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¿Por qué somos tan pobres
en América Latina?
Patrick Brunner
© Patrick Brunner
© ¿Por qué somos tan pobres en América Latina?
Corrección: Claudia Heredia Gaona
Octubre de 2021
ISBN papel: 978-84-685-6221-6
ISBN ePub: 978-84-685-6220-9
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Índice
Prólogo
¿Por qué algunos países son más ricos que otros?
Teorías monocausales del factor riqueza
La cultura como factor de prosperidad
Las condiciones factoriales como factor de prosperidad
Las instituciones como factor de prosperidad
La teoría de la dependencia – La explotación por parte de naciones y empresas extranjeras como el factor de pobreza más importante
El problema de las teorías de la riqueza monocausal
14 razones de las diferencias de riqueza entre las naciones, explicadas por historias cortas
1. Instituciones de extracción
2. Infraestructura deficiente
3. Casi ninguna adaptación de las TIC
4. Falta de estabilidad macroeconómica
5. Sistema de salud deficiente
6. Sistema educativo inadecuado
7. Mercado de productos débil
8. Mercado laboral no competitivo
9. Sistema financiero insuficiente
10. Las importaciones superan a las exportaciones
11. Falta de dinamismo empresarial
12. Débil capacidad de innovación
13. Cultura antieconómica
14. Factores externos que impiden la prosperidad
Los desafíos del siglo XXI
El Templo de la Prosperidad
Los cimientos sobre los que se construye el templo – La cultura
Confianza
Cultura
Reputación
El primer piso – La base estructural del templo donde la prosperidad de un país se establece
El primer pilar – Las instituciones
El segundo pilar – La infraestructura
El tercer pilar – La adaptación de las TIC
El cuarto pilar – La estabilidad macroeconómica
El segundo piso – El hombre crea prosperidad
El quinto pilar – La salud
El sexto pilar – Las habilidades o la educación
El tercer piso – La base se complementa con los factores impulsados por la estructura económica
El séptimo pilar – Los mercados de productos
El octavo pilar – Los mercados laborales
El noveno pilar – El sistema financiero
El décimo pilar – El tamaño del mercado
El cuarto piso – La construcción del piso se completa con factores de innovación
El undécimo pilar – La dinámica empresarial
El duodécimo pilar – La capacidad de innovación
El techo – Prosperidad o pobreza, los constructores de pisos deciden
Pobreza
Prosperidad – Definición, medición y comparación
Competitividad, productividad, crecimiento y prosperidad
La historia de Luis Rodríguez – y lo que sigue para otros empleados
Las influencias ambientales, el viento y el clima pueden ser muy perjudiciales para el templo
Problemas de deuda
El armamento mundial impide el desarrollo
El comercio mundial – El intercambio desigual
Industrialización – Externalización del trabajo a los países industrializados
Ayuda al desarrollo mal aplicada
Otras áreas problemáticas
Resumen
Cómo se puede mejorar la prosperidad en América Latina a largo plazo y de manera sostenible
El proceso de transformación para las naciones latinoamericanas
Prácticas óptimas y principio de madurez
Enfoque de abajo hacia arriba
Priorización de las medidas individuales
¿Por qué no copiar un país?
Renovación del primer piso, la base estructural
El primer pilar – Las instituciones
El segundo pilar – La infraestructura
El tercer pilar – La adaptación de las TIC
El cuarto pilar – Estabilidad macroeconómica
Renovación del segundo piso – Capital humano
El quinto pilar – La salud
El sexto pilar – La educación
Renovación del tercer piso – Factores impulsados por la estructura económica
El séptimo pilar – El mercado de productos
El octavo pilar – El mercado laboral
El noveno pilar – El sistema financiero
El décimo pilar – El tamaño del mercado
Renovación del cuarto piso – El ecosistema de la innovación
El undécimo pilar – La dinámica empresarial
El duodécimo pilar – La capacidad de innovación
La base – Cambiar la cultura
Influencias ambientales – Teoría de la dependencia – ¿y ahora qué?
Gestión del cambio para los gobiernos de América Latina
Lucha contra la corrupción
Educación
Transparencia en los procedimientos de licitación
Gestión del cambio
Epílogo
Apéndice: Resultados de una encuesta ciudadana sobre la pobreza en América Latina
¿Motivos de la pobreza?
¿Por qué los países europeos son más ricos?
¿Cómo luchar contra la pobreza?
Cultura y política
El material adicional, que está disponible en mi sitio web
Prólogo
Es la primavera de 1999. Estoy sentado en un taxi y acabo de salir del aeropuerto de Lima, la capital de Perú. En el corto recorrido que llevo he podido observar, a través de la ventana, muchas casas con montañas de basura apiladas en sus frentes. Más que hogares parecen ruinas. En un cruce encuentro gente, entre la que hay muchos niños que quieren vender algo o simplemente pedir dinero a los conductores. El taxista parece leerme la mente y me pregunta: «Señor, ¿por qué somos tan pobres?».
Aunque había estudiado economía en una renombrada universidad suiza, no pude encontrar una respuesta satisfactoria a esta pregunta. Así que empecé a empaparme sobre el tema de la pobreza en América Latina y el por qué de las grandes diferencias de prosperidad entre las naciones del continente latinoamericano y muchos países de Europa, América del Norte y Asia.
Y esto en realidad no es solo una duda personal, a decir verdad, es una de las preguntas más frecuentes que se hace un ciudadano latinoamericano. Porque solo quienes conocen las causas de la pobreza pueden combatirlas eficazmente. Por lo tanto, sus políticos y científicos deberían haberlo tratado ampliamente y encontrar las respuestas. Pero me sorprendió aún más que, incluso después de un estudio intensivo de la numerosa literatura, investigaciones, vídeos y artículos de medios sociales y tras numerosas conversaciones con amigos y expertos, no pude encontrar una respuesta completa y satisfactoria a la pregunta del taxista.
Cuando vemos los diversos artículos, foros y videos que tratan sobre la pobreza de América Latina, se hace evidente que hay muchas ideas distintas sobre las causas, aunque son las mismas áreas problemáticas las que se abordan una y otra vez, es decir, mismos problemas, múltiples orígenes.
Algunos comentaristas destacan como culpables a los funcionarios y políticos corruptos, otros hacen hincapié en el deficiente sistema educativo y están los que atribuyen las causas de la pobreza a factores culturales como la pereza, la deshonestidad y la falta de fiabilidad de muchos de sus conciudadanos. También se ven escritores que desahogan su ira contra las empresas extranjeras, especialmente estadounidenses, por explotar sus países y recursos sin que la mayoría de la población se beneficie jamás.
Por otra parte, pueden encontrarse golpes laterales a Roma y España, refiriéndose a las incursiones de los conquistadores hace cientos de años. Por ejemplo, Pepe, el gerente de una empresa internacional en Lima, tenía hace 20 años una interesante y clara opinión sobre las causas de la pobreza en América Latina: «Es el legado de los invasores españoles con su cultura y sistema de explotación que los gobiernos siguen copiando».
En este libro profundizaré en las opiniones tanto de los expertos latinoamericanos como de extranjeros y las examinaré más de cerca, siempre entendiendo que estas convicciones dependen, en gran medida, de los antecedentes culturales y políticos de los autores.
Si hacemos un paneo general, veremos que mientras que los sociólogos se centran más en la explotación de los recursos de los países latinoamericanos por parte de empresas e instituciones extranjeras, los politólogos ven el problema en las instituciones débiles y sus políticos corruptos. Los economistas, por su parte, consideran que este problema es causado por las políticas económicas erradas de los distintos países, las cuales a menudo están combinadas con el proteccionismo.
En resumen, estas opiniones pueden arrojar luz sobre uno o algunos pocos aspectos, pero olvidan que un país y su economía forman un sistema compuesto por una multitud de elementos que se influyen y dependen unos de otros. Como dice un proverbio alemán: «Si solo tienes un martillo como herramienta, ves un clavo en cada problema».
Como no encontré un análisis exhaustivo o satisfactorio sobre la pobreza en América Latina, decidí investigar las causas y proponer soluciones, siendo el resultado final este libro que hoy quiero compartir con ustedes. En él se reúnen doce factores, que tienen una influencia estadísticamente significativa en la prosperidad, en un modelo fácil de entender.
He añadido a este modelo dos factores a menudo discutidos, que son importantes para entender la pobreza, pero que —sorprendentemente para la mayoría de los lectores— no tienen una influencia estadísticamente verificable sobre la riqueza. Mi modelo, por su parte, se basa en el que probablemente sea el estudio internacional más completo sobre las perspectivas de futuro de la mayoría de los países del mundo y que mencionaré con más detalle a lo largo del tema. Por último, señalaré soluciones y enfoques individuales que pueden sacar a América Latina de la pobreza.
Los grandes cambios suelen comenzar a pequeña escala, con cada persona individual. Cualquiera que sea la situación en la que se encuentre el lector de este libro en este momento, podrá comprenderla mejor en el futuro e iniciar cambios por iniciativa propia. Ya sea como un simple ciudadano que está a punto de elegir en unas elecciones presidenciales o parlamentarias o como un político que tiene que tomar decisiones importantes para su país. También servirá de guía para aquellos economistas que deseen profundizar las cuestiones individuales y elaborar soluciones para combatir la pobreza.
Como este libro tiene la intención de llegar a todos y no específicamente a los académicos, algunos de los temas individuales se explicarán con muchos cuentos y anécdotas. Seguramente algo de esto le parecerá familiar. Y respaldaré mis hipótesis e historias con evaluaciones estadísticas concretas que espero sean interesantes para el lector.
Estoy seguro que para usted será interesante ver cómo su país se compara con los demás países de su continente, pero también con los mejores del mundo en cuanto a los factores de prosperidad individuales. Esto le permitirá evaluar si su gobierno está haciendo un buen o mal trabajo y cómo lo están haciendo los gobiernos de otros países latinoamericanos. Adicionalmente, y como parte de la investigación, verá una encuesta ciudadana que realicé sobre las causas de la pobreza en América Latina, la misma podrá encontrarla en el apéndice y será de gran ayuda para acercarlo a su realidad.
No queda más que invitarlo a leer este libro cuya finalidad será, en resumen, conocer, conocernos y buscar un mejor futuro.
¿Por qué algunos países son más ricos que otros?
Hace unos veinte años crucé la frontera americano-mexicana de San Diego (EE. UU.) a Tijuana (México). Al hacerlo me di cuenta que no solo se pasa de un país a otro, sino que se perciben drásticamente las diferencias de una ciudad rica, limpia y bien organizada (incluso para los estándares de EE. UU.), a una ciudad pobre, caótica y sucia. Además, el cruce no es solamente territorial sino también lingüístico y cultural. Unos años antes tuve una experiencia similar en Asia, cuando me trasladé de Singapur a Malasia, de una cultura china a una cultura dominante malaya, o de una comunidad religiosa confuciana a una islámica.
Y en cada uno de estos viajes me he preguntado por qué algunos países son prósperos y otros no, a pesar de que parecen existir todos los factores económicos necesarios para que estas desventajas no ocurran. ¿Por qué está dualidad? ¿Por qué son ricos los países de Europa central y septentrional, que en su mayoría son pobres en materias primas, y los países de América Latina son pobres, aunque suelen ser ricos en materias primas?
Los científicos se hicieron esta pregunta hace más de cien años. Adam Smith, considerado el fundador de la economía como ciencia, describió en su obra «La Riqueza de la Nación» los pilares de la prosperidad que siguen siendo válidos hoy en día. Entre ellos figuran las instituciones, infraestructura, entorno macroeconómico, educación y mercado laboral. Sin embargo, con el tiempo, esto se ha olvidado.
Hasta el día de hoy, las llamadas teorías del factor de riqueza monocausal dominan en las discusiones y también en la literatura. «Monocausal» significa que solo UN factor figura como la causa de la pobreza o la prosperidad. Presentaré estas teorías solo brevemente en el siguiente capítulo.
Teorías monocausales del factor riqueza
La cultura como factor de prosperidad
Cuando analizo los comentarios de la encuesta que realicé, así como los distintos artículos y vídeos de las redes sociales, veo que los factores culturales citados con mayor frecuencia como la causa de la pobreza en América Latina, son, según los comentaristas y entrevistados: la corrupción, pereza y deshonestidad, entre otros. Estas características suelen ser consideradas como «nuestra» cultura y se reflejan en las acciones que tiene cada individuo o en el accionar de la dirigencia política.
La pregunta, en todo caso, es ¿si la cultura es realmente un factor de prosperidad? Para responder a esta pregunta de forma concreta, la cultura debe hacerse mensurable. Esto es exactamente lo que Geert Hofstede, un experto holandés en estudios culturales, ha hecho. Analizó las conexiones entre las culturas nacionales y las culturas corporativas. Sus análisis se hicieron famosos por los empleados de la compañía IBM. Hofstede demostró que los grupos culturales nacionales y regionales tienen una influencia significativa en el comportamiento de las empresas, especialmente en su organización y gestión. En su estudio «influencias nacionales», descrito con más detalle en el artículo «Cooperación intercultural», identificó seis dimensiones culturales:
1.Distancia de poder/Importancia de las jerarquías.
2.Evasión de la incertidumbre.
3.Individualismo/Colectivismo.
4.Masculinidad/Feminidad.
5.Orientación a largo y corto plazo.
6.Indulgencia vs. Contención.
La Brújula Cultural de Hofstede en Internet ofrece una plataforma en la que se pueden estudiar y comparar las diferentes dimensiones culturales de cada país: https://www.hofstede-insights.com/product/compare-countries/
A continuación, se presenta una visión general de los países latinoamericanos que son el centro de este libro en comparación con Suiza como ejemplo de país rico y los EE. UU., el país más poderoso económicamente:
Tabla 1: Las dimensiones culturales – comparación numérica
Ilustración 1: Las dimensiones culturales – comparación gráfica.
En los últimos decenios se han realizado varios estudios en los que se ha investigado la relación entre las diversas dimensiones culturales y los resultados económicos de un país. Un buen resumen se puede encontrar en inglés en el siguiente artículo: https://www.researchgate.net/publication/
318446101_How_Cultural_Values_Affect_Economic_ Growth_A_Critical_Assessment_of_the_Literature
Bueno, querido lector, ¿qué piensas? ¿Qué dimensiones tienen un impacto en la prosperidad de una nación?
Los diferentes estudios llegaron a resultados diferentes. Esto se debe principalmente a los distintos métodos estadísticos y a los tamaños de muestra seleccionados. En resumen, puede decirse que en prácticamente todos los estudios solo el individualismo ha mostrado cierta influencia, aunque no siempre estadísticamente significativa.
Las estadísticas anteriores muestran que Suiza y los Estados Unidos tienen valores mucho más altos en esta dimensión que los países de América Latina, lo que podría indicar una conexión entre el individualismo y la riqueza, pero no tiene por qué ser así. Esta conclusión de que no hay una conexión demostrable entre la cultura y la economía es sorprendente para muchas personas en América Latina, pero también para mí, porque yo solía asumir que la cultura es quizás el factor más importante de prosperidad.
¿Significa esto que la cultura no tiene influencia en el desarrollo económico? Esta conclusión sería errónea. Siguiendo la línea de investigación de Hofstede, prácticamente todos los estudios actuales sostienen que las diferencias culturales son importantes para el desarrollo a largo plazo, pero que no existe una relación directa entre la cultura, el PIB o la riqueza, si acaso una relación directa débil. Más adelante entraré en detalle con este punto a través del modelo propuesto por mí
Las condiciones factoriales como factor de prosperidad
En el siglo pasado, el famoso economista Michael Porter enumeró una serie de «condiciones factoriales» como recursos naturales, clima, ubicación, demografía, comunicaciones, infraestructura, habilidades sofisticadas e instalaciones de investigación. Algunos elementos, como infraestructura, conocimientos técnicos sofisticados e instalaciones de investigación, se consideran, en efecto, importantes determinantes de la prosperidad. Sin embargo, otras cuestiones como el clima o los recursos no tienen un vínculo claro con la prosperidad.
Las naciones ricas pueden encontrarse en climas fríos y duros, así como cálidos y amistosos, al igual que hay naciones ricas y pobres que están bendecidas con recursos. Aunque las naciones ricas pueden encontrarse tanto en regiones frías y duras como en regiones cálidas y amables, el clima influye en la riqueza. Así, en Europa, los países al norte de los Alpes suelen ser más prósperos que los del Sur. Hay una sencilla razón histórica para ello, los agricultores del centro y norte de Europa siempre se han visto obligados a planificar cuidadosamente todos los cultivos de sus tierras, como la siembra o la cosecha.
En el pasado, si un agricultor hubiera sembrado granos en la época del año equivocada, no habría crecido nada y, por tanto, él y la población que dependía de él habrían muerto. Como en el sur de Europa las diferencias entre las estaciones son mucho menores, el momento exacto de la siembra y la cosecha no era tan crucial. En algunas regiones del mundo, como las cercanas a la línea ecuatorial, el clima es similar durante todo el año y los cultivos pueden incluso sembrarse y cosecharse varias veces al año.
¿Ahora entiendes por qué los españoles y los latinoamericanos no son precisamente famosos por la planificación y la organización? ¿Por qué hay, sin embargo, países prósperos como Australia, en los que hace calor todo el año? De nuevo, la respuesta es sencilla: estos países fueron moldeados por sus inmigrantes, que llegaron del frío del Norte, como los ingleses en Australia.
Aunque históricamente el clima ha influido sin duda en el desarrollo de un país, estos factores denominados «factoriales» no se consideran causales de la prosperidad, ya que, debido a las migraciones a lo largo de los siglos, se pueden encontrar países ricos y pobres en todas las zonas climáticas.
Las instituciones como factor de prosperidad
El economista estadounidense nacido en Estambul, Daron Acemoglu, del MIT, escribió el best-seller «Why nations fail» («Por qué fracasan las naciones») y lo hizo junto a su colega británico James A. Robinson de la vecina Universidad de Harvard, quien es experto en políticas de desarrollo en África y América Latina. Los dos académicos ven el fracaso político y económico de los países en desarrollo en las instituciones extractivas de los invasores o de las potencias coloniales.
En opinión de los dos economistas, lo más importante para una sociedad próspera es que la gente tenga un incentivo para hacer un esfuerzo. A largo plazo, argumentan, esto solo funciona si participan en la prosperidad generada. Por consiguiente, los autores distinguen dos formas de gobierno: la de explotación y la de distribución de la riqueza, que se denominan «instituciones extractivas» o «inclusivas». Las primeras se caracterizan por un pequeño grupo de personas poderosas, en cuyo beneficio trabaja la gran mayoría y las segundas garantizan la propiedad privada, la educación y la igualdad de oportunidades, además están abiertos al progreso técnico.
Lamentablemente, los autores no distinguen claramente entre instituciones políticas y económicas. Aquí se incluyen los parlamentos como cuentas corrientes para las masas. Lo que es exactamente una institución nunca se define con exactitud. «Las instituciones son el resultado colectivo de los procesos políticos», dicen, pero por desgracia no se precisa más allá de eso.
La tesis de que la prosperidad económica de un país está determinada por sus instituciones políticas, y de hecho por nada más, suena tentadora y simple, pero no está completa. De manera más bien casual, Acemoglu y Robinson admiten que el diseño concreto de las instituciones no es uniforme, sino que puede depender de las costumbres y tradiciones.
La admisión de que los países con instituciones «extractoras» pueden tener éxito económico, al menos temporalmente —por lo que «temporalmente» puede abarcar varios decenios— también debilita un poco su argumentación. En los países más exitosos de los últimos cinco decenios, a saber, Hong Kong, Singapur, Taiwán y Corea del Sur, el rápido desarrollo de la prosperidad no comenzó bajo instituciones inclusivas, como la tesis en realidad exige. Los dos autores describen el surgimiento de China como algo temporal porque, según su teoría, esto tampoco puede suceder realmente. Lo más interesante es el hecho de que en los EE. UU. (y no solo en este país), los negros son mucho más pobres que los blancos, a pesar de que todos viven con las mismas instituciones inclusivas.
Mariaflavia Harari y Guido Tabelini, asistente y profesor de la renombrada Universidad Bocconi de Italia, muestran en su artículo: «El efecto de la cultura en el funcionamiento de las instituciones», que la cultura y las instituciones se influyen mutuamente y no que la cultura es un resultado de las instituciones, como afirman Acemoglu y Robinson. Demuestran que, en diferentes países, a pesar de las idénticas instituciones políticas y jurídicas, la riqueza varía enormemente entre las diferentes regiones a lo largo de décadas e incluso siglos. Un ejemplo famoso es la diferencia entre el norte rico y el sur pobre de Italia. En este caso, son las diferentes culturas y no las instituciones las que son decisivas.
En conclusión, puede decirse que las instituciones son, en efecto, un pilar fundamental de la prosperidad, cosa que sabemos desde Adam Smith. Pero afirmar que son las únicas o principales responsables de la prosperidad es simplemente erróneo.
La teoría de la dependencia – La explotación por parte de naciones y empresas extranjeras como el factor de pobreza más importante
La teoría de la dependencia es el término genérico para un grupo de teorías de desarrollo, originalmente desarrolladas en América Latina a mediados de la década de 1960, que están estrechamente relacionadas en sus supuestos básicos. Estas teorías enfatizan la existencia de dependencias jerárquicas (llamado dependencias) entre la industria (llamada metrópolis) y los países en desarrollo (llamados periferias) y consideran que las oportunidades de desarrollo del Tercer Mundo están limitadas por esta relación jerárquica.
Las teorías de la dependencia sugieren que los factores externos asignan permanentemente a los países en desarrollo una posición estructuralmente inestable y subordinada en la economía mundial.
Históricamente, la era del colonialismo es la principal responsable aquí. Se afirma que esto había orientado la economía de las sociedades afectadas unilateralmente a las necesidades de las potencias coloniales y habían bloqueado sus oportunidades de desarrollo. Este desfavorable equilibrio de poder continuó existiendo incluso después de la descolonización, de modo que las antiguas regiones coloniales siguieron apareciendo solo como la periferia económica de los países industriales clásicos, actuando como «metrópolis».
La integración en el mercado mundial, la actividad de las empresas multinacionales y la continua participación como meros exportadores de materias primas, solidificaron la posición de dependencia de los países en desarrollo en la «periferia» de la economía mundial en lugar de mejorarla, tal como lo suponen las teorías de modernización.
En este punto enumeraré algunos argumentos que ya no se discuten, incluso fuera de los representantes de la teoría de la dependencia:
•Hay muchas empresas internacionales que explotan productos agrícolas y minerales como el café o el cobre en condiciones de esclavitud, causando así un daño masivo al medio ambiente y embolsándose la mayor parte de los beneficios. Solo una élite corrupta de políticos del país en cuestión se encuentra entre los que recogen el dinero.
•El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que están dominados por las naciones industriales ricas, imponen reglas a los países del tercer mundo, que en última instancia sirven principalmente a las naciones ricas. Además, los préstamos se utilizan indebidamente como palanca política.
•En la mayoría de los países en desarrollo, el gasto militar es mayor que el gasto en salud y educación combinados. Esto a su vez beneficia a los proveedores de equipo militar, que provienen de países extranjeros ricos.
•El régimen fiscal proteccionista de los países industrializados ricos impide el comercio sin barreras, especialmente en el caso de los bienes de exportación que son importantes para las naciones latinoamericanas, que estos países reclaman para sus propios productos.
•La ayuda para el desarrollo, mal orientada, que está alineada con los intereses estratégicos de los países donantes. Cuanto más importante estratégicamente es un país, más ayuda recibe. Además, los beneficiarios de la ayuda para el desarrollo se quedan con poco al final, ya que tienen que devolver sus préstamos a altas tasas de interés. La ayuda para el desarrollo tampoco suele satisfacer las necesidades de la población local. Por último, los beneficios de la ayuda para el desarrollo para los países donantes son mayores que las entradas.
Un punto importante de crítica de las teorías de la dependencia es que buscan las causas del menor nivel de desarrollo solo en las condiciones del comercio exterior, pero no en las condiciones internas, instituciones y decisiones políticas de los países en desarrollo. Con la ayuda de las teorías de la dependencia, se ha intentado explicar el continuo subdesarrollo de la región de África y América Latina en comparación con los países industrializados clásicos. Sin embargo, el éxito de varios países y regiones emergentes contradice claramente la suposición de una divergencia fundamentalmente necesaria entre los países industrializados y los países en desarrollo. En particular, el auge de las economías asiáticas, todavía débiles (estados tigre, estados pantera) hacen difícil una conciliación con los supuestos básicos teóricos de las teorías de la dependencia.
La diversidad de los países del llamado tercer mundo, con sus muy distintos e independientes procesos de diferenciación y desarrollo, no es retomada analíticamente ni explicada empíricamente por las teorías de la dependencia, con la consecuencia de su «fracaso o fracasos en un mundo muy diferenciado».
La explotación por parte de países extranjeros, sus instituciones y empresas, es un hecho imposible de negar. Pero no es un factor causal de prosperidad. Sin embargo, se tiene en cuenta en mi modelo.
El problema de las teorías de la riqueza monocausal