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PRÓLOGO

A pesar de las cifras más o menos prometedoras con respecto a los metros cuadrados construidos en los últimos años, es difícil escapar de una cierta sensación de estancamiento de la disciplina de la arquitectura. Construcción y arquitectura no son lo mismo, es evidente, pero mientras la primera mantiene un lugar protagónico en presupuestos, campañas políticas e indicadores de crecimiento, la segunda está ausente del discurso.

La gente no habla de arquitectura. Y, si nos ponemos a analizar nuestro propio quehacer, debemos admitir que los mismos arquitectos pocas veces hablan de arquitectura.

Pero ¿qué es hablar de arquitectura? Y, más importante aún, ¿por qué se hace indispensable en cada momento de nuestra historia?

Hablar de arquitectura no es hablar de metros cuadrados construidos ni de cantidades de unidades de vivienda ni de nuevos proyectos en obra. Tampoco es mirar fotos con descripciones insustanciales, que nos muestran interiores “de moda” en casas anodinas. No es poner a la venta un “departamento moderno”, quejarse de un vecino molesto o intentar alquilar una cochera más.

Una vez que nos deshacemos de este ruido cotidiano, podemos empezar a ver aquello de lo que no se habla. Cómo la presencia de un edificio al lado del cual pasamos todos los días puede cambiarnos un poquito el ánimo. Cómo una entrada con una pequeña marquesina nos protege del sol y nos hace sentir a gusto. Cómo nuestro local favorito nos hace sentir en casa. Cómo ese edificio, sin saber por qué nos llama la atención, es la respuesta a ideas y reflexiones que provienen de tradiciones y conocimientos. Cómo los miles de jóvenes estudiantes de arquitectura empiezan a formar parte de esta historia. Cómo nuestra realidad está siendo acompañada de edificios que tienen una cierta forma (acertada o no), un cierto uso, una presencia y un impacto urbano. Esto es arquitectura y es de esto de lo que trata este libro.

La pérdida de un discurso sobre la arquitectura, no solo en las aulas y los gremios, sino también en las calles y de mano de los usuarios, nos habla de una falta de reflexión en el interior de la disciplina, de un aislamiento de otros saberes (Deamer, 2014) y de un hermetismo innecesario. Como conclusión, los arquitectos parecemos trabajar en piloto automático, incapaces de encontrar interlocutores y, eventualmente, olvidando por qué los necesitamos.

En este contexto, un libro que se escape de la anécdota del proyecto puntual y explore las grandes ideas de la arquitectura se hace indispensable.

Los autores, a quienes he tenido el honor de conocer como alumnos, y como profesores en algunos casos, nos muestran maravillosos puntos de vista sobre la arquitectura, apoyados en investigaciones bibliográficas y en entrevistas a cinco colegas a los que consideramos maestros de la disciplina.

Así, el libro se estructura en seis ejes temáticos: la teoría y la historia de la arquitectura, la identidad, la docencia, la crítica, el lugar y el pensamiento. Los capítulos resultantes no constituyen tratados finales sobre dichos temas, sino iniciadores de conversaciones en torno a los mismos. Si bien el título del libro, Entre Arquitectos, y el origen académico de los textos, parecen insinuar un texto fundamentalmente disciplinar, esta apreciación está lejos de la verdad. La estructura y las explicaciones en cada uno de los temas, complementadas con las respuestas coloquiales de los entrevistados, escapan a la conversación cerrada entre colegas e invitan a todos: creadores, usuarios y víctimas de lo cotidiano, receptores de lo construido.

Es aquí que yace la importancia de los temas presentados. En palabras de Lange (2012), lo que nos hace falta son más ciudadanos críticos que estén equipados con el deseo y el vocabulario que les permita leer, pensar y, eventualmente, rehacer las ciudades. Al enfrentar las construcciones teóricas con las opiniones de los arquitectos entrevistados, la curiosidad del lector se expande, y son preguntas y no respuestas lo que este libro nos ofrece.

Preguntas que, espero, nos hagan recordar los temas de los que se ocupa la arquitectura, y que nos inviten a pensar en ella, a mirarla y a pedirle cosas, como parte integral de nuestro día a día.

Cristina Dreifuss-Serrano

Referencias

Deamer, P. (2014). The Critical Problem, Or, Talking Shop. Log, 30, 8-13.

Lange, A. (2012). Writing about Architecture. Mastering the Langugage of Buildings and Cities. Nueva York: Princeton Architectural Press.

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INTRODUCCIÓN

Es importante, en el contexto actual, dejar constancia sobre el pensamiento de aquellos profesionales destacados que ayudaron a modelar algunas de las escuelas de arquitectura más relevantes en la Lima de la segunda mitad del siglo xx. Desde la consolidación del Colegio de Arquitectos en 1962 hasta finalizar el siglo se registraron alrededor de 6500 arquitectos colegiados. Ese número se ha más que triplicado veinte años después. No es menester de este libro tratar sobre el aumento demográfico de arquitectos registrados; la realidad es que, habiendo sido formados mayormente en el siglo xx, sentimos necesario transmitirles estos temas otorgando mayor sentido crítico en base a la discusión por parte de las personalidades académicas que participan en este diálogo entre arquitectos. Una suerte de contrapunto relevante para el debate y la consolidación de una agenda disciplinar en el siglo actual. En ese sentido, el libro se divide en dos partes:

Cuando se reflexiona sobre arquitectura

La primera parte se conforma de seis artículos en que se delinean seis conceptos; allí se volcarán pensamientos y reflexiones sobre la definición académica y práctica de los mismos. Los autores son seis arquitectos de distintas procedencias universitarias, como la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), la Universidad Ricardo Palma (URP) y la Universidad Nacional Federico Villarreal. En común tienen el vínculo docente con la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) y el de estar actualmente en el ejercicio de la profesión independiente en las áreas de diseño y construcción principalmente.

El orden de aparición de los autores y los temas será el siguiente:

José Carlos Barrenechea, docencia; Jorge Balerdi, identidad; Milagros Antezano, teoría e historia; Gonzalo Cruz, crítica; Francisco Del Solar, lugar; y Marcos Rivarola, pensamiento.

El compartir las aulas de la Unidad de Posgrado en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes de la UNI en la Maestría de Historia, Teoría y Crítica posibilitó esta genial coincidencia de intereses complementarios, que se reflejaron en las materias elegidas para esta publicación. Estas se relacionan con el tema de investigación que cada uno desarrolla individualmente luego del posgrado, lo cual explica la afortunada conexión entre los seis distintos análisis y lo amplio del espectro del conocimiento que sobre la arquitectura se logra abarcar.

Cuando se conversa sobre arquitectura

Para la segunda parte, cada autor ha desarrollado un texto sobre el tema que le ocupa, del cual surgen varias interrogantes gobernadas por una pregunta esencial que motivó buscar un interlocutor de primer nivel con el cual compartir y dialogar alrededor de ella. Luego de la primera entrevista con Enrique Ciriani, la cual fue filmada y transcrita, se obtuvieron tan buenos resultados que quedó en el grupo la necesidad de continuar este diálogo. Elegimos otros cuatro arquitectos con perfiles similares: apasionados por la arquitectura, dedicados no solo a la práctica privada sino también a la docencia y con una trayectoria profesional que debía ser contada. Adicionalmente, cada uno de ellos representa a un sector del mundo académico en las facultades de arquitectura actualmente en desarrollo; Juvenal Baracco, maestro de generaciones en la URP; Miguel Cruchaga, decano de la UPC; Adolfo Córdova, digno representante de la UNI; y Frederick Cooper, fundador en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).

Con los cinco entrevistados se sigue el mismo formato: una pregunta, correspondiente al tema de cada autor, es desarrollada durante diez minutos aproximadamente. Este proceso se filma y se transcribe para luego ser comentado brevemente en el ensayo individual que proporciona un marco teórico al tema.

Instrucciones

Luego del prólogo y de un preámbulo, el libro esta ordenado primero por los ensayos de los seis autores y luego se encuentra la transcripción de las cinco entrevistas, las cuales pueden también ser vistas y escuchadas siguiendo el enlace por internet. Aparte de seguir el orden propuesto por los autores, quien abra el libro hallará que hay diversas maneras de leerlo.

1 Por entrevistado. Para enterarse de la opinión de cada uno por los distintos temas planteados, escogiendo el entrevistado en el orden que prefiera.

2 Por tema/autor. Los temas escogidos pueden leerse independientemente, saltándose los otros con el fin de tener una línea completa con opiniones diversas, lo que permitirá compararlas con cada uno.

3 De forma aleatoria. Al abrir el libro en cualquier punto, se puede escoger una lectura distinta cada vez, ya que los temas pueden leerse por separado formando parte de un aspecto independiente del conocimiento.

4 De forma puntual. Se pueden hacer consultas sobre temas o autores a modo de una enciclopedia.AgradecimientosUn profundo agradecimiento a nuestras familias, que soportaron nuestros momentos de ausencia y entrega al estudio y a la investigación durante los dos años de posgrado. Al Dr. Arq. Wiley Ludeña, que fue quien en primera instancia nos impulsó en el inicio de esta aventura. A la Dra. Arq. Cristina Dreifuss, por sus inspiradores diálogos en clase y por el elocuente prólogo que nos obsequia. Y, en general, a todos los profesores, arquitectos y colegas del posgrado de la FAUA-UNI que nos acogieron en sus aulas y permitieron entender que hay mucha gente haciendo arquitectura y muy pocos pensando en ella. Gracias a ellos compartimos con toda la comunidad este diálogo entre arquitectos..PRIMERA PARTE. Cuando se reflexiona sobre arquitectura.Modernidad, crisis y cambios de agenda en el siglo xxiGonzalo CruzCuando iniciamos el proceso de producción y planificación de las entrevistas, todos teníamos investigaciones en curso sobre el estado actual de una serie de temas, conceptos y desarrollos temáticos ligados al siglo xxi y a su evolución cronológica desde el siglo xx. Y, en ese sentido, vivimos una era de permanente evaluación en todos los ámbitos: ¿cómo nos estamos adaptando a las exigencias intelectuales, éticas y morales del nuevo siglo frente a las del siglo anterior? Siglo anterior, además, que suele ser sindicado como aquel donde se experimentaron, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, los mayores índices de progreso humano acompañado de una transformación social y tecnológica en la historia de la humanidad prácticamente sin parangón en algún otro momento de nuestra especie, conduciéndonos de una sociedad mayormente agrícola, analfabeta y rural en sus albores, con una expectativa de vida global que bordeaba los 40 años en las sociedades occidentales, a una trayectoria de hipérbole que nos llevó a poner un hombre en la luna en 1969, a dos naves robots alcanzando los confines del sistema solar la década siguiente, a la era de la masificación informática en todo el orbe y al aumento exponencial del tiempo de vida promedio, que supera en los países desarrollados los 80 años por los avances en los campos de la medicina y la alimentación.Sin embargo, tomamos la cita del historiador Eric Hobsbawm en su monumental tratado sobre la centuria en cuestión: “El viejo siglo no ha terminado bien” (Hobsbawm, 1995, p. 26). Los evidentes progresos no se condicen al día de hoy con el estado de ánimo imperante y las instituciones que surgieron de este momento de plenum de la era moderna, y que sirvieron de fundamentos para apoyar las estructuras de una nueva convivencia global, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, hoy están en crisis permanente. La arquitectura ha sido por supuesto compañera y vehículo de difusión de la modernidad en este viaje como lo ha sido el capitalismo, tal como afirma el sociólogo Anthony Giddens (1990) para la instauración a lo largo de varias décadas del nuevo sistema económico imperante, y estas dos últimas han jugado en pared, si se permite la analogía futbolística, siendo evidente su complicidad desde inicios de la década de 1980.En ese sentido, la arquitectura no ha ido descartando ropajes y colocándose nuevos, desde el arribo de la modernidad que más bien ha funcionado como atuendo interior. En cambio, la disciplina ha agregado a su ajuar diversas aproximaciones desde lo estético y lo ideológico, incorporándolas en una bolsa cultural donde todas conviven, distribuyéndose por regiones, tecnologías y tipologías. En la era de la globalización, el topos arquitectónico cada vez se parece más al literario; es un lugar común y genérico que salta barreras geográficas al toque de un clic de computador. A final del siglo pasado, la crisis de identidad, dentro del campo del diseño y su contraparte educativa, se volvió crónica, siempre en permanente cuestionamiento, llegando al “vale todo” actual, al punto de que se han usado términos a veces equívocos en el campo académico para definir edificaciones o experiencias difíciles de clasificar para los estándares clásicos, como edificios “híbridos”, “regionalismos”, hasta imponer expresiones lingüísticas para describir edificaciones que no se condicen con la realidad, como, por ejemplo, “buscar la mimesis con respecto al paisaje”.Mientras el siglo xix deposita en el xx a un arquitecto como individuo encajado en el marco de las bellas artes, durante los siguientes 100 años las costuras de este encaje reventaron prematuramente, como ambiciona Walter Gropius en uno de los ensayos dentro del célebre catálogo del MoMA de 1938, donde conecta la formación del arquitecto con los avances industriales. La expansión de los sistemas universitarios, en todo el mundo, empiezan a prefigurar la idea de un ente profesional más bien conductor desde lo urbano de la inédita explosión de ese invento humano que arribaba maltrecho debido a la dureza de los conflictos que lo moldearon en sus etapas formativas: la ciudad. Este monstruo inabarcable que convertía terrenos eriazos o tierras cultivables en estructuras habitables estaba en aquel momento alineado con el ideal del hombre moderno: era el lugar donde se podían con esfuerzo allanar las jerarquías sociales, al menos como prospecto. Era el lugar donde el hombre estaba en permanente perplejidad. Es el lugar donde se dibuja el nuevo mundo, donde el positivismo progresista establece su plataforma de avance y surgen y se aplican los inventos y desarrollos tecnológicos. Es el espacio que se apropia de la noche gracias a los avances de electrificación urbana. Y es donde los arquitectos y sobre todo los grupos de poder ven en el plano vertical, antes dedicado a los monumentos religiosos, el vector para expandirse.La frase que Marshall Berman recoge en su célebre libro Todo lo sólido se disuelve en el aire que Karl Marx expresa en una conferencia en Londres en 1856 resume el sentido de este texto: “La atmósfera en la que vivimos pesa sobre todos con una fuerza de 20 000 libras, pero ¿lo sientes?” (Berman, 1988, p. 19), y uno de los objetivos más urgentes de Marx es hacer que la gente “lo sienta”. Es precisamente el proyecto de la ciudad moderna lo que permitiría que el pensamiento moderno, difuso en su entendimiento, sea progresivamente empaquetado en algo entendible o mínimamente legible, al menos como experiencia vital, pasando de la vida contemplativa a la vida activa. Este paquete involucra al sistema económico principalmente capitalista, o al menos basado en el flujo de mercancías, una nueva experiencia de consumo con diversos grados de control o acción y, por supuesto, nuevas estructuras de cobijo que han pasado del concepto de máquina para habitar de Le Corbusier a la reciente egoesfera individualista de Peter Sloterdijk.En el primer cuarto del siglo xx, la nueva forma de entender la arquitectura desde el proyecto está alineada desde lo disciplinar y con entusiasmo a las nuevas formas de producción industrial seriada prevista por Walter Benjamin. En ese sentido, surgen nuevas voces académicas en el campo del diseño con nuevos poderes para la difusión de ideas, las cuales ahora viajan usando las misma rutas de las mercancías a través de libros, clases y conferencias en distintos idiomas, e incorporando nuevas formas industriales de difusión propias de este nuevo siglo, como el cine o la televisión, donde la imagen es signo y significante: Le Corbusier, Wright, la Escuela de la Bauhaus, Mies, el estilo internacional, los esposos Eames, Dieter Rams y muchos otros íconos que pasan a imponer maneras en las diversas escuelas del mundo, creando satélites ideológicos en los países antes llamados periféricos para la perspectiva occidental, como Tange en Japón o Niemeyer en Brasil.El resto de Latinoamérica, y el Perú en particular, no estuvo ajeno por supuesto al movimiento moderno. Desde la prédica entusiasta del peruano Luis Miró Quesada, quien trae la buena nueva desde lo académico en su reeditado Espacio en el tiempo de 1945, hasta la aplicación como política pública de vivienda del arquitecto Fernando Belaunde que abarca casi tres décadas desde el año 1946 hasta mediados de la década de 1970. Es en este contexto que se consolida en la ciudad de Lima el Departamento de Arquitectura de la Universidad Nacional de Ingeniería, más conocida por su abreviatura UNI, en 1946, tras años de paulatina conformación. Y es aquí donde se apoya buena parte de la selección de profesionales del presente libro y su representatividad. Todos los entrevistados de esta obra tuvieron formación de pregrado en aquellas aulas universitarias y todos fueron formados en cierta medida por la misma plana docente: Paul Linder, Luis Miró Quesada, Santiago Agurto, Rafael Marquina y Bueno, Carlos Williams, Fernando Belaunde y el mismo Adolfo Córdova, quien fue decano entre 1965 y 1968.Adolfo Córdova (egresado en 1948), Enrique Ciriani (egresado en 1960), Miguel Cruchaga y Frederick Cooper (egresados en 1961), y Juvenal Baracco (egresado en 1966) se educaron durante un arco de tiempo de casi 20 años, en que la Facultad de Arquitectura experimentó un momento académico singular, ya que acompañó la inserción del pensamiento moderno y el despliegue de una versión local de la arquitectura moderna, siendo este un primer criterio de elección de los entrevistados. Y esta nueva aproximación de concebir el proyecto y el entorno urbano, en definitiva, consistió en un cajón de sastre del que cada proyectista tomó elementos formales, recursos compositivos y sistemas estructurales para dar su propia versión bajo un mismo principio. Finalmente, las entrevistas buscan indagar sobre este punto: cómo cada uno de los entrevistados se ha aproximado a este baúl de recursos y qué reflexiones, dudas o certezas han llegado a forjarse en cada uno de ellos. Los artículos de la primera parte son reflexiones sobre conceptos que van siempre rondando en la cátedra universitaria y forman parte de la vida dentro de la disciplina. Se busca definirlos y señalar las variantes de cada uno en el siglo xx y los cambios en su acepción en el siglo xxi.Un segundo criterio, y quizá el más relevante para la selección de estos cinco arquitectos en torno al presente texto, es el hecho de que cada uno ha tenido un rol destacado o fundacional en la conformación de las facultades de arquitectura más importantes que se establecieron en Lima a partir de la segunda mitad del siglo xx. No significa necesariamente que son los más relevantes desde lo académico en cuanto a producción intelectual o como cualidad docente, sino que son aquellos profesionales que decidieron o ayudaron a establecer bases y visiones sobre las que se apoyaron rutas educativas. Córdova forma parte de los primeros egresados del aún primigenio Departamento de Arquitectura de la UNI, y es tal vez el único miembro en vida de la primera generación de decanos. Juvenal Baracco ha sido miembro fundacional y cabeza visible desde su ya histórico Taller de Diseño en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Ricardo Palma desde 1971, taller que continúa en actividad hasta la fecha de esta publicación. Miguel Cruchaga es decano fundacional de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, conocida por sus siglas UPC, desde 1994 hasta la actualidad. Frederick Cooper ha sido profesor en la FAUA-UNI y decano fundador de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) desde 2002. Enrique Ciriani representa la docencia ejercida en el extranjero con una destacada carrera en Francia como profesor en la Unidad Pedagógica de Arquitectura (UPDA) 7 en 1969, para luego atender la UPDA 8 desde 1977 hasta el año 2002.En el segundo capítulo, “Cuando se conversa sobre arquitectura”, las entrevistas parten de un grupo similar de preguntas ligadas a seis temas: docencia, identidad, historia y teoría, crítica, lugar y pensamiento. Los temas son transversales y no cubren todo el espectro de la disciplina. Incluso, si se mira desde la perspectiva de final de la segunda década del siglo xxi, parecen desalineados de las preocupaciones más insidiosas de la actualidad. Pero fueron y han sido puntos de debate académico incesante durante casi todo el siglo pasado con figuras como los italianos Tafuri, Zevi, Caniggia y Rossi; el suizo Giedion; el noruego Norberg-Schulz; los ingleses Frampton, Alexander, Scruton y Banham; los norteamericanos Jacobs, Venturi o Eisenman; los argentinos Fernández y Waisman; y muchos otros más. Algunos de ellos no eran formalmente arquitectos, sino que venían de otras disciplinas, pero encontraban en la arquitectura el molde perdido empleado o generado por las fuerzas sociales, culturales o económicas que buscaban estudiar y entender. Los entrevistados pasan revista a una serie de anécdotas y reflexiones con un enfoque lógico y mayormente retrospectivo, pero sin caer en ningún caso en el desánimo, a pesar de las fuertes críticas que eventualmente el lector podrá extraer de algún tema en particular.Todos los entrevistados han vivido con particular intensidad el desarrollo del movimiento moderno en el Perú en sus distintas etapas, y varios de ellos han aportado visiones muy particulares desde sus distintas perspectivas, llegando a proyectos que son hitos en la ruta de este movimiento sin perder nunca contacto con la realidad local inmediata.Córdova y Ciriani son exponentes de desarrollo de la arquitectura moderna, pero con matices y recorridos distintos. Adolfo Córdova deja constancia de un momento importante previo al arribo del movimiento moderno, en que arquitectos como Emilio Harth-Terré o Ricardo Jaxa Malachowski eran los referentes que se debían tomar cuenta, y echa en falta una mayor presencia del debate arquitectónico en el Perú. Su trabajo proyectual es más ceñido al canon moderno del estilo internacional, pero sin perder de vista la adecuación a los rigores de lo local. El caso de Ciriani es particularmente sintomático. No solo llega a establecer una sólida y recordada presencia en aquel mundo universitario francés, luego de dejar en curso la icónica etapa 1 de la Residencial San Felipe, sino que también logra reinterpretar en uno de los centros neurálgicos del desarrollo del movimiento moderno el lenguaje lecorbusiano para refrescarlo y hacerlo avanzar durante varias décadas de trabajo en diversos proyectos de vivienda pública ampliamente publicados y en algunos importantes museos que dan forma a un portafolio de trabajos con una fuerte consistencia interna.Miguel Cruchaga presenta una trayectoria divergente frente al resto, debido no solo a su contribución académica en universidades y revistas ni a su trabajo como proyectista en oficinas norteamericanas de renombre, sino a su participación en directorios empresariales y actividades institucionales, y a su militancia política.Frederick Cooper y Juvenal Baracco tienen la particularidad de haber explorado desde lo proyectual nuevas rutas locales hacia la llamada posmodernidad arquitectónica sin necesariamente considerarse parte de ello. Las oficinas del Banco Agrario, como extensión del tejido urbano de la ciudad del Cusco, y la Casa Ghezzi de Juvenal Baracco, marcaron puntos de inflexión en el debate local y regional en torno a la identidad, el lugar, lo vernáculo y el paisaje. Pero ninguno de ellos ha sido dogmático sobre las posibilidades de agregar nuevas herramientas expresivas al cajón de sastre moderno. La oficina de Cooper, Graña y Nicolini se funda en 1964, los edificios más importantes e icónicos se desarrollan y construyen en la década del 70 con proyectos de diversa envergadura y tipología, y Cooper ha tenido una importante actividad en la crítica y el debate local a través de medios escritos que él mismo fundó y dirigió. Baracco, en cambio, impulsa con sus casas en la playa Pulpos toda una exploración tipológica que ha sido una de las vetas más atendidas de la práctica local: la vivienda temporal, sin dejar de atender proyectos institucionales. Su exploración espacial en la vivienda local, tanto construida como teórica, dejó una impronta que mereció ser recogida en un libro de circulación regional. Ambos han sido docentes destacados. Cooper fue por muchos años docente en la UNI y cabeza visible en la PUCP durante su dilatado decanato. Juvenal Baracco ha formado varias generaciones de arquitectos desde una vertiente más bien expresiva de la docencia atendiendo no solo el programa previsto, sino también explorando el marco sensorial y aquello relativo a las memorias previas y recurrentes del lugar y el propio proyectista.Es evidente la existencia en los distintos discursos y posiciones de un cierto sesgo educativo, dada la coincidencia general en una sola casa de estudios de pregrado, pero las trayectorias profesionales y personales despegan hacia rumbos distantes desde que egresan en cada caso. Todos han tenido contactos con la escena internacional a través de posgrados, trabajos profesionales, conferencias, exposiciones y largas estancias en el extranjero. Es especialmente importante reconocerlo en Cooper y Baracco, por ampliar los contactos académicos con referentes regionales y globales.Surge la posibilidad de reflexiones finales que cada lector deberá plantearse al cierre: ¿hay la posibilidad de reconocer un hilo conductor o puntos de contacto comunes en las entrevistas de cada uno de los arquitectos o estamos ante un discurso común con convicciones o dudas comunes expresadas desde diversas aproximaciones que convergen en las mismas preocupaciones o intereses? Estos destacados profesionales que guiaron en gran medida la formación arquitectónica limeña y en buena parte la nacional nos ofrecen un registro de puntos de vista y anécdotas a partir de una estructura de temas que procuran dejan trazos y fragmentos que puedan complementar el estudio de sus trayectorias vitales y profesionales, y ayudan a examinar la ruta y lógicas del pensamiento arquitectónico como base de la docencia y la formación universitaria del siglo xx en la ciudad de Lima.La agenda del siglo xxi, en lo relativo a preocupaciones y al énfasis formativo en la disciplina, ha sido por momentos tecnocentrista, por momentos humanista y por momentos correctiva con respecto a la agenda más bien positivista y progresiva del siglo xx. Esta última, ante la mirada actual luce algunas veces casi como barbárica en lo relativo a temas como el medioambiente y el cambio climático, la gentrificación acelerada de las ciudades o la reconquista del espacio público para el peatón. Todos temas por cierto legítimos y de atención urgente. No son tiempos de rutas claras y grandes certezas. Pero nunca dejará de ser importante repasar las bases de aquello de donde venimos y, sobre todo, el rastro de los orígenes de aquellas ideas formativas que damos por sentadas o como propias. Y pocas formas de hacerlo son tan disfrutables como desde la conversación con aquellos que las modelaron con su propio trabajo formativo y proyectual.ReferenciasBerman, M. (1988). All solid melt into de air. The experience of modernity. Nueva York: Penguin Books.García, F. (julio-diciembre, 2008). La egoesfera. Signo y Pensamiento, xxvii(53), 68-91. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana.Giddens, A. (1990). The consequences of modernity. Cambridge: Polity.Gropius, W., Gropius, I. & Bayer, H. (1938-1990). Bauhaus 1912-1938. Nueva York: The Museum of Modern Art.Hobsbawn, E. (1995-2010). Historia del siglo xx. Barcelona: Crítica.Kahatt, S. (2015). Utopías construidas. Las unidades vecinales de Lima. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú.Le Corbusier. (1923-1978). Hacia una arquitectura. Buenos Aires: Poseidón.Miro Quesada, L. (1945-2014). Espacio en el tiempo. Colección Clásicos Peruanos Arquitectura y Pensamiento IV. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú.Roser, M., Ortiz-Ospina, E. & Hannah, R. (2020). Life Expectancy. Publicación en línea de OurWorldInData.org. Recuperado de https://ourworldindata.org/life-expectancySloterdijk, P. (2006). Esferas III: espumas. Esferología plural. Madrid: Ediciones Ciruela..TEMA 1: DOCENCIA ¿Cómo hacer aprender a los estudiantes en los talleres de arquitectura?José Carlos BarrenecheaIntroducciónLa docencia en la arquitectura ha sido siempre un tema de permanente discusión. ¿Cómo aprender arquitectura? O, al menos, ¿es posible aprender a diseñar arquitectónicamente? El aprendizaje disciplinar es un proceso complejo que ha generado numerosas interpretaciones y teorías acerca de cómo este se efectúa realmente. Una sólida formación arquitectónica debe contar inevitablemente con una completa y diversa parte teórica y otra práctica complementarias entre ellas, “et fábrica et ratiocinatione” (Vitruvio, 1761, Libro 1, p. 25). Como concluye Milagros Moro Ipola sobre esta reflexión vitruviana:Todo aquel que desee llegar a ser un buen arquitecto debe tener una formación completa porque es la única manera de poder llegar a realizar con éxito la obra deseada. Pero de poco va a servir la formación si no se dispone de la capacidad intelectual que este tipo de educación requiere, además de constancia y esfuerzo (Moro Ipola, 2011, p. 160).Esta forma de concebir el oficio o la actividad en sí, que data probablemente del siglo i a. C., ya determina los rigores de la formación en arquitectura, los cuales siguen encontrando respaldo veinte siglos después en lo referido a la relación entre la teoría y la práctica. La carta Unesco y UIA (2004-2005) De la formación en arquitectura señala que “asumimos la responsabilidad de mejorar la formación teórica y práctica de los futuros arquitectos para que se les permita cumplir con las expectativas de las sociedades del siglo xxi” (p. 1). El cambio al nuevo siglo ha dado paso a diversas teorías pedagógicas.Teorías pedagógicasUna de las perspectivas que se abren paso es la holística. El educador y psicólogo mexicano Ramón Gallegos (1999) hace una síntesis de los procesos de aprendizaje y sostiene que las actuales teorías del aprendizaje poseen raíces que se extienden ampliamente en el pasado.Dos posiciones opuestas sobre el origen del conocimiento han existido por siglos:

5 Empirismo o asociacionismo. Ve la experiencia como la fuente principal del conocimiento.

6 Racionalismo. Ve al conocimiento como derivado de la razón sin la ayuda de los sentidos. Desde Platón, se considera que los humanos aprenden mediante el recuerdo y el descubrimiento de lo que ya existe en la mente.

Espino de Lara, en su artículo La educación holista, recoge las reflexiones de Gallegos y afirma que “Bacon, Descartes y Newton influyeron enormemente en el desarrollo de la ciencia mecanicista, a tal grado que aún forman parte de los discursos científicos actuales” (Espino de Lara, 2005, p. 5). El autor considera que la influencia de estos tres pensadores produjo una visión del mundo fragmentada, mecánica, reduccionista, positivista, materialista, unilateral que se extendió de la ciencia al conjunto de la sociedad influyendo en la educación, la economía, la política y la cultura.

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