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Subestadio IV: Coordinación de esquemas secundarios (8-12 meses)

En este periodo se puede decir que el juego evoluciona, aumenta la curiosidad del niño y este se desplaza para conseguir el objeto que le resulta llamativo.

El niño comienza a ser autónomo en sus movimientos y empieza a comprender los sucesos (primeros actos inteligentes). Presenta los primeros rasgos de intencionalidad. El bebé disfruta con las sensaciones táctiles y con los ruidos que se producen al golpear los objetos.


Las sensaciones táctiles son la primera vía de comunicación de los bebés, estas experiencias son muy importantes para su desarrollo futuro y está directamente relacionada con la comunicación no verbal.

En el juego, el niño inicia conductas repetitivas para conseguir un resultado ansiado. Coge con destreza los juguetes y se los pasa de una mano a la otra, dedica gran parte del tiempo a explorar, observar e investigar.

Uno de los juegos con los que más disfruta el niño en esta edad es el lanzamiento de objetos para escuchar el ruido que hace al golpear, también le encanta golpear dos objetos entre sí. Esta acción es muy repetitiva en niños de estas edades.

El juego con los objetos empieza a afianzarse, aunque las personas de su entorno siguen siendo fundamentales para el desarrollo de su actividad lúdica. Los objetos comienzan a tener valor por sí mismos y el niño es capaz de encontrar un objeto escondido detrás de algo cuando lo ha visto anteriormente. Este periodo es un excelente momento para poner objetos al alcance del niño, para que sean explorados por él. El bebé se interesará por sus cualidades y características, a través de las cuales descubrirá nuevas sensaciones.

Las dramatizaciones de cuentos y las situaciones del día a día en el salón, en la cocina, en el baño, etc., deben ser representadas y trabajadas por el educador o educadora. Estos deben animar al niño a cantar canciones de cuna, a observar cuentos ilustrados y deben presentarle al niño diferentes situaciones de la vida cotidiana.

Los juguetes adecuados para esta edad deben ser juguetes que se pueden apilar, de diferentes formas, colores y tamaños, tazas, cubos y otros contenedores irrompibles, espejos irrompibles de diferentes tamaños, juguetes para la bañera, que flotan, que se puedan apretar y/o en los que colocar agua, grandes bloques, juguetes que se aprieten y emitan sonidos, muñecas y títeres grandes, coches, camiones y otros vehículos de juguete hechos de algún material flexible y sin puntas o partes que puedan soltarse, pelotas de todos los tamaños, libros de cartón que son fáciles de manipular para los niños con imágenes grandes y coloridas, cajas vacías, revistas viejas, cartón, botellas de plástico vacías, etc.


Hoy en día existen multitud de juguetes en el mercado para la estimulación temprana del niño y la niña. Estos deben ser una herramienta complemetaria o de apoyo.

Subestadio V: Relaciones circulares terciarias (12-18 meses)

El niño actúa y se mueve cada vez de forma más autónoma, el juego se presenta como un proceso en el que el niño realiza la acción porque sí, sin un objetivo en concreto, solo porque le gusta. Poco a poco el niño va descubriendo los espacios y la relación de los objetos con estos.

En el desarrollo de este periodo, el juego del niño se basará en arrastrar y desplazar juguetes, meter y sacar objetos de un recipiente, jugar con juguetes de ruedas. Todo esto, a través de la exploración, manipulación y observación.

Los juguetes con ruedas son muy deseados por los niños de estas edades. Es nuestra labor facilitar al niño variedad de juguetes para que el juego se desarrolle mejor.

Los niños a esta edad entienden bastante más de lo que pueden expresar. En este periodo no entienden aún las relaciones familiares, el aprendizaje social se centra en el yo y en sus propias actividades lúdicas.

Subestadio VI: Imágenes simbólicas (18-24 meses)

El niño, en esta etapa, comienza a desarrollar el juego simbólico, y realiza juegos en los que finge acciones. Esto lo consigue gracias a representaciones previas de conductas. Sus exploraciones no paran y el uso del lenguaje es reducido.

Todo lo que se pone a su alcance es inspeccionado gracias a sus habilidades manipulativas descubiertas. Comienza a darse cuenta de que los juguetes representan cosas y personas de la realidad.

Los juguetes que se arrastran y desplazan, los que se meten y se sacan de recipientes, los peluches, las pelotas, etc., continúan siendo necesarios para el desarrollo de la actividad lúdica del niño. Pero ahora tomaran una importancia clave los juguetes de ruedas, los trenes, camiones, todos los objetos manipulativos que sean grandes y llamativos, en los que el niño se pueda montar y que pueda coger con facilidad.

Los juegos de apilar, encajar, destapar, montar, cuentos ilustrados, palas de madera o juegos de construcción serán los que más llamen la atención al niño.


Nota

Todos los beneficios del juego se ven aumentados si son en familia o con los iguales (favoreciendo el desarrollo de competencias esenciales para el futuro de los niños).


Ejercicio práctico

¿Cuál es el subestadio en el que aparecen los primeros actos inteligentes?

1 Coordinación de esquemas secundarios. Subestadio IV.

2 Actos reflejos. Subestadio I.

3 Reacción circularia primaria. Subestadio II.

4 Reacciones circularias terciarias. Subestadio V.

SOLUCIÓN

1 Coordinación de esquemas secundarios, subestadio IV

4. Estadio preoperacional: el juego simbólico

Esta es la etapa del pensamiento y del lenguaje, donde se gradúa la capacidad del niño de pensar simbólicamente. El niño imita juegos de conducta, hace dibujos, inventa imágenes mentales y empieza a desarrollar el lenguaje hablado.

A partir de los dos años, sus juegos tienden a ser de representación y de simulación de lo experimentado o de lo inventado. El niño se convierte en cualquier personaje imitando a los adultos. El niño reproduce situaciones que ha visto, pero adaptadas a sus necesidades y deseos.

Gracias al juego simbólico, explora y conoce las posibilidades y limitaciones de los objetos y actúa como regulador emocional de sus miedos y fantasías. Se inicia el simbolismo colectivo, con la característica principal de que los papeles se diferencian acentuadamente y se hacen complementarios.

Aunque en etapas anteriores ya había juegos de papeles, no era muy claro qué rol desempeñaba cada niño, sino más bien eran juegos con varios sujetos, pero sin mucha interrelación. Al llegar al simbolismo colectivo se hace evidente la congruencia de cada papel con relación al total del juego. Esto se debe a dos razones principales:

1 Primera, el niño tiene cada vez mayor relación social con otros sujetos, es decir, se adquiere una mayor socialización.

2 Segunda, los progresos de las estructuras mentales le permiten al niño ser más coherente con sus acciones e ideas.

En esta etapa se siguen manteniendo el juego de construcción y el juego funcional, pero a un nivel más complejo.

Estadio preconceptual (2-4 años)

Las actividades lúdicas empiezan a ser cada vez mas complicadas, el niño se muestra cada vez más ágil en la actividad motriz. Le gusta levantar objetos, transportar cosas, saltar, correr, deslizarse, columpiarse... Y todo esto, gracias al avance que ha tenido en su actividad motora.

El juego es un medio perfecto para el aprendizaje en esta etapa. Los niños desarrollan al máximo sus capacidades cuando juegan. Los educadores y educadoras deben conocer esta realidad.

Las actividades lúdicas en las que los niños aprenden a simbolizar comienzan cuando tienen el nivel de comprensión que les permite imitar situaciones reales, como jugar a los papás y a las mamás, a hacer la cama, jugar a hacer la compra, a limpiar la casa, etc. A través de la representación, los niños asimilan y comprenden las situaciones que viven en la vida real.

Los educadores y educadoras deben fomentar este tipo de juego en los niños, jugando con ellos y animándolos a usar juguetes que potencien el juego simbólico.

En esta etapa, el juego simbólico se presenta primero mediante las propias acciones de los niños, representado en sus movimientos propios, y posterior-mente, sus conductas son proyectadas hacia los objetos y los adultos.

Los juegos simbólicos son característicos de la etapa preconceptual (2-4 años). Implican la representación de un objeto por otro. El lenguaje, que también se inicia a esta edad, ayudará poderosamente a esta nueva capacidad de representación. Otro cambio importante que aparece en este momento es la posibilidad de los juegos de ficción: los objetos se transforman para simbolizar otros que no están presentes. Así, un cubo de madera se convierte en un camión, una muñeca representa una niña, etc. Lo fundamental no son ya las acciones sobre los objetos, sino lo que estos y aquéllas representan. El niño empieza a hacer como si, es decir, atribuye a los objetos toda clase de significados más o menos evidentes, simula acontecimientos imaginados interpreta escenas creíbles mediante roles y personajes ficticios o reales, y coordina, a un nivel cada vez más complejo, múltiples roles y distintas situaciones. Estas formas de juego evolucionan, acercándose cada vez más con los años a la realidad que representan. La mayor parte de los juegos simbólicos implican movimientos y actos complejos que pudieron, anteriormente, ser objeto de juegos de ejercicio sensorio-motor en secuencias motrices aisladas (atornillar, apretar, golpear, etc.). Estos movimientos se subordinan, en el contexto del juego simbólico, a la representación y a la simulación, que ahora se convierten en la acción predominante.


El escondite es un juego tradicional y universal.

En esta etapa del desarrollo, la interiorización de los esquemas le permite al niño un simbolismo lúdico puro. El proceso de pensamiento, hasta ahora unido estrechamente a lo inmediato, al presente, a lo concreto, se vuelve más complejo. El niño tiene ahora acceso a los acontecimientos pasados y puede anticiparse a los que van a venir. Sus juegos están marcados entonces por la máxima utilización de esta nueva función: simulación, ficción y representación, invención de personajes imaginados y reproducción de acontecimientos pasados que acompañan la actividad lúdica en el transcurso de esta etapa, caracterizando las conductas particulares.


Sabía que...

El niño practica los juegos simbólicos por el placer de ejercer sus poderes y revivir sus experiencias. Son un modelo de expresión y afirmación del yo.

Con respecto a las relaciones sociales, el juego simbólico facilita las interacciones sociales y la resolución de conflictos, las relaciones familiares y de las diferentes profesiones.

Los instrumentos y materiales musicales, junto con el material de expresión irán adquiriendo en el niño de esta edad en adelante importancia, ya que los movimientos del niño comienzan a mostrar más precisión y madurez.


Ejercicio práctico

¿Qué juegos son característicos de la etapa preconceptual?

1 El juego simbólico.

2 El juego de construcción.

3 El juego motor.

4 El juego de reglas.

SOLUCIÓN

1 El juego simbólico

Estadio intuitivo (4-6 / 7 años)

En esta etapa, empieza a aparecer el juego en grupo, lo que lleva consigo una complejidad en los tipos de juego que se utilizan. En cuanto a la dimensión social del juego, los niños utilizan todas sus categorías.

A partir de la etapa intuitiva; (4-7 años) el simbolismo puro va perdiendo terreno a favor de juegos de fantasía más socializados, que, al realizarse más frecuentemente en pequeños grupos, aproximan al niño a la aceptación de la regla social. El pensamiento intuitivo es una clase de pensamiento con imágenes que conduce al inicio de la lógica. Las actividades lúdicas de este nivel implican un interés por la manipulación sobre los conjuntos, por los reagrupamientos ordenados de manera lineal según un solo principio de orden, y por el montaje de elementos múltiples y la organización de las partes de un conjunto.

Sin embargo, las características mismas del nivel intuitivo ponen en evidencia el límite del razonamiento de los niños de esta edad, ya que estos tienden a centrarse sobre un solo aspecto de la situación y a desestimar otras dimensiones presentes, además de ser poco dados a considerar los objetos o acontecimientos desde un punto de vista distinto al suyo.


En los juegos compartidos los niños y niñas interactúan de forma natural.

Los juegos de construcción o montaje hacen de puente entre los diferentes niveles de juego y las conductas adaptadas. Así, cuando un conjunto de movimientos, de manipulaciones o de acciones está suficientemente coordinado, el niño se propone inmediatamente un fin, una tarea precisa. El juego se convierte entonces en una especie de montaje de elementos que toman formas distintas. Si el mismo trozo de madera, en el transcurso de la etapa anterior, servía para representar un barco, un coche, etc., puede ahora servir para construirlo, por la magia de las formas lúdicas recurriendo a la capacidad de montar varios elementos y de combinarlos para hacer un todo.

Durante el desarrollo de esta etapa (4 a 6/7 años), los juegos de reglas aparecen de manera muy progresiva y confusa. Su inicio depende en buena medida, del medio en el que se mueve el niño, de los modelos que tenga a su disposición. La presencia de hermanos mayores y la asistencia a aulas de infantil situadas en centros de Educación Primaria facilitan la sensibilización del niño hacia este tipo de juegos.


Nota

Los juegos con sus iguales son muy beneficios para los niños, porque descubren que hay reglas o normas que deben seguir si quieren que los demás jueguen con ellos. Además, a la vez que aprenden a respetar, cooperar, controlar y gestionar sus emociones, aprenden también que a veces se gana y otras se pierde, pero lo que al final importante es participar y divertirse.

5. Estadio de las operaciones concretas: el juego de reglas

Es sobre todo durante el periodo de las operaciones concretas (7-12 años), cuando se desarrollan los juegos de reglas simples y concretas, directamente unidas a la acción y apoyadas generalmente por objetos y accesorios bien definidos. Los juegos de reglas, al contrario de otros tipos de juego que tienden a atenuarse, subsisten y pueden desarrollarse en el adolescente y en el adulto tomando una forma más elaborada. Se recurre entonces a los juegos de reglas complejas, generalmente a partir de los doce años, más independientes de la acción y basados en combinaciones y razonamientos puramente lógicos, en hipótesis, estrategias y deducciones interiorizadas (ajedrez, damas, cartas, juegos de estrategia, juegos deportivos complejos, etc.). Según Piaget, “El juego de reglas aparece tardíamente porque es la actividad lúdica propia del ser socializado”. A través de los juegos de reglas, los niños y niñas desarrollan estrategias de acción social, aprenden a controlar la agresividad, ejercitan la responsabilidad y la democracia.

Las reglas obligan también a depositar la confianza en el grupo y, con ello, aumenta la confianza del niño en sí mismo.

6. El juego de construcción y su importancia en el desarrollo del niño

Los juegos de construcción son de los que mayor éxito tienen entre los niños, y quizá los que acompañan la actividad lúdica de los pequeños durante más tiempo. Se trata de un conjunto de piezas, que pueden ser de formas iguales o diferentes, con las que pueden hacerse múltiples combinaciones, creando distintas estructuras.

Alrededor del primer año, el niño empieza a descubrir de qué tratan, hasta cerca de los cinco o seis años, cuando ya se han vuelto expertos en el arte de montar y encastrar.

Los juegos de construcción le plantean al niño problemas que en su desarrollo involucran diversidad de factores (motores, intelectuales, afectivos) y, además, le estimulan el desarrollo de la capacidad creadora y de su imaginación. Este tipo de juego le posibilita al niño la formación de hábitos de orden, le ayuda a mantener el interés por una actividad, a organizar esquemas mentales respecto a los elementos y cosas que va descubriendo y le da un mejor manejo de formas, colores, texturas y soluciones.

A los niños les encantan los juegos de bloques y cubos para meter uno dentro de otro, apilarlos, encajarlos, clasificarlos y, sobre todo, derribarlos. Se trata de una fase de investigación de los objetos, aprenden a diferenciarlos por el tamaño y por el color, y a relacionarlos entre sí. En las primeras etapas se trata más que nada de un proceso de manipulación de las piezas.

Más adelante, a medida que el niño va dominando la técnica, comienza a manejar el concepto de encastre para armar objetos, escenarios y elementos que tratan de asemejar la realidad. A la vez que el niño crece, la dificultad del juego va aumentando, debiendo coordinar de forma cada vez más precisa sus manos y sus dedos con su vista, favoreciendo la destreza y el dominio de la motricidad fina. Por un lado, evoluciona en su desarrollo cognitivo y, por otro, aprende a conocer la estructura de los materiales empleados.

A través de juegos de construcción, los niños:

1 Adquieren nociones básicas para la comprensión del mundo que les rodea.

2 Desarrollan sus habilidades motrices manipulando las piezas, ayudándoles a adquirir conceptos espaciales como el volumen, grande-pequeño, alto-bajo, corto-largo, formas geométricas, etc.

3 Desarrollan la atención y la comprensión.

4 Serán más organizados, pues el juego mismo hace que se acostumbre a ordenar y a clasificar las piezas.

Pero no solamente son beneficiosos para su desarrollo motriz e intelectual, sino también para su desarrollo cognoscitivo y emocional.

Este tipo de juegos ayuda a que el niño acepte que existen ciertas reglas físicas que debe acatar, que no todo es como él quisiera. Esto le ayudará en el futuro a adaptarse mejor a las normas en todas las situaciones de la vida.


Sabía que...

Rudolf Steiner afirmó que “la manera en que un niño se hará valer en un futuro, puede deducirse de su manera de jugar. Un niño que juega con lentitud, será lento cuando tenga veinte años, un niño que es superficial en el juego, también lo será en el futuro”.

Los juegos de construcción no son solamente un montón de piezas que desparramar. Además de entretenerlos, tienen múltiples ventajas para su desarrollo integral, por lo que se convierten en un gran aliado de los niños en edad preescolar.


PERÍODOESTADIOEDAD
Etapa Sensoriomotora (0-2 años) La conducta del niño es esencialmente motora, no hay representación interna de los acontecimientos externos, ni piensa mediante conceptos. El niño usa sus sentidos y sus capacidades motrices para conocer aquello que le rodea. Juego Funcional, a partir del año Juego de Construcción.a. Estadio de los mecanismos reflejos congénitos.0 - 1mes
b. Estadio de las reacciones circulares primarias1 – 4 meses
c. Estadio de las reacciones circulares secundarias4 – 8 meses
d. Estadio de la coordinación de los esquemas de conducta previos.8 – 12 meses
e. Estadio de los nuevos descubrimientos por experimentación.12 - 18 meses
f. Estadio de las nuevas representaciones mentales.18-24 meses
Etapa Preoperacional (2-7 años) Es la etapa del pensamiento y la del lenguaje que gradúa su capacidad de pensar simbólicamente, imita objetos de conducta, juegos simbólicos, dibujos, imágenes mentales y el desarrollo del lenguaje hablado. Juego simbólico y Juego de construcciónEstadio preconceptual.2-4 años
Estadio intuitivo.4-7 años
Etapa de las Operaciones Concretas Los procesos de razonamiento se vuelen lógicos y pueden aplicarse a problemas concretos o reales. En el aspecto social, el niño ahora se convierte en un ser verdaderamente social y en esta etapa aparecen los esquemas lógicos de seriación, ordenamiento mental de conjuntos y clasificación de los conceptos de casualidad, espacio, tiempo y velocidad. Juego de reglas y Juego de construcción.7-11 años

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509 стр. 132 иллюстрации
ISBN:
9788491984047
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