Читать книгу: «Basil, el ratón superdetective»
La perrita Blackie no tenía muy buen olfato, pero lo compensaba
con una paciencia implacable. Quizá por eso tardase un poco
más en encontrar sus juguetes preferidos, pero llegar más
tarde solo implicaba hacerlo con más ganas.
EVE TITUS nació en 1908, en un Nueva York que empezaba a llenarse de rascacielos. Además de dar conciertos de piano que llenaban anfiteatros, escribió un montón de libros para niños, encontrando en los ratones a sus más fieles aliados literarios. De su pluma nació Anatole, un ratoncillo parisino de origen humilde y gran corazón a quien dedicó nada menos que diez libros, y el celebérrimo detective Basil, para quien ideó cinco historias de misteriosas desapariciones y enigmáticos robos. De este, su primer volumen, el hijo del propio Conan Doyle afirmó: «Le aseguro que a mi padre le hubiese maravillado cada una de las páginas». Tan grande fue el éxito de Basil que en 1986 Disney llevó su historia a la gran pantalla. Pero Basil no dejó que se le subiese a la cabeza porque, como bien sabe un buen detective, cada caso es un nuevo reto. Una nueva aventura en la que jugarse los bigotes, para llegar a la verdad.
PAUL GALDONE (1907-1986) ilustró cientos de libros, y tan grande era su amistad con Eve Titus que trabajó en todos sus proyectos. Juntos crearon libros tan memorables como este que tienes entre las manos. Por sus preciosas ilustraciones, Galdone recibió un Kerlan Award diez años después de su muerte. Es complicado de veras imaginar a un ratón detective si no es con sus trazos a mano alzada, delicadísimos.
Título original: Basil of Baker Street
Diseño de colección y cubierta: Setanta
© de las ilustraciones de cubierta y de interior: Paul Galdone, 1958, 1986
© del texto: Eve Titus, 1958, 1986. Publicado con el acuerdo de Simon
& Schuster Books For Young Readers, un sello de Simon & Schuster
Children’s Publishing Division
© de la traducción: Carmen Candioti. Cedida por Penguin Random
House Grupo Editorial, S.A.U.
© de la edición: Blackie Books S.L.U.
Calle Església, 4-10
08024 Barcelona
Maquetación: Newcomlab
Primera edición digital: febrero de 2020
ISBN: 978-84-17552-88-6
Todos los derechos están reservados.
Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación sin el permiso expreso de los titulares del copyright.
Índice
Portada
Basil el ratón superdetective
Créditos
¿Sabéis quién es Sherlock Holmes?
Personajes pincipales
1. Basil, el superdetective
2. ¿Dónde están las gemelas?
3. Huellas reveladoras
4. Un día de espera
5. El mensajero misterioso
6. La nota de los secuestradores
7. Viajamos de incógnito
8. Las deducciones de Basil
9. El tendero charlatán
10. Nos colamos en el yate
11. ¡Capturados por los Tres Terribles!
12. El relato de Harry Hawkins
13. La última batalla
14. ¡Por fin, las gemelas!
15. El regreso a Baker Street
¿SABÉIS QUIÉN ES SHERLOCK HOLMES?
Queridas lectoras y lectores:
Estáis a punto de sumergiros en una historia llena de suspense y giros intrépidos. A ratos pensaréis que nada tiene solución, pero una nueva pista os devolverá la esperanza. Y decimos «pista» porque los protagonistas de este libro son detectives. De hecho, los detectives más famosos entre los roedores: Basil y Dawson.
Quizá no sepáis que este equipo investigador ha aprendido el oficio del mejor detective humano de todos los tiempos: Sherlock Holmes (a quien su compañero Watson, médico de profesión, ayuda en todo).
Sherlock Holmes es sin duda el investigador más memorable de la literatura. Quizás os suene la mítica frase que repite en sus pesquisas: «Elemental, querido Watson». Si todo le parece elemental es porque su creador, Conan Doyle, lo hizo tan suspicaz e inteligente que no se le escapa una. Hay infinidad de libros que cuentan sus mejores casos, podéis buscarlos en la biblioteca. Desde luego, si se quiere aprender a ser un buen detective, espiar a Holmes es la mejor opción. Por eso Basil se ha instalado justo debajo de su casa, porque desde allí puede estudiar todos sus movimientos. Viven en una calle londinense llamada Baker Street («street» en inglés significa eso, «calle», y «baker» significa «panadero», pero no queda claro si es que en la calle hay muchas panaderías, o un panadero muy famoso). En el subsuelo, Basil toma nota de todo lo referente a la colaboración de Holmes y Watson con Scotland Yard (que es la policía de Londres, y a veces está tan atareada que necesita del buen olfato de Holmes para atrapar delincuentes). Mientras Holmes y Watson recorren todos los rincones de Inglaterra en busca de indicios, Basil y Dawson resuelven los misterios que acontecen en su barrio ratonil, Holmestead (que se llama así en honor a Holmes, exacto). Este caso, por ejemplo, tiene que ver con unas gemelas desaparecidas. ¿Conseguirá Basil devolverlas a casa sanas y salvas? ¡Si alguien puede hacerlo, ese es Basil!
Sabemos que va a encantaros este libro. Es uno de nuestros favoritos, y también lo era de la perrita Blackie. Incluso le dio una temporada por fingirse sabuesa y montó una empresa de detectives. Su único caso fue el de «la misteriosa desaparición de la pelota». Y, en fin, resultó que estaba debajo del fregadero, rodeada de pelusas. Pero esa es otra historia. ¡Ahora disfrutad del primer caso del ratón superdetective!
1
Basil, el superdetective
Un detective corriente jamás habría resuelto «El misterio de las gemelas desaparecidas».
Pero Basil, naturalmente, está lejos de ser corriente. Antes incluso de recibir la carta de los secuestradores, su mente ágil ya había deducido cuáles eran los planes secretos de los secuestradores.
«Recuerde mis palabras», me dijo, «la desaparición de Angela y Agatha es solo el comienzo. Los criminales tienen la idea de atacarnos a todos».
Y tenía razón... Pero antes de que las piezas del mosaico encajasen, fue necesario recorrer un camino largo y peligroso.
¿Quién era el cerebro de este ataque? ¿Cuál era el verdadero móvil? ¿Cómo se produjo el secuestro de las gemelas?
Y Basil: ¿qué clase de detective era?
Para responder a todas estas preguntas, os contaré algunas cosas acerca de su extraordinaria carrera. Sucedió en Londres, en el invierno de 1885...
Permitidme que me presente. Soy el doctor David Q. Dawson, amigo y socio de Basil.
Entre los ratones, Basil era un detective casi tan famoso como el señor Sherlock Holmes lo era entre los hombres. Esto se debía a que Basil aprendió a investigar, literalmente, a los pies del mismo Holmes, a quien visitaba en su casa del 221 B de Baker Street.
Generalmente, yo lo acompañaba. Nos dirigíamos furtivamente al salón que Sherlock compartía con el doctor John H. Watson: bien escondidos, le escuchábamos cuando le explicaba a su amigo, con abundancia de detalles, cómo había resuelto sus casos. Y así, Basil aprendió de la mano del mejor de los maestros el lado científico del sutil arte de la investigación.
El señor Holmes era alto y delgado, de mirada aguda y penetrante. Y si alguna vez un ratón se ha parecido a un hombre, ¡ese era el caso de Basil!
Vestía como su héroe, gracias a un hábil sastre que reproducía hasta en los mínimos detalles el armario de Sherlock.
Sin embargo, nuestros largos viajes hasta Baker Street, ya nevara o hiciese sol, eran fatigosos y, a menudo, arriesgados. Más de una vez nos tocó hacer frente a verdaderas tormentas hasta alcanzar nuestra meta.
Una noche, al entrar en el sótano, Basil se detuvo tan de repente que casi me choqué con él.
—Observe, querido doctor —dijo Basil señalando la estancia con su bastón—. Observe qué bonito y espacioso es este sótano. ¡Qué diferente de nuestras viviendas superpobladas y estrechas del East End!
Sus ojos se iluminaron. Continuó:
—Podríamos construir una ciudad aquí dentro... Imagínese una hilera de preciosas casitas en la estantería vacía que hay junto a esa ventana. Y, además, tiendas, una escuela, una biblioteca, el ayuntamiento y otros edificios... ¿Cómo llamar a esta ciudad? Ah, ya lo sé: ¡Holmestead!
Me contagié de su entusiasmo:
—¡Brillante idea, Basil! Y lo más importante, podríamos subir a los pisos superiores todas las veces que quisiéramos para escuchar las lecciones de nuestro querido Holmes.
—Exacto —dijo después mi compañero, sonriendo—. En la próxima asamblea municipal deberíamos proponerlo.
Cuando lo hicieron, las cuarenta y cuatro familias de la comunidad estuvieron de acuerdo.
Basil trabajó personalmente en los planos de la ciudad. Todas las noches, cuadrillas de carpinteros y albañiles se dirigían hacia Baker Street y trabajaban a un ritmo frenético. Apenas dos semanas después estuvimos en condiciones de mudarnos.
Holmestead era una ciudad modelo y los ratones de todo Londres venían a visitarla llenos de admiración.
Basil y yo compartíamos un apartamento exterior, de modo que podíamos ver a nuestros visitantes antes de que entrasen, justamente como hacía el señor Holmes.
Basil iba a menudo a escuchar a su maestro y pronto me pareció que no existía misterio que no pudiese resolver. Los ratones emprendían largos viajes para venir a consultarle: venían incluso desde Francia, atravesando el Canal de la Mancha solo para verlo.
Por rico o pobre que fuese, todo aquel que necesitase ayuda siempre encontraba acogida en casa de Basil.
El ratón detective detuvo a tal número de peligrosos criminales que los delincuentes temblaban con solo oír su nombre.
Pero apenas pasado un mes desde que nos trasladamos a Baker Street, dio comienzo el caso más extraño de la carrera de Basil: ¡Angela y Agatha, las hijas gemelas de nuestros vecinos, desaparecieron sin dejar rastro!
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