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Days

Es Days una canción fetiche para muchos: gracias por todo lo bueno, seguiremos adelante y el recuerdo nos dará fuerzas. Una canción que, dulcemente, te incita a festejar los buenos momentos pasados en lugar de lamentarse por la pérdida. Por lo general, la música popular recurre más a la queja… Ray Davies lo ve desde otra óptica.

Muchas veces me han preguntado –nos han preguntado– acerca de nuestra canción favorita. ¿Se puede tener UNA canción favorita? Ni mucho menos. Depende del momento, del estado de ánimo y de lo que hayamos estado escuchando en esos días… Mis canciones favoritas pueden llegar a hartarme si las pongo doce veces seguidas en mi iPod. No hay excepciones.

Eso sí, tenemos una lista de muchas canciones favoritas que anidan en nuestro Top Ten y llegan al Uno, dependiendo de las rachas. La música de los 60, en mi caso, es rica en canciones “favoritas”.

La letra, la melodía o la rítmica pueden desencadenar esa adictiva reacción a un tema en concreto.

Ray Davies y sus Kinks

The Kinks son maestros en canciones maravillosas. Los hemos tenido de banda sonora desde 1964 hasta hoy, ya sea a través de ellos mismos o de su tremenda influencia sobre otras bandas. O de versiones. O de Ray Davies, que hasta el día de hoy sigue activo.

Su sonido crudo, directo, sus riffs distorsionados y su ausencia de perfección son su sello de identidad. Una impronta deliciosa.

Hicieron muchísimas canciones y abundan sus “Grandes éxitos”. You Really Got Me, All Day And All Of The Night o Set Me Free son iconos. Waterloo Sunset o el archifamoso Lola hacen más hincapié en la dulzura de la melodía o la broma de la letra.

En noviembre de 1968 salió su sexto LP: The Kinks Are the Village Green Preservation Society. Un álbum considerado por muchos como un “concept album”, una serie de canciones –compuestas en los años previos– que giran alrededor de la transición de los tiempos. Un homenaje, en cierto modo, a las antiguas costumbres británicas, al concepto decimonónico de la vida rural en los pueblos. Los Kinks, The Kinks, vaya, muy británicos ellos, siempre amaron la tradición.

Una canción...

Un LP, Kinks Are the Village Green Preservation Society, que no fue un éxito comercial pero que, en su versión para Europa, incluía una de esas canciones perfectas…para muchos. Days. Presente en posteriores ediciones del álbum para otros países –incluido el Reino Unido–, recoge el espíritu nostálgico de ese momento. No se incluyó en el LP por motivos exclusivamente comerciales, pero fue un éxito relativo como single y llegó al Número 10 en las listas británicas. Se editó en enero de 1969 y She’s Got Everything era su cara B. En Estados Unidos hubo que esperar un año.

La carrera del grupo tampoco atravesaba su mejor momento. Muchas de sus canciones no habían llegado a las listas y pisaban terreno movedizo. No obstante, Days les devolvió la fuerza –aunque tampoco fuera un rotundo hit– y los encarriló anímicamente.

Desde entonces, muchos han grabado su versión: Petula Clark, Kirsty MacColl, Elvis Costello y Chrissie Hynde, Flo & Eddie, entre otros.

“Gracias por esos días…”

Los Kinks atravesaban una crisis en 1968: Peter Quaife, el bajista original, ya había anunciado a Ray Davies su intención de dejar el grupo y Kinks Are the Village Green … fue su último álbum. Days, que habla de recuerdos y agradecimiento por esos “días” está directamente inspirada en la partida de Quaife. En la transición de la banda. Según Ray Davies, Quaife también sufría por dejar el grupo. “Escribió el título en un papel y en lugar de Days puso Daze” (suena igual pero significa “aturdido, perdido”). Estaba claro que él también sentía la ruptura”

En Days participaron Ray Davies y su hermano Dave, guitarras, Peter Quaife al bajo, Mick Avory a la batería y, aunque no oficialmente, Nicky Hopkins en los teclados.

Muchos la consideran la típica canción de funeral: “Gracias por los días que me diste”. Otros ven en ella la canción de la ruptura: “Cogiste mi vida aunque sabía que pronto me abandonarías”. Desde luego, es una canción de agradecimiento, de cariño y de recuerdo: una despedida agridulce, un amor que nunca olvidarás.

También sabemos que una de las hermanas de los Davies murió con 13 años: eso marcó a Ray y es posible que su hermana René fuera la temprana inspiración del tema.

Algo recurrente en el cancionero de Ray Davies: la pérdida… una experiencia por la que todos hemos pasado. Pero lo describe tan bien, y los Kinks lo cantaron tan maravillosamente, que muchos tenemos en Days a otra de nuestras canciones fetiche. Nicky Hopkins pone su toque mágico con el piano, las armonías vocales son sencillas, la batería escueta y precisa… y la letra es perfecta para eso… para dar las gracias por la vida, por lo bueno, por haber vivido esos días que nunca olvidaremos. Y que nos ponen las pilas para seguir adelante. Aunque hayamos perdido. Aunque nos estemos despidiendo.

Ray Davies supo transformar una despedida en una celebración: no lloremos por los tiempos que se fueron, porque ya no volverán: celebremos una vida que fue feliz, una etapa resplandeciente o un amor inolvidable.

Gracias por la canción.

Days, la letra

Thank you for the days,

Those endless days, those sacred days you gave me.

I’m thinking of the days,

I won’t forget a single day, believe me.

I bless the light,

I bless the light that shines on you believe me.

And though you’re gone,

You’re with me every single day, believe me.

Days I’ll remember all my life,

Days when you can’t see wrong from right.

You took my life,

But then I knew that very soon you’d leave me,

But it’s all right,

Now I’m not frightened of this world, believe me.

I wish today could be tomorrow,

The night is dark,

It just brings sorrow, let it wait.

Thank you for the days,

Those endless days, those sacred days you gave me.

I’m thinking of the days,

I won’t forget a single day, believe me.

Days I’ll remember all my life,

Days when you can’t see wrong from right.

You took my life,

But then I knew that very soon you’d leave me,

But it’s all right,

Now I’m not frightened of this world, believe me.

Days.

Thank you for the days,

Those endless days, those sacred days you gave me.

I’m thinking of the days,

I won’t forget a single day, believe me.

I bless the light,

I bless the light that shines on you believe me.

And though you’re gone,

You’re with me every single day, believe me.

Days.

Días

Gracias por los días,

esos días interminables y sagrados que me diste

Estoy pensando en esos días y no olvidaré un sólo día, créeme

Bendigo la luz, la luz que brilla sobre ti, créeme

y aunque te has ido estás conmigo cada día, créeme

Días que recordaré toda mi vida,

días en los que no distingues el bien del mal,

tomaste mi vida aunque supe que muy pronto me dejarías

pero está todo bien, no me asusta el mundo, créeme

Ojalá hoy fuera mañana,

la noche es oscura y trae penas, hay que esperar

Gracias por los días,

esos días interminables y sagrados que me diste

Estoy pensando en esos días y no olvidaré un sólo día, créeme

Días que recordaré toda mi vida,

días en los que no distingues el bien del mal,

tomaste mi vida aunque supe que muy pronto me dejarías

pero está todo bien, no me asusta el mundo, créeme

Gracias por los días,

esos días interminables y sagrados que me diste

Estoy pensando en esos días y no olvidaré un sólo día, créeme

Bendigo la luz, la luz que brilla sobre ti, créeme

y aunque te has ido estás conmigo cada día, créeme

Nota de PYE Records

“Ray Davies escribió ambas caras del nuevo single de los Kinks Days/cara B: She’s Got Everything. Days es una canción melódica y bien construida, con armonías vocales muy atractivas por parte del grupo. En la otra cara hay una canción más en el estilo antiguo de la banda. Los Kinks son: Ray Davies (24) guitarra y voz; Dave Davies (21), guitarra rítmica; Peter Quaife (25), bajo; Mick Avory (21) batería)”.

(Ray Davies)

La Poupée Qui fait Non

Una de las cosas que tienen en común Jimi Hendrix, Jimmy Page, Ron Wood, Mylène Farmer o Saint-Étienne es que todos versionaron La Poupée Qui Fait Non. Hit melódico y pegadizo de Michel Polnareff, uno de los grandes exponentes de la canción francesa de los años 60, que empezaba así su carrera en 1966.

Un artista misterioso y polémico

Michel Polnareff nace, el 3 de julio de 1944, en un ambiente artístico, hijo de una bailarina francesa y de un músico ruso-judío, Leo Poll (Leib Polnareff) que trabajaba con Édith Piaf y los Compagnons de la Chansons, entre otros. Su padre se había refugiado en el sur de Francia cuando los nazis invadieron Paris y el alcalde de Nérac, Raymond Pichon, les proporcionó papeles falsos.

Con 5 años ya toca el piano y antes de acabar la primaria ya tiene un premio del Conservatorio. Pasa su adolescencia orquestando arreglos de jazz para música clásica y, tras acabar sus estudios y su servicio militar, se instala en Montmartre y toca la guitarra en la calle. El piano pesa mucho…

Rabiosamente anti-convencional y afectado por una miopía patológica, se refugia en la música y pone el contrapunto al twist, al yeyé clásico de la época… Desde el primer momento, Polnareff apuesta por la melodía y la armonía. Y la calidad.

Por lo demás, es un joven beatnik, solitario y tímido que está a punto de saltar a la fama. Y que acaba de rechazar un contrato con Barclays. En 1965 aparece en escena Lucien Morisse, editor de éxito y jefe de Europe1 (radio poderosa en su momento), quien lo ficha para su escudería y le consigue un contrato con AZ. El éxito no va a tardar: la primera canción que graba es, justamente, La Poupée Qui Fait Non.

La muñeca que dice “No”

Exigente y puntilloso, quiere alta tecnología, de modo que la canción será grabada en un estudio en Londres. Con letra de Franck Gérald y música de Polnareff. Y con la participación de Jimmy Page a la guitarra, ya que en ese año alternaba su trabajo de músico de sesión con su actividad en los Yardbirds.

El EP sale a la venta el 26 de mayo de 1966. Otros tres temas completan el pack: Chère Véronique en la cara A, Beatnick y Balade Pour Toi en la cara B.

Posteriormente se incluiría en su primer LP, Love Me, Please Love Me, en 1966.

La canción vende 200.000 copias. Es una canción fácil basada en tres acordes y con una letra aparentemente naif: una muñeca que solamente dice que no. A todo dice que no. Todo el día, sin mirar y sin escuchar, una muñeca preciosa que solamente sabe decir una palabra “No”.

Nadie le ha enseñado a decir que sí.

Muchos han visto en ella un símbolo de la liberación sexual femenina, aunque Polnareff nunca se pronunciara al respecto. Otros la ven como una negativa a lo establecido, como un símbolo de la época: verano de las flores, Mayo del 68… Un pequeño himno a la rebeldía. En una letra sin mayores complicaciones se mezclan política, moralidad, inconsciente, sexo y, sobre todo, música.

Lo que no deja de ser un hecho es que se trata de una canción facilona, repetitiva, con un texto sencillo y aparentemente inocente, con un riff de guitarra apto para cualquier principiante. Pero así empezó todo.

Polnareff, encantado de su éxito, no tarda en grabar su versión en italiano, alemán y español.

Una carrera errática

Otros temas consolidan a Michel Polnareff como uno de los grandes valores de la canción francesa: Love Me, Please, Love Me, L’amour Avec Toi, Le Roi Des Fourmis o Le Bal Des Laze. La lista es larga…

La verdad es que Polnareff, con una sólida y disciplinada formación de hijo único de artistas, tiene un talento impresionante. El 1967 sus canciones se escuchan ya en toda Europa y es una vedette, lo que hoy llamamos una celebrity.

Pero su mente y su miopía extrema nunca le dieron paz. Sus letras escandalosas (Je Suis Un Homme, L’amour Avec Toi) y su genialidad innegable no lo hacen feliz. Polnareff es depresivo y el suicidio de Morisse, su descubridor, en 1970, lo retira de la escena momentáneamente. Luego vendrían canciones para películas, juicios por inmoralidad y giras por el mundo huyendo de sí mismo. Su ambigüedad sexual, sus pelos y sus gafas se convierten en su imagen de marca.

En 1973, tras morir su madre y descubrir que su contable le ha robado su fortuna, Polnareff se marcha a Estados Unidos, un exilio que rompería intermitentemente. Entretanto, se suceden episodios de su excentricidad (llegó a pasar casi 3 años recluido en un hotel parisino, a finales de los 80, haciendo música). Hasta 2007, Polnareff no volverá a tocar en vivo en Francia, pero sigue activo entre Japón, Estados Unidos y otros países, no pudiendo regresar a su país durante una larga temporada, acusado de evasión fiscal y arriesgándose a ir a la cárcel.

Su miopía amenaza ceguera, su vida personal no es brillante pero Polnareff no deja de componer, viajar y seguir brillando. Hasta la fecha de hoy, sigue activo.

De hecho, en 2010 fue condecorado como caballero de la Legión de Honor Francesa.

Nombres famosos

La Poupée Qui Fait Non es un nexo entre muchos nombres famosos. Pero también es una canción atemporal, una pieza que se sigue interpretando desde 1966 hasta hoy.

Por un lado, Page y Jones grabarían la canción original con Polnareff quien, en 1996 saca un single con la versión en vivo en el Roxy de Los Ángeles.

Por otra parte, las versiones han sido muchas y notorias.

Existe una versión por los Birds, el grupo británico en el que militaba Ron Wood.

Jimi Hendrix grabó su versión instrumental en octubre de 1966, durante su visita a Paris para actuar en el Olympia. De hecho, fue telonero de Johnny Hallyday, quien grabaría su versión en 1980 en su LP A Partir De Maintenant.

El grupo Saint-Etienne también la tiene en su repertorio y la ha tocado en vivo en el show de Jools Holland.

En 1997, Mylène Farmer y Cheb Khaled la graban en vivo en Bercy y sacan un single que tiene un gran éxito en las listas. James Blunt recientemente o Cristina Monet en 1980 también han hecho su versión.

La Poupée Qui Fait Non, la letra

C’est une poupée qui fait non, non, non, non

Toute la journée elle fait non, non, non, non

Elle est, elle est tell’ment jolie

Que j’en rêve la nuit

C’est une poupée qui fait non, non, non, non

Toute la journée elle fait non, non, non, non

Personne ne lui a jamais appris

Qu’on pouvait dire oui

Sans même écouter elle fait non, non, non, non

Sans me regarder elle fait non, non, non, non

Pourtant je donnerais ma vie

Pour qu’elle dise oui

Pourtant je donnerais ma vie

Pour qu’elle dise oui

Mais c’est une poupée qui fait non, non, non, non

Toute la journée elle fait non, non, non, non

Personne ne lui a jamais appris

Qu’on pouvait dire oui

Oh, non, non, non, non non, non, non, non Ell’ fait non, non, non, non

La muñeca que dice no

Es una muñeca que dice no, no, no, no, no, no

Todo el día dice no, no, no, no, no, no

Es tan guapa que sueño con ella de noche

Es una muñeca que dice no, no, no, no, no, no

Todo el día dice no, no, no, no, no, no

Nadie le enseñó nunca que se puede decir “Sí”

Sin siquiera escuchar dice no, no, no, no, no, no

sin mirarme dice no, no, no, no, no, no

sin embargo daría mi vida para que dijera sí

Pero es una muñeca que dice no, no, no, no, no, no

todo el día dice no, no, no, no, no, no

No, no, no, no…

Á Quoi Ça Sert L’Amour?

¿Para qué sirve el amor? Édith Piaf se había vuelto a enamorar en el ocaso de su vida. Una vez más. Su hombre era veinte años menor que ella y juntos cantaron el broche final de una leyenda.

La vida de Édith Piaf no tiene gran misterio: es un personaje público y los medios la han retratado y aireado hasta la saciedad. Su carrera es un canto al amor, a la vida y a la lucha. Nació con todas las de perder: según la leyenda, bajo una farola en el Boulevard de Belleville, un barrio bajo y popular de Paris, el 19 de diciembre de 1915. Aunque en realidad la leyenda como tantas veces no es del todo cierta, pero le viene muy bien al personaje.

Édith Gassion, hija de un acróbata y de una cantante de origen argelino, criada por sus abuelas y recogida por su padre para recorrer Francia como artistas ambulantes, huyó de su casa con 15 años para dedicarse a cantar. Con 17 años ya era madre soltera de una niña que moriría poco después de meningitis. Siguió cantando, cantaba en las calles, en Pigalle, en Belleville, hasta que Louis Leplée −empresario de cabarets de los Campos Elíseos− la descubrió. La bautizó “la niña Piaf”, usando su apellido como símil de lo que era: una mujer pequeña, de menos de metro y medio, que canta como un piaf (un ‘gorrión’).

Frágil, enfermiza y apasionada, Piaf se lanzó a la vida cantando entre guerras, muertes, amores; triunfó en los escenarios y representó a Francia, a Paris. Se enamoró de un legionario, de un cantante, de un boxeador, de otro cantante, de un actor, de otro empresario, de un ciclista… et ainsi de suite.

New York, el triunfo… el amor

Exprimió el sufrimiento y la felicidad al máximo: necesitaba ese timbre de voz para cantar, desde su metro 47 de altura, su vida desgarrada. Todo giraba en torno al amor. También fue actriz, compositora de canciones, descubridora de talentos.

En 1947 su fama es internacional. Triunfa en Estados Unidos y ya es parte de la “gente guapa”. Entre sus amigos: Jean Cocteau, Marlene Dietrich, Yves Montand…

Y llega Marcel Cerdan, el boxeador de moda, entrando en su vida: son la pareja que arrasa, están de moda. Pero él muere dos años más tarde en un accidente de avión. Piaf vuelve a enfrentarse a la cara amarga del amor.

La morfina y el alcohol también aparecen en su vida: la primera, para paliar los dolores de un accidente de coche; a pesar de varias curas de desintoxicación, tampoco la abandonaría. Pero sigue siendo portada de todas las revistas, protagonista del estrellato absoluto. Y sigue enamorándose.

Su boda con el cantante Jacques Pills duraría muy poco. Luego vendría Georges Moustaki. Y la poliartritis, el agotamiento, los desvanecimientos en escena… no obstante, logra salvar el Olympia, que estaba a punto de cerrar. La leyenda resiste.

Théo Sarapo: más amor

Cuando en 1961 le presentan a Théophanis Lamboukas, un cantante 20 años menor que ella, Édith Piaf ya está muy enferma y carcomida por su mala salud. Pero el amor no entiende de estas nimiedades: se casan un año más tarde.

Lamboukas, al principio contratado como secretario de Piaf, pasa a llamarse Teo Sarapo por su origen griego. Sa ra po, en griego, significa ‘Te quiero’. Cantaron juntos y juntos recogieron ovaciones. Su gran éxito, grabado en septiembre de 1962, es una canción escrita por Michel Emer (autor de grandes temas para Luis Mariano, Eartha Kitt o Ray Ventura, entre tantos otros): A Quoi Ça Sert L’Amour?

Parece una broma… tanto desgaste, tanto dolor pero el amor sigue presente y, aunque todo lo justifica, ¿para qué sirve? ¿Quién lo sabe?

Piaf y Sarapo lo expresaron como pocos: en el dúo Sarapo empieza la primera estrofa, Piaf responde, Sarapo sigue preguntando y la canción continúa entre ambos, como una lección de vida… entre maestra y alumno. Entre la artista y su marido, que para ella es “como un hijo que cuida a su vieja madre enferma”.

Pero fue un éxito absoluto que devolvió a la Piaf al candelero y que llenó, una vez más, las portadas de periódicos y revistas.

Una lección un poco inocente tal vez… pero una declaración de principios sin dudas. Piaf y el amor, el amor y Piaf… fue lo que la mantuvo viva y el motor de su arte. Siempre creyó en el amor, aún cuando se estaba muriendo. Aunque su amante fuera veinte años más joven, aunque supiera que ya no le quedaba mucho tiempo. Pero hay una explicación verídica. El amor viene no se sabe de dónde, te atrapa y te envuelve… y hace girar el mundo. No en balde todo, o casi todo, se hace por amor; o, al menos, en música, en literatura, en poesía…

El 10 de octubre de 1963, Piaf muere de un aneurisma. (Curiosamente, Cocteau fallece un día después.) Sarapo le sobrevivió diez años y se dedicó a poco. Tras una larga depresión reanudó su carrera y pagó las deudas de Édith.

Murió en 1970 en un accidente de coche. Ambos están enterrados en el cementerio parisino de Père-Lachaise.

À Quoi Ça Sert L’Amour?, la letra

À quoi ça sert l’amour?

On raconte toujours des histoires insensées

À quoi ça sert d’aimer?

L’amour ne s’explique pas!

C’est une chose comme ça!

Qui vient on ne sait d’où

Et vous prend tout à coup.

Moi, j’ai entendu dire que l’amour fait souffrir,

Que l’amour fait pleurer,

À quoi ça sert d’aimer?

L’amour ça sert à quoi?

À nous donner de la joie

Avec des larmes aux yeux…

C’est triste et merveilleux!

Pourtant on dit souvent

Que l’amour est décevant

Qu’il y en a un sur deux

Qui n’est jamais heureux…

Même quand on l’a perdu l’amour qu’on a connu

Vous laisse un goût de miel

L’amour c’est éternel!

Tout ça c’est très joli,

Mais quand tout est fini

Il ne vous reste rien qu’un immense chagrin…

Tout ce qui maintenant te semble déchirant demain, sera pour toi

Un souvenir de joie!

En somme, si j’ai compris,

Sans amour dans la vie, sans ses joies, ses chagrins,

On a vécu pour rien?

Mais oui! Regarde-moi!

À chaque fois j’y crois! et j’y croirai toujours…

Ça sert à ça, l’amour!

Mais toi, t’es le dernier!

Mais toi, t’es le premier!

Avant toi, y avait rien avec toi je suis bien!

C’est toi que je voulais!

C’est toi qu’il me fallait!

Toi qui j’aimerai toujours…

Ça sert à ça, l’amour!…

¿Para qué sirve el amor?

Sarapo:

¿Para qué sirve el amor? Siempre se cuentan historias insensatas.

¿Para qué sirve amar?

Piaf:

¡El amor no se explica! ¡Es algo así! Viene vete a saber de dónde y te atrapa de golpe…

Sarapo:

Yo oí decir que el amor hace sufrir que el amor hace llorar ¿Para qué sirve amar?

Piaf:

El amor ¿para qué sirve? Para darnos alegría con lágrimas en los ojos ¡Es triste y maravilloso!

Sarapo:

Sin embargo se dice a menudo que el amor es decepcionante que haya uno de los dos que nunca es feliz…

Piaf:

Incluso cuando lo has perdido el amor que has conocido te deja un sabor a miel ¡el amor es eterno!

Sarapo:

Todo esto es muy bonito pero cuando todo se acabó no te queda nada más que una pena inmensa…

Piaf:

Todo lo que ahora te parece desgarrador mañana será para ti un recuerdo alegre

Sarapo:

Resumiendo, si entendí bien sin amor en la vida sin sus alegrías y sus penas ¿hemos vivido para nada?

Piaf:

¡Pero claro! ¡Mírame! ¡Siempre creo en él! Y siempre creeré… ¡Para eso sirve el amor! Pero tú eres el último Pero tú eres el primero Antes de ti no había nada contigo estoy bien es a ti a quien quería eras tú quien me hacía falta a ti a quien siempre querré… ¡Para eso sirve el amor!

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121 стр. 3 иллюстрации
ISBN:
9788415930563
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