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Filosofía y software. La cultura digital detrás de la pantalla

UMBERTO RONCORONI



Colección Investigaciones

Filosofía y software. La cultura digital detrás de la pantalla

Primera edición digital, octubre de 2016

© Universidad de Lima

Fondo Editorial

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Versión ebook 2016

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Lima - Perú

Se prohíbe la reproducción total o parcial de este libro sin permiso expreso del Fondo Editorial.

ISBN versión electrónica: 978-9972-45-370-0

Índice

Introducción

Primera parte

Capítulo 1. Neocolonialismo, software y arte

1. La crítica cultural a las tecnologías de la información

2. Informática, ciencia y arte: la cuestión ética

3. El digital divide

4. El papel de la estética, del arte y de sus instituciones

Capítulo 2. Lo sublime: el punto de vista tecnológico

1. Notas preliminares sobre lo sublime

2. Derrida y las dinámicas de lo sublime

3. Lo sublime y la ciencia

4. Lo sublime tecnológico

5. Lo sublime en la red, o lo cibersublime

6. Para una crítica de las interpretaciones tecnológicas de lo sublime

Capítulo 3. Belleza, ciencia y tecnología

1. Notas sobre la crisis de lo bello

2. la recuperación de la belleza en la estética

3. La ciencia y el valor epistemológico de la belleza

4. La relación entre belleza, complejidad y computación

5. Fundamentos de la belleza emergente

6. Belleza, complejidad, tecnología y libertad

Capítulo 4. La estética de Pareyson y la complejidad

1. El concepto de formatividad en Pareyson

2. Forma, símbolo, historia

3. Forma, verdad y obras de arte

4. Debilidades y fortalezas de la estética de Pareyson

5. El saber y las dimensiones complejas de la formatividad

Segunda parte

Capítulo 5. Software y escritura

1. El software

2. La escritura: Platón, Rousseau, Levi Strauss y Derrida

3. Las capas operativas y textuales del software

4. Can the user speak?

Capítulo 6. Aspectos de la oralidad y de la escritura en el software

1. La oralidad, la escritura y el software: aspectos generales

2. La oralidad, la escritura, la creatividad y el software

3. Las tecnologías de la palabra analógicas y digitales

4. Los aspectos epistémicos de la escritura analógica y de la escritura digital

5. Ciencia, oralidad, escritura y tecnologías de la información

6. Crítica a la dimensión oral de las herramientas digitales

7. Hacia una tercera oralidad y una segunda escritura

8. Notas acerca de la oralidad, la escritura y la neocolonización

Tercera parte

Capítulo 7. Software y arte

1. El arte digital, el software y el sistema del arte

2. Breve historia y algunos conceptos generales del software art

3. Fundamentos del desarrollo estético y artístico del software

4. Arte generativo y aesthetic computing

5. Computer art y software art: una aproximación crítica

6. El software como institución

Capítulo 8. Hipótesis para una estética del software

1. Las capas del software y sus funciones estéticas

2. Superación de la estética modernista en el arte digital

3. Principios rectores de la estética del software

4. La utopía del software: arte y creatividad para todos

5. Hacia una estética de la complejidad

6. A modo de conclusión

Bibliografía

Índice analítico

Índice onomástico

Glosario

Introducción

Los procesos de la globalización han enfatizado las diferencias económicas y culturales, según muchos observadores, y en los países en desarrollo la globalización se vive como una amenaza o un ataque a la autonomía política y cultural. Es difícil no reconocer algo de razón en estas críticas, sobre todo en lo referido a la cultura, pues las nuevas formas de colonización se sustentan en el control de los medios de comunicación y del conocimiento científico y tecnológico. Ahora la comunicación y la investigación se desarrollan cada vez más en los nuevos medios, las redes, internet, las páginas web, los blogs y los social networks. Estas nuevas formas de comunicar, aparentemente, nos liberan de los monopolios y de las censuras, para restituir al público independencia y autonomía.

Sin embargo, aquí habría que controlar las reales condiciones con las cuales se maneja la sociedad de la información y determinar cómo se difunde e impone el conocimiento y la nueva clase de poder que de esto se deriva. Al respecto, hay que decir que la comunicación digital no está constituida solamente por internet, los blogs o las páginas web, sino principalmente por el software, que es el motor que los mueve a todos y es, además, un elemento esencial de los artefactos, robots y maquinarias utilizadas en cualquier actividad social, económica y cultural del mundo globalizado.

Entonces, si las tecnologías de la información revelan nuevas formas de control y de poder, resulta interesante y oportuno examinar, por un lado, los fundamentos culturales del software y de sus interfaces y, por otro, cuáles son los modos con los que la estética puede mejorar las características de las herramientas digitales; lo que es bastante crucial para los países en vías de desarrollo, porque implica repensar los procesos educativos y formativos y el mismo concepto de actualización tecnológica.

El primer problema es que el software es un sistema escondido —una suerte de caja negra—, que funciona de manera autónoma, protegido por las interfaces y el consumismo acrítico de los gadgets tecnológicos. El segundo problema es que la tecnología digital se esconde porque simula otras tecnologías, a través de metáforas que encubren sus formas reales; esta es la dimensión de la interfaz, que distorsiona la perspectiva crítica y debilita la eficacia de las tecnologías de la información para el desarrollo y el progreso democrático.

Naturalmente, el problema de la función persuasiva del espectáculo, del arte y de sus aparatos tecnológicos no es nuevo, pues hay un largo recorrido teórico y crítico que comienza con Adorno y Benjamin, pasa por la crítica a la tecnociencia de Heidegger, y desemboca en el situacionismo de Debord, y en la crítica mediática de Baudrillard y Virilio. Ello no obstante, la relación que todo esto tiene con el software y las interfaces no es, para nada, clara. Para comenzar, la identidad estética y lingüística del software y de las interfaces no está suficientemente discutida; por ejemplo, lo digital se asfixia todavía en las confusiones entre hardware y software, entre lo analógico y lo propiamente digital. Y no se trata de discutir entre copyright y copyleft: el software libre no es la solución a estos problemas, pues no hay que confundir entre monopolio de herramientas y monopolio de conocimientos; en otras palabras, la democracia de los medios no es lo mismo que la democracia del saber.

Las dificultades nacen no solo porque el software y sus interfaces son entidades complejas, sino porque también la estética, el arte y lo bello viven una fase de crisis teórica y práctica. Muy poca ayuda recibimos del mundo del arte, aun cuando este pretende constituirse como conciencia o voz crítica de las sociedades avanzadas. Incluso se podría decir lo contrario: el desinterés o la atención superficial del arte para los problemas tecnológicos y científicos constituyen una de las formas de colonización cultural.

Así que la función del software como medio de comunicación y de colonización —su identidad estética— constituye una tarea pendiente. El análisis y la corrección de estas dinámicas es, justamente, la razón que ha impulsado los estudios que conforman este trabajo.

En concreto, aquí perseguimos los siguientes objetivos: en primer lugar, delinear una arquitectura de arte y software, precisamente en relación con el uso democrático del conocimiento y de la tecnología; en segundo lugar, comenzar una crítica estética del software, en paralelo con una crítica del arte, en función de los problemas de identidad cultural y social, democracia y libertad del saber; y, por último, a través del análisis cultural de las tecnologías de la información, individuar los mecanismos tecnológicos y estéticos de la neocolonización y establecer la respectiva relación con la educación y la pedagogía.

Para ello, he dividido el estudio en ocho capítulos, estructurados según un orden lógico secuencial, aunque legibles de modo independiente.*

En el primer ensayo se examinarán el contexto de la globalización, de la tecnología, de la neocolonización, las cuestiones de lo digital divide y de la violencia epistémica; hablaremos, además, de la decadencia de Occidente de Spengler, del imperio de Negri y Hardt, y de la crítica a la neocolonización de Spivak. Todo esto nos dará el marco y las razones sociales para abordar las problemáticas estéticas del software.

El segundo ensayo consiste en el examen del problema de lo sublime en el arte y de su relación con lo sublime posmoderno y, sobre todo, con la teoría del sublime tecnológico de Costa. Se mostrará, con respecto a la estética tecnológica, la importancia de la relación belleza-sublime-verdad, a partir de las reflexiones de Derrida.

En el tercer ensayo se estudiarán las nuevas formas de lo bello que, en cierto modo, se vuelven a constituir, en parte gracias a las ciencias de la complejidad, a las simulaciones y a las realidades virtuales; en parte por la discusión de las aporías estéticas que afectan el arte. Trataré de mostrar que el pluralismo, la indeterminación y lo abierto no implican la ausencia de la belleza y de sus estructuras formales, y que los medios de comunicación digitales apelan a lo bello por más de una razón: por las interfaces, en primer lugar, y por nuevas categorías de belleza relacionadas con el hacer, con la praxis y con el saber, lo que acerca lo digital tanto a las matemáticas como a las artes escénicas.

El cuarto ensayo —que concluye la primera parte del volumen— está dedicado a la estética de Pareyson y, de modo especial, a su teoría de la forma, que introduce muchos aspectos relevantes en cuanto a sus aspectos sistémicos y complejos, sobre todo en relación con tópicos como la autoorganización, la autopoiesis, de Maturana y Varela, y la categoría de emergencia.

En el quinto ensayo, finalmente, comenzará el análisis estético del software, en primer lugar, mediante una comparación con la crítica a la escritura, desde Platón a Rousseau, Levi Strauss y Derrida. El poder de la escritura del software influye en las dinámicas de la globalización y de la colonización cultural porque, además de ser utilizado para hacer algo, el software es un medio de comunicación con un preciso marco filosófico, estético y operativo. Se hablará del software como lenguaje y de la peculiar relación entre palabra y escritura, entre comunicación oral y escrita, y mediante el uso operativo, que permite comparar la herramienta con el lenguaje y con la obra de arte.

En el sexto ensayo se profundizarán los temas apenas descritos en Orality and literacy de Walter Ong, un estudio muy importante, tanto en sus aciertos como en sus errores, para comprender las dinámicas estéticas de los nuevos medios y de las tecnologías de la información en particular. Al respecto, analizaré internet, la multimedia y las interfaces; hablaremos de blogs, de ambientes de autoría distribuida y de ciberespacio. Creo que con esto se hará evidente la naturaleza problemática de lo bello en relación con lo decorativo y el kitsch de los efectos especiales que predominan en estos medios.

El sétimo ensayo abre la tercera parte de este trabajo y está dedicado al análisis de las teorías del arte del software de diferentes autores (principalmente, del historiador alemán Florian Cramer, quien ha estudiado la problemática con profundidad). Se tratará de determinar la relación entre la estética y el software art, recuperando los aportes de Heidegger, Gadamer, Eco y Vattimo, y de discutir sus vínculos teóricos con las vanguardias, el arte conceptual y Fluxus. Al respecto, trataré de mostrar la relevancia estética de las diferentes capas operativas del software para todos los procesos en los cuales están involucradas las tecnologías de la información.

En el último ensayo, el octavo, he tratado de delinear los fundamentos para una nueva estética del software, entre la obra abierta, la justicia epistémica, la hermenéutica y la mayéutica. Lo que aquí está en juego, para el software, no es solo el arte, sino sus funciones sociales, políticas y educativas; y para el arte, no solo sus aspectos tecnológicos, sino la discusión de sus principios y fundamentos, según el paradigma científico y filosófico de la complejidad.

Metodológicamente, el nuestro es un estudio de carácter interdisciplinario, que se apoya tanto en una cierta experiencia práctica personal del software (diseño, programación e implementación de aplicaciones para artistas y educadores) como en la práctica artística y en el trabajo teórico y filosófico. Me parece importante subrayar que una aproximación interdisciplinaria, para esta clase de investigaciones, es no solo aconsejable, sino obligatoria, pues los procesos digitales interlazan campos muy diferentes del saber científico y humanístico.

Y no es secundario el hecho de que las inquietudes estéticas y tecnológicas hayan surgido y se hayan desarrollado en un país de “frontera” como el Perú, que vive las contradicciones entre un gran desarrollo económico y cultural y sus tradiciones tan antiguas, variadas y, a menudo, ajenas a las lógicas del mundo globalizado. Todo esto, pues, ha enriquecido nuestra perspectiva crítica en todos los sentidos, tanto sociales como culturales. Tengo la ilusión de que los resultados conseguidos con este estudio puedan compensar la oportunidad que el Perú y sus instituciones educativas —de modo especial, como es obvio, la Universidad de Lima y su Instituto de Investigación— me han regalado.

Primera parte

Capítulo 1
Neocolonialismo, software y arte

Solo el hombre culto es libre. 1

No nos falta comunicación; al contrario, tenemos demasiada. Lo que nos falta es creación. Nos falta resistencia al presente. 2

La cultura, la economía y la política son factores importantes de la neocolonización que opera en los países en vías de desarrollo. Este proceso involucra de cerca al arte, aunque, por el desinterés o la superficialidad de los artistas, este se haya convertido en algo vacío (Paul Virilio argumenta que el silencio del arte es el silencio de aquel que, hablando demasiado, habla de nada)3 y, por lo tanto, en la necesidad de replantearse como práctica y discurso. Pero, como yo lo veo, son precisamente los problemas de la cultura globalizada y de sus tecnologías los que podrían permitir al arte recuperar sentido y actualidad.

El objetivo de este capítulo será, pues, analizar el papel del arte y de las tecnologías de la información en la neocolonización cultural, ya que arte y bits son los medios de transporte a través de los cuales los mecanismos del poder y del control alcanzan su dimensión global. Aquí es necesario anticipar que el medio tecnológico que desplaza al poder y sus sistemas informativos es el software, y que la naturaleza de este, de las redes y de sus aparatos es inmaterial y estética, a pesar de no tenerse claro, por ahora, lo que esto signifique con exactitud. Con ello espero demostrar la necesidad de explorar los aspectos culturales y mediáticos del software y de investigar cómo este desarrolla su influencia en la ciencia, en el arte y en la educación. Por cierto, haremos una lectura de la neocolonización y de la crítica poscolonial4 restringida a lo que pertenece a lo digital, sobre todo abordando el problema del digital divide,5 algo que se pretende resolver, un poco burdamente, regalando computadoras de cien dólares. Haremos también una crítica a los que rechazan la modernidad y la tecnología, puesto que así se debilita el valor de la creatividad y se favorece la piratería y el hacking sin causa. En general, el error principal radica en creer que lo digital pertenece a la ingeniería, cuando en realidad se mueve en el dominio del lenguaje y de la estética; es decir, lo digital es un entorno más vinculado a las humanidades que a la ciencia y a la técnica.

1. La crítica cultural a las tecnologías de la información

En los países en vías de desarrollo se hacen muchas críticas a los supuestos beneficios de las tecnologías de la información, que son vistas como herramientas del poder económico y cultural. La primera parte del problema, como ha mostrado el premio Nobel de Economía, Amartya Sen, concierne a la libertad.6 El desarrollo global de una sociedad es consecuencia de las posibilidades de sus miembros para escoger y crear, y la libertad y la cultura son valores constitutivos porque incentivan políticamente la seguridad económica. Pero, según Sen, es esencial contrastar los beneficios materiales que brinda la tecnología, con sus eventuales limitaciones a la libertad.

Con respecto a los medios de comunicación, el poder colonizador se manifiesta en el control de la información y de la cultura, con lo cual se impone a las identidades y los valores de las comunidades de los países en desarrollo.7 Como escribe el crítico cubano Miguel Torres:

La información que recibe el mundo cada día, se encuentra monopolizada por las grandes agencias de los países capitalistas desarrollados [...] incidiendo negativamente en los países subdesarrollados, toda vez que adoptan una posición parcial y tendenciosa. [...] Ante las características totalitarias de esta sociedad capitalista, la noción de la “neutralidad” de la tecnología no puede seguirse sosteniendo. La tecnología como tal no puede ser separada del empleo que se hace de ella; la sociedad tecnológica es un sistema de dominación [...].8

Y como manifiesta otro premio Nobel, Adolfo Pérez Esquivel:

Hay tres aspectos diferentes que merecen un análisis detallado. El primero se refiere a la magnitud de los intereses en juego y a su influencia sobre los medios de comunicación. El segundo se refiere a las transformaciones tecnológicas del sistema mediático, que arrastran la misma vida política e institucional de las sociedades avanzadas. El tercero es la escasa preparación de los operadores de los medios, desde los periodistas hasta los dueños, frente a los nuevos fenómenos, y la debilidad del sistema entero frente a los poderes fuertes que controlan el flujo de las comunicaciones.9

Democracia significa, también, distribución del saber tecnológico; por eso resultan muy importantes las garantías de transparencia de la información, de los datos y de los conocimientos.10 Pero, gracias a su ubicuidad e invisibilidad, y puesto que muy pocos saben con exactitud lo que es un artefacto informático, el software es un velo que encubre informaciones y conocimientos y, por lo tanto, a pesar de las proclamas, es algo que sirve muy poco como garantía de transparencia y crecimiento democrático.11

Apunto a demostrar que las tecnologías de la información favorecen la libertad productiva y empresarial, pero no necesariamente la libertad cultural y creativa que Sen reclama. Es oportuno considerar dos aspectos: que lo que condiciona la libertad es el software y no el hardware, y que el software es un universo que se compone por empresas, universidades, laboratorios, agencias de marketing y de publicidad. Utilizar software implica interactuar, aunque a diferentes niveles, con los procesos ideológicos, culturales y mediáticos de dichas instituciones; la influencia del software se extiende, entonces, dentro de varios dominios, entre los cuales se encuentra el estético.

Naturalmente, cultura, democracia y derechos humanos están estrechamente relacionados. Sen argumenta que estos derechos, tan esenciales para el desarrollo, parecen ser exclusivos de la cultura occidental europea, pues esta, que asume la paternidad de la democracia y de la modernidad, considera que los demás países son ajenos a estos valores.12 Mediante el autoritarismo y la subcultura de sus medios de comunicación, Occidente condiciona culturalmente e implícitamente paraliza a otras sociedades que están en búsqueda de la democracia. Además de apoyarse en prejuicios muy enraizados, lo subalterno (categoría que una importante crítica poscolonial, Gayatri Spivak, ha utilizado para designar a quien se le deniega la palabra libre y creativa)13 se articula con explícitas y muy bien orquestadas maniobras de marketing, tanto que en estas participan, en primera línea, los principales actores de Hollywood.14

334,20 ₽
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ISBN:
9789972453700
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