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TENSIONES DE LA VINCULACIÓN SOCIAL
Una aportación sugestiva de estos textos es que de alguna manera hacen referencia a las tensiones de la vinculación social con el resto de las funciones universitarias. Uno de los que más respaldan esto es el de Guillermo Díaz Muñoz. Por un lado, la vinculación social se instituye como un deber, una puntualización de un cierto número de tareas universitarias y una asignación de sentido o de contenido a estas. Por otro, se instalan las relaciones de poder y, de allí mismo, quizá el término envejecido de extensión universitaria, un extender relacionado con un curso de las cosas y que en la actualidad tiene el riesgo de ligar concepciones de extensión de currículos cerrados, configurando cotos o islas departamentales. Tal cual los saberes contra los poderes en un campo donde la RSU o, en nuestro caso, el compromiso por la transformación social se enfrenta a una serie de tensiones:
Cecchi et al. (2009, p.127) nos dan cuenta de la primera: la formación ética de los estudiantes y la realización de intervenciones comunitarias (invaluables para el aprendizaje de los estudiantes) (5) que chocan con los programas curriculares preestablecidos. Carlos Ortiz Tirado Kelly, autor presente en este libro, afirma que no son las asignaturas las que movilizan los aprendizajes, sino en todo caso serían las que podrían convertirse en espacios para trabajar los problemas y sus soluciones, en función de posturas ético–políticas y no de los intereses de ciertos grupos sociales
En el currículo lo que se plantea es que la pertinencia social de sus contenidos sea el eje vertebrador, como lo plantea aquí Guillermo Díaz Muñoz, y dejar de lado experiencias realizadas con buenas intenciones, pero operadas con lógica voluntarista, sin espacios de reflexión y acompañamiento. Asimismo, también son desechables las prácticas aisladas, poco sostenibles en el tiempo, con baja formación de los participantes, con débil apoyo institucional y sin la vinculación con los aprendizajes académicos. De lo que se trata es de que queden fuera los aprendizajes declarativos, abstractos y descontextualizados; los conocimientos inertes, poco útiles, irrelevantes, escasamente motivantes y de significatividad social limitada; el conocimiento ahistórico, neutral y escindido de los problemas reales (Cecchi et al., 2009, pp.127–128).
La segunda tensión, a la que alude también Carlos Ortiz Tirado Kelly y está presente en la propuesta de Daniel Mato, se vincula al divorcio entre los proyectos orientados a la transformación social y el resto del currículo universitario, es decir, entre los saberes compartidos y comunitarios que se producen en la incidencia en el entorno o en la gestión de bienes concretos y los saberes etiquetados como profesionales. Se postula así la gestión social del conocimiento superando el modelo tradicional de conocimientos disciplinares y fragmentados y su marco de criterios de verdad y validez. La idea, en consecuencia, es avanzar hacia modelos transdisciplinares (Cecchi et al., 2009, pp.127–128). La contribución que presenta Jesica Nalleli de la Torre Herrera en esta publicación ilustra tal tesitura.
Una última tensión que asumimos es el lugar que ocupa en la universidad la generación y distribución social de conocimiento, con la finalidad de contribuir decididamente a la resolución de problemáticas sociales. Aquí el remedio consiste en generar ámbitos de reflexión y mecanismos de acción que acompañen los procesos de formación de las prácticas comunitarias, dando lugar a una articulación entre los actores participantes universitarios y no universitarios, “transformando los escenarios de interacción en verdaderas Comunidades de Aprendizaje”. En todo se trata de puntualizar el lugar de los estudiantes al ofrecerles oportunidades de constituirse en protagonistas activos y socialmente comprometidos, tanto en la intervención en su entorno como en la construcción de sus aprendizajes (Cecchi et al., 2009, pp.126–127).
DERIVACIONES DE LA VINCULACIÓN SOCIAL COMO COMPROMISO CON LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL
Uno de los vectores que nos ofrece esta compilación de trabajos es la clara superación del enfoque de “proyección social y extensión universitaria como apéndices, aunque bien intencionados, a su función central de formación estudiantil y producción de conocimientos, y asumirla como verdadera exigencia de su misión social”. El compromiso social se trata precisamente de “su sentido social, la internacionalización solidaria, la posición de la universidad en la sociedad del conocimiento, la transferencia tecnológica y la cultura de la innovación” (Cecchi et al., 2009, pp. 32 y 34–35). Las referencias a la situación regional a que nos remiten nuestros autores tienen su referente primero en la profunda desigualdad y la injusticia que imperan en nuestro país.
Los textos aquí presentes tienen paralelismos con proyectos como el de la Universidad Construye País, (6) en Chile, que pretende una universidad socialmente responsable, con base en estos ejes articuladores: la preservación y creación del capital social del saber y del pensamiento a través de la reflexión y la investigación interdisciplinaria; la concepción de la universidad como una comunidad real de aprendizaje y transmisión de conocimientos; el fortalecimiento de los vínculos entre académicos, estudiantes y funcionarios, y la estimulación de la innovación curricular y los métodos de enseñanza y de aprendizaje; la formación de alta calidad centrada en valores y que los actores universitarios defiendan y difundan activamente, abordando su profesión como una posibilidad de servicio a los demás; pero lo más significativo es la propuesta de inclusión de un currículum transversal “que asuma con visión universal la realidad del país en toda su riqueza, y ofreciendo oportunidades a equipos de académicos de estudiantes para prestar servicios a personas y grupos que no pueden acceder a los beneficios del desarrollo”, bajo el lema de que la tarea de la universidad no es servir al capital privado sino el bien público (Cecchi et al., 2009, pp. 36–37).
Al respecto, es relevante que, en uno de los escritos de esta compilación, cuyo autor es Héctor Morales Gil de la Torre, se sistematice una década de ejercicios de vinculación social a través de las categorías de los bienes concretos, cuya producción implica siempre modalidades de acción colectiva y el análisis de la problemática de la propiedad de los bienes resultantes. En ese tenor se clasifican los actos y los impactos como aquellos bienes concretos que añaden valor, o los que mejoran las capacidades de los sujetos y las organizaciones, o bien los que previenen y anticipan riesgos.
Otra idea relevante para nuestra reflexión sobre el campo de vinculación social es que se incluya el concepto de “territorialidad”, que, por encima de lo geográfico, implica el conjunto de las relaciones políticas, sociales, culturales y económicas que permiten experiencias de intercambio, diálogo y aprendizaje colectivo y en el que confluyen los intereses de los diversos actores de la sociedad. Y así, siguiendo a Boaventura de Sousa Santos (2007), uno de los desafíos es restablecer la responsabilidad social de la universidad (pública, pero incluimos la privada) en lo nacional e internacional bajo lo que él llama pluriuniversidad solidaria en contraste con la universidad disciplinar y homogénea, es decir, un modelo alternativo regido por el “pluralismo teórico, la autonomía, la excelencia académica, la multi y transdisciplinariedad y el compromiso crítico”, y por eso mismo con un conocimiento “contextual, aplicado, heterogéneo y con tendencia a ser productivo en sistemas abiertos, menos perennes y desarrollado en organizaciones flexibles y con menos jerarquizaciones”, donde la sociedad “deja de ser una interpelación de la ciencia para ser ella sujeto de interpelación a la ciencia”. En consecuencia, la “responsabilidad social de la universidad debe ser asumida por la universidad aceptando ser permeable a las demandas sociales, especialmente aquellas originadas en grupos sociales que no tienen el poder para imponerlas” (Santos, 2007, pp. 7, 13 y 77).
Por esa razón, la universidad, al hacer uso de su libertad académica y autonomía puede garantizar una respuesta pertinente y creativa frente a los desafíos del compromiso social, a través de microespacios de compromiso social universitario para desplazar el compromiso social desde lo meramente discursivo hacia construcciones prácticas efectivas (Cecchi et al., 2009, pp. 38–39). Dos de nuestros académicos exploran profusamente la articulación de las funciones universitarias, con reflexiones a partir de la docencia o de la investigación: Francisco Urrutia–de–la–Torre y David Foust Rodríguez. Junto a esto se desentrañan los desafíos que implica la liga entre teoría, contexto y práctica; la cuestión de la incertidumbre y el principio de la ecología de la acción que marcan posibles lineamientos para la vinculación social del ITESO, como aportación de Guillermo Díaz Muñoz.
En relación con el tópico complejo de la territorialidad, en esta obra tenemos varios ejemplos de las intervenciones en territorios específicos marcados por la geografía o por las interacciones de sentido o sociopolíticas relacionadas con observatorios de los medios, con acciones en el campo de la transparencia y de la información conceptualizada como un bien público. Los autores son Guillermo Pérez Esparza (microempresa y empleo), Jesica Nalleli de la Torre Herrera (un ejercicio de cooperación y autonomía en una micro comunidad que ha posibilitado una incidencia multidisciplinaria), José Bautista Farías (la transparencia en un gobierno estatal) y Magdalena Sofía Paláu Cardona (una experiencia de democratización de la comunicación a través de la figura de un observatorio de medios y que además es un ejemplo de la integración de las funciones universitarias).
Y, finalmente, se abren horizontes para crear articulaciones internas y externas en la vinculación social, a partir de nodos de problemas, que Mario Edgar López Ramírez sustenta en un acabado esquema organizacional para dar respuesta a una situación y acción complejas.
Como corolario, la vinculación social del ITESO entendida como compromiso con la transformación social parte de una priorización de problemas por atender mediante la acción colectiva (previamente visualizados en las redes de problemas, siempre variables y en flujo cambiante), frente a los cuales se delimitan participativamente los bienes concretos que se quieren generar, mediante la planeación de situaciones de compromiso y servicio, en las que los saberes profesionales y los saberes construidos por la investigación dialogan con los contextos y los saberes sociales, y facilitan la acción colectiva, en un ciclo impregnado de las características interdisciplinarias, con operaciones rigurosas y vigiladas epistemológicamente de planteamiento de problemas, de aportación de referentes conceptuales y empíricos, de aproximaciones metodológicas, estudios de datos y discusión reflexiva de resultados.
REFERENCIAS
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Benítez Zavala, A. (2016). Los estudiantes universitarios, su constitución como sujetos morales. Un acercamiento desde la sociología fenomenológica. Márquez Hermosillo, M. (Coord.). Miradas en diálogo. Reflexión colectiva de la práctica docente en el Departamento de Formación Humana, ITESO. Tlaquepaque: ITESO.
Cecchi, N.H., Lakonich, J.J., Pérez, D.A., y Rotstein, A. (2009). El compromiso social de la universidad latinoamericana del siglo XXI. Entre el debate y la acción. Serie Universidad. Buenos Aires: IEC–CONADU. Recuperado el 24 de junio de 2020, de http://biblioteca.clacso.edu.ar/Argentina/iec-conadu/20100317010331/2.pdf
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Martín Fiorino, V. (s.f.). El papel de la universidad en las dinámicas territoriales: propuestas Unesco en RSU–RST enfoques, tendencias, perspectivas [Diapositivas de PowerPoint]. Unesco–IESALC. Recuperado el 24 de junio de 2020, de https://www.iesalc.unesco.org.ve [consultado el 24 de junio de 2020].
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1- El ITESO es una de las universidades jesuitas de México, ubicada en Guadalajara, Jalisco.
2- Definición, Categorías, Principios, Propósitos y Organización de la Vinculación (ITESO, 2014). La vinculación se define tanto en lo general como la respuesta a las necesidades sociales, y en lo particular, como un modo de operar en torno al conocimiento y los procesos formativos orientado a desarrollar alternativas de solución a las necesidades y problemas del entorno, “en un proceso compartido y recíproco con diversos actores de la sociedad” (ITESO, 2014, p.3).
3- La operación de este conjunto requiere indistintamente cuatro condiciones básicas de realización: “los actores responsables y sus colaboradores; las acciones prioritarias a realizar; la focalización como delimitación de su alcance e impacto; la cantidad, especificación y origen de los recursos implicados en ellas” (ITESO, 2014, p.4).
4- Cuando los servicios profesionales se hacen con el sector de las micro, pequeñas e incluso medianas empresas, esta perspectiva de mercantilización se matiza y cobra otro sentido puesto que se trata de un tejido económico que sostiene la mayoría del empleo de nuestro país, y son iniciativas de acción, sumamente desprotegidas, muchas veces de carácter familiar.
5- Siguiendo a Arturo Benítez Zavala (2016), David Foust Rodríguez, autor en esta obra, menciona la importancia de la generación de “situaciones de compromiso y servicio”, para descentrar al alumno de sus referencias preestablecidas y reconocer otras situaciones que pueden movilizar su conciencia y su acción.
6- Uno de los pilares de la generación y expansión del concepto y práctica de la RSU.
Parte I. Panoramas de la vinculación social desde la universidad
Vinculación social universitaria, investigación y formación profesional. Carácter intercultural de los desafíos comunicacionales y de gestión del conocimiento al interior de las universidades
DANIEL MATO
Resumen
Las acciones universitarias concebidas como de extensión, vinculación o incidencia social, además de expresar el compromiso social constituyen fuentes para mejorar las actividades de investigación y formación profesional, aunque no se aprovechan lo suficiente para estos fines. Esto debido a desafíos comunicacionales y de gestión del conocimiento de carácter intercultural al interior de las universidades. En este texto se comparten los resultados de dos líneas de investigación: la primera con más de 200 experiencias de extensión universitaria y otras modalidades de vinculación social de 39 universidades públicas argentinas con comunidades y organizaciones sociales, y la segunda sobre las relaciones entre instituciones de educación superior y comunidades de pueblos indígenas y afrodescendientes en América Latina, para formular recomendaciones de políticas y transformaciones institucionales que garanticen los derechos de estos pueblos y contribuyan a mejorar la calidad académica.
Palabras clave
vinculación social universitaria, compromiso social universitario, colaboración intercultural, gestión del conocimiento, investigación, formación profesional
Abstract
University initiatives conceived as extension, engagement or social impact, aside from expressing the institution’s social commitment, constitute opportunities for enhancing research and professional formation activities. These initiatives, however, are underutilized for such purposes due to challenges related to communication and intercultural knowledge management within the universities. This text shares the results of two lines of research: The first comprises over 200 university extension experiences and other social engagement modalities undertaken by 39 Argentinian public universities with communities and social organizations, while the second looks at the relations between higher education institutions and indigenous and Afro-descendent communities in Latin America. The aim is to formulate policy recommendations and institutional transformations that will guarantee the rights of these communities and contribute to an enhancement of academic quality.
Key words
university social engagement, university social commitment, intercultural collaboration, knowledge management, research, professional formation
Las acciones de extensión, vinculación social, incidencia social u otras denominaciones semejantes, además de expresar el compromiso social de las universidades, constituyen importantes fuentes para el mejoramiento de sus actividades de investigación, formación profesional y gestión del conocimiento, aunque suelen ser insuficientemente aprovechadas para estos fines. Las causas de este escaso aprovechamiento son diversas, pero frecuentemente están asociadas a algunos desafíos que plantean las experiencias de colaboración intercultural y a problemas de gestión del conocimiento.
En algunas publicaciones anteriores (Mato, 2013a; 2013b y 2015) he presentado resultados de una investigación sobre 200 experiencias de vinculación social de equipos universitarios de 39 universidades públicas argentinas con diversos tipos de comunidades y organizaciones sociales, que desarrollé entre 2011 y 2013. Las dos conclusiones principales de esa investigación fueron que estas experiencias proveyeron a sus participantes de oportunidades de dos tipos:
• Oportunidades de aprendizaje indispensables para la formación de profesionales y técnicos, tanto respecto de la dimensión técnica como de la ética, como también para su formación en tanto ciudadanos sensibles y comprometidos.
• Oportunidades para mejorar líneas de investigación, no solo en tanto espacios de producción de datos, sino también de identificación de nuevos temas y problemas de investigación.
Resulta plausible pensar que estas conclusiones resultan por igual válidas respecto de experiencias semejantes que se desarrollan en universidades de otros países latinoamericanos.
En la próxima sección ampliaré algunos detalles respecto de esas conclusiones, pero antes deseo hacer énfasis en lo que podría calificar como un inesperado hallazgo que emergió de los intercambios sostenidos con los responsables de proyectos entrevistados en el marco de aquella investigación. Me refiero a los beneficios que ese tipo de experiencias pueden proveer, y en algunos casos efectivamente brindan, en tanto fuentes de información y aprendizajes capaces de contribuir a repensar y transformar las universidades respecto, por ejemplo, de sus ofertas de formación, planes de carreras y modalidades de gestión del conocimiento, entre otros aspectos.
No obstante, estas oportunidades de mejoramiento institucional suelen ser insuficientemente aprovechadas. Las causas de este escaso aprovechamiento son diversas, pero con frecuencia están asociadas a algunos desafíos comunicacionales y de gestión del conocimiento de carácter intercultural que se presentan al interior de las universidades, y que responden en parte a la heterogeneidad interna que les es propia. Esto conduce, por ejemplo, a que las actividades de vinculación social (o denominaciones similares) sean insuficiente o inapropiadamente valoradas no solo en tanto oportunidades de investigación y formación, sino también de mejoramiento institucional, y que por tanto no se realicen esfuerzos apropiados de registro y análisis de estas, que por lo general no sean temas de investigación.