde la energía de los ángeles me llevó a un nuevo estilo de vida, una vida conectada con la fuerza que me enviaban estos maravillosos seres. Era claro que al entrar en esta nueva dimensión las cosas sucedían de forma diferente. Me sentía energizado, y genial, sabía que todo pasaba en mí ser gracias a la conexión con los ángeles y por mi decisión de ser un misionero. Esta historia de mi vida que les voy a narrar es una demostración clara que los ángeles actúan en equipo con los ángeles de las otras personas. Una noche cualquiera fui a departir con el gerente comercial de la marca de máquinas de coser que manejábamos en la agencia de publicidad, y tomando un trago él me dice: “Sandino (así me decía, Sandino), quiero hacerle una propuesta muy seria, salgase de la agencia donde trabaja y vengase a dirigir la house agencia de la marca”. Me sonó fascinante la idea. Era la manera perfecta de en rutar mi vida, era algo que yo pedí con mucha fuerza a Dios que me diera un trabajo donde me sintiera pleno y es esta la respuesta que me envía a través de los ángeles. Es claro que mi ángel estaba actuando en la construcción del plan de Dios. Amigo lector cuando quieras que suceda algo, pídelo con todas sus fuerzas del alma y tu ángel va a actuar si está en el plan de Dios.

El gerente comercial me dice que antes de tomar una decisión, tenía que comentarme otra condición: “Tienes que trabajar con tu esposa, ella debe manejar las finanzas, tú no sabes de eso”. Yo le pregunté: “¿Cuánto tiempo tengo para dar la respuesta?”. Él me dice: “Lo que te demores tomándote ese trago”. Me lo tomé y dije sí. Al otro día fui a cenar con Maru y le propuse el proyecto. Ella al principio quedo impactada con la propuesta, pero reaccionó rápido y me dijo que sí. Llevamos más de 35 años trabajando juntos gracias a este cambio total de vida donde los ángeles actuaron en forma precisa para lograr que todo se diera perfectamente. Aquí cabe anotar que mi vida con Maru (mi esposa) ha sido fascinante porque hemos logrado un equilibrio entre lo laboral y la vida de pareja. Siempre que tenemos algún problema, invitamos a nuestros ángeles a tomarse un café con nosotros y hablamos del problema. Pensamos en cómo lo resolverían los ángeles y encontramos siempre la respuesta correcta. Un día, en México D.F., le pregunté al gerente comercial por qué me había puesto esa condición de trabajar con mi señora, y él me dijo que no sabía, que simplemente le había llegado a la mente. Mi vida económica empieza a cambiar y mi vida en familia también, estoy más cerca de los hijos, de Maru y las cosas fluyen, recuerdo que la Navidad adquiría una dimensión fantástica, mis hijos, Jerónima y Sebastián, entraban en el tema de la espiritualidad.

Mi encuentro con el ángel

Sentir que tu ángel te habla es algo que no es fácil de entender y menos de aceptar; esta fue mi experiencia. Una noche del mes de agosto, en 1982, luego de llegar de mi trabajo en la agencia de publicidad, comí algo ligero y me dirigí a la cama a ver televisión junto a mi esposa, quien se quedó dormida poco tiempo después. Estaba tranquilo viendo un programa, cuando de repente escuché una voz suave al oído que me dijo: “Si quieres verme, estoy en la ventana que tanto te gusta”. Cuando sentí que me hablaba, pensé que estaba delirando o que mi imaginación estaba jugando de manera muy fuerte. Seguí en mi cama viendo televisión, Maru dormía plácidamente. De repente vuelvo a oír y me dice: “Tú lo pediste, aquí estoy”. Me dije: “Bueno, vas a esa ventana, te cercioras de que no hay nadie y regresas tranquilo de que todo fue tu imaginación”.

Me levanté, caminé por el corredor que comunicaba mi alcoba con el sitio de la ventana, que daba hacia unas montañas bellas, un colegio y un convento. Cuando caminaba hacia el encuentro, de repente siento una voz fuerte y contundente: “Prepárate, vas a estar en presencia del hombre de Dios”. Seguí caminando y llegué frente a la ventana que me había indicado la voz, y ahí estaba, no sé si grande o pequeño, pero su presencia era de una gran energía y una atmosfera maravillosa de paz.

Solo atiné a decir “Hola”. Era muy guapo, crespo, de nariz afilada, una sonrisa que generaba tranquilidad y cercanía, vestía una camisa blanca –como las que usan los bailarines del Riverdance–, tenía un cinturón verde hermoso, sonreía mucho. Yo le repregunté: “¿Por qué yo?”, y él me contesta: “Porque lo has pedido”. El ángel continuó y me dijo: “Hoy te conviertes en misionero de los ángeles, te van a llegar muchas misiones y nosotros te vamos a ayudar y proteger. ¿Aceptas entrar en misiones de los ángeles que nos envía el Señor?”. Dije que sí y se desvaneció la imagen.

Me devolví a mi alcoba y allí estaba Maru esperándome. Ella me miró y preguntó: “¿Lo viste?”, y le respondí que a quién. “A tu ángel”, me dijo. “¿Cómo lo supiste?”, a lo que Maru respondió: “A mí me contaron”.

Lo que debemos tener claro es que los ángeles son misioneros de Dios, ellos cumplen misiones. No pasa nada con los ángeles si Dios no lo permite. Ellos actúan si eres un ser creyente de Dios, y se pueden sintonizar si lo pides. Es muy importante que, y por esos lo repito y lo enfatizo, los ángeles, al igual que Dios, no pueden actuar si no se pide esa comunicación.

¿Para qué los ángeles si yo hablo directamente con Dios?

Muchas personas, muy creyentes, me dicen que no necesitan a los ángeles porque ellos se comunican directamente con Jesús. Pienso que es muy respetable este comentario, lo que sucede es que los ángeles no están para ayudar en forma individual, sino para interceder. El ángel actúa para que tú ayudes, de igual forma como los ángeles de otros te pueden ayudar a ti. Los ángeles son seres maravillosos que están con Dios y pueden trabajar en función del bien.

Yo siempre contesto a los que me dicen que ellos se comunican directamente con Jesús con esta respuesta: cuando tú eres papá o mamá, siempre confías el aprendizaje de tus hijos a profesores, estos son los encargados de formar pedagógicamente a nuestros hijos en las diferentes disciplinas, como el arte, las matemáticas, la educación física, la historia, la geografía, los idiomas, y son varios los profesores que intervienen en la formación académica de los hijos, son ellos los que transmiten los valores que los padres quieren inculcar en sus hijos. La formación de los profesores es fundamental en el crecimiento del ser para el hacer. Desde el preescolar, primaria, bachillerato, universidad, posgrados, maestrías, siempre están los maestros para transmitir el conocimiento y los padres delegan esa labor en los profesionales de la educación. Un papá no es experto en pedagogía, o si lo es, prefiere que los profesores del colegio refuercen el aprendizaje.

Me gusta mucho ver y sentir los resultados de aquellas personas especialistas en la formación de niños que tienen dificultades en el aprendizaje, ellos llevan a los niños a mejorar la dicción, el manejo corporal, la concentración. También hay profesores de materias complementarias, como lo son los deportes –el tenis, fútbol, basquetbol–, o maestros de artes –música, canto, baile–. Son disciplinas que van engrandeciendo a los niños. Así mismo, Dios se siente maravillado cuando el ángel se convierte en maestro del ser que acompaña.

Todos estos profesores buscan afanosamente el mundo de las habilidades, descifrar los talentos de cada niño, de cada joven, para que al descubrirlos –ya sea que estén explícitos o implícitos–, se dé un fortalecimiento del ser en su acontecer diario.

El maestro después es coach en las empresas, es quien, a través de la conversación con los ejecutivos, va encontrando esos elementos del ser que le va a permitir sobresalir en su labor. El coach es un guía que inspira al entrenado a utilizar todos los descubrimientos que van sucediendo durante el tiempo del coaching. Los ángeles son los maestros que envía Dios para educarnos en el camino hacia él. Ellos tienen la misión de enviarnos permanentemente mensajes que nos despiertan a salirnos de la rutina negativa, del odio que nos va consumiendo, o de ese criticar todo y no hacer nada. Los ángeles despiertan en nosotros el deseo infinito de aprender mucho y llenarnos de conocimiento para lograr transmitir a los demás nuestro trabajo.

Siempre he pensado que los ángeles son seres creativos por excelencia, que se valen de una cantidad de herramientas pedagógicas para que nosotros aprendamos a través de nuestros talentos a desarrollar el ser. Los ángeles, con una paciencia infinita, nos enseñan todos los días. Nosotros, en este camino con los ángeles, tenemos que diariamente, al final del día, hacer un resumen ejecutivo, en este caso un resumen espiritual, de qué circunstancias me llevaron a prender y cuando sentí la presencia de Jesús.

Por lo anterior, estoy convencido de que los ángeles son maestros que nos enseñan diariamente el camino hacia la luz, el camino hacia Dios. Él quiere que sean los ángeles los maestros. Igual que los papás delegan el crecimiento en el conocimiento a los profesores, Dios delega el aprendizaje de sus criaturas a los ángeles.

Estoy seguro de que los que me dicen que ellos no necesitan de los ángeles porque se comunican directamente con Dios, envían a sus hijos a la escuela y a la universidad, porque es en los centros educativos donde los hijos encuentran la escuela para aprender a vivir. Es así como los ángeles son los maestros de Dios.

Experiencias a otro nivel

Rápidamente se propagaba el tema de que había un señor que hablaba de los ángeles y que era muy interesante si tenías dudas o si requerían una solución espiritual.

Mi hijo Francisco partió muy joven de este mundo en un absurdo accidente; cuando un ser tan cercano parte, para uno es difícil volver a la realidad, entender por qué y ser fiel a sus creencias religiosas. Estando en esta etapa de duelo, tuve un sueño con mi amado Francisco; él me decía que quería una misa, pero únicamente Jesús, el sacerdote, él y yo. Desperté sorprendido por el pedido que Francisco me hacía en el sueño. En esos días conocí a un sacerdote profesor de teología que quería que yo le comentara sobre mis experiencias con los ángeles; tuve una muy agradable conversación con él, era un sacerdote muy carismático, simpático, abierto y muy conocedor de la Biblia, tema que me fascina y que en otro capítulo voy a trabajar. Él me dijo que quería conocer el nombre de su ángel y yo, en forma muy sencilla, le pedí que cerrara los ojos y que el primer nombre que apareciera en su mente ese sería el nombre de su ángel custodio. Se sorprendió mucho porque le llegó claro y contundente el nombre. Volvimos al auto y yo conducía hacia su casa para dejarlo descansar, había sido un día largo y profundo en el tema de los ángeles. Cuando llegamos a la casa del Padre, él me dice: “Guillermo, yo estoy muy agradecido contigo por tu mensaje de los ángeles, me gustaría hacerte un regalo. En la casa yo tengo una pequeña capilla donde me gustaría realizar una misa contigo y tu hijo”.

En ese momento me emocioné mucho porque se cumplía el deseo de mi hijo Francisco, íbamos a tener una comunicación muy profunda y hermosa. El padre comenzó la misa y en el momento de la elevación me dijo. “Habla con tu hijo, él está aquí con Jesús”, yo le dije que lo amaba, que lo quería y que gracias al Padre y los ángeles podíamos lograr que el sueño se convirtiera en realidad. Todo fue manejado angelicalmente para lograr tener ese hermoso encuentro con Francisco. Así actúan los ángeles, en susurros de Dios.

Recordemos que la esencia de los ángeles es ser mensajeros de Dios. Ellos son los encargados de las buenas nuevas que inspiran a seguir el camino hacia la salvación. Ángel quiere decir mensajero, el utiliza sus mensajes que transforman, que son eficientes y efectivos. Al aceptar el rol de ángel, debes actuar como el mensajero de lo bueno, de lo bello, de lo trasformador.

Misiones de los ángeles en nuestra familia
Mi hijo y su ángel

Por ese entonces, mi hijo menor tenía nueve años. En una ocasión, llegaron a visitarnos unos muy buenos amigos que nos invitaron a compartir un rato en un club cerca de la ciudad. Ellos venían con sus dos hijos, que eran de edades similares a la del mío. Mientras hablábamos animadamente con la pareja amiga, los dos hijos de ellos y mi hijo se fueron a jugar al parque. Los tres niños decidieron jugar en un columpio donde cabían los tres perfectamente sentados. Mi hijo decidió bajarse cuando el columpio aminoró la velocidad del balanceo, pero uno de los amiguitos decidió empujar con mayor fuerza; mi hijo, inconscientemente, puso la mano en la barra que sostenía el columpio y, con la fuerza del nuevo impulso, quedó el dedo atrapado entre la barra que sostiene la estructura y la barra del columpio. El dedo recibió todo el impacto y se lesionó muy fuerte. Los niños, al ver el dedo destrozado de mi hijo, corrieron asustados hacia dónde estábamos, mientras gritaban Sebastián (el nombre de mi hijo). Cuando volteamos a ver el dedo, vimos que estaba completamente suelto en la falange. Mi señora –no sé cómo se le ocurrió– le dijo que se lo apretara con una servilleta y no lo soltara; él no lloraba, solo estaba muy concentrado.

Salimos rápidamente del club con dirección a una clínica muy conocida por su profesionalismo. Llegamos a urgencias, lo recibieron rápidamente, tomaron toda clase de radiografías y, después de un tiempo, nos llamaron a mi señora y a mí. Nos mostraron en las radiografías que el dedito estaba muy complicado, por lo que habían llamado al cirujano plástico, quien debería realizar una cirugía urgente para tratar de salvar el dedo de mi hijo. Dimos todos los permisos y nos pidieron que esperáramos a que el cirujano llegase en una media hora. Yo me acerqué a mi hijo, quien estaba muy tranquilo, le pregunté qué pensaba y me contestó: “Estoy con Lorenzo y él me dice que todo va a salir bien”. Lorenzo es el nombre de su ángel, que descubrió un día que le pidió el nombre y él oyó en una canción que decía Lorenzo, así que Sebastián desde ese día asumió que ese era su nombre.

Llegó el cirujano a la media hora, tal cual nos habían manifestado los médicos de turno. Nos saludó amablemente y se dirigió a revisar las radiografías y el dedo de mi hijo. Le volvieron a tomar radiografías una y otra vez, le revisaron el dedo, y nos llamaron nuevamente a mi señora y a mí. El cirujano, un doctor joven y simpático, nos dijo: “No sé qué paso; miren las primeras radiografías y miren las segundas y las terceras, el dedo está sano, no me gusta decirlo, pero es un milagro. Pueden llevarse a Sebastián está curado su dedo”.

Cuando llegamos a la casa, le dimos gracias a Dios y a Lorenzo, quien pudo interceder por Sebastián gracias a su fe total en el poder de este con Jesús. Estas experiencias cercanas y contundentes con los ángeles únicamente suceden cuando estamos realmente convencidos de que la fe existe, y que es a través de ella que los seres angelicales se pueden comunicar con nosotros.

Mi hija y su ángel

Estábamos de vacaciones en un sitio muy bello y caluroso. A eso de las seis de la tarde estábamos en la piscina del hotel con mis hijos nadando, cuando un niño muy acelerado no se dio cuenta y nadando se tropezó conmigo, arrancándome una cadenita muy bella que yo siempre tenía colgada, una pequeña cruz. Traté de sumergirme y buscarla, pero la iluminación de la piscina no era muy potente. Un mesero que estaba a la orilla de la piscina me ayudó alumbrando con su linterna y nada. Hasta que de repente mi hija Jerónima dijo: “papá, que me dejen sola a mí para buscar la cadena”. Yo les dije que dejaran de alumbrar con la linterna, y a los chicos que estaban en la piscina tratando de ayudarme a encontrarla les pedí que estuvieran quietos. Mi hija se zambulló sin tocar fondo, nadó por debajo del agua un par de metros y salió a la superficie feliz con la cadenita en la mano.

Me puse radiante de la felicidad y le pregunté cómo había hecho para encontrarla. Ella me dijo que sintió que el ángel le hablaba y le decía que se hundiera que se la iban a entregar; ella lo hizo y estiró su mano y vio a su hermano Francisco sonriendo mientras le entregaba la cadenita. Ella me dijo: “fue el ángel y Francisco los que me entregaron la cadenita”.

Es hermoso recordar este momento donde el cosmos se confabuló y se presentaron el ángel y mi hijo Francisco para entregarle a Jerónima la cadenita, porque ella escuchó y aceptó lo que el ángel le dijo. Los ángeles nos demostraron que cuando hay fe en familia, todo puede suceder por amor, y lograr la presencia de mi hijo Francisco en un acto de amor a su hermana y a su padre y en compañía del ángel, es algo fascinante. Fue una misión de un ángel en acción.

Ejercicio para sintonía con tu ángel

• Donde estés, cierra los ojos y siente tu propia respiración, sé consciente de que estás respirando. Recorre tu corriente sanguínea, siente el latido vivo del corazón y lleva el pensamiento a la frente, justo entre los dos ojos, y sal y mira el mundo astral. La meditación con los ángeles es algo simple y amable.

• Habla con tu ángel desde lo más profundo de su sinceridad. Salúdalo y, si quieres, siéntate en cualquier parte a conversar con él.

• Dile que quieres sentir los susurros de Dios.

• Dile que crees en él y en Jesús.

• Pide que te ilumine, que entre en tu vida esa fuerza que es el Espíritu Santo, para lograr ir a otro nivel.

• Cuando vayas a comenzar tu recorrido diario, dile que te acompañe, que vas a estar presto a sentir su apoyo.

• Si viajas en un avión –yo siempre lo hago– dile: “Ángel mío, en nombre de Nuestro Señor Jesucristo saludo a los ángeles del comandante del avión, de su primer oficial, la tripulación de cabina, el encargado del vuelo en la torre de control donde se inicia el vuelo y del controlador del vuelo en todo su recorrido, saluda al ángel del de la torre de control del aeropuerto donde vamos a aterrizar, llévanos con bien”.

• Todas las noches, antes de dormir, recuerda eventos del día donde piensas que actuó y dale las gracias.

• Visibiliza lo positivo de la vida.

• Siente la música de los coros celestiales. Algunas personas dicen que el cielo es música y yo creo que la música es inspiración divina. Eso de llevar un mensaje a través de sonidos armónicos, melodiosos y energizantes, viene de una mente espiritual.

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9789587579840
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