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Título original: Sémiotique tensive

Colección Biblioteca Universidad de Lima

Semiótica tensiva

Primera edición digital, octubre de 2016

© Claude Zilberberg, 2006

© De la traducción: Desiderio Blanco

© De esta edición:

Universidad de Lima

Fondo Editorial

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Urb. Fundo Monterrico Chico, Lima 33

Apartado postal 852, Lima 100

Teléfono: 437-6767, anexo 30131

fondoeditorial@ulima.edu.pe

www.ulima.edu.pe

Diseño, edición y carátula: Fondo Editorial de la Universidad de Lima

Versión ebook 2017

Digitalizado y distribuido por Saxo.com Peru S.A.C.

https://yopublico.saxo.com/

Teléfono: 51-1-221-9998

Avenida Dos de Mayo 534, Of. 304, Miraflores

Lima - Perú

Se prohíbe la reproducción total o parcial de este libro sin permiso expreso del Fondo Editorial.

ISBN versión electrónica: 978-9972-45-377-9

Índice

Presentación

PRIMERA PARTE: GRAMÁTICA TENSIVA

Introducción

I. Premisas

I.1 Premisas generales

I.1.1 La dependencia

I.1.2 La dirección

I.1.3 La alternancia primordial

I.1.4 Primera aproximación a los estilos tensivos

I.1.5 La progresividad

I.2 Premisas particulares

I.2.1 La complejidad

I.2.2 Análisis del análisis

I.2.3 El hecho semiótico

II. De las valencias tensivas a los valores semióticos

II.1 Cassirer y el “fenómeno de expresión”

II.2 Las formas elementales de la variabilidad tensiva

II.3 La pertinencia semiótica

II.4 La tensividad

II.5 De las dimensiones a las sub-dimensiones

II.6 Declinación de las sub-dimensiones

II.7 Fisonomía de las estructuras paradigmáticas

II.7.1 Primera analítica de lo sensible

II.7.2 Segunda analítica de lo sensible

II.7.3 Tensividad y sistematicidad

II.8 Formalidad y contrariedad de los valores semióticos

III. La sintaxis discursiva

III.1 Los operadores generales

III.1.1 La “constelación”

III.1.2 El comercio de la implicación y de la concesión

III.2 La sintaxis intensiva

III.2.1 Dirección general

III.2.2 Los modos de concomitancia (el tempo)

III.2.3 Los modos de captación (la tonicidad)

III.2.4 Colusión de los modos de concomitancia y de los modos de captación

III.3 La sintaxis extensiva

III.3.1 Dirección general

III.3.2 Los modos de presencia (la temporalidad)

III.3.3 Los modos de circulación (la espacialidad)

III.4 ¿Un sujeto desbordado?

IV. Centralidad del evento

IV.1 Presencia del evento

IV.2 Aproximación figurativa al evento

IV.3 Aproximación figural al evento

IV.4 ¿Hacia una imagen-evento?

IV.5 “Evenemencialidad” e historicidad

V. Semiótica y retórica

V.1 Situación de la retórica

V.1.1 Disponibilidad de las categorías semióticas

V.1.2 La dimensión retórica de la estructura elemental

V.2 Aristóteles y la “retórica profunda”

V.3 Interdependencia de la lengua, de la retórica y del mito

V.4 Categorización de la retórica

V.5 De la sintaxis tensiva a la retórica

Conclusión I

SEGUNDA PARTE: ENSAYO DE MÉTODO “LA MUERTE DE LOS POBRES” DE CH. BAUDELAIRE ANÁLISIS TENSIVO

Introducción

I. El método

II. Las magnitudes expansivas

II.1 El plano de la expresión

II.1.1 La arquitectura del soneto

II.1.2 El trabajo de la rima

II.1.3 La regulación del verso simbolista

II.1.4 La rima como proyecto

II.2 El plano del contenido

II.2.1 El título

II.2.2 El presentativo c’est

II.2.3 La interjección hélas! [¡Ay!]

III. Las magnitudes partitivas

III.1 Los cuartetos

III.2 De los cuartetos a los tercetos

Conclusión II

TERCERA PARTE: GLOSARIO DE SEMIÓTICA TENSIVA

BIBLIOGRAFÍA

Presentación

El presente libro no tiene equivalente exacto en francés. La edición francesa incluye lo que constituye la primera parte de esta obra, con el título de Elementos de gramática tensiva, título que cubre todo el volumen, y el Glosario. La segunda parte ha sido preparada especialmente por el autor para la edición española. Se trata de una aplicación metodológica de las teorías expuestas en la primera parte a “La muerte de los pobres”, soneto de Baudelaire incluido en Las flores del mal.

Esta obra consta, pues, de tres partes. Primera parte: “Gramática tensiva”; segunda parte: “Ensayo de método”, análisis tensivo de “La muerte de los pobres”; y, tercera parte: “Glosario de semiótica tensiva”.

La “Gramática tensiva” de Cl. Zilberberg trata de fundamentar las bases mismas de la significación en la tensividad fórica, tal como lo adelantó Greimas en Semiótica de las pasiones, libro escrito en colaboración con J. Fontanille. A partir de aquel impulso teórico, Zilberberg plantea unas premisas epistemológicas sobre las cuales desarrolla luego las relaciones que se establecen entre las valencias tensivas y los valores; aborda la compleja problemática de la sintaxis discursiva, tanto en la dimensión de la intensidad como en la dimensión de la extensidad; diseña luego el lugar que le corresponde al evento en la semiótica tensiva, para terminar con un estudio sobre la retórica y su centralidad en el proceso de construcción de la significación.

Esa primera parte constituye un verdadero tratado, condensado es cierto, de semiótica tensiva. Como de costumbre, el pensamiento de Zilberberg es denso, riguroso e inventivo; podríamos decir que es un pensamiento “poiético”, entendiendo la “poiesis” como un proceso continuo de creación intelectual. Eso reclama una lectura detenida y atenta. Los textos de Zilberberg no hacen concesiones al lector; al contrario, le piden una entrega total; cada frase está preñada de contenido semio-lingüístico, contenido ceñido, apretado, ante el cual el lector se ve obligado a detenerse para lograr desentrañarlo. El estilo de la exposición se pliega perfectamente a esa densidad conceptual, y la novedad de las nociones y de las relaciones que construye le obligan con frecuencia a inventar nuevos términos, que enriquecen el metalenguaje, sin duda, pero que pueden crear alguna dificultad de comprensión en el momento de la lectura. Ese rigor intelectual y esa novedad estilística asustan y atraen al mismo tiempo al lector. Porque leer a Zilberberg es un verdadero reto.

El desarrollo de la semiótica tensiva, a partir de la apertura instaurada por J. A. Greimas con De la imperfección y con Semiótica de las pasiones, ha encontrado en Claude Zilberberg el pensador que necesitaba. La semiótica tensiva no es una nueva semiótica, iconoclasta, que reniegue de la semiótica greimasiana clásica; por el contrario, constituye un verdadero desarrollo de ciertos aspectos que ya estaban en germen en aquella semiótica, centrada principalmente en la narratividad. Pero las nociones de estesis y de tensividad fórica introducidas por el mismo Greimas en sus dos últimas obras mencionadas, han servido para ampliar la teoría, para reformular algunos conceptos y para abordar ámbitos de significación que estaban vedados a la semiótica clásica por falta de dispositivos adecuados. En ese sentido, Zilberberg se atreve a introducir limitaciones en los dispositivos clásicos como el esquema narrativo, el recorrido generativo y el cuadrado semiótico, sin renegar de ellos, sin negar su eficacia en el nivel que les corresponde; pero poniéndolos en su sitio y limitando su alcance. Esa discusión con el maestro es lúcida y enriquecedora en todo momento.

Por otro lado, Zilberberg es un científico y somete sus aportes teóricos a la más rigurosa formalización. No se limita a la simple descripción fenomenológica de los hechos de significación; los obliga a pasar por la exigente horma de las estructuras formales. De ahí la invención de nuevos dispositivos explicativos, como las redes y los diagramas, que vienen a dar cuenta de la emergencia de los valores de significación en el discurso en acto y de los recorridos que siguen en el espacio tensivo.

Para mantener ese rigor, Claude Zilberberg acude a sus fuentes predilectas del campo de la lingüística: Saussure, Hjelmslev, Brøndal, Benveniste; del campo filosófico: Cassirer, Valéry, Bachelard, Merleau-Ponty; del campo antropológico: Lévi-Strauss, Mauss. Pero su lectura de esas fuentes es siempre innovadora, y pone de relieve aspectos que con frecuencia se han pasado por alto. A la luz de esa nueva lectura, los autores clásicos adquieren una insólita vigencia y esclarecen zonas del ámbito del sentido que habían permanecido en la sombra.

*

Claude Zilberberg es consciente de que una teoría semiótica tiene que pasar la prueba de su aplicación a los discursos concretos. Y en ese sentido, ha puesto a prueba en diversas ocasiones la teoría que hoy nos presenta. En esta ocasión se ha propuesto analizar in extenso un soneto de Ch. Baudelaire, que figura en Las flores del mal; el soneto se titula “La muerte de los pobres”.

Pero no se trata aquí de un análisis meramente semántico al uso, ni siquiera de un análisis estructural clásico al estilo del realizado por R. Jakobson y Cl. Lévi-Strauss sobre “Los gatos”, también de Baudelaire, ni de otros análisis semióticos conducidos bajo los postulados de la semiótica narrativa y discursiva. Se trata de un análisis tensivo. Lo que quiere decir que Cl. Zilberberg va a indagar los fundamentos sensibles, los cimientos afectivos de los que emerge la significación en discurso, el substrato más profundo que rige la articulación de la significación. Por citar solo un ejemplo de cómo opera el análisis tensivo aplicado por Zilberberg, y para poder apreciar la orientación que sigue ese análisis, adelantamos el siguiente fragmento:

Volviendo al séptimo verso del soneto, y para cerrar su análisis, asumimos que las promesas cifradas en la inscripción y en la monumentalidad del libro, están en concordancia tensiva unas con otras; que la inscripción opera un repunte, mientras que el libro en posición de englobante de la inscripción proyecta un redoblamiento:


Podemos decir que el séptimo verso sigue los pasos de la construcción de un objeto de valor, y que dicho objetivo es alcanzado cuando el objeto cambia de ambiente, es decir, cuando deja la atonía por la tonicidad (pp. 367-368).

Ese es el tenor del análisis tensivo profesado por Zilberberg. Pero para eso pone en marcha una vasta enciclopedia, una competencia semántica que le permite incorporar al análisis los aportes de otras ciencias humanas como la filosofía, la antropología, la fenomenología, las ciencias literarias, a través de los autores predilectos de su devoción intelectual: Cassirer, Valéry, Merleau-Ponty, Lévi-Strauss, Bachelard, Proust, Baudelaire, Benjamin, Banville, Claudel, Deleuze, Wölfflin, Sartre, Heidegger, Nietzsche, Montaigne, Pascal, Rousseau, Simmel, Wittgenstein, y una larga lista de otros autores citados en apoyo de sus propuestas analíticas. No se trata de referencias complementarias solamente. Sus aportes enciclopédicos entran al texto del autor por la puerta estrecha de la tensividad; vienen a iluminar las tensiones que se están analizando en ese momento y son sometidos a los mismos postulados analíticos aplicados al texto que se encuentra en la mesa de disección. No son textos de complemento erudito, son textos que permiten esclarecer la dimensión de la tensividad fórica que se juega en lo más profundo del texto analizado.

Un ejemplo de ese acopio de textos que iluminan la tensividad discursiva del poema (pp. 323-324):

... las tensiones evocadas por Pascal en el siguiente fragmento conciernen —al pie de la letra— a las sub-valencias cuyo sistema constituye el fondo de la hipótesis tensiva: “La razón actúa con lentitud, y con tantos puntos de vista, apoyándose sobre tantos principios que debe tener siempre presentes, que a toda hora se adormece o se pierde por no tener presentes todos esos principios. El sentimiento no actúa de esa manera: actúa instantáneamente, y está siempre dispuesto a actuar. Es preciso, pues, basar nuestra fe en el sentimiento; de lo contrario, será siempre vacilante” (Pensamientos).

La distensión mayor se refiere al reparto del tempo: celeridad en el caso del “corazón”, lentitud desesperante en el caso de la “razón”; por demasiado numerosas, las “razones de la razón” se entorpecen unas a otras y “ralentizan” su curso. Por solidaridad estructural, ese reparto se repite en el ámbito de la tonicidad y en sus derivaciones actanciales: el “corazón” actúa, mientras que la “razón” es “siempre vacilante”; si la celeridad apela a la instantaneidad, la “razón” compromete doblemente la duración, puesto que participa de dos duraciones al mismo tiempo: la individual del “hábito” y la duración supra-individual de la “costumbre”. La costumbre genera nuestras pruebas más fuertes y más duras; nos inclina al automatismo (…). Finalmente, la “razón” “se adormece o se pierde”, es decir, que habita en la exterioridad. Obtenemos así la red siguiente:


Las dos columnas de la derecha configuran, respectivamente, el perfil tensivo de la “razón” y del “corazón”. El “corazón” y la “razón” ocupan, pues, regiones distintas en el espacio tensivo:


El lector se preguntará, sin duda, qué relación tiene este análisis con el análisis del poema de Baudelaire. Pues dicho análisis surge a propósito de la repetición insistente de la expresión “c’est” y de los problemas tensivos que genera en el nivel de la enunciación, el principal de los cuales es el de la fiducia [confianza].

El autor acude también con mucha frecuencia a las definiciones de los diccionarios. No para explicar, como es obvio, el significado habitual y rutinario de los términos —eso sería ingenuo y deleznable—, sino para descubrir las dimensiones y sub-dimensiones tensivas que soportan la definición misma. Y se apoya para ello en el postulado de Valéry según el cual: “Todo ha sido dicho ya por el diccionario” (Cahiers). Un ejemplo para terminar (p. 294):

La definición [de “pobre”] del Micro-Robert comprende dos secuencias distintas: la primera: “Quien carece de lo necesario o que solo tiene lo estrictamente necesario”, se refiere al estado del sujeto de estado, lo que quiere decir que se sitúa en la duración. Esa definición conlleva una evaluación, es decir, un punto de fragilidad; en efecto, el Micro-Robert esboza una alternancia paradigmática: [lo necesario vs lo estrictamente necesario]; “estrictamente” es definido sobriamente como “lo que constituye un minimum”, en ese sentido, tenemos razones para aceptarlo como el límite, la culminación de un proceso de decadencia:


Como puede observarse, los aportes del diccionario, como aquellos que provienen de los campos de la sociología o de la antropología, apuntan siempre a la tensividad fórica que se encuentra en la base del modelo analítico aplicado por el autor.

Nos hemos permitido adelantar estas “calas” del análisis efectuado por Zilberberg a fin de evitar posibles “derivas” de lectura en lectores poco familiarizados con el modelo tensivo. Los aportes de las definiciones del diccionario, así como los acopios de la “enciclopedia” del autor no son paráfrasis marginales ni comentarios eruditos sobre el “tema” del soneto de Baudelaire; son verdaderas intervenciones pertinentes que amplían los alcances del estudio emprendido, y se someten siempre a las exigencias del modelo.

*

El “Glosario de semiótica tensiva” resume y amplía al mismo tiempo la teoría expuesta en la primera parte y a lo largo del análisis mismo. Basta con echar un vistazo a la entrada Espacio tensivo para darse cuenta de esta capacidad del Glosario. Se ha hablado con frecuencia, a lo largo de la obra, de la medida de la intensidad y de la medida de la medida, es decir, de cómo y con qué instrumentos se mide esa medida. Pues bien, en la descripción-explicación del espacio tensivo, con el rigor semio-lingüístico que lo caracteriza, Zilberberg aporta los mecanismos de la medida de la medida, que, a pesar de estar repetidamente dichos a lo largo del texto, no se habían relacionado, tal vez, claramente con esa función. Esos instrumentos son simplemente los “más” y los “menos”. Dado que la dimensión de la intensidad es la dimensión de la afectividad, de la calidad, de la fuerza, de la energía, magnitudes todas ellas continuas y graduales, solo se pueden medir por medio de “más” y de “menos” [más intenso/ menos intenso; más fuerte/ menos fuerte; más rápido/ menos rápido; más tónico/ menos tónico]. Y en ese sentido, el [“menos” de “más”] y el [“más” de “menos”] miden el proceso de decadencia tensiva, que va del [solo “más”] al [nada de “más”], y por tanto [solo menos]; mientras que la ascendencia, que va del [solo “menos”] al [nada de “menos”], y por tanto [solo “más”], es medida por el [“menos” de “menos”] y por el [“más” de “más”].

Este Glosario constituye un aporte decisivo al desarrollo y precisión del meta-lenguaje tensivo, y es de esperar que tendrá nuevos desarrollos hasta convertirse en un verdadero Diccionario canónico de la tensividad.

*

Esta edición española de la obra de Cl. Zilberberg constituye una verdadera Summa de semiótica tensiva. En su condensación actual, está llamada a cumplir, salvando las debidas distancias, el papel que cumplieron en su momento Semántica estructural, Maupassant. La semiótica del texto: ejercicios prácticos y Diccionario razonado de la teoría del lenguaje, de A. J. Greimas, en el campo de la semiótica narrativa clásica.

Desiderio Blanco

PRIMERA PARTE

GRAMÁTICA TENSIVA

Introducción

La primera parte del presente libro es producto de algunas intenciones y de determinadas circunstancias. Por lo que se refiere a las intenciones, el autor es el único que puede hablar, lo cual no significa, sin embargo, que se halle bien ubicado para hacerlo. Con riesgo de anticipar, nuestro propósito no escapa a las exigencias semióticas que vislumbra en los discursos que examina, de tal modo que nuestro propio discurso tiene como característica la receta de los conceptos que mezcla. Tales conceptos directores son tres: (i) la dependencia antes que la oposición por lo que atañe a la estructura, puesto que la oposición presupone la estructura; (ii) la foria por lo que se refiere a la dirección, en la medida en que los destinos posibles de la foria motivan la dirección, cosa que ya establecía el cuadrado semiótico; (iii) el afecto por lo que respecta al valor, dado que esas dos magnitudes se apoyan mutuamente, evitando de ese modo pensar en valores sin afecto y en afectos sin valor. Pero ya sabemos que la excelencia de una receta reside tanto en el inventario cerrado de los ingredientes que intervienen en su elaboración como en su exacta dosificación. Esa evaluación, sin embargo, no corresponde ya al autor.

Por lo que se refiere a las circunstancias, este libro, en su primera parte, responde a una doble demanda de Louis Hébert. En un primer momento, nos invitó a redactar para los curiosos y no iniciados un texto que resumiera las orientaciones de la semiótica tensiva. La ejecución de ese pedido dio por resultado un Breviario de gramática tensiva,1 el cual, por las convenciones propias de ese género discursivo, resultó demasiado elíptico. De ahí, un segundo pedido vino a completar el primero: ampliar el Breviario, cuyo contenido se ha distribuido en los sitios pertinentes a lo largo de este libro.

Independientemente del contenido que aborda y de la evaluación que reclama por parte del lector informado, toda obra establece una relación que la desborda con el momento forzosamente singular de su aparición. En el caso de la semiótica greimasiana, ese delicado momento es fácil de identificar: es el momento del “giro fenomenológico”, sin que se pueda determinar ya si depende de una culminación hegeliana o de una negación confesable, si se toma en cuenta la recomendación verbal del mismo Greimas: hay que salir de Propp. Ni lo uno ni lo otro, sin duda; o tal vez, lo uno y lo otro, si admitimos que los términos complejos encierran el monopolio de los enigmas.

Efectivo o no, fundado o no, aquel “giro fenomenológico” constituyó una exigencia. Al hacer suyas las posiciones de la fenomenología, especialmente tal como fue configurada en la obra de Merleau-Ponty, ¿no se alejó la semiótica de su doble referencia saussuriana y hjelmsleviana? Si ese fuera el caso, ¿no tenemos derecho a considerar que, “fatigado”, lo concebido da paso a la “frescura” de lo percibido? Dejamos de lado aquí la cuestión de saber si una disciplina exigente puede cambiar de base conceptual sin sufrir importantes consecuencias.

Lo anteriormente planteado nos permite formular nuestro propósito personal. Si la primacía atribuida a lo percibido parece alejar la semiótica de sus proclamadas referencias lingüísticas, la atención que nosotros otorgamos, con otros y después de otros, a las vivencias y a lo sentido permite mantener intactas las referencias lingüísticas, sin que eso suene a paradoja o a provocación de nuestra parte. En efecto, no creemos que lo concebido y lo vivido sean irreconciliables, como generalmente se piensa, y el sintagma “gramática del afecto” no constituye, en nuestra opinión, un oxímoron. Es indudable que los principios de base tienen que ser ampliados y reformulados, tarea que constituye la materia de los dos primeros capítulos de este libro, en los que se presenta la estructura de las valencias y se esboza una formulación de los valores propiamente semióticos. El tercer capítulo desarrolla los aspectos fundamentales de la sintaxis tensiva, tratando de seguir, en la medida en que lo permite este momento concreto del desarrollo de la semiótica, el proceso de conversión de las categorías en operaciones simples,2 capaces de ser explotadas por los sujetos, en nombre de la reciprocidad entre la morfología y la sintaxis, obstinadamente defendida por Hjelmslev:

… nos vemos forzados a introducir consideraciones manifiestamente “sintácticas” en “morfología” —introduciendo en ella, por ejemplo, las categorías de la preposición y de la conjunción, cuya única razón de ser es sintagmática— y a incluir en la “sintaxis” hechos plenamente “morfológicos”, reservando forzosamente a la “sintaxis” la definición de casi todas las formas que se ha pretendido reconocer en “morfología.3

Está claro: “al final de los finales”, las identidades paradigmáticas son… sintagmáticas; lo paradigmático no es más que una traza.

Los dos últimos capítulos amplían el campo. El cuarto plantea la cuestión de cómo una semiótica que tiene que vérselas con las vivencias, que acoge el sobrevenir, puede ignorar el evento* que inopinadamente toca a la puerta. Providencial o catastrófico, el evento se encuentra tautológicamente en la base de los afectos más turbadores que pueden golpear a los sujetos. El último capítulo examina las consecuencias de la aplicación del punto de vista tensivo a una herencia incierta de nuestros días: la retórica. En los límites de este trabajo, nos atenemos a determinados aspectos de la retórica, esforzándonos en mostrar que entre la lingüística, la semiótica tensiva, la antropología y la tropología aristotélica existen caminos y pasajes; que el ejercicio de algunas figuras retóricas está en consonancia con la problemática a la vez lexicológica, gramatical y antropológica de las taxonomías culturales: las figuras privilegiadas por Aristóteles y por la tradición operan desplazando una determinada magnitud de una clase a otra clase adyacente. En esas condiciones, el punto de vista tensivo se presenta —felizmente, en nuestra opinión— como un punto de confluencia y como una garantía de continuidad. Mofada, denigrada, ridiculizada, la retórica se conserva con buena salud por la sencilla razón de que es solidaria con los fundamentos más íntimos de nuestro ser, de los que, sin duda, somos menos los agentes que los pacientes. Y eso es lo que falta por comprender.

La sanción final, hemos dicho, le corresponde al lector; el autor no es más que un lector entre otros. Sin embargo, en nombre de la concesión, a la que esta obra le otorga un lugar decisivo, no está prohibido que ese “quidam” [el autor] formule sus propios puntos de vista. En nuestra opinión, la semiótica tensiva se contenta con presentar un punto de vista para centralizar magnitudes consideradas menores hasta ahora: las magnitudes afectivas. Al lado de conceptos considerados como ya adquiridos: la diferencia saussuriana, la dependencia hjelmsleviana, este ensayo se esfuerza por otorgar un lugar adecuado a la medida, al valor de los intervalos, dado que nuestras vivencias son —¿primero?, ¿sobre todo?— medidas tanto de los eventos que nos cautivan como de los estados que, por su persistencia, nos definen.

Unas palabras más: no hay nada en este ensayo que contradiga lo expuesto en Tensión y significación,4 escrito en colaboración con J. Fontanille; pero si tuviéramos que citar esta obra, tendríamos que colocar llamadas al pie de cada página, alargando innecesariamente el ya abundante rosario de referencias y de anotaciones. Remitimos, pues, al lector a la consulta permanente de dicha obra.

El sujeto percibiente deja de ser un sujeto pensanteacósmico”, y la acción, el sentimiento, la voluntad han de ser explorados como maneras originales de acomodar un objeto, puesto queun objeto se presenta como atrayente o repugnante antes de presentarse como negro o azul, como circular o cuadrado”.

MERLEAU-PONTY, CITANDO A KOFFKA

399
451,51 ₽
Возрастное ограничение:
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Объем:
744 стр. 257 иллюстраций
ISBN:
9789972453779
Издатель:
Правообладатель:
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