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Pregúntale a Alicia
Pregúntale a Alicia Anónimo
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D.R. © Editorial Lectorum, S.A. de C.V., 2007
Centeno 79-A, Col. Granjas Esmeralda
C.P. 09810, México, D.F.
Tel.: 55 81 32 02
www.lectorum.com.mx
ventas@lectorum.com.mx
Primera edición: junio de 2007
ISBN 10: 970-732-218-7
ISBN 13: 978-970-732-218-9
Características tipográficas aseguradas conforme a la ley.
Prohibida la reproducción parcial o total sin autorización escrita del editor.
Índice
1 .
2 Primer diario
3 Segundo diario
4 Epílogo
.
Pregúntale a Alicia se basa en el auténtico diario de una muchacha de quince años adicta a las drogas. Es una exacta declaración sobre el mundo de las drogas en los adolescentes de la clase media.
No ofrece ninguna solución. Sin embargo, es una crónica específica y sumamente personal. Como tal, esperamos que conduzca a los vericuetos del mundo en que vivimos, cada vez más complicado...
A petición expresa de los afectados, se modificaron nombres, fechas, lugares y ciertos acontecimientos.
Primer diario
Septiembre 16
Recuerdo que ayer me sentía la persona más feliz de la Tierra, de la galaxia, de todo lo creado por Dios. ¿Fue ayer o lo sentí hace muchos años? Me parecía que la hierba nunca había tenido tanto aroma, que el firmamento nunca había estado tan alto. Ahora, todo se derrumba sobre mi cabeza, quisiera fundirme en la atmósfera y dejar de vivir. ¡Oh! ¿Por qué no me evaporo? ¿Cómo podré mirar frente a frente a Sharon, a Debbie y a los demás chicos y chicas? ¿Cómo? A estas horas la noticia debe de haberse extendido por toda la escuela. Estoy segura. Ayer compré este diario porque creí tener, por fin, algo digno de contarse, grande y maravilloso, tan íntimo que no podría compartirlo con ninguna persona, sólo conmigo. Y ahora, como todo lo demás en mi existencia, resulta que no es absolutamente nada.
Ayer, cuando Roger me pidió que saliéramos juntos, pensé que me iba a morir de felicidad. Y así fue. Ahora el mundo es frío, gris e insensible. No sé cómo me hizo esto precisamente a mí, que lo he amado desde que tengo uso de razón, que esperé toda mi vida a que se dignara a mirarme.
Mi madre anda refunfuñando para que limpie mi cuarto. ¿Cómo puede regañarme así, ordenarme que arregle la habitación cuando me siento morir? ¿No podré estar nunca a solas con mi alma?
Diario: tendrás que esperar hasta mañana, si no me echarán otra vez el rollo sobre mi actitud, mi falta de madurez, y etcétera. ¡Hasta luego!
Septiembre 17
Hoy la escuela fue una pesadilla. Tenía miedo de encontrarme con Roger en cada rincón del pasillo y, sin embargo, temía desesperadamente no verlo. Me decía a mí misma: “Debió pasar algo y él lo explicará”. A la hora de comer tuve que decir a las chicas por qué no aparecía. Fingí que no me importaba pero, ¡oh, Diario!, ya lo creo que me importa. Tanto me afecta que siento como si dentro de mí todo se hubiera hecho pedazos. ¿Cómo puedo sentirme tan miserable, turbada, humillada, apaleada, y hablar todavía, funcionar, sonreír y concentrarme? ¿Cómo pudo hacerme esto Roger? Yo no le haría daño a una mosca. No podría lastimar a nadie ni física ni emocionalmente. ¿Entonces cómo puede lastimarse la gente con tanta saña? Incluso mis padres me tratan como si fuera una estúpida, un ser inferior y sin remedio. Me imagino que siempre defraudaré. Seguramente no estoy a la altura de lo que quisiera ser.
Septiembre 19
Fue el cumpleaños de papá. Nada especial.
Septiembre 20
Hoy es mi cumpleaños. Tengo quince años. Nada.
Septiembre 25
Querido Diario:
Hace casi una semana que no escribo porque no me ha pasado nada interesante. Los viejos y necios maestros de siempre, enseñando las viejas necedades de siempre en la vieja y necia escuela de siempre. Tengo la impresión de que estoy perdiendo interés por todo. Al principio creí que la escuela de bachillerato sería divertida, pero todo es aburrido. Tal vez se deba a que estoy creciendo, a que la vida se va volviendo más asquerosa. Julie Brown celebró una fiesta, pero no fui. He engordado más de tres kilos; tres feos, grasientos, torpes, babosos kilos, y sin nada que ponerme. Empiezo a tener un aspecto tan blando como mi estado de ánimo.
Septiembre 30
¡Maravillosas noticias, Diario! Nos mudamos. A papá lo requirieron como decano de la facultad de Ciencias Políticas. ¿No es excitante? Quizás ahora las cosas sean como antes, como cuando yo era más chica. Tal vez mi padre vuelva a dar clases en Europa cada verano y entonces, como acostumbrábamos, nos iremos con él. ¡Oh, qué tiempos más divertidos aquellos! Voy a ponerme a dieta. Cuando nos cambiemos de casa seré otra persona. Ni un mordisco más al chocolate, ni una papa frita volverá a cruzar mis labios hasta que no haya perdido cinco kilos de redondeces y de bultos de grasa. Voy a renovar completamente mi vestuario. ¿Qué me importa el ridículo Roger? Confidencialmente te diré, Diario, que todavía me importa. Supongo que lo amaré siempre, pero antes de que nos vayamos, cuando yo esté más delgada, y mi piel, ahora tan dañada, sea tersa como el raso y los pétalos de rosa, cuando tenga vestidos como de maniquí, entonces me pedirá que salga otra vez con él. ¿Qué le diré entonces? ¿Lo dejaré colgado o —me temo que sí— seré débil y me iré con él?
¡Por favor, Diario, ayúdame a ser fuerte y firme! Ayúdame a hacer gimnasia cada mañana y noche, a limpiar mi cutis, a comer debidamente, a ser optimista, agradable, positiva, risueña... ¡Quisiera tanto ser alguien importante o, sencillamente, que de vez en cuando me invitase algún muchacho! Tal vez la nueva “yo” sea diferente.
Octubre 10
He bajado kilo y medio de peso y estamos tratando de organizar la mudanza. Nuestra casa se puso en venta y mis papás se han dado a la tarea de buscar nueva vivienda. Yo estoy aquí con Tim y Alexandria y, aunque no lo creas, no me molestan para nada. Todos estamos emocionados y hacen lo que les ordeno, me ayudan en la casa, las comidas y lo demás... o casi. Supongo que papá va a tomar posesión de su nuevo cargo antes de que acabe el curso. Está ilusionado como un muchacho con zapatos nuevos, y todo se parece a los viejos tiempos. Nos sentamos alrededor de la mesa, reímos, bromeamos y, juntos, hacemos proyectos. ¡Es formidable! Tim y Alex insisten en que quieren llevarse todos sus juguetes y cachivaches. Personalmente, me gustaría tenerlo todo nuevo, excepto mis libros, claro: son parte de mi vida. Me habría muerto sin ellos, pues me acompañaron cuando me atropelló un coche y permanecí tanto tiempo enyesada. Incluso ahora no sé, exactamente, lo que en mí es mío y qué parte he sacado de los libros. Pero, de todos modos, ¡es formidable! La vida es realmente fantástica, magnífica, estimulante; estoy impaciente por ver qué hay a la vuelta de la esquina y de todas las esquinas futuras.
Octubre 16
Mis papás regresaron hoy. ¡Viva, tenemos casa! Es un gran caserón de estilo español, y mamá está encantada. ¡No puedo aguantarme! ¿Cuándo nos iremos? No puedo esperar. No puedo. Tomaron fotos y estarán listas dentro de tres o cuatro días. No puedo esperar, no puedo. ¿Que ya lo he dicho un millón de veces?
Octubre 17
Hasta la escuela me parece de nuevo apasionante. Tuve la mejor calificación en álgebra y en todo lo demás tendré buenas notas. Lo peor es el álgebra. Si paso en esto, lo demás no me preocupa. En general me puedo considerar afortunada si logro aprobar, incluso cuando me mato de tanto estudiar. Parece como si, al ir bien una cosa, todo lo demás tuviera que ir igual. Hasta me llevo mejor con mamá. Ya no me regaña tanto. Realmente no puedo precisar cuál de las dos ha cambiado. ¿Me estoy comportando como la persona que ella quisiera ver en mí para no tener que estar siempre recordándomelo, o es que ella misma es menos exigente...?
Incluso he visto a Roger en los pasillos; ya no me interesa, en absoluto. Dijo: “Hola” y se detuvo para hablarme, pero yo, sencillamente, pasé de largo. Ya no me sorberá más el seso. ¡Vamos! Ya sólo falta poco más de tres meses.
Octubre 22
Scott Lossee me invitó a ir al cine el viernes. Perdí casi cinco kilos, pero todavía me gustaría perder otros tantos. Mamá dice que yo no puedo estar tan flaca, pero ella no sabe. Yo sí sé. No he probado un dulce desde hace tanto, incluso he olvidado su sabor. A lo mejor el viernes por la noche vamos a cenar y me como unas fritangas. ¡Ummmm...!
Octubre 26
Ir al cine, con Scott, fue divertido. Al salir fuimos a comer seis maravillosas, deliciosas, sabrosas, celestiales fritangas. ¡Aquello era vida! No siento por Scott lo que sentía por Roger. Supongo que éste ha sido mi único gran amor, pero qué bueno que todo terminó. Imagínate: en mi primer año de bachillerato y con quince años, y terminó para siempre mi único y gran amor. En cierto modo parece algo trágico. Quizás un día, cuando vayamos a la universidad, nos encontremos nuevamente. ¡Ojalá! Lo deseo. El verano pasado, en la fiesta de Marion Hill, alguien trajo una revista Playboy, que llevaba una historia sobre una muchacha que se acostó por primera vez con un muchacho y lo único que se me ocurrió fue pensar en Roger. Ni siquiera deseo relación sexual con ninguna persona, jamás. Juro morir virgen si Roger y yo no nos juntamos. No podría soportar que otro chico llegara a tocarme. Ni siquiera estoy segura de permitírselo a Roger.
Tal vez más tarde, cuando sea mayor, me sentiré distinta. Mi madre dice que a medida que una muchacha crece, las hormonas invaden nuestras venas, aumentando nuestro deseo sexual. Supongo que yo crezco despacio. He oído contar algunas historias salvajes sobre ciertas chicas de la escuela, pero yo no soy como ellas, yo soy yo y, además, eso del sexo parece algo tan extraño, tan inconveniente, tan inoportuno...
Pienso en el profesor de cultura física enseñándonos danza moderna y diciéndonos constantemente que así nuestros cuerpos se harán fuertes y sanos para la maternidad. Luego, parece como si tocara el arpa y dice que todo ha de ser gracioso. No concibo que el sexo o llevar un bebé en el vientre sean algo gracioso. Debo irme. Hasta pronto.
Noviembre 30
Querido Diario:
Siento no haber hablado contigo el día de Acción de Gracias. ¡Fue tan agradable! Los abuelitos estuvieron dos días con nosotros y recordamos los viejos tiempos, sentados sobre el suelo de la sala. Papá ni siquiera fue a su trabajo en todo ese tiempo. Abuelita nos hizo caramelo espumoso, como nos solía hacer cuando éramos pequeños. Incluso papá se chupó los dedos. Todos nos reímos mucho; Alex se llenó el pelo de caramelo y al abuelito se le atascó en la dentadura postiza y casi nos pusimos histéricos de tanto reír. Sienten mucho que nos mudemos tan lejos de ellos; nosotros también lo lamentamos. El hogar, sin los abuelitos de vez en cuando, no será el mismo. Realmente, espero que papá haya acertado al decidir este cambio.
Diciembre 4
Querido Diario:
Mamá no quiere que yo siga a dieta. Te diré, como un secreto sólo entre nosotros: eso no es asunto suyo. Es cierto que las dos últimas semanas he tenido un resfriado, pero yo sé que no lo provocó la dieta. ¿Cómo puede ser tan estúpida e irracional? Esta mañana, como de costumbre, yo estaba tomando jugo como desayuno, y me obligó a comer una rebanada de pan blanco, huevos revueltos y un pedazo de tocino. Probablemente todo esto tenga cuatrocientas calorías, tal vez seiscientas o setecientas.
No sé por qué no me deja vivir mi vida. A ella no le gusta verme como una vaca, a nadie le gusta, ni a mí misma. Y qué tal si me meto el dedo en la garganta después de comer, para vomitar. De nuevo me obliga a cenar, justo cuando había bajado de peso hasta casi el que yo quería y ya no tenía que combatir los calambres del hambre. ¡Oh, qué problema son los padres! De esto, Diario, no debes preocuparte; sólo yo. Me imagino que no has tenido suerte conmigo.
Diciembre 10
Cuando te compré, Diario, iba a escribirte religiosamente todos los días, pero a veces no me pasa nada digno de escribir, y otras veces estoy demasiado ocupada, aburrida, enfadada, preocupada o demasiado yo misma para hacer algo que no sea obligatorio. Supongo que soy una amiga bastante asquerosa, aun contigo. De todos modos, me siento más cerca de ti que de Debbie, de Marie o de Sharon, que son mis mejores amigas. Incluso con ellas no soy realmente yo misma. En parte soy otra; tratando de encajar, de decir cosas apropiadas, de hacer las cosas requeridas, de estar en el lugar más indicado, de vestir como visten todos. A veces pienso que cada uno trata de ser la sombra de otro; compramos los mismos discos y hacemos como los demás, aunque no nos guste. Los chicos son como robots, piezas en línea para el montaje, y yo no quiero ser un robot.
Diciembre 14
Acabo de comprar, como regalo de Navidad para mi mamá, el más maravilloso de los broches de una sola perla. Me costó muy caro, pero creo que lo vale. Es una perla de cultivo, lo cual quiere decir que es auténtica. Se parece a mamá. Suave y brillante, pero sólida y resistente en su interior, confío en que no parecerá fuera de lugar. ¡Oh, espero que le guste! ¡Quisiera tanto que le gustara y que, por la perla, le gustara yo! Todavía no sé qué comprarles a Tim y a papá, pero es más fácil comprar para ellos. A papá me gustaría regalarle un bonito plumero dorado, para que lo coloque sobre el nuevo escritorio de su despacho, y que le hiciera pensar en mí cada vez que lo viera, incluso en medio de conferencias importantes con todas las personas que rigen en el mundo; pero, como de costumbre, no puedo permitirme más que una fracción de las cosas que quiero.
Diciembre 17
Lucy Martin organiza una fiesta navideña; para esta ocasión yo debo llevar una ensalada hecha a base de gelatina. Al parecer la reunión será muy divertida (así lo espero). Me he hecho un nuevo vestido de lana blanca y rala. Mamá me ayudó y es realmente bonito. Espero que un día pueda coser tan bien como ella. Es más: espero algún día ser como ella. Me pregunto si a ella, a mi edad, le inquietaba no gustarle a los chicos y ser amiga a medias de las chicas. Me pregunto si entonces los chicos eran tan sensuales como ahora. Por lo que dicen las chicas al hablar de nuestras parejas, ahora todos los muchachos son así. Ninguna de mis amigas ha ido hasta el fin, pero imagino que otras chicas de la escuela sí llegaron. Me gustaría hablar con mi madre sobre estas cosas, porque verdaderamente no creo que muchas chicas sepan de qué hablan, al menos no puedo creerme todo lo que cuentan.
Diciembre 22
La fiesta de los Martin fue divertidísima. Dick Hill me trajo después a mi casa. Tenía el coche de su padre y dimos una vuelta por la ciudad; vimos las iluminaciones y cantamos villancicos. Todo esto parece cursi, pero no lo fue. Al llegar a casa me besó, me dijo buenas noches... y eso fue todo. Me puse algo nerviosa, pues no sé si no le gusto o sencillamente me respeta. Pase lo que pase, no puedo estar segura de nada. A veces me gustaría salir con algún chico, así sabría que tengo pareja, alguien con quien hablar, pero mis padres no creen en esto; además, confidencialmente, nadie se ha interesado por mí. A veces pienso que nunca interesaré a nadie. La verdad es que los chicos me gustan mucho, alguna vez creo que incluso me gustan demasiado, pero no soy popular. Desearía ser popular y hermosa, rica y con talento. ¿No sería formidable ser así?
Diciembre 25
Es Navidad. Maravillosa, magnífica, feliz, santa Navidad. Soy tan dichosa que apenas puedo contenerme. Me han regalado libros y discos, una falda que me encanta y muchas chucherías. A mamá le encantó el broche. ¡Le gustó de verdad! ¡La embelesó! Se lo puso inmediatamente sobre su vestido de fiesta y lo llevó todo el día. ¡Estoy tan contenta de que le haya gustado! Los abuelitos estuvieron aquí, y el tío Arthur y la tía Jeannie con los críos. Fue algo formidable. Creo que la Navidad es la mejor época del año. Todo el mundo se siente afectuoso y seguro, y necesitado y querido (hasta yo). Ojalá fuese siempre así. ¡Qué rabia pensar que el día termina! No sólo porque ha sido un gran día, sino porque será nuestra última festividad en está adorable casa.
Adiós, querida casita, engalanada con guirnaldas festivas y sagradas, iluminada de vivos colores. Te amo, casa. ¡Te echaré de menos!
Enero 1
Anoche estuve en la fiesta de fin de año en casa de Scott. Los chicos perdieron los estribos. Algunos empinaron el codo con exceso. Yo me vine temprano, argumenté que no me encontraba bien; la verdad es que tengo tal ansiedad porque nos mudamos dentro de dos días, y esto hace que yo no sea yo. Estoy segura de que no pegaré el ojo durante las dos noches que faltan. Piensa, Diario, que nos vamos a un nuevo hogar, una nueva ciudad, un nuevo distrito y un nuevo estado, todo a la vez. Mamá y papá conocen unas cuantas personas de la Facultad y, al menos, ya tuvieron ocasión de conocer la nueva casa. Yo vi fotos, pero sigue pareciéndome extraña, grande, fría y de mal agüero. Deseo que me guste y que se adapte a nosotros.
Honestamente no me atrevería a decírselo a nadie más que a ti, Diario, pero no estoy muy segura de abrirme paso en una nueva ciudad. Apenas lo conseguí aquí, donde conozco a todos y todos me conocen. Ni siquiera me he permitido pensar en ello pero, realmente, la nueva situación no me ofrece gran cosa. ¡Oh, Dios, ayúdame a adaptarme, a ser aceptada, a ser parte; no permitas que me excluyan de la sociedad, que sea un lastre para mi familia! Ya estoy otra vez llorando. ¡Otra vez! ¡Qué lata!, pero no puedo remediarlo. Es todo lo que puedo hacer ante la idea del cambio. Ya estás mojado otra vez. Menos mal que los diarios no se resfrían.
Enero 4
Ya hemos llegado. No son más que la una y diez del 4 de enero; Tim y Alex ya se han peleado, y mamá o tiene el estómago revuelto o está trastornada por tanto jaleo; sea lo que sea, papá tuvo que parar dos veces el coche para que ella pudiera vomitar. Algo va mal y las luces no funcionan; creo que incluso papá estuvo tentado de dar media vuelta y regresar a casa. Mamá había hecho un croquis indicando dónde quería que los empleados de la empresa de mudanzas colocaran las cosas, pero ellos lo han enredado todo. De modo que nos disponemos a desenrollar las mantas y dormir en la cama que esté más a mano. Me alegra haber traído mi pequeña linterna de bolsillo, al menos veo para escribir. Confidencialmente: la casa tiene un aspecto muy raro y fantasmal, pero tal vez es porque no tiene cortinas ni nada. Probablemente mañana se vea todo más alegre. Verdaderamente, no podía tener peor aspecto.
Enero 6
Perdona por no haber escrito los dos últimos días, pero no hemos parado. Todavía no hemos terminado de colocar las cortinas, de abrir las cajas y paquetes y sacar las cosas. La casa es hermosa. Las paredes son de madera recia y oscura y hay dos escalones que conducen a la sala de estar. He pedido perdón a cada habitación por lo que anoche pensé de ellas.
Sigo preocupada con la escuela, y hoy debo asistir. Me habría gustado que Tim tuviera que frecuentar la escuela de bachillerato. Incluso un hermanito pequeño sería mejor que nadie, pero apenas está en su segundo de primaria. Ya ha conocido por la calle a un niño de su misma edad y esto debería alegrarme, pero no me alegra: me entristece. Alexandria todavía va a la primaria; uno de sus maestros vive cerca de aquí y tiene una hija de la misma edad, de modo que al terminar sus clases irá directamente a la casa de ellos. ¡Qué suerte poder hacerse con amigos y con todo! Para mí, como siempre: nada. Un inmenso nada, y probablemente es lo único que merezco. ¿Irán vestidos como en casa los chicos de mi escuela? Espero que no sea tan distinta a ellos como para que se queden mirándome todos. ¡Oh, cómo me gustaría tener una amiga! Pero será mejor fingir una gran sonrisa, mamá me está llamando y debo contestar con una “actitud que determinará mi actitud”. Uno, dos, tres: allá va la mártir.
Enero 6, noche
¡Oh, Diario, ha sido algo horroroso! Es el sitio más solitario y más frío del mundo. Durante el interminable día no me ha dirigido la palabra ni una sola persona. A la hora del almuerzo me fui corriendo a la enfermería y dije que me dolía la cabeza, luego falté a mi última clase, me fui a la tienda y pedí un chocolate, dos raciones de papas fritas y un refresco gigante. La vida debe tener algo digno de ser vivido. Mientras comía me odiaba por ser tan infantil. Estoy tan lastimada porque pienso que, probablemente, yo hice lo mismo a todos los nuevos alumnos que llegaron a mis anteriores escuelas: ignorarlos totalmente o mirarlos como a bichos raros. Así que ahora soy yo quien recibe desaires, y supongo que lo tengo merecido pero, ¡cómo me duele! Me duelen hasta las uñas de las manos y los pies, incluso las raíces de mi pelo.
Enero 7
La cena de anoche fue algo aterrador. Alex adora su nueva escuela y a su amiguita Tricia. Tim se vino en autobús con el chico del vecino y es el tercero de su clase; dice que las niñas son más amables que las de la antigua escuela, que todas mueren por él, pero siempre es así cuando un nuevo entra en una escuela. Mamá asistió a un té y encontró que todo el mundo es “encantador, hermoso y agradable” (¡qué bien!). Bueno, pues yo como aceite sobre agua: no consigo adaptarme ni encajar del todo. Analizando a mi familia, a menudo me parece que yo debo ser una intrusa. ¿Cómo puedo ser tan caprichosa si pertenezco a un medio social tan elástico, amistoso y sociable? Mi abuelo anduvo metido en política y siempre fue el candidato favorito, con la abuela viajando a su lado. ¿Qué me pasa a mí? ¿Seré un atavismo? ¿Una inadaptada? ¡Un error!
Enero 14
Ha transcurrido una semana entera y nadie ha ido más allá de verme con curiosidad, hostil. “¿Qué haces aquí?”, o algo así. He tratado de enterrarme en mis libros, en mis estudios y en la música, fingiendo que lo demás no me importa. Supongo que, en efecto, no me importa tanto y, además, qué más da que me importe o no.
He engordado dos kilos y medio y también me tiene sin cuidado. Mi madre está preocupada por mí, ya lo sé, porque me he vuelto tan callada, pero ¿de qué hablar? Si aplicara su lema: “Si no puedes decir algo agradable es mejor que no digas nada”, yo no abriría la boca más que para comer. Y así ha sido a menudo.
Febrero 8
He engordado por lo menos siete kilos desde que llegamos aquí. Mi rostro es un desastre, y mi pelo es tan pegajoso y grasiento que debo lavarlo todas las noches para que se vea decente. Papá no está nunca en casa y a mamá la tengo siempre encima: “Sé dichosa, péinate; sé positiva, sonríe, muestra buen humor, sé amistosa”, y si me dicen otra vez que me comporto de manera negativa e inmadura, voy a vomitar. No puedo ponerme ninguno de los vestidos que me hice antes de venir, y sé que Tim se avergüenza de mí. Cuando estoy entre sus amistades me trata como a un trapo, me insulta y se mete con mi pelo de hippie. Estoy hasta la coronilla de esta ciudad, de esta escuela en general, de mi familia y de mí misma en particular.
Marzo 18
Por fin encontré una amiga en la escuela. Es tan desangelada y tan inadaptada como yo. Pero supongo que debe ser verdad aquello de que “Dios los cría y ellos se juntan”. Una noche, Gerta, que así se lama, vino a buscarme para ir al cine; mi familia la recibió de dientes para afuera. Imagina, diario, a mi abnegada y empalagosa mamá tratando de pronunciar una leve frase sobre mi mal vestida amiga, doña nadie. ¿Por qué no miró dos veces a su mal vestida y doña nadie hija? Sería pedirle demasiado a la bien criada, esbelta, encantadora esposa del gran profesor que dentro de unos años puede ser el director de la escuela.
Me di cuenta de cómo tratan de aparentar, aunque yo he estado haciendo lo mismo desde que llegamos a este agujero.
Abril 10
¡Oh, qué felicidad, qué alegría y alborozo!, mamá me ha prometido que pasaré el verano en casa de mi abuelita. A partir de hoy, a partir de este minuto, me pongo de nuevo a dieta. Por supuesto, como siempre, mamá ha puesto una pequeña condición: debo recuperar mis buenas calificaciones.
Abril 20
La escuela casi termina; dos meses más y casi no los soporto. Tim está insoportable y mamá me regaña por cualquier cosa: “No hagas esto, no hagas aquello; haz esto, haz lo otro; ¿por qué no lo haces?, tú sabes que tendrías que hacerlo; te estás portando otra vez de manera infantil y poco madura”. Ya sé que me compara siempre a Tim y a Alexandria, y yo no les llegó ni a la suela de los zapatos. Al parecer, cada familia ha de tener su lacra. ¿A ver si adivinas quién lo es en esta casa? Es natural que haya pequeñas rivalidades, pero las nuestras se pasan de la raya. Y yo quiero a Tim y a Alex. Los quiero de verdad, pero también tienen muchos defectos, y me resulta difícil determinar si los amo más de lo que los odio o si los odio más de lo que los amo. Esto se aplica igualmente a papá y mamá. Pero, de veras, creo que aún se aplica más a mí misma.
Mayo 5
Cada uno de los maestros que tengo en este curso es un idiota y un pesado. En cierta ocasión oí decir que es una suerte tener dos buenos maestros que la estimulen a una y la preparen para toda su existencia. Supongo que yo he tenido dos, uno en la maternal y otro en la primaria. ¿No crees Diario?
Mayo 13
Camino a casa, al salir de la escuela, conocí a otra chica. Vive a tres calles de nuestra casa y se llama Beth Baum. En verdad que es muy simpática. También es algo tímida y, como yo, prefiere los libros a la gente. Su padre es doctor y, como el mío, casi nunca está en casa; su madre, supongo que como todas, siempre está refunfuñando. Si no lo hicieran así, las casas, los jardines, e incluso el mundo, no tendrían el aspecto que tienen. Espero no tener que ser una madre cascarrabias, pero supongo que tendré que serlo, de lo contrario no concibo cómo poder conseguir algo.
Mayo 19
Hoy, al salir de la escuela, fui con Beth hasta su casa. Es una casa adorable y tienen sirvienta de planta, de día y de noche. Beth es judía. Nunca había tenido una amiga judía; no sé por qué, pero siempre las imaginé distintas. No lo comprendo, pues todos somos personas, pero creí que serían... bueno, algo así... Como de costumbre, ni siquiera sé de qué estoy hablando.
Beth es muy concienzuda y le preocupan mucho sus calificaciones. Por eso hicimos juntas algunas tareas escolares, luego escuchamos discos y nos tomamos unos refrescos sin calorías, pues ella también quiere adelgazar. Verdaderamente me gusta Beth; es agradable tener una auténtica amiga pues, confidencialmente querido Diario, nunca estuve realmente segura de Gerta; siempre quise corregir su gramática y decirle que se fijara más en su vestimenta y en su compostura. Supongo que me parezco a mamá más de lo que yo creía. No es que sea una esnob, nada de eso. Pero la auténtica amistad no puede basarse en la simpatía, ni se crea agarrándose a alguien para no ahogarse. Depende en gustos y habilidades afines y, también, por supuesto, en el origen social. ¡Caramba, qué contenta estaría mamá de mis pensamientos y actitud de hoy! Lástima que ya no podamos comunicarnos. Recuerdo que cuando era pequeña podía hablar con ella, pero ahora se diría que hablamos idiomas distintos y las palabras no tienen el mismo significado. Ella quiere decir algo y yo le doy otro sentido, o dice cualquier cosa y pienso que está tratando de corregirme, de “levantarme” o de hacerme un sermón; tengo la sospecha de que no hace nada de esto, simplemente está tanteando y perdiéndose en palabras, como yo. La vida debe ser esto, supongo.
Mayo 22
Beth vino hoy a estudiar conmigo, y a mamá, papá y los demás les gustó. Incluso le pidieron que llamara por teléfono a su familia para que la dejaran quedarse a cenar con nosotros; después mamá nos llevará al centro comercial, ya que los miércoles las tiendas están abiertas de noche. Corro a cambiarme de ropa; Beth ha ido a buscar sus cosas. La recogeremos por el camino. Ahora he tenido que hacer un alto para dejar sobre el papel toda esta apasionante experiencia. Es algo tan tremendo, delicioso y maravilloso para guardármelo dentro.
Mayo 24
Beth es una amiga maravillosa. Creo que es la única “mejor amiga” que he tenido desde que era niña. Podemos hablar de todo. Incluso hablamos de religión, y mucho. La fe judaica es muy diferente a la nuestra. Ellos se congregan los sábados y todavía esperan la llegada de Cristo o del Mesías. Beth adora a sus abuelos y quiere que los conozca. Dice que son ortodoxos y sólo comen carne de un conjunto de fuentes, y productos lácteos de otro. Me gustaría saber más sobre mi religión para poder contárselo a Beth.