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Читать книгу: «Mentiras De Familia», страница 2

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CAPÍTULO TRES

Amethyst deambulaba por la acera perdida en sus pensamientos. Cuando había salido de la posada, notó que existía un puente que la conducía a un muro agrietado. Así que sin pensar demasiado hacia dónde quería dirigirse, se giró en esa dirección, buscando los efectos tranquilizadores que el lago tenía sobre ella. Por alguna razón siempre se dirigía hacia cuerpos de agua para pensar. Después de su encuentro con Cooper y Ben, se dio cuenta de que en verdad necesitaba reflexionarlo todo.

El encuentro la hizo sentir inquieta, algo que normalmente podía ignorar. Ben Anderson tenía un físico muy hermoso, contrario al de su mejor amigo. Mientras que la apariencia de Cooper tendía a ser oscura, Ben parecía más iluminado, con su cabello rubio y ojos azules. Él había sido muy claro al mostrar interés en ella, todo lo que necesitaba hacer era acercarse y aceptarlo. Ahora tenía dos magníficos hombres entre quienes elegir y no tenía ni idea de cuál le gustaba más.

Al llegar al puente de acero y alambre en la playa arenosa, su teléfono celular comenzó a sonar, buscando en su bolso de mano, Amethyst lo tomó. Hizo un gesto cuando miró el nombre de la persona que llamaba, Lyoness Keane, también conocida como su mamá, quien intentaba localizarla. Algo que Amethyst nunca esperaba que sucediera. Su madre podía ser tan voluble, como una bandada de palomas volando por el cielo. No podía ignorarla porque Lyoness Keane nunca se rendía. Tan solo se mantendría llamándola repetidamente hasta que Amethyst cediera y contestara. También podría saber lo que su madre quería. Terminaría la conversación tan pronto como pudiera. Además, no sería más fácil tratarlo más adelante. Amethyst presionó el botón de aceptar la llamada y se acercó el teléfono a la oreja.

“Hola, madre”. Intentó alejar la irritación de su voz, pero no pudo hacerlo. ¿Por qué le costaba tanto trabajo hablar con su madre?

“Querida, ¿dónde andas en estos días?”. La voz muy aguda de Lyoness llenó sus oídos.

¿Qué? ¿Por qué quería saber su ubicación actual? Otra mala señal, ¿cómo manejarlo? Mmmhhh…bueno, ¿debería ser honesta? ¿En verdad? ¿Qué daño podía hacer? Ningún motivo para comenzar a entrar en pánico aún. El corazón le latía en el pecho. Ahora era demasiado tarde para tranquilizarse cuando todo horrible escenario fluía por su cabeza. “Estoy en un ensoñador pueblito llamado North Point, Michigan”. Cansada de sonar indiferente, no estaba segura de haber tenido éxito. “¿Por qué madre?”.

Al ignorar por completo su pregunta, Lyoness preguntó. “¿Está en un lago? Amo los Grandes Lagos”.

Amethyst quería gritar, pero se abstuvo de hacerlo. Era mejor permanecer lo más calmada posible mientras trataba con su madre. En cambio, intentó cambiar de tema y le preguntó sobre su más reciente interés amoroso.

“¿Cómo está Saul?”.

Casi podía ver a su mamá frotarse las manos frente a ella mientras respondía: “Ay, ese idiota. Terminamos las cosas la semana pasada. Es momento de seguir adelante. Ya sabes cómo es. Ahora, cuéntame de este ensoñador pueblito. ¿Qué lago se encuentra allí?”.

Debía haber sabido que su madre y Saul habían terminado. A Amethyst le gustaría decir que con una sola mano podía contar a todos los amantes de su madre, pero sería una mentira. No, probablemente necesitaría una calculadora o algún tipo de software de contabilidad para tener un registro de todos ellos. Sí, habían sido tantos y había sido alucinante. Su madre y Saul habían terminado. La única sorpresa era lo rápido que había ocurrido. Este tenía que ser todo un récord para su madre.

Con un suspiro, alejó el teléfono de su boca y la cubrió para evitar que estallara un grito. Se controló y respondió: “el lago Michigan”.

Al otro lado del teléfono, Amethyst escuchó un fuerte chillido de placer. “Ay, eso está perfecto. ¿Dónde te estás hospedando? Llegaré mañana. Podemos pasar el rato y tener un tiempo de chicas. ¿Estás trabajando en una nueva historia? Estoy segura que esta será tan brillante como todas las demás. Puedo ayudarte a investigar un poco. Esto será muuuy divertido. No puedo esperar para verte, cariño”. Su madre seguía divagando y no le dio a Amethyst una oportunidad de interrumpirla. No es que ella se lo hubiera permitido. Su mente se apagó tan pronto su madre mencionó que la alcanzaría.

Justo como temía, su madre quería visitarla. Más bien, volverla loca. No hay manera de convencerla de no venir a North Point. Lyoness había decidido sus planes de viaje antes de hacer la llamada a Amethyst. Lyoness Keane hacía lo que quería, cuando lo quería. Todo lo que ella podía hacer era sonreír y soportarlo. Antes de que se rindiera por completo, Amethyst intentó convencerla de que se quedara en Florida.

“No sé, mamá. ¿Estás segura de venir hasta acá? Es todo un paseo desde el aeropuerto. Además, estás en Miami. Es hermoso allí”.

“Estoy harta de Florida. Necesito un cambio. Hace años que no visito Michigan. Pienso que es momento de volver allá. ¿Cuál es el nombre del hotel donde te alojas?”.

Como había pensado, había sido un esfuerzo inútil. Así que apretó los dientes antes de decir algo de lo que pudiera arrepentirse. En ocasiones, su madre podía ser tan demandante como un niño de dos años. Una vez que Lyoness Keane tenía una idea en su cabeza, podía convertirse en toda una batalla, incluso al sugerirle que tomara una decisión diferente. Así Amethyst le dijo a regañadientes el nombre de la posada. “Trenton-Hill Inn”.

Armada con la información por la cual había llamado, atolondradamente Lyoness dijo a Amethyst, antes de terminar la llamada. “Muy bien, bebé, te veo mañana. Besos”.

Amethyst tan solo miró su teléfono con desconcierto; su madre había colgado la llamada. Después de varios minutos volvió a meter su teléfono en su bolso y se dio la vuelta para caminar como autómata hacia la posada. Parecía que tenía que prepararse para la llegada de su madre al día siguiente. ¿Debía advertir a Cooper? Esto le daría un motivo para hablar con él. Sin saber si eso sería una buena idea, decidió no hacerlo. Por otro lado, la posada tenía que estar al tanto de que habría otro huésped en su habitación. De ninguna manera su madre tomaría otra habitación. Lo más probable era que estuviera al borde de la quiebra y no tuviera fondos personales. Ese era el motivo por el que buscaba a Amethyst cada vez que tenía un rompimiento. Los amantes de su madre pagaban todos sus gastos y una vez que terminaban su relación, sus fondos se agotaban.

Levantó la vista y vio que había llegado a la posada. Entró. Suspiró y se resignó ante la situación. Dio un pequeño agradecimiento por estar en una amplia suite con un sofá. Cuando entró en la posada se dio cuenta de que Cooper ya no se encontraba allí. Una joven mujer con cabello corto negro, ojos purpúreos y una sonrisa alegre, la saludó. “Hola, soy Olivia. ¿Cómo puedo ayudarle?”.

Le tomó un minuto a Amethyst superar la decepción de que Cooper no la ayudaría. No era que le importara, pero no podía negar su atracción hacia él. Había esperado tener otra conversación con él.

“Oh, pensé que Cooper se encontraba trabajando”.

Olivia asintió sin que su sonrisa dejara su rostro. “Oh, él está…o estaba, debería decir. Tuvo una emergencia con su papá, por lo que me llamó para que me encargara. ¿Usted es una de nuestros huéspedes?”.

“Oh. Lo siento, sí. Soy Amethyst Keane. Estoy en la habitación número trece. Necesitaba hacerle saber que mi madre, Lyoness Keane llegará mañana. Si no estoy aquí cuando ella llegue, ¿puede asegurarse de que reciba una llave de mi habitación?”

“Oh, por supuesto, dejaré una nota en nuestra computadora. ¿Hay algo más que necesite?”. Olivia anotó la información en una nota adhesiva amarilla y la colocó en el monitor de la computadora.

Ella realmente quería saber qué estaba ocurriendo con Cooper y su papá, por lo que añadió: “¿el papá de Cooper se encuentra bien? Lo siento, creo que eso es algo demasiado personal”. No debería estar entrometiéndose en los asuntos de Cooper. “En ocasiones no puedo evitar mi naturaleza curiosa”.

Olivia agitó sus manos en un gesto desdeñoso. “Oh, estoy segura que el Sr. Marchant se encuentra bien. Hace un año se retiró, cuando la mamá de Cooper falleció. Vive solo en la casa de Ghost Peak. De seguro se quedó atrapado en su techo. El viento derribó su escalera o algo así. Por fortuna tenía su teléfono celular en su bolsillo y llamó a Cooper por ayuda”.

¿Ghost Peak? Ese lugar parecía interesante, así que Amethyst preguntó: “Oh, es un nombre fascinante. ¿Por qué se llama así?”.

“Se rumora que es el sitio donde Easton Hill le pidió matrimonio a Marianne Trenton. Además de esta posada, la leyenda dice que cada año, en el día en que se lo propuso a ella, él se aparece”.

Amethyst podía sentir la emoción que empezaba a surgir en su interior. Había escuchado algunas historias de fantasmas acerca del pueblo. Ese fue uno de los motivos de que lo hubiera elegido para su próximo viaje. Quería obtener más información de parte de Olivia, pero se contuvo. “Guau, ¿es cierto? ¿Cree usted que el Sr. Marchant me permitiría visitarlo?”.

Olivia asintió con la cabeza. “No veo por qué no. Adora la compañía, especialmente porque está solo la mayor parte del tiempo. Además de Cooper, solo son él y su golden retriever, Molly. Probablemente le gustará que usted lo visite”.

Amethyst no pudo contener su emoción e hizo más preguntas a ritmo veloz. “Maravilloso, ¿Cree que esté bien que lo visite esta noche? ¿Cree que debo llamar primero? ¿Me daría las instrucciones para llegar a Ghost Peak?”.

Una enorme carcajada llenó el lugar mientras Olivia se cubría el pecho con su mano. “No, tan solo vaya. Es probable que Cooper siga allá. Espere un minuto y anotaré las instrucciones para llegar. Es una larga caminata, pero la vista es impresionante y vale la pena”.

Olivia continuó escribiendo algunos detalles de las instrucciones para llegar. La caminata anterior no había salido como originalmente pretendía que fuera, pero en ocasiones era mejor no planificar las cosas. Con la ayuda de Olivia, ya tenía el tema principal de su historia. Tal vez incluso podría acortar su visita y regresar a casa. Su madre seguramente la seguiría, de cualquier manera…

Se encargaría del asunto con su madre cuando llegara. No había razón para estresarse en este momento. Había cosas más importantes por investigar y explorar. Estaba a punto de tener la primera experiencia con la leyenda de Easton Hill. No podía esperar ver el lugar donde existía el rumor de que se había comprometido a su esposa, Marianne.

Olivia tomó el papel y se lo entregó a Amethyst. “Aquí tiene. Fue un placer conocerla, Amethyst. Buena suerte”.

Amethyst asintió con la cabeza, mientras decía a Olivia: “gracias por toda su ayuda. Que tenga una linda tarde”.

Después dio la vuelta y salió de la posada. Nada como el primer indicio de una historia para hacer que su sangre se sacudiera con entusiasmo, y con paso rápido empezó a caminar por la ruta que Olivia había indicado en la nota. Pronto empezaría a reunir los detalles de este fantasma del pueblo y de la rica historia que lo convertía en una leyenda.

CAPÍTULO CUATRO

Cooper acababa de poner la escalera en el cobertizo cuando vio a Amethyst caminando hacia la casa. Se detuvo un minuto para apreciar lo bella que se veía con el viento soplando su cabello. Su intento de retirarlo había sido fallido debido al día ventoso. Los finos mechones soplaban sin rumbo por su rostro, mientras caminaba por el sendero que conducía al porche delantero. ¿Qué la había conducido hasta él? Tal vez era la chica que había esperado encontrar un día. Sabía algo de seguro; está más que dispuesto por averiguarlo. Cooper creía en su corazón que ella era especial.

Llegó a los escalones y llamó a la puerta principal. Su papá, Roman Marchant abrió la puerta y la saludó. Finalmente su padre se encontraba bien y podía mostrar un semblante de felicidad. La madre de Cooper había tenido una larga lucha contra la leucemia y hacía un año que había perdido la batalla. La pérdida había devastado a su padre. Su oscuro cabello ahora tenía vetas grises y sus ojos azules tenían una tristeza que nunca antes habían tenido. Le había costado mucho seguir adelante sin su amada esposa. Ayudaba que el mejor amigo de su padre, Nicholas Drake pasara el verano en el pueblo. Después de haberse lesionado en el trabajo, Nicholas buscó un lugar para recuperarse y North Point era un buen lugar, como cualquiera. Pronto llegaría.

Cooper caminó hacia la puerta trasera y entró a la casa. Pasó por la cocina y llegó al frente de la casa donde podía escuchar a su padre, mientras se aproximaba. “No, está bien. Por favor, entre. No tenemos muchas visitas por aquí, especialmente tan encantadoras como usted”.

Cooper tomó eso como la señal para entrar a la habitación. “¿Quién está aquí, papá?”.

Roman llevó su mano al pecho fingiendo un susto. “Cooper no deberías acercarte así sigilosamente a un anciano. Podrías haberme provocado un ataque al corazón”.

Cooper puso los ojos en blanco, ignorando el intento de humor de su padre. “Estoy seguro de que estarás bien, papá”. Miró rápidamente a Amethyst. “Además estás muy lejos de ser un anciano”. Ella comenzó a arrastrar sus pies mientras los miraba intercambiar palabras. Cooper pensó que se veía absolutamente adorable al morderse el labio inferior mientras los observaba. “Hola, Amethyst, ¿qué haces aquí?”.

Ella puso su atención en él. “Esperaba dar una vuelta por Ghost Peak Island. Mmmh, bueno también me preguntaba si podías señalarme exactamente hacia dónde encontrarla”.

Su padre se unió a la conversación con una mirada confusa en su rostro. “No sabía que se conocían ustedes dos”.

Cooper miró a su padre y contestó: “Amethyst es huésped en la posada. Nos conocimos esta mañana cuando se registró”.

Roman sonrió a Amethyst, mostrando orgullo en sus ojos. “Tiene un gusto maravilloso, querida. Trenton-Hill Inn es el mejor lugar para hospedarse en Michigan”.

Cooper se rió de la presunción de su padre. “Simplemente es prejuicioso porque ha estado en la familia por generaciones”.

Amethyst asintió con la cabeza. “No lo culpo. Yo estaría emocionada también si mi familia tuviera un valioso pasado. En verdad es una posada hermosa. He viajado a muchos lugares. Algunos inclusive exóticos y su posada es por mucho una de mis favoritas”.

Roman le dirigió a Amethyst una mirada perpleja. “Eres muy joven para haber viajado tanto. ¿Qué hace tu familia?”.

Amethyst odiaba cuando la gente comentaba acerca de su edad. No importaba cuántos años había vivido. A su madre le gustaba decir que tenía un alma vieja para alguien cercano a los veinte años. “Mmh, bueno no sé qué hace mi padre…nunca lo conocí. Mi mamá, bueno, puede decirse que es una especie de empresaria. Siempre probando nuevas ideas en nuevos lugares. Nunca se aferra a nada”.

Roman movió su cabeza como si lo entendiera, pero sus ojos contaban una historia diferente. “Ah, ya veo”. Al mirar a su hijo, preguntó: “Cooper, ¿Quieres darle el recorrido por la isla?”.

Cooper asintió con la cabeza a su padre. Nada lo haría más feliz que acompañar a Amethyst por la isla. No podía haber pedido una mejor oportunidad si lo hubiera arreglado él mismo. Ben, no se encontraba tampoco por ningún lado para interferir con su tiempo a solas con Amethyst. Hasta ahora iba ganando la competencia que su amigo había comenzado.

Había aprendido mucho sobre ella en línea. Ella no le había dado mucho para continuar, pero la revista ASK presentaba sus artículos de manera destacada. También había escrito algunos editoriales en casi todas las ediciones. Al considerar sus iniciales, había supuesto que la revista podría desempeñar un papel más importante en su vida, de lo que ella le había hecho creer. Él le había preguntado exactamente qué tan involucrada estaba y si la revista llevaba su nombre debido a ella.

Mientras tanto, Cooper aprovecharía el momento para contarle acerca de la leyenda local del pueblo. Resultaba que Cooper y Roman eran los expertos locales. Todos conocían las historias, pero solo la familia Marchant poseía cada uno de los diarios de Marianne. Estos estaban entre las muchas cosas que había abandonado en la posada cuando huyó de North Point.

“Si me sigues, puedo mostrarte el lugar. Hay muchos lugares interesantes por aquí”.

Amethyst caminó al lado de Cooper, con sus ojos llenos de emoción. “No puedo esperar. Estoy lista cuando tú lo estés”.

Esta tarde prometía ser la mejor de su vida. Le sonrió y le hizo un gesto para que lo siguiera. Mientras caminaban por el sendero, la condujo hacia la parte trasera de la casa y se detuvo al borde del acantilado. Las olas del lago chocaban contra un lado ded formación rocosa en el fondo. Al mirar hacia el lago, un pequeño pico pedregoso gris, negro y blanco se encontraba en una pequeña isla a corta distancia de las rocas de abajo. Desde donde estaban parados, parecía que podían alcanzarlo y tocarlo.

Cooper tocó su hombro y señaló hacia la pequeña isla. “Allí está Ghost Peak. No es una montaña en realidad, pero nos gusta pensar que es nuestra isla privada. El agua tuvo un extraño efecto en ella y con los años se formó la isla con su pequeña montaña. La formación siempre ha estado aquí, bueno, desde antes de que este pueblo se convirtiera en lo que es. No fue nombrada como Ghost Peak Island hasta después de la muerte de Easton Hill”.

Amethyst se apartó del lago para mirarlo a él. “¿Por qué recibió ese nombre? ¿Cómo podía tener algo que ver con la muerte de Easton Hill?”, ella inclinó su cabeza y miró hacia Ghost Peak.

Cooper ocultó una sonrisa. En este momento podía darle cualquier información que quisiera. Tenía su atención embelesada y no estaba dispuesto a desperdiciarla. “De acuerdo con la leyenda de Easton Hill, remaba en un bote junto con Marianne Trenton hacia la isla. Iban a pasar un día de campo. Mientras se encontraban allí, él le propuso matrimonio y poco tiempo después, se casaron. Este resultó ser uno de sus lugares románticos favoritos. Eso no ha cambiado mucho con los lugareños. A muchos de nosotros nos sigue gustando pasar el tiempo en la isla, cuando tenemos oportunidad”.

Amethyst agitó su cabeza y dijo: “entonces, debería ser Love Peak, no Ghost Peak. (Nota de la traductora: al usar Love-amor en el nombre, se hace alusión a que era más un lugar romántico que de fantasmas: ghost). Eso no encaja. ¿Entonces allí le propuso matrimonio? ¿Por qué lo convierte en un lugar que implica a un fantasma?”.

Era tan adorable que él quería abrazarla. “Debería ser, pero no lo es”.

Amethyst inclinó su cabeza como intentando darle sentido a ello. “No lo entiendo. Explícame”.

“La explicación simple es que él va allí en busca de su esposa. Él la perdió, o ella lo perdió, dependiendo de cómo lo veas. Así, él la visita un día al año esperando encontrarla en el lugar. Hasta ahora no ha tenido mucha suerte, pobre bastardo”. En verdad era una triste leyenda…

“Eso es increíblemente triste. ¿En qué día visita la islita?”. Mordisqueó la parte superior de su labio inferior. Él deseó que hubieran podido ser más cercanos y así poderla besar. Ella tenía una boca apetecible y sus dientes la hacían ver más llena, aunque en verdad no influían en ello.

Cooper se encogió de hombros y dijo: “No estoy seguro. Se han mencionado muchas fechas diferentes. Podría decirte cuándo se casaron y hacer una suposición…pero ni el diario de Marianne dice exactamente en qué fecha salió de allí. Ellos se casaron el 1º de abril de 1953.

“¿El Día de los Inocentes? Qué interesante…”. Hizo una pausa y lo miró. Sus ojos se abrieron cuando dijo: “espera, ¿tienes algunos de sus diarios? ¿Puedo leerlos?”. La emoción inundó su voz cuando sus ojos prácticamente le suplicaron.

Había sido tan fácil llevarla hacia la dirección que él quería que ella fuera. Ni siquiera se había dado cuenta de que había sido engañada. Todo iba maravillosamente y pronto descubriría si era tan especial como él lo creía. Mientras más tiempo pasaran juntos, habría mejores oportunidades de involucrarse más. “No lo sé. Son un tipo de herencia familiar y tienen más de medio siglo…”.

“Oh, prometo ser extremadamente cuidadosa. Si me permites leerlos, claro”. El entusiasmo invadió su voz mientras hablaba.

Fingió que sería muy complicado permitirle ver los diarios. “Bueno, la cuestión es que no te conozco lo suficiente y ¿cómo puedo confiar en que no huirás con ellos?”.

Ella inclinó su cabeza como para considerar cómo avanzar. “Bueno, si te hace sentir tranquilo, ¿quizá puedas estar conmigo cuando los revise? De esa manera te darás cuenta de que no arruine nada que no deba”.

Maravilloso, ni siquiera había tenido que sugerirlo. En realidad, ella estaba haciendo todo demasiado sencillo para él. No es que tuviera alguna intención de quejarse, “mmhh…bueno supongo que puede funcionar. De cualquier forma, ¿por qué estás tan interesada en Marianne y en Easton?”.

“Soy escritora…”. Sacudió su cabeza. “Pero supongo que ya lo sabías. Lo mencioné antes, cuando nos conocimos”. Amethyst suspiró. “Me encanta descubrir cosas interesantes acerca de los lugares que visito. Admito que selecciono lugares que ya me intrigan y espero desentrañar la historia de tu pueblo y usarla en mis artículos. Me topé con la posibilidad de fantasmas en este pueblo y pensé que sería una maravillosa distinción. Me gustaría escribir la verdad y no un artículo especulando acerca de la existencia de fantasmas. ¿Me ayudarás?”.

“Podría hacerlo. ¿Ya has escrito algo? ¿Me lo muestras?”.

“No lo sé, es que no me gusta compartir algo hasta que lo haya terminado por completo. Tal vez cuando lo termine, ¿pueda enviarte una copia?”.

Oh, esa es una buena idea. Eso le daría una razón para mantenerse en contacto si dejaba el pueblo. Él esperaba que pudieran desarrollar una relación y que decidiera quedarse, pero en caso de no resultar como planeaba, necesitaba un plan de respaldo. “Eso sería fantástico. Estoy deseoso de leer tu historia”.

Una brillante sonrisa se formó en su rostro. “Bien, entonces me aseguraré de enviártela. Ahora, ¿me dejarás ver esos diarios?”.

“Supongo que puedo hacerlo. Camina conmigo de regreso a casa. Necesito hacer saber a mi papá que volvemos a la posada”.

Prácticamente, Amethyst daba saltos a su lado mientras se dirigían a la casa. “Muchas gracias por permitirme verlos. Esto es más de lo que esperaba encontrar”.

Él esperaba que esos diarios estuvieran a la altura de sus expectativas. Hasta ahora, la encantadora mujer ante él, lo estaba. Ella tenía todas las cualidades que Cooper buscaba en una chica. Tan solo necesitaba manejarlo correctamente para que ella sintiera lo mismo por él.

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399
460,19 ₽
Возрастное ограничение:
0+
Дата выхода на Литрес:
17 августа 2020
Объем:
167 стр. 13 иллюстраций
ISBN:
9788893987806
Правообладатель:
Tektime S.r.l.s.
Формат скачивания:
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