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CUERPO HERIDO

Primera edición: mayo 2021

ISBN: 978-607-8773-13-8

© Nathán Grinberg-Zylberbaum

© Gilda Consuelo Salinas Quiñones

(Trópico de Escorpio)

Empresa 34 B-203, Col. San Juan

CDMX, 03730

www.gildasalinasescritora.com Trópico de Escorpio

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Distribución: Trópico de Escorpio

www.tropicodeescorpio.com.mx Trópico de Escorpio

Diseño editorial: Karina Flores

Ilustración de la portada: Aliria Morales

Sólo tú duplicas el alba (Técnica mixta masa-roca 90cm X 100cm)

HECHO EN MÉXICO

A mi mamá

a quien tanto extraño

A Jacky

mi hermano guardián

A Paulina,

mi amiga, mi hermana,

mi confidente

A Tania y Andrea,

las luces de mis ojos

A Mina,

por tu gran corazón

y generosidad sin límites

Así que no os angustiéis por el día de mañana porque el día de mañana traerá su afán y basta a cada día su propio afán. (Mateo 639-34)

El amor y la locura son los motores que hacen andar la vida. Marguerite Yourcenar

Violentar los cielos
Caigo, floto

Caigo, floto

en la rotundidad del

dolor,

agonía profunda

recalcitrante e

insistente.

Que toca a mi puerta,

impertinente,

a cualquier hora,

a deshoras,

sin honra, con

desvergüenza.

La grosera, la infame;

aturdida a veces,

a veces segura

pero siempre atinada

con su flecha

envenenada,

clavando sin mesura

y con alevosía

su mortífero ajenjo

en mis mortajas

y vísceras.

Cual torero soberbio,

apuñalar certero

a su débil esclavo

y obtener con eso

y su excesiva sed

de sangre.

Violentar los cielos

y el infierno.

Soledad

Qué soledad la mía,

como la de una

barcaza encallada y

rota,

a la orilla de un lago

semiseco,

o un cráter vacío

sin lava, sin piedras

siquiera,

solo con recuerdos

añejos de su poderío.

Qué gran soledad,

parecida a un pez

dorado

único en una pecera,

que rumia su camino

batiendo sus aletas

siempre al mismo

compás,

cambiando su tamaño

según lo cerca o lejos

que te encuentres

de su transparente

cárcel.

Soledad abrumadora

como el desgarrador

olor de un bosque

incendiado

que solo arroja

pérdidas.

Como las tetas de una

mujer, caídas y secas,

sin leche para su cría

que se desgañita

de hambre.

Como un águila sin

alas,

siendo desollada

por los de su especie,

caníbales al fin

gozando el festín,

la orgía de sangre.

Como un mar muerto,

salado,

inerte, sin vida,

sin ninguna vida.

Como el oso polar que

ya no tiene hielo

de dónde asirse

y el salmón sin

cascada

dónde juguetear.

Como el hombre sin

Dios,

como estamos todos

los hombres

de este planeta y

de cualquier planeta.

Porque Dios está

muerto.

Como cuando era niño

y nadie se acordaba

de mi cumpleaños.

O cuando cada año

sin chistar,

había que ensayar las

canciones para

el Día de las Madres;

pedirle a un huérfano

que ensaye

y que luego cante

el Día de las Madres,

¿y sonriendo?

(un sacrilegio).

La de una ballena

encallada, la

de un perro amarillo,

de un gatito

hambriento debajo de

un coche,

un tigre enjaulado,

un cuyo corriendo a

toda velocidad

en una rueda de la

fortuna rosa, infinita.

Así es mi triste,

inválida, atosigante

ridícula, energúmena,

despiadada y cruel;

aburrida, intrigante,

ociosa, malhumorada,

adolorida, podrida;

mi desdichada

soledad.

Este cuerpo

Este cuerpo en el que viajo ya no quiere trabajar y lo entiendo bien: está viejo, inservible,

ya no le funcionan las manecillas, ya no da bien la hora; parece un reloj barato de los que

venden en la Lagunilla: se descompone a la primera.

Una cafetera vieja y quemada.

Pobre cuerpo mío, ya no quiere jalar la carreta, se falsean las patas del caballo y el jinete,

por más que lo latiguea no obtiene respuesta.

¡Ay, pobre cuerpo mío!, parece un comal al que se le pega la comida o una llave de agua de

la que ya no sale líquido, no por lo menos al gusto del sediento.

Este cuerpo mío tiene fugas de agua, de aceite, de palabras, amores, recuerdos.

A veces ya ni siquiera sabe su nombre, más bien el nombre del que habita.

Mi cuerpo es una cruz que llevo cargando, haciendo mis paradas penitentes para subir el

monte.

Mi cuerpo está clavado a una cruz con dos ladrones a mis costados, ladrones que me roban

el aliento, mis pulmones, con la huella de una estaca clavada entre mis costillas, ya no

puedo más y tengo que repetir como Él: Dios, ¿por qué me has abandonado?

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1 052,68 ₽
Возрастное ограничение:
0+
Объем:
26 стр. 3 иллюстрации
ISBN:
9786078773138
Издатель:
Правообладатель:
Bookwire
Формат скачивания:
epub, fb2, fb3, ios.epub, mobi, pdf, txt, zip

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