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Introducción
Pasquines, cartas y enemigos ha sido un proyecto que he concebido con la explícita intención de volver a estudiar de manera más cercana un espacio geográfico y un periodo histórico con los cuales me atan profundas raíces. En pocas palabras, una forma de volver a dedicar mi energía al estudio de la historia de mi país. Pero este libro no trata exclusivamente de la historia del Nuevo Reino de Granada. Aquí se dan cita otros territorios que como el nuestro formaron parte de la monarquía española en los siglos XVI y XVII. Esa pertenencia repercute en la manifestación de prácticas de comportamiento que hacían parte de una cultura euroamericana de la que surgieron comunes actitudes en el orden mental, político, social y económico. Los fundamentos y explicaciones de ese peculiar tipo de cultura común a todos los reinos americanos recorren las páginas de esta investigación y ayudan a dar testimonio de la importancia de estudiar las interconexiones de los diferentes espacios territoriales en la historia.
El origen más remoto de la preocupación por el rastreo y significado de las expresiones de disenso —diversas a la rebelión—1 que caracterizaron a las sociedades hispanoamericanas de los siglos XVI al XVIII surgió de las revisiones bibliográficas que pude hacer en amplios repositorios como los de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos en varias estancias desde el año 2004 y de los italianos en la Fondazioni Luigi Einaudi y en la Fondazioni Luigi Firpo de Turín en los años 2008, 2009 y 2011. El acceso a una vasta cantidad de materiales de la historiografía europea y americana me permitió ampliar mi visión de este tipo de problemáticas y apreciar las carencias de nuestras historiografías nacionales, en particular de la mexicana y de la colombiana con las que siempre he mantenido un estrecho contacto.
Otro impulso lejano de este libro fue el proyecto presentado al Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) en el año 2007 titulado “Representaciones políticas en los pasquines neogranadinos de los siglos XVI y XVII”, el cual fue premiado con una beca de historia colonial que finalmente no pude utilizar y al que renuncié debido a las complicaciones burocráticas y financieras que implicaba ponerlo en marcha desde México, en donde vivía en esa época. Pero, de cualquier manera, ese proyecto fue una punta de lanza de mis futuras investigaciones al cual le estoy muy reconocida.
Por otra parte, muchas de las ideas que conforman este libro se han ido depurando a partir de los intercambios que se han generado en diversas reuniones internacionales o invitaciones editoriales en las que se discutieron asuntos relacionados con la opinión y la esfera pública, los procesos de comunicación y el uso del lenguaje crítico. Con Gabriel Torres Puga, profesor de El Colegio de México, hemos encontrado intersecciones en nuestros respectivos trabajos que nos han permitido reunirnos en varias oportunidades alrededor de eventos que están atrás de las páginas de este libro. En el año 2015 él me extendió una invitación para participar en un simposio internacional de estudios inquisitoriales que tuvo lugar en Alcalá de Henares y al que finalmente no pude asistir, pero de donde emergió la inquietud de estudiar la matriz religiosa del escándalo y su transformación en mecanismo político e instrumento de publicidad. Pocos meses después, los profesores brasileños Adriano Comissoli y Murillo Días Winter me invitaron a hacer parte de un interesante proyecto editorial sobre comunicación y política en el mundo atlántico titulado Penas, prelos e vozes: comunicação e política no mundo Atlântico (sécs. xvii-xix) que no pudieron concretar sus directores. De esas dos experiencias surgió el capítulo 3 de esta obra. En el año 2016 propuse un panel sobre los procesos comunicativos y el uso del lenguaje crítico como parte de la reunión internacional Translation and Transmission in the Early Americas organizado por los profesores Ralph Bauer y Allison Bigelow en la Universidad de Maryland. Mi intervención en el panel fue el origen del capítulo 4.
Estos avances, junto al adelanto que tenía de mi investigación particular sobre el Nuevo Reino de Granada y los procesos por injurias y publicación de pasquines, me llevaron a articular el conjunto definitivo de los materiales que conforman los restantes capítulos del libro, al que decidí sumar en última instancia, el resultado de la oportunidad que me brindó el coloquio sobre inquisiciones comparadas al que fui invitada en 2019 por los profesores Gerardo Lara Cisneros de la Universidad Nacional Autónoma de México y Gabriel Torres Puga de El Colegio de México. En estas dos instituciones se llevó a cabo un innovador encuentro organizado por la UNAM, El Colegio de México, la Universidad Católica Lusitana y la Universidad de Lisboa para discutir el tema de los lenguajes inquisitoriales. Una parte de mi colaboración en esa reunión dio lugar al capítulo 7, pensado originalmente solo para estudiar un caso de pasquines dibujados ocurrido en el Nuevo Reino de Granada, pero al que finalmente decidí añadir otros hallazgos hispanoamericanos relacionados con el lenguaje visual y que nutrió aún más los otros lenguajes de injuria tratados en los siguientes capítulos del libro.
El objetivo de esta obra es sistematizar los significados de las voces, imágenes y gestos que mediaron los conflictos ocurridos en Hispanoamérica en los siglos XVI y XVII. Aunque esas voces, imágenes y gestos aparentan ser el resultado de momentos caóticos, expresan en conjunto el valor dado en aquella época al privilegio, al honor y al prestigio.
La posesión y desposesión de esta última triada de valores estaba directamente vinculada a la fama. La fama o reputación definía la posición de una persona en la sociedad de antiguo régimen, era cambiante en el tiempo y podía construirse y reconstruirse por varios de los mecanismos injuriosos que estudiaremos en este libro.2 Sin embargo, debe distinguirse con cuidado la diferencia entre fama e infamia, términos vinculados, pero no idénticos. Según arguye Jeffrey Bowman basado en códigos medievales como el de las Siete Partidas, la mala fama, en cuanto condición social, era permanente —contrariamente a lo que aducía Diana Luz Ceballos Gómez—, mientras que la infamia, en cuanto condición legal, podía ser revocada o anulada. La infamia podía, por otra parte, ser de dos tipos: de hecho y de derecho. En la primera categoría se encontraban oficios o condiciones personales que podían infamar a sus practicantes, como la de usureros, prostitutas, hijos ilegítimos o sodomitas. La segunda se adquiría a través de sentencia judicial por traición, adulterio, robo, fraude o corrupción, entre otras culpas.3 El estudio de los lenguajes verbales, simbólicos y de representación pretende comprender mejor a las sociedades en las que se originaron las diversas formas del insulto, así como las estrategias de las que la gente se valía para su manifestación y publicación. Estos lenguajes también ayudarán a entender los matices y diferencias entre fama e infamia.
La aproximación al problema desde la historia cultural me permite hacer visibles las diversas aristas del poder, la ambición, la sexualidad y las expectativas sociopolíticas de los vasallos americanos de la monarquía española, fueran estos funcionarios de diversos rangos, eclesiásticos regulares y seculares, capitanes de conquista, encomenderos, y un abanico de la llamada ‘gente común’ entre los que podemos mencionar mercaderes de ropa y esclavos, artesanos, criados mulatos e indios de los dos sexos, mujeres casadas nobles, mujeres dueñas de posadas, mujeres mestizas o ‘sin dueño’, mujeres consideradas de ‘mala vida’, viudas ricas y hombres jóvenes sin oficio.
En los nueve capítulos del libro se exploran las formas que podía asumir el lenguaje de las pasiones presente en cartas, graffiti, libelos infamatorios, objetos infamantes y muertes atroces. La investigación se apoya en una gran cantidad de documentación inédita y aunque está dirigida a un público especializado, pretende generar el interés de una audiencia general porque el insulto es una especie de ‘arte’ que se hace reiteradamente muy explícito en la nueva era y cultura digital que compete a todos, así como en las complejas reacciones que ha suscitado el llamado ‘posconflicto’ en Colombia que pueden proyectarse de la misma manera a situaciones similares de otros países latinoamericanos.
El primer capítulo es una introducción teórica, metodológica e historiográfica a los problemas y temáticas que se abordarán a lo largo del libro. Se presenta una reflexión primaria sobre el significado de la historia cultural del lenguaje y de otras dos subdisciplinas de la historia cultural emparentadas con ella: la historia de las emociones y la historia de la cultura escrita.
El segundo capítulo está enmarcado en la subdisciplina de la historia de las emociones como parte de la historia cultural. Aquí me acerco al estudio del odio y de la ira como pasiones desencadenantes de la enemistad. En cuanto emociones y lenguaje están íntimamente vinculados, se proporciona una reflexión del contexto en el que surgen los conceptos de enemistad y enemigo capital, presentes a su vez en los pleitos por injurias, libelos y asesinatos que se estudian en todo el libro. Se exponen tres casos específicos ocurridos en las gobernaciones de Cartagena y de Santa Marta relacionados con el mundo jurídico y epistolar.
El tercer capítulo se enlaza con el anterior a partir del mundo de la cultura escrita epistolar. La ‘voz del papel’ trata sobre la comunicación política a través del intercambio epistolar entre los vasallos y las máximas autoridades de la monarquía y de la Iglesia: el rey y el papa, intercambio intensamente marcado por la transmisión de noticias de extrema gravedad originadas en conflictos jurisdiccionales y personales. En este capítulo se insiste en la estrecha relación existente entre el proceso comunicativo y el derecho de petición y se muestra y afirma que el flujo de noticias entre España y América estaba mediado por la legitimidad de ese derecho y la denuncia de agravios y escándalos.
El cuarto capítulo es una introducción a las escrituras subversivas y un recorrido panorámico por la historia de dos manifestaciones de la historia social de la escritura: los graffiti y los pasquines. Se presenta una diferenciación entre ambas, se explican los soportes materiales, los autores y los contenidos que las emparentan o las diferencian, así como las fuentes para ubicarlos. Como escrituras subversivas sirven para estudiar tanto la práctica social como el acto político que es implícito a ambas. Se analiza tanto para graffiti como para pasquines o libelos infamatorios el origen y la presencia en América desde tiempos remotos, usando ejemplos de toda la geografía americana.
El quinto capítulo, centrado en el Nuevo Reino de Granada, profundiza tanto regional como conceptualmente los aspectos generales tratados en el capítulo anterior. Se analizan las sanciones jurídicas e históricas a esta práctica, los momentos/lugares de aparición y las motivaciones que guiaban a los autores a hacer públicas las denuncias o las burlas. Se explora, igualmente, el vínculo entre ‘movimientos de opinión’ y aparición de pasquines, así como el concepto de ‘publicística’.
El propósito del sexto capítulo es referenciar los casos más tempranos de libelos que no tuvieron una estricta motivación política, al menos en su origen, sino que obedecían a razones personales y que nos permiten ver la cara cotidiana y violenta de la historia en los primeros tiempos de la colonización neogranadina. Los libelos de vecinos nos acercan al mundo de los celos, la infidelidad, la venganza, la violencia doméstica contra mujeres e indios, la destrucción de la fama y un sinfín de pasiones que se agitaban entre los muros de los poblados recién nacidos como Santafé de Antioquia y Santafé de Bogotá.
Con el séptimo capítulo iniciamos una reflexión particular de las diversas formas que asumió el lenguaje injurioso. Para estudiar el lenguaje visual injurioso este capítulo explora en un recorrido histórico las prácticas del fenómeno en Europa y en Hispanoamérica. Se centra, en particular, en cuatro casos paradigmáticos ocurridos en la segunda mitad del siglo XVI americano en los que se utilizan símbolos visuales denigratorios en iglesias, altares y pasquines. Los casos estudiados se apoyan en documentación muy selecta y de difícil ubicación. Su hallazgo nos permite explorar los significados de las imágenes en los que hubo apropiación de símbolos inquisitoriales —para tachar de judíos a los vecinos de los poblados— y las formas en que pudieron haberse difundido.
El octavo capítulo trata tanto del lenguaje visual insultante como del auditivo. Como no eran prácticas escritas son más difíciles de historiar, pero en ocasiones se las encuentra vinculadas a expresiones escritas, lo cual proporciona nuevas posibilidades al conocimiento profundo del lenguaje injurioso. Se referencia el uso de cuernos, matracas o cencerros, cantaletas, apostillas, redomazos y sambenitos en la geografía americana y se estudia en particular un caso de uso de cuernos a partir de un proceso criminal de un suceso ocurrido en Santafé de Bogotá en 1563.
El libro se cierra con un capítulo dedicado al estudio de una expresión extrema del lenguaje emocional, aquella que terminaba no solo en asesinato sino en muertes provocadas siguiendo rituales simbólicos que parecen aumentar el concepto de delito atroz del cual ya formaba parte, dentro de las clasificaciones de la época, el homicidio. Se estudian tres casos ocurridos respectivamente en Santafé de Bogotá y en Quito, el primero en la segunda mitad del siglo XVI y el segundo y tercero en los primeros años y mediados del siglo XVII. En dos de los tres casos existió un estrecho nexo entre la publicación de pasquines y los homicidios referidos.
La historia cultural es una subdisciplina joven de la Historia y por lo tanto tiene aún enormes potencialidades de desarrollo. He escrito este libro consciente de la necesidad de impulsar el conocimiento más profundo de las formas de interacción humana en los siglos XVI y XVII del territorio americano en general y neogranadino en particular. De manera específica, la historia cultural del lenguaje es una perspectiva metodológica que busca articular y resignificar las palabras, acciones y emociones de individuos y colectivos anónimos que otras escuelas historiográficas han pasado por alto o que consideraban dichas palabras, acciones y emociones como constitutivas de un periodo en el que estas se explicaban como parte de conductas erráticas o de sistemas sociales y políticos caóticos y poco estructurados.
Esta investigación es un aporte específico al estudio, conocimiento y contextualización de las expresiones, lugares y circunstancias en las que se manifestaba el lenguaje injurioso, y por lo tanto el conflicto, poniendo en evidencia un amplio conjunto de prácticas en las que estos se explicitaban, tales como los graffiti, los pasquines, las cartas y los homicidios, prácticas que a su vez constituyen fuentes históricas para desentrañar la enorme e impactante riqueza del lenguaje verbal, visual, simbólico e incluso auditivo. En este libro se sistematizan las diversas formas del lenguaje de humillación y se contextualiza desde un nuevo ángulo la importancia que las sociedades de la edad moderna concedían al honor y al prestigio. De manera paralela, el estudio reitera constantemente la existencia de una cultura política que tenía un lenguaje y unas expresiones que le eran propias.
De la que François-Xavier Guerra llamó “política antigua”4 o del antiguo régimen yo derivo la expresión “cultura política antigua/tradicional”,5 la cual entiendo como el conjunto de discursos (escritos y verbales) y prácticas estratégicas (simbólicas y de representación) por los cuales se daba una participación en la vida política, tanto de los sectores cultos de la sociedad como de aquellos que no formaban parte de la esfera política formal. La aproximación a la historia de la cultura política permite estudiar y entender los mecanismos y significados de los reclamos y las formas de participación en la vida política. En mis investigaciones me centro, en particular, en las prácticas de disenso que revelan la existencia de una dinámica esfera pública en los siglos xvi y xvii,6 la cual defino como aquellos espacios nacidos de las tensiones sociopolíticas que generaban un ambiente de discusión en la vida local, regional e incluso imperial. En este estudio me remito en particular a mecanismos generadores de esa esfera pública, como eran los de la suplicación real —un instrumento legítimo— y a su expresión contraria e ilegítima, el uso de escrituras y manifestaciones simbólicas subversivas. François-Xavier Guerra en su texto “De la política antigua a la política moderna” no se refería aún al concepto ‘cultura política’, pero este es homólogo a lo que él consideraba ‘formas de acción’ política, las cuales operaban en la vida política ordinaria como parte del “juego de influencias y relaciones para obtener decisiones favorables o para obstaculizar las adversas”,7 que desencadenaban en una multiplicación de pleitos. A las formas ordinarias de acción política se sumaban las extraordinarias que aparecían en momentos de fuertes tensiones y que en calles y plazas se manifestaban en forma de rumores, pasquines, motines y revueltas.
En las sociedades contemporáneas la injuria sigue siendo un delito de honor castigado con varios años de prisión y multas que pueden ascender a cientos de miles de dólares. Salvadas las diferencias jurídicas, sociales y políticas que median entre los siglos en este libro son estudiados, la defensa del honor es un derecho consagrado en el caso colombiano, en la Constitución Política de 1991. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos estipula que todas las personas tienen derecho a que se les respete su integridad física, psíquica y moral.8 No obstante, a la relatoría especial de la OEA le ha preocupado en fechas recientes la utilización de la figura de “delitos contra el honor” para justificar el desacato y el libre debate de las ideas que utilizan a su favor muchos funcionarios.9
El crecimiento acelerado de las nuevas tecnologías de la comunicación, así como el impresionante incremento de las redes sociales de internet, ha facilitado nuevas formas de intercambio humano, pero también, ha permitido un crecimiento exponencial de expresiones como el insulto, la injuria y la calumnia.
Los fenómenos que estudiaremos en este libro siguen muy vigentes. El uso del anonimato presente en las redes sociales es un fenómeno que podríamos homologar a la publicación de graffiti y pasquines en la era moderna. Lo paradójico del asunto es que las escrituras subversivas eran manifestaciones de una época en la que la libertad de expresión no existía aún y era duramente castigada y censurada. Las exhibiciones contemporáneas de agresión son, por el contrario, producto de una apertura desmesurada de las posibilidades de la comunicación y del crecimiento de la opinión pública. No obstante, con frecuencia se busca poner cortapisas al uso del anonimato, la creación de cuentas falsas e incluso la publicación de informaciones que puedan afectar a personajes de la alta esfera pública. Uno de los casos más recientes y estridentes ha sido el de la demanda por injuria agravada impuesta por la vicepresidenta de Colombia Martha Lucía Ramírez contra el periodista británico Jeremy McDermott quien publicó un informe en el que vinculaba una empresa familiar de la vicepresidenta con un presunto narcotraficante. Al final de julio de 2020 la denuncia penal fue retirada tras presiones del Comité Internacional para la Protección de los Periodistas y el llamado de atención de José Miguel Vivanco, director ejecutivo para las Américas de Human Rights Watch, en el que expresa que el honor de los funcionarios nunca debería protegerse por la vía penal.10 El reclamo del periodista investigativo y la declaración de la vicepresidenta en su cuenta de Twitter convergen en el respeto a la libertad periodística que es la razón que finalmente ha triunfado. Este desenlace nos muestra el abismo que separa a los siglos XVI y XVII del siglo xxi.
En el orden práctico, el libro cuenta con tres apéndices pensados como instrumentos para usar de manera interactiva con el texto. El glosario, en particular, resulta útil para ayudar a puntualizar los significados exactos o más cercanos que tenían las palabras en los siglos XVI y XVII, aunque en algunos casos las definiciones de esos términos no provienen de los léxicos del mismo periodo porque aún no estaban incluidos en ellos. Se ha privilegiado el uso de la terminología relacionada con el lenguaje injurioso, así como algunos conceptos que ayudan a entender la lógica de tipo estamental que marcó el periodo tratado.
1 Tema del que me ocupé en mi investigación doctoral y que derivó en el libro La política de una rebelión. Los indígenas frente al tumulto de 1692 en la ciudad de México (México: Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México, 2007).
2 Para un análisis particular de esta mecánica y de las formas en las que se construía la fama de bruja de una mujer, véase Diana Luz Ceballos Gómez, ‘Quyen tal haze que tal pague’. Sociedad y prácticas mágicas en el Nuevo Reino de Granada (Bogotá: Ministerio de Cultura, 2002).
3 Jeffrey A. Bowman, “Infamy and Proof in Medieval Spain”. En The Politics of Talk and Reputation in Medieval Europe, editado por Daniel Lord Smail y Thelma Fenster, 103-104 (Ithaca, NY: Cornell University, 2018).
4 Cf. François-Xavier Guerra, “De la política antigua a la política moderna. La revolución de la soberanía”. En Los espacios públicos en Iberoamérica, coordinado por François-Xavier Guerra et ál. (México: FCE-CEMCA, 1998), 109-139.
5 Sobre el uso de este concepto, véase Natalia Silva Prada, “Estrategias culturales en el tumulto de 1692 en la ciudad de México: aportes para la reconstrucción de la historia de la cultura política antigua”. Historia Mexicana 53, n.o 1 209 (2003): 5-63; Natalia Silva Prada, La política de una rebelión, 27-78; Natalia Silva Prada, “El disenso en el siglo XVII hispanoamericano: formas y fuentes de la crítica política”. En Cultura política en América. Variaciones regionales y temporales, coordinado por Riccardo Forte y Natalia Silva Prada (México: Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa, 2006), 19-42; Natalia Silva Prada, “Cultura política tradicional y opinión crítica: los rumores y pasquines iberoamericanos de los siglos XVI al XVIII”. En Tradición y modernidad en la historia de la cultura política. España e Hispanoamérica, siglos xvi-xx coordinado por Riccardo Forte y Natalia Silva Prada, 89-143 (México: Juan Pablos-Universidad Autónoma Metropolitana sede Iztapalapa, 2009).
6 Sobre las posibilidades de la documentación histórica para entender la esfera pública de los siglos xvi y xvii en Hispanoamérica véase, en particular, Natalia Silva Prada, “Pasquines contra visitadores reales: opinión pública en las ciudades hispanoamericanas de los siglos XVI, XVII y XVIII”. En Opinión pública y espacio urbano en la Edad Moderna, dirigido por James S. Amelang y Antonio Castillo Gómez y editado por Carmen Serrano (Gijón: Trea, 2010) y Natalia Silva Prada, “El tribunal de la fe censurado: prácticas, rituales, pasquines y rumores contra la Inquisición novohispana (1602-1734). Fronteras de la Historia 21, n.o 1 (2016): 154-166.
7 Guerra, “De la política antigua”, 117.
8 Aura María Franco Reyes, “Las redes sociales y los delitos de injuria y calumnia en Colombia”. Trabajo de grado para optar al título de abogada, Universidad Católica de Colombia, 2017.
9 Sitio web de OEA, capítulo VI, Leyes de desacato y difamación criminal. http://www.oas.org/es/cidh/expresion/showarticle.asp?artID=442&lID=2. Consultado el 3 de agosto de 2020.
10 DW. Made for Minds. “Vicepresidenta de Colombia retira demanda por injuria contra periodista”. https://www.dw.com/es/vicepresidenta-de-colombia-retira-denuncia-porinjuria-contra-periodista/a-54372314. Edición del 30 de julio de 2020.