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El Hermafrodita dormido

1933

Fernando González

Posfacio

Efrén Giraldo


González, Fernando, 1895-1964

El Hermafrodita dormido / Fernando González. -- Medellín: Fondo Editorial Universidad EAFIT, 2016.

244 p.; 20 cm. -- (Biblioteca Fernando González)

ISBN 978-958-720-368-4

1. Ensayos colombianos. I. Tít. II. Serie

C864 cd 21 ed.

G643

Universidad EAFIT - Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas

EL HERMAFRODITA DORMIDO

1933

PRIMERA EDICIÓN: BARCELONA, EDITORIAL JUVENTUD S.A.,

NOVIEMBRE DE 1933. ILUSTRADA

SEXTA EDICIÓN EN LA

COLECCIÓN BIBLIOTECA FERNANDO GONZÁLEZ

SEPTIEMBRE DE 2016

ILUSTRACIONES ORIGINALES

POSFACIO DE EFRÉN GIRALDO

© Corporación Otraparte

© Fondo Editorial Universidad EAFIT

Carrera 49 # 7 Sur - 50, Medellín

Tel. 261 95 23

http//www.eafit.edu.co/fondo

Correo electrónico: fonedit@eafit.edu.co

ISBN: 978-958-720-368-4

Diseño y diagramación: Alina Giraldo Y.

Prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier medio o con cualquier propósito, sin la autorización escrita de la editorial.

Editado en Medellín, Colombia

Diseño epub:

Hipertexto – Netizen Digital Solutions


ILUSTRACIÓN DE CARÁTULA PARA LA PRIMERA EDICIÓN.

NOVIEMBRE, 1933

ÍNDICE

DEDICATORIA

INTRODUCCIÓN

ITALIA. Primeras impresiones

GÉNOVA

MIGUELÁNGEL

ROMA

GÉNOVA

Los cogecabos

La estatua de Garibaldi

Los cafés

Un atentado

El parque Acquasola

El amor al Duce

La población europea

POMPEYA

La escultura

Anita Tilotta

GÉNOVA

Beatitud

Touring Club Italiano

Un poco de orientación y de sociología

ITALIA MILITAR

El falo de Leoncio

En Roma

Colombia y los cogecabos

Roma

La Fuente Exedra

La compatezza

El odio a Francia

Benito Mussolini

La mamma del Duce

Arnaldo

El Duce

Plaza Exedra

Rafael Núñez

El Hermafrodita dormido

Observaciones esenciales

La sala XVIII

Colombia

El Régimen

Silverio

Museo Nacional

El Galo suicida

Cabeza de Furia dormida

Desterrado como Ovidio

Nacimiento de Afrodita

Juno Ludovisi

La Venus de Cirene

Venus Capitolina

EPÍLOGO. En París

En los Campos Elíseos

En los bulevares

Irene

En el Sagrado Corazón

El mundo en 1933

SURÁMERICA

Posfacio

Efrén Giraldo

NOTAS AL PIE

DEDICATORIA

SIEMPRE hay seres humanos detrás de nuestras acciones. Por ejemplo, al publicar mis libros he sentido que sería muy bueno que Alfonso y José Vicente González dijeran que estaban agradables. El último murió en 1932. Me falta un ala. Este es para Alfonso. Aparecen tantos jóvenes y mueren tantos colegas de juventud, que estoy medio muerto, por lo menos se me quita el miedo a la muerte. Las nuevas juventudes son como nuevas visitas, con quienes no encontramos qué decir. Decididamente, pasados los treinta años, cada día es más evidente que nuestro puesto en la tierra lo necesitan y reclaman otros. ¡Abran campo, pues, queridos amigos muertos, que me siento empujado hacia vosotros! Pero mientras tanto cantemos a la juventud, que es lo único. Lo demás son las meras nadas. La juventud es bella aunque no se bañe. Por eso, por amor a ella, para no separármele, he querido permanecer siempre aficionado y no ser profesional. Así puedo contradecirme, no tengo obligaciones, me parece que estoy aún en el colegio de los jesuitas y que no he terminado mi documentación. Porque soy también un jesuita soltado. Me da hasta risa pensar en el asco que le tengo a la terminación de los estudios, a la vejez y a la muerte. Porque cuando uno cree que ya sabe una cosa, es porque ya se murió. Todos son muertos, menos los que nos documentamos y nos documentamos, como los jueces que se demoran y se demoran. ¿El juicio? ¡Va! Eso es matar el proceso filosófico… Lo único que sé es que la filosofía es un camino, una amistad y no un matrimonio con la verdad. Ésta no se ha casado, es virgen, una virgen juguetona. Quien afirme que ha poseído la verdad es un… viejo sofista.

INTRODUCCIÓN
I

¿QUIÉN es Lucas de Ochoa en los días en que saca en limpio sus aventuras italianas? Cada rato sale a la ventana del Consulado, donde trabaja, mira para el cielo y llama a Dios. También cuando sale de paseo con los hijos mira para el cielo, como las aves de presa cuando se asolean en los tejados. Tiene una gran seguridad de que somos hechura y de que podemos recibir energía. La cuestión es ponerse en relación con ella. Casi todos cortan la corriente y se arrugan como pasas. Se siente vivir en comunicación con todo lo creado. “Hasta allá –dice–, hasta el sol más lejano está unido a mí”. Muchas veces despierta durante la noche y siente la solidaridad con las estrellas, siente que el sol está calentando el otro hemisferio y ve a la tierra que va por su camino, tan bella.

Se entra a los templos y se está durante horas parado contra una columna, porque afirma que tiene relaciones con Dios. ¿Quién es Dios? Contesta que la esencia, lo que no es hecho. Que Dios no es formal. Dice que tiene algunas cosas como ayuda para sus relaciones con Dios: por ejemplo, los rayos del sol que entran por las ventanas de las iglesias y que se materializan en los corpúsculos del polvillo ambiente; el sol, al cual mira de reojo, mientras respira lenta y profundamente; la luna silenciosa y las estrellas multicolores. También durante la noche se acurruca en su lecho y grita interiormente: “¡Cógeme, llévame lejos, a otros planos emotivos! ¡Cárgame, madre mía! ¡Yo soy hechura!”.

II

Vive en Francia. Está canoso y hace dos años que cada mes pesa menos. Se está consumiendo, porque el fin de la vida es luchar para hacerse consciente. Últimamente se airó con una señora anciana, su amiga, y la insultó. A la hora comprendió que la voluntad violenta vuelve como puñal contra el airado. Comprendió que había ascendido, pues le es imposible airarse y maltratar a los seres. Sintió la solidaridad de toda la creación. En todos los ojos se ve al espíritu; cuando se ha llegado a ese plano de existencia, no se puede ofender a ninguno, ni a quien nos ofende. Nadie es malo, nadie, ni la niña que asesinó a su padre; hay gente que aún no ve, pero en todos los ojos está el espíritu. Además, no podrá aparecer el sucesor del hombre sino cuando haya desaparecido toda ceguedad. Mientras haya uno solo atrás, no podremos pasar el río que nos separa de la tierra prometida.

III

Después de airarse y de arrepentirse, durante días salía al sol y entraba a las iglesias, pensando:

Cada día me consumo. No debo quejarme de estas experiencias, porque ellas me hacen doctor. El fin de la vida es llegar a la muerte con el cuerpo consumido por la jornada y el alma como luna llena que se asoma.

Le pregunté cómo oraba en los templos. Dijo que apaciguaba la mente, hacía el vacío interior y recibía energía y órdenes. Que el espíritu comienza a hablar sin voces apenas uno lo pide y está listo. Que a Jonás no le dieron ninguna orden con voces de sargento, sino que la conciencia le ordenó; la ballena es símbolo, lo mismo la tempestad. Cuando se ha oído la conciencia y no se obedece, se camina por las tinieblas. Que la conciencia le ordenaba quedarse en Colombia en 1931 y que se vino.

Apenas lo sacaron de Italia, entre dos policías secretos, llegó enfermo a París y luego a Marsella, en donde estuvo agonizando de peritonitis. De la agonía no recuerda sino que tenía ansia infinita de beber agua de Los Andes, de una fuente maravillosa que nace en “Las Palmas”, cerca de Medellín.

Luego se estuvo durante un año convaleciente y escribiendo constantemente: tengo una gana loca de ser bueno. Es decir, de comprender más cosas, de apropiárselas, de trascender más y más la apariencia.

IV

Pero afirma que deviene consciente, reaccionando. Por eso no reniega de sus locuras pasionales en cuanto lecciones. Rameras, odios, hábitos desordenados…, en fin, dice que en el retrete invoca a Dios para que lo saque de la carne, pero espíritu maduro, como estrella que aparece en las cimas de Los Andes.

Reacciona demasiado fuertemente y luego se enerva. Oscilaciones terribles de inervamiento tenso y depresiones. De ahí que sus juicios sean tajantes, y que luego se contradiga, para terminar por irse para un templo a buscar a Dios y decirle que lo saque de las apariencias. Por eso se burla de su persona y sostiene que el valor de sus escritos está en que son la relación de sus luchas, no en la verdad, la que no se halla nunca en palabra de hombre. Esta es, a lo sumo, manifestación de una conciencia que deviene. La verdad es muda, no sufre adjetivos, ni nombres; únicamente un verbo: SER. La apariencia EXISTE, es decir, es manifestación.

El lector de este libro debe tener presente lo anterior al leer juicios sobre naciones y hombres, de los cuales ahora se ha desprendido Lucas Ochoa como de vestidos. Los juicios, afirma, son como el rastro que deja la babosa en el sembrado de lechugas.

Pero es fácil entender a nuestro hombre cogiendo al acaso una de sus libretas de bolsillo del año 1933, vivido en Francia. Hojeándola al azar, se ven, pegados a las páginas, multitud de tiquetes de la Sociedad francesa de básculas automáticas, y otros de la Sociedad de fotografías balanzas automáticas. En los primeros está únicamente el peso, con la fecha, mientras que en los segundos se halla también el retrato. En ambos vemos que el peso de Ochoa ha descendido en tres meses a 56 kilos, subido a 60 y vuelto a 57.

Uno de tales retratos, en el que parece que se hubiera vuelto todo cabeza, tiene esta leyenda alrededor:

“AGOSTO, 7, 1933. — El 4 de agosto enterré al pie del árbol del jardín un papelito con la promesa de no enojarme durante un mes. Los hijos y la mujer me rogaban cambiar lo de no fumar por no enojarme, y resolví sostener el no fumar y agregarle la ecuanimidad”.

En agosto, 20, 1933, hay una nota que reza:

“Me parece que la tierra fecunda mis propósitos. ¿Acaso no somos hijos de la tierra? Así como a las plantas, y éstas a nosotros, así a mis propósitos. Hay mucho hálito divino en la tierra. Hoy enterré un papel con la promesa de no emitir juicio en dos semanas”.

Por ejemplo, en la siguiente nota vamos a coger vivo a nuestro hombre. Ama a Francia mucho; la cree el lugar en donde hay más razonables y equilibrados, y, sin embargo, en julio, 10, en la libreta, alrededor de uno de los retratos, hay esta leyenda:

“JULIO, 10, 1933. — Retrato de un hombre que está más triste que la tristeza. Hace cinco días que no fumo, pero estoy hecho un alma de asesino. Odio a Francia porque hay muchas rameras. Odio a Francia, exportadora de rameras. Odio a Francia, porque me ha hecho nacer el disgusto por todo: parricidios, infanticidios, estupros, avaricia, moho de la moneda sueldo”.

Un espíritu presa de la carne pasional, loco entre la carne. Al lado de otro retrato se lee:

“Parezco un futuro guillotinado. ¡Qué abismo de dolor en este rostro! Pienso en lo odiosa que es mi vida de Europa. ¡Dejar mi tierra ancha e inocente por este hormiguero humano!”.

“JULIO, 11, 1933. — Estoy en el séptimo infierno y no sé por dónde salir. La vida me presenta su cara de los mil horrores. ¿Qué hice? ¿Quién me suelta su veneno?

Si esto no se compone pronto, pronto, moriré.

Casi estoy seguro de un cáncer”.

V

Al copiar lo anterior, resolví transcribir toda la libreta, para que se entienda en las circunstancias tormentosas en que emitió sus juicios-insultos contra la libre Francia y para que se conozca bien al individuo que escribió este libro acerca de Italia. Como actualmente está entregado a mirar para el cielo, es contra su voluntad que esto se publica; sostiene que son cadáveres, partículas cadáveres de un alma que trajina, excrementos pasionales. “Tú –me dice– no comprendes que no tiene valor lo escrito o lo actuado sino en cuanto desenfunda el alma” (se refiere al acto de sacar un cuchillo de su vaina). “El género humano es solidario y no hay Francia ni Italia: hay hombres, y mientras uno solo se quede atrás, ninguno pasará de esta etapa. Los juicios que publicas son apenas reacciones de un alma que está tan metida en la carne como una nigua1. No quiero bulla con mi nombre; ofréceme fama o dinero y quizá me venda, pero diré que me vendí y llamaré a Dios en la noche y en los templos y retretes hasta que me reciba lo que me diste. Ya me he vendido; ya me he prostituido en todo, y lo diré, porque mi alma chilla como Jonás dentro de la ballena, o como gatos en el tejado”.

Copiemos, pues, la libreta y ninguno se sienta ofendido, que los juicios de este libro son reacciones causadas por los policías policromos de Italia, por la mujer única de Marsella, por las actitudes de Aquiles Starace o de Mussolini, o bien, por el encuentro de algún motorista de tranvía impertinente o por la lectura diaria de crímenes horribles. También, que Ochoa se hunde en la inmundicia y luego sale enfurecido, lanzado para arriba como pelota de caucho y renegando de todo…, para terminar mirando al cielo, como los gallinazos que se asolean en los tejados de las casas en Medellín.

LIBRETA Nº 615

JULIO, 4, 1933. — Hechos, hechos. La conquista de mí mismo.

* * *

Hace hora y media que ni fumo ni pienso. Son las diez y cuarto. No pienso, luego soy.

* * *

No bebí café en La Prefectura hoy. (Plaza en Marsella).

* * *

Estoy un poco mejor. Hace dos años que sufro, envenenado, paroxismos, incapacidad.

* * *

Tema para desarrollar: san Francisco de Asís no pasaría hoy de obtener una notícula irónica, corrosiva, en Le Journal, y no podría hacer lo que hizo.

La Prensa es el medio de hoy para imponer movimientos. Por ejemplo, si se le propone popularizar el monótono canto guerrero de los negros: ¡Ay, ay, aaayyyy!!!

* * *

Hace dos horas y un cuarto que no fumo, pero emito juicios. No puedo detener el cinematógrafo interno, tan vulgar como el mundo en que vivo. Somos netamente solidarios.

* * *

Hace dos horas que no fumo. Tengo deseos de quemar los cigarrillos. Los dejé en casa. Cuando los queme, se levantarán las volutas del humo como en un sacrificio.

* * *

JULIO, 5, 1933. — Hoy voy a quemar mis cigarrillos.

A las doce, quemé los cigarrillos que tenía.

* * *

La doctrina de la relatividad, Nietzsche, acabaron con lo existente y dieron nacimiento a los sugestionadores. Con una camisa se hace hoy un movimiento. Antiguamente, Jesucristo dijo que si no había fortaleza dentro, existía un sarcófago lleno de huesos y camisa.

* * *

JULIO, 6, 1933. — ¡Terrible curso! La familia me es insoportable porque la amo. Un hombre que ama, es pasional. Hay que romper.

¡Insoportable mi vida en Europa! Sobre todo ¡formar una familia! ¡Eso fue lo mejor que hice! ¡Un error, un error haberme vinculado! ¡Llévame pronto de esta carne y de estos sentidos que se meten a juzgar!

VI

A continuación de lo que precede está la nota acerca de Francia, y el retrato. Después hay lo siguiente, muy curioso:

JULIO, 20, 1933. — Después de una semana volví a fumar. La culpa fue del método, pues no reprimí el carácter, no inhibí la ira y los pensamientos tristes. Hoy recomienzo con ayuno y buen humor. Mucha culpa tienen Berenguela y los hijos que, por miedo a verme encerrado y furioso, me aconsejaron que fumara.

Esta mañana pensé que hace tres años escogí espíritu y que no he obrado de acuerdo con mi decisión; una vez decidido, no se puede retroceder, so pena de muerte. Por eso es mi gran tristeza continua. Hay que progresar día a día cuando uno se decidió por el espíritu, o por el cuerpo. No se puede dudar ya durante la marcha.

* * *

JULIO, 27, 1933. Viernes. — Señor: que mi decisión de no fumar sea apoyada. Padre nuestro que estás en los cielos…

* * *

JULIO, 29. — Hoy me va a ayudar Dios. Comencé a no fumar, no juzgar y no airarme. Sobre todo que los sentidos no juzguen; son jueces autonombrados. El juicio es también excremento pasional.

* * *

JULIO, 30. — Enterrados siete cigarrillos. Mi hermano Jorge también resolvió comenzar. Lo hicimos a las tres y son las diez y estamos como huérfanos.

* * *

JULIO, 31. — En el cafecito oloroso a orines, al lado del Huveaune, hace veinte horas que no fumanos y no juzgamos ni odiamos. Tristes, sobre todo Jorge.

Las 9 p. m., con ganas de fumar. Parece que la vida no tuviera interés.

* * *

AGOSTO, 3, 1933. — Desde ayer a las cuatro me encerré en mi cuarto, airado dizque porque me contradicen en casa. Pero es disculpa; la ira es porque no fumo y porque no emito juicios. Tengo tanto desespero por salir como el Filocleón de Las avispas, el viejo juez que quería salirse hasta por las rendijas a juzgar, a condenar.

* * *

AGOSTO, 5. — Hace seis días que no hablo ni fumo. Jorge tampoco. Con un compañero se facilitan estos asuntos. No se pueden escribir bellos libros si no se tienen lectores; brincar, si no se tienen admiradores y hacer actos heroicos en la soledad, es el summum de la grandeza.

A cada instante pasan, como relámpagos, sentimientos de que la vida nada vale sin fumar en el café y sin emitir juicios. Llegan quejas hondas, tristes, de todo el organismo. De pronto, la mano se mueve instintivamente para el bolsillo de los cigarrillos, y da un desconsuelo inmenso pensar que jamás, jamás se fumará. Pero es cierto que no sentimos ninguna tristeza por no haber fumado.

Cada acto en que se fumaba es una tentación. Sobre todo desayunarse, almorzar, comer y beber café. Éste, sin emitir juicios acerca del país en donde se vive y sin cigarrillos, es igual a nada.

* * *

AGOSTO, 7. — Comprendo el sentido del sacrificio y del envejecer, del caer el cabello y los dientes, del arrugarse el rostro. El hombre se hace grávido en cuanto lucha y se consume. El siglo XIX bajo el aforismo MENS SANA IN CORPORE SANO, no vale nada. Cuerpo sano y cuidado y lucio no puede ser cuna sino de los gusanos.

Hay un error fundamental en el fascismo, marxismo, hitlerismo, rooseveltismo y todos los sistemas que quieren agrandar a las naciones por el sistema del dominio sobre los demás, por el triunfo en competencia, por la voluntad violenta. Son movimientos egoístas que crean el odio y la reacción, los nacionalismos. Estamos sedientos de un redentor que nos traiga una ola de otra cosa.

* * *

AGOSTO, 13. — Tengo orgullo por mi continencia y por mi sobriedad de actitudes.

Una gran tentación de fumar, pues comí con una familia amiga en La Reserve, y al frente estaba un viejo muy sano y apacible que consumía, consumía alcoholes y cigarrillos mientras emitía juicios reposados acerca de todo.

¡Me mata la pasión de juzgar! Fue uno de los momentos más débiles de mi vida. Me duele aún no haber juzgado y fumado. ¡Consumía deleitosamente ese viejo francés! Comen y beben muy bueno aquí. Es gente realista. Tienen una santa que era virgen y usaba calzones de hierro.

* * *

AGOSTO, 16. — Tengo un sentimiento claro de la vejez. ¡Qué terrible la posibilidad de ella! Hasta hoy no existía para mí. Veía viejos, pero no pensaba que podría serlo yo. Hoy la vejez me parece como un ser que se ha metido en casa. Madame Taylor me regaló un gato de dos meses.

La vejez se metió en casa como el gatito de Madame Taylor.

416,80 ₽
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Объем:
172 стр. 21 иллюстрация
ISBN:
9789587203691
Издатель:
Правообладатель:
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