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MISERIAS DEL PODER

LOS PODERES LOCALES

Y EL NUEVO ESTADO FRANQUISTA 1936-1951

MISERIAS DEL PODER

LOS PODERES LOCALES

Y EL NUEVO ESTADO FRANQUISTA 1936-1951

Óscar Rodríguez Barreira

UNIVERSITAT DE VALÈNCIA

Esta publicación no puede ser reproducida, ni total ni parcialmente, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, ya sea fotomecánico, fotoquímico, electrónico, por fotocopia o por cualquier otro, sin el permiso previo de la editorial.

© De los textos, Óscar Rodríguez Barreira, 2013

© De esta edición: Publicacions de la Universitat de València, 2013

Publicacions de la Universitat de València

http://puv.uv.es publicacions@uv.es

Ilustraciones de la cubierta: Escuela nacional-sindicalista de capacitación social de trabajadores, Madrid (Ciudad Lineal). Archivo General de la Administración, Cultura, 3, sig. F/04074 (delantera). Inaguración de agua potable en Puebla de Sanabria (Zamora, 1952. Archivo General de la Administración. Presidencia, 17.10, sig. 51/20693 (trasera). Diseño de la cubierta: Celso Hernández de la Figuera Fotocomposición, maquetación y corrección: Communico, C.B.

ISBN: 978-84-370-9334-5

Edición digital

Para Antonio y Sofía

A Manuel Rodríguez (8/5/1945-25/7/2008) In memoriam

Eran enemigos [de las Córtes de Cádiz] muchos de los regidores perpetuos de algunos ayuntamientos porque en la Constitucion se estableció que estos oficios municipales no se transfiriesen de padres a hijos como propiedad de ciertas familias sino que quedasen á la libre eleccion de los pueblos respectivos.

JOSÉ MARÍA CALATRAVA (1781-1846)

ÍNDICE

PRÓLOGO DE CONTINUIDADES Y RUPTURAS

AGRADECIMIENTOS

QUIS CUSTODIET IPSOS CUSTODIES?

VIVIR LA CRUZADA EN EL INFIERNO. LA QUINTA COLUMNA

Una caldera avivada por los malagueños

Ángeles en el Infierno. De la salvación al Socorro Blanco

Cruzados clandestinos. La Quinta Columna

HIJOS SUBVERSIVOS, PADRES DE ORDEN. FALANGE: MUERTE Y RESURRECCIÓN

Profetas de la nación herida

Las migajas del Pan de Franco. Auxilio Social

¿Hombres nuevos? El Frente de Juventudes

CAUDILLOS Y DEUDOS. CLIENTES DE UN PODER LOCAL FASCISTIZADO

El poder local franquista, un poder fascistizado

La reconstrucción de las instituciones locales

El Gobierno Civil asediado. La lucha entre los poderes provinciales

Pequeños caudillos. Reajuste caciquil y renovación de los cuadros políticos

Sociología del poder

CONCLUSIONES

ANEXOS

Afiliados a FE-JONS en Almería (1936)

Dirigentes de la OJ y del Frente de Juventudes en Almería (1939-1945)

Redes de poder en FET-JONS e instituciones del Estado. Berja, Almería, Málaga, Madrid (1939-1949)

Poniente de Almería. Alcaldes notarios de la zona uvera

Redes de parentesco entre los Villalobos y los Gallardo. Monárquicos y la DLR

Redes de parentesco de los Gutiérrez Murillo con los Villalobos y los Joya

Familia cercana de Lorenzo Gallardo Gallardo

Redes familiares y profesionales que facilitaron la conexión entre Berja (Almería) y Madrid en la sublevación contra la República

Los Pérez. Una saga política almeriense (ss XIX-XX)

Ediles con trayectoria anterior en los ayuntamientos de sus localidades Etapa Vivar Téllez y García del Olmo

Ediles en la provincia de Almería (1939-1947)

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

Fuentes

Bibliografía

ÍNDICES

Índice de tablas

Índice de gráficos

Índice onomástic

DE CONTINUIDADES Y RUPTURAS

El conde de Romanones afirmó que «Almería era una de la provincias más cuneras de España». No le faltaba razón al conde si nos atenemos a las elecciones generales de 1910, en las que todos los diputados elegidos por la provincia fueron cuneros. En realidad, la presencia de diputados cuneros se había incrementando desde el último tercio del siglo XIX hasta alcanzar casi un setenta por ciento entre 1903 y 1923. El aumento del cunerismo político en la provincia de Almería fue paralelo a dos procesos: la conversión en rentista de la burguesía minera y comercial, que había protagonizado el empuje económico exportador de la primera mitad del siglo XIX y había estado presente en las Cortes en los momentos clave de la consolidación del liberalismo, junto al fraccionamiento y la debilidad de los partidos del turno provinciales que dejaron Almería sin los referentes políticos fuertes y estables que la habían caracterizado hasta finales del Sexenio Democrático.

Muchos de los hijos de aquellos emprendedores se hicieron rentistas a lo largo de los años de la Restauración y abandonaron la idea de pesar por sí mismos en Madrid. Prefirieron mantener estrechas relaciones con los líderes de las distintas facciones de los partidos del turno y quedarse controlando, desde sus redes de clientes, los hilos del poder local y provincial. Estas relaciones, trenzadas durante el reinado de Isabel II, se consolidaron en los años de la Restauración no solo en las zonas rurales, sino también en el propio núcleo urbano de la ciudad de Almería, donde instrumentos como la dirección de la Junta de Obras del Puerto constituyeron un eficaz resorte por el que fluyó el favor y la influencia a lo largo de gran parte del primer tercio del siglo XX.

El clientelismo lo inundó todo. Políticos reformistas, como Augusto Barcia Trelles –ministro de Gracia y Justicia tras las elecciones de febrero de 1936, que dieron el triunfo al Frente Popular–, desembarcaron en Almería en 1914 y se asentaron en la importante red clientelar liberal existente en el distrito de Vera, hasta el punto de que tendría serios obstáculos para, debido a su pasado caciquil, ser aceptado en la candidatura frentepopulista de la provincia. Y es que el clientelismo y el cunerismo exasperaron a los grupos de oposición al sistema, y no faltaron las campañas ni la movilización ciudadana contra el caciquismo. Aunque fueron efímeras, pusieron de relieve un grado de contestación urbana que aunó a grupos tan dispares como republicanos y socialistas con mauristas. Ante todo, se creó un sentimiento que cuajó especialmente entre la juventud que asumiría años más tarde las riendas del poder local y provincial de la II República. Llamamientos como: «Almerienses, si aún amáis a la patria y a la tierra donde nacisteis, poned en las candidaturas que depositéis en las urnas el domingo próximo: ¡Dato, no! ¡García Prieto, no! ¡Maura, no! ¡Romanones, no! ¡Fuera, fuera todos!», solían terminar con el grito de «¡¡Almería sin diputados!!», ante las sucesivas convocatorias electorales de la segunda década del siglo XX.

Óscar Rodríguez Barreira, el autor de este libro, señala el encumbramiento de los políticos de la dictadura de Primo de Rivera en los primeros ayuntamientos del primer franquismo en Almería, y la perpetuación y continuidad que encuentra el clientelismo remodelado en los poderes locales y provinciales franquistas. No le falta razón. El descuaje del caciquismo y la depuración política y administrativa llevada a cabo por las autoridades de la dictadura de Primo de Rivera contra la vieja política almeriense apenas superaron los seis primeros meses. La fiebre regeneracionista de los primeros momentos alejó del poder a quienes durante años habían sustentado y se habían favorecido de la presencia de políticos cuneros, y dejó pervivir en el medio rural a los caciques tradicionales y sus redes clientelares, lo que dio lugar a un nuevo caciquismo de partido único. Nuevos caciques que, procedentes del maurismo o del catolicismo sociológico, nutrieron la Unión Patriótica, el Somatén y los cargos públicos de las instituciones locales y provinciales durante la dictadura para encontrarlos en los años de la II República como firmes bastiones de Acción Popular y otros partidos de derechas. Gran parte de ellos volverían a protagonizar la escena política almeriense una vez finalizada la Guerra Civil. Eso sí, adaptándose a la nueva situación creada por la dictadura: la de un poder local facistizado.

Tal vez, la figura de Francisco Pérez Cordero, primer gobernador civil de Almería (1939-1940), condensa las continuidades del pasado caciquil y las prácticas clientelares que reaparecen en el franquismo. Su padre, Emilio Pérez Ibáñez, había sido un destacado dirigente conservador de la Almería de entre siglos, diputado en Cortes en 1884, 1891, 1893 y 1899, y líder indiscutible de la importante fracción silvelista de la provincia. Pérez Cordero fue alcalde de la ciudad de Almería entre el 15 de diciembre de 1915 y el 25 de mayo de 1917, concejal durante los años de la dictadura de Primo de Rivera, enlace entre los dirigentes madrileños de FE-JONS con Almería en 1933, para recalar en Renovación Española en los años finales de la República, un partido más acorde con su edad, trayectoria y pensamiento. En abril de 1939, cuando ya era gobernador franquista, reivindicó haber sido el primer jefe de Falange en Almería a finales de 1933 y trató de adaptar su trayectoria personal a las necesidades del momento y también de reinventar su pasado y, a la vez, el de la Falange almeriense.

Y es que el Nuevo Estado franquista no redujo el poder de los notables, al contrario, construyó un sistema en el que estos fueron capaces de satisfacer sus necesidades sin las interferencias de la opinión popular. Las viejas redes clientelares locales buscaron acomodarse a la nueva situación de partido único de la dictadura, y llegaron no solo a infiltrase en FET-JONS, sino que, en algunos casos, incluso la constituyeron y lideraron.

Una de las virtudes de este libro es que muestra cómo la vida política oficial del franquismo no fue, precisamente, una balsa de aceite. Lejos del mito construido por la dictadura, los años cuarenta estuvieron plagados de conflictos en penumbra protagonizados por las diferentes redes políticas y sociales que formaron la coalición reaccionaria en la que se sustentó el franquismo. Fue frecuente que las redes clientelares de los antiguos políticos derechistas con relevancia durante la II República se auparan al poder y quedaran integradas en los nuevos ayuntamientos, del mismo modo que las que no lo conseguían intentaran penetrar en FET-JONS o, como sucedía en múltiples ocasiones, lograran copar ambas instituciones ejerciendo una hegemonía total en sus pueblos. Poco margen para reaccionar les quedó a los, escasos, camisas viejas almerienses que sobrevivieron a la guerra. En las localidades pequeñas, la persistencia de las derechas tradicionales y la inexistencia de ruptura política fue lo habitual. La construcción no consensuada del poder municipal –designación como alcaldes y ediles de caciques y amigos del gobernador– fue lo habitual y el principal motivo de conflicto.

De todo ello escribe, y sobre ello se pregunta, Óscar Rodríguez Barreira en Miserias del poder, un libro que aborda la construcción del poder local durante la posguerra desde una perspectiva reticular y desde abajo. Una obra en la que se pretende constatar, desde el ámbito local, «los intereses materiales de quienes detentaban el poder, calibrar la capacidad proselitista del franquismo, analizar el peso de la familia y las redes clientelares en la dinámica política o dilucidar la continuidad o ruptura de los cuadros políticos de la dictadura».

La obra está concebida en tres capítulos. El primero aborda la narración de la Guerra Civil en Almería a través de los ojos y las experiencias rememoradas por las derechas: la construcción de las redes sociopolíticas en torno a la Quinta Columna, la configuración de los futuros cuadros políticos del franquismo y la evolución de las actitudes sociales y de resistencia a la República y la guerra... El segundo capítulo presta especial atención a las dinámicas de exclusión de la política republicana y al nacimiento de FE-JONS para, luego, poner el acento en el Frente de Juventudes y Auxilio Social, dos de las delegaciones de la renacida FET-JONS con mayor proyección social, cuyo análisis ofrece una explicación del papel desempeñado por el partido único en el Nuevo Estado. El último capítulo se ocupa del poder en las instituciones locales y provinciales durante los años cuarenta. Los conflictos entre las jefaturas de FET-JONS y los gobernadores civiles hasta que el poder central impuso la unificación de cargos, la renovación de los cuadros políticos intermedios del franquismo, el perfil de los dirigentes franquistas de los años cuarenta y, sobre todo, la interacción entre lo viejo y lo nuevo, dando especial relevancia a las redes de poder de los notables y a la renovación fundamentada en las redes sociopolíticas construidas durante la traumática experiencia bélica, completan una investigación que, como podrá observar el lector, llena esta obra de sugerencias y reflexiones que nos acercan, con rigor, a un pasado no muy lejano y hasta ahora poco conocido.

Como se podrá comprobar, el libro que nos ofrece Óscar, fruto de una madura reflexión que concluyó en una excelente tesis doctoral, es un buen libro de historia que va a contribuir, sin lugar a dudas, a oxigenar la esclerotizada historiografía sobre el franquismo en Andalucía en lo que respecta a las instituciones locales. Es también una aportación notable al debate estatal sobre los apoyos sociales de la dictadura y al del funcionamiento del poder bajo el franquismo. En definitiva, este libro ayudará al lector a formarse una valoración del lugar que debe ocupar el franquismo en la historia contemporánea de España. Una obra, en suma, que hace una eficaz demostración de los caminos que hay que transitar para hacer buena historia.

FERNANDO MARTÍNEZ LÓPEZ

Catedrático de Historia Contemporánea

Cabo de Gata (Almería), junio del 2009

AGRADECIMIENTOS

Este libro estÿ construido a partir de un capítulo y medio, reducido y reelaborado, de mi tesis doctoral –la cual defendí en la Universidad de Almería el 11 de mayo del 2007–. En primer lugar, quisiera agradecer al tribunal que la juzgó –los doctores D. Ismael Saz, D. Manuel Ortiz Heras, D. Francisco Sevillano, D. Antonio Cazorla y D. Luis Carlos Navarro– tanto su presencia como las críticas que realizaron. La mayor parte de ellas están recogidas aquí.

Miserias del poder está dedicado a las dos personas que, además de mis padres, más me han ayudado: Antonio Cazorla Sánchez y Sofía Rodríguez López. Además de dedicárselo a ellos, este trabajo quiere ser un homenaje a Manuel Rodríguez Fernández (qepd), mi padre, mi amigo, mi incansable lector. Gracias, Manolo; gracias, papá.

Tengo el honor de haber contado con Antonio Cazorla como maestro. Antonio ejerció, pues, una labor que ni le correspondía ni le reportó beneficio alguno, todo lo contrario. Aunque él fue el primero en estudiar el franquismo en Almería, nunca se sintió ofendido, o cuestionado, por mis intereses investigadores, sino que me animó e impulsó sin reservas. En un mundillo tan poblado de desconfianza y egos nunca saciados, siempre mostró una fe inquebrantable en mí y en mi proyecto. Un comportamiento lleno de generosidad, profesionalidad y espíritu democrático.

A Sofía Rodríguez la conozco desde los tiempos de la licenciatura y ya entonces era el espejo en el que todos nos mirábamos. Compartir beca y director durante nuestras tesis doctorales pudo haberse convertido en algo desagradable, mas nunca fue así. Los cuatro años durante los que trabajamos en el área de Historia Contemporánea fueron un placer, y nuestra relación, ahora que las obligaciones profesionales ya no nos mantienen unidos, es de las cosas buenas que ocurren en mi vida. Al hacer balance de nuestros años de amistad solo puedo decir que es una intelectual de primera línea,una amiga fiel y una persona íntegra. Es un orgullo estar en su mundo. Gracias.

Este libro trata, entre otras cosas, de la construcción del poder local durante la posguerra, analizándola desde la perspectiva de la nueva historia política y las teorías de redes sociales. La utilización de este punto de vista no es fruto del azar, ya que tanto Antonio Cazorla como los miembros del grupo de investigación Sur-Clío y sus directores, los catedráticos Fernando Martínez y Francisco Andújar, lo llevan aplicando en sus trabajos y enseñando en las aulas desde tiempo ha. A Fernando debo agradecerle su confianza en momentos difíciles y el que me devolviera a un lugar de trabajo agradable. Solo en un espacio así podía recuperar el gusto por la historia, mi verdadera pasión. Este último agradecimiento lo extiendo al resto del grupo, y en especial, a Maribel Ruiz García.

Ismael Saz no solo ha estado dispuesto a debatir y enseñarme sobre el franquismo, sino que, precisamente cuando más alejado estuve de la universidad, me animó, y apoyó, para que continuara adelante. También quiero acordarme de otros colegas, casi todos de la última generación de investigadores del franquismo, que, bien leyeron críticamente mis textos, bien me facilitaron e ilustraron con los suyos, o bien estuvieron dispuestos al debate: Ana Cabana, Zira Box, Jorge Marco, Miguel Ángel del Arco, José Antonio Parejo, Laura Zenobi... No puedo, ni debo, olvidar que Carmen Rosa García y Valeriano Sánchez me ayudaron con mis búsquedas de archivo sobre la familia Vivar en Vélez-Málaga y sobre los linajes políticos de Berja, respectivamente. Tampoco puedo pasar sin mencionar a Nicolás Suárez de Urbina, que me ayudó con los idiomas y con la informática. Fuera del ámbito académico, durante la complicada fase de redacción del libro, obtuve cobijo, café y simpatía en El Bellas, en Ponferrada, que no sería lo que es sin Manu, Gelín y Noel. También recuerdo el cariño y la fe que me regalaron Aitana, Ivano, Fran, Lucky, Carlos y... René.

Debo agradecer el trato que me dispensaron los responsables y trabajadores de los diferentes archivos y bibliotecas que visité para realizar este libro. En este sentido, es de justicia reconocer el revulsivo que supuso la llegada de Marisa Andrés Uroz a la dirección del Archivo Histórico Provincial de Almería. Allí, Ramón Martínez Siles (qepd) siempre me atendió con cordialidad y alegría, no poniendo pegas para fiarme el pago de algunas fotocopias o, incluso, para hacer llamadas perdidas a mi móvil cuando, por mis habituales despistes, lo olvidaba en alguna de las estancias del edificio. Vicent Olmos y el resto del equipo de Publicacions de la Universitat de València jugaron otro papel fundamental. Durante la fase de edición de este, Vicent mostró una paciencia y profesionalidad infinitas. Tampoco me cansaré de dar las gracias a todas las personas que me ofrecieron sus testimonios. Entiendo que muchas de las cosas que se explican aquí no se corresponden con su recuerdo y experiencia. Esta discrepancia no es solo lógica, sino incluso saludable. En cualquier caso, quiero aclarar que si en algún momento he errado en la interpretación que doy a sus palabras, nunca fue con mala fe.

Finalmente, quiero mencionar a los míos. Olga, mi madre, es todo cuanto tengo y la responsable de todo lo bueno que pueda hacer. Sin ella no seguiría adelante. Sin ella este libro no se habría concluido. Gracias, Olgui; gracias, mamá. Mi hermano Carlos, su mujer, Sonia, y mis sobrinos Carlos, Adrián e Idaira son una permanente razón para la alegría. También recibí un apoyo incondicional de mis tíos Mariló y José Manuel, y de mis primos Víctor, Olga y Beatriz. Este libro es, también, consecuencia de la memoria que se me transmitió de la tragedia de mi bisabuelo Máximo Blanco (qepd). Mis abuelos Generoso (qepd) y Concha (qepd) le pusieron voz y sentimiento a esta y otras historias. Gene y Manolo son, además, mi referencia ética en el trabajo. No menos importantes han sido las enseñanzas de mi otra memoria, la que me regalan mis abuelos Bonifacio y Pascuala.

Gracias a todos.

A primeros del 2009, entre Almería y Ponferrada

956,63 ₽
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701 стр. 102 иллюстрации
ISBN:
9788437093345
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