Читать книгу: «En Piura»

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© Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC)
Autor:	Billy Hare
Editora:	Diana Félix
Retoque digital:	Mayra Alpiste
Diseño de cubierta:	Pilar Elías
Diagramación:	Pilar Elías
Fotografía de carátula:	Paisaje con sapote, El Tabanco, El Tallán, por Billy Hare
Editado por:Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas S. A. C.Av. Alonso de Molina 1611, Lima 33 (Perú)Teléfono: 313-3333www.upc.edu.pe
Primera edición: noviembre de 2019Versión ebook: enero de 2020

Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC)Centro de información

Hare, Billy. En Piura

Lima: Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), 2019ISBN (versión impresa): 978-612-318-243-4ISBN (versión ebook PDF): 978-612-318-247-2ISBN (versión ebook EPUB): 978-612-318-248-9

FOTOGRAFÍAS, FOTOGRAFÍA DE LA NATURALEZA, FOTÓGRAFOS, PIURA (PERÚ: DPTO.)

770.985 HARE

DOI: http://dx.doi.org/10.19083/978-612-318-243-4Registro de Proyecto Editorial en la Biblioteca Nacional del Perú n.° 31501401901027Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú n.° 2019-14151

La publicación fue sometida al proceso de arbitraje o revisión de pares antes de su divulgación.

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El contenido de este libro es responsabilidad del autor y no refleja necesariamente la opinión de los editores.

Prólogo

Yo descubrí que en Piura existían mundos diferentes…

Miguel Gutiérrez

La Violencia del Tiempo

Una mujer de espaldas recibe el sol de Huancabamba. Es joven y se encuentra sentada en la vereda, parcialmente cubierta por un poncho negro que cuelga de manera precaria de una pared. Lleva vestido y parece escribir algo sobre un banco que funge de mesa. ¿Qué esconde?, ¿qué secreto guarda? Dos hombres, en perfecto equilibrio vertical, cortan una viga de madera con una larga sierra dibujando la forma de un aspa en Salalá. Manuel Barco, curandero, sostiene un cuy sobre la rodilla dañada de un cuerpo que recuerda al Cristo yaciente de la pintura clásica. Una vivandera sonríe mientras degüella una pava. Otro, un peluquero, espera en lo que parece ser una tarde. Un espejo nos confronta. Animales, paisaje, cerámica. Mucha gente.

Hay fotógrafos que esconden una segunda mirada. A contracorriente del esfuerzo de la academia y del mercado por reducir y simplificar lo complejo a una sola versión, definitoria y excluyente, de un autor. Rezagos del afán decimonónico de controlar y sistematizar el conocimiento. Necesidad de generar una marca, un estilo.

La verdad es otra y, en la historia de la fotografía, abundan las pruebas. Pongamos el ejemplo de Walker Evans, reconocido universalmente por sus imágenes en gran formato del sur norteamericano golpeado por la crisis de los años treinta. No obstante, son muchas otras puertas las que testimonian su visión del mundo, todas ellas necesarias para comprender su particular sensibilidad: El registro oscuro de pasajeros anónimos del metro de Nueva York. Un catálogo de herramientas desnudas, inertes y perfectamente bellas, realizado por encargo de la revista Fortune. Pequeñas impresiones Polaroid de amigos, detritus doméstico, señales y carteles de la carretera. Huellas de los últimos años del fotógrafo a modo de un diario escrito con los ojos. Si se quiere comprender la dimensión de una obra, no se puede dejar nada de lado.

Billy Hare (Lima, 1946) es, por derecho propio y sin discusión, uno de los maestros de la fotografía moderna latinoamericana. Parte de la generación de jóvenes que en los años setenta del siglo pasado giró en torno a las actividades de Secuencia Foto Galería. Tuvo una formación privilegiada, con acceso directo a maestros del modernismo como Aaron Siskind y Minor White. El trabajo por el que Hare es especialmente –e incompletamente– conocido, traduce una brillante síntesis en clave local del canon modernista norteamericano, en el que la fotografía, vista como un espacio de expresión y metáfora, se funde con el peso de un territorio y una cultura de impronta específica.

Sus Paisajes Circulares, sus Mesas de inicios de los años noventa –tiempos de violencia en los que no se podía recorrer el país– e incluso, sus últimos trabajos de carga más gráfica, oscura y menos descifrable, dan muestra de este cruce de influencias que derivan en la particular reinvención de la sensibilidad modernista. Un caso probablemente único y sin precedentes en la fotografía latinoamericana.

Algunos señalan, inadvertidamente, que la fotografía de Hare está despoblada, que lleva siempre la vocación por cierta abstracción, pensando quizás que esta se restringe a las imágenes de sus series más conocidas, que antes se mencionan. Nuevamente un error.

El presente libro, al igual que una publicación anterior sobre huacas de Lambayeque, tiene la virtud de ofrecer la oportunidad de acabar con una lectura parcial e incompleta –y por tanto inexacta–, de la obra de Hare. Las fotografías que contiene fueron realizadas entre 1987 y 1990, como complemento visual de las investigaciones etnográficas de Lupe Camino sobre alfarería, producción de chicha y prácticas de medicina tradicional y curanderismo en el departamento de Piura, al norte del Perú.

Utilizando y aprovechando la espontaneidad de la cámara de pequeño formato y transitando con maestría los caminos de la tradición de la fotografía documental, se devela la riqueza de una otra mirada, empática como inesperada y desconocida, del fotógrafo. Movimiento, lagunas y cerros sagrados. Animales de campo. Instrumentos rituales, pastizales. Enigmáticos objetos insertos en viejas paredes y mucha gente, actuando e interactuando siempre, en el marco de una memoria cultural compartida.

Sin embargo, si uno hace la tarea del buen observador, descubre al final que la sensibilidad y los intereses del fotógrafo son los mismos. Todo cambia, entonces, nada ha cambiado. No podría ser de otra manera. En los paisajes, en la gente que sí está presente, en la abstracción y en lo concreto del registro. En Hare, todo parece responder y arribar a una sola y única obsesión: La fotografía como ejercicio introspectivo, a la vez que anhelo para entender y reconocerse como parte de un país. El suyo, el Perú.